Partida Rol por web

— Ursula, puedes ir a la mesa donde estábamos con Simba— le hace un gesto con su cabeza indicando la segunda mesa— ya vamos para allá, pero las chicas y Ludovic deben estar hablando y los dejamos algo solos — le comenta a la morena, antes de volver su atención a la mesa en donde estaba con Simba y el resto. 

- Ooooh... ¡Yo! ¡Yo! yo quería hacer una pregunta más a la sirena.

Por supuesto que había leído su historia y conocía a su padre, el poderoso rey Tritón, que lleva el Tridente que construí para su antepasado. Pero hay cosas más interesantes, mucho más interesantes.

- Una última, una última...

Señorita Ariel... está claro que sois la más hermosa de las hijas de vuestro padre, y vuestro corazón está repleto de bondad y virtud. Conozco muchas cosas de su mundo.

Pero lo que realmente me sorprende, lo que de verdad me intriga, es que abandonasteis vuestro reino, vuestra familia, vuestra maravillosa vida en el fondo del mar... por el amor de un hombre.

Sin duda debe ser un hombre increíble, un hombre maravilloso lleno de honor y valor. Decidnos Ariel ¿Qué es lo que más os gusta de ese hombre? de vuestro amor verdadero. No sé, seguro que tiene un millón de virtudes... decidnos las tres cosas que más os hayan cautivado de él.

Luego apoyo mis dos codos en la mesa, apoyo mi barbilla en mis dos manos, y parpadeo mucho  con una sonrisa esperando su respuesta, como si fuese un cachorrito esperando su premio.

Aladdin le preguntó si él creció solo y el león negó con la cabeza, recordando donde estaba hace apenas dos días, tirado sobre la hierba observando las estrellas junto a Timón y Pumba. - Cuando hui de mi hogar pensé que podría apañármelas solo, cazar por mi cuenta, encontrar un lugar donde no pasar mucho calor, beber y refrescarme. Parecía fácil, en mi reino todo eso estaba a mi alcance. Pero llegué a un lugar muy seco y ahí desfallecí. Caminé a través de dunas, Timón y Pumba me encontraron. Al principio se asustaron porque era un león y ellos un jabalí y un suricata, pensaron que me los iba a comer. – rio divertido. – Pero luego me adoptaron como a un hijo, ellos me criaron. Me enseñaron que si no puedes cambiar el pasado, es mejor darle la espalda. – se encogió de hombros.

La historia que contó Al sobre él y Djinn atrapó su atención. -Deseos mágicos, nunca había escuchado hablar de algo así. Fingir ser alguien que no eres hará que consigas lo que quieres durante un tiempo, pero luego todo eso se desvanecerá. No se puede ahogar para siempre lo que uno es, renegar de ello te hará daño a ti y a otros, es... inútil e innecesario. – el león había obviado a sus amigos la verdad sobre ser el hijo de un Rey, así que sabía de lo que hablaba. -¿Le has contado la verdad a Jasmin? La princesa tiene su orgullo pero hay bondad en ella, dale tiempo para que te perdone y no te aleje de su lado. – lo que había podido percibir de ella en los baños le hacía tener esa impresión.

Volvió la vista hacia Nieves asintiendo con la confianza de no ponerla más en evidencia frente a los demás preguntando sobre su vida. Cuando terminó de contar lo que él ya sabía Simba le pidió algo. -Hazme un favor, princesa. – le extendió su mano derecha. -Desata el nudo de esta cinta roja. – Ruby se la había colocado con una intención, pero ya no le hacía falta llevarla.

La llegada de la hermosa Blancanieves turbó la energía con la que Bella había deducido y explicado los orígenes de Simba, y con un sonrojo, recuperó su asiento.

Simba: Mi tío no mató a mi padre, estoy seguro de eso. Mufasa cayó por el desfiladero, se mató por el golpe de la caída. Trató de escalar las rocas para huir de la estampida, y simplemente no pudo. Estás equivocada de historia, Bella.

La joven sintió una sacudida en las tripas. Al ver la expresión de Simba comprendió que, por mucho que le entusiasmara la idea, no estaba hablando con un personaje de ficción, y había demostrado tener muy poco tacto tratando el tema de la muerte de su padre como si fuera una mera historia. Arrepentida y avergonzada por haberse dejado llevar por la emoción, la joven asintió, evitando su mirada.

-Lo siento -susurró, sin saber muy bien si se disculpaba por sus palabras, o por la muerte de Mufasa.

 Aladdin: Mi primer deseo lo malgasté tratando de ser quien no soy... Con respecto al próximo deseo... creo que lo hablaré con Djinn... si de veras alguiende aquí lo necesita se lo cederé si a él le parece bien. Si no...liberaré a Djinn, puesto que he llegado a la conclusión que no tiene nada de heróico el realizar buenas acciones si ellas se basan en la esclavitud de alguien... Djinn debería ayudar a la gente solamente si él quiere hacerlo, no porque le obliguen unas cadenas mágicas...

 Bella alzó una mirada vidriosa de arrepentimiento hacia Aladdín. En el cuento no le había parecido un muchacho tan generoso y bondadoso, y sus palabras la conmovieron.

"Eso es muy bonito, Aladdín. Eres realmente bueno", quiso decirle, pero todavía se sentía avergonzada por haber utilizado las palabras con tanta ligereza anteriormente, y quería redimirse pensando un poco más antes de hablar.

Aladdín: Bella, ¿Como sabes tantas cosas? ¿Qué más sabes de mi?

-Yo... eh... bueno. En mi pueblo, aparte de trabajar, no hay... no hay mucho que hacer -no para mí, al menos-. No tengo muchos amigos y me entretengo leyendo. He leído mucho. Si vosotros leyerais todo el tiempo, como yo, también sabríais tantas cosas -murmuró-. No sé mucho más sobre ti, Aladdín. Creo que la versión que he leído yo, no tiene mucho que ver contigo. Eres mejor en persona.

La respuesta de Nieves me dejó con más dudas y quería preguntarle algo más.

- Creo que yo me adelanté leyendo mi presentación. Y me encantaría responder sus preguntas pero...

Nieves se levantó y fue a sentarse con el león. Al parecer había superado su miedo fácilmente y eso realmente resultaba curioso para mi, porque a diferencia de mi persona ella lo hacía desde el corázon por su bondad mientras que mi valor venía de mi orgullo.

-bueno supongo que no tiene sentido responder ahora. Mejor será que ustedes lean su presentación. Supongo que esperarlos más tiempo a esos dos no será muy util, se ven entretenidos

Me encogí de hombros mirando a ludovic y a meg

Una sonrisa de felicidad iluminó mi rostro al escuchar al genio. Eric, mi Eric. 

Usted ha estado en Atlántica? No conocía a nadie que hubiera estado en Atlántica. 

Por supuesto que conozco muchas cosas de Eric. Ay, Eric, no se lo imaginan, ¿saben? es apuesto y valeroso. Y es un príncipe, tiene un hermoso castillo y es querido por todos. Tiene un perro, que se llama Max, y un lindo castillo. Es honorable y apuesto y es un príncipe. ¿qué más puedo decir? Me enamoré de él a primera vista, así le dicen ¿no es cierto?

Asiento vigorosamente. 

Y usted. ¿de donde es? ¿hay muchos como usted, ¿por qué sabe tanto de tantas cosas?

Úrsula hizo caso de lo que Blancanieves le dijo aunque no las tenía todas consigo de que al profesor le pareciera bien. Pero lo cierto es que su mesa no la había dirigido la palabra desde que había entrado por la puerta y temía no terminar de acabar el trabajo a tiempo.

Así que se bajó de la silla con máxima elegancia para después lanzar un beso con la mano a todos y todas los que le estuvieran mirando, lanzó un guiño al aire y después de dar una vuelta sobre sí misma, todo bastante esperpéntico, se dirigió hacia la mesa que Blancanieves le había indicado.

¡Hola! Saludó a todos, para después acercarse a Ludovic y plantarle dos sonoros besos a su nuevo compañero. Soy Úrsula. Esa era la mesa que Blancanieves le había indicado pero no tenía muy claro quiénes eran ellos. ¿Habéis empezado ya con la redacción o cómo lo lleváis? Les preguntó con la esperanza de que la integraran en aquel nuevo grupo que esperaba tener.

Algo en la forma de marcharse de Nieves, dejando a Ruby con la palabra en la boca, me resulta ligeramente molesto. Miro a la cazadora a los ojos con intensidad, mostrándole todo mi interés. Antes de lanzar las cuestiones verdaderamente importantes, me permito un pequeño flirteo con ella, para distender un poco el ambiente. Al tiempo que una sonrisa pícara aparece en mi cara, hablo.

- Pensando en lo de ayer, me saltan algunas preguntas a la mente, pero será mejor que te las haga en un lugar más... íntimo, ¿no crees? -  Le guiño un ojo a Ruby al terminar de decir esto, y, unos instantes después, continúo. - Ahora en serio, a mí también me resulta interesante ese código del que has hablado. Y... ¿Cómo es vivir en el bosque? - Sigo recordando su presentación, buscando más cosas que poder preguntarle a Ruby. - Me he fijado en que no has hablado de tu - Antes de poder terminar la frase, me veo interrumpida por la llega de Úrsula.

- Hola, Úrsula. Yo soy Meg. Ahora mismo estábamos con la presentación de Ruby.

Dejo de vigilar al León para prestarle atención a Meg y una sonrisa traviesa se me escapa al imaginarme que cosas quiere preguntar.

- después de clases podríamos ir a dar un paseo y charlar. Es más ¿porque no hacemos un picnic?

La idea me entusiasma y veo que también Meg está interesada en mi codigo de vida. Pero no hay tiempo de responderle porque una mujer alta, con una apariencia extraña y deslumbrante se acerca a nosotros.

- Hola Ursula- no puedo dejar de mirar su cabello con ojos de ilusion. Ni siquiera me pregunto a que hermandad pertenece- Siéntate, leeré mi presentación para ti. Así puedes preguntarme algo

"Soy Ruby Red, Aprendiz de cazadora. Vivía en el bosque en una cabaña cerca de mi madre y abuela. Mi abuela me enseñó todo lo que sé y es mi ejemplo a seguir en la vida, por ella es que sigo un código estricto de vida, llamado el código del cazador.
Me gusta mucho preparar pasteles pero más me gusta comerlos sobre todo si están rellenos de mermelada de moras. Si hacemos una fiesta prometo hacer muchos pasteles para todos.

Estaba en mi mundo en ese momento, mirando así mi presentación y repitiéndola una y otra vez en mi mente, en mi mundo, al menos hasta que pude ver como frente a mi vista se podía ver lo que parecía ser cabello, y apenas logro ver a quien le pertenecía fue cuando Ursula planta aquellos dos besos en mi mejilla. Se me ve confundido, mirándola mientras fruncía levemente el ceño en una expresión de confusión, hasta que segundos después vuelvo a tener aquella expresión más tranquila.

-¿Para cazar que utilizas?- Pregunté a Ruby -¿Trampas, arco y flechas, o utilizas ballesta? Normalmente utilizo un arco aunque no soy tan bueno como me gustaría.- Después de aquellas preguntas apoyé los brazos sobre la mesa, recordando el que no le había dado la bienvenida a la recién llegada, a lo cual volteo a verla y hago un movimiento con la cabeza alzando la barbilla en forma de saludo

Podría haberse ofendido por la frialdad y ligereza con la que Bella dejó caer que su tío había matado a sangre fría a Mufasa, pero Simba no tenía cuerpo para nuevas discusiones y tampoco creia que la joven tuviese mal corazón. Viendo su arrepentimiento fue suficiente para descargarle esa culpa de la conciencia. Su impulso o la imaginación le había jugado una mala pasada. -No tiene importancia. Mi padre no está muerto en realidad, físicamente si, pero su espíritu no. Lo he visto en varias ocasiones con la ayuda de Rafiki. - desconocía que Dioses adoraban los humanos de la mesa. Si es que tenían fé en alguno. Pero Simba no tomaba el mundo del más allá como un asunto baladí.

-Una de las razones por las que sigo aquí es para aprender magia y ponerme en contacto con los espíritus puros de la naturaleza.

Encantada Meg. Le dice Úrsula a la primera en presentarse. Después acerca sus mejillas cerca de su cara, pero sin tocarla, y planta dos sonoros besos al aire. ¡Qué guapa y mona eres, por favor! Le dijo mirándola de arriba abajo. ¡Increíble!. Después miró hacia la chica que le comentaba, una tal Ruby y se volvió a presentar a ella de la misma forma que había hecho con Meg.

Ruby la invitó a sentarse y se colocó en la silla que Simba había dejado libre. Aún podía sentir el calor que emanaba. Y la muchacha, sin cortarse un pelo le empezó a contar su aburrida vida. Realmente no le interesaba en lo más mínimo aquella presentación, pero tampoco era plan de quejarse nada más llegar, y aún menos cuando aquel grupo parecía ser el único que la había querido acoger. Escuchó todo lo que decía, pero lo cierto es que no entendía absolutamente nada. Creo haber leído lo que es un bosque, y nosotros ahí abajo teníamos algo parecido, pero lo que no entiendo es qué es eso de "aprendiz de cazadora".  Y cuando escuchó lo de los pasteles negó con la mano repetidamente. No, no, no, señorita. Eso va fatal para conservar la línea. No voy a estropear este cuerpo que me han dado. Jamás he tenido esta línea y no pienso perderla comiendo pasteles de los tuyos. Por un momento pensó que quizá hasta podrían estar envenenados. Muchos de los allí presentes provenían de los cuentos, y si ella estaba en la hermandad de Villanos, quizá había otros equivocados como ella.

- bueno verán el código de cazadora es algo que mi abuela me enseñó. Es la diferencia entre un cazador y un asesino.
Cosas como no atacar a una presa que no puede correr o defenderse, atacar solo presas adultas y sanas o no exhibir a tu presa como un trofeo, por ejemplo. No cazamos indiscriminadamente si no para vivir, ya saben comer, vestirnos, crear algunos utensilios. Es importante aprovechar hasta la última pieza de tu presa. En total son diez reglas

Escribo las reglas en un papel para mostrárselas al grupo y así no dar la lata alargándome más de la cuenta.

Cita:

Mientras escribía seguí respondiendo las preguntas que me habían hecho. Bastante contenta por hablar de mi vida, cada dos por tres se me dibujaba una sonrisa de satisfacción en el rostro. No entendía muy bien porque Ursula no sabía del todo que era un bosque o a que se refería con allá abajo, ¿sería algun país sin cazadores?

- pues Meg vivir en el bosque es muy divertido, aunque algo solitario. Pero siempre hay un lugar para explorar, hay muchos arboles enormes a los que trepar y comida por todos lados- dije saboreandome pensando en las moras-Ursula ser una cazadora implica que matas animales para vivir, suena bastante feo si lo digo en voz alta, pero es parte del ciclo de la vida. Los zorros comen conejos, los conejos zanahorias, los humanos nos comemos a los tres.

Y para cazar Ludovic uso un cuchillo, trampas y cualquier cosa que encuentre en el bosque básicamente puede ser un arma para mi. Se suponía que mi abuela me enseñaría a usar la ballesta después de mo último cumpleaños pero terminé aquí antes de que eso sucediera.

Aunque debo admitir que soy más del tipo que persigue a su presa hasta cansarla y luego paf salta sobre su lomo para darle una estocada rápida en el cuello. Es emocionante porque nunca sabes si fallarás y será tu última cacería o vas a salir victorioso. Si lo pienso bien tuve suerte de que el cuento no se llame Caperucita y el conejo o la ardilla, si no me habrían mandado a la hermandad de villanos. Cuestión de perspectivas supongo

Acompañé mi relato haciendo los gestos de un gatito a punto de saltar sobre su presa. La ilusión en mi mirada era notable. Observé a mis interlocutores esperando alguna reacción de su parte. La reacción de Ursula ante mis pasteles me hizo entristecer un poco, así que saque un muffin de debajo de la silla donde los había escondido y empecé a comerlo a bocaditos para pasar la pena. Dejé la nota con mi código sobre la mesa.

- no entiendo que es eso de cuidar la línea, si tu cuerpo es hermoso no creo que un inocente pastelito pueda hacerle algo malo. Yo también conservo mi figura, redondita, esa también es una figura ¿verdad?- me reí un poco sacando otro buñuelo- bueno ya fue demasiado de mi, que tal si nos lees lo tuyo Meg

Aladdin dió la bienvenida a Nieves con una simple pero efectiva, a la vez que sincera sonrisa dedicada a ella.

Luego alzó las cejas con sorpresa ante el comentario de Simba. ¿Hablar con alguien supuestamente muerto? Ni tan siquiera el Genio poseía poder suficiente para traer a alguien de entre los muertos ¿Acaso había personas más poderosas que él?

-Ese tal Rafiki debe ser muy poderoso...-dijo realmente asombrado.

Luego devolvió su atención hacia Bella, sonrojándose un poco ante el comentario de aquella belleza de chica

-Entonces es cierto... ¿Realmente nuestras historias están escritas en algún lugar...?-se apartó un mechón de su negro cabello que había caído frente a sus ojos.- Y tú has podido leer alguna de ellas... ¡Eso es increible!-exclamó entusiasmado- Y si he entendido bien, puede haber más de un Aladdin, por ahí suelto, ¿no?-sus ojos destellaban de ilusión ante una realidad que apenas un día antes se le habría antojado absolutamente imposible.

-¿Y que hay de tu historia, Bella?-preguntó al darse cuenta que realmente sabía muy poco de ella-¿La has ledio? ¿Crees que estará en la biblioteca?

Simba: No tiene importancia. Mi padre no está muerto en realidad, físicamente si, pero su espíritu no. Lo he visto en varias ocasiones con la ayuda de Rafiki.

Bella estuvo a punto de decirle que en Hamlet el fantasma del rey también se le aparecía al príncipe, pero afortunadamente esta vez pudo contenerse a tiempo. Que dos historias mantengan una trama similar era bastante habitual.

Aladdin: Entonces es cierto... ¿Realmente nuestras historias están escritas en algún lugar...? Y tú has podido leer alguna de ellas... ¡Eso es increible! Y si he entendido bien, puede haber más de un Aladdin, por ahí suelto, ¿no?

-No lo has entendido bien -le corrigió Bella, esbozando una sonrisa azorada-, tú eres el genuino, el auténtico. Los autores cogieron lo que te sucedió a ti y lo convirtieron en una historia. Y después, esa historia ha ido viajando de manera oral o escrita por el mundo, por lo que ha ido mutando hasta convertirse en diferentes versiones del mismo cuento.

Incómoda por estar monopolizando la conversación, la muchacha se removió en el asiento.

-Al menos eso creo...

Aladdín: ¿Y que hay de tu historia, Bella? ¿La has ledio? ¿Crees que estará en la biblioteca?

-No, no la he leído... los bibliotecarios han retirado todos nuestros cuentos, por lo que no podemos leerlos, al menos por ahora. De todos modos, no creo que sea buena idea saber qué me va a suceder, podría condicionar mis acciones -apesadumbrada, miró de soslayo a Gastón, y suspiró-. Lo que tenga que ser, será... 

El león le pide desatar una cita roja que estaba en su muñeca, la princesa ladea su cabeza, era la cinta que Ruby mencionó, así que dudó un poco en hacer lo que pedía pero al final accedió mientras todos hablaban y la iban dejando fuera de la conversación, la joven hasta cierto punto lo agradeció, aun firme en su idea de no dar pena con su relato ni generar compasión en los demás, pero el hecho que fuera algo así como invisible para el resto era algo incómodo. Por otro lado estaba la frase dicha por Bella sobre la lectura, que no le había gustado del todo, pero asumió que había sido una mala elección de las palabras. 

— listo — le responde a Simba, quedando con la cinta entre sus dedos. Queda en silencio unos instantes — somos como las historias que nos contaban nuestras madres, algunas contaban que todo empezaba en una mañana... otras... en la noche... y así el relato va cambiando según quien lo cuenta hasta que alguien decide escribirlo, mezclando la fantasía con la realidad, porque a veces... un monstruo era un perro grande... y en otras, la bruja era sólo una señora de mal genio... — Nieves envuelve la cinta roja de Simba en su dedo anular, manteniendo un tono de voz calmo y apacible.— y en otras, los muertos nos hablan, las brujas son reales y los genios conceden deseos — le sonríe a Aladdin.

— si me permites decirlo... creo que no hay nada más valioso que la libertad... incluso más allá de cualquier otro deseo porque la libertad nos permite tener las herramientas para conseguir aquello que necesitamos... por eso... creo que si Djinn es un esclavo, merece su libertad, para eso estamos aquí, para ser libres de nuestras historias — reflexiona en voz alta, sin perder de vista los ojos del moreno chico — me disculpo si he dado una opinión sin ser requerida, y me disculpo si me he sobrepasado, Aladdin — la joven separa sus manos de la mesa y se pone de pie, dejando la silla libre. Era evidente que era una joven de ideas claras y la forma en que hablaba revelaba una gran determinación en sus convicciones, aunque siempre teniendo presente que por mucho que ella creyese algo correcto, no podía imponer su voluntad o jugar a otros. 

— eh... volveré a la mesa, ya debes estar cansado — le habla a Simba, poniendo su mano en el brazo del chico, luego le preguntaría sobre los fantasmas y la posibilidad de hablar con los muertos, a ella le fascinaría poder hablar con sus padres y preguntarles qué debía hacer. 

Tras la breve e intensa presentación de Úrsula, escribo rápidamente una nota para Ruby, mientras el resto de la mesa terminan con su ronda de preguntas, dirijo mi mirada hacia ella, y escucho atentamente sus palabras. Si bien no me resulta especialmente agradable la descripción de su oficio, simpatizo en gran medida con su código de vida, y así se lo expreso.

- Vaya, Ruby, tu código es muy honorable, se nota que tienes unos principios muy fuertes y honrados. Es agradable saber que Hades aún no ha corrompido a todo el mundo. - Me quedo pensativa unos instantes, y luego continúo, dando una rápida sonrisa a Rubu. -  En cuanto a lo del bosque, creo que te envidio un poco, eso de poder vivir a tu aire sin gente que te juzgue, aunque claro, yo no soy tan fuerte como tú... 

 La actitud risueña de Ruby hace que una pequeña sonrisa sincera se instale en mi cara, ojalá fuese capaz de ver el mundo como ella lo ve a través de sus ojos. Me dispongo a contestar con sinceridad a su jocoso comentario sobre su cuerpo cuando mi corazón. Miro el papel donde se supone que debería haber escrito mi presentación, pero este sigue en blanco. Miro con algo de nerviosismo a mis compañeros, pero intento improvisar algo rápidamente.

- S-sí, claro, aunque realmente no escribí nada. - En mi cabeza se forma una maraña de palabras entre las que intento encontrar algo que pueda expresar, sin dar demasiados datos ni mentir. - Me llamo Megara, Meg para los amigos, aunque, excepto Herc, y ahora vosotros, nadie me había llamado así nunca. Mi padre es Creonte, rey de Tebas, lo que me convierte en princesa, pero creo que ese rollo nunca ha sido lo mío, ¿sabéis? Muchas normas que seguir, sobre todo siendo mujer. - Al decir esto, mi voz sale con más molestia de la que quisiera. Antes de que pueda pensar cómo seguir, una hilera de palabras sale de mi boca. - Harta de todas esas reglas, busqué consuelo en alguien de quien me había enamorado, y sacrifiqué lo más importante que tenía, mi libertad. Luego ese capullo me traicionó, y mi voluntad quedó ligada a la de alguien a quien detesto, pero contra quien no puedo luchar. - Aprieto los puños bajo la mesa, intentando reprimir una lágrima que lucha por salir. - Después de eso, me prometí no volverme a enamorar, y desarrollé mis habilidades para seducir. - Al pronunciar estas palabras, le dedico una sonrisa cómplice a Ruby, y le guiño un ojo al rubio. Mi humor, se vuelve un poco más ligero, pero, aún así, un sensación de abatimiento queda instalada en mi interior. - Y, bueno, luego llegué aquí. Quizá gracias a esto pueda hacer que las moiras hilen de nuevo mi destino. 

Había prestado completa atención a Ruby. No era la primera cazadora que conocía, ni la última, pero igual me interesaba escuchar hablar de ese oficio venir de alguien que de verdad significara algo para ella, una forma de vida para alguien que no fuese de mi mismo mundo.

Pero así como habían cazadores también existían druidas, personas sabias las cuales veneraban a la naturaleza y respetaban a los animales, la voz de la razón, a veces los que hacían de guías y consejeros en nuestro Clan y los aliados. Pero eso no tenía mucho que ver aquí, así que solamente me dispuse a escuchar y claro, tomar rápidamente la hoja que tenía el código con el cual se regía la contraria, leyendo estas con cierto entusiasmo hasta que llegó a la parte que contestó mi pregunta, comenzando a crecer una sonrisa en mi rostro por como decía el método que utilizaba, no quería que dejara de hablar de ello...

Pero todo llega a su final, ella se puso a dar su punto de vista sobre el comentario de Úrsula sobre su figura y demás, pero una vez le contestó aplaudí animado, con una amplia sonrisa en mi rostro mientras la miraba. -¡Exacto! No esperaba ver a alguien igual como en casa, ¡Valor, Temeridad y Heroísmo! También soy de cazar con cuchillo y trampas, excepto cuando son con criaturas que normalmente huyen como los venados que es cuando uso arco... Eso si, espero que no seas tan loca como para tirarte contra un oso, porque eso sería muy estúpido incluso tratándose de alguien como yo...-

Después de aquella alabanza y pequeña observación volví a guardar silencio cuando Megara empezó con su presentación. Presté atención a sus palabras, sintiendo algo de amargura una vez contó aquello sobre las reglas que tenía que seguir y como fue traicionada por su antiguo amor, aunque aquel sentimiento desapareció una vez hizo alarde de su habilidad para la seducción, sonriendo a Ruby y después guiñándome el ojo. Fruncí el ceño en señal de disgusto, apretando la mandíbula por unos cortos segundos.

Pero aquello de esas "moiras" me llamó la atención, por lo cual decidí hacer la primera pregunta. -¿Quienes son esas moiras de las que hablas?- Pregunté con cierto interés.

Hablar de su padre no le puso de buen humor, pese a que su espíritu, como le había contado a los integrantes de la mesa seguía vivo. Inevitablemente el león recordaba porque estaba ahí, y quien era el enemigo que se escondía entre héroes y heroínas de esta universidad. Simba ha procurado mantener la calma, y se ha propuesto no volver a convertirse en león para no herir a nadie por puro capricho u obcecación en una idea que él defienda a toda costa sin tener en cuenta la razón de los demás.

Ahora bien, la sed de venganza no es tan fácil de aplacar, y el león tiene su talón de Aquiles, una responsabilidad para con su reino que muere por la desidia de Scar frente a sus amigas las hienas, a quienes culpa para salvar su pellejo de ser las malvadas bestias de esta historia.

El león estaba inquieto mirando a su tío, que hacía, como se comportaba e interactuaba con los demás. Volvió en si cuando notó que su muñeca ya no tenía la atadura de Ruby, gracias a Nieves, miró a la princesa asintiendo, y aunque desconocía que había contado la cazadora en la mesa mientras él no estaba ahí, dijo convencido. -Es poco útil, es mejor que vuelva a su dueña, Ruby. – le dijo a Nieves, observando como jugaba con la cinta enrollándola en su dedo anular.

Curiosamente ese gesto tuvo a Simba pensativo pero a la vez relajado viendo el movimiento de las manos de la princesa. Alzó la vista hacia Aladdin, quien se sorprendió por lo que contó sobre su amigo Rafiki. -Para hacer algo así, hay que estar en comunión con los espíritus, y no creo que cualquier corazón lo pueda hacer, no se trata de poder. – dijo pensando en los maravillosos poderes cósmicos de Djinn, que era capaz de satisfacer cualquier deseo. -Eso me lleva a la conclusión de que el camino para lograrlo es muy duro y hay que dejar de lado el egoísmo propio para dar servicio a los demás. – este tema le interesaba mucho a Simba, que desde cachorro escuchaba las historias que le contaba su padre sobre las estrellas, los grandes Reyes del pasado y el misterio sobre como la vida se desdoblaba en la naturaleza, con la muerte y el nacimiento de nuevos animales, manteniendo el equilibrio de lo que se denominaba el ciclo vital.

La magia puede lograr muchas cosas, ayudarte a conocerte a ti mismo, por ejemplo. – a él le serviría para perdonar, y quizás encarar a su tío de otro modo que no conllevase un enfrentamiento directo con garras y colmillos. Eso tenía en mente el león y así traspasó la puerta de la fraternidad cuando se les dio la oportunidad de seguir adelante o volver a su cuento zambulléndose en lo hondo de las aguas negras. No resolvería nada de regreso a su mundo, Scar le ganaría el pulso aprendiendo los secretos de la magia y la juventud y fuerza bruta del león no serviría a su favor en combate.

Al hablar Nieves con soltura y una sensatez propia el león escuchó atento, y estuvo de acuerdo con la princesa. -La libertad es el derecho a vivir. Estar encadenado y sujeto a la voluntad de otro es una muerte lenta pero segura. Ningún animal o humano merece que lo traten así. - estaba concienciado con el mal de la esclavitud y la caza, las cadenas y las armas tenían demasiado protagonismo en la tierra donde había crecido. -Después de que le devuelvas la libertad al genio, lo más seguro es que te vea como a un padre, además de amigo, nuestros padres nos ofrecen la libertad al nacer y él lo necesita. – le dijo a Aladdin.

Sobre los cuentos y sus protagonistas, la veracidad de las historias, aún le costaba entender como funcionaban los cambios y quienes estaban implicados. Esas versiones distintas de lo ocurrido y como podía la imaginación colectiva cambiar un hecho sencillo por algo más complicado, malvado o virtuoso. Vio que la princesa se levantaba con intención de irse. Pese a no estar cansado, no le privó del gusto para que así pudiese marcharse. Simba por su parte se quedaría en la mesa y escucharía la historia de Rapunzel, de quien todavía no sabía nada, excepto que su pelo era mágico.