Partida Rol por web

Él mismo Débil había guiado la mano de la sacerdotisa al lanzar la piedra con su honda, Alétheia estaba segura. Después del "potente" golpe el bicho debía estar a punto de morir. Ah si, Nehifile también parecía rápida, pero ella usaba flechas y no una contundente y redondita piedra.

Sus compañeros se habían lanzado al ataque cuerpo a cuerpo contra semejante portador de tan malos augurios, sin pensar que su mortífera cola pudiera porvocarles la muerte. Ella prefería no arriesgarse tanto, claro que su adiestramiento en combate dejaba mucho que desear. Se había acostumbrado a que pelearan por ella y no a hacerlo por sí misma.

- ¡Apartaos todos! - Thessali y Kitsu no le estaban dejando ver así que tuvo que moverse para buscar la línea de vista.

Estaba segura de que vencer al Ocho era su deber, y lanzaría un certero disparo que acabara con la inmunda bestia de un plumazo.

Oh, siento la todopoderosa presencia del Débil en mi corazón. Su divina influencia me libra de todo miedo y nerviosismo, templando así mi pulso.  Gracias Anciano pues sé que con tu ayuda saldré triunfante de esta prueba.

Lekion se lanzó a la carga contra el bicho con la intención de partirlo en dos con su enorme espada golpeandolo en el centro de su duro cuerpo.

El escorpión suelta al burro con sus dos pinzas para encararse contra los que le están atacando. Concretamente contra Kitsu al cual consigue golpearle con una pinza en el hombro mientras que con su boca le muerde en una rodilla

Nehifile dejó caer el arco, desenfundó dos de sus dagas y voló hacia la criatura, atacando desde arriba, pues ya estaba casi rodeada y flanqueada por sus compañeros. Su ferocidad era tremenda. 

Muereee...!

Nehifile se lanza rauda sobre la criatura hostil, su daga se hunde profundamente en su cuerpo y, como si de una orden fuese, obedece a su grito de muerte. Un estertor hace que se convulse sobre si mismo formando un arco antinatural antes de que sus musculos se relajen y se desplome sobre el suelo.

Nehifile, satisfecha, cortó la cola con la daga, sujetando en todo momento el extremo del aguijón.

Vah, no era una asquerosa araña. Menos mal. Me dan una grima, que pa´qué!

El trofeo se lo ofreció a la bruja.

Te servirá para tus pociones? Jijiji. Es un regalo.

- ¡Bien!- Alé guarda la honda para aplaudir y felicitar a sus compañeros. Le había impresionado la actuación de Nehifile, ¡qué agresividad!.- _{Has estado estupenda, amiga}- Le dijo con la boquita pequeña para después alardear de sí misma. - ¿Viste la pedrada que le meti al bicho?Temía estar un poco oxidada pero veo que no.  - Prefería obviar el hecho de que la segunda piedra había salido disparada hacia quien sabe donde.  Casi mejor. Con la puntería que tenía, ¿hubiera sido capaz de esquivar los cuerpos de sus compañeros y dar al insectoide? Por un mmomento se imaginó golpeando con la piedra a la bruja y su posible reacción. ¡Alabado sea el Débil!, que en su magnanimidad, había desviado su brazo para no meterla en problemas. La próxima vez andaría con más cuidado. 

Cada vez resulta más peligroso alejarse de las ciudades. Comenta Lekion mientras limpia su espada.

El grupo estaba tranquilamente conversando mientras observaban a la criatura sin vida. Nehifile jugeteaba con la larga cola arrancada del cadaver cuando a su espalda a pocos metros el tableteo de unas fuertes pinzas volvió a sonar. Dos de esas criaturas habían aparecido del subsuelo y tenian intenciones claras para los asesinos de su miembro.

Todos contentos por el resultado del combate. Nehifile había ofrecido la preciada cola del escorpión a la bruja, para que pudiera hacer con ella lo que le viniese en gana.  Debía reconocer que se sentía atraida fuertemente por Thessaly.¡ Le recordaba tanto a su abuela!. No tenía muchos recuerdos de su infancia debido al incidente con su padre, pero lo que más recordaba era a su abuela, hechicera como su nueva compañera de grupo,  preparando extraños brebajes. Los olores que salían del caldero, no todos agradables, sus mános ágiles y nudosas, como las del Débil,  mezclando los ingredientes. Pero como ni Kitsu, ni Lekion ni la bruja hablaban demasiado, Alé seguía conversando con la animada Elvariel. Justo cuando iba a decirle el nombre del extraño , interesante y  misterioso hombre que había conocido en la taberna, dos escorpiones hacían sonar sus pinzas de nuevo.

- Nooooo, otra vez nooo.

Esta vez Alétheia se apresuró a reunir los burros a su vera. Uno de ellos todavía se recuperaba de las heridas, con lo poco que había podido hacer ella. Así que no iba a dejar que sus monturas, la única forma de llevar las provisiones, cayeran por los ataques de esas pérfidas bestias.