Partida Rol por web

Cuando abri los ojos no había nadie cerca de mi y todos rodeando algo y diciendose cosas muy agitados, me levante un poco dolorida aun y me acerque con curiosidad, si, no cabia duda alli habia un cadáver y parecia de una mujer , era espantoso.

Muchos le echaron la culpa a aquel ser que vi aquella vez, pero mirandole detenidamente y la forma en que trataba el cuerpo de aquella mujer , sinceramente a mi no me lo parecía. Y aun habia mas, si te acercabas a mirar las marcas y heridas que habia destrozado el cuerpo de aquella joven dejaban una duda mas que razonable sobre él. Senti el impulso de decir algo.

-Yo tampoco creo que fuera él..- dije para el circulo- Esta claro que el es mucho mas grande que la marcas que tiene la mujer- hice una pausa- Y a mi tampoco me inspira gracia pero no por eso hay que acusarle, creo que esto es obra de otro tipo de animal y estaria bien que lo encontráramos para nuestra seguridad-

Segun terminaba de hablar vi a lo lejos una cabellera de un color muy significativo y el corazon me dio un vuelco

Parece que no son pocos los que creen inocente a Bestia. Posiblemente sea lo mejor.

A Príncipe: - Siento discrepar de Gato, pero no acierto a entender qué aporta el hecho de someter a su prometida a una visión tan desagradable y de nuevo me atrevo a sugerirle que la lleve a un lugar donde pueda reposar de la impresión.

Por otro lado, creo que antes de condenar a Bestia, debemos darle la posibilidad de justificarse. Por ello, también le sugiero, Alteza, que, como primera medida, se aplace la ceremonia, al menos hasta que se aclare lo ocurrido.

¿¡Es ese Pinocho!? ¡Lo que faltaba!

A Gato: - Capitán, creo que en esta sala hay personas que no han sido invitadas- señalo a Pinocho.

A Pinocho: -¿Puede explicarnos que hace aquí, sin haber sido invitado?

 Peter Pan colgaba cabeza abajo de la viga del techo. Sonreía. Le parecía divertida aquella situación. Flotó hacia el grupo y se puso al lado del Gato con Botas, ¿nadie iba a apoyar al capitán de la guardia, acaso?

 - Ese hombre tiene garras, capitán.- dijo con jovialidad - Una garra de metal, concretamente... y es un sanguinario pirata contra el que he tenido que luchar ya en el pasado. Este filibustero y el muñeco vudu que se ha traído no pueden tramar nada bueno, os lo aseguro.

Dicho lo cual, y como retando a Garfio, Peter Pan desenvainó su espada y se situó justo al lado del Gato, dispuesto a cubrirlo del monstruo si era necesario.

El Príncipe, sin soltar a Cenicienta, se separó de ella hasta que los brazos que les unían se tensaron y, con un elegante tirón, propio de un baile, enrolló a la afligida Cenicienta en sus brazos de cara a él para ahorrarle la visión del cuerpo destrozado de su amiga.

No era un buen día, eso seguro, horas de peliquería, maquillaje, estudiarse la lista de invitados, la indisposición en el bañ, el perpetuo escozor de huevos por esas ridículas mallas ceremoniales de Príncipe Malva como las llamaba interiormente... y ahora aparecía el cuerpo de Bella.

Y se armó el belén, se dijo interiormente mientras su Alteza Real interior sacudía la cabeza meciendo a cámara lenta su espléndida y espesa cabellera. Estas cosas con dragones no pasaban, se le echaba la culpa al dragón, se arengaba a las masas, se montaba una gesta, muerte al dragón y a casa calentitos antes de las campanadas para casarse con la princesa...

Su Alteza Real le exigió dejarse de divagaciones sacando una correa que enganchó de la puntillosa gorguera y tiró de él señalando a través de las cuencas oculares el problema: invitados morbosos,histéricos y vete tu a saber qué más tras las máscaras de sus rostros.

-NOOOOOO- entonó con voz relativamente aflautada alcanzando algunas notas de tenor, ya que la presión testicular no le permitía limitarse al agradable tono de barítono que tenía el Príncipe Azul habitualmente-¡Bárbaros!¡Bárbaros!¡Seeeeres inhumaaaan...!-se interrumpió con un carraspeo y girando el rostro para no molestar al peinado de Cenicienta-_^disculpad-dijo por lo bajo enrojeciendo. Ser un Príncipe Azul no molaba cuando el momento gorgorito encandila damas sale, está bien para engatusar a alguna paleta que cante sola por el bosque rodeada de animales, o incluso un duelo... pero no para ese momento.-Ya es suficiente, sacad el cuerpo de Bella de la estancia y dejadla en alguna contigua, cubierta, se examinará más tarde-se pellizcó el puente de la nariz como si tuviera jaqueca- Ahorrad el favor a las damas y a los niños...Blanca, vos que estáis tan entretenida con la escena, cuidad de la niña-indicó a Gretel- ha tenido un trauma muy serio y  ha yacido frágil e inerte, fiel imagen de la muerte-añadió con teatralidad, más dejes del oficio principesco.-Vosotros,el  caballero, aunque estoy seguro de que no merecéis dicho apelativo y el niño envalentonado, envainad el filo si no queréis sacaros un ojo, no se va a derramar más sangre esta noche-hizo énfasis en la orden de nada de derramamiento de sangre, sintiendo como la boca se le secaba y su tripa se encogía al nombrar el fluído carmesí.-Grillo, hablad con Alicia, ¡que nadie ose entrometerse en lo que ellos hablen!-tensó la mandíbula un momento examinando a los presentes, demasiadas caras y de la mayoría no se acordaba del nombre. Malditas listas de invitados,rezongó interiormente-Bestia, hasta que se demuestre lo contrario se os considera inocente pero no estáis libre de sospecha...nadie lo está. Gato con Botas-llamó para concluir- mientras Alicia habla con el señor Grillo, examinad a la finada. He dicho.

Afligida como estaba, se acomodó contra el pecho de su querido príncipe. Se secó la cara humedecida con el dorso de la mano. Y casi sonrió con vehemencia cuando escuchó a su encantador príncipe azul dar todas aquellas órdenes con coherencia y rectitud.

¡Qué hombre! ¡Qué voz! ¡Qué mirar!Se deleitaba la joven dama, orgullosa de su príncipe. Pero el dolor seguía en su pecho, aprisionando su pobre corazón.
-Mi pobre amiga, ¡qué final más triste!-Se lamentaba, sin atreverse a mirar como movían el cadáver pero le llegaba el significativo sonido de los zapatos pisando la alfombra encharcada de sangre. *Chof, chof*

Sintió las nauseas aflorando en la boca del estómago. Se llevó la mano al abdomen y se apretó contra su prometido, buscando su consuelo.

Mientras todos hablaban y juzgaban y defendían y sentenciaban, yo me limitaba a girar en torno a mi mismo sobre el eje de mi pata izquierda. Era una criatura torpe, despistada pero sobretodo curiosa y en cuanto mi mente perdía la noción del tiempo era capaz de hacer cosas increíbles, por muy insignificantes que parecieran.

Pero el comentario de Peter Pan casi me hizo perder el equilibrio por lo que retomé mi compostura y agitando mi cabeza exclamé en voz alta:

- ¿Q-q-q-queeé-qu-qué ha dicho ese crío? ¿Có-omo alguien en su sano juicio defendería a un s-ss-sospechoso siendo él mismo el asesino? E-e-eso no tiene ni pies ni cabeza ni minutero ni segundero... E-e-es-eso es lo que pasa por no educar bien a los niños, luego te p-p-piensan como monos... - tomé una pausa e inhalé aire a modo de indignación. - Y-y-y-o no le puedo asistir más mi señor, otros deberes me llaman, aunque bien es cierto que mi ayuda no es necesitada pues le veo capaz de b-b-ba-ba-batallar sus propias rencillas con un mocoso, o un mono, o esa cosa vestida de verde. No olvide quien es usted.

Y con aquellas palabras pegué un brinco y desaparecí dejando un destello en el aire.

La joven Caperucita estaba por la sala mientras miraba a su prima Cenicienta... parecía tan feliz... sin embargo ella deseaba estar en otro lugar, las multitudes le agobiaban, andaba medio cegada por el joyería que las damas portaban en tan magnífico evento, tratando todas de ser la que más bellas joyas lucía y pareciendo todas como lámparas de cristal con sus rechonchos vestidos en los que se metían a base de empujones... ahhhh... lo que daría porque terminase pronto y pudiera volver al bosque.

Sin embargo algo llamó su atención, justamente cuando alguien gritaba. Estaba lejos y no pudo escuchar bien lo ocurrido, pero los chismes iban tan rápido como el brillo de las joyas. Al parecer la dama de honor había muerto... ufff... Cenicienta... fue lo primero que pensó la joven.

Así que abriéndose paso ágilmente y sin importarle quién o por qué llegó hasta su prima, quien abrazada a su futuro marido lloraba desconsoladamente.

Miró a su alrededor para ver al Príncipe dar órdenes y a los demás miradas fogosas, quien sabe si de miedo o de venganza, de pasión o de vergüenza...

- Yo me encargo de ella, dijo al Príncipe Azul, mientras le miraba de arriba a abajo, la verdad que de cerca estaba mucho más elegante. Cenicienta, cariño, ven... tranquila, dijo acariciándole el pelo.

-Se hará como ordeneis, alteza.  No estaba de acuerdo con las órdenes que había dado el príncipe, pero que se le iba a hacer, él era el que le daba de comer. Era el momento de abrir la puerta y permitir a los invitados que se movieran entre las distntas habitaciones, unos para hablar, otros para tranquilizarse y otros para llevarse el cadaver.

- Los que han desenvainado, que se tranqulicen, de momento parece que no vamos a juzgar a nadie, y no quiero ninguna revuelta en el castillo.

-El niño de madera!  No se como has entrado aquí, pero ahora no puedo dejarte marchar, si resulta que bestia es inocente (cosa que yo no creo de momento), todos los invitados son sospechosos. Si hasta mi amiga Gretel cree en la inocencia de bestia, al menos debo darle la oportunidad de defenderse. Cuando grillo hable con Alicia y se estudié el cuerpo podremos sacar nuevas conclusiones.

-Por último y para todos, si Bestia no es el asesino, todos podemos estar en peligro, y no me gustaría encontrar mas cadáveres. No viajen solos por el castillo y si van en grupos numerosos, mejor.

Parece que es el momento de abrir las puertas...

¿Qué?¿Cómo? Todo giraba vertiginosamente en la cabeza de Midas, los personajes aparecían y desaparecían de escena confundiéndole; Damas afligidas, personajes estrambóticos y acusaciones acaloradas y al final el orden en la figura de su sobrino, El Príncipe. 

Caminó hacia su sobrino dejando de lado su misión sacro santa de proteger a su Reina por unos instantes. Se colocó junto al Príncipe guardando la distancia pero reforzando su autoridad con su presencia y el mando que manaba de su corona, el también era Rey después de todo.

-Damas y caballeros, ya han oído al Príncipe, mantengamos el orden y la calma -miró a los dos duelistas con severidad- y dejemos que Don Grillo y Don Gato puedan encauzar su investigación. 

El Rey Maldito interpuso su cuerpo tapando la vista del cuerpo a los invitados más impresionables hasta que se llevaran el cuerpo de la víctima de aquel lugar. Dio un par de pasos en dirección a su sobrino, seguramente aún no le hubiera perdonado pero por intentar arreglar las cosas no perdía nada.

-Has obrado bien, muchacho -hizo amago de posar su mano sobre su hombro pero se detuvo en seco- Volveré con el resto, este viejo aquí solo es un estorbo pero si necesitas ayuda...házmelo saber

El Rey caminó hacia la sala de invitados, lo más importante era mantener el orden a toda costa.

Lo que había dicho la joven me tenía intrigado.

-La próxima vez que quieras inculparme muchacho, asegurate de tener público para tu pantomima.-Le dirigí una torva mirada al engorroso Peter Pan, maldito sea una mil veces y luego al resto de asistentes.Bestia parece un poco mas tranquilo, y al fondo había una especie de hombre encorvado que lanzaba miradas a la prometida con disimulo, luego me olvide de mi nombre al contemplar a una hermosa dama de cabellos azabaches. Me quedé pasmada ante tan serena belleza, y no pude evitar a cercarme a ella.

-No deberíais verlo mi señora. No es agradable a la vista, lo digo por experiencia.-Comento a Blancanieves. -Permitidme ofreceros algo de beber.

No tenía el cuerpo para bodas. No sé por qué me habían invitado ni por qué había decidido asistir. Pero el Conejo Blanco era tan persuasivo, e insistió tanto. Llegué a palacio y todo mi afán era encontrar a Hansel, pero no lo veía, había demasiada gente. Por más que me empinaba sobre mis tacones no alcanzaba verlo.

Pero, ¿cómo he llegado aquí? No alcanzo a comprender qué hago dentro de este armario, solo sé que por alguna razón debe permanecer callada. Oigo pasos, pasos cortos, como de una chica que hace tiempo que no suele llevar tacones, detrás alguien la sigue a mayor velocidad. Me acurruco dentro del armario como si eso me fuera a hacer desaparecer.

¿Qué ha pasado?¿Qué ruido ha sido ese? Consigo salir a gatas torpemente del armario, me arreglo el vestido al incorporarme y al levantar la vista la veo.

- ¡Han asesinado a Bella!

De repente se forma un gran revuelo. Los invitados se van acercando hacia donde yo estoy. Estoy muerta de miedo.

Blancanieves es la primera en llegar a donde estoy. La veo mover los labios, algo me pregunta, pero no oigo nada, no entiendo lo que dice. Es como si yo no estuviera allí. Inmediatamente se acerca hacia mi el Gato con Botas. Su gesto serio refleja la preocupación que le invade. También me habla pero yo no le escucho. Estoy conmocionada, ida, noto que las piernas me van a flaquear.

Cuando estaba a punto de desmayarme noto que unos brazos me sujetan. Me giro y veo que es Hansel, sé que me está hablando a mi, pero yo lo único que quiero es acurrucarme en su pecho.

- No te separes de mi, estoy asustada - le digo mientras me sienta en una de las mesas del banquete.

La presencia de Hansel me devuelve a la realidad, pero, ¿quíén ha matado a bella?¿Cómo llegué yo hasta ese armario?¿Alguien sabría lo que iba a pasar justo en ese lugar?

Veo cómo Pepito Grillo se dirige hacia donde estamos, me abrazo aún más a Hansel, no quiero que me separen de él.

Perturbada ante el aroma dulzón y la visión de tanta sangre, me separo del resto esperando que retiren el cadáver.

Con el estómago revuelto, siguiendo la consigna del príncipe, me dirijo hacia la niña que antes yacía en el suelo desfallecida.

-¿Te encuentras bien?- 

Al momento, Garfio se acerca a mi y levanto la mirada de la niña hacia él.

-No deberíais verlo mi señora. No es agradable a la vista, lo digo por experiencia. Permitidme ofreceros algo de beber.

-Por supuesto que no es agradable y nadie debería contemplar semejante atrocidad, desde luego no entiendo qué a llevado a alguien a quitarle la vida a la joven-.

Ante el ofrecimiento, observo a la pequeña, luego al capitán y añado.

-Si, por favor, tengo el estómago un poco revuelto. Pequeña, ¿Quieres algo tú también?-

Un par de lacayos del príncipe se apresuraron a retirar el cadáver de Bella a uno de los dormitorios de palacio mientras que una doncella se afanaba en fregar el reguero de sangre que había dejado tras de sí. Los invitados más sensibles apartaban su vista de aquel horrendo espectáculo mientras que los más curiosos seguían con mirada morbosa el periplo de la hasta hace poco hermosa prometida del príncipe maldito.

El reloj de palacio tocó las seis campanadas. A pesar de los intentos del Príncipe Azul por fingir normalidad y del animado vals que empezó a tocar de nuevo la orquesta, los pensamientos de todos los invitados se habían desviado de los novios para centrarse en el asesino que merodeaba por palacio y que había tenido el valor de arruinar la magia de la boda con aquel cruento crimen.

Las primeras espadas ya se habían mostrado, aunque más preocupadas por defender a viejas amistades e inculpar a enemigos irreconciliables que por descubrir la verdad de los hechos. Bestia parecía haberse salvado por el momento, pero al precio de que la sospecha se extendiera hacia todos. El ambiente era tan tenso que solo faltaba que se prendiera una pequeña mecha para que todo aquel polvorín saltara por los aires. 

Me acerco a un muchacho y de su bandeja cojo sendas copas con whisky una mas cargada que la otra. De camino de vuelta me acerco a Bestia.

-Cuentas con mi apoyo, ya lo sabes. Nadie haría eso a un ser amado.- Le doy una palmadita en la espalda con el garfio y vuelvo con blancanieves, le entrego la copa con una elegante reverencia.

-Me temo que e sido muy rudo, aun no me e presentado. Soy el capitán Garfio, Capitán para los amigos, Garfio para vos-. Sonrio intentando distraerla. Luego me fijo en la pequeña.- ¿Y esta jovencita? ¿Quien es?

Aliiiiiciaa....

AliiiIIIIIICIIIAAAAA....

Se oía el eco de una voz a lo lejos de la sala. Lo que en un principio parecía ser el timbre de un niño pequeño se tornaba, según se acercaba, en la voz de un señor bastante más mayor. De repente caí del cielo con cierta sutileza como terminando un salto que ya había empezado pero que nunca llegó a suceder, o al menos no en ese exacto lugar en ese mismo tiempo.

Me encontré a Alicia acurrucada en los brazos de Hansel sentada en una de las mesas del banquete. Pronto se acercaría Pepito Grillo, con sus modales, sus preguntas y su sombrero lleno de buenas deducciones. Pero yo también tenía algo que decir.

- ¡Alicia! M-m-m-uchacha, m-m-mi querida niña, ¿q-q-qué bebes? ¿té? - metí mi hocico en su copa - oh, no-no-no-no - ladeaba de nuevo mi cabeza al ritmo del tick-tock - no hay tiempo para un té, ni para agua ni p-p-p-ara distraerse de los hechos. Bien viste lo que pasó aunque ahora no lo recuerdes. ¿Q-qu-quién habrá hecho algo tan horripilante como asesinar a otra pobre j-j-j-oven? Oh, no-no-no-no, yo no te traje a la fiesta para que presenciaras algo tan horrible que tan sólo una bestia podría hacer. - le miré fijamente a los ojos - porque recuerda mi dulce chiquilla, ¿q-qu-q-qué clase de persona podría hacer algo así? Nadie más que una m-m-m-onstruosa bestia. - pegué un brinco a la mesa y me coloqué justo delante de Alicia a pocos centímetros de su cara - Los ojos comprueban lo que uno está predispuesto a ver y los oídos oyen lo que uno quiere escuchar. Querida, no eres más que una niña inocente, y eso es lo que todos saben, pero atenta - susurré casi tocando su cara - porque de todos los ojos que ven, algunos se atreven a observar. Sé cauta y no te olvides, has sufrido un trauma que apenas puedes recordar pero cuando te pregunten di que allí se encontraba una bestia, pues esa es la verdad. Y sus oídos harán el resto.

Terminado lo dicho me incliné hacia atrás y cogí impulso para lanzarme hacia ella, pero justo antes de tocarla cambié de dirección y me escondí debajo de la mesa para desaparecer. Como por arte de magia.

Todo era tan sospechoso hasta el haber encontrado por fin a mi hermano, si tenían razón los que me invitaron él estaba aquí pero parece no sentir lo mismo que yo al verle..¿Sera que ha cambiado tanto durante este tiempo?

Fulmine con la mirada al principe cuando sugirio que yo no me sabia valer por mi misma. Desde que murieron mis padres no he hecho otra cosa, los hombres guapos siempre se creen que lo saben todo.Bblancanieves ,que ese era el hombre de la señora a la que me encomendó, me hablo y decidí que de momento era mejor ir con ella ,al fin y al cabo, las cosas tenian que llevar su ritmo y la investigación ya la llevaban gato y un grillo.

-Si, ha sido solo un desmayo, seguramente por no comer mucho..-

Habia venido cabalgando desde muy lejos.Sonrei y mire al garfio que claramente le gustaba la mujer, la alta sociedad que de marujeos!

-Yo quiero algo de comer, pero de verdad- mire siginificativamente al garfio que ya estaba yendo a por la bebida de blancanieves sin reparar en mi siquiera-Estoy bien, yo puedo ir a buscar algo y dejarla que se divierta-

Mire hacia donde estaba mi hermano y una chica rubia, ¿Será que ya no soy importante para él?

Garfio volvió antes que pudiera irme y me presente

-Me llamo Gretel, y opino que el grillo tiene razon la boda se deberia posponer-

Tick-tock-tick-tock-tick-tock-tick-tock...

El sonido del reloj iba aumentando, poco a poco, poco a poco, poco aprisa... De repente se escuchó un extraño golpe además de una voz:

- ¡¡BOOOOOOOOM!! - chillé - Y ex-ex-ex-po-plo-pl-plotamos.

Aparecí debajo de la mesa rascándome la cabeza con cara dolorida. - N-n-no te recomiendo que uses una m-m-mesa para rrrrr-eaparecer en un lugar. Ay-ay-ay-ay - ladeaba mi cabeza de un lado a otro para sacudir el daño - ¿qué haces aquí m-m-muchacho? ¿consolar a la pobre Alicia? sí-sí-sí, eso está muy bien pero tus planes son mucho más importantes. ¿Qu-qu-q-qué hora es? - paré un momento a mirar mi reloj - es la hora del desconcierto. Escucha bien: - empecé a tararear una canción - Un crimen ha ocurrido en este lugar, un caos se ha sembrado pero no tardará en volver a pasar, vigila, atento, que volverá a ocurrir, aprovecha tu momento - coloqué una de mis patas encima de su pie y seguí con tono normal- el desconcierto es tu amigo y el caos es tu señal, sé prudente y desconfía de todos que hasta la sangre no es más que un líquido fácil de derramar y sus lazos no son tan fuertes. - salté para atrás y continué con mi cháchara - c-c-cuando nadie mire, c-cu-cuando todos estén tan ocupados culpándose los unos a los otros, será tu turno. Vigila muchacho puesto que hay criaturas más pequeñas que tú. - retrocedí unos pasos hasta desvanecerme dejando mi voz atrás - o si no, m-m-mírame a mí.

Aunque todavía me encontraba allí, mi presencia iba y venía como un flash relampagueante.

El Príncipe había aguantado el tipo, confortando a Cenicienta entre sus brazos.

-Gracias por el apoyo, tío-dijo cerrando los ojos y asintiendo con la cabeza ante el Rey Midas.

Y ella subió. Esa jovencita descarada de boca de fresa que reclamaba su derecho a consolar a su prometida.

-No salgáis de aquí solas y sin avisar-dijo reuniendo todo el aplomo que pudo reunir, tenía que ser fuerte y tener temple,era una cuestión de principios. Si se desmoronaba en un suceso como ése la imagen de toda la casa real y su poder se verían afectados.

Besó en la frente a su dulce prometida y lanzó una mirada algo confusa a su prima.

-Bebe algo, Ceni, querida, y vos también señorita Roja, os hará bien algo de calor.

Hizo una reverencia a las damas y se acercó a Pepito Grillo y a Alicia, no demasiado, lo justo para que cuando terminaran pudiera hablar con el juicioso señor Grillo.

La mirada del Príncipe siempre le producía una extraña sensación, a veces como esta vez le corría un fuerte escalofrío. Giró su capa roja y la usó para envolver a su dulce prima, dejando que algo metálico reluciera un instante para ser de nuevo ocultado por el rojo pasión.

- Este hombre tuyo es valiente eh... iba a decir otra cosa, pero no debía meterse... más bien parecía un gallina con piel de oso pero bueno, ella a lo suyo, tenía que proteger a su prima, no es que fueran íntimas, pero a la familia hay siempre que protegerla.

Conforme pasaba un de los mozos le pidió algo de beber, un buen wisky para Cenicienta y agua para ella, no solía beber, le parecía de mal gusto en aquellas .... digamos... ocasiones.

Mientras acompañaba a su prima a una zona más tranquila, no quería irse de la sala principal todavía, trató de preguntarle por lo ocurrido. Querida prima, ¿cómo estás? ¿Qué ha pasado? ¿Quién crees que ha podido hacer algo así? En teoría conocéis a todos ¿no? dijo sin esperar que fuera a contestar de manera útil a ninguna de las preguntas, pero era algo que tenía que preguntar y tenía que empezar por el principio.

Al decirme esas palabras el gato, me quedé tranquilazado y el tembleque de las piernas se fue. Quería hablar con Pepito Grillo, pero parecía bien ocupado, con lo que preferí esperar otro momento. La gente se agrupaba en grupos, y empezaban a hablar de Bella. La verdad me sentía perdido, y no sabía que hacer. A la vez en mí pensaba, que hacía un niño de madera en una fiesta como esta? 

Todos disfrutaban de bebiba y comida, pero que iba a tomar yo sino tenía estómago. Indeciso, me retiro y me apoyo sobre una columna fijando mi vista sobre Bestia. Seguramente si él no es el asesino, seguro lo que tratara de inculpar pues el principal sospechoso.