Partida Rol por web

Cuando entras al interior del edificio, llegas a una sala muy bien decorada con muchos cuadros lujosos que estan por todas las paredes. A ambos lados de la sala se encuetra una mesa con una larga cola de gente. Te quedas observando una de ellas y ves que el hombre sentado en la mesa revisa unos billetes dorados, mientras otros dos compañeros con trajes rojos y dorados se llevan el equipaje por la puerta que esta detrás de la mesa.

En la pared que tienes justo en frente tuyo, un largo pasillo por el que continua la alfombra roja por la que llevas un buen rato caminado prosigue el recorrido hacia donde tu supone que esta el zepelín.

Te acercas a la cola de la izquierda y esperas que sea tu turno. Todos los que hacen cola son burgueses o nobles con sus familias, lo deduces por los ropajes que llevan.

-Siguiente en la cola, por favor.

Tardas unos segundos en darte cuenta de que se refiere a ti. Al acercarte hasta donde se encuentra el guardia/revisor, lo más característico de aquél hombre era una pequeña cicatriz en la comisura del labio inferior. Este te analiza de arriba a abajo con la mirada.

-¿Va a viajar solo?

Levanta un poco la mano hacia donde estas tu, a la espera que le hagas entrega del billete.

Cuanto más os acercáis al final del pasillo más gritos de asombro escucháis procedentes de la sala continua.

Al parecer al fin vuestros ojos podrían ver la máquina con la increible capacidad de poder volar por el inmenso cielo.

Solo faltan unos pocos pasos más antes de traspasar la puerta, tras la cuál el mundo tal y como lo conocéis cambiará, aunque de eso son desconocedores aún.

El magnífico zepelín se encuentra delante tuyo.

Ven que el zepelín se encuentra en un inmenso patio interno del edificio, las paredes del patio están llenas de ventanales donde mucha gente observará el despegue. Por una puerta cercana ves a varias personas con trajes rojos y dorados llevando carritos con equipaje hacia el zepelín.

La alfombra roja ahora se divide en dos y cada una se dirije a uno de las alas del zepelín. Justo donde se bifurcan los caminos hay un hombre que va indicando a la gente a cuál dirigirse tras un breve vistazo a los billetes de embarque.

Sin mediar palabra tras la revisión del billete, me dirijo a la dirección que se me ha indicado, esperando para subir en aquel extraño y hermoso vehículo. "Esto es increíble" pienso anonadado, "espero que no haya ningún problema en tal complejo mecanismo...".

Mientras estoy esperando para poder acceder al interior me quedo mirando al resto de pasajeros, esperando ver a alguien atractivo con quién hablar... 

 Aún en lo suyo, puede observar como su hermano lo adelanta y le abre el camino para seguirlo.

-¡Mierda! ¡Espera, capullo!

Pero la cola termina..... aunque vuelva a comenzar otra, pero la escena lo detiene. 

Boquiabierto observa el zépelin, y las colas.... la gente, el bullicio, eran impresionantes..pero mas impresionante era aquel transporte volador....

Señala con el dedo al zépelin

-¡Hermano! ¿Como se debe de sentir alguien arriba de ese globo? ¡Arriba arriba!

Se refería incluso arriba completamente, en lo mas alto de aquel transporte. Excitado por la idea, aprieta los puños y flexiona las rodillas algo. Tras eso, sonríe y grita, mientras salta algo y alza los dos puños.

-¡Vamos, ese zépelin me está esperando!

Tras lo mismo sale corriendo, aunque se detiene tras un rato y vuelve con su hermano..

-Esto...¿A que cola tenemos que entrar..? - Comenta rascándose con una mano la nuca, riéndose.

La joven no pudo evitar sentirse incómoda ante el examen visual de aquel hombre de grueso bigote, pero como ya le había ocurrido en aquel día, incluso en ese momento no se sintió incomoda por su aspecto y en especial sus cicatrices, sino más bien por algo más general, como quizás una pizca de vergüenza.

Si, un día magnifico. respondió al hombre mientras le tendía el billete de embarque, su mirada aún paseándose a su alrededor, apreciando el ir y venir de la gente, con sus risas y o expresiones de asombro ante lo enorme y fantástico del zeppelin, o la presencia de los guardias.

Alyss le devolvió la sonrisa, así como la atención, al hombre que la atendía.

¿Y para que hora está planeado el inicio del vuelo? preguntó, educada.

La primera sensación de Glen fue de un inmenso asombro, que acto seguido le llevó a la incredulidad.

¿Y esta gigantesca máquina volará sobre los cielos? pensó.

La sombra de la magia acudió a su mente.

Probablemente se tratará de algún tipo de magia que desconozco. No es posible que hagan volar esta inmensa mole.... meditó aún incrédulo.

Glen se acercó a la bifurcación de la alfombra y sin decir nada ni bajar la vista hacia el hombre le entregó el billete dorado para que le indicara hacia dónde debía dirigirse.

Observó con curiosidad el amplio patio con ventanales y a todas aquellas personas observando la máquina. Probablemente todas aquellas gentes pensaban lo mismo de él, pero se abstenían de hacer comentarios.

Alcanzáiss la bifurcación de la alfombra roja y delante vuestro se encuentra el encargado de ir indicando a los pasajeros a cuál de las dos alas del zepelín han de dirigirse, si al de la derecha o el de la izquierda.

Entregáis los billetes de embarque y tras revisarlos susurra unas breves palabras:

-Billetes de embarque de clase alta.

Os los entrega de nuevo y os indica que han de seguir por la izquierda e ir hacia el ala izquierda.

Luego os aproximáis hacia al ala izquierda del zepelín, con cada paso con el que se acercan parece aún más impresionante la máquina voladora.

Se trata de un descomunal zepelín de tres cuerpos unidos entre sí por cuatro largas pasarelas de metal. Toda la escturtura está bellamente tallada de un modo tan aerodinámico como ostentoso, que trata de imitar el estilo de los regios navíos del principado. Las dos barcazas laterales están destinadas a los viajeros y sus camarotes, mientras que en el cuerpo centrl se encuentra la bodega de carga y el puente de mando.

Se ponen a la cola para subir.

Tras un rato de permanecer en la cola, al fin es vuestro turno para entrar.

Un hombre con un gran bigote marrón os observa y sonrie cuando os tiene delante suyo. Lleva un traje de colores rojos y dorados, como todos los trajes que has visto de los que trabajan en el zepelín.

-Es un día soleado, perfecto para volar.

Vuelve a sonreir.

-Billetes de embarque por favor.

Permanece a la espera de que hagan entrega de los billetes de embarque.

A ambos lados de la entrada del zepelín dos guardias llevan consigo unos portaestandartes con el escudo de Gabriel dibujado. Además, llevan enfundadas unas espadas largas en sus cinturones

Tras un rato de permanecer en la cola, al fin es tu turno para entrar.

Un hombre con un gran bigote marrón te observa y te sonrie cuando te tiene delante suyo. Lleva un traje de colores rojos y dorados, como todos los trajes que has visto de los que trabajan en el zepelín.

-Es un día soleado, perfecto para volar.

Vuelve a sonreir.

-Billete de embarque por favor.

Permanece a la espera de que hagas entrega del billete de embarque.

A ambos lados de la entrada del zepelín dos guardias llevan consigo unos portaestandartes con el escudo de Gabriel dibujado. Además, llevan enfundadas unas espadas largas en sus cinturones

Alcanzas la bifurcación de la alfombra roja y delante tuyo se encuentra el encargado de ir indicando a los pasajeros a cuál de las dos alas del zepelín han de dirigirse, si al de la derecha o el de la izquierda.

Entregas tu billete de embarque y tras revisarlo susurras unas breves palabras:

-Billete de embarque de clase alta.

Te lo entrega de nuevo y te indica que has de seguir por la izquierda e ir hacia el ala izquierda.

Te lo entrega de nuevo y te indica que has de seguir por la izquierda e ir hacia el ala izquierda.

-Si la verdad es que no todos los días, uno puede estar orgulloso de su trabajo. Sonrié.

Continuas el pequeño tramo hasta el ala izquierda del zepelín, con cada paso con el que te acercas parece aún más impresionante la máquina voladora.

Se trata de un descomunal zepelín de tres cuerpos unidos entre sí por cuatro largas pasarelas de metal. Toda la escturtura está bellamente tallada de un modo tan aerodinámico como ostentoso, que trata de imitar el estilo de los regios navíos del principado. Las dos barcazas laterales están destinadas a los viajeros y sus camarotes, mientras que en el cuerpo centrl se encuentra la bodega de carga y el puente de mando.

Te pones a la cola para subir.

Tras un rato de permanecer en la cola, al fin es tu turno para entrar.

Un hombre con un gran bigote marrón te observa y te sonrie cuando te tiene delante suyo. Lleva un traje de colores rojos y dorados, como todos los trajes que has visto de los que trabajan en el zepelín.

-Es un día soleado, perfecto para volar.

Vuelve a sonreir.

-Billete de embarque por favor.

Permanece a la espera de que hagas entrega del billete de embarque.

A ambos lados de la entrada del zepelín dos guardias llevan consigo unos portaestandartes con el escudo de Gabriel dibujado. Además, llevan enfundadas unas espadas largas en sus cinturones

-El viaje tendrá inicio una vez todos los pasajeros se encuentren a bordo en sus respectivos asientos y todo el equipaje se encuentre a bordo.

Tras darle un breve vistazo al billete de embarque lo parte en dos pedazos de diferentes tamaños. El de mayor tamaño lo mete por la abertura de una ranura de la caja dorada que tiene a su lado en una mesita, el pedazo pequeño te lo devuelve; en el viene indicado el número de camarote que te ha sido asignado.

-Por favor guardelo hasta final de trayecto, es posible que se lo puedan volver a pedir una vez a bordo y también para si necesita reclamar algún objeto que pierda y no se percate de ello hasta encontrarse fuera del zepelín una vez estemos en Arkángel.

-Bueno ya puede pasar a bordo del zepelín.

Con una mano extendida hacia atrás te invita a subir a bordo.

Subes la pequeña escalerita de madera que han puesto para que los pasajeros puedan subir con facilidad a la altura del zepelín.

Al entrar al zepelín entras en un pasillo en forma de "L" por donde otra alfombra roja te va indicando la dirección que debes seguir. A ambos lados en las paredes de madera hay varios cuadros con paisajes exóticos. En la pared de la derecha una puerta de hierro gruesa donde supones que se encuentra la maquinaría que hace que el zepelín pueda surcar los cielos.

Un poco más adelante antes del cruce hacia la izquierda siguiendo la alfombra roja, dos guardias están en otra puerta, la cuál tiene una pequeña ventanita circular por donde ves que se va al cuerpo central del zepelín tras recorrer un breve y peligroso paseo por un puente que une el cuerpo central con el ala izquierda.

Tras cruzar y seguir la ruta en la pared de la izquierda hay una puerta en la que se puede leer claramente en Latín, Ogashima y Jashú las palabras Baños y justo delante tuyo unas puertas dobles abiertas de par en par con de nuevo otros dos guardías a cada lado te dan paso a una sala muy amplia, llena de asientos en los cuales sentarse y disfrutar de las increibles vistas; ya que en las paredes de los lados de la sala se encuentran ventanas. En la izquierda puede verse perfectamente las paredes del edificio por el que habéis entrado y a muchisima gente observando el zepelín desde el mismo edificio por balcones y ventanas abiertas. A la derecha podéis ver el ala central y parte del suelo si te acercacas lo suficiente.

Al fondo de la sala hay dos puertas y en cada una se encuentra apostado un guardia.

Siguiendo el consejo de aquel hombre, Alyss aferró el trozo de billete que le devolvía, y tas memorizar el numero impreso en él, lo guardó con sumo celo en unos de sus bolsillos interiores, asegurándose así de que este no se lo podía caer o perder. Espero no perder nada... Más vale que no. - se dijo, recordando como hacia unos pocos minutos se había tenido que desprender de Centinela.

Despechando cualquier mal augurio al respecto, la joven volvió a aprestar atención al empleado del Zeppelin, que en ese momento la invitaba a seguir adelante, y complaciéndolo, se puso en marcha tras agradecerle sus palabras y despedirse educadamente.

Alyss avanzó por el pasillo indicado por la alfombra roja deteniéndose algunas veces para admirar los cuadros que adornaban las paredes, y otras muchas para curiosear ante las puertas a las que no tenia acceso y en las cuales estaban apostados los guardias, y que, según deducía, custodiaban la entrada a la sala de máquinas o al cuerpo central del zeppelin, donde seguramente estarían las personas al mando de aquella maquina, así como aquellos que tenían que hacerla "volar". Y tras satisfacer su curiosidad, la joven alcanzó la entrada a la gran sala, habiéndose dejado sin inspeccionar unicamente los aseos, lugar que sin duda tendría oportunidad de ver más adelante.

Con una expresión suavizada, ya que la sorpresa inicial había desaparecido ya por completo, la joven se adentró en la estancia, esgrimiendo tímidos saludos para aquellas personas que hacían lo propio con ella, y se dirigió a las ventanas de la derecha, donde no dudó en acercarse lo suficiente como para admirar el cuerpo central del Zeppelin así como el suelo. Increíble. musitó antes de alejarse para pasear por la sala y acercarse a mirar por las ventanas del lado opuesto. También saciada su curiosidad en ese lado, menos espectacular ya que ver a tanta gente no era nada extraordinario a su gusto, Cuando estemos volando si será magnifico mirar por estas ventanas, Alyss se acercó a las dos puertas custodiadas por los guardas.

Buenos días. Una pregunta, si no es molestia, ¿me pueden indicar como dirigirme a los camarotes?

Su cuerpo se desplazaba sumergido en un mar de gente que iba apartando con leves toques, algunos más enfurecidos que los incitaba a trastabillar o incluso impulsarse entre el gentío. Y aun  con aquel bloqueo humanoide, se desenvuelve mientras es insultado por su hermano que no puede evitar seguirle en el mismo juego. Y sin embargo Yreth no mira a tras su vista está fijada en el poderoso titán con una sonrisa cruzándole la cara que le confería un aspecto algo macabro o quizás solo la apariencia de un demente.

Se detiene, no le quedaba más remedio, al fin ante él se eleva aquella obra maestra de la ingeniería, que tanto revuelo causaba incluso entre los menos entendidos sobre el asunto. Sin duda alguna solo estar ante aquella presencia, impulsaba a generar multitud de sentimientos que luchaban por la supremacía. Y como a su hermano parecía solo haber un regente posible.

Ethan profiere algunas palabras, apenas le escucha. Y tan pronto como termina de vocalizar se adelanta en una nueva carrera, una que no dura demasiado pues este vuelve tras sus pasos con una pregunta entre sus labios.

-Por allí…- señala, y al momento en que Ethan contemplara su indicación, tuerce al lado contrario adelantándose.

Apenas unos minutos después otro guardia los detiene.

-Aquí tiene…-ofrece los billetes -...dos billetes uno para mí y otro para este despojo de ahí- señala a su hermano mostrando a su vez una media sonrisa.

El muchacho sigue las indicaciones de aquel hombre, pero nuevamente es interrumpido por otro  control de embarque.

-Sí, sí, sí… rápido que ya hay ganas de subir…- corta tajantemente cuando le piden el billete.

Realice toda mi respuesta con solo un leve asentimiento de la cabeza, trate de parecer una simple damisela de ciudad así que con un poco de actuación saque una bolsa y la revise como cualquier mujer para luego entregar el boleto.

Muchas preguntas bullían en mi mente pero las retuve esperando ver en funcionamiento la maravilla de la que todos hablaban, era algo impresionante que algo antinatural pudiese moverse sin el uso de magia ó habilidades extra humanas.

Espere pacientemente a que revisara el boleto

Felizmente avanza por donde le dice su hermano.... aunque poco a poco, se da cuenta de que algo no va bien, cuando observa como su hermano corre a la otra cola. Con cara de pocos amigos aprieta los puños y flexiona algo las piernas...

-¡ESPEEERAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

Comienza a correr hacia el, a tanta velocidad que casi choca con el de los billetes, pasando de largo por el, haciendo acopio de su agilidad girando su cuerpo y luego por propia inercia del cuerpo lo aprovecha para colocar una mano en el suelo y levantar todo su cuerpo en vertical, haciendo una especie de estrella, para casi matarse contra la escalera. Finalmente logra calmarse y entonces sigue avanzando, colocándose detrás de su hermano, frente a aquel hombre.

-Maldita perra....no se porqué siempre te creo.

-Lamento decirle que aún no se puede acceder a los camarotes.

Te encuentras en la inmensa sala central del ala izquierda del zepelín.

Es una gran estancia de unos cincuenta metros de longitud por treinta de anchura, está decorada de un modo muy lujoso y llamativo. Varias estatuas adornan el lugar junto a una carísima moqueta y hay además, una gran lámpara de araña en el techo. Hay tres filas de cómodos sillones que dejan paso a dos amplios pasillos laterales.

Las puertas del fondo del pasillo son recias construcciones de roble tallado donde hay dos guardias, uno en cada puerta, luego en la puerta por donde habéis venido se encuentran otros dos guardias custodiando la entrada al Gran Salón.

Tras darle un breve vistazo a los billetes de embarque los parte en dos pedazos de diferentes tamaños. El de mayor tamaño lo mete por la abertura de una ranura de la caja dorada que tiene a su lado en una mesita, el pedazo pequeño se lo devuelve a cada propietario; en el viene indicado el número de camarote que te ha sido asignado.

-Por favor guardenlo hasta final de trayecto, es posible que se lo puedan volver a pedir una vez a bordo y también por si necesitan reclamar algún objeto que pierdan y no se percaten de ello hasta encontrarse fuera del zepelín una vez estemos en Arkángel.

-Bueno ya pueden pasar a bordo del zepelín.

Con una mano extendida hacia atrás les invita a subir a bordo.

Subis la pequeña escalerita de madera que han puesto para que los pasajeros puedan subir con facilidad a la altura del zepelín.

Al entrar al zepelín entran en un pasillo en forma de "L" por donde otra alfombra roja va indicando la dirección que deben seguir. A ambos lados en las paredes de madera hay varios cuadros con paisajes exóticos. En la pared de la derecha una puerta de hierro gruesa donde suponéis que se encuentra la maquinaría que hace que el zepelín pueda surcar los cielos.

Un poco más adelante antes del cruce hacia la izquierda siguiendo la alfombra roja, dos guardias están en otra puerta, la cuál tiene una pequeña ventanita circular por donde se puede ver que se va al cuerpo central del zepelín tras recorrer un breve y peligroso paseo por un puente que une el cuerpo central con el ala izquierda.

Tras cruzar y seguir la ruta en la pared de la izquierda hay una puerta en la que se puede leer claramente en Latín, Ogashima y Jashú las palabras Baños y justo delante vuestro unas puertas dobles abiertas de par en par con de nuevo otros dos guardías a cada lado dan paso a una sala muy amplia, llena de asientos en los cuales sentarse y disfrutar de las increibles vistas; ya que en las paredes de los lados de la sala se encuentran ventanas. En la izquierda puede verse perfectamente las paredes del edificio por el que habéis entrado y a muchisima gente observando el zepelín desde el mismo edificio por balcones y ventanas abiertas. A la derecha podéis ver el ala central y parte del suelo si se acercan lo suficiente.

Al fondo de la sala hay dos puertas y en cada una se encuentra apostado un guardia.

El hombre de la cicatriz en el labio coge el billete un momento y tras revisarlo, vuelve su mirada hacia ti.

-¿Nombre y apellidos?

De la mesa coge una pluma y la coloca dentro del bote de tinta para poder escribir en el papel que tiene justo delante suyo.

-Deje todo el equipaje aquí, nosotros nos encargaremos de llevarlo a su respectivo camarote en el zepelin.

Te observa de nuevo y añade unas palabras más.

-Supongo que no hace falta que le recuerde la normativa número 14 por la cuál esta prohibido llevar ningún tipo de arma encima al entrar en el zepelín. Puede dejarlas aquí y serán también llevadas a su camarote junto con el resto de su equipaje.

Los dos hombres con ropajes rojos que con anterioridad habían recogido el equipaje de otros pasajeros que habían estado por delante tuyo en la cola regresan y se llevan tus pertenencias.

El revisor abre un pequeño cofre que tiene al lado suyo, tras revisar varios papeles saca de el un billete y te lo entrega. Al recogerlo puedes ver que pone "billete de embarque" en unas lentras doradas bastante grandes.

-Muy bien todo en orden.

Baja la mirada al documento que tiene encima de la mesa y tras leer algo, levanta la cabeza para tenerte a la vista de nuevo.

-El número de su camarote viene indicado en el billete, allí encontrará de nuevo sus pertenencias. Siga el recorrido de la alfombra roja para llegar hasta donde se encuentra el zepelín. Que tenga un buen viaje.

Regresas otra vez a la alfombra roja por la que habías entrado al edificio, pero esta vez para continuar el trayecto hacia la sala donde te aguarda el viaje de tu vida. El pasillo aunque es un poco estrecho en comparación con la gran sala donde escasos segundos te encontrabas, es lo suficientemente ancho para que varias personas caminen juntas. En las paredes hay cuadros con bellos parajes, lugares exóticos y paisajes urbanos.

Al final del pasillo ves otra puerta doble, más pequeña en comparación con la que se haya en la entrada del edificio, pero igualmente grande. Dos guardias se encuentran apostados en ella y muchas personas que van por delante tuyo en el pasillo atraviesan la puerta con tranquilidad.

Algún que otro niño le pide con entusiasmo a sus padres que se den prisa, que tiene ganas de ver ya el zepelín; los padres con suma paciencia le dicen que espere, si ya ha esperado varias semanas, un poco tiempo más no será nada.

Continuas el trayecto por el largo pasillo, se te hace eterno, entre el nerviosismo que tienes encima y la curiosidad por ver la maquina voladora.

Ante la negativa, la joven dejó escapar una mueca de disgusto, pues le habría gustado poder comprobar que Centinela estaba donde debía, pero sin mucho que poder hacer al respecto, - Está bien. Gracias. - agradeció la respuesta del hombre, y se volvió para volver a admirar la inmensa sala.

Supongo que el viaje lo haremos sentados aquí, o al menos buena parte, así que a ver si me hago con una buen lugar. - deduciendo que al menos el despegue seria desde aquella sala, Alys paseo su mirada por los asientos vacíos, y al divisar uno de ellos en la tercera fila de los que había a mano izquierda, sin duda con las mejores vistas una vez estuvieran en el cielo, se permitió una ligera sonrisa. Ese.

Y confiada, caminó hasta la fila de sofás, donde tomó asiento junto a la ventana.

Finalmente su cuerpo se traslada al interior del zepelín, mientras que a cada paso no puede más que observar aquella magnifica nave.

Apenas habían comenzado a surcar el interior cuando le asalta una duda.

-Oye Ethan, ahora que lo pienso ¿una vez dentro qué coño vamos a hacer durante todo el trayecto? porque aquí hay mucha guardia, no se si me comprendes, hermano...- Yreth permanece mirando hacia el lugar que ocupaba su hermano, mientras esperaba una respuesta.