Partida Rol por web

- Coincido con Nadeshiko-san en que habría que investigar ese sótano misterioso, pero creo que es un asunto interno del clan de la Grulla, y son ellos los que deberían dirigir la investigación. En la delegación Fénix solo contamos con un shugenja, pero opino que es demasiado joven y está demasiado experto para ayudar. - Dice Sachi, que oculta su boca con un abanico al hablar. El delegado fénix dirige una mirada a su homólogo dragón, para ver que opina, pero Kambe permanece silencioso, y algo incómodo. - Sin duda, entrar en un laboratorio de brujos sin un shugenja es una necedad, ya que el investigador no entendería nada de lo que encuentre. - Continua el Asako después de un minuto de silencio.

Para alivio de Kambe, que no parecía con ganas de ofrecer la ayuda de los Dragón en este momento, Ando se anuncia, saluda educadamente, y vuelve a entrar en el comedor.

- Honorables señores, la avanzadilla del Campeón Esmeralda me ha informado que Doji Satsume-no-kimi llegará a la aldea en un par de horas. De momento, ha dejado claro su deseo de entrevistarse con los delegados en cuanto llegue, así que he ordenado que preparen una carpa adecuada para la ocasión, dentro de las posibilidades de esta humilde aldea. Por mi parte, me dispongo a salir al encuentro de la comitiva del campeón, si tienen alguna sugerencia o petición antes de que parta, que sea rápido.

Al oír que el Campeón Esmeralda está a punto de llegar, el nerviosismo invade el comedor, aunque todos los presentes tratan de disimular. El hombre más podereso del Imperio, tras el mismo Emperador, está a punto de llegar a la aldea. Los delegados lucen un poco pálidos, y no está claro si es tanto por los efectos del envenenamiento sufrido o por la perspectiva de una entrevista privada con Doji Satsume. Kambe y Sachi se excusan y se levanta, ambos con una prisa repentina por asearse de nuevo. 

- Haced lo que creáis más convenitente, - Dice Kambe a Heihachi y a Takao - Pero no os permitáis una ruptura de etiqueta en el peor de los momentos, ahora que estamos a punto de volver a casa.

Con una mirada, Sachi transmite lo mismo a los Fénix. - Colaborad en todo con nuestros colegas, y recordad que la vista del Campeón Esmeralda está sobre nosotros.

Os queda claro que Doji Satsume transmite un temor reverencial en los delegados.

Takao no añadió nada a las peticiones para Doji Ando, pero si habló cuando Kambe se dirigió a ellos. Sus palabras eran más para el resto de sus compañeros, pues los diplomáticos habían salido aprisa para prepararse mejor, algo que él también haría si no pudiera mejorar su aspecto, cosa que no creía posible por sus humildes capacidades para ello.

- La manera más sencilla de despertar la ira de un oso que hiberna es molestar su cueva. – comentó en referencia a lo que pudiera estar allí encerrado – La decisión debería ser del nuevo gobernador de la ciudad, que en este momento no sé quien es. Mi consejo es no hacer nada hasta que el damyo* correspondiente, salvo vigilar si alguien teme que pueda despertar lo que ahí duerme desde hace años, si es que hay algo ahí realmente. – en definitiva lo que decía el dragón era que por su parte no haría nada hasta que el responsable local o algún otro superior se lo indicara, que era lo que debía hacerse protocolariamente.

Si quedaba alguna duda del tremendo efecto que tendría la llegada del campeón esmeralda a la aldea, esta se disipo por completo al ver los rostros y gestos de los delegados. Desde luego que no era buen momento para cometer errores, y entrar en esos momentos a aquel sótano, podría ser complicado.

-Yo también creo que tal vez no sea el mejor momento para investigar lo que hay en el sótano. Demos tiempo para que los heimin que han enviado a limpiar la bajada hagan su trabajo. Y luego esperar a la decisión de Satsume sama.- Una cosa terrible, sería tener que presentarse sucios y malolientes ante el campeón esmeralda, y era muy probable que eso ocurriese de ir sin demora a investigar aquel sótano. Aunque también era posible que luego se lo prohibiesen y se quedasen sin saber que es lo que  había en aquel lugar. 

-No hay necesidad aparente de apresurarnos, concuerdo. La limpieza puede ser hecha con tranquilidad y el campeón podrá dar su opinión al respecto.

Concluyó esto con calma. No tenía pruebas de que algo se cociera con un límite de tiempo dentro de ese sitio, por lo cual insistir en ello sería apostar a ciegas. No era prudente, y ella más que nadie era partidaria de no pisar esos escalones hasta que no estuvieran en condiciones.

-Por ahora, apoyo la idea de relajarnos...quizá descansar un poco más, no hemos dormido después de todo y honestamente me empieza a pasar factura el cansancio. No querríamos estar luchando contra el sueño cuando se presente tan ilustre persona. ¿Queda algo más que decir en esta reunión?

Heihachi asintió, de acuerdo con el resto del grupo.

—He agotado casi todo el favor que los kami me prestarán hoy, y tampoco soy un experto en cuanto a La Mancha —el agasha no lo mencionó, pero no podía evitar temer que el Oni de la obra de teatro fuera más que una libertad ficcional— Adentrarnos así es peligroso, y si esa puerta ha estado cerrada un lustro o dos, podrá permanecer así más tiempo. Además, como bien lo indica Takao, no es honorable buscar esqueletos en guardarropas ajenos, nuestro deber termina al menos de momento, con informar a la persona responsable. Y quizás al campeón esmeralda, para asegurarnos de que el emperador puede estar al tanto de esto.

-Además -intervino por primera vez Hochiu-. Si es un oni el que se oculta en ese sótano, necesitaremos jade ¿Y alguno de nosotros lo tiene? Ya sabemos que las armas ordinarias poco hacen contra los servidores del oscuro...

Las horas hasta la llegada del Campeón Esmeralda se hicieron largas y tensas. Ninguno de los presentes había estado nunca en la presencia de alguien tan poderoso.

Primero, entraron dos samuráis vestidos con armaduras pesadas de color verde, sin duda miembros de la guardia de Doji Satsume, que pidieron que los delegados de los clanes les acompañaran a entrevistarse con el Campeón. Tanto los Dragón como los Fénix no pudieron evitar sentirse un poco aprensivos, al ver a sus emisarios marchar acompañados de los enormes bushi acorazados, pero no había nada que hacer, más que seguir esperando.

Unos minutos después de la partida de los delegados, Ando entró en la posada, y se acercó a la posada, donde los jóvenes samuráis de los clanes se hallaban reunidos. Saludo con una inclinación, y se sentó con ellos. El yoriki de Damachi parecía cansado hasta la extenuación.

- Satsume-no-kimi es, sin duda, el hombre más extraordinario que existe. – Dijo el Doji después de los tradicionales saludos. - Sabe ver en el alma de los hombres, y puede reconocerte más profundamente de lo que tú mismo te conoces.

Todos los presentes entendieron que antes de hacer llamar a los delegados, el Campeón Esmeralda había estado interrogando al yoriki del difunto Damachi.

- Dentro de poco nos harán llamar a todos de nuevo. Recordad no levantar la cabeza del suelo si no se os instruye para ello. – Recordó el Doji a los presentes. Sin duda, tenía a alguien en mente cuando hizo este recordatorio.

Igual que cuando vinieron a llamar a los delegados, los dos guardias de armaduras esmeralda entraron en la posada.

- El Campeón Esmeralda requiere vuestra presencia. Por favor, acompañadnos.

El grupo se dirigió hacia el mismo descampado donde habían estado las carpas para la negociación.  Se percataron de que los preparativos que había mandado hacer Ando habían sido retirados, y que se había levantado una enorme carpa de color verde en su lugar. En el centro de ella, en pie, se hallaba el mismísimo Campeón Esmeralda.

Aunque al principio solo tenían ojos para Satsume, tras un momento se dieron cuenta de que los alrededores bullían de actividad. Había al menos diez guerreros con las armaduras de la guardia del campeón, y otra decena con armaduras azules y blancas. A cada lado de Satsume permanece uno de los guardias, preparado para eliminar cualquier amenaza a su señor. Frente al campeón, Sachi y Kambe permanecen arrodillados, pero les han dado permiso para enderezar la espada. A unos metros, unos escribas permanecen también sentados, con las plumas preparadas para apuntar todo lo que se diga.

Fuera de la carpa, al menos una docena de cortesanos revolotea alrededor, afanándose para que todo esté al gusto de Satsume.

Con un gesto de la mano, el Campeón Esmeralda indica a los jóvenes que se acerquen. Con buen criterio, los seis obedecen, y a tres metros, se postran cara a tierra.

El campeón comienza a hablar con voz grave. Es la voz de alguien acostumbrado a que le obedezcan sin dudar.

- Damachi-san era mi amigo. No debí haber permitido que un hombre de su talento se refugiara en esta pequeña aldea, y menos con tan pocos hombres a su cargo. Pero era su deseo, y se lo concedí, por respeto a su servicio y su amistad.

Satsume permanece callado un par de segundos.

- Habéis servido bien al Imperio eliminando a los seres viles que cometieron tan inmundo crimen. He mandado preparar unos documentos para vuestros daimyo, explicando la nobleza de vuestras acciones, y que debéis ser recompensados.

- Podéis alzar la frente.

Con el permiso de incorporaros, al ver el rostro del campeón os dais cuenta de que no va a preguntaros nada, el testimonio de los delegados y de Ando ha sido suficiente para él, y no ve relevante interrogar a gente de estatus tan bajo.

- El acuerdo sobre la mina entre los clanes Dragón y Fénix queda refrendado por la autoridad del Campeón Esmeralda, lo que el difunto Damachi-san decidió es sin duda lo correcto.

- Podéis retiraros. – Dicho esto, Satsume se da la vuelta, y manda llamar a uno de los cortesanos.

Con el nerviosismo disparado, las comitivas Dragón, Fénix, Hochiu y Nadeshiko volvieron a la posada de Las Carpas Felices. Cómo feliz era el rostro de Kitsuki Kambe, por primera vez en mucho tiempo, le notaron relajado. Quizás fuera por la perspectiva de volver a casa, o quizás fuera por cómo se había desarrollado todo, pero para muchos era la primera vez que vieron al delegado Dragón sonriente.

- Despedíos adecuadamente. - Dijo el Kitsuki a los demás dragón. – Pues mañana partiremos hacía Shiro Mirumoto.

- La delegación Fénix también partirá mañana. – Coincidió Asako Sachi. – Haced vuestros preparativos.

Finalmente todo había acabado, y de buena manera. Pero no olvidaría tan fácil, el par de horas de espera, con la enorme tensión de tener que presentarse ante el mismísimo campeón esmeralda. Tan solo en pensar como hablar a tan importante figura, le ocasionaba una enorme preocupación. Pero este se limito a comentarles que lo habían hecho bien y que serían recompensados, además de agradecerles su trabajo. 

Luego les avisaron de la inminente partida, una vez finalizada la negociación, debían retornar a sus tierras. Y esta era una buena noticia, pero antes podría pasar la tarde con los compañeros a los que había cogido admiración y respeto, y que seguro echaría pronto en falta.

-Ha sido un verdadero honor conocerles y poder colaborar con ustedes en la solución de este complejo caso que se nos presento de forma tan inesperada en mitad de las negociaciones. Como disponemos de toda la tarde, podríamos dar un paseo por la aldea, y luego hablar un rato mientras bebemos algo y cenamos en la posada.- Quería aprovechar el tiempo que les quedaba, para volver a pasear por aquella bella aldea, y luego hablar y cenar con tan buenos compañeros. 

Takao se sentía visiblemente aliviado por el resultado del encuentro con el campeón esmeralda, pues no era habilidoso escondiendo sus sentimientos bajo una máscara como se espera de los samuráis; era otra área en la que había descubierto que debía cambiar en el futuro. Sentía curiosidad por el buen humor de Kambe, pero no era el lugar de preguntar por ello; quizás en el camino de regresó tuviera ocasión de preguntarle educadamente y tuviera la fortuna de recibir una respuesta del delegado.

- Eh, claro – Shiki lo había sacado de sus pensamientos – Me honrará mucho poder compartir estas últimas horas junto a ustedes – expresó, aunque no se había planteado que hacer. Estaba en la naturaleza de su entrenamiento que la mayor parte del tiempo que no entrenaba lo pasara meditando y para él eso era lo más natural a hacer con las horas que libres que les quedaban. Sin embargo, no quería resultar descortés por lo que aceptó con sinceridad. Tal vez fuera otro aspecto más que debería reconsiderar en el futuro.

Tras aceptar la invitación no añadió más a la espera de sus compañeros, esperando que todos aceptaran, salvo tal vez el shugenja Fenix, quien se podía sentir aún avergonzado por su actuación durante el combate; y estaría en lo correcto.

El encuentro con el Campeón Esmeralda había sido breve y un tanto tenso, dada la enormidad de distancia en el escalafón social, pero se había resuelto de la mejor manera posible.

Una vez de vuelta en la posada, Heihachi agradeció la invitación, dispuesto a sumarse al paseo y a la ronda de sake.

—¿Podrían decirme dónde suelen residir?— preguntó el shujenga— Rara vez bajo de las montañas, pero en esta excursión creo haber coincidido con un grupo excepcional, que ha cambiado cómo veo un poco a sus respectivos clanes. Me gustaría mantener correspondencia con ustedes, en especial contigo, Nadeshiko-san. Nuestra conversación sobre las virtudes ha tenido que quedar pendiente.

Nadeshiko volvió a aparecer en la sala con los colegas hechos en esa pequeña aventura con expresión radiante pero calma. Aparentemente estaba bastante complacida por algo, y no tenía intenciones de ocultarlo. Lo desarreglado en la ventolera había sido reemplazado o acomodado, y se veía limpia e inmaculada, con el aire de quien jamás tocaría un arma más allá del filo del honor. 

-Ya no hay demasiado festival, pero el pueblo sigue siendo apacible y agradable para un paseo. Hoy siento un fuerte antojo por bocadillos dulces e indulgentes, no me negaría luego a un té frutal con algunos mochis.

E hizo una seña a su mascota, y esta se acerco a saltar a su agarre. Entonces, prestó oído a Heihachi.

-La ciudad en la que resido no está demasiado lejos, es Tsuma. Aunque muchos inviernos y cuando no es inconveniente la visita, tiendo a estar con la familia que tengo en el Kitsune Mori. Tsukio viene de ahí, de hecho. -sonrió, haciendo memoria- Hay algo más allá de lo elegante en el bosque helado y verlo lentamente descongelarse, y en cualquier época del año es un sitio tranquilo y de aire espiritual para relajar el cuerpo y enfocar mente. Uno tiene que experimentarlo para poder comprenderlo plenamente.

Cerró los ojos, manteniendo el semblante serenamente alegre.

-Definitivamente me gustaría mantener correspondencia, aunque me esforzaré por mantenerte actualizado de donde enviarla. Comenzaré a viajar mucho, muy pronto.

El día y la noche siguientes pasaron en un suspiro. Los jóvenes samurái tuvieron tiempo de conocerse entre ellos y también un poco mejor la aldea, aunque no pudieron volver a ver al Campeón Esmeralda y su corte. Pero el amanecer siguiente llegó demasiado pronto.

Los tres grupos se prepararon para partir, pero para sorpresa de algunos, aunque los Dragón y los Fénix se iban los mismos que habían llegado, entre los Grulla había cambios. A Nadeshiko le acompañaban ahora Ando y Nanako. 

- Debo agradecerles a todos el que acabaran con los asesinos de mi padre. El ser testigo de su valentía y sagacidad me ha llevado a querer ayudar al Imperio a desenmascarar criminales también, así que estudiaré en la Escuela de Magistrados Doji. Tras mi gempukku y mi boda, espero contar con el permiso de mi futuro marido para seguir el legado de mi padre.

Tras las despedidas, cada grupo se dirigió hacia su destino, con la satisfacción de haber hecho todo lo que estaba en su mano para cumplir con su cometido.