Partida Rol por web

La alegría por ver desfallecer a aquella bestia se desvaneció al instante, al ver el desmembramiento del gigante verde. Se quedó más pálida de lo habitual, llevándose la mano a la boca horrorizada para detener un grito de horror.  Corrió como si fuera a cargar contra el escarabajo para acercarse al podre Atalulfo. 

- ¡Mi maletín de cirugía, ya!- Dijo esperando que bien Denis o el muchacho de las mulas se lo trajera, no había mucho tiempo para dudar o se desangraría.- Hay que recuperar el brazo.- ¿Cómo iban a matar a aquel bicho sin la ayuda de Atalulfo? Trataría de hacerle un torniquete para que no se desangrara y,una vez se deshicieran del escarabajo trataría de cosérselo de nuevo. Le dieron ganas de vomitar.

Thessaly lanza de nuevo una de las rocas para convertirlas en una flecha de fuego, torciendo el gesto al ver a Atalulfo caer.

La flecha que aparece es bastante más pequeña que la anterior. Ver a su compañero caer parece que había afectado a su concentración

Que el grandullón perdiera el brazo era realmente horrible. No se quedaría sin venganza. 

Nehifile revoloteó hasta la gran cucaracha, describiendo un tirabuzón invertido y un carpado con los puñales en cruz. 

Pinchó con los puñales, pero su coraza era durísima. 

Ah, me gusta esto de que me corten las piernas, dice el desmembrado. A partir de ahora no me llamarán Atalulfo el manco. En tanto que, pasando de los primeros auxilios que pretende proporcionarle la monja regordeta y apetitosa, hace lo posible por acabar con el bicho antes de nada, ya que de lo contrario será inútil ponerse a coser heridas, solo para ser más desmembrado todavía.

Dado que el bicho estaba tan cerca, y como el asta de su arma era larga, la empleó como un martillo, intentando machacar su fea cabezota.

No pareció andar muy acertado con sus golpes, pero ahí estaba, peleando hasta el final.

A pesar del gran daño que ha hecho el escarabajo de un solo golpe y por asombro del grupo. El escarabajo huye del combate con el brazo de Atalulfo en dirección a su madriguera aguantando los golpes que le caen.

Nehifile estaba muy enfadada por no haber podido hincarle la daga, así que, cuando la cobarde cucaracha dio media vuelta para huir, el furor y la ira se desencadenaron. 

Gnñiaaa!

Atalulfo, cada vez menos garboso por culpa de la pérdida de sangre, aprovechó que el bicho se daba la vuelta y huía con su querido brazo para amenarle un zurriagazo... a una piedra que había por ahí. Saltaron chispas, desde luego, y el ataque fue mortífero, la pobre piedra quedó partida en varios trozos.

¡¡A la carga perro sanguinario, derrotemos a ese gargantuesco insecto!! Grita el pequeño Browni montando en el perro mientras se lanza a la carga contra el insecto.

El perro consigue morder fuertemente una de las patas del enorme insecto deteniendo su huida. El Browni apenas es capaz de aguantar el ritmo del perro pero consigue mantenerse en su grupa, su pequeña espada no consigue herir a su oponente.

Atalulfo corretea detrás del bicho, dejando un hermoso reguero de sangre rojo-verdosa.

¡Quédate mi brazo! ¡Bicho!

Le da unos cuantos martillazos, según va corriendo.

Atacando por detrás y en posición elevada, Nehifile se adentró en el agujero y aprovechó que la bicha daba signos de cobardía. Sin embargo, si no podía tomar todas sus fuerzas, era muy difícil atravesar su coraza. Al menos no tenía estorbos para marcarse unas acrobacias y así despistar cualquier ataque.