Partida Rol por web

El silencio del espacio lo envuelve todo. Suspendida a más de 400 kilómetros de altura, la Estación Espacial Internacional orbita en torno a la Tierra. En silencio. A casi 300 kilómetros de ella, la nave Soyuz TMA-18 se aproxima a una velocidad de casi 27.000 Km/h. En silencio. En una hora escasa, los tres astronautas acoplarán la nave a la estación. En silencio. Bajo ellos, la Tierra gira sobre sí misma y orbita alrededor del Sol. En silencio. La energía del astro llega hasta los paneles solares de la estación, para producir la energía necesaria para mantener con vida a los seres humanos que la habitan. En silencio.

Tres hombres se unirán a la tripulación de la estación. Tres personas la abandonarán. A pesar de todos los contratiempos, la Expedición 35 ha cumplido su objetivo y está a punto de alcanzar la Estación Espacial Internacional, en misión de suplencia y abastecimiento. Mientras tanto, la tripulación de la estación se prepara para recibir a los recién llegados. En la nave Soyuz, los tres viajeros están deseando poner sus pies sobre la enorme estructura.

Aunque en el espacio el absoluto silencio lo domine todo, dentro de la estación los astronautas hablan tranquilamente en el Nodo 3, aguardando el mensaje de la Soyuz. Sarah Coleman se ha ocupado de que los dispositivos de comunicación estén a plena potencia. Ukio Yamazaki mantiene extendido el brazo exterior que cazará la nave para unirla a la bahía de acceso de la estación. El comandante Gennady Padalka aguarda expectante, junto al equipo de comunicación de larga distancia. Todo está preparado.

Una luz se encendió en el panel de mandos de comunicaciones, y tras apenas un segundo de estática, se escuchó la voz distorsionada del Comandante Saint.

- Estación Espacial Internacional, les habla el Comandante de la Misión Stanley Philips, a bordo de la Soyuz TMA-18. Nos estamos aproximando a su posición y en pocos minutos estaremos en contacto. ¿Todo bien por allí? Cambio.

En su tono de voz podía apreciarse que era un hombre mayor de 35 años, y que había un deje autoritario típico de algún mando del ejército. Pero también se apreciaba un aire desenfadado, propio de un hombre con familia e hijos que había empezado a apreciar las pequeñas cosas de la vida.

En la estación la voz de Stanley sonó alta y clara. Gennady lanzó un suspiro de alivio, y activó el comunicador.

- Al habla Gennady Padalka, comandante de la expedición 34 - a pesar del perfecto inglés del comandante, la voz tenía un marcado acento ruso. La voz de un hombre que ha llevado el mando en más de una ocasión, con un eje autoritario aunque calmado -. Aquí está todo en orden. La bahía de acceso y el brazo robótico están preparados para recibir a la Soyuz. Los sistemas de detección de la estación os ubican a 230 Km de nosotros, alineados con nuestra órbita. Mantened la velocidad en 26.500 Km/h hasta el contacto visual, y reducid a 25.500 en cuanto nos localicéis. Una vez aquí, el ingeniero Yamazaki se ocupará de cazaros.

Gennady se apoyó en uno de los cristales de Cupola, la gran ventana panorámica de la Estación Espacial Internacional, con la vista en el lejano horizonte. En muy poco tiempo la nave Soyuz debería ser visible desde allí. Debajo suyo, el Pacífico relucía con un azul cristalino.

Ford hizo cálculos con los datos de la comunicación del comandante Padalka y redujo la velocidad al instante - Estamos mucho más cerca de lo que pensábamos, - Dijo en voz alta en la Soyuz - Deberíamos estar viéndolos en menos de 20 segundos, - hizo las comprobaciones en la trayectoria - todos atentos al posible contacto visual a las 12.

No fue tan rápido como esperabais, pero en unos tres minutos la estación se hace visible desde la nave Soyuz. Unos instantes más tarde, Padalka y Wasabi observan la nave aproximarse a ellos. A través de la radio de la estación informan al resto de astronautas. Hacía mucho tiempo que no se sentía tal satisfacción al ver llegar la Soyuz a la Estación Espacial Internacional.

La nave emite por los eyectores la combinación de gases que permite modificar su velocidad y trayectoria para adaptar su movimiento al de la estación, y unos minutos más tarde se encuentra junto a la enorme estructura, que hace que la cápsula espacial parezca diminuta.

En ese momento, a pesar de la velocidad que tanto la estación como la nave llevan, da la sensación de que la cápsula Soyuz se haya detenido, y permanece suspendida justo debajo de la estación. Los tres tripulantes observan a través de la pequeña ventana el brazo robótico dirigirse hacia la nave.

En cuanto tuvo la oportunidad, Saint se dispuso a tener a mano toda la información que requería para entregar al Comandante de la Estación Espacial Internacional. La verdad era que quería ver de cerca aquella maravilla, y se asombró de cómo de lentas iban las cosas en el espacio, aunque en realidad iban a velocidades de auténtico vértigo. Sonrió al recordar cómo un amigo de uno de sus nietos le había preguntado si iba a montar en una nave similar a las de las películas. ¿Llegaría algún día el ser humano a disfrutar de cosas así?

- Bueno chicos, preparaos para saludar - dijo, en tono desenfadado mientras se equipaba.

Con una precisión fruto de los años de experiencia y práctica, Wasabi manipula desde Cupola el enorme brazo mecánico. Muy despacio se aproxima hasta la nave Soyuz, hasta que coincide con el pequeño anclaje de la cápsula. Dentro de la nave, los tres tripulantes escuchan un sonoro golpe en el momento en que el brazo se acopla. Una vez cazada la Soyuz, Wasabi la dirige con tranquilidad hasta la bahía de atraque del módulo DSM, hasta que la cabeza de la nave contacta con la estación. Se acerca a la radio y transmite el resultado de la maniobra.

- Atraque realizado con éxito. Me dirijo al módulo DSM para sellar la cápsula y presurizar la compuerta de acceso. En unos minutos estaréis aquí dentro con nosotros.

Su inglés es perfecto, y difícilmente diríais que es japonés. Tan solo algún resquicio del acento de su lengua materna, y evidentemente su nombre, os permiten averiguar su procedencia.

Wasabi se impulsa hacia la salida del módulo, y recorre el camino hasta el DSM. Una vez allí activa el sistema de sellado y presurización. La entrada de gases en el compartimento para igualar la presión produce un sonoro silbido, similar al de una olla a presión. Un momento después, Wasabi abre la escotilla de entrada a la estación y asoma la cabeza dentro de la nave Soyuz.

- Bienvenidos a la Estación Espacial Internacional. Espero que el viaje haya sido cómodo.

Como correspondía a su cargo, el de Saint fue el primer rostro que pudo distinguir Wasabi en cuanto se abrieron las compuertas y ambos habitáculos estuvieron conectados. Su rostro sonreía como el de un niño, aunque se distinguían también ciertos retazos de agotamiento, quizás debido al viaje

- Muchas gracias - dijo, aunque no sabía bien si tenía que decir algo, decidió ser respetuoso - Permiso para subir a bordo a la Expedición 35.

Detrás suya, Paolo y Ford parecían también ansiosos por entrar en la Estación.

Eugene se apresuró para dejar el sistema de la cápsula en stand-by para después ejecutar el procedimiento en el software para la sincronización del módulo de la cápsula con la estación, - Lo primero es lo primero - susurró mientras terminaba por ejecutar el protocolo de seguridad que bloqueada la nave.

- ¡¡ La satisfacción del trabajo bien hecho !!- dijo en voz alta mientras flotaba hasta el marco de salida de la Soyuz - Enhorabuena Señor - dijo dándole unas palmadas en la espalda al comandante Saint.

- Permiso para subir a bordo - dijo Ford en el mismo instante que cruzaba el umbral de entrada en la Estación sin siquiera esperar la autorización - Encantado de conocerle Señor - mientras le estrechaba la mano al comandante japonés. - Seguro nos adaptaremos rápido, aunque no le mentiré, nos iría bien algo de comida caliente. - dijo bromeando mientras curioseaba en lo que sería su hogar las próximas semanas.

-En ese caso podrás disfrutar de nuestras fabulosas bolsitas de proteínas y carbohidratos que a veces saben como a gelatina de carne.... y otras veces no, que no siempre se puede tener suerte.- responde Georgi en tono jocos para terminar diciendo -Mi nombre es Georgi Grenchko y seré vuestro oficial médico. Asi que si os mareáis o algo, ya sabéis a quien preguntar.-

Mientras todas las maniobras de aproximación y anclaje se hacían efectivas, los científicos Alex "Wurst" Berger y Shauri Ravmanujan, "Raf", continuaban en el módulo científico Columbus ocupados en sus quehaceres, sólo distraídos por alguna que otra intervención del sistema de comunicación interno.

Por los altavoces de ese sistema pudieron escuchar los saludos entre los dos comandantes, cuando la Soyuz estaba aproximándose a la estación espacial. Luego los altavoces enmudecieron y pasó un buen rato hasta que dentro de la ISS se comenzaron a escuchar de nuevo signos de actividad. Desde el módulo donde estaban se podían oír de lejos las voces confusas que provenían del DSM.

- Ya están aquí, Wurst. -le informó, aunque el otro ya se había dado perfecta cuenta. Tal como les había indicado su comandante, permanecerían en su puesto, atentos a si se les necesitaba para algo. Raf volvió su atención de nuevo a su ordenador; seguía sin encontrar una lógica para aquello que tenía delante.

Maniobras con éxito y comienza el descenso, la acogida de sus nuevos compañeros es fantástica.

Muchas gracias, es un placer llegar al fin a la estación espacial. Con un menú tan variado va a ser difícil que nos echen de aquí. - sonríe Paolo mientras entra en el habitáculo.

Dando un vistazo rápido a aquellos que los han recibido.

Por cierto, mi nombre es Paolo y seré el remplazo de su ingeniero de comunicaciones. Espero poder mantener el listón, que deja Coleman en la estación.

Gennady se acerca hasta vosotros para daros la bienvenida personalmente. Desde la entrada del módulo os saluda con un gesto de cabeza.

- Bienvenidos, chicos. Espero que disfrutéis de vuestra estancia aquí. Podéis dejar vuestras cosas personales en vuestras cabinas. Saint, tú y Ford os quedaréis en el Nodo 3. Tú, Paolo, vendrás al Zvezda. Eres el más afortunado, en el módulo ruso los habitáculos tienen ventanas para ver la maravilla que tenemos bajo nosotros.

Se gira para salir hacia fuera, y en el último momento se vuelve otra vez hacia vosotros.

- Sois libres de vagar por la estación a vuestras anchas. Lo único que tenéis que respetar son los habitáculos, y cuidaros mucho de tocar las cosas de Raf y Wurst. Estos científicos se ponen histéricos si pones una mano en sus cacharros. ¡Ah! Y cuando os hayáis asentado, venid al laboratorio Columbus. Raf ha encontrado algo que ha querido compartir con todos nosotros antes de comunicárselo a la Tierra.

A lo lejos escuchas el jaleo de los nuevos astronautas, las bromas y las típicas conversaciones de recién llegados. Parece que el protocolo es igual con todos, sean científicos, pilotos, ingenieros...

Mientras Wurst y tú trabajáis, dejando de lado la llegada de los tres nuevos astronautas, Sarah accede al módulo y os saluda desde la entrada.

- Raf, me habían dicho que tenías algo interesante - dice sonriendo. Te da la sensación de que parece menos cansada que hace unas horas, cuando estaba instalando el amplificador. Sin embargo, todavía tiene los síntomas típicos de la falta de sueño.

- Mientras los novatos se hacen a la estación, y antes de que vengan aquí con sus gritos y sus bromas, me gustaría echarle un vistazo tranquilamente.

- Naturalmente, Sarah. Acérquese aquí.

Cuando la ingeniera estruvo junto a él, flotando a escasos centímetros de la pantalla del ordenador, Raf comenzó con el resumen. Le enseñó los datos, le habló de las repeticiones y de sus pequeñas diferencias, le explicó que había localizado la zona del espacio de donde provenían y le contó las posibles explicaciones en que había pensado, que no le convencían. Volvió a ahorrarse la idea de que pudiese ser un mensaje en clave. Había pasado la última hora en ello y aún no había conseguido descifrar nada. Pensaba seguir insistiendo, cuando volviese a estar solo.

- Lo curioso del caso, como me ha hecho notar Wurst, es que el aluvión de registros ha comenzado a la misma hora, aproximadamente, que la pérdida de comunicaciones que hemos sufrido. -miró a Sarah, expectante, a ver qué opinaba la experta sobre si ese flujo de radiaciones podía haber afectado a los comunicadores y al sistema que estabilizaba la ISS en su órbita.

- Muchas gracias - dijo Saint, tras encontrar un asidero donde mantenerse en una postura que le ponía frente al Comandante - La verdad es que es un alivio que hayamos podido venir. Tras el problema con las comunicaciones pensábamos que nos volvíamos a casa y te aseguro que después de todos los preparativos no es lo que más me apetecía.

Con un rápido vistazo, reconoció la ubicación de los distintos apartados de la nave, tal y como les habían enseñado en la Tierra. Un plano mental le indicó hacia dónde debía ir para sus habitáculos, e impulsándose suavemente, primero de forma algo torpe debido al reducido espacio, luego con algo más de ligereza, llegó hasta el nodo 3. Allí dejó las pocas cosas que le habían dejado subir a la Estación Espacial Internacional, entre ellas, una foto plastificada de su mujer, sus hijos y sus nietos, hecha precisamente para llevársela al espacio.

Una vez se hubo instalado, se dirigió hacia el laboratorio Columbus. ¿Qué habrían descubierto que era tan importante?

Viendo con alivio que nadie necesitaba de sus servicios, Georgi se dirigió hacia el Columbus mientras pensaba en lo bueno que era que en esa ocasión no hubiesen llegado esos astronautas lloricas que siempre se quejaban de mareos, malestares variados del estómago y cualquier tontería.

Sujeta de una de las paredes del módulo, Sarah analizó los datos registrados por tus sensores de rayos cósmicos. Con el dedo parecía repasar los datos para memorizarlos y tratar de comprenderlos.

- Interesante, muy interesante - dice, mas para sí misma -. Evidentemente estos datos siguen una cadencia constante. Si me dijeras que venía de la Tierra, pensaría que es una especie de código Morse, un mensaje codificado o algo así. O incluso, una interferencia...

Sarah se acerca a una de las pantallas que conectan con el ordenador central, introduce su código de usuario y accede a una pantalla. Tras teclear varias cosas y pasar por varios menús, parece acceder a unas gráficas.

- Raf, mira. Este es el historial de recepción de comunicaciones de la estación de los últimos dos días - señala una larga gráfica, con diferentes picos y valles -. Aquí es el momento en el que nos quedamos incomunicados - dice señalando uno de los valles. No te hace falta ser un experto en comunicaciones para interpretar la gráfica. El valor de recepción de señal cae prácticamente a cero durante unas 24 horas -. Como ves, la señal no era nula. Registrábamos la típica interferencia, el ruido de fondo que suele llegar con las comunicaciones desde la Tierra debidas a la distancia y la atmósfera.

Utilizando el trackpad del ordenador, Sarah aumenta la imagen en la región de interferencias, y una gráfica prácticamente igual a la registrada por tus sensores aparece frente a vosotros. Sin embargo, los niveles captados por las antenas son mucho más tenues que los tuyos.

- ¡El mismo registro! Tus sensores de rayos cósmicos parecen haber capturado la misma señal que los receptores de comunicación de la estación - el agotamiento de Sarah parece haberse esfumado en el momento en que se ha puesto a analizar datos -. Había dado por hecho que yo estaba registrando la típica interferencia, pero es imposible, si me dices que procede del espacio profundo. ¿Es posible que una Supernova emita una señal tan constante y repetitiva? - pregunta con escepticismo.

¿Registros de una Supernova captados por antenas de comunicación? Parece muy improbable. Es posible que la explosión de una estrella emita una energía lo suficientemente alta como para producir interferencias en las comunicaciones, pero la estrella se encuentra tan lejos que la radiación difícilmente sería captada por los radiotelescopios. Además, la explosión de una Supernova no emite señales tan perfectas. Parece que Sarah tampoco crea en esa hipótesis. ¿Habréis descubierto un nuevo cuerpo celeste? ¿Será realmente un mensaje enviado desde el espacio profundo?

Siguiendo los pasos (pasos ?) de Saint, Ford encontró el Nodo 3 - Hogar dulce hogar. - dijo mirando el habitáculo - Bueno yo creo que me quedo con este compartimento. - dijo mirando un compartimento que parecía estar libre.

- Yo voy en 5 minutos, necesito cambiarme esta ropa ya mismo. - Le dijo a Saint mientras se quitaba la camiseta - Higiene Saint, los EEUU no pueden permitirse ofrecer una mala imagen jeje - dijo bromeando mientras se enfundaba una camiseta limpia que rezaba "BORN IN THE USA" con una gran bandera americana de fondo.

Tras organizar rápidamente sus pertenencias en su taquilla/compartimiento, dedicó un minuto a examinar el Nodo, le fascinaba poder por fin tocar lo que tantas veces había estudiado en libros. Unos minutos después y ya más tranquilo decidió decidirse hacia el modulo Colombus.

Wasabi se dirigió con vosotros hasta el Nodo 3, donde tenía su habitáculo. Esperó pacientemente hasta que dejasteis todas vuestras pertenencias en las diminutas habitaciones, y después fue con vosotros hacia el laboratorio Columbus.

- Ya he creado vuestros usuarios en el ordenador central. Saint, si tienes alguna duda de como manejarlo puedo estar un rato contigo más tarde para resolverlas - os dice de camino al laboratorio -. Tú serás el encargado de tomar mi relevo cuando me marche hacia la Tierra, y a veces no nos enseñan todo sobre este cacharro viejo.

El ordenador de la Estación Espacial Internacional tiene ya unos 10 años. Por supuesto, se han ido actualizando componentes y secciones de la interfaz, pero el resultado ha sido convertirlo en una máquina cada vez más caótica. Todos los ingenieros del Programa Espacial aprenden a manejarlo, pero siempre hay alguna función que se olvida o simplemente no aparece en el manual que habéis estudiado.