Partida Rol por web

- De acuerdo. - Dijo el Sargento. - Nos ayudaremos para salir de aquí. Supongo que entre más seamos, más podremos defendernos del enemigo. - Continuó el soldado bajando por fin sus armas. - Igualmente, no me gusta ver morir a los soldados, así que desnudarlo, quitarle las botas y todo lo que tenga encima y dejarlo marchar. -

Señaló su coche con el dedo y los miró a todos.

- Somos seis, cabremos allí, un poco apretados. ¿No hay más supervivientes por aquí, no? -

Pero sarge...  ¿y la chica esa que dicen? preguntó algo confundido Pete. Parecía que todo el mundo se olvidaba de que tenía que rescatar a una admiradora...

Tenemos un grupo, estábamos en misiones de pertrecho, nos tenemos que reunir en el ayuntamiento,  una cosa. me encamino al soldado que esta consciente le empujo con el pie al suelo le encañono con la pistola.Dime a quien pegabais   hace un momento y donde narices esta el almacén ce municiones y el aparcamiento para vehículos pesados, sino tu muerte sera lenta y dolorosa, te lo prometo.

Joder, qué manía, venga a querer matar soldaditos, y a pasar de la chica esa... rezongó el famoso cantante, ajustándose su ajado sombrero de fieltro negro en la cabeza. El pelo, lacio y grasiento, le tapaba ahora parte de la visión del ojo izquierdo, y rápidamente se lo movió para echarlo a un lado.

Ea, que si no parezco un emo...

San Lorenzo pega un suspiro al ver que la situación se había calmado- menos mal... -piensa para si mismo a la vez que vuelve a relajarse.

-debemos ir al ayuntamiento, con los demás acordamos reunirnos allí cuando tuviéramos lo necesario...- habla sin ni siquiera tomar aliento, como si fuera un discurso más que soltaba a la hora de misa.

Duda durante unos segundos pero finalmente se acerca al vehículo- vamos- añade con una voz decidida o almenos eso quería aparentar.

Pete echó a correr de pronto, asustando a todo el mundo, en dirección al coche ¡Me pido delante! iba gritando cual crío de diez años...

Ves a alguien entre las sombras que parecía acercarse a vosotros con sigilo. Es posible que se hayan percatado de que han sido descubiertos.

Se trata de un hombre grande con aspecto rudo, una bella mujer pelirroja y un tipo que por la ropa que lleva parece un médico.

Ves a alguien entre las sombras que parecía acercarse a vosotros con sigilo. Es posible que se haya percatado de que ha sido descubierto.

Se trata de un hombre grande con aspecto rudo.

Como un rayo, el Sargento le quitó la protección al visor de su rifle de precisión y activo su visión nocturna. Más rápido aún, se giró hacia dónde las tres figuras venían acercándose tranquilamente, intentándose esconder de ellos y apunto al más grande a la cabeza.

- Marco. - Dijo como le habían enseñado en West Point mientras quitaba el seguro del arma. - Salid de las sombras con cuidado o os vuelo la tapa de los sesos a los tres. -

Y sin dejar de apuntarles, les dijo a los allí presentes.

- Tenemos tres objetivos a las cuatro en punto. No parecen hostiles. -

Apunto a donde indica el sargento pero sin saber muy bien que buscar.  No se fíe sargento en este pueblo poco es lo que parece.

Pete estaba llegando ya a la portezuela del coche cuando de pronto atisbó algo por el rabillo del ojo. Pensando que podría ser uno de los camellos a los que no había pagado el último mes, alzó sus nuevas pistolas al tiempo que el sargento hacía lo propio...

Genial. Mas militares que tenian mierda en la cabeza y creian que todos debian saltar con "Señor, si señor" cada vez que abrieran la boca. Alek tenia su arma apuntando a los dos tipos, el que mas le preocupaba era el militar que les grito. Arrugó el ceño gruñendo:

-Bajaré el arma cuando le des un beso de lengua a un puto zombi- algo se habian dicho entre sus compañeros y esos dos, pero hasta no saberlo convenia estar prevenido. Si bien no contaban con la ventaja si con el superioridad numerica. De todos modos estar alli parados, esperando que se unieran mas soldados era algo que no deseaba para nada-. Jonn...¿Donde esta el jodido auto?

Ahora que lo pensaba, todo estaba saliendo como su segundo matrimonio, lo cual daria como resultado casi quedar en bancarrota y una sensacion de vacio. En este caso seria la muerte, practicamente lo mismo.

El Sargento miró al hombre que le apuntaba, y después, se dio cuenta que hablaba con el muchacho que estaba a su lado. 

Miró a un lado y al otro, y después, bajó lentamente el arma, apuntando al suelo como al principio.

- ¿Os conocéis? - Dijo en voz alta. - Nosotros no somos el enemigo, soldado, si te sirve de algo, acabamos de llegar. Ahora bien, bajemos todos las armas y continuemos con esta charla tan amena. -

¿Soldado? Eso si que lo haria reir si en realidad riera seguido, lo cual casi nunca pasaba. Pero el hecho que bajara su arma lo tranquilizo un poco. Solo un poco. Bajo a su vez su pistola, despues de todo no queria empezar una refriega justo ahora. Solo queria largarse de ese condenado campamento.

-Si, nos conocemos. Si recien llegan, les dare la bievenida y un resumen: estan metidos hasta el cuello en la mierda, igual que nosotros, fin del resumen- queria largarse de alli cuanto antes, cada segundo era una invitacion a morir por un tiro en la cabeza... en el mejor de los casos.

Hernán se había relajado y bajó el arma aunque no la guardó.

- Nosotros, hemos conseguido un coche.. - dijo ante la idea de ir apretados. Hacía unas horas había abierto un coche y lo tenía aparcado a la vuelta de la esquina.

- Lo que hay que hacer es largarse lo antes posible carajo, aquí somos un blanco fácil y no creo que estos fanáticos les agrade la idea de vernos.. - comentó.

Dicho esto se encaminó hacia su coche.

Lorenzo se tranquiliza al ver que sus viejos compañeros habían aparecido.- menos mal que estáis bien... - dice a la vez que intenta expresar una leve sonrisa.

-Habéis encontrado algo útil?- pregunta nervioso a la vez que mira hacia todos lados- vayámonos de aquí...- añade en un susurro.

-Ya decia yo que empezabas a caerme bien- dijo a Hernán mientras volvia a meterse en donde habia salido para emboscar a los dos nuevos. A los pocos segundos salio con un par de voluminosas bolsas, estas valian su peso en oro. No queria dejarlas con los otros, pero no podria llevar todo en un solo vehiculo, sobre todo teniendo en cuenta que no quedaria muy "honesto"-. Algo para el camino- dijo siemplemente.

Observo a los guardias, otra ar-ma siempre venia bien, una metr-alleta, una escopeta, lo que fuera. Incluso una granada seria algo invaluable. Pronto saldrian al exterior...