Partida Rol por web

- Tenemos un propósito.

- Sin Hermandad no puede haber Capítulo...

- Tenemos un propósito.

- Sin el Emperador, no hay nada...

- Y no tendríamos un propósito... - Tras lo cual, vuestro mentor grita, en un aullido que se distorsiona gradualmente por el sistema de teletransporte-: ¡Llevaremos la voluntad del Emperador como antorcha, y disiparemos todas las sombras!

Finalmente, en medio de un resplandor relampagueante, desaparecéis de la sala de teletransporte...

Tras unos segundos bastante angustiosos para aquellos que nunca habíais usado el sistema de teleportación, pues la sensación general suele ser de una aplastante presión que no sólo no deja respirar sino que también parece querer comprimir el cuerpo hasta que casi va a hacerlo estallar, reaparecéis con otro destello en medio de una espesa zona boscosa.

Los pájaros huyen asustados de vuestra posición, y los animales que hubiera a vuestro alrededor salen corriendo ante vuestra sorprendende aparición e intimidante presencia. Apenas hay luz, pero vuestras celadas os permiten ver en la oscuridad casi con tanta facilidad como si fuera de día. 

- ¡Cole, flanco izquierdo! ¡Korvin, derecho! ¡Vamos, desplegaos! -Ordena el Justicar, tomando como referencia a los dos Astartes que, de seguro, no van a haber sufrido las consecuencias del salto. Después, añade-: Apotecario, informe.

Apoyando su rodilla en tierra mientras los demás tomáis posiciones a su alrededor, esperando así mismo el veredicto del Hermano Ikegar, vuestro mentor y líder comienza a trastear con un sistema cartográfico similar a una placa de datos que holoproyecta parte de la zona del planeta donde os encontráis.

- Desde su órbita, el Fuego del Alba nos envía estos datos del planeta -Os informa, para que aquellos que podáis os fijéis en él. Al mirar, veis dos puntos rojos no muy distantes, aunque todo depende de la dimensión de Scelus-. Aquí estamos nosotros y aquí nuestro destino. Vamos, uno en cabeza.

- Menudo viaje... -comentó el tecnomarine mientras recogía su equipo- ¿Destino? -tomando posición junto al Justicar para poder contemplar el mapa de cerca- De acuerdo, abriré la marcha.

Colocó el contenedor a su espalda sujetándolo con el Mechadendritas Manipulador para que ocupase el menor espacio posible. Después se equipó el arnes Astartes y puso los magnoculares a mano por si los necesitase. Finalmente tomó el Auspex con la mano en la que portaba el storm bolter y en la otra la espada némesis.

- En marcha -concluyó conciso tras haber rezado una plegaria sobre las armas y el equipo de sus compañeros-.

El hermano Ikegar se tambalea nada más suceder la reaparición, pero enseguida toma posición. No se sentía mareado en lo más mínimo, pero aún así no sabía lo que sucedía. No sabía cual era el norte, cual el sur. Sólo que en una posición cercana el Justicar le había dado una orden. Como parte de la sección de mando de la escuadra le correspondía estar cerca del líder, y así lo hizo. Clavó rodilla en tierra a su lado y contestó: - Leinad sin novedad. En proceso de reorientarme. Le dio dos golpecitos por las cosas que tenía como equipamiento para situarlo todo y comprobó los datos que ofrecía el casco de su armadura. Tras lo que añadió: Equipo sin novedad.

Le habían advertido de los sucesos de desmayos y desorientación, pero no es lo mismo escucharlo, estudiar sus causas y demás, que vivirlo. Era ... distinto. Ahora, esperaba que nadie se desplomase. Tenía medicinas contra eso, pero ... esperaba que las armaduras reaccionasen o tendría que hacerlo él. Buscó en sus presentación de datos a todos los compañeros. Sabían que estaban allí fuera, pero no era capaz de situarlos. Buscaba indicios de mal estar o de sucumbir a los efectos secundarios del "salto" que acababan de "sufrir".

Trebek cierra sus ojos y siente como las energías del teleportador se internan su cuerpo, la sensación que recorre su cuerpo es la misma que la de un ascensor pero a una velocidad 50 veces mayor. Al materializarse en tierra el Juscticar Leehan despliega el escuadrón: Cole al flanco izquierdo, Korvin al derecho. Trebek se desplaza hacia delante para cubrir el flanco delantero y reconocer el terreno. 

Avanza unos pasos y en lugar de arrodillarse, como hacen el resto, Trebek se mantiene de pie apuntando con el bolter pesado:-Despejado-comenta por el intercomunicador de su casco. Wolfram avanza, colocándose al lado de Leehan, él será el que abra la marcha. Trebek deja de apuntar hacia la selva y se coloca por detrás de el tecnomarine:-Cubriré tus espaldas.-

Nada más aparecer, tras un proceso algo más potente que a los que estoy tan acostumbrado pero lo mismo en esencia, me muevo a la derecha. Casi como si lo hubiese decidido desde antes de saltar. No es así, simplemente lo más lógico es cubrir el terreno a nuestro alrededor y si la izquierda es para Cole, la derecha es para mi. Recorro toda mi linea de visión apuntando con mi brazo, mi bólter tormenta.

-Sin presencia hostil visible.

No parece haber peligro inmediato por lo que aventuro una mirada a las posiciones que nos muestra el Justicar.

Al comenzar a desplazarnos, sigo  algo separado a la derecha. Ante un entorno desconocido lo mejor es no apelotonarnos para evitar caer todos en una misma trampa, si las hay, y tener una mejor visión de los alrededores. Aunque sea muy poca diferencia, puede significarlo todo. En cualquier caso, tanto Cole como yo podemos estar donde se nos necesite en un instante.

La sensación era conocida, lo reconozco, pero magnificada. Algo que ya me esperaba al ser toda una escuadra los que nos tenemos que mover de localización. Y de repente, donde antes estaba la sala del Fuego del Alba, ahora se encontraba una selva, profunda y oscura, pero gracias al Dios Máquina y a todos sus secretos bien guardados bajo llave, nuestros cascos nos permiten una visión casi tan perfecta como si fuera de día. Desenvaino mi espada Némesis y miro en todas las direcciones posibles buscando amenazas. 

Escucho las instrucciones del justicar y, tras usar un instante para orientarme, tomo la posición izquierda para cubrirla, preparando el Bólter por si fuera necesario fuego de cobertura. Selecciono las balas normales al no haber detectado amenaza inminente. Así lo dejo preparado para una futura batalla si es que la hubiere. Avanzo con rapidez, manteniendo la espada en posición defensiva hasta asegurar la posición. Con la posición tomada y aparentemente asegurada continúo.

-El entorno es aparentemente seguro. El eco de teletransporte habrá alertado de nuestra posición a cualquier presencia hostil por la zona. -Termino añadiendo a modo de advertencia. Dejando claro que mi opción es movernos cuanto antes y dejar atrás cualquier tipo de posición "descubierta".

Guardo la espada en su vaina y me giro enfocando a quien toma la delantera, ligeramente sorprendido de que el tecnomarine tome la posición de vanguardia. Tras esto miro a Korvin y me encojo de hombros, aceptando la forma de proceder. No me parece mal, simplemente me parece diferente a lo que he visto todos estos siglos entrenando. Así que, sólo disimulo una medio sonrisa de lado al llevar el casco de la armadura puesto en todo momento. Avanzo en mi posición, controlando el flanco izquierdo, procurando no llevarme ninguna sorpresa. De vez en cuando envío una mirada a la vanguardia. No nos podemos permitir el lujo de perder al Tecnomarine a la primera de cambio.

Estaba mirando a mi alrededor en el interior de la nave siguiendo los pasos de los adeptos y los psíquicos, no acababa de terminar de escuchar las letanías de concentración cuando un repentino flashazo dejó todo en silencio. Cuando mis sentidos se recobran, empiezo a ver y escuchar de nuevo confirmo que ya no estamos en la nave. El transporte en sí a sido un éxito, pero no consigo mantener el tipo como el resto de mis compañeros y tengo que buscar apoyo en mi báculo para no desplomarme. El justicar tenía razón, para los no acostumbrados el viaje podía ser movido...había escuchado cosas peores.

- Zorael listo.

Suelto los seguros de mis armas y las preparo para lo que la Inquisición nos ha prevenido, el encuentro con gentes que han abandonado la luz del Emperador. Nuestra munición bolter les llevaría hasta su presencia y evitaríamos que siguieran extendiendo la palabra de la oscuridad por este mundo. Sin ordenes directas tomo posición en la retaguardia del grupo y expando mi mente a nuestro alrededor.

Con Cole y Korvin protegiendo los flancos, Wolfram en cabeza seguido de cerca por Trebek, y por último el trío formado por Leinad, el Justicar Leehan y Zorael, comenzásteis la marcha en cuanto la escuadra estuvo completamente operativa. En el fondo, efectuar un salto siempre dejaba en el cuerpo una sensación extraña, pero todos (salvo Zorael, aunque el bibliotecario mantuvo el tipo sin apenas mostrar signos de flaqueza) lo habíais aguantado con entereza.

La jungla era espesa, pero no lo suficiente como para impediros avanzar a paso seguro, sorteando con gran facilidad cualquier tipo de barrera natural que os saliera al paso, y es que si en ese inhóspito lugar existía alguna clase de depredador, de seguro que en ese momento érais vosotros.

El apotecario estaba convencido de que la ruta dictada por el tecnomarine no os llevaría hasta el objetivo, pero de momento no dijo nada al respecto, y Zorael bastante tuvo con el mareo que le sobrevino antes de comenzar la marcha que apenas pudo prestar atención al holoproyector del Justicar. El resto, en cambio, parecían estar de acuerdo con su actual guía y le seguían con sus sentidos puestos en sus alrededores.

La formación avanzaba sin mirar atrás, dispuestos todos a hacer frente a lo que fuere que hubiera alertado a los psíquicos imperiales, pero en un momento dado vuestro mentor se paró y alzó su puño para indicaros que paráseis de andar y mantuviérais la formación.

Os encontráis en el corazón de un claro boscoso, con el anaranjado cielo sobre vuestras cabezas. Miréis donde miréis, la densa vegetación forma un muro de color verdoso a vuestro alrededor que os dificulta ver qué hay más allá...

- ¿Sentís eso? -Pregunta el Justicar, abriendo la comunicación con todo el grupo-. Estad alerta.

Lo cierto es que ninguno habíais notado nada raro, ni habíais escuchado nada que no fueran los pájaros que huían o piaban a vuestro alrededor, pero quizá fuera momento de concentraros...

El apotecario, nada más comentar el Justicar lo de si escuchábamos, comprobó su auspex para comprobar posiciones y posibles datos que ofrecer a todos.