Partida Rol por web

Voy tranquilamente hacia la escalera, cuando ya no me puede ver subo rapido hacia el cuarto donde deje la mercancia, tengo mi arma a mano por si acaso, no empuñada.

 Vas detrás de Alvar y el caballero, cuando subes ves como Alvar está enseñándole una habitación (no la tuya, si no otra distinta), y discutiendo el precio para una noche.

Te metes en tu habitación. Está en todo en su sitio.

EL hombre levanta la cabeza del plato y te dice apresuradamente:

 - Si si, soy Ramiro, digame, ¿Quien es usted?, ah, perdone un momento, espereme y ahora hablamos, es algo urgente, bajo enseguida señor...

Y acto seguido te deja solo en la mesa, subiendo por las escaleras detrás del posadero y el caballero.

 El judío y el paisano que quedaba dentro de la posada cruzan unas palabras, y acto seguido el paisano que comía como si no hubiese mañana, sube por las escaleras, tras el posadero y el caballero.

Ok, vuelvo a bajar y a sentarme donde estaba, luego miro al hombre de nuevo, - Perdone señor, ya estoy con usted, es que tenia algunas cosas urgentes que resolver, Ramiro a su disposicion, digame.

A los 5 minutos baja de nuevo el tal Ramiro, y se vuelve a sentar junto tuya.

 Perdone señor, ya estoy con usted, es que tenia algunas cosas urgentes que resolver, Ramiro a su disposicion, digame.

El judío mira con total desconfianza a aquel hombre y al que ha acompañado escaleras arriba y cuando Ramiro regresa, la actitud de Levi es de alguien impaciente.

-Que queréis vos, pues sois quien me ha citado en este lugar, señor, creo que tiene algo en su poder que quizás me interese.-

La mirada de Leví eran dos rendijas inquisitivas clavadas directamente sobre Ramiro, escudriñando cada gesto o palabra fuera de lugar.

Había un trajín de gentes impresionante. Subidas, bajadas, cambios de lugar, etc... un júbilo oculto al cual no era capaz de acceder. Algo, según mi naturaleza, irónico... Analicé todo perfectamente, quién subía y bajaba, aunque con la mayor discrección, tanta como mi guarida había sido ocultada por años.

Sin más dilación levanté la mano para que el tabernero, que ya había llegado del piso de arriba, se acercara hasta mi mesa. Una vez que vienera le diría lo siguiente:

Buenas, buen hombre. Tráigame un vaso de su mejor vino si es tan amable.

Una vez que volviera con mi pedido continuaría hablándole.

 Aquí tiene buen señor, es un maravedí de plata, desea algo más?

dice al mismo tiempo que te deja un vaso y una jarra de vino.

Parece que al judío no le ha sentado bien tu manera de tratarlo y te mira con desconfianza, odio e intranquilidad.

Estupendo. Tenga. La verdad es que me gustaría preguntarle algo, verá... mi nombre es Ko... ejem -carraspeé disimuladamente- Karlos, y estoy buscando a un amigo, su nombre es Ramiro. ¿sabe si ha llegado ya? Verá... ese hombre me debe el precio de 3 gaillinas que me robó ¿sabe? quero recuperar ese pequeño dinerillo...

 Tira ocultar o psicología, lo que tengas mas alto. Si no tienes ninguna de las dos, tira comunicación x2.

Tomando buena nota de la habitación del amigo forrado de maravedies (una visita de cortesia se impone para luego) Cesar vuelve a probar a ver si esta vez se encuentra de nuevo con la habitación donde Ramiro dejo a la muchacha.

 Haz una tirada de esconderse, ocultar, o discrección, lo que tengas mas alto. Si fallas, te permito una tirada de soborno, si es que tienes esa habilidad.

Suerte.

 El posadero te pone mala cara:

-No "me se" ande con bromitas ni tonterías, usté no conoce al tal Ramiro, así que dígame lo que quiere iendo al grano o déjeme en paz y tómese su consumición. 

Nada mas dice esto, te pone un sonrrisa forzada, recordando que eres un cliente, y puede perder cuartos.

 Haz las tiradas, luego te cuento. Es mas fluido que hagas las tiradas juntas y luego te plantee opciones. Voy empezando a conocer a los pj y preveo lo que sucederá si fallas la primera tirada.

No se me ponga ustéd así, quizá hablamos de diferentes personas...¿de qué clase de uva dice que es este buen vino? -dije pegándole un sorbito y haciendo como que saboreaba.

No se me daba muy bien mentir. ¡Yo era un mago no un adulador de lengua capaz! Ese Ramiro me había citado alli. Me conocía, conocía mi lugar de descanso, mi guarida. Por eso decidí esperarle, esperar que llegase a mi, en vez de buscarle yo a él.

Ah! por cierto, le dije en última instancia al tabernero... ¿tienen ustedes habitaciones en este sitio donde pasar la noche?

 Alvar, el posader, no se fía, no obstante, pasa del tema. 

-Si señor, tengo habitaciones, a 2 maravedíes de oro las mas baratas y a 15 las mas caras. También puede dormir en la habitación común por medio maravedí de oro.