Partida Rol por web

X-men? en serio hizo esa referencia? Melissa tuvo que contener sus ganas de hacer un face-palm. No cabía dudas de que el chico era un geek, esa gente que se había prometido evitar para lograr un sitio en aquella secundaria. Pero la suerte parecía estar arrastrándola en una dirección diferente. Otra vez, su destino la llevaba a relacionarse con los parias de la sociedad adolescente, algo que no deseaba para su nuevo comienzo. Su intención de pasar desapercibida en Sunnydale poco a poco se iba diluyendo y para terminar de completar el cuadro, la famosa Cordelia hacía acto de presencia. Sin embargo, la reacción pronta de Gabriel la hizo reir.

-Jajajajja, sí que eres simpático cuando quieres- Mel empujó suavemente a Gabriel en tono de broma. Luego miró de arriba abajo a ambas populares, de una forma tal que era capaz de hacer sentir incómoda a una piedra, antes de volverse hacia Xander y responder la pregunta que había quedado en el aire.

-No tengo idea qué clases me tocan. Tengo que ir a buscar mi horario. Si quieres puedes acompañarnos...-

Edward estudió la mirada de Fullen y notó que hablaba en serio. -No, joven. No soy psíquico pero existen esas personas que son poseedoras de dicha habilidad. Hay muchos tipos de seres humanos y muchas cosas natas y otras aprendidas, lo aprenderá todo a su tiempo.

Se levantó un momento y fue por una taza de té, que trajo junto con unos bizcochos dulces.

-Creo que es mejor conversar con algo humeante, mi costumbre inglesa. Aunque falta mucho para las cuatro, pero usted sabe, tenemos unas cuantas horas de diferencia nosotros y ustedes, los americanos y los ingleses. El Consejo tiene su sede en las afueras de Londres, y ahora usted trabaja para nosotros.

El té olía muy bien, Andrew vio que estaba compuesto de una cantidad de hojas multicolor.

-Como sé sobre su sueño, es porque usted ha sido elegido por una fuerza ancestral y uno de los miembros de nuestro consejo, una en particular, nos ha informado del despertar de esta cazadora y de que usted debe ser su vigilante. Verá hay leyes que datan de cientos de años, es largo de explicar. Seré breve, si acepta le daré unos libros, un sueldo que le será más que cómodo y una fachada bajo la forma del trabajo de bibliotecario de la secundaria. Le pediré que entrene a esa chica, y le indicaré cómo, aunque luego usted aprenderá mejor que yo. Porque si bien ella es la Elegida, usted es su tutor. Así está escrito. Si no quiere el trabajo nada puedo hacer, pero ese ser que usted vio acabará no sólo con la vida de esa muchacha sino de todo Sunnydale.

-P...¿perdón?!

Dijo Cordelia, mirando con ceño fruncido a Gabriel hasta que relajó su cara diciendo, -es verdad. No debo hacerme problemas por perdedores como vosotros. No, no he subido de peso un gramo. Estoy tan delgada como tu maldito cerebro. Si... si es que tienes uno. Porque quizás... No hablo con perdedores.

Puso una de sus manos en el hombro de Darla y sonrió, desafiante, pero el chico sabía que había herido su orgullo. 

Melissa ya había empezado el curso con el pie izquierdo pero Xander no estaba mal, al menos podía indicarle donde estaban sus clases, así que le preguntó eso mientras Darla y Cordelia se iban alejando hacia la entrada del instituto.

-Chicos, chicos. Por favoor... es el primer día de clases y la puntualidad es importante- dijo un hombre de aspecto sumamente sereno, con gafas y traje gris. 

-Id ingresando, esto es un templo del saber y siempre encontrarán en mí a alguien dispuesto a ayudaros con cualquier inconveniente. No me veáis como el Director, como un monstruo inalcanzable, sino como una especie de padre... segundo... no, no, tercero o algo así. Soy alguien que tiene las puertas abiertas a vosotros todo el día. Al menos en horario escolar.

Fluttie, el Director, miró con una sonrisa a Xander y Cía y luego asintió con la cabeza, satisfecho de "haber arreglado" las cosas.

Pero fue en ese mismo momento que desde dentro del colegio se sintió un grito agudo de mujer.

 Le iba a dedicar un saludo a nuestro amable director cuando escuché el grito y, sin tan siquiera pensarlo, corrí en su dirección, para ver lo que pasaba, movido por un extraño instinto motivado por la curiosidad y la necesidad de saberlo. Por el camino fui esquivando al resto de alumnos, que se habían quedado inmóviles tras escuchar el grito, preguntándose, como yo quien era la chica que había gritado y su causa...

Las palabras de Cordelia no hicieron mella en Mel. En Los Ángeles había tenido que soportar chicas con aire de divas de Hollywood, así que esta pueblerina (porque eso es lo que era para ella) no le llegaba ni a los talones. Ignoró sus últimas palabras y se disponía a entrar cuando un señor, bastante amable pero extraño, salió al paso y les dio un breve discurso, sin lugar a réplica en ningún momento.

-Hola- fue todo lo que pudo intercalar, antes de que un grito histérico se escuchara como proveniente del interior del colegio y Gabriel saliera disparado como alma que llevaba el diablo.

-Hey!!!- gritó para obtener la atención de su compañero pero fue en vano. Encogiéndose de hombros, miró a Xander y le hizo señas con la cabeza para que fuera con ella antes de acelerar el paso y dejar atrás a las populares para ver qué era lo que estaba ocurriendo en el establecimiento.

¿Psíquicos? ¡Claro! ¡Cómo no había caido que esas personas también existirían! Pensé que era un hombre de mente abierta, pero ahora que le escucho siento que soy más cerrado de lo que me gustaría.

Andrew aceptó gustosamente la taza de té que le ofrecían y comenzó a dar vueltas con la cucharilla mientras veía como un pequeño remolino se creaba en el agua. Por unos segundos su mente se abstrajo. Él era feliz con su vida sencilla, iba para hacer unas pequeñas prácticas en un colegio sencillo y ahora se encontraría como dueño de la biblioteca y no solo eso, sino como que tenía en sus manos la instrucción de una muchacha de la que dependía la vida de toda la ciudad.

Había algo en las palabras de aquel hombre que le hicieron creer ciegamente.

No pudo evitar respirar profundamente, darle vueltas a la cabeza durante varios minutos y después miró fijamente al hombre. Le sostuvo la mirada durante un rato hasta que no pudo evitar agacharla. Se llevó la taza a la boca, el te ya estaba frío, pero es que nunca le habían gustado las bebidas tan calientes, esa era la temperatura perfecta para él.

Ahora tenía que tomar una decisión. Tenía que aceptar que el destino de la ciudad estaba en sus manos y si ese hombre no era un loco demente recién escapado de un psiquiátrico, entonces llevaba razón. Todo eso daba mucho miedo, realmente le aterraba.

Demasiada responsabilidad para ser mi primer día.

Y entonces Andrew Fullen se puso en pie.

No entiendo bien como lo ha conseguido, pero me ha convencido. Usted lleva razón. Acepto sus condiciones. La vida de esa chica y de la ciudad, parecen estar en mis manos, bueno, ahora mismo en las vuestras.

Darla se giró para ver quién hablaba. Por cómo iba vestido, supuso que era el Director, así que se mantuvo en silencio con una gran sonrisa para darle una buena impresión. Pero, en cuanto pudo, se giró para cuchichear con Cordelia.

¿Ese cretino es siempre así? dijo refiriéndose a Gabriel. Porque menudo estúpido añadió esperando que su nueva amiga sonriera. Pero escuchó ese grito.

Vaya, parece que alguien se ha visto una espinilla en la frente. ¿Vamos a ver qué ha ocurrido?

Nadie pudo aguantar la curiosidad de ir a ver de qué se trataba ese grito. Melissa fue junto a Xander y Gabriel, y Cordelia acompañó a Darla. Los dos grupos guardaban distancia uno de otro, como si estuvieran marcando bien la diferencia de pertenencia.

Cuando llegaron a la sección de lockers, esos muebles metálicos en donde los estudiantes colocaban sus libros y demás, vieron la causa de tal alboroto. Una chica, de coletas rosas y remera roja, gritaba al lado del cuerpo de un muchacho de unos quince años.

El mismo estaba tirado de costado, sus pies aún permanecían dentro del locker, como resultado de haberse caído seguramente de allí dentro.

El director Fluttie no tardó nada en llegar y comenzó a manejar a los alumnos puesto que había muchos amontonandose alrededor del chico.

-Abr... abrí mi casillero y... salió de dentro.

La joven hablaba con temblores en su voz y sus ojos estaban enrojecidos de llanto.

-Por favor, chicos. Hemos llamado a la policía y debemos despejar el área. Por favor retiraos a sus aulas sin dilación. No es mi intención amonestaros pero comprenderéis que lo haré si seguís aquí al cabo de...- Fluttie miró su reloj de pulsera- ... cinco minutos contando desde ahora.

-Muy bien, yo sabía que usted no diría que no. Siendo el elegido para tal tarea por fuerzas superiores estaba seguro de que algo en usted ya había aceptado su destino antes de que yo comenzara a hablar. Bien, vamos a los hechos entonces.

Edward sorbió un poco de té y prosiguió con su relato:

-Debe ir a la secundaria de Sunnydale y comenzar con su trabajo de bibliotecario. En la biblioteca hay una sección que hemos re acomodado, nosotros, los miembros del Consejo. Está en el área superior y es todo el estante Z, el último. Los estudiantes de por sí odian, lamentablemente, el incluso entrar a pedir un libro para, Dios perdone esa barbaridad, el estudiar así que mucho menos subirán la pequeña escalera para ver ese estante.

El hombre alzó sus hombros y sonrió con pena de esa juventud que no se llevaba con los libros.

-Busque allí información sobre el Maestro. Lea y espere, a eso de las dos de la tarde le mandaremos a la chica. Usted sabrá que es ella, y está en usted convencerla de su tarea. No se preocupe, para las dos de la tarde, siendo ahora las nueve y veinte de la mañana, Melissa sabrá que algo hay en Sunnydale y que ella... quizás... es algo más de lo que supone.

Se paró y estiró la mano en actitud de saludo.

-¿Entonces, señor Fullen, es usted ahora el nuevo Vigilante? Oh, sí, casi me olvidaba. Por algo ha venido aquí, tomé usted este libró y léalo de camino.

​El hombre le tendió a Andrew un tomo cuantioso de hojas que decía en su portada "Vampiros".

 Miré al cadáver y pude ver las dos marcas, como si le hubiera mordido algún animal, aunque ignoraba cual sería....

 Miré el cuerpo con cara pensativa y llena de pesar y pregunté en voz alta:

 - ¿Alguien lo conocía?. ¿Sabe quien es?.

Darla llegó junto a Cordelia. Esa chica le caía bien, era muy de su estilo. Al llegar y ver el cadáver, puso cara de asco.

¡Oh, venga, que asco, por favor! soltó a su amiga ¿Le conoces de algo, Cordelia? Fíjate, tiene como dos punzadas en el cuello. Uuuuf, es espeluznante

Cordelia solo miraba todo atontada cuando de pronto dice.

-¡Por Dios! ¡Esa camisa no combina con los zapatos!

Sigue negando con la cabeza sin responder sobre el chico en sí, y sin dar a entender si se ha dado cuenta de que está muerto o no. Pero es Cordelia, Gabriel sabe que es un poco loca a veces.

 Levante la vista al cielo, entre Cordelia y la nueva parece que nos esperaba un año bien exasperante, frustrante y pijo, pero no dije nada y me mordí la lengua. El fallecido ya había sufrido bastante como para aguantar una discusión en torno a su fallecimiento o la ropa que llevaba....

Fullen tomó el libro entre sus manos y lo agarró con fuerza. Sin duda aquel tomo pesaba mucho y para ser un libro sobre vampiros hacía que se le pusiesen los pelos de punta.

Después asintió con la cabeza, había varios datos que el Sr. Edddington había destacado, así que hizo un rápido recuerdo:

Secundaria de Sunnydale, biblioteca, estante Z, y El maestro. ¡Entendido! ¡Solo espero estar a la altura!

Si no ha muerto por esas marcas, habrá muerto al mirarse al espejo. ¡Qué espanto, qué mal gusto! Vestir así debería estar penado. ¡Qué vergüenza para sus padres!

 Al escuchar esas palabras tan crueles de Darla, no pude contenerme y la cogí del cuello para inmovilizarla contra la pared, mientras le decía, con una voz cargada de ira:

 - ¿Vergüenza?. ¡Esta muerto y tu te atreves a decir esos!. ¿Crees que les importaría una mierda como iba vestido si a cambio tuvieran a su hijo sano y salvo con ellos?.

 Xander, Cordelía y otros trataban de separarnos, mientras yo, con una mirada asesina, apretaba cada vez más fuerte de su cuello, pareciendo que hubiera a ver otro cadáver, hasta que finalmente la suelto y la dejo caer en el suelo, mientras le digo, con desprecio, mientras trata de recuperar el aliento:

 - Eres escoria..

 La miré como si fuera menos que un gusano, mostrándome que el dinero y el coche que pueda tener me importa un pimiento, que para mí ella valía menos que una piedra.

 Luego me dí media vuelta y me dispuse a ir a clase, al menos que el director dijera algo... Pero había valido la pena.

Darla casi no se dio cuenta de que ese cretino le había agarrado del cuello y le había estampado en la pared. Su cara de sorpresa pasó a la angustia, y de ahí al enfado.

¿Quién se ha creído? pensó, ya que no la dejaba respirar. Pero eso se iba a acabar pronto. Papá le había dicho muchas veces cómo se podía librar de un hombre si la hacía daño; ese era un buen momento para probarlo.

Reuniendo toda la fuerza de la que era capaz, levantó la rodilla y golpeó al cretino en sus partes íntimas. Éste, al sentir el dolor, no pudo más que dejarla caer al suelo, a la vez que él también caía.

Recuperando el aliento, le gritó:

¡A mi no me vuelvas a tocar, escoria, porque será lo último que hagas en este instituto! y, con toda la rabia acumulada, le dio una patada.