Partida Rol por web

|EVALUACIÓN DE JUGADAS|

El conjuro que intenta realizar Kith, de nuevo surte efecto, a cambio de que el muchacho empezara a sentirse exhausto, al igual que su mascota.
La información obtenida por aquel conjuro era la siguiente: aquellas partículas que les atacaban no era simple polvo encantado... Tenían vida propia. Kith podía sentir levemente como les latía el corazón igual de fuerte que a él...
Kith comienza a sentirse demasiado mareado como para seguir pensando en soluciones para salir de allí...
Los ataques de las partículas, que en ese momento eran verdes gracias al encantamiento de Kith, cesaron de inmediato tras las palabras de Sirius. Inmediatamente, volvieron a elevarse, alejándose de los tres muchachos, y pululando como lo hacían antes de convertirse en verdes.
"¿Estás dispuesto a sacrificarte por tus acompañantes? Eres muy valiente, o demasiado insensato...", dijo la voz grave que resonaba en la estancia. Sin embargo, el fuego seguía acorralando cada vez más a los muchachos.
"¿Estás seguro de que esas dos personas que te acompañan merecen que entregues tu vida a cambio de que ellos puedan seguir la suya? ¿Qué crees que haran cuando salgan de aquí con vida? No tardarán ni dos segundos en decir que no pudieron salvarte pero que acabaron con el gran monstruo que acabó contigo... Y tú morirás como un cobarde, pero ellos vivirán como héroes...", dijo la voz.
Se hizo un silencio...
"No pienso perdonaros la vida a ninguno... No podéis entrar aquí", decía una y otra vez la voz, haciendo cada vez más pequeño el anillo de fuego que les acorralaba.

[Habitación de la Quinta Planta]

Jugada conjunta Sirius-Kith-Cambaral.

Kith: Me senté de golpe en el suelo, apoyándome con las manos. Casi no podía ni conmigo mismo, pero todavía podía moverme.

-Lo siento, Akamaru-le dije al notar su cansancio. Luego miré las partículas que flotaban. Al parecer ellas eran el enemigo... Por eso les molestaba que cambiara su color. Pero ya no podía devolvérselo, estaba agotado, y no haría sufrir a Akamaru.

No me gustaba el plan que tenían entre manos, intentar razonar con ellas, pero parecía la única esperanza. Me acerqué a ellos y les susurré.

-Probad a mencionar a la princesa, o al director... El barco es suyo, tendrán que saber algo de ellos. Ah, y nuestro enemigo son esas cosas que flotan en el aire-les informé, tomando aire al fin y alejándome lo máximo posible del fuego.

Sirius: Escucho con detenimiento las palabras de Kith, y sólo se me ocurre una solución. No podemos atacar, es demasiado poderoso, solamente puedo hacer una cosa, espero que mis compañeros me perdonen y lo entiendan.

- Sí, estoy dispuesto. – digo levantando la cabeza hacia la voz. – Por favor, perdonadle la vida a mis compañeros, he sido yo el que insistió en entrar a este cuarto. – continúo compungido. – Haced conmigo lo que os plazca, pero por favor, dejadlos salir con vida. – termino cogiendo el medallón de mi cuello con todas mis fuerzas y pensando en mi madre.

Cambaral: Me había girado hacia Kith, se le veía cansado e iba a preguntarle cómo se encontraba cuando oí las palabras de Sirius - ¡Ni hablar! - exclamé, poniéndome delante de él - en ese preciso instante me sentí muy estúpido. ¿De qué servía ponerme delante, si no sabíamos donde estaba aquel ser? ..."lo mismo da" me dije, y le hablé en voz baja a Sirius - No pienso dejar que des la vida por mí.

Los dos estamos aquí por voluntad propia. El único que no tiene culpa es este chico... Pero no pienso dejar que pagues tú por la curiosidad de los dos.

Kith: Odiaba ante cualquier cosa que nadie me ayudara o defendiera. Con el mayor de los esfuerzos, me levanté ayudándome de las manos, y sonreí. Ese estado no me impediría seguir mis instintos.

-En realidad, yo decidí curiosear...-comencé- Así que la culpa es sólo mía...-pensé en algo que, aunque no estaba seguro de si funcionaría, habría que intentar- Todos somos como pequeñas partes de un todo... los unos nos necesitamos a los otros, y sólo juntos estamos completos... como vosotros-terminé, cogiendo aire al acabar cada frase. Al fin y al cabo, estaba muy cansado.

Era algo que me sonaba raro, pero había que intentarlo; si se veían identificados con nosotros, quizás nos perdonaran la vida. "Aunque habría preferido acabar con todos ellos...", me dije en un segundo.

Cambaral: Escucho las palabras de Kith, y asiento como si estuviese totalmente de acuerdo con lo que dice. La idea no es mala. Además, quizás consigamos ganar tiempo con todo esto - ¿Conocéis a la princesa? Os preguntaría si servís a Markwolf o al bien... Pero doy por sentado que estáis por encima de ser parte del ejército de nadie ¿me equivoco?

Sirius: Entiendo la actuación de mis compañeros, pero no la comparto. Aún de rodillas y pidiendo fuerzas a mi madre, comienzo a recitar un poderoso encantamiento arcano de sueño dirigido a mis dos compañeros, como el que utilizaba con ella cuando sufría por la enfermedad.

- Es la única solución, espero que lo entiendas, Cambaral. – le digo al pirata. – Cuidad de mi dragón por mí, se llama Rakkir y esta en el internado.

Diciendo esto, agacho nuevamente mi cabeza y espero la decisión del ente de esta habitación.

Estaba muy consentrado pensando dentro de mi y tranquilizando las aguas, note que algo venia pero no hice caso...Escuche las palabras de la princesa, sonrei y dije.

-vaya vaya, que sorpresa... es sorprendente que una voz tan tierna calme a un mar en caos...- coji la copa que la princesa me ofresia y hice un gesto de agrado pero de forma profunda y melancolica, nada habitual... -gracias su exelencia, solo queria estar un poco a solas y admeas no queria ver como a un ser tan puro se le corrompe de forma tan denigrante... talvez algo mas de respeto bastaria- la mire con ojos profundos, y se veia dentro de estos que algo dentro del elfo bailarin estaba siendo afectado, movi la cabeza con desaprovacion -Me encanta la ideologia de nuestro señor, pero en estos casos es donde salen las raises y sientes como muere una parte de ti... antes hace mucho tiempo yo era un pricionero y es algo que odie, un pricionero obligado a estar en una cuadrilla y sobrevivir. Esto es lo que no me gusta, le respeto a la victima y a los inferiores o esclavos debe siempre estar.

derepente me doy un sorbo liro el lago y le digo cambiando el tono a un sentido picaro -pero hay algo que me ha sorprendido mi señora... usted me ha sorpendido... preocuparse por mi??? je veo que la folr esconde sus espinas en la noche, o sera la luna llena que hace que se desnude de su abrigo de espinas???- La mire de forma penetrante pero picara por segundos y mire hacia la puerta de la casa lujubre pensando en que diria Jairon si nos viera, seguro que se moriria y entenderia las cosas a su modo y no la realidad.

[Habitación de la princesa Farilynn]

-Director Mark, Princesa Farilynn, están ocurriendo cosas que podrían tener graves consecuencias. Tres alumnos se encuentran en la quinta planta. Isabella y yo intentamos detenerlos. Mi conjuro falló y ella es víctima de un hechizo de confusión. No recuerda nada.
No encuentro ningún motivo saludable por el que esa planta pueda estar prohibida. Supongo que ireis a controlar la situación.
Si es menester y podemos servir de ayuda, iremos con vosotros.
Debemos actuar rapidamente.

|JUGADA MASTER|

|En el barco-castillo...|

En la quinta planta, los tres muchachos luchaban por aguantar la respiración, pues la estancia empezaba a llenarse de humo negro.
El encantamiento que conjura Sirius sólo hace efecto contra Kith, ya que debido al cansancio y la poca fuerza mental que tiene, no puede realizar ningún contrahechizo. Por ese motivo, Kith cae en redondo, adormecido. Cambaral, sin embargo, nota un leve mareo, pero no llega a dormirse.
"Me gusta que me supliquéis pero, ¿por qué iba a dejar libres a tus dos acompañantes pudiendo mataros a los tres? Además, me has hecho un gran favor al dormir a aquel muchacho... Aunque la verdad, no me hubiera supuesto ningún problema", dijo aquella voz, mientras salían de las partículas flotantes unos rayos de energía que impactaban en el pecho de Cambaral y Sirius, provocando que de nuevo cayeran al suelo. Estaban entrando en sus últimos minutos de vida... Aquella voz estaba dispuesta a matarles por haber irrumpido en aquel pasillo.

Pero de repente, la puerta se abrió de golpe, pero los muchachos no lograron ver quién era el causante de aquella intrusión, pues una luz cegadora les impedía verlo.
El fuego se apagó de inmediato, gracias a un chorro de agua congelada que empezó a cubrir el suelo de la estancia, provocando un leve cosquilleo a los muchachos en los pies.
Seguidamente, aquellas partículas desaparecieron y los ataques a los aprendices cesaron. Ya ni siquiera se escuchaban las carcajadas maliciosas de aquella misteriosa voz.
Por fin, todo acabó, y los muchachos pudieron ver quién era el héroe que les había salvado la vida... Se trataba de la Princesa Farilynn y Mark, el director del internado. Ambos mostraban rostro de autoridad. Tras ellos se encontraban Isabella y Fistandantilus, que habían sido los que guiaron a la princesa y al director a la estancia donde los jóvenes se encontraban.
- ¿Estáis bien?- preguntó la princesa de inmediato, entrando a toda prisa y acercándose a los muchachos, preocupada-. Kith, despierta, venga despierta...- susurró Farilynn, tomándole el pulso-. Gracias a Dios que sólo está inconsciente...-.
El director decidió acercarse también a Sirius y Cambaral, que estaban sentados en el suelo observando la escena, ya que seguía en su empeño de impresionar a la princesa y conquistarla.
- ¿Estáis bien?- preguntó el director, agachándose para observar a los muchachos-. Vaya, os habéis llevado un buen golpe... Lo mejor será que os lleve a la enfermería-concluyó al ver el daño que les habían provocado-. Gracias por dar la voz de alarma... -les dijo a Fistandantilus y a Isabella.

Sirius, Cambaral y Kith, fueron llevados a la enfermería que estaba situada en la primera planta, y fueron recibidos por la enfermera, que les tendió a cada uno en una cama, empezando a darles medicinas para que se curaran pronto de las secuelas.
Las reprimendas de la princesa y el director vendrían después, cuando ya se hubieran recuperado.

Vana, sin embargo, seguía enfrascada en los libros, intentando descubrir algo más sobre esas dos mujeres llamadas "El Oráculo", pero no encontraba absolutamente nada.
En cambio, consiguió otra valiosa información... Encontró una foto del mismo baarco-castillo en el que viajaban en ese momento, bajo un titular enorme que ponía "La batalla".
"Nuestros antepasados lucharon por darnos derechos, lucharon hasta la muerte, pero lo hicieron por orgullo y valor, por el bien... Este barco ha ido cambiando de dueño a cada batalla, pues los propietarios iban siendo derrotados... ¿Puede que ese barco esté maldito y todo aquel que navegue en él esté destinado a morir?".

La profesora Shen, encargada del Manejo de Espada, acudió a la sala de entrenamiento para observar a los que estaban practicando.
- Vaya, veo que os tomáis muy en serio todo esto... Es bueno que en los momentos libres os dediquéis a practicar y mejorar vuestras técnicas- confesó la profesora con una sonrisa.

|En la casa lúgubre...|

Markwolf había desaparecido por un momento y subió a su despacho, pero después de unos minutos apareció de nuevo en la fiesta.
Los presentes aún seguían disfrutando del baile sensual de la reina, y ya se empezaba a notar el crecimiento del calor en la sala, debido al aumento de la temperatura en muchos de los presentes.
Los encapuchados no se cortaban, le tocaban las piernas a la reina con risas maliciosas.
- ¡Así se baila, preciosa!- dijo uno de ellos, aplaudiendo.

- La Princesa Farilynn no creo que sea tan insensata... Pero quiero mañana una viligancia extrema- le decía Markwolf a uno de los encapuchados que se mostraba firme y no había cambiado su rostro serio en toda la noche. Sin duda, era el vigilante aquella noche-. No quiero que nadie estropee la boda-.
- Sí, mi señor- contestó el encapuchado, haciendo una reverencia.
- Puede que su corazón humilde le haga venir hasta aquí ella sola y entregarse a cambio de su madre... Pero tampoco me fio ni de Peter ni de Melpénome- confesó Markwolf, cruzándose de brazos, satisfecho de que sus siervos estuvieran complacidos con el bailecito sensual de la reina.

[Enfermería]

Desperté en la enfermería, sin saber cómo había llegado hasta allí. Casi no tenía fuerzas, y sentía que Akamaru tampoco. "¿Qué pasó allí...?", me pregunté mientras intentaba recordar algo. Entonces me vino a la mente la imagen del chico de primero conjurando algo de lo que no me pude zafar. "Mierda... me las pagará", me dije mirando alrededor. Los dos chicos estaban tambien conmigo, pero aún no tenía fuerzas para gritarles, por lo que volví a cerrar los ojos, todavía despierto.

|Casa lúgubre, jardín|

- No te confundas, Mefiroth... No me preocupo por tí, me preocupo por nuestra integridad física- le digo, cogiendo de nuevo mi vaso, después de que él bebiera. Le di un lametazo a la copa por el lado donde habían estado sus labios hace unos segundos y bebí un trago largo. Me acerqué disimuladamente unos centímetros más a él, con una sonrisa. Empezaba a notar los efectos del alcohol-. Si te duele ver a tu antigua reina bailando para los hombres podría darse el caso de que nos traicionaras y fueras corriendo a contárselo todo a su hijita del alma... Te voy a vigilar de cerca, ¿sabes? No pienso permitir que nos traiciones por lo de esta noche... No me pienso despegar de ti ni un momento- le dije, empezando a notar como no era capaz de vocalizar bien, y acercándome más al joven elfo.
Solté una carcajada, sin sentido, sin saber a qué venía... ¿Estaba asistiendo a mi primera borrachera?
- ¿Te han dicho alguna vez que eres muy sexy?- le pregunté, sonriéndole.

Escaleras 4ª-5ª planta - Biblioteca

Asentí con la cabeza a las palabras de la princesa Farilynn.

"Por los pelos" - pensé. Mire a Isabella y le di las gracias. No sabía si ya recordaba lo sucedido, pero me pareció lo mínimo que se podía hacer.
En cuanto al espectáculo, me pareció lamentable. No obstante, decidí que por el momento no me acercaría a la enfermería. Estaba cansado y a decir verdad algo enfadado. No es que me importara demasiado la vida de aquellos insensatos. Busco mi propio beneficio. Si estamos en una misión en la que hacemos falta todos, perder a tres miembros de nuestras fuerzas, por estúpidos que puedan demostrar ser, es un lujo que no estoy seguro de que podamos correr.
Me puse de camino a la bibilioteca.
-"¿Vienes?" pregunté a la joven.

Profesora Shen!! e sido humillado,Cambaral me a dejado plantado en los inicios de un duelo y estoy muy enfadado. Usted que se habra batido en infinidad de duelos sabra lo que se debe de sentir verdad?, Tengo ganas de rebanar extremidades.

Usted que piensa.

Sonreí a la enfermera cuando me trajo una nueva medicina - Tranquila, muñeca, soy duro de pelar. Estoy bien... Y no soy el único aquí que lo está - le miré de arriba a abajo, y silbé.

-¡Esto ha merecido la pena aunque sólo sea por estos momentos! - le comenté a Sirius. Entonces sentí que Kith se movía a mi lado - ¡Buenos días, chaval! Oye, tengo una extraña costumbre. Me gusta saber el nombre de la gente con la que he estado a punto de morir... Yo soy Cambaral. Encantado.

Volví a mirar a la enfermera. Una cosa era tener intriga por el nombre del joven, y otra ir a perderme las vistas... Quizás sería lógico preocuparme por la bronca que nos esperaba en cuánto nos recuperásemos, pero eso no iba conmigo. Podían decir lo que quisiesen: si eran unos locos que querían traer como tripulante a un... "ser" asesino; no era yo quien tenía que pedir disculpas.

Había una cosa que me preocupaba más. Mi honor. Había dejado tirado a medio duelo al enano (Arioch), y más me valía encontrar pronto la forma de compensarle, si no quería quedar como un asqueroso cobarde.

Conjunta: Ikki Bowhack y Bella S. Rowle
[Habitación de Ikki]

Bella: Al ver que Kiva no vovlia de la visita a Ikki decidi ir a ver dodne estaban metidos...-Seguramente estaran por algun pasilo...-pense mientras me encaminaba por alguno de ellos sin encontrarlos...-Mejor sera ir a ver si estan en el cuarto de Ikki...-susurre al recordar la escena de la cena...mientras me encaminaba hacia su habitacion...-puedo pasar?-pregunte en voz alta mientras golpeaba suavemente la puerta con mis nudillos

Ikki: Alguien llamó a la puerta. No sabía quién era, pero tampoco me importaba; no quería ver a nadie, que se fuera. Seguí en la misma postura, sentado contra la pared, esperando a que quien quiera que fuese se marchara.

Bella:No sabia si realmente no habia nadie en esa habitacion o si era ikki que no me queria abrir...-sera mejor intentar otra forma...-pene meintras empezaba a silbar esperando repsuesta de Kiva...-Soy Bella...y se que si que estas...esta kiva dentro..-dije al escuchar uno de sus aullidos.Seguia sin abrir...-Ikki enfadate si quieres pero voy a abrir..-dije mientras abria la puerta y observaba la escena...-Que t epasa?-dije rapidamente.

Ikki: Era Bella... Por eso había venido Inuki. No levanté la cabeza de entre mis brazos, y tampoco pensaba contarle mis problemas a nadie.

-Nada, déjame solo-dije despacio y en calma.

bella:Ikki no soy tonta..no estas bien... porque as actuado asi en elcomedor?...es por ella no?-dije meintras me sentaba en el suelo y lamaba a kiva...-No dire nada enserio peudes explicarmelo..-dije mientras empezaba a acariciAr el pelage de kiva

Ikki: -¡No intentes meterte en mi vida!-le grité, levantando la cabeza enfurecido- Si lo dices por la princesa, ella me da igual, me da igual lo que le pase, no me importa nada...

Después coloqué de nuevo la cabeza como antes. No me interesaba hablar, ni preocuparme por nada ni nadie. Sólo quería estar sólo y recapacitar, quizás irme...

Bella:instintivamente,me incline hacia atras al ve rla reaccion de Ikki mientras notaba como Kiva se ponia tenso...-Tranquilo no pas anada.-e tranquilize mientras obsrvaba detenidamnete a Ikki.-Sabes una cosa...eres un egoista...yo solo pretendia ayudar sabes? ser una amiga cosa que tu dudo que sepas ser y si que te importa la princesa pero enterate ya-dije enfadada..-arrastrarte como un muñeco note ayudara para nada-dije intnetnado contener mis ganas de irme de ese siio

Ikki: No me inmuté cuando dijo eso. Ya estaba harto de consejos, órdenes... ¿No se notaba que quería soledad?

-Si ya has acabado, me gustaría estar solo...-susurré, impasible.

Bella:Ves a lo que me refiero?-eres un egoista aparentando indiferencia no conseguiras nada...-al menos podria shacer casu a inu...-dije-mientras me giraba y me dirigia hacia fuera-Inu si quieres ver a kiv ae iros a jugar un rato puedes venir a buscarlo estaraconmigo...-le explique amablemente al lobo mientras salia de ahi..-Kiva aqui no nos quieren mejor irnos...-dije friamente

Ikki: Sonreí de nuevo en cuanto se fue, como con la princesa, pero no de alegría. Una sonrisa efímera. De nuevo, Inuki comenzó a decir algo, pero lo volví a callar con un gesto de la mano. El lobo se tumbó con las orejas caídas en frente de mí, y comencé a pensar de nuevo...

[Enfermería]

Sonreí al chico levemente, abriendo un solo ojo.

-Kith Valentine...

Parecía el más cansado de todos, ya que había usado la magia varias veces. Sin duda, todo había sido culpa suya por querer infringir las normas y haberme arrastrado con ellos. Lo único que intentaba era detenerlos por su bien, aunque no de la misma manera que los otros dos que les habían atacado por la espalda. Pero no era excusa para haberme metido allí y romper la calma de las bolitas de chicle teñidas. El colorearlas habia sido algo que nos costó bastante.

-Estais todos bien, ¿no...?-pregunté finalmente volviendo a cerrar los ojos. Necesitaba descansar.

Estaba inmerso en mi ser, pensando y escuchando las palabras de Victoria, si asi se podia desir ya que no muchas se podian entender. Pero las mas tocantes y impactantes no fueron las ultimas, que eran bastante impactantes para mi... sino las que contenian el veneno de la traicion...

Pense unos segundos en dicho veneno como si fuera el mas atros y dije -Mi princesa, parese que no me ha escuchado muy bien, pero he dicho que el honor en unos casos es muy importante. No me quejo de que la obligue a casarse con el pero si que la umille, eso es denigrante para si mismo.-

Pense unos segundos y mire a la princesa pensando en lo ultimo que dijo... me sale una sonrrisa maliciosa y la miro directo a los ojos de forma maliciosa -ademas, no me quejaria si usted quiere quedarse toda la noche con migo sin despegarme un ojo de ensima... parami es mas que un plaser el que quiera estar con migo...- me giro frente a ella y me acerco lo bastante para que mis ojos verdes respalndesientes iluminaran un poco de verde la cara de la bella Victoria. Acto seguido por mi mano que le pongo en una mejilla la cual acarisio suavemente, rio y sonrio.

-mmm, no quisiera desir nada mas, solo mirar su rostro y...- lo dije acercando su cara mas ami, hasta el punto de estar a milimetros de sus labios y los mios juntarse.

-me gustaria ir a cambiarme a mi cuarto, devera acompañarme si no quiere despegarme un ojo, ademas quien sabe si me escape...- le susurre mirandola fijamente a los ojos de forma cautivadora y pasional.

|Casa lúgubre, jardín - habitación de Mefiroth|

- Claro que te acompañaré a que te cambies de ropa... No pienses que por eso vas a poder librarte de mi...-le dije, empezando a tambalearme. Le cogí de la mano y nos fuimos de inmediato a su habitación. Abrí la puerta y nos metimos los dos dentro, a la vez que cerraba la puerta para que nadie nos viera-. Haz lo que tengas que hacer, preciosidad- le dije, guiñándole un ojo, bebiendo otro sorbo de mi copa.

Al ver que Victoria estaba de muy buen animo, nos fuimos a mi habitacion, donde ella misma cerro la puerta, "eso me encanto"...

Al escuchar lo ultimo que salio de su boca, me volteo y la miro de forma malisiosa... con ansias de ver hasta donde era capaz de llegar esto...

Me acerque y le tome una mano, llevandola a mi pecho. -te gustaria quitarme la ropa???-

Me siento en la cama en el momento que la enfermera nos trae la medicina a los tres. Sonrío ante las palabras de Cambaral y me quedo más tranquilo cuando siento que el otro chico que nos acompañó a la sala "del terror" también se encuentra en buen estado.

"No ha estado mal", pienso. Aunque me parece un verdadero despropósito tener un personaje de ese poder encerrado sobre nuestras cabezas. Seguramente, la enfermera ya haya ido a avisar al director y a la Princesa que nos encontramos mejor y creo que pronto vendrán a darnos la charla.

No es que me moleste que me riñan por lo que acabo de hacer, debía de descubrir que se oculta en la quinta planta, y así lo he hecho. Ese maligno ser es un peligro para todos nosotros y para todos los tripulantes de este barco castillo. Je. Tomo nota mental de no volver a entrar en la puerta del pomo violeta, sin embargo... ¿había más puertas allí arriba?

| Biblioteca - Cubierta barco |

Casi me quedé dormido en aquel sillón de la tranquila biblioteca. Aquella elfa no me molestó más y era de agradecer, aunque estube vigilandola por un momento ya que su pregunta me sorprendió bastante.
Salí de allí despacio, sin mirarla, para luego cruzar el vestíbulo y salir a la cubierta del barco. El aire fresco azotaba mi cara con una suave brisa. Me apollé en uno de los lados y miré el mar, aparentemente tranquilo. Era de noche y eso me gustaba, me sentia mas tranquilo por la noche que por el día. Miré las estrellas un momento y respiré hondo. Pude ver mi águila surcar un momento los cielos para luego perderse en la oscuridad de la noche. No descansaba en su vigilancia.

[Biblioteca]

No creía en tonterías de maldiciones; sin embargo, no era nada halagüeño el saber que nos encontrábamos en un barco que a cada batalla cambiaba de dueño. No era demasiado difícil pensar en ser derrotados: a fin de cuentas, no eramos más que un grupo de adolescentes. Saber que la suerte parecía no estar de nuestra parte sólo empeoraba las cosas.

Me desperecé disimuladamente, y devolví los libros a su sitio. Me estaban empezando a molestar los ojos tras tanto tiempo sin apartar la vista de la lectura. Decidí salir fuera a tomar el aire, y me dije a mi misma que tenía que recordar preguntar sobre todo aquello en la primera clase que tuviésemos.

En cubierta vi que se encontraba ese joven tan grosero al que antes había preguntado (Walgior). Bufé. Lo malo de estar encerrado en un barco es que era difícil escapar de la compañía desagradable.

|Aposentos - Enfermería - Aposentos|

Después de llevar a los muchachos a la enfermería, me fui directa a mis aposentos, donde pude dedicarme a pensar sobre la invitación de la boda que Markwolf me había enviado. Me parecía un grosero, él y mi madre.
De repente, recibí un mensaje mental de la enfermera, comunicándome que los muchachos empezaban a encontrarse mejor, así que decidí que era buen momento para ir a hablar con ellos.
Bajé las escaleras, entrando en la enfermería.
- Bueno, me alegro mucho de que os encontréis bien... Más que nada, sanos y salvos- dije, entrando repentinamente con las manos entrelazadas a la espalda-. Ya es la segunda vez que alguien desobedece mis órdenes y se dedica a deambular por el quinto piso cuando se dijo que estaba terminantemente prohibido subir allí... ¿Ahora entendéis por qué lo está?- les pregunté, frunciendo el ceño. Desde luego, no era mi mejor día-. Le debéis la vida a Isabella y Fistandantilus, pues ellos fueron los que dieron la voz de alarma y gracias a ellos estáis ahora mismo aquí... Como habéis comprobado, la quinta planta está encantada, por eso está prohibida la entrada allí... Os advierto de que no volváis a subir o se tomarán medidas... Y como castigo por incumplir las normas, váis ayudar a las profesoras Shen y Dana en sus labores diarias- les comuniqué, cruzándome de brazos, sin cambiar el gesto de mi rostro.
A continuación, salí de allí haciendo un gesto de despedida con la cabeza, mientras me colocaba bien la capa morada con la que iba.
Salí a la cubierta y no estaba solitaria, precisamente. Allí se encontraba Walgior. Era un buen momento para hablar...
- Walgior, necesito que hablemos...- le susurré al oído disimuladamente, haciendo como que me asomaba para mirar el mar, y entraba de inmediato, de camino hacia mis aposentos...
Esperé dentro de mi habitación a que llegara...