Partida Rol por web

En algún momento de la noche, me encontré presenciando una actuación. Se trataba de un grupo asiático, con mucha energía. No conseguí entender lo que querían decir, pues la mayor parte de la letra estaba en un idioma que desconocía; sospechaba que japonés, pero tampoco era capaz de asegurarlo. Transmitían fuerza, emoción, no lo hacían nada mal. Sin embargo, lo que estaba resultando una excelente actuación, se convirtió en una pesadilla. De pronto, la cantante apareció frente a mí, llena de sangre, y son la ropa rasgada, rota... Y entonces, mirando hacia adelante, estiró el brazo tratando de alcanzar algo...

Me desperté de sopetón, levantando la mitad de mi cuerpo, quedándome sentada sobre la cama. La imagen me había impresionado sobremanera, el corazón me iba a mil por hora, y estaba sudando en frío. Me percaté entonces de que estaba sola en la habitación, y de que una canción había comenzado a sonar.

¿Whitney Houston?

Miré alrededor, tratando de ver de dónde procedía la melodía, y me encontré con un teléfono encima de la butaca que había junto a la cama.

Ben...

Me estiré para cogerlo, y vi el mensaje que me había dejado: "Nos vemos en el desayuno, un beso". No pude evitar sonreír, a pesar de lo que acababa de pasar. En circunstancias normales hubiera pensado que se trataba de una simple pesadilla, pero en estos momentos... ¿Y si significaba algo? También me di cuenta de que el ordenador mostraba un mensaje citándonos en la Sala de Audiencias.

Dejé el móvil sobre la cama y me dirigí a la ducha, nerviosa, asustada. Esperaba que una ducha de agua caliente me ayudara a relajarme, y poder decidir mejor qué hacer, pero al cerrar los ojo bajo el agua, me volvió esa imagen a la mente. La chica ensangrentada y su mano tratando de alcanzar algo. Entonces me dí más prisa. Acabé de ducharme rápidamente, y puse de nuevo la canción mientras me vestía y me arreglaba el pelo.

Justo cuando estaba terminando, sonó mi teléfono.

¿Mamá y papá?

Corrí hacia él, esperando que no fueran ellos, pero al ver de quién se trataba, no sabía si aquello no resultaba peor.

¿Por qué no me deja en paz? ¿No ve que no quiero hablar con él?

Le quité el sonido al teléfono, y lo metí en la parte trasera del pantalón. Cogí el de Ben, también para guardarlo, pero antes volví a leer su mensaje.

Ardía en deseos de dirigirme directamente al comedor, la noche anterior había sido maravillosa, y quería volver a verle cuanto antes. Pero lo sucedido mientras dormía, me hacía cuestionarme qué sería lo correcto.

Echaré un vistazo por ahí, a ver si veo a la Señora Andersen, sino esperaré a la reunión con el director...

Metí el móvil de Ben en el otro bolsillo trasero, y salí.

Salgo

Tras repasar mentalmente los pasos seguidos con Janet el día anterior Nyara spaseó delante de las puertas hasta detenerse en la que creía que era la de Kurt.
Durante unos instantes miró la madera dubitativa pero acabó estirando el brazo y golpeando la puerta con los nudillos varias veces.

Aguardó durante unos minutos en silencio hasta que casi se planteó volver a la Sala de Audiencias con Manuel, su hermana y la chupipandi. Entonces volvió a llamar, empezando a preguntarse si Kurt seguiría vivo o algún habitante del castillo se lo había cenado durante la noche.

-¿Kurt? Soy...soy Nyara, ¿estás bien? El -La chupipandi- resto de nuevos ya está reunido.

Apoyó la frente en la puerta bostezando y se frotó los ojos eliminando unas lagrimitas somnolientas antes de  tamborilear los dedos rítmicamente en la puerta.

Puedo esperar un poco más y luego volver con la chupipandi diciéndole a Manuel que el chin que falta ni siquiera parece estar en su cuarto...

Kurt se pone de pie de la cama ya que ha sido despertado por los llamados de la chica, tras colocarse bien la ropa abre la puerta y dice:

- Hola, buenos dias, perdona pero me habia quedado dormido, he leido que tenemos que ir a la sala de audiencias verdad' porque no vamos?

Dice mientras se dispone a ir a la sala de audiencias

-Tranquilo Bello durmiente, fue un día... raro, normal que necesitases descansar-Dejó espacio a Kurt para que saliese adelantándose por el pasillo varios pasos, entonces se detuvo y miró sobre su hombro para comprobar que el alemán seguía la dirección correcta -van a reunir a todo el castillo- le comentó.

Llego a mi cuarto lentamente, caminando como si fuera un simple paseo. Estoy perdiendo tiempo, claramente. Elizabeth necesitaba espacio, o eso me pareció entender, así que me he buscado una excusa para dárselo, al menos un rato. Entro en la habitación con la chamarra en la mano, una prenda de abrigo que parece que no voy a necesitar, y la dejo sobre la butaca junto a la cama.

Suspiro, mirando las paredes pintadas, la cama sin deshacer, la mochila con la ropa aún dentro. No he pasado la noche en ella, sino en una muy parecida. Sin embargo, esta me resulta fría y poco acogedora. Porque el calor, lo que realmente me hace sentir a gusto, no está en el espacio ni los muebles. Aquí, en su cuarto o en cualquier rincón de este castillo, lo que hace que se dibuje, como ahora al pensar en ella, una sonrisa, es Elizabeth.

De modo que me doy la vuelta, y salgo de mi habitación, dirección al comedor.

Recortó los pasillos de la mano de Elizabeth, hasta llegar al pasillo de nuestras habitaciones, ahí nos despedimos, y cada cual entra en su propio cuarto.

Voy directo al cuarto de baño, a lavarme los dientes, algo que hago en poco tiempo, a toda velocidad, como tengo por costumbre. Luego me miro al espejo, comprobando si tengo bien el pelo, y salgo del baño. Tengo ganas de salir e ir a buscar a Liz, pero no quiero agobiarla. Las chicas necesitan más tiempo para prepararse, hasta yo lo se.

Así que me acerco a la cama y, sin quitarme siquiera el calzado, me dejo caer a lo ancho sobre el colchón. Estoy un poco cansado, somnoliento después de comer. Aunque tampoco puedo dormir, porque todo el tema de Elizabeth me tiene demasiado nervioso.

Tras despedirme de Ben y cerrar la puerta tras de mí, me acerqué a la cama y me dejé caer sobre ella, quedándome tendida con los brazos en cruz. Respiré profundamente y cerré los ojos, tratando de relajarme y digerir todo lo que estaba sucediendo. Necesitaba darme unos minutos, unos minutos para no pensar en nada.

Después de un rato me decidí a levantarme y me dirigí al baño a lavarme los dientes y arreglarme un poco el pelo. No sabía cuanto tiempo había pasado exactamente, pero puede que Ben ya estuviera esperándome, así que me apresuré.

Esperándome... ¿Dónde? Si no hemos quedado en nada al final...

Miré el teléfono, pero no, no tenía noticias suyas.