Partida Rol por web

Acostumbrada a estar rodeada de hombres le costaba adaptarse a la compañía femenina, aunque fuera la de Nehifile. ¿Es eso de lo que hablaban las mujeres entre ellas cuando las veía cuchichear las unas con las otras? ¿Tanto se le notaba que le gustaba el chico? No le gustaba dar tanta información. Era ella la que debía obtenerla de los demás y no al revés.  Pero bueno, por una vez, era divertido contarle a alguien  ese tipo de cosas.

- ¡Es que me gustan todos!- La mujer se recogió el espeso y rizado pelo  a un lado de la cabeza, dejando al descubierto la pálida piel de su cuello.Miró a la elvariel con una mirada picarona y misteriosa.- Si te gustan malotes...ufff...- Se regodeó con la imagen del misterioso desconocido que conoció en la taberna.Mordió se  el labio inferior.- ...sé de alguien...pero no...pórtate bien conmigo y a lo mejor te lo presento jijiji.

Le gustaba conversar animadamente con Lekion. Le preguntaba sobre su vida y milagros, atendiendo a todo lo que salía de su boca.Era un hombre tan carismático y con tanta experiencia que le daban igual las suspicaces miradas de Nehifile.  Se maldecía por tener que ir con la armadura de cuero en vez de un bonito traje y por llevar el pelo en una horrenda coleta que parecía un pompón de lana roja pegado a su nuca.  Lo bueno que tenía es que su burro parecía seguirla mansamente como si de una zanahoria se tratase, aunque corría el riesgo de que le arrancara la cabellera de un mordisco.

- Se llama Dientes, ¿sabeis?. Así que tened cuidado.

El hombre de los ojos rasgados, Kitsu, parecía un hombre silencioso. Eso inquietaba a la Pitonisa, que normalmente lograba hacerse con el afecto de los hombres en poco tiempo. Alétheia estaba mucho más calmada, esforzándose por parecer menos histriónica de lo que había sido en la presentación al grupo de aventureros. No quería que se llevaran la idea de que era una charlatana, pues sabía comportarse también de una manera más sosegada siempre y cuando el Débil no se interpusiera en su camino. Sólo cuando tenía que trabajar debía sobreactuar de esa manera.

Al parecer iban a descansar en Gabros antes de partir hacia la fortaleza. La ciudad parecía revuelta.

Kitsu caminaba silencioso impresionado por la capacidad de las mujeres de hablar sin parar SOn tan diferentes a las de mi tierra...

Sin embargo le hacia gracia y sonreia de tanto en cuando sin embargo lo disimulaba tras una mascara de seriedad. En alguna ocasion habia tenido que girarse para que no se notase como le era tan dificil contener la risa.

Lekion, ¿que sabes de esa fortaleza? en uno de los trayectos Kitsu saco una conversacion que llevaba tiempo rumiando.

Lekion se sentía más animado. La conversación con Alétheia de sus logros pasados sin duda le habian hecho recordar tiempos mejores.

Kitsu, es una fortaleza en la que han pasado los años, sin duda conoció tiempos mejores, pero está en lo que podría ser la frontera de varios encuentros Kobolds. Un lugar así tiene mucho valor estrategico, sobretodo si está en buen estado. Por eso es crucial que nos hagamos con ella antes que nadie. Detrás de nosotros vendrán hombres de armas que se encargarán de custodiarla.

Nehifile no parecía estar escuchando. Como si no fuera con ella o, simplemente, le aburriera lo que se decía. Pero las palabras de Lekion pareció que le sacaron de su ensimismamiento. 

Vaya, entonces vamos a hacer el trabajo duro para que los soldaditos no se manchen el uniforme, jijiji. A mí me parece bien siempre que la recompensa valga la pena. Pero creo que los que pagan, jefe, son un poco "rácanos", por no decir algo peor. Sólo hay que ver cómo quedó el forrajeador para ver que nos jugamos el tipo. Vaya que sí! Exclamó con su voz musical. 

Creo que ya deberían haberle dado sus tierras, jefe, incluso unos buenos ahorros para vivir con comodidades. Lo que pasa, seamos sinceros, es que le ven todavía fuerte para empuñar un arma y quieren exprimirlo, jefe. Su tono era más sarcástico por momentos. 

Un mundo nuevo... Jah! Éste es igual que el que dejé atrás. Sólo cambian los que están arriba. Y una, que se merece vivir como una princesa, aquí, arrastrándose por los bosques matando bichos, koboldos y alimañas.

La mirada hacia el "jefe" era compasiva. Quizá era la forma que tenía de darle su apoyo: criticar a quienes no se atrevía Lekion, por lealtad o lo que fuese, qué más daría. 

¿Entonces nuestra misión es simplemente matar kobolds?

Thessaly mira a Lekion con rostro disgustado.

Bien, entonces ya veo que tipo de gente necesitabas. Buscabas asesinos baratos. Sangre a cambio de papeles. Que mejor manera para obligar a alguien a hacer el trabajo sucio que obligarle a elegir entre el asesinato y la cárcel.

La bruja acaricia a su pequeña zorra, juguetona entre sus piernas.

Tarde o temprano llegará la retribución. Puede que no sea por nuestra mano, pero la sombra de la muerte te sigue cada vez más cerca, querido Lekion. Yo... la veo.

- Mi querida Thessaly, como ya te dije, no te preocupes de los kobolds. El problema será otro mucho más peligroso, aunque no sé cuál  así que deberemos estar alertas. Da igual si en un principio os utilizaron para el trabajo sucio pues ahora nuesto Destino está claramente marcado.- Ahora le de una palmadita en la espalda a Nehifile.- Camina y no te quejes tanto muchacha. ¿Sabes que donde crecí había una panadería donde hacían un dulce exquisito? - La distraería hablando de comida para que no le tuviera en cuenta la reprimenda.- Lo llamaban "8" también ,no sé si será casualidad o el destino. Tenían crema, masa esponjosa y dulce que se enroscaba hasta adquirir la forma del número. Mmmm, te hubieran encantando, glotona. ¡Cuántos me pude comer!- La mujer entrada en carnes mira a Lekion con una sonrisa.- Para mi es una oportunidad única de desentrañar este Misterio. El símbolo, las visiones que se me han enviado. He de reconcer que me pica la curiosidad.

Esto es lo que hay, Thessaly, y te aseguro que un poco de riesgo es mejor a pasarte años siendo una especie de esclava comadrona. El pesar de Lekion vuelve otra vez a su rostro tras las palabras de Thessaly. Iremos allí, veremos lo que hay, lo aseguraremos y esperaremos a los soldados, con suerte no habrá más que un par de pequeñas bestias y nada de los malos augurios que vais diciendo.

Agurios? Eso qué es? Mal fario? Dijo inocentemente, aunque ni siquiera pronunció bien la palabra. 

whip scorpion

El grupo partió. El camino era fácil de seguir, un pequeño sendero durante unas pocas horas y luego, en lo alto de un monte se vería la fortaleza.

Los malos augurios hicieron que Lekion hablara tanto como Kitsu, recordando los buenos momentos en los que podía hablar entre hombres, ahora, tenía que escuchar la conversación que llevaban las mujeres. ¿Donde quedarían esos días de batalla varoniles?, los tiempos cambiaban.

En una parada para tomar un aperitivo, cuando todos estaban probando bocado, un extraño ruido sono junto con el rebuzno de uno de los burros, algo había surgido de las profundidades de la tierra, algo con una dura piel, dos pinzas, ojos negros vacios, un latigo por cola y ocho fuertes patas.

La comida no era gran cosa, pero eso no significaba que pudieran interrumpirles así como así. Alétheia frunció el ceño ante el rebuzno del burro y miró en dirección al extraño ruido. Al ver la criatura que salía de la tierra se quedó boquiabierta, aún con la comida a medio masticar en la boca.  No es que le impresionara su tamaño. Definitivamente había visto cosas más grandes...pero sus ocho patas eran lo que le alarmaban.

- ¡Cuidado!

¿Sería el peligro del que hablaba su visión?. ¿Se estaría volviendo paranoica? El Débil tenía un sentido del humor que era difícil de entender por los no iniciados. Le gustaba jugar, "torturar" a sus seguidores con confusos mensajes. Eran pruebas para ver la valía de sus acólitos.  Dobles sentidos, enrevesados mensajes,  imágenes difuminadas era pan de cada día para una sacerdotisa del Débil. Como ya le iba conociendo, tampoco se aventuró a asustar a sus nuevos compañeros, pero sí se obligó a tener cuidado con la cola de ese bicho asqueroso. Quizá fuera más peligroso de lo que parecía.

Se levantó como un resorte y automáticamente, colocó una piedra en su honda. Buscó la posición, la línea de vista y lanzó el ataque.

Thessaly mira a la criatura y, sin pensarlo, saca su daga y salta a por ella. Sabía que tenía que reservar su magia para cosas más importantes.

Intenta clavar su daga en el torso de la criatura pero la bruja no estaba hecha para el combate cuerpo a cuerpo... y en su frenesí olvidó protegerse a sí misma. Tarde ya.

Kitsu no estaba por la labor de atacar a la criatura pero la rapida reaccion de todos le sorprendió. Ahora ya era tarde y su dbeer le impulsaba a atacar.

Con un salto saco sus armas y atacó.

El viaje estaba siendo un poco menos aburrido que el anterior. Con la compañía de Alétheia, siempre había algo que comentar, algún cotilleo o tema femenino. Así que no se adelantaba más que de vez en cuando, y tan sólo para estirar las alas, pues ir al paso humano acrecentaba su impaciencia. 

Así que conoces un chico malote, pero no quieres decirme quién es? Vaya, vaya, vaya. Pero al menos me dirás si es guapo, no?...

La conversación se interrumpió cuando apareció un bicho de lo más feo. Qué mierda es esa? No será una araña, no? Pero no esperó la respuesta. Sacó su arco y flechas y empezó a disparar como una posesa. 

Thessaly sigue intentando apuñalar a la criatura pero es demasiado escurridiza.