Partida Rol por web

Por un instante, a Saint se le pasó por la cabeza que la Estación al completo iba a estallar, pero las palabras del japonés le tranquilizaron. Debía de reconocerse que se encontraba tenso por el viaje, la falta de descanso y su reconocida torpeza para moverse por los habitáculos. Deseaba de todo corazón no tardar en acostumbrarse.

- Eso te iba a decir - dijo, mientras comenzaba a compensar la trayectoria para evitar la colisión con aquel objeto - Si la propia estación cambió la trayectoria, y ésta no fue compensada por los sistemas de comunicaciones, puede que fuera la razón de perder el contacto. ¿No deja algún tipo de registro de los últimos cambios en la trayectoria?

Revisando tus manipulaciones sobre los eyectores de gases que permiten a la estación variar su dirección y velocidad en el espacio, Wasabi asintió.

- Si, tenemos un registro de 72 horas. Accediendo al mismo podemos revisar todos los cambios de trayectoria, la velocidad y altitud de la estación y las correcciones de órbita. No había tenido tiempo de pararme a pensar en todo esto, ya que nos dimos cuenta del cambio de rumbo poco antes de que llegárais, y todo ha sido muy caótico estos días.

No han pasado más de 15 segundos cuando todos notáis la inercia del cambio de rumbo de la estación. A pesar de la ingravidez, los cambios bruscos en la dirección o rumbo producen una falsa sensación de gravedad debida al desplazamiento de la masa de la estación y su contenido. Aferrados a las paredes, notáis como vuestros cuerpos se lanzan hacia la izquierda, sintiendo lo más parecido a la gravedad que podréis notar en el espacio.

- Tiempo estimado para el encuentro, 30 segundos - suena a través de los altavoces de la ISS. Echando cuentas del tiempo que habéis tardado en reaccionar y dar el giro, debería quedar al menos un minuto todavía, según la primera estimación del ordenador central. ¿Acaso sus comprobaciones han sido incorrectas?

Antes de que pudiera responder al japonés, escuchó el sonido del altavoz, esperando confirmar que había hecho correctamente la desviación.

Pero no fue el mensaje que llegó hasta sus oídos.

- ¿Pero qué...? ¿He calculado más los parámetros? - dijo, frunciendo el ceño y volviendo a introducir, algo más rápidamente, las órdenes al sistema de la estación - Vamos bonita... no me hagas esto el primer día...

El ingeniero japonés, que hasta ahora había permanecido tranquilo mientras te daba las explicaciones y debatía contigo las posibles causas del anterior cambio de rumbo de la estación, se muestra preocupado con el nuevo mensaje de la estación.

- Tus cálculos están bien, hemos variado el rumbo.

Efectivamente, habéis notado la fuerza del giro de la estación. Debería ser suficiente para, en pocos segundos, variar la órbita la distancia suficiente como para evitar cualquier cuerpo que se aproximara a la estación.

- Con esa variación, treinta segundos son suficien...

Pero no tiene tiempo de terminar la frase.

Notáis como la fuerza del giro se hace mayor. Saint y Wasabi deben estar forzando a la estación a un cambio de rumbo más brusco, en vista a la corrección de tiempo del ordenador central. Sin embargo, no pasan ni cinco segundos cuando os sentís agitados por una fuerza mucho mayor.

El sonido del metal golpeado con fiereza se puede oír desde todos los módulos de la estación. A pesar de tratar de seguir aferrados a los asideros de la ISS, la fuerza del impacto es tan grande que os lanza proyectados contra la pared. No tenéis tiempo siquiera de haceros conscientes de la situación cuando todas las luces que iluminan el interior de la estación se apagan.

Casi al mismo tiempo, todos oís durante décimas de segundo el aterrador sonido del aire que os sustenta escapando a gran velocidad por una fisura. Al dolor que sentís por la fuerza del golpe se suma ahora la sensación de que os están clavando agujas en los tímpanos. Afortunadamente, el sonido lejano de una compuerta de seguridad cerrándose evita la despresurización total de la estación espacial.

Aturdidos, dañados y confusos tratáis de asimilar lo que en pocos instantes ha sucedido. Mientras tanto, se escuchan pequeños golpes de fragmentos de metal desprendidos chocando contra el exterior de la estación. Antes de que podáis recomponeros, crujen ligeramente los altavoces.

- Despresu......ción detectada en el m..dulo Zvezda - difícilmente podéis entender la voz mecánica del ordenador -. Activ....o sistemas ......eguridad.

Pequeñas luces de color rojo se encienden en cada uno de los módulos, bañando el interior de la estación de un color poco acogedor, pero que al menos os permite ver a vuestro alrededor.

Tras unos instantes, en la estación nadie parece atreverse a hablar. El continuo golpear de los pequeños fragmentos de metal que flotan contra la estación convierten este silencio en algo aterrador. Todavía con el terror en el cuerpo, lo único que podéis hacer es comprobar que estáis vivos. Entonces, la voz de Gennady Padalka se escucha a través de los altavoces, rompiendo este instante de incertidumbre.

- ¿Estáis t..dos bien? - Gennady estaba hace un momento en el módulo Zvezda. Ha salvado la vida por cuestión de unos pocos segundos. Al igual que el ordenador central, la voz del comandante ruso se escucha entrecortada.

- ¿Alg...en me escucha?

-Bahía médica op...rativa.- dijo apenas se sobrepuso Georgi, la frase salió producto del entrenamiento, seguida por la que realmente hubiese diho primero de no estar tan firmemente preparado -¿Pero que ha pasado?-

Por un instante no supo realmente dónde estaba. La sensación de ingravidez era extraña, pero si a eso le añadías que había perdido sus habituales puntos de referencia, Saint estaba completamente descolocado. Se sentía como una tortuga patas arriba. En cuanto las luces de emergencia tiñeron todo de un siniestro color rojo, intentó saber cómo se encontraba su compañero.

- Was... ¿estás bien? - dijo, para luego intentar contactar por radio con el resto de la estación.

- Aquí S... desde contr...stemas - se dejó escuchar por la radio. Era la voz del Saint, el Comandante de la 35 Expedición - P... aquí b...n, ¿alguien herid...?

El japonés, confuso y desorientado, te buscó con la mirada. Su cuerpo estaba recuperándose del sobresalto, y sus ojos adaptándose a la nueva luz. Tanteó un poco a su alrededor, hasta que dio con uno de los asideros de la pared del módulo, y se aferró a él con fuerza. Después te localizó, y asintió.

- Sí. Creo - dijo con la voz temblorosa -. ¿Cómo ha sucedido esto? No hemos tenido tiempo siquiera de girar. ¿Hemos chocado contra eso? ¿O ha sido otra cosa?

Se tocó la cabeza y el brazo, en busca de lesiones. Cuando se palpó el codo izquierdo, emitió un quejido.

- Creo que me he dañado el brazo. No parece roto, aunque eso tendrá que decirlo Georgi.

La voz del comandante ruso vuelve a sonar en la estación, en respuesta a vuestros mensajes.

- Me al...gro de que es....s bien. ¿Y los de.....s? ¿E...is bien? Los que .......scuchéis, ve..... al Nod.. tres. Allí nos reu....remos para val...ar d..ños.

Un instante después se asoma Padalka por la entrada al Nodo 3. Se impulsa con fuerza hacia una de las paredes, y se queda ahí sujeto. Se mueve de forma algo torpe, pero parece estar bien. Os observa con detenimiento, tratando de ver si estáis heridos alguno de los dos. Solo después de cerciorarse de que parecéis estar en buen estado, empieza a hablar.

- Menos mal que ambos estéis bien. ¿Sabéis qué ha pasado? ¿O algo de los demás? Solo habéis contestado vosotros y Georgi.

Ford se había golpeado la cabeza con algo y flotaba desorientado por el laboratorio ahora iluminado con las luces de emergencia - ¿ Chicos, estáis bien ? - dijo mientras intentaba localizar a sus compañeros en la penumbra y activaba el altavoz.

El altavoz de la estación crujió una vez más con la voz del piloto - Aq.. .st..os .. .esto .. e. .odulo .olumbus, n.s .iri..mos .. .odo 3. - cortó la comunicaión y se dió cuenta de que tenía la mano llena de sangre...

- Sí... sí. -le respondió Raf al piloto. Se había dado un buen costalazo y le dolía algo la espalda pero, en resumidas cuentas, se podía decir que estaba bien.- Creo que sí.

En la penumbra únicamente alumbrada por las luces de colores de los indicadores de emergencia, Raf buscó con la mirada a sus compañeros. Veía la figura borrosa de Ford en la dirección de donde sonaban sus palabras e intuía la presencia de otros bultos en el módulo.

- ¿Sarah, Paolo, Wurst? -preguntó a ver si daban señales de vida- ¿Se encuentran bien? ¿Están heridos? Tenemos que ir a Nodo 3.

¿Qué habrá pasado? -añadió, realmente nervioso por las circunstancias.

Saint parecía decepcionado consigo mismo, como si hubiera sido el responsable de todo aquello aunque Wasabi le hubiera confirmado que no había cometido ningún error.

- No lo sé - dijo, malhumorado - En cuanto recibimos el mensaje de alerta de aproximación, calculé una nueva trayectoria para que la estación se desviara. Sin embargo, sea lo que sea lo que nos ha golpeado, debe de ser demasiado grande. Y rápido.

Ford fué consciente en un momento de la gravedad de lo que había sucedido - Ahora mismo podemos estar ya muertos - pensó imaginando que una avería simple pero desafortunada podía en estos momentos ya haber sellado su destino irremediablemente.

- Creo que tengo una herida en la cabeza pero estoy bien.- dijo el piloto oprimiendo la herida que sangraba en su cabeza - CHICOS, TODOS AL NODO3 YA. - ordenó con tono militar - Y cruzen los dedos o recen sus oraciones para que no haya nada irreparable.

Y salió flotando en dirección al Nodo en búsca del resto de astronautas.

Ford no pudo evitar alegrarse por la suerte que habían tenido con el accidente, pasara lo que pasara en la misión iban a ser recordados como HEROES, ya fuera arreglando los daños de la ISS o muriendo en acto de servicio, en cualquiera de los dos casos pasarían a la historia.

- Hoy va a ser un buen día sin duda, - pensó sin poder esbozar una sonrisa mientras se dirigía al Nodo3 - si sólamente pudieramos comunicar en directo con algún medio de comunicación ya sería perfecto.

El brusco golpe cogió por sorpresa a Sarah. Permanecía suspendida en mitad del módulo, flotando ingrávida. La primera impresión que tenéis al ver su cuerpo es que está inconsciente, o algo peor. Sin embargo, respiráis tranquilos cuando la véis moverse para tratar de asirse a una de las paredes. Una vez alcanza una sujeción, comienza a tantearse el hombro, aunque a primera vista os parece que se encuentra bien.

- ¿Nos... ha golpeado? - dice con una voz trémula. El cansancio de los últimos días va haciendo mella en ella, y en este momento de caos se os hace mucho más patente.

- ¿Cómo estáis vosotros? Yo creo que no me he roto nada. Ford tiene razón. Si podéis moveros bien, vayamos cuanto antes al Nodo 3.

Espera a que comencéis a desplazados hacia el exterior del laboratorio y después se impulsa hacia la salida.