Partida Rol por web

—Continúa Stein, ¡a la cueva! —digo por el canal de comunicación—. Yo tengo más opciones de conseguirlo que el resto.

Me teleporto hacia el último lugar en el que vimos a la inquisidora, espero poder dar con ella antes de que lo haga el Xeno de proporciones absurdas. No dejo de correr en ningún momento, pero si veo que pone de objetivo a alguno de mi ellos, llamaré su atención, disparándole, o como pueda. 

.-Necesitarás cobertura, hermano Eachann!-gritó el expaidor al ver que el tecnomarine se separa del resto de Astartes para ir en busca de la inquisidora, que al parecer se había equivocado de dirección y había perdido la cobertura proporcionada por Trebek y su niebla. 

En ese momento el Justicar Angron utiliza el teleportador de su armadura para ir en busca de la inquisidora:-Más te vale volver Justicar o iremos a buscarte.-dice Trebek ante el comentario de Cole de ir a buscar a la inquisidora:-El resto a la cueva! Ya!-grita el expiador al ver que la gran bestia tiránida se aproxima con velocidad hacia la posición de los Astartes. 

Aunque en un primer momento parecía ser Wolfram quien iba a ir en pos de la Inquisidora atormentada por la pesadilla de la inmensa criatura xeno, la lógica parece imponerse y Cole, con un haz de luz azulado, se teleporta al lugar donde está la inquisidora, tratando de interponerse en su alocada carrera. 

El resto de componentes de la escuadra, con Trebek como voz autoritaria, corren por la rocosa ladera hasta la abertura. 

La criatura, no obstante, parece no ver a Yelena como una presa, o quizá la niebla generada por el expiador continúa dándole cierta cobertura que han perdido el resto de la escuadra de combate al salir corriendo hacia la cueva, y su objetivo continúa siendo el grueso del grupo...  

Te teleportas frente a la Inquisidora, y esta choca contra tu pecho. Se sobresalta, se revuelve completamente enajenada, y en su rostro completamente sumido en lágrimas puedes ver cierto grado de locura. Su mente podría haber quedado dañada.

La agarras de los brazos y entonces, sólo entonces, ves que te mira. No era la misma mirada enloquecida de antes, sino ella, que ha vuelto en sí. No dice nada, pero lo dice todo. No parece saber qué ha ocurrido, pero sabe que nada bueno...  

La cueva cada vez estaba más cerca, tanto que por un momento podíais sentir cierta seguridad frente a la criatura que os perseguía desde hacía ya un rato.

No obstante, cuando la abertura en la roca estaba ahí, tan cerca que ya podíais percibir el olor a humedad y moho de su interior, un nuevo disparo de la arma biológica de la criatura impacta de lleno justo al lado de la entrada al túnel rocoso. 

Pronto lo que parecía ser un charco corrosivo comienza a crecer. Raíces brotaban en todas direcciones y se adherían a la roca como enredaderas vivientes, formando púas y espinas del tamaño de puñales que crecían en todas direcciones. La puerta seguía estando ahí, pero pronto quedaría tapada por esa masa de raíces y espinas...

La carrera contra la criatura nos había llevado desde la llanura, el bosque y la colina, y solo pararía cuando consiguiésemos darla esquinazo, entre mis hermanos y yo localizamos una cueva que podría servir a nuestros fines. No era necesario que ninguno de mis hermanos ordenase ir hacia la cueva, pues era nuestra única oportunidad. Nuestras zancadas nos acercaban a la meta, pero la inquisidora había desaparecido en la colina, pues mientras nuestras mentes se habían mantenido impasibles ante la imagen de la criatura xeno, la psique de la inquisidora no había sido lo suficientemente fuerte como para sobreponerse. El hermano Cole era el único que tenía alguna opción de rescatarla y volver con nosotros antes de que la inmensa criatura les atrapase.

Con nuestra llegada a la incisión en la tierra, escuchamos como el bio-arma truena una vez mas, escapamos del charco de ácido pero de este crecen enredaderas que tapan la entrada de la cueva. - Parece que ya sabemos como se modificó la bioesfera del planeta, malditas criaturas alienígenas. Concentro mi mente, entrando en el inmaterium para contactar con el hermano Cole, debía de saber lo que había en la entrada de la cueva, ya que con la mente se podía dar muchos mas datos que con una simple descripción de palabra. 

Ya había centrado el tiro nuestro "bichejo" así que delatarnos ya 100% por un poquito de ruido, ya era lo de manos. Mientras corría, en pro de la "posible" seguridad de la cueva, una ráfaga, contra las enredaderas que creían, igual, retenía unos cuantos de esos "palos" para hacérselo un poco más fácil.

- Joder, como hace el bicho este crecer "yerbajos". Quiero una muestra de ese bicho, ..... y de sus "moquitos" también.

No entendió la actitud del justicar, pero no le recriminó nada, pues prefirió obedecer ya que era lo que se esperaba de él. Ciertamente le pareció una mala idea, al fin y al cabo, no era lo mismo dejar sin técnico a una unidad que dejarla sin el líder, pero ya estaba hecho, y Cole corría en pos de ella. 

Sin nada que decir ni que aportar, Stein siguió el último al resto hacía el interior de la cueva.

Todos corréis hacia la abertura, mientras las raíces, plagadas de espinas, parecen querer formar un denso muro en la pared rocosa.

El primero en internarse en la cueva es Zorael, seguido de Wolfram. Leinad, por su parte, dispara una ráfaga contra la enredadera pero falla, seguramente a causa de su propio movimiento o del movimiento de las raíces. El último en entrar y ponerse a salvo es Trebek. A estos dos últimos una raíz intenta apresarlos, pero por suerte no les alcanza. 

Ahora, delante tenéis un angosto y oscuro pasadizo de roca que parece descender hacia el interior de la montaña. En el exterior aún se escucha a la criatura que os acecha...

El sistema del casco cambia para permitir que la vista se acostumbre a la oscuridad que va creciendo al mismo tiempo que las enredadera que crecen a nuestra espalda, la cueva se abría ante nosotros. A este lugar habíamos llegado guiados por la señal que yo mismo había descubierto, así que era injusto que no aceptase el riesgo de ir el primero en nuestra avanzadilla.

- Atentos hermanos, no se que podemos encontrarnos. 

En el momento en que entran en esa oscuridad, con simple gesto con la mirada, el el visor de su casco Trebek activa la visión nocturna y los cristales de sus ojos se iluminan con un fulgor verde:-Hermanos, activad la visión nocturna de vuestros cascos.-comenta el expiador a través de su comunicador y se coloca observando la entrada del túnel por si les seguía cualquier cosa que pudiera atacarles. 

Trebek cubría la retaguardia y a pesar de que el Túnel era angosto tenía cierta libertad de movimiento para que en cualquier momento que lo requeriera podría voltearse hacia el frente o la retaguardia. 

Stein no necesitó activar el filtro de visión nocturna, el espíritu maquina de su servo armadura estaba acostumbrado a auto activarse cuando los sensores detectaban falta de luz. El tecnomarine sacó nuevamente su auspex y se dispuso a ir escaneando el fondo de la cueva tratando de determinar lo que se temía, que podrían haber entrado en una guarida de aquellos horribles xenos. Si los había del tamaño de un titan, habría otros tan peligrosos como ellos mismos que cupieran en la cueva.

Los Caballeros Grises, con Zorael a la cabeza y Trebek cerrando la comitiva, se adentraron en el túnel.

La humedad en el ambiente era tan alta que las paredes estaban completamente plagadas de musgos y líquenes. Apenas había roca a la vista, y un color verde enfermizo vestía todo el lugar. El olor a podredumbre era fuerte, pero no hasta el punto de generar náuseas o vómitos. 

A los pocos pasos, la abertura por donde entraron los miembros de la escuadra de batalla sufrió un golpe desde el exterior a la par que se escuchó un desgarrador aullido, sin duda ambas causadas por la colosal criatura que les persiguió por el bosque de cañas. 

Una afilada cuchilla se abrió paso hacia el interior, atravesando el entramado de raíces con pinchos, y la luz penetró en el túnel a la vez que lo hacía la extraña pata de la criatura. 

Con su primer golpe, que no llegó a alcanzar a nadie pese a que la extremidad se zarandeara de lado a lado, simplemente rajó una de las paredes mientras extraída su arma, tan afilada que la marca dejada en la roca era un surco de varios centímetros de altura y profundidad. 

Una vez sacó la pata del túnel, por la abertura dejada en la entrada se pudo ver parte del cornudo rostro de la criatura y como su lengua salivaba abundantemente, pues se había agachado para poder ver a sus huidizas presas.  

La inquisidora ya no estaba en shock, pero sin duda sí estaba desconcertada.

A pocos metros de vuestra posición, no más de una treintena, la criatura se empotró contra la abertura en la roca por donde tus compañeros huyeron, y con una de sus afiladas patas introducida por la entrada del túnel, parecía que quería intentar sacarlos, o al menos cortarlos en dos...

El golpe de la inquisidora contra mi armadura parece que la trajo de vuelta a sus cabales. Sin decir nada en absoluto, porque no era el momento, observo cómo aquella criatura se empotra contra la abertura de la cueva por donde se supone que han podido escapar mis compañeros. Quedarnos ahí es absurdo y peligroso, ya no podemos hacer nada, espero que la cueva tenga salida por otro lado. Le hago un gesto a la inquisidora para que venga conmigo, alejándonos de ahí, tratando de no llamar demasiado la atención. Hay que poner tierra de por medio y tratar de encontrar una salida en la que volver a reunirnos. Abro el canal de equipo.

—¿Estáis todos bien?— pregunto por radio—. He dado con la inquisidora, vamos a continuar a ver si damos con otra salida.

Camino alejándome de ahí, tratando de buscar la parte trasera de aquella montaña.

—¿Estáis todos bien?— pregunta Cole por radio—. He dado con la inquisidora, vamos a continuar a ver si damos con otra salida.

Seguimos recorriendo el sendero impuesto por la bestia xenomorfica que nos había perseguido desde que la atisbamos, un sendero que se iba introduciendo mas en la tierra, y que no dejaba de exudar sus propios efluvios, haciendo que la temperatura subiese rápidamente junto con una humedad enfermiza, llegado a este punto era de agradecer estar enfundado en las sagradas armaduras del capítulo. - Esta claro que este planeta hace tiempo condena la vida humana. Por lo que parecía la dirección que recorría la caverna, era la misma que había sentido cuando empezamos la expedición siguiendo esa señal latente en el planeta y en el inmaterium, aun así no sabía bien si lo que encontrásemos sería amigo o enemigo llegado el caso.

Creímos que poner tierra de por medio con la criatura, haría que esta nos dejase tranquilos al menos hasta que tuviésemos opción de contra atacar, pero estábamos muy lejos de la realidad y un coletazo de esta rajó la cobertura que las ramas y la tierra nos daban. - Creo que es tiempo de correr hermanos, no sabemos el alcance de esta cueva y mucho menos cuando terminará la persecución de la bestia, lo mejor es alejarnos lo que podamos de la zona. 

Mis sensores de estado del todos los Hermanos dicen que todos bien????