Partida Rol por web

Año 226 - La Maquina de Rah

La idea (o por lo menos, el resultado obtenido) fue ... bueno, juzgad vosotros: "El Oscuro Dia Despues" y lo que fue del mundo

Rah, unido físicamente a la máquina durante su activación, fue barrido de la existencia, lo que marcó el final del conflicto que durante tres años había sumido a Gaïa en la desesperación. Sin embargo, con cientos de millones de muertos y varias civilizaciones extintas, nadie podría atreverse a llamarlo victoria. Dos continentes enteros desaparecieron, borrados por el poder que el Señor de Judas había desencadenado en su locura; más de la mitad del mundo que conocíamos había dejado de existir… Y esas no fueron las únicas consecuencias que trajo consigo la creación de Rah. La máquina había destruido las bases de la misma esencia sobrenatural de Gaïa, acarreando que las entidades mágicas fueran incapaces de seguir viviendo. Muchas de las criaturas más antiguas y poderosas, como los dragones o los titanes, se vieron obligadas a retirarse, mientras otras razas como los Sylvain o los Daimah sentían que les faltaba algo tan vital como el aire.

Lo poco que quedaba de Gaïa se encontraba en el más oscuro caos. Los Reinos Santos y la mayor parte de naciones no humanas no eran más que un vago recuerdo, mientras saqueadores, bestias y horrores sin nombre arrasaban lo que hallaban a su paso. El odio racial entre los distintos pueblos había alcanzado cotas insondables, y las diferentes razas se mataban sin provocación alguna. En ese mundo marchito y desolado, los supervivientes del holocausto se preguntaron si había alguna razón para seguir viviendo.

Sin embargo, este es el transfondo oficial. Nosotros jugaremos en una version algo diferente: 

Cuando la Maquina fue activada, el efecto no fue el esperado, mas bien todo lo contrario (motivo? Porque lo digo yo XD) Todas las entidades con algun tipo de don sobrenatural (ya sea raza o habilidad), aquellos que debian haber sido aniquiliados, vieron sus fuerzas aumentadas de manera increible, terminando la Guerra... y comenzando una nueva.

Con fuerzas renovadas, y con su Emperatriz liberada de Rah, los Duk'zarist lideraron una brutal campaña contra la humanidad en general y contra la Iglesia en particular. Cuando aquellos que se escondia por tener el Don de la magia o ser directamente entidades sobrenaturales vieron el avance de los Duk'zarist, no dudaron en aprovechar la oportunidad para liberarse para siempre de los seguidores de Abel y, en apenas 5 años, Gaia habia sido conquistada y la humanidad, esclavizada.

Una nueva Cronologia:

Al haber cambiado ese punto en la historia, el resto se ve, como cabria esperar, muy alterado. Por suerte, y porque me da pereza crear un mundo completamente nuevo, la gran mayoria de cosas se han mantendio, empezando por los nombres de los lugares. Aunque, claro, hay cosas que ya no hay y otras que estan alteradas:

Con el paso de los siglos (la batalla antes mencionada seria sobre el 230 y estamos en el 989) la humanidad fue recuperando su libertad... en la mayoria de los casos, en otros todavia siguen con candado al cuello. Para esta partida, me apetece una ambientacion opuesta a la tradicional, donde lo sobrenatural gobierna y los humanos son los oprimidos y mal vistos por la mayoria de la gente.

Con la caida de la Iglesia, ya no hay Inquisicion (estuve pensando en crear una inquisicion a la inversa, que cazara humanos, pero me parecia mucho rizar el rizo... ademas, ya estan los traficantes de esclavos) Ademas de que con la muerte del primer Giovanni, no esta Lucanor, y logicamente, tampoco Wissenschaft

La pequeña Elisabetta Barbados SI esta, pero no en el trono y Kisidan sigue trabajando para Imperium (que estan ocupados persiguiendo a vuestro master por alterar la Historia para esta partida, asi que como si no estuvieran)

El trono y todo lo relacionado con el gobierno de lo que seria el Sacro Santo Imperio esta dirigido por Samael, siendo Dinah la Emperatriz y la capital, en lugar de Arkangel, seria Togarini, pues la Alianza Azur formaria parte del conjunto

Tol Rauko seria el equivalente a Samael en Gaia normal. Al ser una fortaleza en mitad del oceano, se pudo resistir al ataque de lo sobrenatural, asi que se convirtio en un refugio para humanos desde entonces. Se encargan principalmente de rescatar humanos que todavia siguen esclavizados y, a mayores, de conseguir un equilibrio entre sobrenatural y natural, dejando por fin esas diferencias y poder vivir todos en paz... aunque no hay muchos que les interese perder a sus esclavos...

El resto de organizaciones sigue mas o menos igual o con pocos cambios. 

Ahora, os toca a vosotros contar vuestra historia, formato solo para el director. Intentad que no choque mucho con la ambientacion.

Ojo! Aunque la humanidad ha sido perseguida y blablabla, no significa que no pueda haber algun que otro asentamiento humano escondido, por si alguno quiere elegir esa faceta, ademas de vivir directamente en Academia o en Tol Rauko

Espadas legendarias, dragones vengativos, magos todopoderosos y princesas por rescatar.

En un mundo tan fantástico como este, tan lleno de posibilidades... es curioso que la magia mas extraña sean... Los Sueños.

Luca es por definición, una coma en el mundo, un punto y aparte entre leyenda y leyenda, el epítome de la monotonía en forma de muchacho de 17 años. 

Y es que a lo largo de su vida, no le ha pasado nada interesante. Jamás. Y ojo, no es que se queje. En fin... a nadie le apetece salir de su aldea un día para volver y encontrar su casa arrasada, o descubrir que sus verdaderos padres habían sido asesinados y que toda su vida había sido una farsa meticulosamente planeada para robar un tesoro mágico enterrado en una gruta solo se puede abrir ante el portador de la sangre de determinado héroe legendario, o descubrir un pasaje a otra dimensión en la que...

Creo que ya se deja entrever a donde voy con esta lista de repertorio digna de ser contada por un señor tocando la mandolina, a la luz de la hoguera en un bar preferiblemente lleno mientras uno preferiblemente bebe de un vaso de lo que preferiblemente será una buena cerveza, o en su defecto una mala cerveza... preferiblemente.

Sin embargo es posible que me haya excedido en mi afirmación sobre la mediocridad de Luca. Porque su vida no es perfectamente monótona. No.

Se podría decir que pese a no frecuentar los bares y tabernas, pese a no haber visto en su vida una obra de teatro, ha tenido su buena dosis de leyendas e historias antiguas. Básicamente porque vive con una.

Si, Odern el Destructor, Vengador de los bosques, Azote de los malvados, Señor de las 8 llaves de dragón, Portador de los interminables... achaques, señor de ... 120 años. 

Luca es el descendiente directo de Odern, su nieto para ser exactos y en ausencia de su madre quien a diferencia de todo lo que se esperaba de ella, resultó ser una mujer perfectamente normal (una costurera de hecho) murió de un paro cardiaco mientras dormía, cuando Luca tenía casi un año. Murió de forma increíblemente anti-heroica. Durmiendo en la cama. Nada mas ni nada menos, simplemente murió plácidamente.

Desde entonces, Odern se ha hecho cargo de Luca, aunque se podría decir que ultimamente, es Luca quien se está haciendo cargo de Odern. 

El joven creció al son de las épicas que su abuelo le contaba, retratos de damiselas en apuros, de dragones malvados, de dioses amables y de seres mágicos indescriptibles. Si bien estas cosas hacen a un muchacho crecer alegre y orgulloso de su abuelo tienen un terrible riesgo, la capacidad de causar una terrible y posiblemente mortal enfermedad, completamente incurable. Los sueños.

Aunque no quiere dejar solo a su abuelo, ni abandonar a sus amigos en la aldea. Aunque sabe que podría ser feliz haciendo lo que hace normalmente (pescar en el rio, nadar, pasear por el bosque, seguir las lecciones de su abuelo quien hace tiempo descubrió que Luca poseía algo llamado "Don" y se había decidido a enseñarle a hacer algo con el (ese algo suele acabar con media aldea mojada pero bueno) y que también se había empeñado en que peleara con el guardia de la aldea de vez en cuando para "no convertirte en un enclenque de esos que van por ahí dándose importancia con sus túnicas y sus palos enjoyados cuando no saben ni sujetar un garrote" (Una cita de Odern que ningún bardo inmortalizaría nunca pero igualmente real) ... Si, sería una buena vida... ¿No?

Sin embargo allí estaba, ese ansia de salir por la mañana y que pasara algo distinto, ese afán por no perder contra el guardia (este afán tambien se debe en que en ningún momento el guardia accedió a pelear contra el chico, sin embargo como su abuelo nunca aceptaba un no por respuesta, el muchacho decidió adoptar la costumbre de lanzar bolas de barro a la ventana del pocas-veces-ebrio guarda(y a veces al guarda) quien como buen pocas-veces-ebrio, salía a demostrar los inconvenientes de lanzarle barro a un pocas-veces-ebrio guarda con la ayuda de un palo.) y en definitiva, ese impulso soñador que guía a los personajes de novela.

Al parecer, Odern no estaba tan ciego como parecía y decidió tomar cartas en el asunto.

Cuando volvía con una lubina al brazo y cruzaba la puerta de su casa para avisar a su abuelo de que se levantara de la comoda para... algo que nunca sabremos. Porque esta narración fue interrumpida con la sorpresa de descubrir una nota en el lugar donde su abuelo solía sentarse. Y descubrir cero rastro del abuelo, ni del asiento en realidad. La nota reposaba en el suelo... y decía:

"Ace mucho tienpo qe hestoi en esta kasa. Lla estoi arto asi qe me voi. No me gusta ver a un joben bageando por ai como si nada. Bete a acer algo o cuando buelba te doi con el garrote.

                                                                                                 -Kon carino Odern, el destructor, tu abuelo.

                                                                                                    -Kiero estar orguyoso

    -Pd: Si empiecas por la ziudad no kompres harmas, esos (garabato ilegible en el que se insinuan palabras como copenco y mamom) no saben acer nada... I no ballas por ai kon tunika)"

Y con una sonrisa, Luca cerró la nota (o mas bien la plegó) se comió una manzana, cerró la puerta y se marchó. En busca de la aventura.

Después se acordó de que es buena idea marchar hacia la aventura con armas, ropa, comida y algo de dinero y se preparó un petate.

Entonces cerró la puerta de su casa por segunda vez y partió a la aventura.

Nacido en el seno de una familia de campesinos, Dailen se crio principalmente cerca de plantas y rocas pues el hogar en el que creció se hallaba a los pies de una cadena montañosa.

Sus padres trabajaban desde el alba hasta la noche, lo que provocaba que en ocasiones no pudiesen estar atentos al pequeño, momentos aprovechados por Dailen para explorar a gatas la casa, los alrededores conforme aprendia a caminar.

El joven daimah era curioso por naturaleza, haciendo que más de una vez dejase el trabajo en la granja para ir al bosque a explorar y recoger hierbas, hierbas que probaba en los animalillos silvestres para conocer sus efectos, anotandolos en un pequeño cuaderno. Fue durante una de esas escapadas que vio aquello que conquisto su curiosidad... Una figura alta y oscura, con varias criaturas yaciendo a sus pies... Era de las pocas veces que Dailen había sentido miedo, pero su curiosidad era mas fuerte y se oculto para observar.

Aquel ser quedo mirando largo rato a los cuerpos antes de hacer el mas minimo movimiento... Con una extraña luz, estos comenzaron a levantarse, de forma erratica y con las mandibulas desencajadas... El joven daimah noto como sus piernas se movian hacia el extraño, tratando de ser cuidadoso. Fue una rama la que hizo el frio acero de una guadaña acariciase su cuello en una silenciosa advertencia para que no se moviese.

-¿Un muchacho...? ¿Que haces aqui? -Una voz gangosa salia de debajo de aquella caperuza, sin dejar ver mas que una canosa perilla bajo esta-No es lugar para crios

-Lo he visto todo... ¿Que era esa magia?-Los verdes ojos de Dailen rebuscaban en la caperuza por los de ese hombre, sin exito en ello.

-¿Interesante?-La voz del hombre denotaba sorpresa por esa afirmación, retirando lentamente la guadaña del cuello del muchacho-Es una via mal vista, muchacho... El control sobre la vida y la muerte, el poder de dar y quitar... Es poderosa, mucho... Pero peligrosa por varios motivos

-¿Podrias enseñarme a usar esa via?-Preguntó tras unos breves momentos de silencio.

-¿Y que gano yo? -Una fila de dientes podridos asomo por debajo de la caperuza, en un claro gesto de orgullo.

-Puedo traerte comida de la granja mientras me enseñes ¿Eso estaria bien?-Su curiosidad era mayor a su sentido comun en ese instante, mirando al hombre con muchisima curiosidad.

Tras un breve momento, aquella figura asintio lentamente a la oferta del muchacho, pensando en que quizás simplemente fuese para poder salvar la vida. No espero el regreso de Dailen al alba, con un desayuno de queso y pan con algo de leche para beber, de forma que eso le sorprendio bastante e hizo desconfiar en un principio por la actitud del muchacho.

Los años que siguieron fueron extraños, pues si bien el hombre le enseñaba, habia veces que desaparecia por meses, dejando algunos escritos al muchacho para que estudiase y prácticase en su ausencia. Poco a poco iba teniendo mas soltura con la nigromancia, aprendiendo algun hechizo util de parte de ese hombre, mas no solo aprendio esa via... Pues ese extraño maestro le obligo a aprender sobre medicina, ya que era algo primordial para todo nigromante, conocer sobre como funcionaba un ser vivo internamente para aprovecharlos en un futuro como materiales.

Ahora reside en la Academia, donde llego hara pocas semanas tras acompañar a su maestro un tiempo, ocultando por recomendación de este el control que posee de tan oscura via, presentandose como un aprendiz de medicina y herborista bastante jovial, esperando proseguir con sus estudios en secreto para demostrar que, pese ser tan mal vista, la nigromancia es una via muy util.

Vand era el único hijo de Kaise, un "bibliotecario" si se podía considerar un almacen con apenas dos decenas de libros una biblioteca, y Seline, una ama de casa que hacia las veces de profesora de su hijo. Juntos fomaban una modesta familia que vivía en un pequeño asentamiento humano al norte de Lucrecio, uno de los pocos que sobrevivieron a la purga, escondidos a los ojos de todos.

Un día su padre volvió de lo que en principio parecía una gran "caza", como el las solía llamar, ya que traía un gran tomo en su bolsa. Era un libro con una portada un tanto especial. No estaba recubierta de piel, sino de un material algo más áspero, con una llama grabada en el centro y diversos símbolos extraños que creía reconocer de otros libros que su padre solía traer, cada vez con más asiduidad. Vand se pasó el resto del día intentando descifrarlo ya que parecía ser el único del asentamiento capaz de leer lo que decía, pero lo que en el libro se explicaba no tenía ningún sentido para él, así que lo cerró y se lo llevó a su habitación para proseguir con su lectura por la mañana.

Esa noche tuvo la peor pesadilla de su vida. No se acuerda muy bien de los detalles, pero sí que vio un volcán y torrentes de lava acercándose a su casa, una mano en llamas que caía encima de sus padres mientras dormían, unas lenguas de fuego que acariciaban el libro que acababa de descubrir, y todo mientras una risa gritaba "¡¡FUEGO!!"...

Se despertó pensando que era de día, pero la luz que veía a su alrededor no procedía de la ventana sino de las paredes de su habitación en llamas. Cogiendo el libro de su mesita de noche, salió corriendo hacia el exterior solo para encontrarse con un grupo de enmascarados. Pudo observar varios cuernos, al menos un par de alas y ojos de diversos colores que le observaban intensamente. La purga había llegado hasta ellos.

Le costó medio segundo darse cuenta de que uno de ellos estaba desenfundando una espada. De repente perdió el control de su cuerpo, notando como su boca producía unos sonidos parecidos a un lenguaje desconocido para él y de sus manos surgió una esfera llameante que impactó de lleno en el grupo, aunque pareció disiparse al momento. Otro rió a carcajadas y, como si de un reloj se tratase, todos dieron media vuelta para, momentos después, desaparecer.

A la mañana siguiente Vand abrió los ojos, aturdido, y miró a su alrededor. Vio el libro en mitad de lo que supuso que había sido un fuego bastante potente y esperando que no se hubiese quemado, corrió hacia él. El libro estaba en perfectas condiciones, aparte de estar un poco manchado por las cenizas de la hoguera. Vand suspiró de alivio y al recordar los acontecimientos de la noche anterior, corrió hacia la casa y entró en lo que había sido la habitación de sus padres. Encontró dos esqueletos negros, calcinados y casi fundidos con lo que debía haber sido la cama por el calor de las llamas. Y lloró.

Se embarcó en busca de un nuevo hogar, con una bolsa llena de libros y el "Libro de Fuego" siempre a mano, descubriendo que su mente se había fracturado y otra consciencia tomaba el control a veces, a la que llamó "Fuego". Sobrevivió durante dos años en soledad, con la única compañía de sus libros, teniendo que combatir contra algunos esclavistas que pretendían hacerse con él, así que cuando vio aparecer ante él la Gran Academia, tardó unos segundos en reaccionar. Tal vez en aquel banco de conocimiento supieran que hacer con él y con "Fuego".

Sora nació al sur de Bellafonte, en una aldea oculta entre los bosques, solo visible desde el aire pero que por suerte nunca había sido detectada por alguien con malas intenciones, si bien no era del todo desconocido lo sobrenatural. Su familia eran simples campesinos, nada destacable. A la edad de 7 años y medio, Sora, de naturaleza algo tímida, finalmente encontró unos amigos con los que se llevaba bien y podía jugar, pues los niños no abundaban en la aldea. Estos chicos, niña y niño gemelos (algo andróginos ambos), estaban dentro del bosque siempre, no yendo nunca a la aldea, aunque sí pidiéndole que les contase cosas sobre el lugar. Durante meses establecieron un vínculo cercano con él hasta que este, en su octavo día del nombre, los invitó a acudir a su aldea, a su casa sin que ellos le dijesen nada, momento en el que ambos sonrieron y asintieron. Fue una masacre. Tan pronto como entraron en su casa, Sora comenzó a ver líneas que salían de ellos, de sus gestos siempre sonrientes, mientras asesinaban y quemaban todo lo que él había conocido. Después se dedicaron a jugar con el propio Sora, marcándolo física y mentalmente mientras lo obligaban a huir hasta que sus fuerzas desfalleciesen. Pero el destino quiso que en su distracción y diversión no se percatasen de la presencia de alguien en su camino, un poderoso marcialista llamado Nao Dao, usuario también de las fuerzas del Némesis, por lo que reduciendo sus poderes obligó a ambos a retirarse. Si no los persiguió más allá fue porque en seguida notó que la vida del chico peligraba. Durante los años siguientes, Nao Dao se ganó la confianza del chico y comenzó a enseñarle cosas, muy lentamente, así como a enterarse de su historia. El hecho de que nadie se hubiese dado cuenta hasta la fecha de sus poderes mentales así como el trauma de ver salir de él las mismas líneas que salían de aquellas criaturas también fue un trauma enorme para Ichiro, cuyo potencial estaba bastante malogrado por ello, hasta el punto de dañarse física y mentalmente cuando sus matrices se descontrolaban. Sora decidió que no quería usarlas, que se bastaría con sus puños para destruir a esos monstruos, pero Nao se negó. Igual que no aceptaría que se cortase los brazos para usar solo sus poderes mentales, su condición para enseñarle era que aprovechase todos sus recursos. Tras varios días de molestia y enfado, Sora aceptó. Durante años lo adiestró dn las distintas artes marciales, así como le brindó sus conocimientos sobre Ki, Némesis y sobre los mentalistas, si bien en esto no era un gran instructor, la férrea voluntad de Sora junto a su guía dieron como resultado la capacidad de mejorar los movimientos del chico. Tras varios años de aprendizaje, concluyó que no era adecuado que él mismo le enseñase más, sino de que gente más sabia le guiase por el camino correcto e hiciese un bien al mundo, aún si su única meta era vengarse. Por eso, tras otorgarle sus últimos regalos y una carta lacrada, lo despachó rumbo a Academia, sabiendo que con su velocidad llegaría en poco tiempo. Y él se quedó allí para morir, o al menos eso le dijo al chico...

Carta del Maestro Nao a quien adiestre a Sora

Saludos, joven maestro. No se ofenda por lo de joven, pero dada mi avanzada edad, me considero con derecho a llamar así a la mayoría de habitantes de Gaïa. Entrego esta carta al que ha sido mi alumno para que se la de a su vez a quien lo instruya, con plena fe en que no leerá su contenido por su propia voluntad.

Este chico ha emprendido una tarea que, por lo poco que se, puede ser colosal. Lamentablemente no entra en mi conocimiento qué ser fue el que lo apartó de su hogar. Comencé a entrenarlo con 10 años, con los dientes aún rechinando de odio e impotencia, tras la pérdida de su aldea y las personas que allí habitaban. Solo sé que dos seres, de procedencia desconocida, se centraron en torturar su mente de maneras sobrecogedoras, y que los vi usar algo muy parecido a matrices psíquicas. Tras eso, al chico le costó años aprender a confiar en mí.

Lamentablemente, esta sombría tarea ha hecho que esté centrado en el camino de la destrucción. Sus fuerzas internas crecen a un ritmo considerable, pero creo que la precipitación puede ser su último error. Le he enseñado varias cosas que conozco, dado su deseo de acabar con los seres que tanto daño le hicieron, aunque creo que el destino le tenía algo diferente reservado. Quién sabe. Solo una precaución debo añadir a lo dicho: hay que evitar decirle que se pretende ser su amigo.

A mí no me queda mucho, para bien o para mal, es mi voluntad que sea así. Quizás haya sido mi último error haberle conducido por caminos extraños, aunque también logré que no permitiese marchitarse el regalo que su mente le otorga. Sólo el tiempo dictaminará qué de todo esto ha sido un acierto o un error...

Una vez más, gracias por aceptar esta difícil tarea. Si existe alguien capaz de hacerle encontrar un rumbo, debe ser en esa ciudad que llaman Academia.

Maestro Nao Dao.

HISTORIA

Esta historia, al igual que la de la mayoría de la humanidad en Gaïa en aquella época, comienza con la esclavitud de un joven Ykki. Sus padres eran parte de un grupo de resistencia ante los seres sobrenaturales, odiaban a esas razas con todas sus fuerzas, pero en una de las emboscadas que habían planeado a un grupo del que habían descubierto su ruta fueron traicionados por uno de sus compañeros y cayeron en las manos de estos... Ykki todavía estaba en el vientre de su madre y sus padres se habían convertido en esclavos, pero tuvo la "suerte" de que su madre fuese vendida a un Devah antes de haber dado a luz, por lo que pudo pasar una infancia con su madre... nada le quitaba ser un esclavo más y tener que hacer los trabajos que se le pedían por muy joven que fuese, pero al menos podía estar junto a su familia. Nunca supo nada de su padre, jamás le hablaron de él, solo que era un hombre fuerte con una sangre especial y parece que había sido capaz de escapar de aquella trampa, dejando a su mujer atrás, cosa por la que su hijo jamás lo perdonó.

Ykki y su madre vivieron sin ninguna tranquilidad en el pueblo Devah que los había comprado. Ella se encargaba de hacer todas las labores de la gran mansión en la que se encontraban sin ningún tipo de ayuda a mayores mientras que  Ykki era obligado a ser exclusivamente una mula de carga aún a pesar de su carencia de fuerza física, lo que le llevaba a recibir varios golpes y castigos casi todos los días. El hombre de la familia era un maestro en artes marciales, conocido por su amplio conocimiento de un arte marcial prohibida para los de su género... el Selene, además de ser un maestro en el Exelion, el arte marcial por excelencia de esa raza.

Cuando se dieron finalmente cuenta de que no era apto para hacer los trabajos de carga por mucho que insistiesen, decidieron tratarme como una de las mujeres y ponerme a hacer trabajos de limpieza, principalmente en el dojo en el que el señor de la casa trabajaba. Todos los días, casi todas las horas del día, me encontraba en el dojo limpiando el sudor de los estudiantes, observando sus actividades mientras limpiaba y recibiendo algún golpe "inocente" de uno de los alumnos que no respetaban la propiedad de su maestro

Un día, mi madre se confundió de habitación y entró al dojo mientras el maestro y los jóvenes Devahs estaban entrenando. Esto enfureció a los jóvenes, que no soportaban la presencia de ningún humano en el lugar más que la mía, y menos todavía la de una débil hembra. Cuando los chicos entraron en cólera, comenzaron a golpear a mi madre, burlándose de ella hasta que, lleno de ira y habiendo observando durante años los entrenamientos del maestro, me encaré a los chicos. La pelea duró bastante mientras el maestro observaba esperando que sus alumnos terminasen rápido, pero eso no fue así. La paliza me la llevé, si, pero también resulté ser el ganador del combate. Tantos años observando cómo les enseñaba las bases de las diferentes artes marciales que conocía, como el tai-chi, y mi gran capacidad espiritual innata fueron la clave para la derrota de los aprendices, los cuales terminaron en el suelo, inconscientes, mientras yo ayudaba a mi madre e intentaba sacarla del dojo. Pero el maestro me cogió por la cabeza y me llevó con él, no sin antes dar la orden al resto de sirviesen de que curasen a mi madre y le diesen el reposo necesario para que se recuperase por completo.

A partir de ese día, y viendo mi natural capacidad para las artes marciales, fui adoptado por Saliam, el maestro Devah. Me entrenaba en secreto en sus artes marciales y me enseñaba todo tipo de conocimientos que estaban mayormente prohibidos para cualquier tipo de esclavo. Siempre tuve una fácil capacidad para aprender datos y llevarlos a cabo cuando fuese necesario tener la práctica para ello, por lo que fui asimilando todo lo que este me enseñaba y él parecía agradecido de tener un alumno como yo. Seguía haciendo mi trabajo común, aunque bastante más suave, además de que mi madre era tratada con delicadeza y no volvió a ser golpeada por absolutamente nadie en la casa. Me enseñó a sonreír, sea cual sea la situación. "Una sonrisa es más intimidante que cualquier se de sangre niño..." solía decir... Esas eran sus palabras, por lo que apartir de ese día y según me fui acostumbrando, ninguna situación era capaz de eliminar la sonrisa de mi rostro, incluso cuando entrenaba hasta los límites, cuando me metía en alguna pelea y tenían que curarme las heridas durante varias horas... Así pasaron los años y mi madre tuvo otra hija con uno de los esclavos que hacía de mayordomo... Tenía una hermana pequeña, Elaine...

Pero varios años después, cuando ya era unan persona adulta, los rumores de que mi maestro me estaba instruyendo en las artes prohibidas para otras razas más que las suyas y junto con sus conocimientos sobre el arte marcial prohibido para los hombres hizo entrar en cólera al resto de los maestros que vivían en la ciudad.

Una noche de tormenta, atacaron directamente el edificio, asesinando a sangre fría a todo aquél que se encontraban, dando igual que tuviese algo que ver conmigo y mi maestro o no. Yo desperté en medio de la noche, magullado por el entrenamiento, y me dirigí directamente a los aposentos de mi madre y hermana, para protegerla, pero cuando llegué ya estaban allí los asaltantes, con diversas armas, encaradas al pequeño bebé que era mi hermana Elaine y ante el frío cadáver de mi madre. Esa fue la última vez que la sonrisa desapareció de mi rostro. Entré en cólera y salté directamente hacia los agresores. Maté a todos sin mucha dificultad, pero cuando pensaba que ya estábamos a salvo, otra tanda de ellos enteró en la habitación al escuchar el ruido de la pelea. Parecía nuestro fin, nuestra vida de esclavos llegaría a su fin al menos... algo era algo, aunque lo echaría de menos... Di pelea, defendí a mi hermana hasta que mi cuerpo no me respondió más y perdí la consciencia no antes de cubrir a mi hermana con mi cuerpo con la esperanza de que no hiciese ruido y pensasen que estaba muerta, pero no fue así... me estaban apartando cuando lo último que vi, mientras se me nublaba la vista, fue una sombra conocida entrar en la habitación y acercarse lentamente a mi

Al recobrar la consciencia me encontraba en el dojo. Miré desesperado a mi alrededor y pude ver que mi hermana estaba tumbada respirando sin ningún problema, solo estaba dormida... Suspiré de alivio y miré mejor a mi alrededor y a unos pasos de mi también me encontré a mi maestro, moribundo, con un puñal clavado en su pecho y respirando con dificultad. Estaba claro que él era la sombra que había visto cuando perdí la consciencia... había sacrificado su vida para proteger a sus esclavos, como era eso posible?. Su discurso final fue emotivo y me dijo claramente que quería que fuese el sucesor de sus técnicas, la fusión entre el Exelion y Selene... una forma de combate defensiva y ofensiva a la vez... También que había comenzado a comprender que los humanos teníamos el potencial para ser iguales al resto de razas en Gaïa. Su perspectiva desde el día que me había comprado había cambiado 180º y me hizo prometer que lucharía por la igualdad entre las razas, que no culpase al resto de los suyos,  ya que la cultura estaba muy arraigada en ellos y una sola persona no sería capaz de hacer nada al respecto. Necesitaba encontrar aliados, gente con la que confiar y llevar a cabo esa promesa

A partir de ese día, y con los documentos de los secretos de las artes marciales Devah y Selene en mi poder, comencé a reecorrer el mundo con mi hermana. No pasó mucho tiempo hasta que algo en mi interior me llevó a la presencia de unas ruinas antiguas y me encontré a una extraña humana que se había presentado como MM... La ayude a, no sabía cómo en aquel momento, abrir las puertas de aquellas ruinas pertenecientes a la antigua civilización de Solomon. Desde ese día y con la condición de una vida pacífica para mi hermana, que también tenía la sangre de los antiguos en sus venas, me uní a la organización que esa extraña humana regía. Trabajaba como profesor para otros humanos, enseñándoles todas las materias que estudié a lo largo de esos años y además realizaba diferentes misiones para recolectar información sobre diferentes logias y artefactos. Este trabajo además se ajustaba a la promesa con mi difunto maestro, encontrando gente fuerte y también entrenándolos para llevar a la realidad nuestro sueño de un mundo en el que los humanos y el resto de razas puedan vivir en paz.

Más de 20 años han pasado desde mi llegada a la academia y solo una mancha en mi expediente me atormenta y es lo único de lo que me arrepiento hasta ahora. Mi primer alumno, Ronald... demasiados traumas que intenté curar de la forma errónea, ayudándole a ser fuerte físicamente pero no centrándome en su psique siendo ahora considerado un no-name para la academia y siendo perseguido por esta como un peligro para todas las razas, incluyendo a la humana. Ese es mi problema... volverlo al buen rumbo o acabar con su vida es el trabajo de su maestro, quien fracasó en un inicio en su misión con su alumno...

La historia de Lihl es bastante triste en su mayor parte, yo os contare la historia de esta muchacha…

Su niñez temprana la paso junto a su padre en una pequeña aldea en Alberia, Sus primeros años, dias de su pasado que no recuerda fueron felices, pero no llegaron a durar mucho. Tras un ataque a su pequeña aldea, fue capturada por esclavistas y obligada a vivir en servidumbre a la tierna edad de 5 años. De aquel día solo recuerda las llamas quemando lo que había sido el lugar donde había crecido y a su padre muriendo al intentar protegerla.

Traumatizada por la muerte de su padre su personalidad se apagó, llegando a un estado de mudez total. Únicamente se dedicaba a obedecer lo que le mandaban sin pensar en que podía haber otra cosa. Los maltratos perpetrados por aquellos esclavistas fueron severos, pero por alguna razón, su líder, un Vetala no muy anciano, se encargaba de que las golpizas no llegaran a un extremo demasiado grave.

Tras varios años de esa tortura, cuando finalmente iba a ser vendida, fue rescatada por un grupo de personas que combatían por la libertad humana y fue llevada así a una pequeña fortaleza. Alli la enseñaron a leer y escribir, y la dieron una vida algo mas digna. Así quedo Lihl, ayudando con los escritos y planos a sus salvadores. Por desgracia su mudez y una pequeña cicatriz en su tobillo izquierdo se mantuvo para los años posteriores.

Durante su estancia entre estos héroes a los que, por sus actos Lihl admiraba, se llevo la grata sorpresa de descubrir que poseía el don. Uno de los mas ancianos del grupo, un hechicero Omyoda, le ayudo a desarrollar su poder. Tras varios años de aprendizaje, convencida por un joven del grupo llamado Veler, partió con una pequeña guerrilla y la intención liberar a un grupo de esclavos humanos del cual acababan de enterarse de su ubicación.

Fue ahí fue donde su mayor desgracia volvió a ocurrir. Lihl se quedo atrás del grupo preparando algunos hechizos de ayuda y, cuando corriendo casi sin aliento, alcanzo a la avanzadilla, no encontró mas que su grupo totalmente masacrado. Sin aliento, con la respiración contenida cayo de rodillas al suelo detrás de unos arbustos, donde pudo observar como un caballero con armadura movía su espada hacia un lado salpicando las briznas de hierba con la sangre de sus compañeros ya fallecidos.

Oculta entre unos árboles escucho como el caballero hablaba. Sus palabras dictaminaban como no era el único grupo que estaba allí. había otro que había ido a la fortaleza de la que venia. Temiéndose lo peor salió corriendo por donde había venido para encontrar el lugar en llamas. Quedando encogida sin saber qué hacer, corrió hacia la fortaleza buscando algún superviviente. Pero ver a todos sus compañeros muertos pudo con ella y rompió en llanto.

Fue entonces cuando los mismos que habían matado a sus compañeros se acercaron mientras la rodeaban “Así aprenderán a no robarnos a nuestros esclavos” "¿Que hacemos con esta jefe?" Fue lo único que escucho. Lihl había perdido de nuevo todo lo que más apreciaba. Sabia que no podía hacer nada contra ellos, y no quería volver a lo que había pasado hacia años. Su mano se deslizo hacia su túnica, cogió el mismo hechizo que la había retrasado, el hechizo para poner a todos a salvo si ocurría algo...

Un pequeño destello ocurrió donde antes estaba la chiquilla, no dejando nada de su presencia entre los malvados. El hechizo que mas le había costado aprender, el mismo que quemaba todas sus energías hizo que se teletrasportara a kilómetros de distancia.

Desde ese momento Lihl vagó por gaia sin objetivo alguno, ocultando sus rasgos humanos y estudiando de los libros que encontraba. Un día se cruzo con un joven humano de cabellos rojos y ojos dorados el cual no hacia nada por ocultarse. Aun con el hechizo que la protegía de miradas indiscretas, el joven identifico a Lihl como humana y la paró. Lihl, asustada, salió corriendo pero su curiosidad la hizo retornar el camino y seguir al humano, el cual salió de la ciudad sin mediar palabra, consciente de que le estaban siguiendo.

Lihl le siguió, lo que ella pensaba que era sigilosamente durante un largo rato pero, en el primer recodo de un bosque el humano desapareció. Lihl frustrada salió al camino para poder observar mejor que ruta podría haber tomado. Al dejar su escondite se topo de cara con el humano apoyado en un árbol con una sonrisa en su cara. Lihl asustada y al ver sus capacidades cayó de rodillas paralizada de miedo.

El humano lejos de querer dañarla comenzó a hablar despreocupadamente y le ofreció comida. Lihl se entero entonces de su nombre, Ikki Shio. Era profesor en una escuela situada en las montañas Creix en la que se encontraba su hermana y, por lo que puedo entender, le había ofrecido una invitación a ella también para asistir a dicha academia en la cual podría vivir sin miedo. Tras varios años ocultándose, sin encontrar a alguien con quien conversar y ante tal muestra de carisma, Lihl le contó su historia a Ikki Shio y acepto su invitación a la academia. Esa noche Lihl durmió sabiendo que al día siguiente tendría un objetivo concreto.

Al llegar a la academia, su descanso no duro mucho ya que, con Shio elegido como maestro se les encomendó una misión junto a varios compañeros mas. Entre estos compañeros se encontraba Al’Amune, una profesora y maga la cual se gano la admiración de Lihl en cuanto vio su magia.

La misión comenzó, pero por desgracia Lihl no estaba hecha para los grupos numerosos. Podo después de hacer la primera parada, debido a una gran cantidad de gente, entro en pánico y se separo del grupo. Confundida y sola de nueva sus dudas empezaron a acumularse hasta el punto de tener la descabellada idea de borrarse los recuerdos a si misma para no tener tanto miedo de la gente.

Había empezado ya a realizar la preparación del hechizo cuando un anciano la interrumpió y, de forma amable la pidió que lo acompañara a su casa. Las palabras del anciano eran demasiado amables como para no aceptarlas, había algo en aquel hombre que suscitaba la confianza de la joven así que lo siguió.

Y fue así como la primera de sus historias ocurrió. La intención del anciano era la de reconfortar a la chiquilla, pero de un modo u otro acabo retrasándola y nerviosa por que sus amigos ya hubieran partido en el barco que habían venido a tomar, el anciano le propuso un plan.

El plan no era otro que regresar al pasado pero no de la forma que hubiera pensado, regresaría al pasado dando saltos entre otros mundos. Fue así como conoció a Nova, la cual le enseño la ciudad y se mostro de forma agradable con ella. De una forma u otra acabo comprando un objeto de gran poder, un guantelete que, sin tener conocimiento de este no se atrevió ni a probar.

Finalmente un pequeño malentendido provoco que saliera corriendo y se quedara asustada en el mismo lugar que había llegado con el anciano, esperándole para poder volver. Fue entonces cuando apareció el compañero del anciano, enfadado con la actitud de la muchacha la propuso un juego para demostrar que la muchacha tenia mas suerte de la que pensaba.

Lihl, para demostrar que no era así y era todo lo contrario opto por un juego de pura suerte en el cual salió victoriosa (Por el pequeño detalle de que la dejaron ganar sin saberlo) y recibió como regalo un pequeño collar con forma de lagrima y la mandaron de nuevo al mundo del que venia.

Allí, antes de encontrar a sus compañeros, se encontró con un humano llamado Yuto, este le conto que acababa de escapar de un lugar y quería ayudar a escapar a sus amigos aun encerrados. Lihl viendo lo que el muchacho necesitaba su ayuda, decidió intentar que las cosas por una vez salieran bien.

Como era de esperar las cosas no salieron bien, los amigos de Yuto ya estaban muertos y durante su pequeña escaramuza fueron atrapados por lo que parecía un nigromante. Gracias a Abel, que Ikki y sus compañeros acabaron en aquel lugar por otros motivos y la salvaron a el y al chico.

El viaje continuo y, de alguna forma, acabo siendo instruida por la profesora Al’Amune para reforzar sus conocimientos. Lihl era una muchacha lista, y no tardaba mucho en aprender lo que la profesora le enseñaba. Por desgracia, su instrucción no fue finalizada ya que a su maestra le salieron asuntos importante que atender y no pudo continuar junto con el grupo.

Finalmente volvió a la academia con el grupo, no tenia lugar en el que quedarse, pero la profesora Al’Amune se había encargado de ello. La había dicho que podía quedarse con un pequeño terreno en la zona rural, era una zona cerca de la casa de Ikki, según palabras de Mune, “Así podría tener a ese viejo loco cerca por si lo necesitaba”

De biología, de biología ;)

Datos Generales

Nombre: Anna
Apellidos: Karlsonn
Apodo:
Edad: 21
Color de Pelo: Blanco Tipo de Pelo: Media melena Color de Ojos: Rosados
Estatura: 1,56 Peso: 55
Mano Predominante: La única que tiene, que remedio

Raza: Humana

Personalidad

Lo que más le gusta: Su gato Sir Wellington, maquillarse, leer.
Lo que menos le gusta: Las injusticias, que hagan chistes de su condición.
Mejor Cualidad: Conocimientos, su paciencia.
Peor Cualidad: Debilidad física, demasiado estricta a veces.

Hobbies: Le encanta leer novelas románticas picantonas mientras come dulces.
Cosas Favoritas: Su primer ejemplar de “Amor entre gremios”. El chocolate. Su set de maquilaje.
Fobias o Miedos: Que se le pase el arroz. Al que le amputo el antebrazo.
Hábitos o Vicios: Siempre tiene que tener algo en la boca, por lo cual suele tener raíz para mascar en todos lados.
Excentricidades: Nadie sabe por qué siempre tiene el peso demasiado bajo. Loca de los gatos.

Familia

Padres: Sus padres, Patrik y Cemelia, ambos zapateros.
Hermanos: Una hermana pequeña, Ileana, que anda ahora mismo de misión con el gremio de aventureros.
Cónyuge: No, pero quiere tenerlo.
Hijos: Trata a su gato como uno.
Otros: Sir Wellington.

Sociales

Residencia: Barrio Municipal.
Ocupación: Funcionaria social.
Estudios: En academia, hasta graduarse.
Creencias Religiosas: Ninguna.
Afiliaciones: Academia, humano, la directora.
Títulos: ninguno.

Anna Karlsonn nació en el seno de una familia de zapateros humanos en el barrio artesanal de Academia. Era una niña como cualquier otra, de cualquier otra raza, salvo con la salvedad de que siempre fue muy poquita cosa sus padres todavía le preguntan si está enferma cuando la ven.

Sin duda la cosa que más marco su vida fue la perdida de gran parte de su brazo diestro. Un día normal como otro cualquiera, la niña salió a hacer sus recados, andaba, recortando caminos por los callejones y en un visto y no visto alguien había secuestrado a la niña. El sujeto en cuestión se llevó a la niña a su taller, un juguetero. Mientras la tenía amordazada le explicaba que los humanos eran imperfectos y solo podían servir a el resto de seres, mucho más superiores. Como los niños no podían trabajar, su única utilidad podía ser convertirse en juguetes.

El juguetero tenía los planos del proceso por la habitación del taller. Y empezó el procedimiento. Podría decir que Anna se mantuvo y aguanto la tortura del proceso, pero estaría mintiendo, lo último que recuerda es el hacha del juguetero cerniéndose sobre su brazo derecho.

Cuando abrió de nuevo los ojos estaba en una habitación privada, se encontraba en el hospital de la guardia de la ciudad, sus heridas habían desaparecido, pero el brazo había sido amputado. En el momento de máxima tensión, la niña había despertado su don, haciéndole producir una gran luz, lo justo para que la gente se preguntase que pasaba. El resto fue un proceso lógico, la guarda entró, el escapo, rescataron a la niña, y la curaron como pudieron.

Por lo visto en el proceso del juguetero había algo anímico, esto impedía usar magia para regenerar el brazo de Anna, a cambio le ofrecieron la posibilidad de crecer como maga y descubrir la situación por ella misma.

Esto cambio la vida de la Anna, fue designada un maestro desde pequeña para enseñarle a manejar sus habilidades. Pese a que le aconsejaban ser una maga equilibrada, ella siempre tiro a lo defensivo, queriendo evitar que le volviera a pasar lo que le paso. También en esta época empezó su interés por la condición humana, estando al tanto siempre que podía de todas las noticias de la política humana, así como de la historia de su pueblo,

Los años pasaron y la joven se convirtió en mujer, su discapacidad no resulto un impedimento, le enseñaron los trucos para tener una vida más tranquila. Cuando acabo la academia, esta le propuso unirse al gremio de magos o al de aventureros, pero ella no quería investigar ni tampoco hacer cazas de monstruos, ella quería solucionar las diferencias entre los que tenían mucho y los que no tenían nada. Y por ello acepto una plaza en el barrio municipal trabajando tanto en la atención primaria social como sanitaria.

Anna sabe que su trabajo es difícil y socialmente poco valorado, pero sabe que es lo correcto y lo que necesita el mundo y oye, al menos tiene a Sir Wellington, su gato, para hacerle la vida más fácil en lo que encuentra un novia/o.

La historia de Balander’Iri comienza con la historia de su maestro: otro Duk’zarist llamado Kebra’Im.

Kebra’Im era un poderoso y sabio hechicero, más viejo que las piedras y de mente y alma quebrados por la nigromancia, la absorción de otras almas para mantenerse con vida, la práctica de técnicas de vacío existencial y los habituales y largos paseos por la Vigilia.

Su cuerpo era casi perfecto, pues tras experimentar con él usando magia había conseguido rehacerlo a su gusto, pero sabía que su alma empezaba a fallarle y debería buscarle una solución.

Durante una visita a su ciudad flotante natal, un aprendiz de hechicero miembro de su especie llamó su atención por el notable poder de su esencia. Este aprendiz era Balander’Iri, en aquel momento con 14 años de edad, inocente como el niño que todavía era y compatible con el cuerpo de Kebra’Im por ser ambos Duk’zarists. Kebra’Im decidió tomarlo como aprendiz, y se lo llevó consigo a su residencia.

 Allí estuvo aprendiendo junto a su maestro durante 230 años, incrementando su poder y conocimientos para que, una vez Kebra’Im lo absorbiese en su cuerpo y dominase su alma con los remanentes de su voluntad, conservase capacidades místicas similares a las de su vieja alma.

Una vez creyó que su aprendizaje era suficiente, Kebra’Im introdujo el alma de Balander’Iri en su cuerpo y trató de asimilarla, pero la oposición del alma a la dominación produjo que la ya débil unión del alma de Kebra’Im con su cuerpo se rompiese, desligándose su alma antes de asimilar la de Balander’Iri y dejándola en el interior de su cuerpo con su voluntad al completo, y quedando la suya propia fuera.

Tras esto, Balander’Iri huyó en el cuerpo de su maestro, y el alma de Kebra’Im, fuera de un cuerpo que la contuviese, se desvaneció con el tiempo.

Al poco de huir del hogar de su maestro, Balander’Iri encontró por los caminos a unos viajeros humanos que se dirigían a la Academia y, sin otra cosa que hacer, decidió tomar una apariencia humana y les siguió hasta su destino, donde todavía vive a día de hoy.

En la Academia ha conseguido un hogar, trabajo como florista, y la amistad de algunos de sus clientes, y por ahora no tiene razones para dejarla.

Hacía poco más de una luna que habíamos sido capturados por unos esclavistas. No parecía que fueran de todo humanos pero claramente llevaban la sangre de nuestra raza. Habíamos estado huyendo durante más de una semana sin éxito. Nos convertimos poco más que los perros de esos demonios. Mi padre trató de resistirse, de oponerse, de ser firme. Tardó menos de una semana en morir. Mamá y yo tuvimos que mostrarnos sumisas si queríamos conservar nuestra vida.

Era una noche sin luna, con el cielo abierto y las estrellas brillando con fuerza. Mi madre me despertó tapándome la boca para impedirme que pudiera emitir sonido alguno. No sabía exactamente como pero el collar de acero que me mantenía presa estaba abierto. Mi madre me miraba con los ojos inundados de lágrimas y una sonrisa desesperada en los labios.

- Corre, Aiko. No mires atrás, sólo corre en silencio, mi pequeña. - me dijo en apenas un susurro. Me ayudó a ponerme en pié y comenzamos nuestra huida.

Mi madre estaba herida, posiblemente por las palizas que recibía por las noches. Apenas podía seguir mi ritmo a pesar de sacarme más de una cabeza de altura. Miré al cielo. Una lluvia de estrellas comenzaba a caer sobre la infinita pradera. La luz que añadían era desde luego una ayuda para correr en la oscuridad.

Uno de los vigías se giró hacia nosotras.

En menos de un suspiro, comenzaron a perseguirnos. Ella apenas podía caminar, así que hizo lo único que podía. Ganar tiempo para mí. Se desvió gritando improperios tratando de llamar su atención. Su plan parecía funcionar hasta que trastabilló y cayó frente a ellos. La alcanzaron en un instante y yo era su próximo objetivo. Me introduje en una arboleda cercana para tratar de perderlos aunque ya sabía que era imposible. Las lágrimas casi me impedían ver en la oscuridad y los pulmones me ardían a pesar del gélido aire nocturno. Zigzagueaba entre los árboles a toda la velocidad que me permitían mis maltrechas piernas cuando una forma difusa se cruzó en mi camino.

Era una silueta que parecía estar hecha de una especie de oscuridad líquida y sus ojos brillaban como dos brasas encendidas en la noche.

- Necesito ayuda, por favor. - imploré a la forma.

- ¡Oh! No puedo darte lo que necesitas, tan sólo lo que quieres. - respondió con una voz aguda y cantarina. - Pídelo y se te concederá.

- Ayuda... ayúdame, por favor. Te lo suplico. - balbuceé entre sollozos. Podía oír los pasos de mis perseguidores acercándose.

- Puedo darte lo que quieres, no lo que necesitas. Pero sólo mientras brillemos los caídos del cielo. Pídemelo, pequeña.

- ¿Eres una estrella caída?

- Algo así. - rió la figura. - Pídelo, ya casi están aquí.

- Ayúdame... - supliqué desconsolada, escuchando los pasos de la muerte corriendo hacia mí.

- Pídelo

- Ayuda - Pídelo - Por favor, ayúdame. - ¡Pídelo! - Socorro - ¡PÍDELO O MORIRÁS!

- Quiero... quiero... mi corazón martilleaba con fuerza en mis sienes. Las escenas de la muerte de mi padre y los terribles abusos que mamá y yo habíamos sufrido daban vueltas en mi memoria, mostrándose una y otra vez con nitidez. La mirada de mi madre mientras su vida escapaba de sus ojos flotaba frente a mi rostro. El tiempo casi parecía estirarse a medida que mi vida llegaba a su fin. - Quiero... matarlos.

Antes de que pudiera reaccionar, la garra de la criatura estaba dentro de mi pecho. No podía verle la cara pero, de alguna forma, sabía que estaba sonriendo. Noté como aquel ser destrozaba una parte de algo que habitaba en mi interior. De repente, el miedo y la tristeza desaparecieron. Me sentí... hueca. A continuación, la oscuridad comenzó a derramarse en mi interior como metal fundido. Dolía y quemaba como nada que hubiera sentido nunca. Durante un segundo, estuve de nuevo sola en el bosque. Fue entonces cuando llegaron los esclavistas.

No puedo recordar con claridad lo que pasó a continuación, sólo recuerdo el tacto pegajoso de su sangre aún caliente salpicando mi cara y el sonido de mi respiración entrecortada. Me derrumbé exhausta junto a sus cadáveres desmembrados. Tenía la sensación de que debería estar llorando pero las lágrimas no acudían a mis ojos. Noté una pequeña punzada de dolor en el pecho. La molestia se fue incrementando a gran velocidad hasta ser un dolor sordo. Antes de que pudiera reaccionar, era una verdadera agonía. Sentía como si alguien tratara de arrancarme las costillas y sentía fuego dentro de mi cabeza.

- Eres fuerte. Tu cuerpo trata de expulsarme. - dijo una voz en mi cabeza.

- Pues vete. - logré articular entre aullidos de dolor.

- Ahora nuestras almas está unidas. Si abandono tu cuerpo, moriremos. Repite lo que te diga.

Comenzamos a recitar un extraño ensalmo en una lengua olvidada. A cada palabra, marcas aparecían como grabadas a fuego sobre mi piel. Se extendían con ardiente rapidez pero calmaban lentamente aquel infinito calvario.

- Funciona pero no durará demasiado.

Tardé varias semanas en ser encontrada por unos exploradores de la Academia. Desde entonces, trabajo con ellos aunque pocos son lo suficientemente osados como para aceptar viajar conmigo.

Historia definitiva de Kalirath Gail

El enigma

         La historia de Kalirath no se puede explicar de una manera convencional. Uno se tiene que remontar a unos meses atrás de su nacimiento para poder observar el camino recorrido de un cierto hombre, llamado Geoffrey Gail. No se sabe mucho de sus relaciones sociales, ni de sus amistades, ni siquiera si tenía pareja. Las personas más cercanas a él solamente podía comentar ciertos rumores y comentarios sueltos sobre quién era. Unos decían que era un asesino, otro que era un simple jornalero que trabajaba lejos, casi llegando a la circunferencia del primer anillo, otros decían que poseía una gran fortuna en su casa la cual rivalizaba las fortunas de las familias más ricas de la Academia.

            Nada de lo anterior era cierto. Ni se acercaba a la verdad.

            Solamente una persona conocía la verdadera historia de aquel hombre en las sombras, la mismísima Directora. Estas dos personas se conocían mutuamente a la perfección. De dentro a fuera. Como si cada uno hubiese compuesto pieza por pieza a la otra persona. No es porque fuesen íntimos amigos, sino que el trabajo que desempeñaba aquel hombre desconocido era de suma importancia para el futuro de la Academia. Solamente la Directora y un puñado de personas más podían conocer los secretos y conocimientos que poseía Geoffrey, el cual se pasaba días y días desaparecido, pero siempre volvía. Y, en verdad, no se puede negar que aquel hombre destacase de entre los demás. Había algo en el ambiente que cambiaba cuando aquel individuo entraba en una sala. El aire se condensaba, la atmósfera se tornaba más fría y la gente comenzaba a tener la impresión de que se acercaba la muerte, o algo peor. O puede ser que una llama de esperanza se iluminara en el alma de las personas, que la luz fuese más clara y que se respirase mejor. Todo era controversia y rumores alrededor de este personaje. Un enigma que nadie sabía resolver.

            Y es mejor que se quedase así.

             La verdad es que Geoffrey Gail tenía un trabajo poco ordinal. Él era el principal espía de la Academia. Su relación con la Directora debía ser muy estrecha ya que ellos dos tenían que saber todo lo posible del exterior y su relación con las razas sobrenaturales que gobernaban Gaia. La información que compartían era tan confidencial que ni siquiera los altos cargos de la Academia conocían ni la tercera parte del conocimiento que poseía aquel hombre sobre la Academia y las otras razas. Los dos individuos se pasaban largas horas, a veces hasta días, hablando sobre su situación actual y el próximo plan para la siguiente partida de Geoffrey ya que, como bien dice el dicho, un buen jornalero no vuelve a casa hasta que termine su trabajo.

            Y es en una de estas salidas donde aparece un inesperado individuo, Kalirath.

“Y cómo se llama el pequeñín…”

            La Directora estaba sentada en su despacho, con una pierna sobre la otra, mirando impacientemente el reloj. Golpeaba ligeramente su mesa, con un ritmo ligero pero pausado. – No suele tardar tanto- pensaba de manera inquieta- a estas horas ya debería haber estado aquí hace tiempo.

            Al segundo se abrió la puerta de la Directora de par en par, revelando la figura inmaculada de Geoffrey de pie, sujetando un objeto enrollado en una manta. – Lo siento por el retraso- comentó de manera amigable- he tenido un percance que he solucionado ya. Te veo más joven, Directora. Por cierto, quiero presentarte a un pequeño desconocido que he tenido el placer de conocer hace poco.

            Al decir esto, se acercó a la profesora, enseñándole lo que tenía entre sus brazos. La pequeña criatura que le mostró dejó atónita a la profesora.

            Un bebé de un mes de vida yacía dormido en los brazos de su padre. El poco pelo que tenía era completamente blanco, y sus mofletes sonrojados contrastaban mucho con el cuerpo más descolorido del pequeño. No es que el cuerpo fuese débil o delicado, sino que poseía una tonalidad blanquecina, parecida a la nieve virgen de las montañas. Tras obsérvalo un tiempo, la Directora comenzó a reír ligeramente. En ese momento, el pequeño abrió poco a poco los ojos, mostrando un iris del color turquesa cristalino sin igual y unas pupilas negras y redondas. Unos ojos que no podías olvidar. Al ofrecerle el dedo la Directora, el bebé lo cogió y lo empezó a chupar repetidamente.

            La Directora, sin poder evitar la sonrisa en su boca, le preguntó a Geoffrey, -¿Y cómo se llama el pequeñín? -

            El hombre, con la voz serena y tranquila, respondió.

            - Kalirath.

El chico que observaba las estrellas

            Kalirath Gail tenía muy claro una cosa. Le gustaban las estrellas y el cielo despejado.

Desde pequeño se pasaba las horas nocturnas sentado en el tejado de su casa, pensando en lo lejos que éstas se encontraban y lo mucho que le gustaban las luces. Sofía, la criada de la casa, siempre le regañaba cuando le encontraba medio muerto de hipotermia en mitad de la noche, aún subido al tejado. Su padre no pasaba mucho por casa, pero cuando lo hacía, los dos Gail se divertían como niños. Nunca le explicaron muy bien a Kalirath lo que hacía su padre y por qué había veces que se iba durante meses fuera. Nunca le explicaron por qué escuchaba abrirse la puerta de su casa a altas horas de la madrugada y por la noche, su padre llegaba a casa con una cara cansada, con una mínima expresión de arrugas en su frente. No obstante, se le iluminaba la cara cuando veía a su hijo, lleno de alegría e ilusión.

            Los primeros 10 años de la vida de joven Kalirath la pasó observando el mundo que le rodeaba. La naturaleza, el bosque, las estrellas, el cielo, el frío, la tranquilidad y el flujo. No solamente eso, cuando su padre se pasaba por casa, llevaba a su hijo a los lugares más emocionantes de la ciudad. El Coliseo, donde pudo observar el talento de muchos luchadores y la honra del combate, los mercados, las tabernas, llenas de gente amable y borracha a la par, y en general, los iban a la aventura continua. No obstante, Geoffrey podía comprobar que en su hijo se iluminaba poco a poco una pizca de ilusión, deseo y talento innato. El chico estaba listo para emprender los primeros entrenamientos.

            Los primeros entrenamientos de su padre fueron los días más duros en la vida de Kalirath. Consistían en largas horas de entrenamiento físico y mental, destinadas a sacar el poder del chico y mostrar su verdadero potencial. Durante horas y horas, el hijo forzaba su cuerpo y mente al límite, intentando superar cada prueba que le proponía su padre, el cual hacía los mismos ejercicios a la par que su hijo, pero se encontraba más que capacitado para ello. Al principio, Kalirath acababa el día más muerto que vivo, pero paulatinamente, Kalirath y su padre comprobaron que el entrenamiento daba sus primeros frutos.

            Esto prosiguió durante 5 años. El constante adiestramiento de Kalirath iba aumentando su  potencial innato y mostraba parte de su poder. No obstante, padre e hijo continuaban pasándoselo genial en sus aventuras, cada vez explorando más, viviendo más, experimentando de forma continua…

            Y sin ninguna duda, aquel niño seguía mirando las estrellas por la noche, pero con unos ojos diferentes. Su verdadera naturaleza no había despertado todavía.

La historia en la Academia como Aprendiz para Kalirath empieza cuando ambos (padre e hijo) deciden que puede ser una oportunidad genial que otro maestro pueda enseñarle otras cosas. Los dos hicieron una promesa de volverse a ver y, cuando lo hiciesen, Kalirath le mostraría todo lo que había aprendido.

Datos Generales

Nombre: Kalirath
Apellidos: Gail
Apodo: Ninguno
Edad: 15
Color de Pelo: Blanco Tipo de Pelo: Puntiagudo Color de Ojos: Turquesa
Estatura: 1,70 Peso: 70
Mano Predominante: Zurda
Raza: Humana

Personalidad

Lo que más le gusta: Mirar a las estrellas
Lo que menos le gusta: La gente excéntrica y charlatana
Mejor Cualidad: Minuciosidad
Peor Cualidad: Ser un despistado
Hobbies: Ninguno
Cosas Favoritas: Descubrir cosas nuevas
Fobias o Miedos: Ninguno
Hábitos o Vicios: Mirar fijamente a la gente

Familia

Padres: Geoffrey Gail (padre)/??? (madre)
Hermanos: Ninguno

Sociales

Residencia: Casa de Geoffrey Gail (Sector Norte)
Ocupación: Aprendiz
Creencias Religiosas: Ninguna
Títulos: Ninguno

I - La Niñez
"Muchas cosas pueden cambiarnos, pero siempre empezamos y terminamos por la familia."
- Anthony Brandt

Aunque ahora cuesta imaginarlo, el hombre que responde al nombre de Joshua Marsh fue alguna vez un niño inocente, y tuvo unos comienzos bastante humildes y poco espectaculares. Hijo unico de una pareja de esclavos, el chico crecio bajo el yugo de sus amos Duk'zarist hasta el dia en que fueron liberados por el Tol Rauko. Segun entendio despues, aquella redada fue organizada por un creciente interes de la organizacion en los poderes psionicos, inviertiendo grandes recursos en rastrear las matrices que los usuarios de estos poderes emitian. Una de las señales que pudieron captar fueron las de los latentes poderes del muchacho y los de su madre. El y el resto de los esclavos libertados fueron llevados a la fortaleza de la organizacion, donde el niño trato de absorber tanta informacion como le era posible: Era la primera vez que veia humanos como ciudadanos plenos, y esto, para bien o para mal, dejo una impresion profunda en el.

II - El Despertar
"Un simple niño que respira suavemente, y siente la vida en todo el cuerpo, que puede saber sobre la muerte?"
- William Wordsworth

El resto de la infancia que paso en la fortaleza de Tol Rauko fue la mejor etapa de la vida del muchacho, en especial las pequeñas "pruebas" que a veces llevaban a cabo miembros del cuerpo estudioso de la comunidad: Segun entendia a esa edad, el y su madre podian hacer "cosas" con la mente, obrar de maneras que no todos los humanos podian, y se manifestaban de distintas formas en todos los "psionicos", como los denominaban. Esto aumento su autoestima al punto de que cuando llego la adolescencia, ya nada quedaba del timido y asustadizo niño esclavo, y en su lugar habia resurgido un joven fuerte y astuto, bastante seguro de si mismo (demasiado, segun algunos) con grandes ambiciones, para el y para los de su especie: En su opinion, si bien el Tol Rauko obraba con buenas intenciones, sus metodos eran bastantes mas mansos de los que la situacion requeria: Aun ardian en su espalda los azotes y podia escuchar en su mente, cuando reposaba en su cama en la oscuridad, los gritos de aquellos a los que los esclavistas explotaron hasta la muerte. Para acallar las voces, juro usar toda su habilidad y todo su poder para libertar a los que habian sido oprimidos como el, con fuego y acero de ser necesario.

Cuando llego a la adolescencia, demostro tener una gran capacidad para la guerra, y tras superar diversas pruebas, se considero nombrarlo Cruzado. La ultima prueba, por supuesto, era la iniciacion: Debia derrotar a un cruzado pleno. El acepto el reto de buen grado, y cuando se le pregunto que arma preferia, su unica respuesta fue "mi mente". Derroto a su maestro en combate singular (gracias a una combinacion de sus poderes e implacable pragmatismo que rayanba la lucha sucia) y reclamo como suyas el par de pistolas de este, unas armas reverenciadas como reliquias dentro de la organizacion.

III - Emancipacion
"De los deseos mas profundos nacen los odios mas intensos."
- Socrates

Pasaron los años, y el chico demostro su valia en bastantes redadas, pero sus metodos mostraron ser bastante mas... Audacez de los esperados. Muchos de los mas viejos guerreros de la organizacion hablaban abiertamente en contra de el, criticando sus metodos y tachandolo de cruel. Como respuesta, Joshua (que comenzaba a ganarse un nombre entre los esclavos libertados) solo endurecia su corazon, llevando mas y mas al extremo sus tareas.

Tras una fuerte discusion con sus superiores, el chico se marcho de la fortaleza furtivamente, llevandose consigo sus dos armas: En su opinion, vivir comodamente aislados en una fortaleza mientras el restro de su gente era subyugada era inaceptable.

IV - Forajido psionico
Oh Jehova, recuerda contra los hijos de Edom el día de Jerusalen,
Cuando decian: Arrasadla, arrasadla hasta los cimientos.
Hija de Babilonia la desolada, bienaventurado el que te diere el pago de lo que tu nos hiciste.
Dichoso el que tomase y estrellase tus niños contra las rocas.
- Salmos 137 : 7-9

Vagabundeo por Gaia, llevando con sigo su particular sentido de la justicia donde quiera que fuera. No tardo mucho en hacerse una reputacion con los esclavistas, a los que solia asesinar sin remordimiento y de formas cada vez mas estrafalarias y crueles: Se contaban entre los campamentos de esclavos, siempre entre susurros, historias de señores esclavistas que se ahorcaban con sus propias manos, muriendo con la traquia destrozada y una expresion de terror congelada en su rostro sin vida; de poblaciones enteras de Duk'zarist arrasadas a balazos; de regimientos de guardias reducidos a manchas en la pared de la fortaleza de sus señores, como si hubieran sido empujados contra ellos por una fuerza monstruosa y uniforme. Mientras mas esclavos eran liberados (casi siempre mas asustados de su "salvador" que de sus amos), mas historias circulaban y mas y mas el chico perdia el control. Fue tal el grado de destruccion que desato durante su extendida masacre que finalmente llamo la atencion de un noble Duk'zarist y la guardia de honor de este. Estos no eran simples mercenarios o guardias de esclavos, sino guerreros entrenados y bien equipados, y casi todos ellos contaban con habilidades psionicas. Le tendieron una trampa, atrincherandose en un cañon inescapable. Circulando rumores acerca de una subasta de esclavos, los guerreros Duk'zarist tendieron el anzuelo, y el Forajido mordio con dientes de acero.

La escaramuza duro mas bien poco. Si bien Joshua lucho bravamente, lo superaban en numero y habilidad: Estos no eran los torpes milicianos que estaba acostumbrado a cazar, sino soldados profesionales y entrenados en tacticas. Tras reducirlo, fue sentenciado a muerte: Darian un ejemplo con el humano que osaba alzarse de forma tan violenta con los superiores.

V - Regreso del hijo prodigo
"Sobrevivi porque el fuego que ardia en mi interior era mas fuerte que el que me quemaba por fuera. Cai al vacio oscuro, pero mi fuego siguio ardiendo y ardiendo"
- Joshua Marsh

La sentencia se llevo a cabo alli mismo. Fue embadurnado en brea, prendido fuego y arrojado desde lo alto de un acantilado. Apenas grito cuando lo lanzaron. Hasta que se perdio de vista en el vacio, miro a sus captores llenos de odio.

Sobrevivio de alguna manera tras estrellarse. Alli, humillado y despojado de todo, finalmente pudo ver en lo que se habia convertido: No era un justiciero, no era un servidor de Abel liberando a Su pueblo... Era un asesino. Habia sido, al menos, un asesino. Habia sido un ser corrupto, despojado de su humanidad, consumido por su furia y sed de venganza, y habia corrompido a su vez las enseñanzas de Dios, usando Su furia para justificar las terribles cosas que habia hecho.

Se arrastro usando sus codos y piernas rotas, sin saber a donde iba realmente. Salio del abismo, con su piel quemada ardiendole como si estuviera ya en el infierno. Sus fuerzas finalmente lo abandonaron. Lo ultimo que vio antes de perder la conciencia fue una figura con el rostro tapado y unas alas negras, que lo miraba delante de el.

-Finalmente has venido, eh? pregunto, casi delirando, creyendo que se trataba del angel de la muerte que venia a buscarlo al fin Te has tomado tu buen tiempo.

Desperto semanas despues, en una cama mullida en medio de un salon blanco. Su piel ya no ardia... De hecho, estaba completamente restaurda. Se incorporo rapidamente, confundido.
Para su sorpresa, una mujer de mediana entro sonriendole, preguntandole animadamente si sentia mejor. Estaba bien alimentada, tenia arrugas de sonisa a los lados de la boca. No habia un rastro de amargura o temor en su mirada.

Era una enfermera, que le explico que fue encontrado por uno de los miembros de la "Academia" en una expedicion. Habia oido hablar del lugar, pero lo tacho como un mito, una historia que esclavos se contaban unos a otros para dormir por la noche. Pero era un lugar real, y era tal como lo describian en esas historias: Un paraiso terrenal.

Tras asegurarse de que estuviera bien, siempre siendo amables con el, tratandolo como a un igual, lo vistieron y le pidieron que se quedara con ellos al menos hasta recuperarse completamente: Tras esto, seria libre de irse. El acepto, agradecido. Aquellos dias fue una experiencia trascendental para el: Ver a su pueblo prospero y feliz, relacionandose como iguales con otras razas lo calo hondo. Incluso recibio visitas regulares de su salvadora, aquella que el penso que era el angel de la muerte resulto ser una extraña ebudan de añas negras. Lo trataba de forma brusca pero ferozmente territorial y protectora, lo cual confundio a Joshua sobremanera. Tardaria meses en comprender que estaba encaprichada con el.

Cuando finalmente llego el dia en que podia marcharse, fue invitado a ver a la "directora", la regente de la Academia. Acepto de inmediato, buscando darle las gracias por el cuidado que no solo el recibio, sino toda la gente de alli. MM (asi se llamaba) estaba encantada de verlo recuperado completamente, y acepto su agradecimiento de forma simpatica y magnanima. Le dijo que lamentaba saber que se marcharia, y le pregunto si tenia familia en algun lado. Cuando Joshua le respondio que ya no la tenia, pregunto entonces porque estaba tan apurado en irse. El pistolero abrio la boca para responder, pero lo cierto es que ni el mismo lo sabia.

MM lo interrumpio, asegurando que sabia su historia. Le aseguro que alli podria comenzar de nuevo: El fuego que lo habia consumido, lejos de matarlo, lo habia templado. Podia dejar atras aquella vida, y vivir una en cambio que valiera la pena, donde sus habilidades y conocimientos sirvieran para proteger, no para castigar. Al ver dudas en el joven, le explico que sus antiguas pistolas habian sido destruidas (con un tono bastante particular, como el que usaria un artesano para hablar de obras inferiores), pero que si aceptaba comenzar otra vez, podia usar unas que ella habia hecho.
Le entrego dos revolveres hermosos, y Joshua solo tuvo que tocarlos para sentir su poder. Volvio a abrir la boca para decir que no se sentia digno, pero una vez mas, fue interrumpido.

-Todos pasamos por periodos de oscuridad explico la directora En esos tiempos, la gente con fe puede recurrir a Dios, pero siempre ayuda tambien tener amigos y familia. Y eso es lo que aqui encontraras.

El joven lo penso un segundo, y enfundo sus nuevas pistolas a la vez que asentia con la cabeza, convencido. Habia sido bautizado ya dos veces, una con agua y otra con fuego. Ahora, como decia MM, podia comenzar de nuevo y proteger con el fuego de su corazon a las personas inocentes que lo necesitaban, hasta que su vida llegara a su fin y se parar frente al Señor para ser juzgando.

Bien, aquí va mi historia, tú me dirás si quieres que cambie algo ^.^

Aleatha no conoció a su madre, que se marchó poco después de que ella naciera, y no habla de su padre aunque la estén torturando. En realidad es un buen hombre, la crió lo mejor que pudo y la dejó marchar en cuanto ella quiso, lo cual los benefició a los dos. Se ha pasado prácticamente toda su vida adulta intentando no utilizar sus poderes más allá de lo estrictamente necesario, porque considera que usarlos contra gente que no los tiene es un claro abuso de poder. Siempre que puede prefiere llegar a un acuerdo usando su propia diplomacia y educación, en vez de convencer a alguien "por las bravas".

Durante su adolescencia la verdad es que le sacó un partidazo a su poderes. Lo que quería (y a quién quería) lo tenía, si no lo conseguía con su sonrisa y sus modales lo conseguía con lo que podía hacer con su cabeza. De ésa etapa alocada conserva un tatuaje en su costado derecho y un pendiente que le perfora parte de la oreja izquierda, aparte de los dolores de cabeza que la asaltan cada vez que se pasa usando sus habilidades. En una de sus aventuras fue cuando conoció a Marsh, y han seguido cultivando una amistad basada en el respeto, la competición y colaboraciones desde entonces.

No tiene ninguna capacidad ofensiva física (de hecho es pequeña y frágil, como casi todos los Sylvain), y opina que usar los puños a la primera de cambio da a entender que la capacidad de razonamiento de la persona deja mucho que desear: primero se debe intentar hacer las cosas por las buenas, si no es posible se adoptan..."otras medidas".

Siempre procura ver lo mejor en cada una de las personas que conoce, y aunque no habla mucho y nunca toca a nadie por temor a influirles o manipularles sin querer (salvo cuando son amigos, que entonces sí se suelta un poco, la mayor señal de afecto que puede ver alguien por su parte es una caricia). Para ella ser profesora vas a ser interesante, ya que ayudar a las nuevas generaciones y evitar que alguien cometa los errores que cometió ella de joven será un gran desafío, aparte de ayudarlos a sobrevivir (que no es poco). Será paciente y tranquila con sus alumnos y sólo se enfadará en serio si los ve abusar de sus habilidades en perjuicio de otra persona que carece de ellas.

Con respecto a su personalidad es amable y alegre, aunque reservada, le encanta leer y las actividades tranquilas. Es el tipo de persona con la que podrías estar tranquilamente sentado en una habitación con un buen fuego, un té y una conversación acerca de un buen libro y dejar que pasasen las horas, pero al mismo tiempo cuando tiene que usar sus poderes se pone seria y prefiere ser el apoyo a ser la primera línea. No cree en ningún Dios, simplemente piensa que es otra manera que tiene la gente de denominar a la esperanza que nos mantiene cuerdos, así que por ella está bien cómo quieras llamarlo siempre que te ayude a continuar.

Vale, creo que éso es todo, qué te parece?

Como puedes ver no he escogido los objetos. He pensado uno +5 (el piercing) y otro +10 (quizás el tatuaje), y estoy buscando buenas opciones para una mentalista de éste tipo, cuando se me ocurra algo te lo comento XD 

La única duda que tengo es si hice bien lo de los niveles o tengo que bajarle dos. En caso de que tuviera que bajarle dos niveles le saco lo de ser Sylvain cagando leches XD

Hija de los bibliotecarios de la escuela de magos, Diana pasó toda su infancia entre libros y estudios junto con su madre. Siempre fue una chica callada, poco habladora, pero muy buena con aquellos a los que quería, muchas veces comportándose como la madre de los que la rodeaban. Aunque sin dudarlo su pasión eran los libros. Pasó gran parte de su tiempo leyendo fábulas e historias, libros sobre antiguos héroes y sus aventuras y grandes leyendas sobre seres esotéricos. Muchas veces sus padres la encontraron durmiendo sobre una pila de libros o en las estanterías entre los libros.

Tras varios años de estudios, de estar entre libros y haberse leido la mayoría decidió que era hora de empezar ella una aventura, y para ello tenía que aprender a defenderse. Sus padres intentaron oponerse, pero la cabezonería de Diana fue más fuerte que la de sus padres, así que accedieron a ayudarla. Aprendió algo de magia de su madre, aunque nunca fue demasiado buena. Y aunque lo intento varias veces, nunca fue capaz de hacer que nada que invocara fuera estable.

Completamente desesperada, pensando que jamás podría salir de aventura o unirse a la Academia, encontró un viejo libro entre las estanterías en la que se había dormido aquella noche. Era un libro de invocación, pero sobre los arcanos. La niña devoró el libro en un abrir y cerrar de ojos, y sin avisar siquiera a sus padres, comenzó el ritual. Ya sabía cómo concentrarse por las practicas con su padre, por lo que comenzó a centrar su poder mientras se centraba en invocar al loco, dado que era el primero. Pero la fortuna (o el infortunio) hizo que un hombre gritara algo sobre una rueda rota fuera en el momento que iba a llamar al arcano, haciendo que la mente de la niña pensara en ruedas e invocara, sin querer, a la rueda. Sonriendo, la rueda lanzo una moneda.

-Cara, sellaré el contrato. Cruz, hasta nunca-dijo divertido mientras cambiaba de forma.

Por suerte para ella, tras lo que pareció una eternidad, la moneda cayó en cara, haciendo así su primer contrato. Cuando sus padres entraron llegaron justo para ver como la rueda se iba, y como su hija se caía sentada en el suelo del susto.

Tras aquello Diana abandonó el hogar para ir a vivir por su cuenta y poder ganarse el respeto por si misma, sin depender de sus padres. Actualmente vive en la zona industrial de la zona Oeste. Aunque no se ha alejado demasiado de su hogar, suele evitar ir allí para que sus padres no la agobien ni nadie piense que alguien la está favoreciendo.

La familia Yoshida es un clan guerrero de Phaion, aunque sus antepasados provienen de las tierras de Lannet, de las que tuvieron que retirarse debido al avance de los asentamientos de las razas sobrenaturales.

En Phaion se mantuvieron a las órdenes de las castas samurais superiores, como sus siervos, guerreros y protectores. Y gracias a la sabiduría y buen hacer de las grandes familias a las que servían, pudieron gozar de muchas décadas de paz y convivencia con sus no tan lejanos vecinos sylvain.

Pero por desgracia, todo eso cambió cuando el lider de las grandes familias murió y su heredero tomó las riendas de los clanes. Era un hombre impulsivo y ambicioso. Viendo que en aquellos años se habían vuelto fuertes y numerosos, decidió tomar más de lo que debía de sus vecinos... y la fragil paz construida en aquellos tiempos desapareció para siempre.

Por supuesto, la familia Yoshida no pudo hacer otra cosa que obedecer a su señor, y acudir a la guerra. Tanto el padre como el hermano mayor de Hitomi acudieron al combate... y perecieron. Las grandes familias cayeron y el caos corrió por las tierras humanas de Phaion.

Yukiko, la madre de Hitomi, tomó las riendas de la familia, y sin un señor al que deberse, decidió reunir las riquezas familiares que quedaban y a todas las personas de sus tierras, e iniciar una huída desesperada hacia Tol Rauko.

Rodearon el Mar Interior por el sur. Pasando por Shivat, posteriormente las grandes sabanas de Kashmir y las costas de Estigia, hasta terminar en la isla fortaleza. Durante el camino, muchos cayeron y muchos decidieron partir en distintas direcciones. Pero la decisión de Yukiko se mantuvo firme durante todo aquel tiempo, no tenían una mejor opción.

Tras más de un año de viaje alcanzaron Tol Rauko, pero aquel no debía ser su destino. Escucharon de Academia, y recordaron el que una vez fue el sueño de las gentes de Phaion de convivir en paz al fin con sus vecinos sobrenaturales. Necesitaban ir hasta Academia y aportar su ayuda.

Por ello, cuando apenas habían descansado, retomaron el viaje hacia las tierras de Lucrecio. Pero no muchos de la familia partieron de nuevo, pocos de los que partieron de Phaion llegaron a Tol Rauko, y de los restantes, la mayoría prefirió no volver a arriesgarse al largo viaje. Así, tan solo una docena de personas acompañaron a la señora Yukiko y a su hija.

Y así, tras más de dos largos años de viaje, y habiendo gastado toda su fortuna en gastos y sobornos, los Yoshida vieron alzarse en el horizonte la imponente ciudad de Academia. ¿Sería aquel el lugar en el que podrían recuperar el honor perdido de su familia?

¿Tal vez podría?... -¡Cuidado!, Derecha, atrás, golpea-… podría aprovechar el enorme hueco que tiene entre sus piernas, centrarme en esquivar esa, oh… -¡izquierda, rápido!, aléjate-, esa, esa enorme hacha, no parece que pese 30 kilos, aunque teniendo en cuenta la mole de músculos y huesos que la sostiene, es comparable a que yo utilice como arma un palito. En serio, maneja con demasiada rapidez su arma, sus brazos no están en reposo en casi ningún momento - mierda... ¡salta!-. Esa ha estado cerca, escalofriantemente cerca. Un tajo horizontal hubiese acabado con mi torso en lo alto del gremio de luchadores y mis piernas vete tú a saber dónde, y queremos a Shael entero verdad, ¿verdad?.

     Tres horas y media así, el bonito crepúsculo va a desaparecer dentro de poco bajo unas nubes que parecen torrenciales y nosotros aquí, luchando sobre el barro seco de siempre, con movimientos precisos y elegantes, pese a la brutalidad del contexto, como un baile… no, espera, en un baile ambos participantes dependen de la posición que adopta su espalda y cadera, ¡de su cadera!, la cadera de la montaña frente a mí, llena de fuerza bruta, ojos rojos cargados de ira sujetando un hacha que viene hacia… oh - me toca hacer una pirueta girando sobre el filo del hacha - vale eso ha sido impresionante. Retomando mi hilo de pensamiento anterior, su punto débil debe de ser la cadera, es lo único que permanece casi inmóvil en cada uno de sus golpes. La oportunidad, creo, que se acaba de presentar, un ataque vertical, por como sujeta el hacha puedo asegurar casi totalmente que su mano dominante es la derecha, aunque demuestra una gran habilidad en ambas, debería esquivarle por su izquierda. Efectivamente, mira que eso de esquivar no se me da muy bien, prefiero parar el golpe pero ya me dirás tú cómo paro el ataque de este tío de 200 kilos de peso, la situación lo requería, y gracias a eso mi puño va a asestar un golpe que espero que sea decisivo, porque si no, estoy sin opciones. Ahora si… - ¡GOLPEA! -. Puedo sentir el efecto del golpe en la expresión de sus ojos, definitivamente le ha dolido, aunque no lo suficiente.

     Me aparto rápidamente a la vez que Atila esboza una sonrisa, pero era inofensiva.

- Bien hecho, lo dejamos por hoy- dice con su rota y profunda voz.

     Seguidamente suelta el hacha con desdén, provocando 3 terremotos en toda la academia. Bueno no tanto, pero sí que se dio un buen golpe. Mis músculos se relajaron completamente, la presión desaparece, me arrodillo, mi mente completamente en blanco, estoy a salvo. En medio de mi éxtasis sufrida por la liberación del combate, algo muy frío, se resbala lentamente desde mi cabeza hasta la punta de mi nariz, es una gota, y tras esta, muchas más.

- Vaya, está empezando a llover.

     La verdad que, hoy el baño ha resultado extremadamente reconfortante, me seco un poco el pelo con la toalla antes de dirigirme hacia mi habitación. Hoy no me apetece leer nada, aunque tampoco hay demasiada variedad, - he de ir un día en busca de lecturas nuevas -, “La dicha y la epopeya”, “mares angostos” y “los 3.000 insolentes”, libros que destacar frente a una serie de novelas mediocres, ojalá leer algo que me haga sentir lo mismo que hicieron estos. Miro a la luna a través de la ventana circular de mi cuarto, iluminando un escenario ahora despejado, sin lluvia, solo sus rastros, como aquella vez hace 10 años, cuando me dijeron que mi madre, desapareció. El vacío que deja en mí el ansia de una buena lectura no es comparable al que sufrí esa noche, y todas las noches a partir de esa.

A partir de esa trágica noche, no he parado de entrenar día tras día, suerte que mi padre es el líder del gremio de luchadores. No sé si lo estoy haciendo para intentar apaciguar el sentimiento de culpa, entretenimiento, por culto al cuerpo… no lo sé. Lo que tengo muy claro es el cansancio llevo encima, el entrenamiento de hoy ha sido extremadamente duro, aunque padre parecía contento, vaya una novedad. De todas formas, debería dormir.

     Al día siguiente, el sol parecía sonriente a través de mi ventana, o al menos brillaba más de lo normal. Me pongo la ropa y bajo vigorosamente las escaleras dispuesto a tomar el desayuno, paso por el tablón de misiones y anuncios y… nada nuevo. Sinceramente, hoy quería ser uno de esos aventureros que buscan tesoros y luchan contra monstruos, suena infantil, pero me daba bastante igual.

     Aun así yo y mis pensamientos infantiles tenían un hambre que, parecía insaciable, o al menos lo sería hasta dentro de unos veinte minutos, porque la comida no estaría en el plato si no en mi estómago.  La suculenta carne bañada en su propio caldo, jugosa como pocas veces ha sido, era mía, y por tanto mi tenedor era el único que tenía derecho en tocarla antes que yo, y en parte me siento agradecido por ello. Pero no, hoy no iba a ser un día tranquilo.

     El sonriente Luca había entrado en el gremio cual tsunami, bueno tsunami se queda corto, ¡como 3 tsunamis!, ejem. Sinceramente era el escape que estaba buscando, no sé por qué, hoy el tranquilo Luca tenía ansia de aventuras. No lo sabía, porque he ignorado parte de lo que estaba diciendo, no porque me caiga mal, de hecho es mi único amigo, o al menos el único que me aguanta cerca. En resumen, su abuelo se ha pirado y él quiere buscar aventuras por vete-tu-a-saber-que. Pero no me importaba, era la oportunidad de salir de esta monotonía en la que estoy encerrado, era la oportunidad de no volver a sentir lo que he estado sintiendo cada noche, era la oportunidad de buscar a mi madre.

Desde pequeño siempre ha vivido en el bosque con su padre y hermana. Era el heredero del estilo de pelea de su padre, que al parecer era alguien con bastante fama, solo que él prefería pasar el tiempo haciendo otras cosas. Por eso su padre decidió renunciar de enseñarle el camino de las artes marciales y enseñárselas a su hermana.

La cosa era que su hermana siempre lo usaba como un saco de boxeo, así que de una manera u otra ha adquirido conocimientos sobre las artes más defensivas, y por alguna razón se movía con bastante fluidez. Por ello su padre decidió mandarlo a una escuela en la que estuvo cuando era joven y en la que aprendió las bases para la maestría que ha conseguido ahora.

En este lugar le ha dejado una casa que compró cuando era alumno, la cual resultó ser una pequeña mansión en la parte más rica de la ciudad, aunque está completamente vacía y Xamd no tiene muchas ganas de decorar.

Desde que llegó a ciudad Academia se ha dedicado a seguir las enseñanzas de el maestro Ykki y a explorar los alrededores del lugar.

Es tan despreocupado que no sabe casi nada de lo que podríamos llamar importante, simplemente se dedica a vivir su vida.

Uzume fue la primogénita de Kael y Skyla Ishino, regentes junto al padre de ella de una academia, en un pequeño puerto en el norte de Alberia, en la que los jóvenes podían acudir a aprender rudimentos de combate con los que poder defenderse de asaltantes de caminos y piratas, por no hablar de esclavistas. No es que fueran grandes expertos, pero al menos la gente no iba por los caminos siendo una presa expedita.

La ciudad no era lo que fue en otros tiempos, las guerras habían debilitado el comercio y comarca, en otro tiempo próspera, se estaba ahogando por falta de personas que cruzasen la zona. Los mercaderes eran pocos y los pescadores muchos. No parecía que fuera un lugar al que acudir para cazar esclavos, demasiado camino para tan poco resultado.

Sin embargo, la desesperación hace que las personas hagan cosas poco rentables. Un grupo de esclavistas llegó del mar en sus barcos, simulando ser mercaderes para que nadie sospechara. Cuando quisieron ver la trampa ya era demasiado tarde. Más de 50 muertos y cerca de 15 personas capturadas. Los demás huyeron para no volver en mucho tiempo. Entre esos 15 estaban Uzume y su hermana menor, Kala.

Los siguientes 5 años son apenas un borrón. Muchas manos, muchas noches en vela y muchas lágrimas. Gran parte de aquello visita muchas noches a la joven en su cama, recordándole con total viveza tiempos en los que no le pertenecía nada, ni siquiera su vida. Recuerda incluso noches en las que decidió acabar con todo, pero nada funcionó, estaba demasiado débil para atentar contra sí misma.

Al final una noche despertó y todo a su alrededor había cambiado. Todo era rojo y brillante. Estaba en mitad de un fuego y ese fuego tenía la voz de su hermanita pequeña, a la que no veía desde hacía ya casi dos meses. Pudo oírla, igual que oía a las demás almas en esa prisión. Presos y carceleros, incluso algunos de los nobles que visitaban a los que allí moraban como un modo de turismo. Todos cantaban aquella terrible canción.

El olor la acompañó durante meses, no en su cuerpo, sino en su mente. Sabía que ya no estaba ahí, pero podía olerlo, tanto en el sueño como en la vigilia. Caminó y caminó sin detenerse. Había oído hablar de un lugar en el que tal vez pudiera encontrar refugio, en el que tal vez la curasen, en el que tal vez pudiera encontrar la paz.

Una voz en su cabeza la empujaba. Allí acallarían sus voces o le enseñarían el modo de saciarlas. De un modo u otro acabaría por sonreír.