Partida Rol por web

Alé caminaba portando el pequeño escudo a la espalda y su maza pendiendo del cinturón. Odiaba caminar con la armadura de cuero que le aprisionaba. 

No debí haber comido tanto.

Iba en última posición, dejando la cobertura de aquella masa enorme de músculo y carne verde, llamada Atalulfo,  a la Bruja.  Observaba inquieta como la elvariel se alejaba volando para explorar delante de ellos. De vez en cuando examinaba el mapa que había conseguido comprar a un escriba en Aglate.  Era de mala calidad, pero pensaba que podría ser de utilidad. Cuando se aburría demasiado mantenía una dicharachera conversación con Denis, el valiente portaantorchas.

Esto babbler cantankerous, un viejo quejica que da malus y si lo matan maldice.

El grupo avanzaba a traves de una espesura considerable, árboles y árboles que hacia que ir en linea recta fuera complicado, pero debido a la lentitud de Nehifile podían seguir su ritmo sin problemas.

Pasaron unas horas antes de que, en un pequeño claro, una figura humanoide, con las ropas desgastadas y sucias fuera divisada por Nehifile tumbada boca abajo con un brazo por encima de la cabeza.

Nehifile, cuidado, puede ser una trampa. Una persona que cae inconsciente no queda con el brazo en esa posición, es imposible. Prepara las armas y echa un vistazo desde arriba, intenta comunicarte. A cualquier gesto sospechoso, atacamos.

Thessaly agarró al perro y le hizo una indicación para que se preparase.

Emocionado por la excitación de Thessaly no para de levantarse y sentarse de su montura.

Ante las advertencias de Thessaly, Alé agarró el escudo con un brazo y la maza con el otro. Un mechón rebelde de pelo rizado y rojo escapaba de la coleta que se había hecho para que no le molestara su ígnea melena. Miraba a los animales de la Bruja con ciertos reparos. ¿De verdad serían útiles?

Atalulfo se pone en guardia, y se mantiene a distancia, de manera que tenga tiempo de lanzar la daga y sacar el arma secundaria, si es que le atacan.

Puede que solo esté durmiendo, susurra. Pero mantiene su posición. Estaría fatal que vigilarais la retaguardia, añade.

Nehifile esperó a que llegara el grupo. Total, sólo era alguien muerto. Pero podía ser un trampa, como decía Thessaly. Lo que no entendía era cómo se ponía a gritar. Es que ella no estaba en plan sigiloso por algo? Hizo un movimiento de cabeza y se posó en un árbol con el arco. Cuando llegaron todos, habló. 

Ey, si no veis peligro, no me llaméis, leñes. Jijiji. Que soy la puta ama en esto de las emboscadas. 

El grupo permanecio en silencio, observando al cuerpo de la pobre alma abandonada a su suerte, yaciendo en el suelo. La brisa se empeñaba en dar sonido de fondo meciendo las hojas de los árboles. Un poco más de tiempo, quiza pase algo.

La paciencia del grupo se vió recompensada, la figura humanoide dió un pequeño respingo alzando levemente la cabeza, un pequeño movimiento del brazo estirado y vuelta a dejar la cabeza en el suelo.

Una trampa, ¿eh? Susurra en voz baja sonriendo maliciosamente al brownie. Bien, pues veamos como reacciona ante esto.

La bruja saca una hoja roja de una de sus bolsas.

Esto le enseñará a no hacernos perder el tiempo.

Thessaly empieza a mover los brazos y susurrar palabras. Con un soplido a la hoja caduca césta se convierte en decenas y decenas de murciélagos. El largo soplido no hace más que romper la hoja en pequeños trocitos, transformándolos en murciélagos que salen volando hacia la figura yaciente.

Walaaa, dice Atalulfo, viendo los murciélagos.

Por otro lado, permanece atento a lugares donde no parezca haber nada, no sea que la parte del tío el el suelo sea donde te tienes que fijar para que sus colegas te den por culo. O sea, mira a donde se supone que deberían estar sus colegas, si los tiene.

En posición de guardia Alé se queda protegiendo a la bruja por si hay una emboscada mientras ella realiza un conjuro.  No le hacía mucha gracia con el browni y el perro ahí al lado. Esperaba, al menos,  que no tomaran sus embutidas carnes por una morcilla.

Toma ya! No tas pasao? Expresó al ver tal derroche de poder.

Aunque,... quizá es un tipo herido de verdad. Pero poco podía hacer más que mirar los acontecimientos. 

El pobre hombre se levanta ante el ataque de los murcielagos, le muerden, le arañan por todas partes, intenta inutilmente quitarselos de encima dando manotadas al aire, ¡¡Dejadme en paz bichos asquerosos!!

Thessaly mira a Nehifile sin poder evitar la felicidad de haber estropeado la trampa a ese estúpido del camino.

No, no lo es. Usa tus flechas. Que sepan que no se puede jugar con nosotros.

Al escuchar confirmación de enemigo por parte de la tipa de mala leche (y naranja, nada menos, bonito color) Atalulfo deja de dudar, y lanza una de las dagas que tiene en la mano izquierda.

Toma, tío que no hace trampas ni nada por el estilo!!! Dice, en una, sin duda, complicada exhortación.