Partida Rol por web

| LAGO |

Ayudé a Lilith para subir a la superficie y que pudiera volver a respirar. Tampoco es que yo aguantara demasiado, pero estaba claro que tenía más experiencia que ella.

- Me alegra de que te guste todo esto...- le dije, escurriéndome el pelo, echándomelo hacia atrás con las manos. Le sonreí, al mismo tiempo que  le guiñaba un ojo-. Podemos salir y descansar un rato, si quieres... Se está muy bien tumbado en el césped- le ofrecí, con una sonrisa.

| LAGO |

Me tumbé de nuevo en el césped, a su lado. Giré el rostro y le miré directamente a los ojos, con preocupación. ¿Hasta dónde podría llegar su obsesión por averiguar más de su pasado?

- No necesitamos nada en especial... Sólo un sitio donde nadie pueda vernos o escucharnos... No se sabe lo que puede pasar- le dije a Fist, encogiéndome de hombros-. En serio, ¿estás seguro? Tengo miedo de que salga mal...-

| CASA ÁRBOL |

Jugué con sus labios, sintiendo sus espasmos que me indicaban que había llegado al momento cumbre, aquel momento por el que yo había pasado segundos antes... Me aferré a su espalda, para amortiguar los espasmos y sentirle pegado a mí. Aún no quería separarme de él.

Le sonreí cuando escuché aquella expresión. ¿Yo fantástica? Nunca había imaginado que alguien me diría algo así... Y menos en esas circunstancias.

- Tú si que eres fantástico, amor...- le susurré al oído a Sirius, aún abrazados.

[Lago]

Pensé unos instantes, calculando las posibilidades.  Respondí con franqueza:

"Estoy completamente seguro, y más aún si eres tu la que lo lleva a cabo.  Es una oportunidad única, y en el peor de los casos, prefiero arrepentirme por haber hecho algo que por no haberlo hecho.  ¿Cómo podré seguir viviendo si dejo pasar la oportunidad?  Quiero hacerlo, y si alguien ha de acompañarme en el viaje a mi pasado, ¿quién mejor que tú?"

Acaricié su rostro, con total confianza en ella.

"¿Qué tal mañana por la mañana, cuando estemos descansados?"

[ Casa Arbol ]

- Vale. Ambos lo somos. - Digo evitando una discusión de nunca acabar.

Después comienzo a juguetear con su pelo entre mis dedos, mientras me quedo allí abrazada a ella, mirando el techo de madera de la casa.

Ha estado genial, pero hay cosas que no puedo quitarme de la cabeza.

| LAGO |

Sonreí.

- Me parece perfecto... Si estamos bien descansados habrá menos probabilidades de que algo salga mal- le susurré, sintiendo su piel rozando la mía, sin preocuparnos por si alguien nos estaba viendo. Empezaba a pensar que ocultarnos era una tontería... Que si nos tenía que pasar algo nos pasaría igual, y que era mejor disfrutar el máximo tiempo posible que estuvieramos juntos... No quería desperdiciar mi vida ocultándome.

Sin pensarlo dos veces, me lancé sobre él y le besé. Hice desaparecer el escudo en la mente de Fist, pero sólo en algunos aspectos... Tampoco quería que todo el mundo en la isla se enterara de nuestras intimidades.

| CASA ÁRBOL |

Sonreí y le besé en los labios, de nuevo. Nos quedamos allí, quietos durante unos segundos, hasta que decidí incorporarme y sentarme, a su lado.

- Es genial que no haya pasado nada, ¿verdad? Creo que Farilynn tiene razón... Tu don es muy poderoso, pero también puedes sentir mucho amor y respeto por una persona... Quizá esa sea la clave- le dije, frotándome la sien para pensar-. Quizá por eso no has llegado a matarme... Por eso pudiste ser capaz de reaccionar y llevarme hasta Farilynn-.

[Lago]

De repente Dana se me echó encima y me besó.  Pensé que se había dejado llevar, me pise nervioso.  Al cabo de unos segundos comprendí que lo estaba haciendo público, que ya no tendríamos que andar escondiéndonos.  La idea me gustaba.

La correspondí.  No pregunté si estaba segura de lo que hacía, era evidente.  Me limité a disfrutar de la miel de sus labios.

Un sentimiento de culpa empezó a embargarme.  Me preguntaba si no estaríamos siendo egositas.  Hacer pública nuestra relación... me recordaba demasiado a la reina.

"Dana, ¿qué tal está Farilynn?" - le pregunté.

Sentía interrumpir aquel momento con semejante pregunta, pero necesitaba saberlo.

| El Lago|

Tomé de nuevo el aire, me escurrí un poco los pelos despejando mi cara libre de ellos y con una sonrisa, acepté la invitación de Sailon y dije:

-La verdad es que esto de bucear cansa un poquito y ya venía un poco cansada del viaje y de los dias anteriores en el internado...- me puse un poco seria tras recordar, todo el asunto de mis visiones y la muerte de mis compañeros del internado, pero decidí disfrutar de esos momentos en esta isla parasidíaca y guardarme mis preocupaciones para más tarde. Puse mi mejor sonrisa y dije:- Así que mejor vamos a descansar un rato, y me cuentas algo sobre ti, de tus pasatiempos en esta isla y de todo en general- Estaba segura de que con Sailon me olvidaría por un rato de mis problemas, además me interesaba lo que me podría contar. Le cogí la mano y le pregunté entusiasmada- ¿Vamos?

[ Casa Árbol ]

- Tiene que ser el amor, cielo, no puedo pensar en otra cosa. - Le digo mientras le acaricio la espalda.

Pero si eso hace el amor... ¿qué puede hacer mi odio?

Pensativo, aún mirando el techo, sonrío.

- ¿Crees que si te hubiera quitado todo tu poder, pasaría a ser mío para siempre o tendrá una duración determinada? -

Miles de cosas pasaban por mi cabeza en ese momento. Y sí, me veía a mí mismo, con el poder de muchos, enfrentándome a Markwolf y destruyéndolo.

| JUGADA MASTER |

[ En Deeteth...]

Dana y Fistandantilus seguían planeando la regresión al pasado del muchacho, pero la adivina no parecía mostrarse demasiado convencida. Sin embargo, el beso y hacer pública su relación les había hecho felices a ambos.
- Sí... Bueno, no se ha recuperado todavía, eso está claro- dijo Dana, contestando a la pregunta del muchacho, refiriéndose a la reina Farilynn-. Pero hablaré con ella... Es fuerte y sólo quiere vengarse... Se ha prometido a ella misma luchar por Walgior y por... Ella- dijo, finalizando la frase, mostrándose pensativa con la última parte.
Alrededor, algunos adivinos viejos y con apariencia de ser muy sabios, les miraban sorprendidos, sobretodo a Dana. Estaba claro que la conocían desde hacía mucho tiempo y aquello parecía sorprenderles.
De inmediato, la adivina se puso rígida y seria, mientras su mirada se perdía en la nada... Después de unos segundos, volvió en sí y se giró hacia Fistandantilus.
- Tengo que irme un momento... Me necesitan- dijo, mientras se levantaba a toda prisa y se marchaba, sin advertirle del escudo, pues ya lo había interrumpido.

Mientras tanto, Lilith y Naida se divertían con los mellizos Sailon y Meldon Jencks en el lago, disfrutando de aquella brisa que otorgaba tranquilidad y paz, como el resto de la isla.
Los cuatro se tumbaron en el césped, a descansar después de un largo rato de buceo.
- Nosotros estamos en la escuela de adivinos... ¡Es emocionante! Digamos que es algo hereditario... Sólo los hijos de los más poderosos podrán llegar a ser algo en la isla, pues serán los que más poder hayan obtenido a lo largo de su vida...- dijo Sailon, mirando a ambas muchachas.
- Sí... Nosotros tenemos suerte. Somos familia directa de Grey- anunció Meldon, con una sonrisa de suficiencia en el rostro-. Somos sus sobrinos... Mi madre es su hermana, pero sólo Grey fue capaz de heredar el gran poder de los adivinos más sabios... Se podría decir que es nuestro gobernante-.
- Y hace mucho tiempo, una persona predijo que había nacido hace muchos años una persona que sería capaz de arrebatarle el puesto a Grey... Alguien de la isla, claro- explicó Sailon, asintiendo con la cabeza-. Aún se desconoce la identidad de esa persona... Pero según la predicción, no falta mucho tiempo-.

Melpénome, Meirith y Leirith se encargaban de la vigilancia en los alrededores de la isla. Las dos últimas habían aprovechado su poder para convertirse en sirenas e incluso en águilas, aunque no era necesario... El águila de Walgior, que ahora acompañaba a Farilynn, vigilaba los cielos ocultándose entre las nubes y manteniendo a la reina informada de todo.
De momento no parecía que hubiera ninguna amenaza ni nadie acercándose al internado, así que eso sólo significaba que tendrían que seguir esperando en la isla...

Farilynn y Hanless hablaban con Grey mientras caminaban por el fresco césped que poblaba el lugar.
- No creo que sea una buena idea, Majestad- dijo el adivino, introduciendo sus manos en las mangas de la túnica que se había puesto para la ocasión-. Nosotros siempre hemos vivido en tranquilidad...-.
Las dos mujeres se miraron, como si estuvieran buscando una salida, algo para hacerle entrar en razón.
- Pero estoy segura de que Dana os lo agradecería... Necesitamos toda la ayuda posible, Grey- dijo Farilynn, llevándose una mano al vientre-. Sabes perfectamente lo que está creciendo en mi interior... Éste bebé es de Walgior y haré todo lo posible por vengar su muerte-.
Grey miró un instante el vientre de la reina, pero sin sorpresa alguna en su rostro. Estaba claro que lo había adivinado, al igual que Dana. Incluso podría saber qué sexo era el bebé.
- Debo pensarlo... Hacerlo es arriesgar muchas vidas, sólo por vengar una...- dijo el adivino, caminando al mismo tiempo que lo hacían las mujeres, mirando hacia el horizonte.
Farilynn asintió, enfurruñada, y se marchó, despidiéndose con la mano. Se escuchaban sus sollozos mientras se alejaba del lugar.
- Grey... Está destrozada, ¿no la ves? Lo único que yo quiero es que se salve... Que ella y su bebé se salven, ¿es demasiado pedir?- le preguntó Hanless, agarrándole suavemente del brazo-. Sé que le haría muy feliz poder ver crecer a su hijo... Y lo único que quiere es venganza. ¡Está cegada! Yo sólo quiero ayuda para conseguir que salga sana y salva de la batalla...-
Grey se quedó parado un instante, pensativo, pero no dijo nada.

Hëndel y Sirius seguían cavilando sobre lo potente que podría ser su poder, y él ya empezaba a sacarle buenos usos para cuando llegara el momento.
Habían conseguido demostrarse su amor sin poner en riesgo la vida de ninguno... Habían sentido un desprendimiento de magia por parte de la joven, pero eso no había sido un impedimento para seguir con lo que se proponían...
- Pues... Si me quedaba débil hasta llegar al límite de la muerte, podría ser que te lo quedaras para siempre... ¿No?- dijo la muchacha, sin tener mucha idea del asunto.
Eso era mejor tratarlo con alguien que tuviera más conocimientos sobre dones extraños...

Las horas avanzaron y el sol empezó a ocultarse en el horizonte, dejando ver una luna llena muy brillante...

[ En la casa lúgubre... ]

Las cosas en aquella casa oscura y mugrienta seguían igual...

Jairon se había aliado con Mae para destuir a Markwolf cuando fuera oportuno, cegado por el poder. Ambos deseaban hacer justicia y darle el poder a alguien que se lo mereciera más, aunque el muchacho no sabía la identidad de esa persona.
De momento, el joven estaba en los aposentos, concentrado en tener una visión... De vez en cuando seguía viendo cómo se marchaban del internado y subían a un barco para después desaparecer.
La última de las visiones fue la más clara, la que hizo a Mae saltar de la butaca y sentarse a su lado en la cama.
- ¿Qué has visto?- le preguntó.

Mientras tanto, en los jardines, Cassandra se disponía a entrenarles a Mefiroth y Neith, pues odiaba que estuvieran disfrutando tanto el uno del otro.
- ¡Vamos, chicos! Estáis muy empalagosos- dijo la hechicera, sacando un bastón de madera para apoyarse. Estaba claro que algo le dolía, quizá una de las piernas, pero no estaba confirmado-. Vamos a entrenar y a dejarnos de tonterías-.
La hechicera tiró dos espadas cerca de ellos y apuntó a los muñecos que acababa de colocar en el jardín que sostenían también unas brillantes espadas en sus manos de madera.
Cassandra los había hechizado para que fueran capaces de atacar y de defenderse.

El entrenamiento había sido duro y las horas avanzaron hasta que el sol empezó a ocultarse en el horizonte, dejando paso a una luna que brillaba con mucha intensidad... Una luna llena.

[ Casa Árbol ]

Seguía allí, cavilando, hasta que de repente se me encendió la lamparita.

- Hëndel... ¿crees que la Reina o Dana podrían ayudarnos con el problema del poder? - Le digo aún mirando el techo.

Si podría conseguir poder, el poder suficiente para ser bastante poderoso, podríamos derrotar al mal...

MIS APOSENTOS

Estaba bastante cansado del entrenamiento y la envidia de la señora… Inmediatamente después de terminada la sesión, le murmure a Neith que me iría a descansar ya que mañana seria otro día en el cual deberíamos cumplir con todos los caprichos de Casandra, eso a mí no me dejaba ninguna alternativa que irme a la cama y dormir.

Al llegar repase la habitación para ver si todo estaba en orden y luego ordene a mi fénix que se posara en mi mano izquierda… Rápidamente este yacía en la mano aleteando con un color amarillo y rojo luminoso, que desprendía el fuego expresando alegría.

-Si también me da gusto verte- pauso y volteo la vista a la puerta –Me estoy cansando de este sitio- le hice una seña con la cabeza indicándole que retornase al centro de mi cama (el cual era el sitio donde le gustaba dormir), y me desvestí para darme una ducha.

Al estar dentro de la misma, me daba una sensación exquisita de tranquilidad y de descanso… impedía que mis penas me agobiaran, no sabía que afinidad tenia con la misma pero siempre que estaba sumergido o rodeado de agua, sentía que era imponente. Aun así, con todo el encanto que producía en mí el agua, fue inevitable pensar en un recuerdo que estaba (o creía que estaba) ya sepultado entre el olvido.

Mis ojos se abrieron de par en par, desconcertado y angustiado, era una herida que no sanaba, era un dolor que me asfixiaba y sin querer salió de mi boca como un último aliento –Victoria, que habrá pasado contigo- Algo más inesperado surgió, una lagrima recorrió mi rostro y la indignación era inevitable, ya en mi cabeza se posaban las dudas de que había pasado con ella, si ha muerto o no, el amo ya no se veía deprimido ni disgustado, algo no estaba bien… Sentí la necesidad de ir y preguntar sobre la situación de ella pero aguante mis ganas, y trague frio.

Pasaron unos minutos meditando, mi fénix sintió mi angustia y voló rápidamente al baño, nos miramos comprendiendo ambos lo que significaban las miradas intercambiadas y luego reí, mientras que el ave abanicaba las alas para darme aliento y seguir adelante. Nuevamente los objetivos estaban trazados y remarcados.

[Lago]

La reacción de Dana no fue del todo normal, y no tenía ni idea de a qué se debía.

"¿Qué pasa? ¿Quién te necesita?"

En fin, después de todo no era tan raro, era la directora.  Quizá fuera algún asunto que la concerniera exclusivamente.  Decidí no hacerme mala sangre.  Si lo creía oportuno, ya me lo explicaría.

"En fin, ve.  Recuerda que por la mañana... te espero."

| CASA ÁRBOL |

Sonreí, mirando a mi amado. Era espectacular... Todas sus facciones estaban hechas a la perfección y eso me dejaba anonadada.

- Podría ser... Farilynn investigó sobre mi don y consiguió algo de información... Aunque no sabe que más o menos puedo controlarlo- confesé, sonrojándome por haberme aprovechado de esa parte. Me eché a reir-. Quizá deberíamos hablar con ella sobre el asunto... Comunicarle que has conseguido evitar ponerme en peligro, quizá ella sepa algo más-.

Le di un beso en los labios, suave pero tierno. Me encantaba Sirius, me había vuelto adicta a él y no podía pasar ni un segundo sin su presencia.

[ Casa Árbol ]

- Creo que será lo mejor, cariño. - Le respondí quitándome el pelo de la cara.

Su beso me reconfortó aún más si cabe y le sonreí.

Me sente en el borde de la cama, aún desnudo, mientras me puse a pensar que hacer a continuación.

Hablar con la reina es un buen comienzo, también con Dana y con Fist. En ellos si podemos confiar.

Tiene que haber una manera de vencer y de evitar que los demás mueran... ¿pero cómo?

- Vamos, Hëndel. No podemos esperar más. -

| CASA ÁRBOL |

Me levanté de la cama y me coloqué bien el vestido, mirando sonriente a Sirius. Me resultaba fascinante su nuevo don, aunque podía llegar a ser muy peligroso... Eso no me preocupaba, estaba demasiado feliz para pensar en ello. Por fin habíamos llegado a la cumbre de nuestra relación... El mejor momento que había tenido en mi vida.

Le cogí suavemente de la mano y le volví a sonreír.

- ¿Vamos a ver a Farilynn o a Dana? La verdad es que no tengo ni idea de dónde encontrarlas... Antes en el internado sabías más o menos cómo hacerlo, pero ahora... Podrían estar en cualquier sitio- le dije, dándole un apretón en la mano, para después darle un beso en la mejilla.

| LAGO |

Vi a Fistandantilus sentado en la hierba, mirando algo que yo no alcanzaba ver... O quizá simplemente miraba a la nada, como yo hacía en muchas ocasiones desde que perdí a Walgior...

El recuerdo de su muerte me dio una punzada de dolor en el corazón e hice una mueca, pero remitió a los pocos segundos. Me acerqué a Fist de forma ruidosa para que me escuchara llegar, pisando fuertemente la hierba fresca, y me senté a su lado.

- Hola, Fist... He visto... Bueno, he podido comprobar lo que hay entre tú y Dana, supongo que como el resto de los que estuvieran por aquí cerca...- dije, con un cierto dolor en todo mi cuerpo. De repente, Fist me recordó a Walgior en nuestros comienzos, cuando estábamos intentando ocultar nuestra relación y después lo hicimos público-. Espero que sepáis lo que hacéis...-.

[Lago]

Escuché que alguien se acercaba.  Era la reina.

"Sí... supongo que ya no hay marcha atras.  En realidad nunca la ha habido - le dije -.  El amor es así.  Manda en las personas, y no al revés.  Supongo que es mejor dar a conocer nuestra relación.  Pasábamos mucho tiempo juntos, casi diría que estaba cantado. Y lo que hacemos... supongo que la única forma de saberlo es intentarlo, aunque no seré yo quien te descubra nada nuevo."

Quedé pensativo unos instantes.  Sin duda mis palabras le causarían dolor, aunque no fuera mi intención.

"Aunque pueda sonar estúpido, siento la muerte de Walgior.  No he tenido ocasión de darte mis condolencias en un ambiente privado.  Has de saber que haré cuanto esté en mi mano por vengar su muerte y las del resto."

Suspiré.  Sentía algo de ansiedad por la regresión mental que intentaría al día siguiente.  No estaba nervioso, pero sí angustiado.  ¿Por qué no recordaba nada más allá del orfanato?  Cada vez me obsesionaba más y ni mucho menos estaba convencido de que la respuesta me fuera a gustar.

"¿Quieres dar un paseo?  A los dos nos vendrá bien distraernos un poco."