Partida Rol por web

V.I.R.U.S.

I. REALIDAD MONOCROMADA

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09/05/2020, 18:41
Latas

Un rápido movimiento lateral bastó a Sabaka para acortar la distancia que le separaba de Latas. Cargó el peso de su cuerpo sobre la pierna trasera y la otra se levantantó mortal como el aguijón de un escorpión. El sonido que desprendió la tela del pantalón moviéndose a través del aire fue testigo de la velocidad y potencia de aquella patada. El impacto había sido tal, que las gafas del cromado se incrustaron en su cara. Las luces de neón de aquellos lentes quedaron tan muertas como su dueño.

Contemplar a Sabaka en acción era como ver al puto Bruce Lee.

Zeta corrió. Se alejó de allí todo lo rápido que pudo y no miró atrás ni una sola vez. Mientras huía, Metano comenzaba a recuperarse...

Notas de juego

Causas 3 de daño a Latas. Suficiente para matarlo. Tu recibes 1-daño en el intercambio (se defendió con sus manos), pero tu estilo de combate te proporciona 1-armadura anulándolo.

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09/05/2020, 19:20
Sabaka

Sabaka se acercó a Metano y recogió del suelo el cilindro que contenía la rosa. Mientras el cromado terminaba de recuperarse, lo introdujo en la mochila que volvió a su espalda. Se acercó a Metano, se agachó a su lado y le pregunto:

—¿Cómo estás, amigo?. ¿Sabes dónde estás?. ¿Sabes quien eres?.

Metano afirmó con la cabeza sin poderse levantar.

—Lo siento por tu amigo, pero debería saber que cuando se desenfunda un arma es para que escupa fuego.

Miró su reloj y añadió: —La hora de entrega ya ha pasado. Si el destinatario es tu jefe, dile que la próxima vez esté en el sitio acordado a la hora acordada. Y aunque seas un guaperas, la próxima vez no quiero volver a ver tu careto en el punto de entrega.

Sabaka miró alrededor y al no ver a nadie más se montó en su bicicleta. Se puso lo auriculares y la música volvió a sonar.
 


La intención era volver a casa. Quería hablar con Fiodor sobre el remitente de aquel paquete...

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09/05/2020, 22:00
MC

Invernadero de Fiodor. Vertedero. 18:29 pm.

 

Era increíble el hecho de que, con unas pocas varillas de metal recubiertas por unos cuantos metros de plástico, se pudiera dar vida a un lugar como ese. Casi con total seguridad, y exceptuando las torres de la élite, aquel invernadero era el lugar que contenía el aire más puro de toda Moscú.

El viejo Fiodor casi siempre estaba faenando en el invernadero. Cambiando piedras de sitio, regando las plantas y arrancando hierbajos. El pequeño Ratón a veces lo ayudaba y así aprendió uno de los trucos para que funcionara en invierno cuando los cortes de suministro o el fallo del generador dejaba Vertedero sin electricidad. Era el disipador de calor: Una serie de piedras negras colocadas en batería destinada a absorber los rayos del sol durante el día y radiar durante la noche el calor acumulado. El jóven recolector pensó que no funcionaría porque el sol estaba casi siempre oculto, velado por la contaminación. Pero Fiodor sabía que hasta la tierra llegaban los rayos ultravioleta suficientes como para que mereciera la pena montar el disipador.

 

Quiero saber más cosas sobre Vertedero y ese invernadero:

¿Dónde consigue Fiodor tierra fértil para cultivar?. ¿Y el agua?. Además de rosas, ¿qué cultiva?.

¿En Vertedero sólo estáis vosotros tres o vive más gente? ¿es una especie de pequeña comunidad?.

Hay electricidad pero; ¿llega de manera "legal"? ¿o la robáis o generáis de alguna manera?.

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10/05/2020, 00:49
Fiodor

Cuando Sabaka llegó pudo oir el bullir del agua y sentir como el aroma del té recién hecho impregnaba el ambiente. Aquellas eran sensaciones de verdad. Sin dobleces ni mentiras. Algo real completamente ajeno al interminable color monocromo que, para quien no tuviera implantado un neurochip, se extendía fuera, al otro lado de las lonas de plástico que conformaban el invernadero. Para Sabaka, ese lugar era más valioso que la torre más alta y lujosa de la ciudad.

—Y bien, ¿cómo ha ido? —preguntó después de servir el té con practicada elegancia. Para el viejo Fiodor, aquello era una especie de ritual personal.

Notas de juego

Límite próximo post Lunes 23:59

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13/05/2020, 22:45
Sabaka

-No ha ido del todo mal, otiez -Así es como llamaba cariñosa-respetuosamente a Fiodor. -Tus rosas no dejan de causar esa inolvidable impresión...
 
Antes de dedicarle toda su atención al té que tenia delante, le hizo entrega del cilindro metálico para que se encargara de prepararlo para otra ocasión. Se sentó, tomó el cuenco del te entre sus manos y dejó que su calor y aroma se apoderasen de sus sentidos.

Piotr, el sobrino autista de Fiodor, tocaba el piano que habían trasladado al invernadero, lugar favorito no sólo de Piotr. Nadie sabe como el sobrino aprendió a tocar ese instrumento. No solo lo tocaba de maravilla, tambien lo reparaba y afinaba. Piotr no hablaba mucho. No hablaba casi nada, simplemente se expresaba a través de la música.

Sabaka depositó el 'paquete' que no pudo entregar sobre la mesa. Era una pequeña caja en forma de cubo de unos diez centímetros de lado. Con las puntas de los dedos se la acercó a Fiodor.
­
-Pienso que deberías ponerte en contacto con el cliente y decirle que la entrega no se pudo llevar a cabo...

Fiodor que se había dejado llevar por la música miró la caja como si no le interesara.

-Ya, me lo imaginaba. Tranquilo, yo me encargo...

Fiodor y sus dos hermanos eran los dueños del desguace. Pasaba de generación en generación y siempre había estado en manos de la familia. Sus hermanos acababan de cerrar negociaciones con la competencia de la ciudad encargada de limpiar la gran zona ocupada por el viejo desguace familiar. Querían usar esos terrenos y la familia de Fiodor se encargó de llevarse toda la chatarra de allí. A cambio, la empresa eléctrica les garantizaba, entre otras cosas, el suministro de energía. Fiodor tenía la mente ocupada en ese asunto. Un asunto que no le terminaba de agradar...

Guardó la caja.

-Vamos a cenar.
 

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13/05/2020, 23:51
Fiodor

Fiodor soltó un bufido cuando vió el paquete sobre la mesa. —Mal asunto, Sabaka— dijo entre dientes. —No se trata de un cliente cualquiera. Estaríamos de suerte si se tratara de uno de esos capullos de la élite, o incluso si se tratara del puto Konglomerat.

Para entonces Fiodor ya había dejado la taza de te a un lado e incluso se le habían quitado las ganas de cenar.

—Hablamos de la Yakuza —soltó finalmente. Cuando Piotr escuchó la última palabra, el piano dejó de sonar bajo sus dedos. Incluso un niño autista que apenas había salido de la “seguridad” de Vertedero conocía el significado implícito de aquella palabra.

La Yakuza afincada en Moscú ya se había convertido en una auténtica megacorporación. Una red multinacional con sus propios satélites de comunicación y al menos tres transbordadores espaciales. Cincuenta años antes de que Sabaka naciera, ya los Yakuza habían absorbido a las Tríadas, la Mafia italiana y la Unión Corsa. Asesinato, extorsión, datos de investigación, formas avanzadas de espionaje industrial y absorción de pequeñas empresas y nuevas corporaciones eran el pan de cada día para ellos.

—Claro que tienes que encargarte tú. Ellos no aceptarían otra cosa —si ya de por sí Fiodor tenía un mal día, el asunto del paquete de la Yakuza no había hecho sino empeorarlo.

—El contacto se llama Bocas. Lo reconocerás fácilmente. Su cara es una especie de collage de tatuajes. Todos orientales, salvo una pequeña ancla grabada bajo su ojo derecho —dijo esto último señalando con su dedo índice un punto dos centímetros más abajo del lugar dónde terminaba su ceja.

—Suele frecuentar el club Annika. El tatuado es adicto a lo que se sirve en ese local —hubo una pausa—. Zagorodnoye Shosse número siete. Esa es la dirección —luego se encogió de hombros.

Notas de juego

Límite próximo post Viernes 23:59

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15/05/2020, 02:37
Sabaka

-Comprendo.
Sabaka se guardó el cubo para llevarselo al cara-tatuada san, lo haría esta misma noche, pero no sin pasar antes por la cocina para dar cuenta del delicioso plato de borsh que le estaba esperando.
-Bueno, relájate ... voy a ver que tal son esos tatuajes del tal bocas ese.     
-Quizá debí traérme al capullo del metano ese de los cojones y llevarselo al bocas a ver si ese es el cliente o no. ¡Y de paso preguntarle por que cojones se presentaron esos tres capullos en el punto de entrega!
-Ya, vale... tu tensión... me voy, hasta mañana, no me esperen despiertos.
 

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15/05/2020, 10:35
Duscha

En la cocina estaba Duscha, la esposa de Fiodor. Una corpulenta mujer al menos dos décadas más jóven que su marido. Esa noche un pañuelo verde ocultaba parcialmente su cabello e iba vestida una camiseta blanca adornada con rayas grises. Cuando escuchó los pasos acercándose, se giró hacia el umbral y miró a Sabaka:

—Fiodor está algo alterado esta noche —tras ella ardía un buen fuego, a cuyo alrededor, en ollitas de tamaño desigual hervía varios platos. Entre ellos se encontraba la sopa de remolacha, cuyo aroma se imponía sobre el resto—. Cuando termines de cenar, creo que lo mejor será que te marches.

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15/05/2020, 11:08
MC

Club Annika. Distrito Akademichesky. 21:06 pm.

Cuando Sabaka entró en el Annika, casi la totalidad de las miradas se centraron en él. Había recorrido la mitad de los kilómetros necesarios para llegar al club a base de pedal. La otra mitad la hizo en metro. Aún así, todavía sudaba. En una de las taquillas de recepción había dejado la bicicleta: Una Brompton plegable de comienzos de siglo. Aquel medio de transporte ya podía considerarse prácticamente una antigüedad.

Bajo la insidiosa luz del neón cruzó la sala central en dirección a la barra. Lo hizo evitando las tarimas sobre las que se alzaban las barras de metal cromado destinadas al voluptuoso contonéo de los cuerpos de las estrípers. Para alivio de Sabaka, todavía no había demasiada gente. Aún era temprano...

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15/05/2020, 11:55
Natascha

La camarera parecía una jovencita descarriada que hubiese encontrado por fin su lugar en la vida. Era evidente que en ese momento estaba al cargo del local, o al menos eso era lo que ella creía. Miró a Sabaka con manifiesta desaprobación cuando este se instaló en uno de los taburetes.

Pidió café. Allí no se servía. La camarera en su lugar le recomendó un cocktail que, sin saber muy bien por qué, aceptó. Se arrepintió en el mismo instante en que el cristal de la copa se deslizó sobre la barra en dirección a su mano. El líquido que contenía era color radioactivo. Contemplar aquel vaso era como mirar el interior de un bidón lleno de los desperdicios de una central nuclear.

—¿No te gusta? —preguntó ella.

Sabaka no parecía prestarle demasiada atención. En su lugar observaba alrededor. Salvo las curiosas miradas de algunos, no había nada en el Annika que lo pusiese en guardia. La camarera se mostraba pasivamente hostil, pero eso no era nada que lo preocupara. A fin de cuentas, su actitud era lógica. Allí Sabaka era como un pez fuera del agua. Un tipo que tenía pinta de no tener ni dónde caerse muerto y que no iba a dejar demasiados creds en el local...

—Vámos, pruébalo al menos.

 

Este es el lugar. A simple vista no ves al tipo de los tatuajes. Es posible que no haya llegado aún o que esté disfrutando de un espectáculo privado dentro de alguno de los reservados.

¿Qué haces?

Notas de juego

Nota: Anoto 2 puntos de experiencia en tu ficha (1 por reafirmarse la primera de tus Creencias al matar a Latas, y otro por el fallo en la tirada de Analizar la situación bajo el puente del río Yauza).


Límite próximo post Lunes 23:59

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19/05/2020, 02:57
Sabaka

Sabaka cogió la copa y se retiró a un rincón discreto desde donde podía observar todo lo que pasaba en el local.
Estaba de mal humor.
Esperando en este antro de mierda a un tipo con la cara pintada... y la copa sobre la mesa tampoco ayudaba.
Se forma un follón delante de los meaderos porque una tía se encierra a llorar. Joder, y la peña paga por estar aquí. Miraba la copa sobre la mesa. 
Estaba seguro que no tardarían en tocarle los cojones de alguna forma. Estaba clarísimo, aquí no pintaba nada.
¿Que coño es lo que le pasa a Fiodor? "Pásate por el Annika a ver si lo ves, tiene la cara tatuada"
¿Desde cuando se hacen así las cosas? 

Vale, hay que serenarse...

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19/05/2020, 10:45
MC

El oído de Sabaka captó una conversación justo detrás suya: —El japonés está esperando por Nika, como siempre. —Era una voz femenina que salía de la boca de una de las estriper del Annika.

—Está en el reservado número siete, y hoy parece estar especialmente de buen humor —hablaba con otra de sus compañeras de oficio. —dile que no tarde. Creo que esta noche se ganará una buena propina.

Sabaka buscó con la mirada la zona de los reservados. Vió a mitad de uno de los corredores laterales del local el metálico número siete grabado sobre la madera lacada de la puerta de un habitáculo cerrado. Dentro de ese reservado se encontraba el contacto de Fiodor esperando impaciente la llegada de una de las chicas de Kopernik.

Ya sabes dónde está el japonés.

¿Qué haces?

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19/05/2020, 11:56
Sabaka

-Vale, menos mal...
Sabaka se levanta y se dirige hacia el reservado número 7. Tras tocar decentemente a la puerta la abre sin mas, saca el paquete de su bolsillo y se lo muestra al japonés durante unos secundos. Al ver en la mirada del japonés que lo ha reconocido lo guarda y se encamina a la salida del local. 
No tenía intención de mantener una conversación en ese antro.

-Si te interesa sal a la calle, pensaba...

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19/05/2020, 12:01
Bocas

Cuando entró encontró al japonés sentado en una cómoda butaca de piel color rojo bermellón.

—Vaya, no eres exactamente lo que había pedido y, sinceramente, Nika es infinitamente más atractiva que tú —una sonrisa torcida se dibujó en su rostro tatuado. La cara del oriental tenía demasiada tinta para el gusto de nadie pero, afortunadamente, entre toda aquella amalgama de pigmentación artificial Sabaka encontró el tatuaje del ancla que le había indicado Fiodor. No había duda. El japonés que tenía delante era el tal Bocas. Sabaka no dijo nada. Simplemente mostró el paquete y se encaminó a la salida del local.

El japonés lo hizo esperar fuera la media hora duró el espectáculo de Nika. Encendió un cigarrillo y le dió un par de caladas. No miró a Sabaka. Sus ojos estaban perdidos entre las luces intermitentes que iban y venían por la avenida Zagorodnoye.

—Quieren verte —dijo. —Ve al Gyotaku; el restaurante japonés de la avenida Sevastopol. Sientate en la mesa reservada de la esquina y, cuando el camarero te diga que no puedes ocupar esa mesa, dile que quieres probar el tartar de cangrejo con teriyaki picante en lugar de mayonesa de Kimchi.

Dió una última calada.

—Lleva el paquete.

La bota de cuero aplastó la colilla y el japonés volvió a desaparecer en el interior del Annika.

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20/05/2020, 01:15
Sabaka

 

Al día siguiente se presento puntual a la hora del almuerzo en el Gyotaku.
El Gyotaku era un restaurante tradicional.
Vestía de forma sencilla pero inpecable. Al entrar nadie se fijo en el. Se había descalzado y dejado su chaqueta en el guardaropa. Solo llevaba el paquete en la mano.
 Había unas cuantas parejas en el local.
Un viejo ataviado con un kimono de seda estaba sentado sobre una tarima y tocaba una flauta de bambú.
 Se sentó a la mesa reservada como le habían indicado.
Al momento llego el camarero pidiéndole que se cambiara de sitio ya  que lamentablemente esa mesa estaba reservada.
-Quisiera probar el tartar de cangrejo con teriyaki picante en lugar de mayonesa de Kimchi. ...si no es abusar.
 

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20/05/2020, 20:34
MC

Restaurante japonés Gyotaku. Distrito Akademichesky.

La estrecha callejuela que se desviaba justo después del Sberbank condujo a sabaka hasta el restaurante. El Gyotaku era un lugar apartado pero tenía la merecida fama de servir buena comida tradicional japonesa. Sabaka, en otras circunstancias, hubiera disfrutado de un tranquilo almuerzo allí. Violó la advertencia que el triángulo metálico anunciaba aquella mesa como un espacio reservado y se sentó.

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20/05/2020, 20:42
Hayami

Mientras estudiaba sin interés una de las cartas de menú que había tomado de la mesa, la camarera se acercó a él. Era una mujer de una extraordinara belleza oriental de ojos rasgados. El rojo de sus labios contrastaba armóniosamente con el pálido maquillaje que cubría su piel.

—Entiendo —respondió cuando el mensajero la interrumpió. Hizo como si tomara nota del pedido y se marchó.

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20/05/2020, 20:52
Iwao

No tardó en aparecer un tipo trajeado indicando que le siguiera. Sabaka caminó tras él y juntos atravezaron la cocina dónde se toparon con el cocinero y su jóven ayudante. Pasaron al lado del crepitar del fuego y de la larga encimera donde se alzaban pilas de platos que temblaban bajo las sacudidas del tajo donde picaban las verduras. El hombre del traje abrió la cámara frigorífica. Estaba gélida y en su interior el aire se volvió frío y húmedo. El aliento de Sabaka se convirtió en vaho, y de haber pasado allí más tiempo seguramente sus dientes hubieran comenzado a castañear. La sorpresa llegó cuando el japonés que guiaba a Sabaka descubrió una puerta oculta tras una estantería plástica. Aquel umbral velado daba acceso a unas estrechas escaleras que descendían hacia una oscuridad apenas difuminada por un cable del que colgaba un bombillo desnudo. Con un gesto de la mano, el tipo del traje "invitó" a Sabaka a descender delante suya.

Parece que el japonés del traje quiere que seas tu quien vaya delante cuando bajéis por esas escaleras.

Un par de preguntas: ¿Que hay de la camarera? ¿Es de la familia o no tiene ni idea de lo que se "cocina" realmente en este local?. ¿Vienes armado?. ¿Llevas algo oculto bajo la ropa?. ¿Has tomado o piensas tomar alguna precaución adicional para tu inminente encuentro con la mafia?.

Cuando estés listo baja por esas escaleras...

Notas de juego

Límite próximo post Viernes 23:59

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21/05/2020, 00:26
Sabaka

No es que tuviera problema en bajar primero las escaleras, pero le pareció que era como de pardillo hacerlo así sin más. 
-No por favor, después de Usted, soy muy torpe y no veo bien en la oscuridad... Usted conoce el camino, le seguiré.
Era una especie de juego
Sabaka se presentó desarmado al encuentro con la Yakusa, no tenía ningún sentido ir armado a una reunión 'de negocios' con ellos, solo y en su territorio.

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21/05/2020, 09:25
Iwao

—Insisto —levantó ligeramente la chaqueta del traje y dejó entrever la pistola. No tenía sentido seguir con aquel juego, pero Sabaka era imprevisible. Ahora la pelota estaba en su tejado.