Partida Rol por web

-¿También has sentido los pasos y la puerta?- preguntó a la muchacha. Parecía que no había sido el único en oir aquel ruido, pero ahora todo volvía a la misma y desconcertante banda sonora de película de terror.

-Es cierto: no nos queda otra que avanzar. Tened los ojos bien abiertos.-Ismael frenó en seco sus palabras. "Estoy asustando demasiado a los niños" pensó.-Seguro que salimos de aquí en un abrir y cerrar de ojos.

Mientras caminaban, Ismael pensaba en como podría utilizar su habilidad, su poder, en caso de ser necesario. Antes no había salido como esperaba y, por suerte, la cosa no había acabado mal. Pero y la próxima? Sería capaz de dominar su mutación?

Solo habia una manera de saberlo.

-Venga, adelante...

Pegados a la pared, uno a uno fueron avanzando por aquel oscuro pasillo. Instantes después, unos orbes de luz aparecieron flotando alrededor de ellos, especialmente de Lucas que era el que iba primero. Las luces de apariencia mágica flotaban como con vida propia, iluminando el camino y haciendo que fuera más seguro avanzar por él.

Gracias a la aparición de esos seres luminosos, pudieron compronar que el pasillo era seguro, era muy común y no había nada que pareciese poner en peligro las vidas de ninguno de los presentes. A pesar de ello, los inquietantes sonidos no habían desaparecido y para colmo el sonido de sus pasos y el eco de sus voces retumbaba por todo la estancia.

Finalmente llegaron hasta la escalera del fondo, y todos aquellos sonidos cesaron en cuanto Lucas puso un pie en el primer peldaño. Descendieron hasta llegar a lo que parecía que antes habían podido llegar a ver desde lejos.

Al final del último tramo de escaleras había una intensa luz que iluminaba un rellano con tres puertas. A la izquierda del todo, había dibujado sobre la puerta una gran lámpara antigua, era una especie de fresco pintado sobre la madera de aquella entrada.

La segunda puerta que estaba justo delante de ella, tenía otra imagen. Esta vez parecía una escena familiar, donde cada miembro se agarraba de la mano. Aquel dibujo parecía haber sido pintado de una forma más infantil, sin tanto detalle como el anterior y mucho más rápido pero quizá un poco inquietante. Daba la sensación de ser un poco siniestro.

Por último, la tercera puerta poseía una gran interrogación invertida de color rojo, cuya pintura aún parecía fresca, puesto que aún se escurría, aunque extrañamente lo hacía hacia arriba y no hacia abajo. Como si la gravedad no fuese con ella. Además, el punto estaba ligeramente corrido, como si alguien hubiera pasado el dedo por allí para comprobar si aún manchaba.

Anna Oller se pegó aún más a su hija, y pasó su brazo por encima de sus hombros para darla consuelo mientras la niña se desahogaba. La palmadita que esperaba llegó justo en el momento adecuado, pero no la respuesta que quería escuchar. Sabes perfectamente que esto no es una broma.

Después miró hacia donde indicaba la muchacha, pudo ver la puerta por la que la chica acababa de llegar, no sabía a qué se refería, ni de quién hablaba. ¿Qué chicos y qué clase de cosas? ¿Estás segura de lo que dices? ¿Tú también haces cosas parecidas, verdad? Soy tu madre, a mi sabes que no puedes engañarme. Luego se quedó pensativa, se miró las uñas de la otra mano y volvió a hablar. Me temo que esta vez estás en el lugar adecuado, y en el momento preciso. ¿No ves que estás a mi lado? Dijo sonriendo y apretándola cariñosamente un poco más para pegarla bien a ella. Creo que sabes perfectamente por qué tú. ¿A qué sí, cariño?

En cuanto se iluminó la primera luz Lucas apuntó hacia ella de inmediato. Se fueron encendiendo y el policia apuntaba con precisión a todas las luces, pero al parecer aunque no habia ningun aparato que las encendiera, eran inofensivas, por lo que se relajó un poco respecto a las luces y siguió avanzando. Escuchaba esos sonidos de fondo, como de gente traginando de un lado para otro, algo irritado. Tenia ganas de descubrir de donde salian y silenciarlos. 

Al llegar a la escalera del fondo empecé a bajar y todos esos ruidos desaparecieron. No sabia si sentirse aliviado o mas nervioso respecto a eso, pero pronto dejó ese asunto de lado. 

Las tres puertas parecian siniestras, alguna mas que la otra. Con esos dibujos encima... 

Se detuvo delante de las puertas sin escoger ninguna. 

- El camino se bifurca. O escogemos una de las puertas y vamos todos por ella, o nos dividimos... Cosa que n me gusta un pelo. - Dijo Lucas recordando toda la jartada de peliculas americanas que havia visto en las que cuando la gente se separaba empezaba a morir. - Supongo que ninguno adivinará el futuro o algo así, no? - Dijo con voz cansada. Aquello empezaba a ponerlo demasiado tenso. Deseaba quehubiese algo mas directo a lo que enfrentar. Un puñado de mafiosos, por ejemplo, o otra vez las asiáticas aquellas. De ese modo podría pelear con alguien, solucionar el problema y de paso desfogarse un poco. 

- La que menos mal rollo me da es la de la lampara... - Dijo pensativo. La del dibujo de crios parecia bastante siniestra. Y la del interrogante rojo... Esperaba que no fuese sangre, aunque el borrón indicaba que era reciente. 

Marcial miró dubitativo aquellas puertas.

Por si no fuese suficiente con la mortal amenaza que se cernía sobre ellos, la situación había escalado a un nivel subrealista con la aparición de aquellos extraños sonidos y las luces fantasmagóricas. Aunque al menos las luces les habían sido de utilidad para poder verse en aquel oscuro pasillo y llegar hasta las escaleras que descendían a un rellano con tres puertas a cada cual mas misteriosa y probablemente peligrosa.

¿De que demonios iba todo aquello? ¿Es que ahora tendrían que elegir una de ellas y esperar a descubrir que sorpresa les aguardaba dentro? Casi parecía que se encontrasen en un programa de televisión de estilo "humor amarillo" con la única diferencia de que allí se jugaban la vida.

   - Yo no adivino el futuro.- Respondió al policía.- Pero tal vez tengamos que ir por la puerta del interrogante. Parece que ha sido tocada hace poco y podría ser que la chica que iba por delante halla pasado por ahí.-

Por su parte cuanto antes se reuniesen con aquella joven y saliesen de aquel lugar mejor que mejor.

Los orbes de luz que aparecieron sobre ellos mejoraron las cosas al iluminar el pasillo, el cual resultó ser un pasillo normal y corriente, sin nada escondido en las sombras y listo para saltar sobre ellos. Lucas dejó escapar un ligero suspiro de alivio a la vista de ello, aunque los inquietantes sonidos continuaban a su alrededor impidieron que se relajase demasiado, así que continuó aferrado a su hermana, avanzando lo más rápido que podía. Al final, tras llegar a la escalera y bajar por ella, se encontraron un rellano con tres puertas, cada una con una imagen distinta en ella.

¿Qué significarán?- se preguntó mientras los observaba, pero no se le ocurrió nada -Yo prefiero el del dibujo- se dijo, de forma inconsciente al escuchar al policía, aunque tampoco es que estuviese muy seguro.

¿Por qué no miramos en todas?- le preguntó en un susurro a Elena, ignorando de forma evidente a Lucas.

“Soy tu madre” eso había dicho, y debía creerla. El cuerpo de Arlet se relajó y sus ojos se dirigieron hacia ella cuando los de Anna descendían a sus uñas, y volviendo a mirar al frente cuando su madre volvió a ella, como si se tratase de un vals, una baile de miradas que ellas conocían muy bien, se había convertido en un lenguaje secreto para ellas, un lenguaje de confianza, Arlet sabía que podía contarle cualquier cosa, y que su madre nunca la juzgaría en silencio, nunca rebuscaría con la mirada más allá de donde ella estuviese preparada para compartir.

Esa disimulada caída de ojos a sus uñas abría un espacio vital para Arlet, le reglaba apenas dos segundos, pero en su mente dos segundos eran todo un mundo, un pasillo infinito de archivadores con todos sus principios, creencias, códigos morales, recuerdos, temores y certezas. Y todo ello siempre empezaba con su madre, sentada de medio lado sobre su cama indicándole  que se sentara a su lado con dos suaves golpes en una cascada de gráciles dedos.

Se dejó mover hacia ella por el medio abrazo, como si se tratase de una muñeca de trapo, sin peso en su cuerpo, sin voluntad de resistirse e incluso se permitió disfrutarlo, sentir una pequeña calidez en su corazón. Levantó la mirada para encontrarse con su sonrisa y se la devolvió en sus pensamientos aunque sus labios no le correspondieron.

- No lo sé. – empezó con la excusa más fácil en un susurro – Había dos chicas gemelas que han apuñalado a un amigo mío, – frenó en seco su explicación al darse cuenta de que se había referido a un chico del que no sabía ni su nombre como amigo pero rápidamente aparcó ese pensamiento volviendo a la explicación con la misma facilidad que había salido de ella - un chico, – se corrigió – y a una mujer, e-ella estaba embarazada. – comentó a media voz – Esas dos chicas han empezado a como transformarse o yo que sé, y, y una le ha robado a la otra el embarazo; se lo ha robado a la mujer del suelo. – puntualizó y volvió a guardar silencio tomando consciencia de lo absurdo que era todo.

El silencio dio paso a que su nerviosismo y anterior pánico se apoderaran de sus manos, helándolas, por lo que se recogió una dentro de la otra agarrando a su vez el límite de su falda que ahora quedaba a mitad del muslo.

- Luego han dicho que nos matarían al resto. – resumió aportando de su propia cosecha esas palabras – Pero he huido.

Había uno que decía ser policía, una luchadora junto a un tipo y un niño –obvió a la canguro- y luego estaba Ismael, que tiene dos hijos, y ha dicho que podía convertirse en aquello que tocaba.

Se miró las manos y sintió un ligero ardor fantasma en sus palmas de cuando había golpeado desesperadamente la puerta de metal para escapar del estadio. – Ese policía ha dicho que me teletransporto. ¿Y si le creyera? ¿Y si fuera verdad?- Mama, ¿estoy…-intentó vocalizar varias veces hasta que finalmente encontró el coraje en el ensayo -…enferma? En mi cabeza. – Aclaró – dímelo ¿lo estoy?

No sabía por qué, pero a Ismael le vino a la cabeza el famoso enigma de la puerta de la verdad y la puerta de la mentira. Aquel en el que debías saber qué puerta escoger con solo una pregunta a las puertas: una siempre decía la verdad y la otra siempre la mentira. El problema es que no había solo dos puertas, si no tres...y ningún tipo de pregunta posible!

Ismael observó lo que mostraban: una lámpara antigua, un dibujo infantil y un interrogante. Ninguna de ellas les ofrecía pista alguna para ser escogida, así pues sería cuestión de suerte. O no...

-Debe tener un significado. Pero cual?- compartió con el resto del grupo.

Marcial comentó que posiblemente la chica desaparecida hacia unos minutos hubiera pasado por allí y hubiera escogido la puerta del interrogante. Era una posibilidad.

-Estoy de acuerdo contigo. Podríamos ir por la del interrogante. Puede que nos resuelva "nuestro" interrogante: que demonios hacemos aquí.

Pero y si no fuera tan fácil?

-También podemos abrirlas todas y ver que hay detrás, no?

- Algo me dice que no tendremos esa posibilidad, Ismael. - Le respondió Lucas. De joven habia visto suficientes peliculas de terror como para tener cierta idea de estas cosas, y esta situación parecia salida de una de las peores peliculas de serie B. 

Marcial asintió circunspecto a las palabras de Lucas, pues era de la misma opinión.

   - Ciertamente no creo que tengamos otra opción que escoger una de las puertas y esperar que sea la correcta.- Comentó con cierto tono dramático.

Todo aquello se encontraba excepcionalmente fuera de lo normal y las puertas debían de estar colocadas allí con la intención de dificultarles la huida, así que aquel rompecabezas no sería tan fácil de solucionar como simplemente abrir todas y mirar desde fuera.

   - Propongo que probemos con esa.- Prosiguió señalando a la puerta del interrogante.- No es que me de mejor impresión que las otras, pero al menos tiene la señal de que alguien la a tocado y podría ser que esa tal Arlet pasase por ella.-

Luis dirigió una mirada de desagrado al policía al escuchar sus palabras.

¿Por qué no?- dijo, como retándolo a explicar que les impedía abrir tres simples puertas.

-El chaval tiene razón: no perdemos nada por probar de abrir las otras puertas. Hay que arriesgarse...

Ismael se dirigió a la puerta del interrogante y, antes de abrir, miró al resto del grupo para asegurarse que nadie quería decir algo al contrario. Luego, abriría las otras puertas.

Elena no pudo evitar recubrir con su brazo el cuerpo de su hermano. Por alguna razón, en cuanto aquel hombre abrió la puerta, pensó que algo malo iba a pasar, como si fuera a haber una explosión o algo mucho peor. Pero nada, la sala no emitía ningún tipo de luz, y tal y como habían sospechado tendrían que entrar dentro para ver qué había. Todo parecía absoluta oscuridad, así que habría que encender algún tipo de luz para iluminarla. Ya que la luz que procedía de las escaleras tan solo se limitaba a ilumiar el quicio.

De hecho, si Arlet había pasado por allí, lo había dejado todo muy oscuro, o al menos había encontrado alguna forma de atravesar aquella sala sin encender las luces. Aunque claro, Arlet era la misma chica que había atravesado los barrotes teletransportándose, y lo mismo la chica ya estaba a años luz de toda aquella inexplicable situación. Quién sabe. El caso es que la chica no estaba allí, o si lo estaba, estaba tan callada que ni se la escuchaba ni se la oía.

Desde luego que la sala del interrogante, era tan misteriosa como habían sospechado en un primer momento.

Anna asentía a todo lo que le contaba como si nada de aquello le sorprendiese. De vez en cuando soltó un "ajá" y un "ya", que parecían ser soltados en el momento más adecuado, pero que no mostraban ningún tipo de emoción. La muerte de aquel chico, y especialmente de la embaraza parecían haberla dejado completamente sin expresión, sin sentimientos, como si todo aquello le diera igual. Y así era.

Aunque cuando Arlet empezó a dar información sobre sus compañeros, la mujer pareció abrir los ojos de par en par, como mostrando, ahora sí, mucha más atención que antes.

Interesante. ¿De verdad crees que estás enferma? Dijo mientras la apretaba contra sí misma. Y si lo estuvieras, que seguramente es lo más probable. ¿No te gustaría dejar de estarlo? Yo podría ayudarte, pero sólo si tú quieres. Si de verdad entiendes que estás en el lugar adecuado, en el sitio preciso. Justo aquí es donde debes estar, junto a mi. Para que yo te ayude a curarte, para que te quite esas penas y preocupaciones que pareces sentir. ¿Estarías dispuesta a hacerlo, y qué estarías dispuesta a hacer para conseguirlo?

Ketsu Sen no se aproximo a la puerta del interrogante con los demás, si no que se acercó a la del dibujo de la familia. Fiándose de sus instintos, no la tocó, se quedó a una distancia prudencial. Algo en ella parecía llamarla, pero como un sordo rumor que quería crecer, pero algo se lo impedía.

Movida por la curiosidad, dejó esa puerta y se colocó junto a los demás, esperando ver algo... Pero no consiguiéndolo. Sabía que las luces de antes habían sido generados por uno de los presentes, y dado que todos habían gritado sus poderes a diestro y siniestro, salvo dos, supuso que uno de los hermanos había sido el creador.

Nos vendrían bien de nuevo esas luces dijo, sin referirse a nadie, pero sabiendo que el creador se daría por aludido.

Al parecer a todos excepto a la japonesa le gustaba la puerta del interrogante. Lucas se acercó a la puerta que habia abierto Ismael a ver si veia algo pero, tal y como esperaba, estaba oscuro y no podia verse nada. 

Se acercó a la puerta de la lampara de araña y la probó a ver si tal vez abrinedo una las otras se quedaban totalmente cerradas a cal y canto. 

-Ella tiene razón.-dijo señalando a la muchacha oriental- Todos sabemos que podemos hacer cosas "especiales"...y puede que si todos lo sabemos, podremos salir de aquí mucho más rápido. Alguien puede...no sé como decirlo...crear luz? Nos iría muy bien para iluminar el camino.

Vio como el policía se acercaba a la puerta de la lámpara y, como por acto reflejo, apretó los puños en tensión. Sería la puerta equivocada?

No veo nada- dijo Luis, intentando zafarse un poco del abrazo de su hermana para asomarse y poder ver lo que había tras la puerta abierta, aunque poco había que pudiese ver más que oscuridad, lo cual, después del pasillo, no era algo que le atrajese demasiado -¿Y las otras?- preguntó, esperando a que los demás las abriesen y deseando que al menos pudiesen ver lo que había tras ellas.

Maldita oscuridad- pensó Luis, quien no quería volver a estar a oscuras en aquel sitio después de lo del pasillo. Aunque no por que tuviese miedo, no claro que no. Era... para ver por dónde iban. O al menos eso era lo que Luis se repetía para sus adentros mientras intentaba crear de nuevo luces como lasque había creado en el pasillo, luces que alumbrasen alrededor por donde iban y que disipasen la oscuridad tras las puertas.

No es que Luis quisiese usar sus poderes con su hermana delante, especialmente con aquella gente sospechando, pero tampoco podía quedarse sin hacer nada con su hermana en peliigro, así que se concentró en ello.

Marcial sintió un estremecimiento eléctrico recorrer su columna al ver como Ismael comenzaba a abrir las puertas de manera completamente impulsiva. ¿Es que acaso eran tan inconscientes como para abrir esas puertas con total despreocupación sin tener en cuenta el peligro que pudiese aguardar al otro lado?

Pese a su invulnerabilidad no pudo evitar ponerse en completa tensión, como un tigre que ve como su territorio de caza se ve amenazado por un contendiente inesperado.

Sin embargo nada les atacó. Tras el umbral solo una profunda oscuridad de procedencia claramente sobrenatural. Una oscuridad que por razones que no lograba comprender, le ponía terriblemente incomodo, como si su subconsciente percibiese cual era el mal que acechaba en ella.

Estaba tan centrado en esa oscuridad que casi ni llegó a percibir el movimiento de Lucas para abrir otra de las puertas.