Partida Rol por web

Gritos, muchos gritos. Parecen humanos, cargados de terror, en la dirección a la que os lleva Elisa.

La muchacha se detiene en seco, claramente desconcertada.

Son gritos humanos, sin duda. Se trata de unas 8 personas. Hay hombres, mujeres y probablemente algún niño. No distingues ningún sonido propio de un zombie, así que no crees que ellos sean los responsables de esos gritos...

-¿Sabes qué niña?- murmuro tambien deteniendose-. Me dieron ganas de respirar aire fresco- no sabia que pasaba, tampoco queria saberlo, solo queria alejarse todo lo que pudiera de alli y rogar para que eso no les pasara a ellos.

- Atentos. Peligro delante. - Dijo el Sargento. - En formación de tres, cuidado con los flancos. Armas preparadas, y avanzamos. -

Amartilló su fusil, colocando una bala en la recámara, y quitándole el seguro.

- Ahora, ahora, ahora. -

Y comenzó a avanzar, muy militarmente.

¿Qué está ocurriendo Elisa?, ¿acaso esto es una trampa?. Pregunte intranquilo al escuchar los gritos

Mi cuerpo se puso en tensión involuntariamente, busque en la mirada de mis compañeros sin obtener respuesta y me decidí a observar la reacción de la chica, hay reacciones que superan cualquier mentira…Sus ojos me dirían lo que ocurría unos metros mas adelante.

El sonido de un zippo rompio el tenso silencio cuando Pete se encendio un cigarrillo, la subita luz de la llama sobresaltando a todos. El cantante, ni corto ni perezoso avanzo pitillo en boca, y se coloco junto a la muchacha, rodeando sus hombros con su brazo izquierdo.
Tranqui, baby dijo murmurando a causa del cigarrillo Pete cuidara de ti

La chica se quedó paralizada, ni siquiera pareció percatarse de que Pete la rodeaba con su brazo. Sus ojos mostraban autentico pánico.

¿Que... que está pasando?

Era como si la muchacha quisiese avanzar pero su cuerpo se negara a hacerlo.

Vamos preciosa intento sacar a la chica de su mutismo Tus amigos necesitan ayuda, y no puedo dejar al sarge solo. Cuidamos el uno del otro, sabes? explico mientras intentaba tirar de ella, tomando su mano

Alek se acercó a la chica, la cual tiene adherido un Peter completamente ajeno a lo que esta pasando, la tomó del brazo y le dijo:

-¿Que crees que pasa? Los estan atacando, hay que salir de aqui- miró al sargento quien como siempre esta como Peter solo que en modo militar-. Hay que largarnos ya. No hace falta ver para saber que no la estan pasando bien.

En verdad siguio a la chica porque creyo que seria mas seguro que la superficie, pero ahora se daba cuenta que no importaba donde estuvieran, siempre habria algo dispuesto a matarlos.

Shhhh silencio…

Si acaso huyen de algo no es de zombies…Podemos ir y enterarnos de que coño está pasando o quedarnos aquí debatiendo como marujonas…

Si, también podemos subir y servirnos en bandeja a esos cabrones…Confirme susurrando mientras avanzaba en silencio.

Alek se aleja de allí y vuelve a la superficie sin dificultades. San Lorenzo le acompaña.

Elisa no parece hacerle caso y se mantiene al lado de Pete, en estado de shock, que avanza junto al Sarge y Harry en dirección a los gritos.

- Acabemos con esto, si son zombies, esos tipos nos servirán como cebo para no estar en peligro, si vemos la situación muy jodida, yo me largo - constató Hernán con su habitual falta de sutilidad.

Avanza con el grupo por las alcantarillas

Llegáis al exterior sin mas complicaciones, dejando atrás a vuestros compañeros. Todo está exactamente igual que cuando os fuisteis.

En el pueblo reina una inquietante calma...

Alek y San Lorenzo regresan al exterior. Aún así, los ignoráis y continuáis avanzando. Elisa no es capaz de articular palabra pero no la necesitáis, los gritos os indican el camino.

Cuando parece que ya estáis cerca, los gritos cesan y antes de daros cuenta os encontráis ante un espectáculo dantesco.

Mujeres, hombre, niños... varios cuerpos esparcidos por el suelo, rodeados de vísceras. Todos han sido abiertos en canal y sus órganos se esparcen por toda la sala. Un olor nauseabundo lo invade todo. A su lado el olor habitual de las alcantarillas es un perfume de rosas.

Elisa comienza a llorar desconsoladamente y a vomitar, sin poder controlarlo.

Pero algo llama vuestra atención. En el centro de la sala se encuentra una figura, con el rostro cubierto por una capucha roja, portando una espada en su mano. Del filo del arma chorrea sangre...

Se acerca el final. Y mucho me temo que ahora... solo nos espera la muerte... - dijo, sin moverse del sitio, mientras de su arma aún goteaba sangre.

El sargento no se lo pensó dos veces.

Miró los flancos, que parecían despejados y supo que tenía un disparo certero desde la posición que se encontraba.

Hincó la rodilla en el suelo, y levantó su rifle de precisión, apuntando a la cabeza de la mujer.

- Será mejor que suelte esa espada, señora. Y no mueva ni un solo músculo más que para abrir esa mano y que el arma caiga al suelo o sus sesos también serán parte del decorado. - Dijo con voz queda. - Soldados, vigilad los flancos y la retaguardia. Cabo, encarguese de la civil, protéjala y que no le suceda nada. -

Quizas el dejar a toda la gente armada y huir con un cura catatonico no era el mejor de sus planes, pero acercarse con un monton de locos a donde de seguro se estaba desarrollando una carniceria era por demas de estupido. A su alrededor todo era silencio y tranquilidad, como casi cualquier lugar ahora que no habia gente viva. Si estaba en lo cierto, bajo sus pies habria muchisimos enemigos, pero tampoco podia irse asi como asi, estaba cansado y necesitaba comer. Por suerte él aun llevaba lo que habia recogido con la doctora, no era mucho, pero para él y el padre era mas que suficiente.

-Busquemos un lugar seguro... o un auto- un auto seria algo muy util, pero dudaba que hubiera algo asi. Si encontraba una casa relativamente segura se encerraria alli y trataria de descanzar. De paso vigilaria por si salian los demas....

Localizas una casa que parece bastante mas segura que la otra. Todo está cerrado a cal y canto pero quizás pudieras forzar una puerta o ventana...

Por lo demás, ningún coche a la vista ni otro lugar que parezca mas seguro.

Suelta la espada que cae al suelo produciendo un ligero tintineo.

Y dime, Sargento, ¿de que quieres hablar, querido? - A pesar de la capucha podíais contemplar su siniestra sonrisa.

- Oh, señora. - Dijo el sargento sin dejar de apuntar. - Dejando de lado que sabe mi nombre, cosa que es extraña, pero podría conocer mi rango y llamarme así, me gustaría saber que es lo que ha sucedido aquí. Por que, verá, señora, he visto cosas horribles en mi vida, y esta entra en el top ten de las cosas más horribles que he visto. -

No quitó el dedo del gatillo, y su rostro aún estaba serio.

- Así que, ¿quién es usted y que demonios ha pasado aquí? -