Partida Rol por web

Acabo de actualizar el plano para indicar la posición de todo el mundo. Creo que con eso te orientarás mejor.

Por cierto, no creo que haga falta decirlo, pero ha quedado claro que tanto Kate como el Terrorista son de gatillo fácil. Lo digo porque tengas cuidado con lo que vaya a hacer Matt...

Joder, pero joder. Matt se giró hacia los terrorista, esos tipos estaban secuestrando un avión simplemente para matar a la gente, sin esperar un rescate, solamente creando una carniceria aérea. ¡¿Pero se puede saber qué pretendeis?! ¡¿No sería más fácil ya puestos que estrallarias el avión?!

De repente se quedo quieto, procesando lo que acababa de hacer. Un cadaver, un herido, dos tipos locos cubiertos de sangre y disfrutando como niños en el patio del recreo arrancando las alas a una mosca.

Uppsss...

Miró a un lado, a los terrorista, al otro, a los muertos, a los terrorista de nuevo con sus letales y humeantes armas. Quiero... quiero decir, que con esto señaló alrededor con su mano lo único que vais a conseguir es que un par de F19s nos derriben...

Su cuerpo estaba tenso, sabía que tendría que ir hacia la cabina pero los baños estaban más cerca. Aunque, claro, la puerta del baño no aguantaría una patada. Levantó las manos y dio un paso hacia atrás, encogiendose. Quiero decir que si pretendeis un rescate, quizá sería preferible tener a los rehenes vivos...

Centro de operaciones militares Northeast Air Defense (NEADS).

Estado de Nueva York.

¿Tienen nuestros cazas actualizado el plan de vuelo?

Si, señor. Responde el asistente militar a través del micrófono.

Adelante entonces. Ordena el comandante del centro de operaciones militares del Northeast Air Defence, mientras mira las enormes pantallas de la gran sala que muestran tanto los despliegues civiles como militares de esta área de los Estados Unidos.

El comandante recuerda con claridad el haber presenciado aquí mismo la misma situación hace diez años. Recuerda haberse sentido impotente. Pero ahora están preparados. La comunicación entre el centro de control aéreo de Chicago, la FAA y el NORAD ha sido prácticamente inmediata. Si realmente alguien ha secuestrado el United Airlines 333, ha elegido sin duda el día equivocado para hacerlo. Normalmente los cazas hubiesen tenido que despegar desde la base más cercana, pero al ser esta fecha en concreto, el 11 de Septiembre, ya tenían en vuelo a dos interceptores armados en el área de Chicago.

Se calcula que el tiempo hasta que el 757 sea interceptado será de entre 10 y 15 minutos, unos 5 o 10 minutos antes de que el avión llegue a las inmediaciones de la ciudad.

En ese momento los cazas estarán preparados para ejecutar la orden. Una orden que sólo puede tomar una persona: el Comandante en Jefe y Presidente de los Estados Unidos: Barack Obama.

¡¿Rescate?! Responde el Terrorista con la rabia reflejada en los ojos. Tanta, que puedes ver cómo incluso Kate se encoge al verlo.

Entonces, como si cambiase el chip en un segundo, vuelve a aparecer la sonrisa en su rostro. No tienes ni puta idea…

El hombre se gira hacia la azafata ensangrentada sin variar un ápice su sonrisa. No te preocupes cariño. Sabes que puedo aterrizar este avión cuando quiera.

Después mira su reloj de pulsera y menea la cabeza con irritación.

Tenemos poco tiempo. Continúa hablando con la muchacha. Ocúpate de estos. Yo tengo te volver al otro lado. Y empieza a prepararlo todo…

El Terrorista no espera a la respuesta de su cómplice, sino que sale de primera clase, de nuevo a la parte trasera del Boeing.

¡¡Tú!! Chilla Kate con esa voz aguda que amenaza con destrozarte los nervios. Por un momento crees que se refiere a ti, pero no, la muchacha encañona a otro pasajero de primera clase, un hombre cuarentón, bajito, trajeado y con pinta de oficinista que, con el rostro blanco y pinta de haberse meado encima del miedo, se deja llevar por la muchacha a la primera fila, justo donde estás tú pero en el lado derecho.

Después te obliga a sentarte de nuevo en tu sitio, no sin antes arrastrar al herido piloto entre gemidos de dolor junto a ti. El comandante permanece consciente, pero inmóvil, y ha dejado un rastro de sangre desde donde le han disparado hasta su posición actual.

¡Poneos los cinturones y agachad la cabeza! Amenaza con expresión desquiciada la chica, agitando el cañón del arma hacia vosotros.

Sabiendo que si se altera es capaz de disparar, decides hacer lo que dice. Por su parte el hombre del otro lado mete la cabeza tanto entre sus piernas que parece un contorsionista del Circo del Sol.

A pesar de tu posición, eres capaz de ver cómo Kate, satisfecha por haberse hecho con el control de la situación, se mueve delante de la zona de asientos, delante de vosotros, colocando el carrito de las bebidas en mitad del pasillo. Después desaparece un segundo, por lo que no eres capaz de hacer nada, y vuelve con un laptop que coloca sobre el carrito, abriéndolo.

La muchacha teclea con una mano, pero en la otra sigue sosteniendo el arma mientras de cuando en cuando echa rápidos y nerviosos vistazos hacia vosotros.

¡No quieren un rescate! ¡Este par de zumbados van a tratar de derribar el avión como hace diez años! la mente de Matt daba vueltas como un torbellino. Casi sin pensar, con el piloto automático, fue haciendo lo que le decían, mover al piloto, sentarse y pasar el cinturón por encima, pero sin llegar a abrochárselo.

Pero ¿qué más te da? Si esto te pasara en un vuelo con Isabel, estarías consolándola o haciéndote el heroe pero no vales siquiera para que una terrorista buenorra te meta dos tiros. Ahí estaba de nuevo la voz, su voz, recordándole la realidad.

¡No! ¡No! ¡Es SU realidad, no la mia! decidió apartar esa voz, decidió que tenía que hacer alto.

Kate, Kate. trato de llamar la atención de la azafata casi sin levantar la voz. Kate, mira, ya me da igual lo que querrais hacer pero este hombre señaló al piloto se está desangrando y si quereis hacer lo que sea antes de que un caza nos derribe en vuelo y luego digan que falló un motor o algo similar como en Pensilvania, debes dejar que le cure la herida. Si saben que está vivo, no dispararán tan a la ligera.

Si esperas que tu súplica haga efecto en Kate, parece que vas a esperar en vano. La muchacha continúa trasteando en el pequeño ordenador portatil que ha colocado sobre el carrito frente a la cabina de los pilotos, aunque os echa una mirada asesina por encima del laptop, sólo para gritar nuevamente: ¡Callate!

Al otro lado, procedente de tu derecha, escuchas un susurro: ¡Silencio! ¡Hará que nos maten a todos! Es el tipo trajeado de al lado, que sigue tan agachado que no le ves ni la cara.

Mientras tanto, frente a ti en el suelo, el comandante Gates, con el rostro muy blanco, te mira fijamente y asiente.
Es cierto… musita en voz muy baja para que la chica no le oiga. El transpondedor es automático… no se puede desconectar, por lo que rastrearan nuestra posición…

Como odias tener siempre razón. Sobre todo en este caso. Continúas medio agachado en tu asiento, pero vigilando a la azafata, que parece haber acabado lo que quiera que estuviera haciendo en el ordenador. Desearías saber qué es, pero la pantalla está vuelta para el otro lado y además estás demasiado lejos. Para tu sorpresa, lo siguiente que Kate hace es sacar de un bolsillo una especie de rotulador y… ponerse a garabatear en la pared de la cabina de los pilotos. Algo que no ves bien al estar ella delante.

Kate… la has visto mientras hablaba con el Terrorista y te has dado cuenta enseguida que está totalmente dominada por él. ¿Te suena, verdad? Sin duda es lo mismo que percibía la gente cuando te veían a ti y a Isabelle cuando estábais juntos…

Sí. Estás seguro de que la azafata es una marioneta en manos del Terrorista. Y estás seguro de otra cosa también: Lo que le ha dicho sobre que es capaz de hacer aterrizar este avión no es más que una puta mentira…

Kate, Kate, este tipo va a desangrarse vivo, al menos dejame acomodarle un poco. Matt se agachó junto al piloto y trato de buscar una manta o uno de esos cojincitos tan monos que van incluidos en el elevadísimo precio de viajar en primera o, como les gusta a los políticamente correctos que no quieren que la clase obrera se sienta inferior, preferente.

Sin apartar un ojo de Kate, pendiente de su reacción, los movimientos de Matt están más destinados a tratar de ocultar el intento de agarrar y guardar su preciada BlackBerry que a poner cómodo a un tipo que sabe muerto, a miles de pies de altura y sin asistencia médica.

Mientras, sigue hablando con la azafata. Kate, se ve claramente que ese tipo es el cerebro de esta operación. Matt estaba convencido de que ese sería el término que habrían puesto en el Pentágono y en la Casa Blanca al secuestro del avión, la única duda era el sobrenombre que pondrían cuando los F19s recibiesen la orden de abrir fuego. Pero creo que lo más cerca que ha estado de pilotar un avión ha sido con un mando de la Xbox...

Levantó instintivamente las manos ante la segura reacción de Kate. Hey, hey, estoy seguro que tu amor por él es puro, eso se ve, pero no quisiera que el piloto muriese y resultase que ese tipo te estuviera utilizando para luego inmolarse y llevarse a todos con él o que... miró entonces alrededor y bajó la voz tenga preparado un paracaídas como ruta de escape, se le veía en suficiente buena forma para haber hecho varios saltos.

Tiene todo el mundo... en sus manos...

;)

Armándote de valor te incorporas para recoger dos almohadas cervicales de tu asiento y el contiguo y te inclinas hacia delante, donde el piloto está sentado contra la pared. Le ayudas a incorporarse un poco entre quejidos y colocas los cojines a su espalda intentando que esté un poco más cómodo. Su camisa de comandante cada vez está más roja por la sangre y su rostro cada vez más pálido por la falta de ella. El hombre trata de murmurar algo, pero no entiendes sus desvaríos ya que se encuentra apenas consciente.

¡Ey! El grito de alarma de la azafata hace que te eches rápidamente hacia atrás, sentándote de nuevo en tu asiento. Kate aparece apuntándote con la pistola y el rostro salpicado de sangre deformado en una mueca de frustración. Tú levantas las manos, manchadas de sangre del piloto para demostrar que no eres una amenaza. Y aunque tu estómago flojea cuando ella te encañona, también experimentas una pequeña sensación de triunfo al notar el peso de tu BlackBerry en el bolsillo de tu chaqueta.