Partida Rol por web

Y solo quedó el silencio.

Despertáis. Lo primero que veis al abrir los ojos es mar, y arena. A vuestro alrededor veis tablones destrozados de madera. 

Parece que estáis en algún tipo de playa. Estáis desorientados sin embargo Argalack ya no ninguna herida.

- Se despierta desconcertado . Mis heridas están curadas, ¿Donde estamos?, (mira a su alrededor contemplando el lugar) parece que no nos hemos matado, y supongo que el navío no llego a estrellarse.

Todo esto es obra de una magia muy poderosa. Me pregunto donde estarán los demás pasajeros, quizás seamos los únicos que hemos tenido la suerte o la desgracia de evadir el destino que se nos presentaba.

A pesar de estar ileso y con vida Argalack sigue incomodo y disgustado, no le gusta que ningún ser juegue con él de esa forma como si fuera una simple marioneta, trasladandolo de un lugar a otro.

Malditos sean, juro que le sacare las entrañas a cualquiera que este causando todo esto.

Lance se despertó sobresaltado. Al principio pensó que estaba muerto, una playa, el ruido del oleaje… le pareció un paisaje idílico. Encontró su mandoble clavado en la arena a pocos metros de él, lo que le hizo pensar que tal vez ni estaba muerto ni eso era el paraíso.

Recordó lo que había pasado, no pudo hacer más que mirar de un lado para otro tratando de buscar el zeppelín, pero no había rastro. Una angustia enorme se apoderó de él, todas aquellas vidas… Espero que hayan encontrado la paz que merecían, se repetía una y otra vez.

Alzó la vista un poco más allá, tratando de salir de sus sombríos pensamientos, y logró ver a su compañero. Corrió hacia él:

- ¿Estás bien? ¿Qué coño ha pasado? ¿Nos hemos estrellado? – preguntó rápidamente antes de darle tiempo a Argalack de contestar, tenía demasiadas preguntas sin respuesta- ¿Hay más supervivientes?

-Supongo que si nos hubiéramos estrellado, contemplaríamos mas restos de la nave, a parte de cadáveres o al menos restos de ellos. Y si bien recuerdas el ser que causo todo esto nos dijo explícitamente que moriríamos, y que yo sepa, ni tu ni yo hemos hecho nada para impedirlo. Por eso creo que ha ocurrido algo distinto que nos ha expulsado del transporte antes de que se estrellara contra el suelo.

Os miráis asombrados, contempláis los restos de madera a vuestro alrededor mientras intercambias unas pocas palabras para salir de vuestro estupor.

¿Qué ha podido pasar?

Para Lance la respuesta esta clara, el zepelín se estrelló pero de alguna manera vosotros seguís vivos, sin embargo Argalack desconfía.

Pasados unos minutos os ponéis a analizar lo que veis, parece que estáis en una isla, podría ser alguna de las islas del Mar Interior que estábais sobrevolando cuando devino la catástrofe.

El cielo esta encapotado, como si una tremenda tormenta estuviera apunto de desatarse.

Mientras empezáis a hablar sobre qué hacer escucháis, para vuestro asombro, el claro sonido de una campana. No parece muy lejana.

¿Podría haber algún tipo de asentamiento en la isla?

-Venga de donde venga ese sonido, seguramente querrás ir allí, parece que el tiempo no va a mejorar precisamente a no ser que quieras quedarte a la intemperie.

A pesar de darle a entender a Lance que sus intenciones es buscar un lugar para cobijarse en su mente ocurre una cosa muy distinta. Aún inseguro prefiere permanecer a una distancia prudente de cualquier lugar, al menos hasta saber donde se encuentra y claro está no tiene ni la mas remota idea de lo que esta pasando.

"Debo esperar a la noche, así tendré ventaja frente a cualquier adversidad" . Ademas las relaciones interpersonales nunca fueron un plato de buen gusto para él, a pesar de que su compañero le halla brindado su ayuda, para él no deja de ser otro humano más cuya vida puede espirar en un segundo.

-Sí me pierdes de vista no te preocupes, cubriré tus espaldas, creo que ya eres consciente de mis habilidades en cuanto a pasar desapercibido.

"Dejare a Lance que se adentre imprudentemente a cualquier lugar habitado y me mantendré detrás vigilante y observando siempre al acecho...siempre alerta"

En su mente le perturaba la idea de no saber que ha ocurrido por ello antes de partir detrás de Lance observa el lugar e intenta buscar algo (un simbolo del zeppelin) que pueda indicar que esas maderas pertenecieran al navió en el que se encontraban aparentemente hace no mucho tiempo.

 En cuanto Lance escuchó aquella campana, lo tenía claro, era señal de que no estaban solos en aquella isla. Por un instante respiró aliviado, no estamos solos pensó, pero a los pocos segundos, un escalofrío le recorrió la espalda y recapacitó: no estamos solos.

- La curiosidad me puede, Señor Argalack, si quiere podemos esperar a que anochezca para adentrarnos, pero al menos deberíamos hacer un reconocimiento ahora que tenemos luz, nos perimitirá verlo todo desde una distancia prudente – reflexionó Lance-.

Acto seguido, clavó un palo pequeño en el suelo y, haciendo una marca en el suelo, dijo:

- Si lo prefiere puedo acercarme yo a ver qué observo, si no regreso cuando la sombra llegue a esta marca, puede empezar a preocuparse – dijo Lance soltando una gran carcajada -.

Decidís marchar hacia el sonido de la distante campana. Lance guía el camino, y Argalack le sigue oculto en las sombras.

Tras un rato de caminata a través del bosque que cubre la isla divisáis una población. No parece muy grande, igual podría dar cabida a unas quinientas almas, deducís que el sonido debía de proceder de algún campanario de allí.

Os adentráis con un poco de desconfianza, la gente parece estar ocupándose de sus labores, pero se os quedan mirando con sorpresa al veros. Sin saber muy bien qué hacer seguís avanzando, aunque tampoco sabéis qué buscáis exactamente. Vuestros pasos parecen llevaros hasta lo que diríais que es la plaza del pueblo, allí los lugareños se están afanando para engalanar la plaza, seguramente debido a alguna festividad. Sin embargo, a medida que la gente repara en vosotros cesan su actividad y se avisan unos a otros, rápidamente sentís multitud de miradas y de murmullos.

Al cabo de un rato incómodamente largo un hombre se os acerca, parece un señor de unos cincuenta años, algo entrado en carnes pero fornido.

-Buenas. Me llamo Raymon, y soy el alcalde de Corvinus, ¿puedo preguntarles qué les trae a nuestra población?

- Saludos, Señor Raymon, me llamo Lance, y este es mi compañero Argalack. Nuestra aeronave se ha estrellado y hemos conseguido llegar hasta esta hasta esta orilla y salvar la vida – miró a Argalack con complicidad, haciéndole saber que tal vez no era muy prudente contar la verdadera historia, ¿quién iba a creer en la magia? No quería que los tomaran por locos -. Lamentamos mucho la intrusión en su pueblo, ¿sería tan amable de decirnos dónde nos encontramos?

Tras llegar al poblado no se siente nada impresionado, observa a Raymon para intentar vislumbrar cualquier cosa extraña en su comportamiento. Después de oír a su compañero y viendo la incomodidad de los habitantes del pueblo solo por la mera presencia de unos extranjero, decide aprovechar la situación para sacar algo de información:

-Buenas alcalde Raymon, como acaba de decir mi compañero, nuestra nave se estrello. Podría ser tan amable de decirnos ¿si algún otro superviviente ha pasado por este pueblo, o si alguien ha visto caer algún resto mas del transporte? y Por cierto ¿En que parte del mundo y País nos encontramos ahora mismo?, perdimos el conocimiento mientras ocurría el accidente.

-En tono afable pero firme-Nuestra intención no es molestar a esta buena gente, en cuanto encontremos respuestas y nos recuperemos, nos iremos sin demora.  "A veces no es necesario intimidar a alguien para obtener lo que quieres, solo con hacerles saber que no te iras hasta que no te den lo que vienes a buscar, es suficiente".

Cuando el pueblo se entera de qeu sois alguna suerte de náufragos parecen relajarse. Veis cómo las expresiones de sus rostros se tornan más a algún tipo de lástima que de preocupación.

El alcalde se queda un poco pensativo hasta que os responde con un tono ligeramente más afable.

-Así que sois náufragos eh?, vaya haberlo dicho antes, debéis de estar agotados. Respondiendo a vuestras preguntas, no hemos visto a nadie más, y tampoco hemos visto ningún navío estrellarse. Sin embargo dichos accidentes son lamentablemente frecuentes por estos lares. Por cierto, os encontráis en la isla de corvinus, como ya os dije antes. Esta isle se encuentra en el mar Interior, y en cuanto a nuestro gobierno... Bueno ya no estoy seguro de si seguimos siendo parte del Imperio, aunque la verdad tampoco ha importado.

Contento con la respuesta y la aparente falta de hostilidad decide continuar con sus argucias para averiguar cualquier cosa que pudiera ser útil.

Muchas gracias alcalde (realiza un ligero gesto de consentimiento con la cabeza).

Una ultima cosa, podría decirme si aquí hay algún lugar donde podamos descansar y de paso tomarnos algo. Y si gusta podría acompañarnos para contarnos algo sobre esta isla y dicho de paso, contarnos su opinión sobre porque suelen ser frecuentes los accidentes en este lugar.

Claro esta, si su cargo se lo permite.

"Puede que después de entablar algún tipo de relación amistosa con los lugareños pueda preguntarles si han visto algún suceso mágico o algo extraño, ya que de entrada parecería muy delatador y pueden desconfiar de nosotros".

-Mira a Lance y luego a alcalde de nuevo: Creo que hablo por los dos si a cambio de su amabilidad y hospitalidad, os ofrecemos nuestra ayuda en algún trabajo físico o algún otro problema sin resolver. Como puede suponer por nuestro aspecto, somos hábiles con las armas y mi compañero es un hombre corpulento.

Lance iba asintiendo con la cabeza mientras su compañero Argalack hablaba con el alcalde, poniendo la mejor de sus sonrisas. Pretendía ser lo menos hostil posible aun a sabiendas de su aspecto. Mientras, también iba mirando a su alrededor, mirando los edificios y estructuras pero sobre todo a la gente, cómo pasaron de una mirada nerviosa a la tranquilidad de saber que no suponíamos ningún tipo de amenaza contra ellos. Tal vez no sea la primera vez que tienen problemas con extranjeros, pensó.

- Como bien dice mi compañero, no pretendemos obtener nada gratis, señor, para nosotros sería un placer ayudar en lo que hiciera falta, pero no nos vendría mal algo de descanso primero si no fuera mucha molestia.

-No se preocupen, además en unas dos semanas debería llegar una fragata comercia, seguro que podrán marchar en ella. En cuanto al alojamiento dejen que busque a Miriam.

El alcalde se pone a buscar entre el gentío, al no encontrar lo que busca os pide que le disculpéis un momento. Al cabo de unos  minutos vuelve, esta vez con una hermosa y rubia mujer de su lado, salta a la vista que esta embarazada de unos cuantos meses.

-Buenas- os dice enérgica y con cierto tono alegre.- Soy Miriam Moonflow, y soy la orgullosa propietaria de la única posada del pueblo, "El pequeño castillo". Si lo necesitan puedo alojarles allí a un precio razonable.

-Encantado Míriam, (asiente con la cabeza). Veo que esta en cinta, Enhorabuena. Estaremos encantados de que nos reciba como huéspedes (Mira levemente a Lancel) y con gusto pagaremos el precio. Como seguramente le ha comentado Raymon hemos sufrido un desagradable percance y necesitamos descansar. (Tras ver que nadie del lugar sabría de su pasado u oficio, ni suponer una amenaza decide presentarse con su verdadero nombre) Por cierto, donde están mis modales, me llamo Argalack (haciendo una reverencia gentil). 

-Alcalde hábleme mas sobre ese barco y donde se dirige, perdone mi ignorancia pero me temo que no estoy muy familiarizado con la rutas mercantiles. Al menos déjeme agradecerle con una bebida y algo de comer como pago de su hospitalidad y las posibles molestias causadas.

- Encantado de conocerla, señora Moonflow, yo soy Lance. Tanta hospitalidad es de agradecer, permitidme deciros que estamos a vuestro servicio para cualquiera que sea la tarea que necesite – dijo Lance haciendo una pequeña reverencia -. A usted también muchísimas gracias por su amabilidad y hospitalidad, señor Raymon, quedamos a su entera disposición para lo que nos necesite.

Lance, dentro de su infinita inocencia, seguía un poco inquieto con aquella gente, no quería parecer descortés, pero había algo en todo aquel gentío que no le hacía sentir cómodo. Tantas miradas acechándoles, con tanto nerviosismo y miedo, hasta que supieron que eran simplemente náufragos y el pueblo pudo respirar tranquilo… No sentía que fuera un lugar seguro, pero por suerte tenía a su fiel mandoble a la espalda por si la situación lo requería, sabía que nunca se debe bajar la guardia. No obstante, trató de no darle demasiada importancia a estos pensamientos, incluso su compañero parecía bastante tranquilo, tal vez era hora de descansar y relajarse un poco.

A Raymon parece iluminársele la cara al escuchar a Argalack decir que le invita a comida y bebida. Decidís acompañar al alcalde y a Miriam hacia "El pequeño castillo", así podéis ir viendo la posada, comer algo para reponer las fuerzas, y además pagar vuestra recientemente contraída deuda.

Mientras camináis para allá intentáis prestar atención al pueblo. Parece más bien pequeño, divisáis el campanario de la iglesia que os trajo hasta allí, por lo demás veis una tienda adornada con un cartel que da la bienvenida a "El almacén de Sally", y también una herrería.

El pequeño castillo hace honor a su nombre, pero aún así es bastante acogedor. Tiene dos plantas, la de arriba con habitaciones y la baja que sirve sobre todo como restaurante y recepción.

Miriam os invita amablemente a sentaros mientras trae algo del puchero que esta calentándose al fuego, mientras, el alcalde responde a algunas de vuestras dudas.

-En cuanto a la ruta del barco, pues no estoy muy seguro. Sé que va al continente, cada cierto tiempo hay gente de aquí, de la aldea que decide ir para allá. También nos sirve para comerciar con lo poco que producimos aquí.

Al cabo de un rato Miriam vuelve con la comida. Pasáis una velada tan agradable que inexorablemente el tiempo se os echa encima. Estando cansados por todas vuestras desventuras, la posadera os invita a subir y tomar un merecido descanso. No tardáis en quedaros profundamente dormidos.

A la mañana siguiente un portazo y unos gritos os despierta.

-No me hagas perder más el tiempo vaca, ¡dime dónde están!

La voz pertenece a un hombre de profunda voz grave, más allá de eso poco dilucidáis.

Lance se despertó sobresaltado en cuanto escuchó aquel portazo. Siempre había tenido el sueño muy ligero, herencia de toda una vida protegiendo a su tribu. Rápidamente, cogió su arma, que cuidadosamente había colocado a mano la noche anterior y sin vestirse (evidentemente no iba a ponerse la armadura) salió corriendo de la habitación, arrastrando su arma por el suelo para delatar su posición. Aquellas voces hicieron que le pareciera una mera discusión, nada peligroso, por eso no le importaba delatar su presencia, quería que fuera lo que fuera que estaba ocurriendo abajo, se detuviese hasta que él llegara.