Partida Rol por web

El combate continuaba, al escorpión que quedaba en pie le llovian golpes y tajos por todos lados, aunque intentó acabar con lavida de Lekion, fue incapaz de superar su armadura y solo le hacía rasguños y moratones, los dos últimos golpes de Kitsu le dejaron al borde de la muerte y trastabillando cuando la maza de Aletheia le golpeó en dos de sus patas hundiéndole por el agujero del que parece habia salido.

De nuevo, los ruidos del combate se callaron y la rápida respiración de los aventureros se hacia notar.

La sensación romper con  su maza las extremidades del escorpión  le produjo una sensación realmente agradable. Tan agradable que sus mejillas se sonrojaron.  Sus pulmones luchaban por aire con violencia, haciendo que su pecho subiera y bajara frenético. Aprisionada en la armadura de cuero pensaba que iba a ahogarse.  El corazón le latía tan fuerte que lo oía retumbar.   La mujer se aflojó  la parte superior de la armadura de cuero, dejando que corriera el aire  por su escote que pedía libertad. Respiraba agitadamente, pero para ella aún quedaba tarea por hacer. Se giró lentamente, y clavó su intensa mirada en el chico de las monturas. Se soltó el pelo arrebujado en una burda coleta y sacudió la cabeza para liberarlo de su prisión.  Con un seco movimiento del brazo hizo que la sangre de la maza saliera despedida hacia el suelo. De nuevo la voz gutural de Alé salió por su boca. Su pose erguida mostrando claramente que estaba intacta.

- Tú, chico. Todo ha terminado. Estate tranquilo pues el Débil nos protege. No te quedes ahí mirando. Hay cosas que hacer y necesito que me ayudes. Trae aquí las cosas, rápido, necesitamos vendas, agua, lo que sea.

Seguidamente la pitonisa se pone a dar órdenes a todo el mundo.

-Nehifile, corta las colas de los escorpiones por si les sirven a Thessaly.- ¿Cómo se le había ocurrido esa maravillosa idea? La sabiduria del Viejo encorvado la había inspirado, eso seguro.

-Kitsu...- La mujer miró con admiración al extraño y callado hombre. Casi le daba rabia que no le hubieran herido aunque fuera un poquito para poder deleitarse examinando su cuerpo. Cogío un mechón de su pelo para juguetear con él.- ...Si eres tan amable ayudame a  sentar a Lekion alejado de ese engendro de bicho del demonio. Yo me ocupo de Thessaly.

Sin más la mujer se acercó a la bruja para ayudarle a sentarse en una zona más tranquila.

- Vamos a ello.¿Tenemos aguja e hilo? ¿Sabes Thessaly que mi abuela era bruja también? Sí, ella tenía el pelo de fuego como yo y ....bla..bla..bla..

Nehifile aterrizó algo mareada de tanta pirueta, sacudida y giro brusco. No se acordaba ya de que tenía la cara embadurnada de sangre. En otras circunstancias hubiera sido del todo estimulante, pero estaba hambrienta. Miró a los bichos... No, no creo que se coman. Luego miró a la rolliza Alé. Sus curvilíneas formas encerraban mucha carne... Pero no. Prefería la comida normal. 

Alé se dedidaba a sobar a Lekion y parlotear. Tendría para rato. 

Primero comeré un bocado. Luego los aguijones. Así que picó un poco entre horas y, una vez repuesta,... la sangre ya le llegaba al cerebro cargadita de nutrientes. 

No hay nada como el ejercicio para abrir el apetito. Jejeje. Dijo más para sí misma que para nadie, ya que la pelirroja no dejaba escucharse nada más.

Cuando empezó a sobetear a Lekion no pudo evitar descojonarse.

Eh, lagarta, deja algo para las demás. Jijiji. 

Cortó los aguijones y los observó. Con ésto sabrías hacer un veneno, Thessaly? Mis flechas envenenadas deben ser mortales por necesidad. 

Aaa, ese maldito escorpión me ha hecho sudar, Lekion se mira ambas manos y se da cuenta de que están vibrando de manera incontrolable. Cuando llega Aletheia le agradece sus atenciones.

Una vez terminado recoge su espada mientras la mira furibundo.

1-25 hay 6; cuarzo azul -3, 2 lapis lazuli, malaquita0-2, obsidiana negra-1-2 y rodocrosita-1-2

26-50 hay 2 jaspes azules+2+1 -1-1

51-70 hay 4 alejandrita verde oscura+3, 2 espinelas verde profundo 0+1 0+2 y turmalina verde palido-2-1

71-90 hay 1 topacio amarillo dorado+4-1

91-99 hay 1 amatista purpura rica+4-2

Pergamino de protección contra petrificación

Pergamino con 7 hechizos de 4 a 9

Kitsu se queda observando a sus compañeros y a los cadaveres mientras limpia minuciosamente sus espadas, luego, se fija en el agujero donde Aletheia aplastó al último.

Han salido de ahí, quiza haya algo de valor.

Cuando el samurai pronunció la palabra "valor". Los ojos de Nehifile se abrieron como platos. Le puso los aguijones todavía chorreantes de sangre en las manos de Thessaly sin mirarla siquiera y avanzó al agujero. No se veía nada. Quizá sería bueno prender una antorcha. 

Crees que estas criaturas esconden sus presas en su agujero?

Cogió una antorcha de su mula y la encendió. Dos golpes al pedernal con una de sus dagas y las chispas brotaron directas a la cabeza embreada. Fuego... y luz. 

Lo bueno de una antorcha era que ardía con una llama suficiente para iluminar y que espantaba a las alimañas. No quería que las posibles crías de ocho patas le picaran cuando metiera la mano con la antorcha. Así que la meneó en todas direcciones. Luego fue introdiciéndola, poco a poco, haciendo llegar la luz a las zonas más oscuras de la guarida. 

Mehifile avanzó por el pequeño tunel, ir semiagachada no era lo habitual para una criatura alada, quiza por la sensación de quedarse indefensa ante otra de esas criatura. El tunel giraba un par de veces hasta ensancharse en una especia de sala algo más grande, el calor de esa sala era sofocante y la llama de la antorcha disminuyó considerablemente por la menor concentración de oxígeno.

A la luz de la antorcha, los brillos de colores de un latelar de la sala se hacían palpable, piedras de diferentes colores devolvían la luz que se les mandaba allí donde una especie de fango no las cubría.

La pícara elvariel se ató una cuerda a la cintura y avanzó por el túnel, dejando un extremo fuera, que le dio a Kitsu.

Deseadme suerte!

Temía que hubiera crías de los escorpiones, pero no vio nada por el momento. El aire se volvió rancio a medida que se adentraba por el agujero y alcanzaba lo que podría ser el corazón de la madriguera. Empezó a aletear suavemente para permitir una mínima ventilación a su alrededor. Lo hacía instintivamente cuando tenía calor, pero en este caso le podría servir.

En un lateral unas piedras, seguramente preciosas, reflejaban la escasa luz de la antorcha. Estarían las crías escondidas? Escuchó un rato en silencio. Pero no era un entorno conocido para ella.

Con la llama fue describiendo semicírculos de izquierda a derecha para ir espantando cualquier bicho que pudiera esconderse, así como buscar indicios, con la punta de su daga, de que cualquier animal estuviera enterrado. Clavándola y removiendo la tierra o el barro para asegurarse, siendo muy minuciosa, avanzó lento hasta la pared brillante.

Nehifile se ató una cuerda a la cintura.

Deseadme suerte! Dijo sonriente, como siempre. Y... desapareció en el agujero. Como único testigo de su actividad, la soga iba deslizándose hacia dentro a paso lento.

Alétheia toma las temblorosas manos de Lekion entre las suyas. El contraste era evidente. Las manos de Lekion  de dedos gruesos y curtidos en mil batallas, de piel morena y áspera, frente a las manos delicadas y de piel blanca y suave de la pitonisa. No hacía falta decir nada, con ese simple gesto sabría que estaba de su lado. Se irritó al escuchar las palabras de Nehifile. ¿Lagarta yo?

- Sólo hago mi trabajo querida…_^comadreja.

Cuando se disponía a regañar con su querida nueva amiga, ésta se dispone ya a bajar por el agujero del que había venido el insecto de 8 patas.

-¿Estás loca o qué?- A Alé no le importaban lo más mínimo las riquezas o tesoros que pudieran esconderse en ese sucio agujero del cual el Mal había salido. Le interesaba más la seguridad del grupo. – Vete tú a saber qué puedes encontrar ahí- Se acercó a la negrura y tuvo que retroceder. El agujero estaba muy oscuro…jamás podría bajar por ahí.- No pienso bajar a buscarte si te pasa algo ¿me entiendes?.- La impulsiva elvariel le sacaba de quicio.

-¡Aaaaaarrrg! No sabes con quien te las buscas- Le gritó a través del agujero, pero ya sólo veía la luz de la antorcha.- Lagarta me dice…¿ Y si se cae y se rompe un tobillo?- La mujer pelirroja buscó entre sus pertenencias. Sacó la yesca y perdernal, una vela, una tiza y algo de incienso. Machacó una porción de incienso en barra entre sus dedos y encendió la vela. Dejó la vela en el suelo y calentó el incienso en su llama hasta que el olor se desprendió inundando el aire alrededor. Recogió unas piedras lo suficientemente lisas como para poder escribir en su superficie extraños símbolos, legibles tan sólo por iniciados en los Misterios del Débil. Se sentó con las piernas cruzadas, colocándose dentro de un pentágono  cuyos vértices estaban formados por dichas piedras. Sentada se quedó, recitando salmos  en murmullos ininteligibles. Balanceaba su cuerpo en un vaivén hipnótico y cadencioso, a la espera de ser tocada por la mano nudosa y temblorosa del Débil. ¿Quién si no podría discernir a través de la negrura?
 

Te concentras en Nehifile y tu cuerpo viaja a la acostumbrada neblina, la ves avanzar agachada por un pequeño tunel, llegar al fondo del pequeño escondrijo y recoger algo, después de eso ves como asoma la cabeza por la salida manchada de tierra y las manos de algo más.

El bamboleo de Alé se frena en seco cuando la fuerza divina penetra en su interior. Sus párpados entrecerrados sólo dejan ver el blanco de sus ojos, cuyo iris apunta al cielo. Tran pronto como viene se va,o al menos eso le parece a ella,  y el cuerpo regordete de la pitonisa cae al suelo exhausto, empujando la vela que se apaga al instante. Inmediatamente recobra el conocimiento aunque algo aturdida.

- ¿Cuánto tiempo...?- Eleva el brazo en el aire en busca de algún gentil apoyo que le ayude a levantarse. Se quedó mirando al agujero por el que había descendido  Nehifile, a la espera de ver emerger su cabecita manchada de tierra. Su voz, en otros momentos alegre, ahora sonaba grave y ceremonial.

- Encontrará algo en ese agujero.

Lo tomará y subirá.

Su cabecita manchada de tierra...sus manos de algo más.

En cuanto se encontró mejor, recogió sus cosas y borró los símbolos hechos. Su cabeza no paraba de darle vueltas a la visión que el Débil le había querido mostrar. ¿Qué significaba?¿Podía estar tranquila? Le hubiera gustado que la neblina se hubiera dispersado lo suficiente, pero no había visto qué es lo que la elvariel cogía, ni de qué se ensuciaba sus manos. ¡No tenía suficiente poder!¿Sería una alegoría? Al Viejo le gustaba tomar el pelo a sus amantes súbditos.

- Sólo queda esperar.

Thessaly se guardó las colas de los escorpiones en uno de sus bolsillos (ella sabía de plantas, no de venenos de animales pero nunca se sabe) mientras dejaba que Aletheia la tratase.

Al ver a Nehifile suspiró.

[B]¿Qué tesoro pueden tener unos escorpiones? Busquemos un sitio para descansar y continuemos con el viaje./B]