Partida Rol por web

Kitsu no puede evitar distraerse ante la semejante arremetida a ciegas de Nehifile, sin duda esa hada duende tiene mucha suerte.

Lekion reanuda su combate contra la bestia. A su ritmo.

El escorpión seguro de poder volver a atrapar a su presa no se explica como su una de sus pinzas no hace su funcion, solo consigue darle un golpe en el costado con la otra mientras su compañero da sus últimos movimientos antes de quedarse inmovil.

El escorpión era demasiado resistente para los golpes de la mujer.  Lanzó otro mazazo pero esta vez el insecto fue demasiado rápido. La bestia no dejaba de atacar a Lekion y ella sola no parecía poder evitarlo.

Kitsu se lanza a por el otro escorpión y se hace hueco en el combate dando sendos golpes con sus curvadas espadas haciendo heridas profundas en el escorpión.

Lekion apenas consigue hacer una pequeña herida al escorpión antes de que su gran espada salga volando por encima de todos, otravez, quedando a 3 metros del combate.

El escorpión aguanta estoico los golpes que recibe uno tras otros y golpea con la pinza buena a Lekion, castigando de nuevo su costado.

Por fin pudo colocarse bien, sin ser estorbada ni tropezar con nadie. Justo por detrás del bicho lanzó dos pullazos a traición. El primero rozó su duro caparazón. El segundo encontró un hueco entre sus placas, adentrándose en la blanda carne que envolvían. Pero sólo le dio tiempo a meter apenas la punta, como quiso un viejo proponerle una vez:

"La puntita nada más, la puntita. Ni te dolerá". 

Menos mal que nunca destacó por ser inocente. 

La elvariel le estaba pillando el tranquillo a las acrobacias en el aire. Empezaba a sentirse como pez en el agua o pájaro en el cielo. Pero casi se olvida de apuntar bien. Y con tanto movimiento,... aunque una de sus dagas pasó por una zona muy peligrosa.

Alé se movía torpemente. Se preocupaba por sus compañeros que había recibido gran cantidad de golpes. Ella permanecía intacta. Mientras estuviera bajo la portección de Débil, ¿quien se atrevería a hacerle daño?. Pero algo bajó los humos a la sacerdotisa del dios más peculiar... Pensó que Lekion iba a cortarle la cabeza para quedarse con su valioso pelo rojo cuando a éste se le escapó la espada de las manos.

- ¡Aaaah!- No pudo contener un grito del susto. El escorpión se revolvía como sólo una fiera a punto de morir podía hacerlo. Nehifile revoloteba por encima de sus cabezas lanzados puñaladas traperas. Entre todos la iban a volver loca. Agarró con las dos manos la maza tan fuerte que sus nudillos se quedaron blancos por la falta de circulación sanguínea.

-¡Basta yaaAAaaAAa!

Lanzó confuria la maza hacia el escorpión de funestas ocho patas.

Kitsu consigue volver a herir con sus dos espadas a la criatura.