Partida Rol por web

Asiento ante lo que ha dicho y vuelvo con el revisor.

- Ya deje mis armas, algo más para poder subir?

Una vez has depositado tu arma los guardias parecen más calmados y poco a poco van regresando a sus respectivos puestos.

Los dos hombres con ropajes rojos que con anterioridad habían recogido el equipaje de otros pasajeros que habían estado por delante tuyo en la cola, Sargon regresan y se llevan tu pertenencias.

El revisor que ya se encontraba un poco más tranquilo, pero con ganas de que te alejes. Abre un pequeño cofre que tiene al lado suyo, tras revisar varios papeles saca de el un billete y te lo entrega. Al recogerlo puedes ver que pone "billete de embarque" en unas letras doradas bastante grandes.

-Muy bien todo en orden.

Baja la mirada al documento que tiene encima de la mesa y tras leer algo, levanta la cabeza para tenerte a la vista de nuevo.

-El número de su camarote viene indicado en el billete, allí encontrará de nuevo sus pertenencias. Sign el recorrido de la alfombra roja para llegar hasta donde se encuentra el zepelín. Que tenga un buen viaje.

Luego te reunes junto con Maximiliano y Sophie para continuar el camino hacia el zepelín por un largo pasillo.

Se separó de Sargon y volvió a reunirse con Sophie.

-"Bueno, parece que ya está todo solucionado. ¿Seguimos?"- pero cuando iba a dar el primer paso vio como Sargon se acercaba, ya con el billete de embarque en la mano.

-"Vaya, has terminado más rápido de lo que creía. ¡Ah! Ella es Sophie. Este es Sargon. Bien, ¿seguimos?"

-¡Hola Sargon! Vaya, eres enorme, igual que Maxi, seguro que os hacéis grandes amigos- Dijo la chica, caminando junto a ellos por la alfombra roja hacia el zepelin.

La gente hacía cola para validar sus billetes dorados y poder atravesar el pasillo hacia La Dama. La fastuosidad del lugar y las obras de arte eran tan de esperar como la seguridad, que si bien era suficiente al parecer, ni mucho menos era excesiva.

- "Supongo que debo sumarme a la fila de espera... la organización no es lo buena que cabría esperar... alguien no ha hecho su trabajo de forma adecuada"

Piensa Balthazar situandose en el extremo de la cola mientras finge interes en las obras de arte, fijandose realmente en las caras y sucesos de su alrededor.

Te acercas a la cola de la izquierda y esperas que sea tu turno. Todos los que hacen cola son burgueses o nobles con sus familias, lo deduces por los ropajes que llevan.

-Siguiente en la cola, por favor.

Tardas unos segundos en darte cuenta de que se refiere a ti. Al acercarte hasta donde se encuentra el guardia/revisor, lo más característico de aquél hombre era una pequeña cicatriz en la comisura del labio inferior. Este te analiza de arriba a abajo con la mirada.

-¿Va a viajar solo?

Levanta un poco la mano hacia donde estas tu, a la espera que le hagas entrega del billete.

balthazar inclina la cabeza a modo de saludo a la vez que una sonrisa aparece en su rostro.

- Si, viajo solo. Me temo que este no es un viaje de placer donde disfrutar de compañía, sino de negocios donde obtener beneficios, y eso se me da mejor sin distracciones.

Muestra el billete dorado al guardia.

-Tengo la sensación de que este va a ser un viaje entretenido...

dice observando de manera significativa toda la enorme file que se encuentra a su espalda.

- Pase usted un buen día.

- Es un placer conocerla señorita. (dije co mi voz ronca) En cuanto subamos, lo primero que hare sera recoger mi espada.

Maximilano se aseguró de ponerse entre ambos, a pesar de que aquel hombre no le parecía peligroso, y menos aún si realmente su trabajo es que no ocurra nada en el viaje, prefería no arriesgarse y poner en peligro a su amiga.

Se encaminó junto a ellos hacia el zepelín, deseando hacer lo mismo que aquel hombre acababa de decir, coger sus armas en cuanto subiese.

El hombre de la cicatriz en el labio coge el billete un momento y tras revisarlo, vuelve su mirada hacia ti.

-¿Nombre y apellidos?

De la mesa coge una pluma y la coloca dentro del bote de tinta para poder escribir en el papel que tiene justo delante suyo.

-Deje todo el equipaje aquí, nosotros nos encargaremos de llevarlo a su respectivo camarote en el zepelin.

Te observa de nuevo y añade unas palabras más.

-Supongo que no hace falta que le recuerde la normativa número 14 por la cuál esta prohibido llevar ningún tipo de arma encima al entrar en el zepelín. Puede dejarlas aquí y serán también llevadas a su camarote junto con el resto de su equipaje.

Regresáiss otra vez a la alfombra roja por la que habías entrado al edificio, pero esta vez para continuar el trayecto hacia la sala donde os aguarda el viaje de vuestra vida. El pasillo aunque es un poco estrecho en comparación con la gran sala donde escasos segundos os encontrabáis, es lo suficientemente ancho para que varias personas caminen juntas. En las paredes hay cuadros con bellos parajes, lugares exóticos y paisajes urbanos.

Al final del pasillo véis otra puerta doble, más pequeña en comparación con la que se haya en la entrada del edificio, pero igualmente grande. Dos guardias se encuentran apostados en ella y muchas personas que van por delante vuestro en el pasillo atraviesan la puerta con tranquilidad.

Algún que otro niño le pide con entusiasmo a sus padres que se den prisa, que tiene ganas de ver ya el zepelín; los padres con suma paciencia le dicen que espere, si ya ha esperado varias semanas, un poco de tiempo más no será nada.

Continuáis el trayecto por el largo pasillo, se os hace eterno, entre el nerviosismo que tienes encima y la curiosidad por ver la máquina voladora.

Miro el interminable pasillo.

- Esto es mas largo que un laberinto vamos.

Al escuchar la palabra de laberinto los pensamientos empezaron a emerger de su cabeza. Aquella palabra, que para muchos no era más que el lugar donde los niños se divierten hecho a base de un matorral con poca altura que describía muchos caminos entrecruzados que llegaban a ninguna parte, se había convertido en la descripción más acertada de su vida. Un laberinto de ir a un sitio u otro sin ninguna forma de orientarse ni encontrar el camino.

-"Sin duda es enorme pero en comparación con el trayecto que vamos a hacer, este pasillo se queda en nada. Y la salida se encuentra con muchísima más facilidad que en un laberinto"- dijo lo último con un tono un poco cómico.

- Mi nombre es Baltazhar, de la familia Yaz. Ahí tiene mi equipaje, espero que no haya nadie por aquí con las manos demasiado largas...

Dice Baltazhar sonriendo con ironía...

- En cuanto al armamento, me temo que solo dispongo de un abrecartas que también va en la mochila de equipaje... he de decir que le tengo mucho cariño pues es un recuerdo personal, si algo le pasase o desapareciese me sentiría tristemente decepcionado y temo que tendría que hacerle personalmente responsable.

refiriendose a la daga que lleva en el equipaje, pues de momento no pensaba encontrarse problema alguno.

- Sin embargo, el hecho de que mencione el armamento me hace pensar que quizá deba temer por mi seguridad, ¿acaso hay gente armada a bordo?

Se estaba divirtiendo a costa del guardia haciendo el papel de noble extravagante, sin embargo era muy capaz de cuidarse solo incluso sin armas. A Pesar de sus bromas, lo cierto es que empezaba a impacientarse por perder tanto tiempo antes de entrar a La Dama.

Los dos hombres con ropajes rojos que con anterioridad habían recogido el equipaje de otros pasajeros que habían estado por delante tuyo en la cola regresan y se llevan tus pertenencias.

-Los únicos que llevarán armas son la guardia personal de "La Dama", señor.

El revisor abre un pequeño cofre que tiene al lado suyo, tras revisar varios papeles saca de el un billete y te lo entrega. Al recogerlo puedes ver que pone "billete de embarque" en unas lentras doradas bastante grandes.

-Muy bien todo en orden, Baltazhar Yaz.

Baja la mirada al documento que tiene encima de la mesa y tras leer algo, levanta la cabeza para tenerte a la vista de nuevo.

-El número de su camarote viene indicado en el billete, allí encontrará de nuevo sus pertenencias. Siga el recorrido de la alfombra roja para llegar hasta donde se encuentra el zepelín. Que tenga un buen viaje.

  Sus ojos no creían lo que veían, un puerto kilométrico con aparatos que jamás había visto, se agarró a la cuerda y se subió junto al mascarón de proa, aquello tenía que disfrutarlo no sabía cuántas veces volvería a ver aquello desde el agua. Poco tiempo tardó el barco en dejarla en el lugar donde comenzaba su primera misión como iniciada de Wissenschaft, nada más y nada menos que velar por la seguridad de “La Dama”, el primer transporte que debería de volar para llevar a la humanidad hasta un nuevo punto evolutivo de la ingeniería.

  El lujo y la grandiosidad de la decoración de Chaville, fascinaban a la joven lucrense, que miraba todo con detenimiento y fascinación, jardines, plazas, casas, monumentos e incluso un inmenso reloj de engranajes, si no fuera por la importancia de su misión, Scarlett se hubiera pasado horas simplemente contemplando la belleza ilustre de la ciudad, los festejos habían comenzado para la celebración de este señalado día, las calles comenzaban a abarrotarse de curiosos, comerciantes e incluso como no, la seguridad del lugar. Se encaminó hasta el inmenso edificio en donde tendría su primer punto de “reunión”, se encaminó por la alfombra roja mirando a los curiosos que la miraban o eso creía ella, simplemente buscaba algo que no cuadrara entre tanta gente.

Con cada paso que das el edificio se vuelve más y más grande, una enorme puerta doble se encuentra abierta de par en par. Cuatro guardias armados con estoques y con el simbolo de Gabriel cosido en los ropajes rojos y dorados se encuentran apostados en la gran puerta, dos a cada lado.

Cuando entras al interior del edificio, llegas a una sala muy bien decorada con muchos cuadros lujosos que estan por todas las paredes. A ambos lados de la sala se encuetra una mesa con una larga cola de gente. Te quedas observando una de ellas y ves que el hombre sentado en la mesa revisa unos billetes dorados, mientras otros dos compañeros con trajes rojos y dorados se llevan el equipaje por la puerta que esta detrás de la mesa.

En la pared que tienes justo en frente tuyo, un largo pasillo por el que continua la alfombra roja por la que llevas un buen rato caminado prosigue el recorrido hacia donde tu supone que esta el zepelín.

 Scarlett se coloca en la cola que esta a su derecha, esperando pacientemente mientras observa lo que tiene a su alrededor y la gente que se va a subir al zepelin detenidamente. Una vez llegado hasta el hombre de la mesa, saca el billete de su escote con una sonrisa y se lo entrega.

Te acercas a la cola de la derecha y esperas que sea tu turno. Todos los que hacen cola son burgueses o nobles con sus familias, lo deduces por los ropajes que llevan.

-Siguiente en la cola, por favor.

Tardas unos segundos en darte cuenta de que se refiere a ti. Al acercarte hasta donde se encuentra el guardia/revisor, lo más característico de aquél hombre era una pequeña cicatriz en la comisura del labio superior. Este te analiza de arriba a abajo con la mirada.

-¿Va a viajar solo?

Levanta un poco la mano hacia donde estas tu, a la espera que le hagas entrega del billete.

El hombre de la cicatriz en el labio coge el billete un momento y tras revisarlo, vuelve su mirada hacia ti.

-¿Nombre y apellidos?

De la mesa coge una pluma y la coloca dentro del bote de tinta para poder escribir en el papel que tiene justo delante suyo.

-Deje todo el equipaje aquí, nosotros nos encargaremos de llevarlo a su respectivo camarote en el zepelin.

Te observa de nuevo, y añade unas palabras más.

-Supongo que no hace falta que le recuerde la normativa número 14 por la cuál esta prohibido llevar ningún tipo de arma encima al entrar en el zepelín. Puede dejarlas aquí y serán también llevadas a su camarote junto con el resto de su equipaje.

-Bueno, con lo que hemos tenido que esperar para poder viajar en el dichoso zepelín, no me importa tener que caminar un poco. Ademas Maxi, te vendrá bien para bajar la cena de anoche- Dijo Sophie riendose.