Partida Rol por web

[Unknown Armies] Día de perros

Recuperación 1 de France

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27/08/2010, 17:10
France Levin

France se encontraba exhausta. Agobiada por lo vivido, empapada hasta la médula, sólo tenía cabeza para pensar en una buena ducha y el calor de las mantas de su cama. Pero la noche aún no acababa. Debían asistir a la comisaría a prestar declaración para darle un cierre al asunto.

Aguardó casi sin hablar al momento en que la condujeron a la patrulla. Su querido tío Vince estaba a su lado, como lo había hecho durante la mayor parte de su vida y juntos subieron al auto. Le hubiera gustado acompañar a Dagmar, pero necesitaba estar con alguien que la protegiera, que le diera la idea de contención. Y esa figura la había visto reflejada en el agobiado banquero desde que su padre la dejara.

Una vez ubicada en el asiento trasero, con el cabello empapado pegado a su casi infantil rostro, por fin, se permitió relajarse y rememorar todo lo acontecido hasta ese momento.

Intentó acordarse de cómo se sentía antes de que se desencadenara toda la vorágine, pero su cabeza se negaba a ir más atrás del momento en que Montesinos se había dado cuenta de su presencia.

Volvió a revivir el horror que sintió luego de romper el cristal. Su temple no estaba preparado para la sorpresa que le causó el estruendo. Sin quererlo, se estremeció. Su tío pasó un brazo por sobre sus hombros. Él siempre estaba allí.

Siguió nuevamente la ruta de sus pensamientos. Volvió a ver a Montesinos desencajado, con la muerte pintada en su rostro. Otra vez sintió miedo, por la situación experimentada. Pudo ver que gracias a la distracción creada, salvó la vida de Dagmar y de Vincent, más también vio, como su posterior inacción producto del pánico podría haber desembocado en que el primer acto fuera en vano.

Suspirando hondo, volvió la vista hacia atrás, viendo como quedaba lejos la escena del crimen, antes de continuar con su auto examen.

En su cabeza pudo ver lo que podría haber hecho de saber que se iba a enfrentar a una situación así. Sabía que el miedo estaría allí presente, aunque estuviera preparada. Pero no sería devastador, no la dejaría nuevamente inactiva. No iba a permitir que ello volviera a tomar posesión de sus actos ni de su voluntad. Volvió a suspirar y apoyó su cabeza, aún goteante, en el mojado hombro de su tío.

-Gracias por estar conmigo- susurró.

Notas de juego

Bueno, la intención de este auto análisis de consciencia es para ver si puedo borrar la consecuencia "Con el corazón en la boca"... no sé si con esto alcanza para hacer ya las tiradas o si debe ocurrir algo más tangente para intentarlo :)

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29/08/2010, 23:57
Director

Y fue una noche larga aún. A la entrada de la comisaría el Tío Vincent se derrumbó como un saco, pero los agentes presentes se hicieron cargo de él mientras la hacían pasar al interior. Después pasó varias horas sola, de sala en sala: en la recepción, prácticamente vacía a excepción de un par de prostitutas cuarentonas que aguardaban a lo que el sistema tuviera previsto para ellas; en un pasillo, sentada en un banco junto a una sala de interrogatorios; en la propia sala, según iban y venían policías y detectives que le repetían una y otra vez las mismas preguntas.

Resultaba agradable, eso sí, que desde el momento en que quedó claro que había sido una víctima y no un malhechor, la puerta de la sala quedó abierta, y cada visitante le ofrecía alguna chuchería, de modo que pronto encontró su lado de la mesa repleto de muffins, barritas de chocolate, vasos de cartón con café oscuro... Finalmente, cuando la policía decidió que ya no había nada nuevo que pudiera aportar, una pequeña y simpática agente rubia condujo a France hacia el exterior, donde esperaba un coche patrulla: la muchacha tenía ronda por el vecindario de France y la acercaría hasta casa; de Vincent sólo le dijeron que, debido a su desvanecimiento, no habían podido acabar con él, pero que se encontraba bien y además le llevarían hasta su casa.

Se despidieron en una esquina, a la luz de la luna y mientras seguía descargándose con monotonía aquella lluvia mortecina que parecía querer inundar la ciudad hasta ahogarla en melancolía. France cruzó la calle con paso rápido y elástico en dirección a la casa: una parcela de terreno dividida en dos partes, la casa propiamente dicha y el enorme vivero.

La primera era una casa antigua de dos pisos y buhardilla, como de principios de los 70, toda ella de madera y arrinconada  junto al costado de un edificio de ladrillo. Si había conocido alguna forma de esplendor, estaba claro que hacía tiempo que se había desvanecido, pues la falta de cuidado había permitido que las vigas y tablones perdieran sus capas protectoras y su pintura, y se hincharan y combaran a capricho de la humedad, el calor y los elementos. Esto, junto a los palés de sacos de tierra para plantas y las cubas repletas de utensilios de jardinería sucios y oxidados que ahora  estaban empapados y medio sumergidos en charcos, le daba un aire descuidado y vetusto: por las noches, más aún si hacía viento o helaba, la casa entera crujía como si se tratara de un barco en alta mar, todo jarcias y aparejos.

France acortó camino huyendo de la lluvia entrando al vivero, pues se comunicaba con la cocina de la casa, de modo que atravesó hilera tras hilera de macetas, arbustos y árboles, mientras aspiraba el familiar aroma mezclado de los sulfatos, el humus y los plásticos que cubrían de noche las plantas más frágiles. Llegó a la cocina e hizo una breve pausa mientras rebuscaba en la nevera algo con lo que compensar la comida rápida que había tomado en comisaría. Dio un rápido tiento a la comida y volvió a cerrar la nevera, quedando de nuevo a oscuras en la habitación. Y entonces se dio cuenta...

Junto a la puerta que conducía al salón había dos luces brillando: una roja, parpadeando insistente y urgentemente, la del contestados; la otra, suspendida por encima y a un lado, más anaranjada y palpitante, la del ascua de un cigarrillo al ritmo de una caladas suaves y calmas.

- ¿Mamá?-, preguntó France mientras sus ojos se acostumbraban a la oscuridad.

Sin respuesta alguna, el ascua anaranjada flotó de la boca invisible hasta el botón rojo del contestador arrastrada por dedos también invisibles.

"Hola, France, soy Stan", resonó la voz de su padre por la cocina a oscuras, con el timbre metálico del hilo del teléfono. “Esto... Hace mucho que no nos vemos, hija, y me voy a pasar por la ciudad como te dije en la postal del mes pasado. Sé que puede resultarte violento pero me gustaría que nos encontráramos. Tenemos muchas cosas de las que hablar y te he traído un regalo... Anda, sé buena y llámame: ahora puedes encontrarme en el 555-646866. Un beso y... bueno... no se lo digas a tu madre... no tiene importancia".

El pitido del final de mensaje reverberó estruendoso.

"Hola, France. Soy yo de nuevo. No tiene importancia, pero creo que no me podré quedar mucho tiempo, así que llámame si puedes, para que pueda organizarme. Abrazos"

¡PIIIIP!

"France, lo siento, no me has llamado, así que no hemos podido hablarlo. Las cosas se han complicado, así que me tendré que ir mañana por la noche de la ciudad, y no puedo conservar el teléfono ni darte alternativa para que quedemos... Lo siento, lo siento mucho... No sé si podré volver a verte... ¡mierda, esto no iba a decírtelo!... Pero, bueno, no tiene importancia. Mira, estaré mañana en Dinners&Breakfasts, el motel que hay cerca de la 45 y la Séptima: sólo podré quedarme entre las 19:00 y las 20:00 pero podremos vernos entonces. Y... en fin... lo entenderé si no apareces... Espero verte"

Se hizo de nuevo el silencio y el cigarrillo ascendió hasta el interruptor: la luz se derramó al fin, revelando a Marge, su madre, sentada junto al teléfono. Llevaba el pelo castaño suelto y su aspecto cardado y enloquecido la envejecía terriblemente. Llevaba puesto el mono y las pesadas botas de trabajo manchados de tierra, y un grueso jersey negro, gastado y lleno de bolitas que ocultaba cualquier rasgo femenino. Pero lo peor era su rostro: los ojos levemente saltones y azules estaban inyectados en sangre por el llanto y la rabia, mientras que las mejillas se encontraban sonrosadas como manchas de nacimiento alcohólicas, a tenor de la botella de vodka que sujetaba con su mano libre. Y  el rictus de amargura de sus boca, como si sus dientes pretendiesen masticar los labios...

- ¿Cuando pensabas decírmelo, France?-, pronunció con una pose de indiferencia traicionada por un soniquete beodo-. Ese hijo de puta se pasea por aquí y ya le escondes cosas a tu madre... ¡Joder, qué valor tienes!- aulló levantándose de un salto mientras pateaba las cervezas casi vacías que había dejado a sus pies-. ¡De ningún modo irás a ver a Stan, te lo prohíbo, France!- aulló trastabillando hasta su hija, para empezar a apuñalarla con la huesuda punta de su dedo índice en el pecho- ¿Me has oído, desagradecida? ¡De ningún modo!

- Tiradas (1)

Tirada: 3d6
Motivo: Mala noche
Dificultad: 4+
Resultados: 6, 3, 2
Exitos: 1

Notas de juego

Bien, Potty, ahí va mi idea: si tienes que llevarte una Consecuencia, será La noche en vela y si gano (o sea, un fallo asignado en el primer dado) no restaurarás ningún Rasgo ni Consecuencia. Como de costumbre, puedes gastar Rasgos, Objetos y Ventajas para reforzar tu tirada, y te recomiendaría que hicieras intervenir alguna Clave, por aquello de interpretarlas... y llevarte PX :)

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31/08/2010, 03:04
France Levin

France estaba totalmente agotada al llegar a casa. La comisaría se le había antojado enorme. En algún momento de la noche había perdido la cuenta de las veces que la habían paseado de sala en sala, muy amablemente y colmándola de atenciones, pero trasladándola de aquí para allá como si de una maleta se tratara. Pero por fin, todo había terminado y una agradable oficial la había llevado hasta su hogar.

Mientras cruzaba el vivero rumbo a la vieja y desvencijada casa, mantenida a duras penas con lo que sacaban del negocio, pensó en su tío Vince... ¿Cómo estaría él? Mañana a primera hora lo llamaría. Quería asegurarse de que el daño que le había proferido el ex-boxeador sólo fuera lo que se veía en su rostro.

Alcanzó la cocina. La lluvia repiqueteaba suavemente sobre el techo, incitando al sueño, cual dulce canción de cuna. Buscó algo que comer, más, a pesar de sentirse hambrienta, su estómago no parecía querer recibir nada. Había visto demasiada sangre esa noche. La sangre de Richard, la sangre de su tío, incluso la de Montesinos. La impresión todavía la sentía muy hondo así que decidió irse a la cama apenas probando un bocado.

Cerró la nevera y giró... y a partir de ese momento, según recordaría más tarde, se sintió en la cima de una montaña rusa altísima, pronta a descender.

Su madre la estaba esperando. Su madre, ebria.

Tan sólo dos veces antes de esa noche, France la había encontrado así, furiosa, descontrolada, intentando ahogar sus frustraciones en el alcohol. Las dos veces habían sido a consecuencia de su padre.

Su padre. ¿Quién era ese hombre que la llamaba, que ahora, más de veinte años más tarde intentaba localizarla? ¿Por qué, de pronto, se había vuelto tan imperioso para él volver a verla? Más esas preguntas podían esperar. Ahora debía apaciguar a su madre, a la pobre Marge Levin, quien aún se empeñaba en usar su apellido de casada.

-Mamá, por favor, tranquilízate- con determinación, apartó dulcemente, primero al dedo que amenazaba con hacerle un agujero en su esternón y luego a su madre, del camino y se acercó al contestador para presionar el botón de borrar los mensajes. Sin embargo, en su cabeza, resonó una vez más el nombre del motel dónde se encontraría su padre la noche siguiente.

-No te mostré la carta que recibí porque no quiero saber nada con ese hombre- un gusanito de inquietud se revolvió en su estómago. De repente, respirar con normalidad ya no era tan fácil para la muchacha. Se acercó nuevamente a su madre y la abrazó, para contener los sollozos que comenzaban a brotar.

-Tranquila ma... tú y el tío Vince sois mi única familia. No necesito a nadie más.- Su madre intentó soltarse del abrazo, aún sentía que su hija la había traicionado. -¡Debías habérmelo dicho!- se oyó la voz ahogada de Marge por la ropa húmeda de su hija.

-No ma, no tenía sentido. Ya te he dicho, no quiero saber nada con él, para mí, es como si estuviera muerto- las palabras de France le sonaron a hueco. Agradecía que su madre no pudiera verla, que no pudiera leer su pensamiento.

Si realmente no quiero nada con él... ¿por qué conservo su postal? mañana estará en el Dinners&Breakfasts, y parecía apremiado... La muchacha estrechó su abrazo.

-Vamos mamá, debes darte un baño y luego dormir- ella también necesitaba ambas cosas, Dios sabía cuanto las necesitaba, pero ahora su madre era lo importante -Ven, debes estar bien para mañana. Recuerda que tenemos que preparar los arreglos florales para la boda O'Rourke que será la que nos permitirá pagar las cuentas de este mes, que ya estamos atrasadas. Ven, tienes que reponerte.- Al pensar en el vivero, recordó que en el bolsillo trasero de su jean aún llevaba su tijera de podar. esa tarde, cuando había partido rumbo a la cita con Sam había olvidado dejarla en su cajón, así que la depositó en la mesa ratona del estar, mientras trataba de conducir a su madre hasta el baño.

- Tiradas (2)

Tirada: 1d6
Motivo: Vivir con lo justo
Dificultad: 4+
Resultado: 6 (Exito)

Tirada: 1d6
Motivo: Vivir con lo justo
Dificultad: 4+
Resultado: 2 (Fracaso)

Notas de juego

Bien, utilizo el rasgo Vivir con lo justo y el objeto tijera de podar (bah, si es válida la justificación que he dado para ponerlas en escena)

También activo una clave:

Clave del sueño perdido: El tiempo pasa y cada vez estoy más lejos de ser yo.

Gana 1xp cada vez que debe rechazar la posibilidad de seguir adelante por su cuenta.

Gana 2xp cuando expresamente actúa en contra de lograr su independencia.

Bueno, el segundo dado se me fue sin querer, pero es el que correspondería a Tijeras de podar.

Asigno entonces un 6 para el propósito (recuperar rasgos y anular la consecuencia "con el corazón en la boca"), el otro 6 para evitar la consecuencia y el 3 para ganar una complicación para más adelante :)
 

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31/08/2010, 15:19
Director

Fue una escena triste: Marge allí, en el asiento de la bañera, desnuda y deshecha en lágrimas inconsolables mientras su hija frotaba una esponja sobre su cuerpo con suavidad.

- Te lo arrebatará todo, France, no se lo permitas-, musitaba entre dientes, con el agua caliente aplastando el desgastado cabello contra la cabeza. Después la secó cuidadosamente, pero parecía que la borachero no había ido más que en aumento: ya ni tan siquiera le hablaba a ella aunque fuera para reprocharle cosas, sino que comenzó un diálogo imaginario.

- ¿Cómo pudiste hacerlo, Stan? Nosotras te queríamos y preferiste dejarlo correr... "No tiene importancia, no tiene importancia"-, imitó al ire con desprecio en tanto France terminaba de vestirla para dormir-. ¡Qué sabrás tú lo que importa y lo que no, siempre con el fuego, con la perla, con la joya del interior...!

Parecía como si la hija no estuviera allí,como si el cuerpo no estuviera ya arropado y a salvo en la cama, mientras la madre era transportada por su imaginación, sus recuerdos y el alcohol a lugares de los que nunca había querido hablar.

Y la joven Levin cerró la puerta a sus espaldas, la voz de la mayor seguía murmurando su rencor  en la oscuridad, progresivamente más amodorrada.

Notas de juego

Bien, Recuperación casi por terminar, Potty: describe el final de la escena, que la has ganado y dime 2 Rasgos/Objetos que renuevas de entre los que tienes Agotados, y la otra Consecuencia aparte de Con el corazón en la boca que también anulas.

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02/09/2010, 03:52
France Levin

France, agotada y todo, llenó la bañera y ayudó a su madre a entrar en ella. Mientras la frotaba, Marge seguía balbuceando cosas sobre su padre. Al principio, hablaba con ella, pero luego de unos minutos la perdió. El alcohol había sido más que lo que la joven creía.

-Shhh, tranquila, estamos juntas, shhhhh...- France intentó dos o tres veces calmarla, transmitirle seguridad y cobijo, pero ella no respondía. Estaba en otro mundo, otro tiempo. Un lugar ajeno para France.

Llevó a su madre a la cama y la dejó allí, luego de depositar un beso en su frente, un beso que, al parecer, ni siquiera notó.

Cerró la puerta de la habitación de su progenitora y se recostó un momento sobre ella, con los ojos cerrados. Unas lágrimas saladas escaparon a través de sus pestañas.

Como pudo, se reincorporó y se dirigió nuevamente al baño. Era su turno de tomar una ducha antes de entregarse a los brazos de Morfeo.

Abrió el grifo mecánicamente, sin pensar en nada. Sus ojos, vacíos, se encontraron con su reflejo en el espejo. Una mujer ojerosa, sucia de tierra y sangre, con rastros de lágrimas, la contemplaba desde un sitio lejano. A France le costó reconocerse. 

Se quitó la ropa y se entregó al agua casi hirviendo. El calor limpiaría su alma, como la lluvia de la ducha lo haría con su cuerpo.

Mañana será otro día... tal vez mañana sí sea un buen día.

Notas de juego

Bueno, recupero los rasgos Atención al Público y Vivir con lo justo, y la otra consecuencia que quiero borrar es El sitio equivocado, el momento equivocado :) 

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06/09/2010, 17:38
Director

Notas de juego

¡Muy bien Potty, escena concluida! Además de las renovaciones de Rasgos y la eliminación de Consecuencias te llevas 1 P por terminar la escena.