Partida Rol por web

La habitación aunque pequeña, parece confortable y está perfectamente equipada para las necesidades de un enfermo. Bien iluminada gracias a los grandes ventanales que dan a los jardines traseros del hospital, un aroma a rosas inunda la habitación, véis una cama sobre la que está sentada una muchacha, a la derecha de la cama una mesita de madera sobre la que hay un libro y un jarrón con rosas rojas y un pequeño armario.

Al entrar la muchacha os mira frunciendo el ceño, extrañada.

Se trata de una muchacha muy bella, aunque su caballo negro y abundante está sucio y despeinado, y su rostro elegante y escultural, pálido.

La muchacha continúa con el ceño fruncido, al moveros, os dáis cuenta de que no os mira a vosotros, sino que tiene la mirada perdida en dirección a la puerta.

Entro en la habitación algo pensativo intentando ver como abordar el tema, finalmente al encontrarme ante victoria me dirijo a ella intentando ser cordial y con un tono de voz suave - Buenas Victoria, soy el Doctor Wiggin y esta es la señorita Parker, ¿ Que tal se encuentra ? - Intento ver en que estado se encuentra la paciente a simple vista, si tiene alguna herida o si se encuentra en un estado de consciencia dado que no se si puede estar bajo los efectos de algun sedante o relajante.

Lejos de ofenderme, y sumando el cansancio de subir los tres pisos a ese ritmo, ante las palabras de Liz y su lenguaje gestual sólo pude mirarla agradecida y cómplice. Las palabras del profesor eran bastante tentadoras... pero en el fondo yo sabía que no era la mejor idea, y la decisión de la mujer a la hora de ofrecerse voluntaria para entrar, me ayudaba a no ceder y evitar cometer algún error.

- Espero que consigan que les cuente lo que ocurrió...- volví a sentirme un poco insegura y nerviosa al verlos adentrarse en la habitación, temiendo perderme algún detalle importante que terminara siendo ocultado, ya fuera por olvido o intensionado, y me quedé de pie, de espaldas a la pared, junto a la puerta, esperando a que se presentaran, para saber si había alguna posibilidad real de oir lo que ocurriera dentro o si al decidir quedarme fuera, me esperaban largos minutos de silencio e incertidumbre.

Me concentré unos instantes sin hacer el menor ruido o movimiento esperando esa comprobación.

Escucháis a Wiggin decir:

Buenas Victoria, soy el Doctor Wiggin y esta es la señorita Parker, ¿ Que tal se encuentra ?

La mujer no reacciona ante las palabras de Wiggin, de hecho ni siquiera parpadea. No reacciona a ningún tipo de estímulo, se limita a mirar en dirección a la puerta.

Al escuchar la voz del doctor, un hormigueo recorre mi cuerpo generándose en mi estómago, y manteniéndome inquieta pero aliviada hasta cierto punto. Casi contengo la respiración para continuar escuchando lo que hablan en el interior, pero se me hace un poco eterna la espera... Miro al profesor, que parece mucho más tranquilo que yo, y también me relaja un poco su serenidad.

- Profesor... ¿puedo hacerle una pregunta?- le digo casi entre susurros, para no perderme cualquier comentario que pueda escucharse del interior de la habitación, y espero pensativa su confirmación - Cuando encontró a Frank en la biblioteca... ¿qué fue lo primero que pensó que le había ocurrido?- trago saliva, y por si acaso mi pregunta le molestara, intento amortiguarla con las siguientes - ¿sabía usted que Frank había estado desaparecido el día anterior?

Cuando Liz se percató del estado de la paciente, una sensación de incomodidad invadió su corazón dejándola algo intimidada.

Se te ocurre examinar el cuerpo de la muchacha a fondo, examinas la cara, piernas y manos.

Descubres debajo de las largas y afiladas uñas descubres restos orgánicos.

¿Desaparecido? -arranqué a decir-. No sabía que hubiese estado desaparecido* el día anterior. Y lo cierto, señorita Crosbie es que tengo tantos alumnos que, al ver a su pareja, tan sólo llegué a horrorizarme de la misma manera con que imagino los sucesos históricos, tan llenos de violencia, que investigo; es más, soy profesor de muchos alumnos en la facultad y de primeras no sabía siquiera de quién se trataba, como ya le dije... Dígame ¿Había discutido usted con Frank recientemente?

A juzgar por su faz, ausencia de movimientos y demás síntomas, te das cuenta de que está en estado catatónico, una enfermedad que estudiaste en la universidad y que se caracteriza por la falta de reacción a estímulos externos y hay quienes dicen que el cerebro queda detenido durante este estado, cosa que no puedes asegurar del todo.

El caso es que conoces de casos en los que gracias al psicoanálisis se ha podido sacar al paciente de este estado, siempre y cuando la causa de la catatonia hubiese sido un hondo trauma o un estado de shock prolongado, como es este caso.

Así que intentas estimular a la paciente, sin éxito.

Mientras Wiggin examina  a chica, se detiene a pensar unos instantes, habla con ella, hace ruidos con los dedos esperando que reaccione, vuelve a hablar con ella... Liz examina las manos y los brazos de la muchacha, encontrando restos debajo de las uñas, Liz intenta averiguar el origen de los restos sin éxito. Tampoco el doctor consigue sacar a la chica del estado en el que se encuentra, ésta sigue exactamente de la misma manera en que la encontrásteis.

Liz enseña los restos al Doctor Wiggin que tras examinarlos unos segundos parece descubrir algo.

Tras examinar los restos orgánicos bajo las uñas de la chica los identificas como restos de tejido humano contaminados por productos químicos (formaldehído a simple vista , además de otros que no puedes precisar) que no son propios al cuerpo humano, es decir, parece que la persona que atacó a la chica llevaba estas sustancias químicas en el lugar donde las uñas de la chica arañaron para defenderse.

Cuando Liz consiguió sobreponerse a la situación, con lentitud se acercó a la chica observándola de arriba abajo. Su estado inerte era algo que sin duda provocaba respeto a una persona que no estaba acostumbrada a lo que se vivía dentro de los muros de un hospital y, en todo momento, Liz tuvo la sensación de que Victoria despertaría de su estado en un ataque de histeria.

Al fin, después de pasar unos segundos a su lado sin que nada ocurriera y sin saber muy bien por qué, Liz se percató de un detalle en las manos de la paciente - Doctor, ¿se ha fijado en sus uñas? Parece que hay restos de algo bajo ellas.

Jum, esto es realmente extraño. Señorita Parker, todo parece indicar que la joven Victoria se defendió de su agresor provocándole leves heridas con sus uñas -le digo a mi compañera tras dejar de observar los restos que tiene Victoria debajo de las uñas -no puedo afirmar exactamente que son estos restos pero estoy seguro de que son productos químicos. El agresor debía llevar estas sustancia en el lugar donde la joven se defendió -le confirmo a Liz, sin poder evitar que la duda se refleje en mi rostro.

Vuelvo a observar las uñas con más detenimiento, acercando estas a mi cara -y, si no me equivoco, una de las sustancias químicas es formaldehído.

¿Formalde…qué? – Las ciencias nunca se le habían dado bien a Liz. Decididamente, era una chica de letras - ¿Y para qué se usa esa substancia, Doctor?

La estudiante de periodismo no podía aportar mucho en aquella situación. A lo mejor, pensaba ella, el Dr.Wiggin sería capaz de despertar a Victoria de su estado con sus conocimientos de medicina.

Mientras tanto, empezó a echar un vistazo por la habitación en busca de algo relevante. Con suerte, quizá habría algún expediente médico con detalles de su llegada al hospital u objetos personales, como su ropa, que pudieran aportar algún detalle de lo que le sucedió.