Partida Rol por web

Antón obedeció a Señor. Tomó a Antonio ahora más fuerte y lo llevó hasta donde estaba Muthadi. Lo apoyó como pudo en la parte opuesta del tronco para que no mirara las nubes ni cualquier posible lance que lo hierera. Luego vísteis como Antón comenzaba a trepar un árbol con gruesas ramas, cuya copa rozaba las chispas del incendio contiguo, pero se contenía.

En esos momentos, avanzando los Maeses guerreros rodeando el fuego con sus armas preparadas, pudísteis oir unos gritos procedentes del individuo que agitaba el incendio:

¡¡ CUM COELUM ASPICIO QUAM MIHI SORDET HUMUS !!

¡¡ HORA EST ORANDI !!

¡¡ MORS CERTA SED HORA INCERTA !!

El fuego ahora tornose más blanquecino y las llamas naranjas expulsaban un polvo muy embriagador, pero, a la vez, desconcertante. Estaba muy vivo, y las llamas... ¡Oh LAS LLAMAS! ¡¡¡ESAS LLAMAS!!!

¡¡ LAS LLAMAS DEJARON DE REVOLOTEAR DE FORMA ALEATORIA Y SE RETORCIERON ENTRE SI DIRIGIÉNDOSE AL CIELO COMO UNA TRENZAS CON MIL MECHONES, CON MIL HEBRAS, COMO LA MÁS ROBUSTA COLUMNA!! ¡¡PODRÍA VERSE AHORA DESDE GRANADA O DESDE LA TAIFA DE WASQA!!

Cuando aún no ha podido ponerse en posición, Manuel escucha unos gritos en lo que cree latín.

- Debería haber hecho más caso a mi padre cuando aún estabamos juntos. Ahora entendería a ese ser demoníaco... - justo después, ve el comportamiento nada natural del fuego. - Vale, aunque no lo entienda, esto no es bueno y debe ser detenido antes de que sea aún peor.

PNJOTIZADO.

La madre que me pa... -entonces se quedó embobado con la columna retorcida que emanaba humo y olores especiales. Ahora tosía bastante...

Hubo una vez alguien que dijo hace mucho tiempo que "la fortuna sonreía a los audaces", a los valientes y no a los cobardes, aún menos a los osados. Ciertamente, alguna gracia divina o algún querubín debió posarse sobre la coronilla de Maese Álvar en su carrera de honor y aventuras, amen de contar el agravio de su "corta" extremidad...

Si, recuerdas que aquellos renuberos, semihombres o semibestias (¿quién sabe...?) no hacían sino hostigar a los campesinos y también a caballeros, de las más mordaces formas: secuestraba sus hijos, sus rebaños, les torturaba y se alimentaba de su carne si hiciera falta... y cuando les tocaba enfrentarse a un soldado con portento o incluso a caballo utilizaban otras artes, "sucios ardides" ciertamente.

Recordaste que los renuberos utilizaban para protegerse de una especie de letanía que ellos solo conocen, una fórmula que hacía que el corazón, y aún más los pasos, de dichos hombres armados contra ellos se detuviesen. Nadie sabía porqué pasaba o si era el mismo diablo encarnado en este horrible ser, pero aquellos desdichados que osaban acercarse para blandir un golpe de gracias caían como en un ensueño, un trance momentáneo (unos más tiempo, otros menos), ¡y no eran capaces de tenerse ni siquiera en pie!

Al formarse la columna retorcida de fuego, cuyas llamas en hilera crecían desde las raíces de los árboles y se extendían hacia las nubes y las estrellas, os percatásteis que no era un incendio cualquiera: las hojas y ramas de los árboles no se abrasaban ni convertían en ceniza...  sino que no se agotaban. Ahora pudísteis ver la forma de aquel que gritaba aquellas palabras con fiereza, un ser antropomorfo pero con características no propias de los hombres: grandes orejas, cornamenta, pelo retorcido que parecía esparto y un encorvamiento lejos de lo normal, aun para un anciano... Sus manos y brazo continuaban levantando, acompañando aquella arenga que no hacía sino avivar las brasas.

Pero, lo más desconcertante era sin duda que delante de él, justo entre el foco del fuego y su posición, había dos niños maniatados, muy pequeños, tumbados en el suelo boca arriba, cuyas cabezas y caras no eran visibles, ya que había un trapo blanco muy grande puesto sobre ellas. El trapo parecía estar mojado.

El individuo miraba al fuego y gritaba, y éste se agitaba a su voz; pero también, entre aquellos lamentos en lengua muerta, miraba a los niños, los señalaba y señalaba además al fuego, como hacíendolos partícipes de aquel aquelarre maldito... o lo que sólo el Diablo supiera lo que era aquello.

Frené en seco, cuando me disponía a acercarme lo suficiente como para poder atacarle y grité a mis compañeros de aventuras:

- ¡NO OS ACERQUÉIS A ESE DEMONIO, DON MANUEL! OS HECHIZARÁ DE INMEDIATO

Veía cómo Álvar se había parado en seco... ¿Que hará Maese Álvar ahi gritando?

Manuel estaba apunto de acercarse lo necesario al cornudo ser cuando escuchó los gritos de Alvar, los cuales le hicieron retroceder.

- A la mierda el ataque sorpresa. - pensó el guerrero antes de darse cuenta de que al fin y al cabo, Alvar lo decía por su bien. - ¿No habrá visto Alvar a los niños? De alguna manera habrá que detener al ser, no sea que les pretenda sacrificar, que tiene pinta... Tal vez desde lejos Antón pueda distraerle con las flechas para que podamos alejar a los niños antes de atacarle.

Sin acercarse, le hace un gesto a Antón de que dispare a la criatura.

Oh señor, ¿que han hecho las gentes de esta tierra para que te hayas olvidado de ellos? ¿Por que permites que el diablo campe a sus anchas a costa de vidas inocentes?

Antonio, que se debatía entre convulsiones, no paraba de toser mientras que con una afilado cuchillo trataba de cortar las cuerdas que ataban al moro. Aun su corazón le dolía al ver que este no reaccionaba y pocas esperanzas tenía para aquel infel que había demostrado su valor y su amistad durante años. Pero si era capaz de sostenerse en pie, sería de gran ayuda para llevarse lejos a los niños y huir de aquel demonio. 

Un hilo de sangre se resbalo por la comisura de su boca. Estaba seguro de que ni las espadas de sus compañeros ni sus amuletos servirían de nada contra aquella criatura infernal.

Volví a gritar, para que todos me oyeran:

- SI NOS ACERCAMOS A CINCO VARAS*, NOS HECHIZARÁ. ¡HAY QUE ATACARLE EN LA DISTANCIA!

Pinché la espada en el suelo y desenvainé el cuchillo. Casi nunca practiqué lanzamiento de cuchillo, pero comencé a musitar una oración, buscando toda la ayuda posible en un momento como aquél.

Pensé en San Cipriano, que protegía a los creyentes de los engaños del maligno y sus sucios ardides, así que pronto comencé a musitar una oración en su honor.

"Oh Señor , por intercesión de San Cipriano, suplico que aquellos que estén ligados con hechizos, embrujos y poseídos del maligno con tu infinito poder los desates, los desembrujes, para que el lobo rabioso no tenga dominio sobre el hombre y los sortilegios del mal sean vanos, para que todo aquello que fue atado sea por Ti desatado."

"San Cipriano, ruego por tu intercesión, preservarme de todos los maleficios y perfidias de Lucifer. Cuida la palabra, vista y pensamiento mío. Que sean llenos de confusión los que atenten contra mi vida . Que todos mis enemigos sean confundidos y alejados. Manteneme triunfante sobre ellos eternamente. AMÉN."

Mientras musito la oración, clavo la punta de la espada en el suelo y desenvaino el cuchillo.

Antonio siguió cortando las cuerdas mientras tosia sin parar. El pecho le ardia debido al dolor de las convulsiones y el humo que aspiraba, pero no iba a dejar en aquel aquelarre a su infiel amigo. No podia casi hablar pero empezó a musitar la oración que su compañero recitaba. 

San Cipriano, ruego por tu intercesión, preservarme de todos los maleficios y perfidias de Lucifer...

Noguera: haz tirada de Mando para Antón (no porque no te vaya a obedecer, sino porque es la habilidad más parecida al hecho de interpretar tu órden desde la lejanía y las alturas del árbol).

Álvar: Para rezar a un santo hay que tener RAC=100. De no ser así, hay que hacer una tirada de Teología primero (para saber a qué santo rezar). No obstante, lo obviaré, pues yo tampoco estoy muy pueto en los "rezos". De todas formas San Cipriano, auxiliador de los hombres contra la magia demonía, necesita sacar un crítico en RAC.

Antonio: Tira RAC. Sin embargo, según el manual hay que contar además con la situación del PJ. a ti te daré un +40% en la tirada de RAC por tu estado crítico. Procede :)

Comprendiste aquellas palabras:

...Cuida la palabra, vista y pensamiento mío. Que sean llenos de confusión los que atenten contra mi vida . Que todos mis enemigos sean confundidos y alejados. Manteneme triunfante sobre ellos eternamente. AMÉN.