Partida Rol por web

Una espada contra el Caos [Capítulo II]

5. Epílogo

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26/07/2020, 10:35
Narrador

La escena que esperaba al equipo de batalla al llegar a los pisos superiores del Complejo Olympus fue algo dantesco. Las corrientes de la disformidad o los datos contaminados del Magos parecían haber alcanzado el Manufactorum, y los restos mutilados de cientos de autómatas y miembros del Mechanicus se esparcían por doquier, aparentemente formando algún tipo de símbolo difícil de ver desde el suelo. 

Los escasos supervivientes estaban sumidos en una profunda locura, en algunos casos tan traumática que eran incapaces de expresarse y en otros de una furia homicida sin igual, cuyo único medicamento posible fue administrarles la Paz del Emperador.  

La única superviviente que aún parecía mantenerse con cierta lucidez fue la Logista Calculus Kramarenko, cuyas extremidades, tanto las de aspecto arácnido como las humanoides le fueron seccionadas de forma brutal. Para cuando llegasteis a ella estaba ya más muerta que viva, y lo único que pidió antes de fallecer fue que su trabajo fuera recordado. No estaba claro cuál había sido su papel en todo este asunto, pero era bastante probable que muy pocos individuos en el Imperio llegasen a conocer nada de lo que en este lugar se había realizado.

Con su muertes, nadie pudo explicar lo que allí realmente ocurrió, pero las cámaras de seguridad si dieron buena cuenta de ello. 

Al parecer, todo el mundo se encontraba realizando las labores que tenían encomendadas cuando los servidores de defensa comenzaron a disparar a cualquier objetivo en su rango de visión. En respuesta, los ingenieros y capataces trataron de sofocar el levantamiento, pero los servidores parecían no acatar ya sus órdenes y el resto de autómatas se unió a la refriega, comenzando a atacar y disparar sobre sus propios encargados. 

Una de las cámaras consiguió captar cómo un símbolo de ocho puntas fluctuaba en el suelo, donde ahora reposan las extremidades de todo el mundo formando ese mismo círculo herético. Cuando el símbolo quedó terminado, sus autores comenzaron a autolesionarse, golpeándose y disparándose a si mismos, arrancándose los circuitos hasta quedar fuera de servicio. 

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26/07/2020, 11:24
Narrador

La salida del Complejo Olympus, por suerte, no fue tan accidentada como vuestra llegada. Recorrer el trayecto hasta el exterior sin tener claro si el enemigo aún estaba al acecho, o cuál sería su número de efectivos en caso de aún permanecer ahí, fue más un acto de fe que de cordura. Sin embargo, el silencio que reinaba en los túneles era síntoma de que aquellas criaturas hacía tiempo que habían cejado en su empeño de entrar a la pirámide por la fuerza.

En cualquier caso, el tiempo en espera del aviso de llegada de la cañonera se hizo eterno. Los minutos pasaban convertidos en horas y no teníais la certeza de que el piloto lo fuera a conseguir. No obstante, la suerte había acompañado al piloto de la cañonera Stormraven durante todo el tiempo que habíais estado sobre la faz de Laurentix y no sólo continuaba con vida pese a la cantidad de elementos hostiles en la faz del planeta, sino que había conseguido alcanzar vuestra posición con éxito. 

Por extraño que pudiera parecer, al salir al exterior del túnel descubristeis que alguien o algo había eliminado todo rastro de los cientos de cadáveres que poblaban el suelo alrededor del túnel de acceso al edificio del Mechanicus, como si un equipo de limpieza altamente entrenado hubiera hecho un gran trabajo. Fue algo sumamente extraño, pero el tiempo apremiaba. Cuanto más tiempo pasarais sobre el planeta, menos posibilidades de éxito en la misión existirían.

De hecho, fue descender la cañonera y comenzar a bajar por la ladera de la colina cientos de aquellas criaturas de afiladas garras. 

Esas criaturas no podían volar al no disponer de extremidades aladas y la cañonera les dio esquinazo rápidamente, pero la situación se complicó cuando las criaturas aladas que os dieron la bienvenida al planeta comenzaron a hostigaros y a disparar sobre vosotros con algún tipo de arma biológica. 

Estos disparos aumentaron en potencia y efectividad cuando otros xenos alados se unieron a la refriega, pero la entrada en órbita, orquestada de forma brusca y violenta para tratar de escapar de vuestros perseguidores lo antes posible, fue sumamente efectiva. 

Al cabo de unos minutos, en los que pudisteis observar cómo la Inquisidora estaba pasándolo francamente mal por el frenético movimiento de la nave atravesando la atmósfera del planeta, se activaron los retrocohetes para contrarrestar el empuje de la gravedad y comenzar un paseo en dirección a vuestra nave en órbita.

Por la ventanilla el paisaje enfermizo de Laurentix comenzó a dejar paso a la majestuosidad de la Inquebrantable...

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26/07/2020, 11:54
Vox-Comunicador

La estática inundó los altavoces de la cañonera, y pronto todos escuchasteis una voz familiar. 

- ¡Bienhallados, Ángeles del Emperador!

Era Remigio Prassius, el Capitán del navío, tan entusiasta como siempre. 

- Esperábamos ansiosos vuestro regreso. Prepararemos vuestra llegada. Bienvenidos a casa. 

Notas de juego

FIN