Partida Rol por web

La incertidumbre de todos es más que palpable. Aunque de pronto noto que hay un tema en particular entre los que hablan. ¿Osos? No me extrañaría, aunque sería un tanto... salvaje. -A ver, de seguro que si aparece un oso por acá estará más asustado de ver un grupo de "humanos" de lo que pueden estar ustedes.- Hago las comillas con las manos.

-Por otro lado, no creo que hayamos aparecido aquí para aprender a cazar osos. Que oye, de donde yo vengo eso se llama asesinato, y creanme, hasta yo tengo un límite en las cosas que hago.- Digo con una sonrisa ladeada, terminándome el bollo y metiendo las manos en el bolsillo. -¿Qué tal si usamos la lógica, eh? La clase se llama portales. Por tanto, debe tratarse sobre eso: entradas, puertas, que se yo. Dudo que cazando osos y buscando comida vayamos a salir de aquí. ¿No tendría más sentido buscar, no sé, "puertas"?- Termino, encogiéndome de hombros y apoyándome en uno de los troncos.

Ante el guiño de ojos por parte de Nick, frunzo el ceño y desvío la mirada hacia otro lado. Todavía no olvido lo del parquímetro y encima se toma el privilegio de hacerme eso. No obstante en medio de este bosque en tonos violetas, algunos deducen cosas, otros hablan por hablar y mi curiosidad va más allá. Así que emprendo el camino mientras compruebo lo que hay alrededor, intento olfatear el ambiente pero recuerdo que ya no soy un conejo y eso me inquieta. 

No me pasa por alto el tema de los osos, da igual, me separo un poco del grupo y exploro. Está en mi naturaleza, me encanta investigar, ir descubriendo por mi misma en vez de sacar alguna conclusión, aunque debo admitir que el cabrón del zorro tiene razón. Pero jamás se la daré, no me apetece subirle el ego y que se sienta el mejor. Sigo buscando, toco con la mano los troncos y avanzo. 

Devolvió una sonrisa cómplice a Judy. No pudo evitar seguir la dirección de su mirada hasta toparse con le pelirrojo. Moana ladeó la cabeza hacia un lado, curiosa. Igual se conocían, pero no parecían especialmente cercanos entre ellos.

Unos por otros comenzaron a hablar de una criatura de la que nunca había oído hablar entre los mitos y leyendas del mar. Parecía peligroso por lo que decían...

Sin embargo, lejos quedó la preocupación inicial tras la interrupción por parte del chico de tez más oscura que la suya propia. Ella no pudo evitar soltar una carcajada al ver esa forma de ser. Le había recordado a Maui. -Eso eso- lo apoyó, -¿le dejarás a su suerte?

El que respondió lo hizo de una forma... un tanto extraña para ella. Frunció el ceño y arrugó la nariz. -¿Por qué hablas tan raro?- pero tenía otra cosa que añadir y puntualizar en lo que William había dicho. -Las chicas no necesitamos salvar a los hombres... Ni los hombres a las mujeres- al menos ella no lo había visto nunca así, y seguía sin hacerlo. -¿Tan raro se te hace que una mujer pueda escalar, navegar o pelear?- para ella venía siendo su día a día en la isla, por lo que no comprendía qué tenía de extraño.

- No estoy acostumbrado a los hombres tan sensibles, ruego me perdone vuestra merced;  (...) pero si necesitáis que os proteja lo haré sin dudarlo.

Me giro, esbozo una sonrisa y le pellizco el moflete a Will - No te preocupes guapetón... - le guiño un ojo - Si aparece un oso me convertiré en una dama para facilitarte el rescate.

 -Las chicas no necesitamos salvar a los hombres... Ni los hombres a las mujeres- a

Me pongo al lado de la chica de pelo rizado y oscuro que no me suena de haber visto nunca

- Por supuesto, y los humanoides azules, y los perros, y los monos, y las alfombras mágicas, y las tazas parlantes, y los saltamontes marisavidillos, ... - digo enumerando dedos extra en mi mano. 

-¿Por qué creéis que nos habrán traído aquí? 

Extiendo las manos enseñando con una evidencia pasmosa al lugar or el que hemos venido

- ¡Puertas!  está claro.
Agujeros de gusano, Espirales carmesies, Portales espacio tiempo, también conocidos como puente de Einstein-Rosen...- digo enumerando con los dedos de nuevo -. ¿Cómo te crees que vinimos todos y cada uno desde nuestros cuentos...? - me cruzo de brazos y le miro con seriedad - Dime la verdad, ¿no te quedan bollos?

Cuando veo a Judy alejarse mi rostro se torna un tanto serio y decido seguirla, no sin antes excusarme con Mulan. 

Con subpermiso señorita, pero voy a acompañar a nuestra colega, no vaya a alejarse mucho. - digo con seriedad.

Pero te tomo la palabra para los entrenamientos, pero no creas que te la pondré fácil, pues me tomo todas las competencias muy en serio. - añado guiñándole un ojo a Mulan con cierta complicidad.

Con paso sereno me acerco hasta Judy y al llegar a su lado le susurro algo al oído.

Espero no importunarla señorita, pero no es muy recomendable caminar a solas por el bosque si no se está familiarizado con la geografía, es por ello que me gustaría acompañarla, siempre y cuando ello no la moleste.

Esta claro que esto no es Sherwood, pero tengo cierta experiencia en estos menesteres que quizá podría serle utilidad, salvo que prefiera ir sola. - digo con una sonrisa amable mientras le tiendo la mano.

- Nos necesitamos los unos a los otros. Con o sin osos. 

El profesor sonríe con tranquilidad, paseando por entre las secuoyas mientras os dedicáis a investigar; los arboles son troncos normales. Arriba las lucecitas brillantes se van alborotando, dándose cuenta de vuestra presencias, escucháis como si fueran campanitas sutiles, y algunas risas alegres que os transmiten una sensación hermosa.

- Eso que revolotea por ahí arriba con hadas, tened cuidado, no las hagáis enfadar, pues las hadas son tan pequeñas que solo pueden albergar una emoción cada vez.

Aladdin seguia al grupo con un aire algo taciturno.No dejaban de hablar de osos. Osos por aquí, osos por allí... y lo cierto es que era como si aquella palabra le recordase a algo que no lograba concretar.

Cruzandose le brazos ladeó un poco la cabeza.-Un oso...-se dijo a si mismo frunciendo el ceño y desviando sin tener muy claro el porqué su mirada hacia Mérida.

Achinó algo los ojos tratando de exprimir su memoria, pero no era capaz de recordar, ni de saber porqué la mención de aquel animal le hacía pensar en la pelirroja.

Dándose por vencido, decidió pasar por alto aquello, al menos por ahora, para poder centrarse en aquel extraño nuevo entorno en el que se encontraban.

Judy se había ido a explorar el lugar, Moana decidió dejarle hacer. Después de todo la chica tampoco había pedido compañía. 

 - Por supuesto, y los humanoides azules, y los perros, y los monos, y las alfombras mágicas, y las tazas parlantes, y los saltamontes marisavidillos, ... - digo enumerando dedos extra en mi mano. 

Asintió repetidamente con las palabras de Djin, dándole la razón. Aunque hubo un momento en el que paró, llevándose la mano al mentón, pensativa. -Pero HeiHei sí necesita ser salvado... El muy idiota parece tener el don de estar siempre en peligro de muerte-, por suerte era un gallo afortunado y seguía con vida.

Cuando dejó de hablar se dio cuenta de algo, acercándose a paso apresurado a Djin cuando volvió a recontar con sus cuantiosos dedos. -¿Cómo...? ¿Cómo has hecho eso?- comenzó a enumerar ella también con la mano, pero no le salía ningún dedo extra. -¿Eres un semidiós o algo así?- ¡y lo callado que se lo tenía! Maui no habría tardado en proclamarlo a los cuatro vientos para que le lloviesen los agradecimientos.

 - Eso que revolotea por ahí arriba con hadas, tened cuidado, no las hagáis enfadar, pues las hadas son tan pequeñas que solo pueden albergar una emoción cada vez.

-Hadas...- musitó. -¡Qué pequeñitas!- exclamó, sorprendida de ver que seres tan diminutos existían. Trató de fijar la vista en una de aquellas criaturas brillantes para discernir con claridad la diminuta figura que se ocultaba bajo la luz que emitían. -¿Y por qué estamos en un "bosque de hadas"?- juntó algunas de las palabras que había escuchado para hallar la forma de nombrar aquel lugar.

Miro como la conejita [Juddy] se separa levemente del grupo para revisar... qué se yo, mientras el hombre moreno azulado [Djin] explica sobre las puertas. Bah, que ha dicho lo mismo que yo aunque parece muchisimo más versado en el tema. -Eres un genio, tio.- Le digo con algo de sarcasmo. -La conclusión entonces es que aprenderemos sobre puertas y viaje entre mundos.- Digo para resumir.

En ese momento veo al cazador de osos [Robin] acercarse a la coneja. Entrecierro un poco los ojos, intentando descifrar que intenta el tio con la inocente agente de policía. Doy un silbido. -Oye, oficial Tut-tut: esos árboles no son parquímetros.- Digo, divertido. -Mejor no se alejen del grupo o...- El extraño hombre albino habla de nuevo y explica algo, aunque apenas si aclara lo que está sucediendo allí. Miro hacia arriba, y presto más atencion a las luces que revolotean. -¿Hadas? Huh.- Definitivamente no es algo a lo que me acostumbraré rápido. -Entonces... No molestar a las hadas. ¿Las hadas son quienes abren los portales a otros mundos?- Sigo sin entender que hacemos aquí.

 Ante el acercamiento de Robin Hood, detengo mis pasos y mis ojos lo observan un tanto curiosa. Aquello ha sido un acto de valentía, uno que pocos suelen hacer, pero considerando que eran todos personajes de grandes cuentos es normal. Al quedarme allí, le respondo a su susurro mientras observo que Nick se atreve a dirigirme la palabra. 

- Oficial, Hopps. - le corrijo un tanto seria, dejando en claro que su broma no cuela conmigo. Jamás cuela luego de lo que me hizo en zootopia. - ¿Te preocupas por mi? ¿En serio? - pregunto divertida mientras cojo la mano de Robin Hood. - Pero ya tengo quién me cuide, obviamente. - responde y le saca la lengua. 

- Yo que tú, me cuido de las haditas, no vaya a ser que no se dejen engañar por tu magnetismo y personalidad. Digo... no podré ayudarte. - digo con cierto sarcasmo, posando mis ojos grises en los suyos y luego continúo caminando, pese a la explicación del Conejo Blanco. 

- No me molesta, acepto su compañía. Aunque soy un conejo... curiosos, rápidos e inquietos. - respondo sonriendo divertida, guiñando un ojo. 

Cuando Juddy toma mi mano, sonrío con amabilidad mientras me sispongo a acompañarla en su exploración. Sin embargo, las palabras del maestro bastaron para que mis sentidos se agudizaran.

De dónde yo vengo, las hadas son criaturas mágicas que nobse pueden tomar a broma, pues o bien te colman de dones a manos llenas o convierten tu vida en un infierno, así que decidi tomar muy en serio la advertencia del profesor.

Sin embargo, la situación se tornonen exceso tensa cuando Nick intentó tomarle el pelo a Juddy, pero la mordaz respuesta de la señorita bastó para ponerle coto al asunto, por lo que opté por ignorar la situación y continuar con la exploración del lugar, al tiempo que platicaba con Juddy en voz baja.

Es justo como me imaginé al conejito de Alicia, solo que yo lo veía como un conejito y no como un señor blanco.

Así que hadas… qué bonitas son.

- ¡Hola gamusinitas!

Río bajando al suelo, no quiero invadir su espacio y que se enfaden conmido.

- Eso ¿qué hacemos aquí? ¿Alguien más aquí sabe abrir portales? ¿Son todos como la niebla esa verde que nos trajo aquí? No creo que las Hadas abran portales, las únicas que me suena es Campanilla… ¡Eh! ¿Estamos en Nunca jamás?

Pregunto elevando algo la voz con una ilusión más que evidente y desproporcionada, en mi torre la única compañía que tenía eran los libros, cada vez que entramos en uno o conozco a alguien sobre quien he leído, para mí es conocer a una persona a la que he querido mucho, mucho.

- La asignatura va de Portales, supongo que la idea es saber qué hacen, qué son, cómo funcionan… ¿Podemos abrir todos esas puertas? ¡Yo quiero! 

Así que un bosque de hadas, pues bien vayamos con cuidado, esas pequeñas no pueden ser tomadas a juego, de dónde yo vengo, su magia es fuerte y no debe ser subestimada, una clara lección de que lo bueno suele venir siempre en pequeñas dosis.

Y, dígame oficial Hopps, ¿De dónde viene usted y a que se dedica en su tierra natal? Lo pregunto porque, de donde yo vengo, no contamos con oficiales, salvo por el sheriff quien se encarga de torturar al pueblo para el beneficio del principe Juan. - digo con un poco de pesar.

Discupla, estoy hablando de más, pero aún me cuesta un poco dejar de preocuparme por mi gente y su bienestar, mis amigos y yo hacemos lo que podemos, pero mientras el Rey Ricardo siga fuera, sé que nuestra lucha está lejos de acabar, pero con cada centavo que recuperamos, sabemos que el retorno de nuestro rey está más cerca y gracias a Dios contamos con la ayuda del pueblo para ello. - añado con una sonrisa, mientras mi semblante se relaja ligeramente.

Mérida parecia que solo había estado pendiente de Rapunzel y de que no se cayera, pero había escuchado todas las conversaciones y algunas habían sido tan graciosas que tuvo que ocultar su carcajada con su diestra, y otras muy inteligentes. Otras... pssssssssss. Pero ahí estaba la gracia de todo, en lo diferentes que eran todos, vinieran de donde vinieran.

- Yo creo que mi portal lo abrieron los fuegos fatuos. O la bruja del bosque. A saber.... - Ahora que su amiga tenía los pies en el suelo también comenzó a pasear entre los árboles, acariciando con la yema de sus dedos la corteza, indagando con sus ojos en los posibles recovecos que indicaran que ahí había una puerta. Si es que era así. Aladdin apareció un momento en su campo visual y un pequeño chispazo se encendió en su cabeza, obligándola a desviar la mirada de nuevo de forma precipitada y seguir con su tarea.

Al pasar cerca del genio en su busqueda de una entrada o portal,  le susurró al oido  - Tranquilo. Yo no dejaré que te ataque un oso ni cualquier otra criatura - se alejó sin darle tiempo a responderle.

- ¡Con que hadas!

El príncipe azul sonrió mirando las luces. Intentando seguirlas con los ojos. No se le veía preocupado por donde ni cómo había llegado aquí, ni desde luego como salir. Suspiró con algún deje nostálgico, aunque no se borró su sonrisa. Luego se mordió el labio inferior y extendió la palma de su mano hacia arriba. 

- Queridos seres de luz y alegría ¿alguna de vosotras podría posarse en mi mano? me encantaría poder contemplar vuestra belleza mejor. Prometo por la corona que debo heredar que no le pasará nada a la dichosa que ose poner su pequeño piececito en mi palma.

Y con la ilusión de un niño aguardó a que alguna le hiciera caso.

Eso que revolotea por ahí arriba con hadas, tened cuidado, no las hagáis enfadar, pues las hadas son tan pequeñas que solo pueden albergar una emoción cada vez.

La llegada del profesor la sorprendió, pero no tanto como la presencia de las hadas, que la obligó a alzar la mirada hacia el cielo, llena de reverencia y fascinación. 

Nick: Entonces... No molestar a las hadas. ¿Las hadas son quienes abren los portales a otros mundos?

Rapunzel: Eso ¿qué hacemos aquí? ¿Alguien más aquí sabe abrir portales? ¿Son todos como la niebla esa verde que nos trajo aquí? No creo que las Hadas abran portales, las únicas que me suena es Campanilla… ¡Eh! ¿Estamos en Nunca jamás?

-Puede que estas hadas puedan verter sobre nosotros algunos polvos mágicos que nos ayuden a volar... -murmuró Bella, aún más entusiasmada con la idea. Una sonrisa soñadora se dibujó en su rostro, mientras alargaba una mano esperando que uno de aquellos diminutos seres quisiera posarse en ella.

 La asignatura va de Portales, supongo que la idea es saber qué hacen, qué son, cómo funcionan… ¿Podemos abrir todos esas puertas? ¡Yo quiero! 

Bella cerró la mano repentinamente, y miró a su alrededor, frunciendo el ceño. Como si una idea repentina la hubiese asaltado. Observó los árboles que la rodeaban, y luego a sus compañeros, y avanzó unos pocos pasos para ver más allá.

-Una vez leí una historia... sobre unos árboles que tenían puertas. Cada puerta era la entrada a una ciudad... a una ciudad mágica donde siempre se celebraba una festividad concreta -se volvió entonces hacia el maestro-, ¿es eso? ¿Debemos buscar esos árboles con portales?

- ¡Bella! Tienes razón, no había pensado en eso - inspiro para intentar calmar todo el torrente inquiero que yo soy - hay que pensar en cosas bonitas para poder volar. 

Cierro los ojos con fuerza y una sonrisa de felicidad plena. He pasado sola toda una vida, encerrada en mi torre, sin darme cuenta murmuro mis pensamientos, verbalizando todo lo que pasa por mi mente sin ningún filtro. 

- Lo más bonito que me ha pasado es encontrar este lugar, hacer salido de la torre oscura, conocer a más personas, darme cuenta de que no soy tan horrible como madre decía. Que él me besara. Poder ser yo misma por primera vez, descubrir quien soy.... Ser dueña de mis errores. 

Suspiro, no me importa qué asignatura sea ni donde estemos, la alegría me inunda ¿serán las hadas? ¿o soy yo? 

Ante la mención de las chicas, y las palabras de Robin Hood, me quedo pensando un rato mientras desvío la mirada hacia Nick. Es un tanto confuso, los sentimientos muy encontrados y en algún momento pensé que él era mi amigo de verdad, que podía confiar y quizás lograr algo lindo. Pero la traición es agridulce, es sofocadora y jamás se olvida, por lo cual un destello de tristeza surge en la mirada hasta que me centro en el compañero que tengo a mi lado. 

Hay que pensar en algo bonito y pues, recuerdo cuando me recibí de Oficial, lo que fue para mi esa sensación de tener un sueño cumplido. Así que podría considerarse como el momento más feliz de mi vida, y uno que me impulsó de alguna manera a romper el estigma de los conejos y dejar un margen que permita ser lo que quieras. Así que en medio de esa cavilaciones mentales, respondo a mi compañero y sigo explorando.