Partida Rol por web

La mirada de Yukino logró que recelara; al fin y al cabo ser insegura no quería decir ser tonta así que intuía lo bastante de por dónde iban los tiros como para que consiguiera ponerla nerviosa.

- Em...sí, igual que Jake - aclaró, señalando al chico que permanecía sumido en aquel extraño silencio. ¿Qué le pasaría? Le dirigió una mirada preocupada antes de regresar a la conversación -. ¿Qué nos cuentas de ti, Yuki? ¿Tenías muchos amigos en tus anteriores colegios?

Robert sonríe al escuchar a Aylin.

—Bueno, se supone que esta es la casa de la inteligencia y la sensatez en Hogwarts. O al menos eso se dice , yo a veces lo dudo...

Se encoge de hombros sin perder la sonrisa, dando a entender que se trata de una broma.

—Yo soy Robert Gurney, aunque a veces me llaman Rob. Encantado.

Hasta ese momento no se ha fijado bien en la chica americana, pero al mirarla mejor le llaman la atención sus rasgos. No sabe muy bien por qué, pero su rostro le resulta curioso y agradable al mismo tiempo.

—¿Qué tal llevas la llegada? ¿Confusa o te vas haciendo bien a esto?

-¿Cómo gustes? algún sabio dijo alguna vez no subestimes el poder de una fotografía y el poder de la pluma sobre la espada, o algo así iba- le comenté al chico mientras disfrutaba de la cena de bienvenida, después de todos muchos figuraban en mis posibles listas fotográficas al fin de cuentas, sería interesante tener todas las caras del comienzo y ver cuantos finalizaban con la misma alegría.

-Hai, hai - dice asintiendo.

Aunque algo en su forma de mirarla, le dice a Kara que no ha dado por buena su respuesta. Pero ya habrá tiempo para presionarla... Al fin y al cabo, hay más personas en la mesa y no quieren más espectáculos bochornosos.

-Espero hacer también muchos amigos aquí. Aunque será difícil, supongo. Por la diferencia cultural. Quizá me vean como extraña y exótica. Pero me da igual - dice encogiéndose de hombros y con una sonrisa.

No parece muy preocupada.

-Ya veo... sensatez... entonces estamos mal... - dice bromeando.

Coge un poco más de comida. La verdad es que está muy rica.

-Todo bien. La verdad, es que se me hace raro no ver a vaqueros con pistolas y montando a caballo - dice, obviamente, bromeando -, pero la cosa va bien. Siempre he querido visitar Reino Unido. Mis antepasados son de aquí, aunque supongo que lo único que queda es el apellido.

Señala el cabello rizado al más puro estilo afroamericano y su piel oscura.

Robert sonríe ante la mención de los vaqueros. Ailyn parece una chica inteligente y avispada. Desde luego, Ravenclaw le va como anillo al dedo.

—Creo que contigo hemos hecho un buen fichaje —dice, levantando su copa a modo de brindis—. Y seguro que con ese toque exótico que tienes, no tardarás en triunfar y caer bien por aquí. No es que seamos todos unos gentlemen estirados, pero nos vendrá bien un poco de desenfado.

Mira a la mesa del fondo.

—Pero ten cuidado con los de Slytherin. A algunos de esos les das la mano y se toman el brazo entero...

-Chico, eso es porque no han tratado con alguien com yo - dice con el típico acento americano. Pero de esos de los EEUU profundo. 

Vamos, que no le importa reirse un poco de su país y de las gentes que viven allí. Mira hacia la mesa de slytherin. 

-Ellos son los que tienen que tener cuidado conmigo. Nunca se sabe lo que una bruja como yo puede acabar haciendo con gente como ellos. Es más, lo único que tienen es el apellido.

Se encoje de hombros y sonríe. 

Admiraba a personas como Yukino o Ailyn, por eso una parte de ella se sentía inexorablemente atraída hacia ellas. Era esa tranquilidad, esa seguridad que transmitían a pesar de estar en un entorno totalmente desconocido que podía llegar a ser incluso hostil. Si ella se hubiera hallado en una situación similar, habiendo de cambiar de colegio, enfrentarse a un nuevo lugar y conociendo a gente nueva, probablemente estaría atacada de los nervios. Si los TIMOs le habían pasado tanta factura, no quería ni imaginarse lo que le sucedería ante una situación similar.

- No creo que ese sea un problema aquí, a decir verdad- musitó con una sonrisa un tanto azorada, recorriendo con la mirada el lugar. Sí, se le ocurrían unos cuantos compañeros que resultaban incluso más peculiares que la asiática, pero no hubiera sido oportuno decirlo -. No te preocupes, en dos días estarás totalmente adaptada - acabó por decir con calidez.

Tras el postre, llega el momento de ir a dormir. Los prefectos son los encargados de guiar a los nuevos alumnos hasta las salas comunes de cada casa. La mayoría están emocionados por todas las novedades que se llevarán a cabo ese año. Otros están, más bien, nerviosos por comenzar las clases.

Así pues, el Gran Comedor se va vaciando poco a poco.

Cuando Euphemia llega a su habitación, procede a recostarse en la cama con la intención de descansar, al menos hasta que un halcón irrumpe por su ventana armando un poco de jaleo, para luego posarse en su cama.

El ave espera paciente hasta que la chica se reincorpore para dejar atrás sus plumas y pico reasumiendo su forma humana.

Creo que tenemos algo de tiempo libre antes de que liberen a los demás del comedor. ¿Necesitas un abrazo? - pregunto mientras observo a Euphemia con una sonrisa de medio lado.

poner la cabeza en la almohada le ayudó a serenar sus pensamientos, estaba aún muy agotada por aquella llegada y sentía la sequedad en su garganta tras la casi crisis que tuvo, debiendo usar un poco más de su inhalador y así evitar volver a perder el aire, sin embargo su cansado corazón le pasaba la cuenta. La joven cerró sus ojos pero escuchó aquellos sonidos tan característicos, y se levantó para verlo transformarse ante sus ojos.

— siempre... — pronunció con un hilo de voz y dejó que su amigo la rodeada con sus brazos y la cobijara en su pecho, ella se enganchó de sus ropas y deseó que nunca se alejara, nunca, — ¿harás la broma? — le preguntó sin despegar su cabeza de su cuerpo, pero luego de un momento se apartó lo suficiente para que sus ojos se pudieran cruzar, otra vez en esa peligrosa posición — quisiera ir... pero me duele el pecho — sus ojos mostraban sus pupilas muy dilatadas, casi cubriendo el verde de sus iris.

El viernes sin falta, mientras tanto voy a poner en marcha todos los detalles. - respondo con calma.

Euphy, algo te pasa, te conozco demasiado bien y estás muy débil, eso no es normal. Necesito que estés bien, eres mi mejor amiga. - exclamo mientras observo sus pupilas dilatadas y tomo nota mental de sus síntomas.

Escúchame bien, no sé lo que tengas, pero sin importar de que se trate, voy a curarte, luego podremos ir por tu madre y las llevaré a Francia, allí podrán ser felices.

Quiero que guardes esta libreta y anotes allí cada uno de tus síntomas, me van a ayudar a encontrar la cura y si no existe, pues ya verás como la invento. No en vano soy descendiente directo de Nicolas Flamel y parte de su genialidad está en mi, aunque más son las veces que me gana minpequeño gamberro interior. - añado con una sonrisa intentando animar a Euphemia.

Nunca olvides que, sin importar lo que pase, yo siempre estaré allí para ti, aunque en público me muestre un poco frío y distante, tu siempre ocuparás un lugar importante en mi corazón. Eres mi mejor amiga y nunca permitiré que nada ni nadie te dañe. 

Lo sabes ¿cierto? - pregunto de forma retórica mientras beso la frente de Euphemia y noto el frio de su piel, para luego abrazarla con fuerza de nuevo.

La preocupación de Artemis conmovía a jovencita, no había conseguido con otra persona un lazo tan fuerte e intenso que con el chico que ahora le juraba que encontraría la forma de curarla, Euphemia ladeó su cabeza unos instantes, pero su amigo no le dejó posibilidad de refutar algo pues la abrazó con fuerza y ella deseaba que siguiera haciendo lo mismo por mucho tiempo, toda la noche de hecho, pero aquello no podría pasar, Euphemia, cerró sus ojos y se fue recargando más y más en Artemis, dejando a un lado la libreta que le había pasado.

— no saben que tengo, solo sé que me caso mucho,y me da ataques de asma, también mi corazón, muchas veces siento que me duele, en San Murgo no saben que puede ser, es como si de pronto, perdiera mi energía, mi vida — le narra un poco de lo pasado en el hospital, de todas formas ella creía que todo se debía a sus deseos de morir y que ahora se traducían en esa enfermedad que la apagaba lentamente.

— y no sé si quisiera ir a algún lugar con Ophelia — nunca la había tratado de madre — no la conozco y no sé si realmente me quiere... su mente esta perdida lo que sí es... es que me gustaría saber quién es mi padre. Quizás con él... bueno... no sé si me abandonó también... — se encogió de hombros — creo que... que está bien todo, — reparo en esa idea que no se la dijo por completo, pero si toda su familia parecía creer que había sido un error, quizás si lo había sido, y un error que debía ser borrado, la chica se fue alejando de Artemis para recostarse en la cama — tú broma será monumental, queiro verla ya — cambio de tema, no quería seguir hablando de eso. 

Te aseguro que la verás, será algo épico. Ahora descansa y recupera tus fuerzas, yo tengo que volar y mejor ahora antes de que lleguen las demás chicas. Que tengas dulces sueños. - digo para luego transformarme y salir volando de la habitación antes de que lleguen las compañeras de habitación de Euphemia.

Con algo de suerte y los chicos recién están terminando de cenar. - pienso mientras abandono la habitación volando rápidamente.