Partida Rol por web

La batalla se desarrollaba con fiereza, pero no de la manera que Orin hubiera esperado. Su rival lo evitaba sin esfuerzo,y pese a que sus golpes podían ser encajados, el monarca debía admitir que el sujeto tenía una buena pegada. Las ballenas habían muerto, y era posible que los malhechores entraran en tropel, daba igual, aun tenía unos segundos, valiosos segundos con los que él podía marcar una diferencia.

-Acabemos, indigno.- Hasta ese momento, el señor de los mares había estado conteniendo sus golpes para matar, pero esta vez aprestó su tridente, arma y símbolo de poder, para asestar mortal estocada.

Black Manta volvió a reirse, esta vez ante laclara actitud frsutrada de Orin.

Lo siento Aquaman. Pero no me pagan para jugar contigo, tienes suerte que tampoco lo hagan para que te mate.
Buscate un Aquaboy que entrenar para divertirte.

Tras decir esto, el villano sale despedido en dirección al hueco. Era tápido, pero no más que Orin, lo habría pillado facilmente si no fuera porque de su muñequera derecha disparó una especie de misiles al techo de la caverna y este se derrumbó, con la clara intención de atrapar al Rey de Atlantis.

Yupii XD.

El villano, temeroso sin duda, se batió en retirada, y justo cuando Orin iba a impulsarse con una sonrisa en los labios,pues sabía que de una sola brazada podría darle alcance, disparó sus mortales proyectiles contra la bóveda del lugar, provocando que esta se fracturase e iniciase una reacción que  tirase en gran parte el techo de la cueva. El monarca esquivo rocas, las rompió y las lanzo pro los aires, evitando todo daño real sobre su persona, y pronto las aguas se tornaron aún más oscuras.

-Te mataré, me oyes miserable, TE MATARÉ.-  Dijo el soberano con un grito de rabia que recorrió el océano con furia. Resopló, y se calmo, tubo que acudir a sus recuerdos más agradables para hacerlo, al recuerdo de su madre. Debía encontrar una salida de aquel lugar.

El villano había huido. Orin no sabía de quién se trataba ni qué es lo que quería de esa cueva que ni sabía que existía. La extraña estatua que había se había destrozado aun más por culpa de la caida de las orcas. Ahora sí que no podía saber qué o quién era.

Volvió a mirar el montón de rocas que le cerraba el paso y suspiró. Tardaría horas en salir de allí.

De pronto, el lugar que le había resultado más familiar del mundo, dejó de serlo, todo derruido y lleno de escombros, y en lugar de encontrar la paz en aquellas subacuáticas ruinas, encontró ira y desasosiego. Pero se resignó , que otra cosa podía hacer, aun tenía una jornada larga pro delante, y no estaba dispuesto a llegar tarde a los preparativos en memoria de su madre.

Comenzó a quitar rocas y más rocas y al cabo de poco no pudo evitar preguntarse qué secretos debía guardar su pequeño santuario para que habitantes de la superficie como aquellos, lo consideraran de tanto interés. Pronto lo sabría, tan pronto como saliese de allí , y retornase con Vulco para que examinara el lugar, quizás con algún súbdito más de confianza, al fin y al cabo, ese ya no era su santuario sagrado, y antes de reconstruirlo, y que volviera a serlo, tendría que llegar al fondo de aquello.

Sin más se concentró, y busco toda ayuda animal, que pudiera asistirle en aquella hora tan amarga.

Con un plan en mente, Orin empezó la ardua tarea de mover rocas. Trató de llamar alguna criatura marina que le pudiese ayudar, pero las que había cerca no eran lo suficientemente fuertes para ayudarle, y las que lo eran no cabían por las cuevas.

Cuando estaba acabando, captó sonidos del otro lado del derrumbe. Alguien estaba quitando rocas también. En cuanto logró hacer un hueco vio unas manos delgadas que lo estaban agrandando.

De repente apareció una hermosa cara. Era una joven con pelo blanco que estaba respirando tranquilamente bajo el mar.

Vaya. Hola. No esperaba ver a nadie vivo despues de un ataque de Black Manta.

Orin se sorprendió bastante al ver el rostro de la joven figura, y aunque en primera instancia su postura fue agresiva, dada la prudencia que requería tal situación, pronto relajó un poco más el gesto. Quien se dirigía a él no aparentaba tener muchos años, es probable que no fuese todavía un adulto, y parecía amistoso, sin contar con el hecho de que no portaba ningún traje extraño, y parecía poder moverse y hablar con libertad bajo el agua. "¿Un súbdito perdido de Atlantis, quizás de una comunidad oculta de la guerra y de sus dominios?", pensó tratando de encajar al submarino joven en su subacuático mundo.

Orin finalmente salió de las rocas, y extendió una mano al joven, como saludo y agradecimiento por haberle ayudado.- Soy Orin, Rey de Atlantis, y de sus colonias, ¿a quién debo tal amabilidad, joven?.- Dijo esperando la respuesta del muchacho.- Conocéis a ese tal Black Manta, y parece que no le tenéis aprecio, me interesa saber de él.- Hablo Orin escupiendo esas últimas palabras con furia contenida

La chica estrechó la mano de Orin con una sonrisa, sintiendose un poco extraña por la escena. Pero en cuanto escuchó el nombre de Atlantis, empezó a reir. Aunque se paro de repente al ver la cara del Rey.

Jajajaj..
Espera. ¿Lo dices en serio? ¿De verdad te crees el Rey de Atlantis?
Tio, si que han jugado con tú cabeza los de Lexcorp.

Orin la miro sorprendido mientras controlaba su apretón por precaución, la chica parecía delicada y no quería llevarse un trozo de ella con la mano.- Jovencita, voy a perdonar la impertinencia por que me has prestado asistencia, y a fe mía que ha sido de buen grado y sin esperar nada a cambio.-

Aquaman la examinó un poco más detenidamente, aunque pudiera respirar bajo el agua y soportar tal presión sin ninguna artilugio, no parecía ser una habitante de las profundidades oceánicas, no hablaba como tal,"¿podría haberse criado en la superficie?", pensó el soberano unos instantes.- No se quienes son esa tal LexCorp, y te aseguro que nadie juega conmigo y sale impune.- Dijo afianzando sus palabras mientras hundía con fuerza varios centímetros de la parte roma de su tridente en la misma roca, aun era fresco el recuerdo de Black Manta en él. Suspiró resignado y cambio el gesto a uno algo más amable.- Permítame invitarla a ver con sus propios ojos la ciudad de las maravillas que es mi hogar, Atlantis, seguro que tenéis que contarme muchas cosas sobre ese tal Black Manta, y esa tal LexCorp.- Hizo un gesto a la muchacha para que lo siguiera, y aguardo educadamente a que esta aceptara su petición. Claro que lo haría, quien rechaza la petición de un Rey.

La joven se encoje de hombros ante la propuesta de Orin.

La verdad es que aquí ya no tengo nada que hacer. No he llegado a tiempo y Black Manta ha escapado. Pero claro, él tiene un megasubmarino molón y yo tengo que venir a pelo.

Así que iré gustosa a ver la Atlantida. Me llamo Dolphin. Un placer majestad.

Hace una especie de reverencia muy exagerada cuando dice esto último. Y todavía tiene una sonrisa en su cara. Una cara preciosa sinceramente,está claro que no se lo acaba de creer del todo.

Cuando salis de las cuevas observas lo que ya te temías. Las ballenas habían sido atacadas, y una de ellas estaba muerta. No ves rastros de las otras, por lo que supones que las crias y la madre lograron escapar. Seguramente el macho se quedó a defenderles y les dio tiempo para huir.

La cara de Dolphin se pone muy triste de repente, e icluso notas como una lagrima se une al agua de mar. Es una joven extraña. Lleva una especie de pantalones cortos y un tipo extraño de top.

Orin con el gesto sombrío mira el cadáver dejado atrás, así era la ley del mar, y aunque le hubiera gustado culpar a Black Manta por la muerte de aquel noble animal, la realidad es que el culpable era él mismo. Él las había convocado para asistirle, y como buenas súbditas de su voluntad habían dado la vida por sus deseos, su sacrificio bien le podía haber salvado la vida, no iba a permitir que Black Manta olvidara sus muertes, igual que no iba a permitir que olvidase lo sucedido allí , no, se las haría pagar todas juntas.

-Cumplieron con su deber, no deberías estar triste.- Dijo el monarca con determinación. Invitó a la joven a subir a su sigiloso vehículo, y con celeridad puso rumbo a Atlantis.

Dolphin miró a Orin un poco enfadada. No tanto por lo que le hubiera dicho, sino porque le había visto llorar. Estaba claro que era una mujer dura. Le recordaba un poco a Mera.

Cuando llegaron a la nave del Rey, la chica soltó un silvido y le miro de manera extraña. Como empezando a creerse lo que había dicho.

Caray. Menudo cacharro. Seguro que es el no va más de por aquí.

Sin más, subis a la nave y os disponeis a regresar a la maravillosa Atlantis. Pero antes de poder poner rumbo, ois la voz de Vulko por las comunicaciones.

Sire. Sire. ¿Estais ahí? Por favor, contestad. Ha sucedido algo.

Orin se sonrió cuando la joven lanzo tan inusual alago a su nuevo transporte, el más veloz, y el más discreto sin duda.- Si creo saber a qué te refieres, la respuesta es si, es el no va ¿más?- Dijo terminando la frase sin saber muy bien si había errado o no en las palabras o en el contexto.

La voz alterada de Vulko lo puso en alerte apenas había encendido los motores.- Decidme amigo, que os altera, rápido.- Demando Orin, algo impaciente por saber de qué se trataba.Pocas veces había escuchado a Vulko tan alterado.

Sire. Oh. Por fin os localizo.

La voz parece clamarse un poco cuando contestas, aunque no demasiado.

Ha pasado algo increible. Bueno, increible no. Bueno, sí, también increible. Pero lo que me refiero es que los sacerdotes han irrumpido en el salón del trono y exigen veros. Al parecer alguna de las viejas reliquias de la era oscura han empezado a activarse.
Según las paparruchas de los saerdotes significa el fin del mundo. Pero yo he estado investigando por mi cuenta y es sólo que han captado una señal energetica...

Oh

Parece oirse un pequeño golpe y una especie de forcejeo.

En un principio te preocupaste por lo que le hubiera podido pasar a Vulko. Pero en cuanto escuchaste la voz de la persona que habló, supiste que quien tendría problemas eras tú.

Mi Rey. No escucheis a este bufon. Imagino donde estás, así que haz el favor de venir a palacio lo antes posible. La situación es grave. Más de lo que quiere creer Vulko.

Mera estaba seria. Más sería de lo que la habías notado nunca.