Partida Rol por web

...Después de la EXPERIENCIA SIMESTIM

^{Torre de la élite del distrito Basmmany. Apartamento de Harlam. 02:13 am.}

El viento azotaba los flancos de la torre Basmmany cuando Harlam contemplaba las luces de la ciudad a través del cristal. Desde el ventanal hubicado en el piso trescientos cuarenta y cuatro de su apartamento, los puntitos de luz que se movían abajo parecían aún más insignificantes de lo que eran en realidad. Contemplar el piso cero desde allí era algo casi metafórico: Las lucecitas nacían espontáneamente y se movían en un aleatorio y constante ajetreo que no parecía tener ninguna finalidad más allá de la certeza de que, hicieran lo que hicieran, acabarían inevitablemente apagadas en algún triste y olvidado rincón de la ciudad. Lo mismo ocurría con la vida de los mugrusos, cuyas existencias eran diminutas y difusas. Fugaces al igual que aquellos destellos intermitentes...

El ejecutivo se quitó la chaqueta del traje y se dirigió al baño. Necesitaba una ducha. Aún podía sentir el asqueroso olor rancio del piso cero adherido a su piel.

—Señor Harlam, siento interrumpirle —la voz interte de la videoconferencia que llegó a través de su neurochip pertenecía a Ella. Era la secretaria que la corporación había puesto a su servicio y, al igual que Gurú, era una I.A que se manifestaba a través del Velo. Aún no había terminado de desvestirse cuando recibió aquella señal.

—Tenemos los datos del próximo evento de Tatiana Kuznetsova —hablaba de la estrella mediática que CryoTech se había propuesto desprestigiar. La corporación funcionaba así: estabas con ellos o te pisoteaban tan fuerte que te hundían hasta más allá del subsuelo del piso cero. —Disponemos de la ubicación y hora. ¿Se lo envío?.

Mientras esperas por Dimitri tienes trabajo que hacer:

Tatiana Kuznetsova es una estrella mediática pero... ¿A qué se dedica exactamente?.
¿De qué va su próximo evento y que tienes en mente para desprestigiarla?.

Tatiana Kuznetsova, la chusma adora a esa fulana que predica desde sus iglesias virtuales la transformación digital del alma. La gente hace cola para escuchar sus sermones enlatados una y otra vez. Está en todas partes. Ha creado un imperio de la franquicia que es ella misma. Su misticismo religioso predica la intrascendencia del cuerpo, y la trascendencia de la onda espiritual. Su principal negocio es cobrar sumas escandalosas por sintonizar tu onda espiritual con el valhalla digital que ha creado en una estación orbital. Las clases acomodadas pagan fortunas para hacer una copia virtual de su personalidad y volcarla en ese paraiso prometido virtual. Una vez allí las sigue estrujando, cobrando sumas ridículas por sesiones de refinamiento espiritual con la finalidad de alcanzar el zen cósmico. Una vez la onda espiritual alcanza el zen cósmico, por un precio apropiado, ella misma retrasmite para su audiencia mundial la ceremonia en la que emite desde su satélite la señal de esos elegidos hacia el espacio y la desliga de cualquier soporte físisco. Es lo más parecido a mandar tu jodida alma al puto confín del universo. Pero la gente la adora, la profeta cósmica. Lástima que haya tocado demasiados cojones con su moralina y sobre todo con sus legiones de fanáticos. Pero la gota que ha colmado el vaso ha sido atacar a la industria de los clones orgánicos y de los cuerpos cibernéticos... demasiados enemigos, poderosos enemigos.

Mientras observo mi desastroso y viejo cuerpo reflejado en el espejo reflexiono clavando mi mirada en el reflejo de mis propios ojos. Voy a demostrar que la profeta cósmica es un fraude, me da igual que no lo sea, aún no sé cómo. Pero un acercamiento quizá me de alguna idea.

- Ella, organízame el transporte para asistir y acredítame para acercarme lo más posible a la primera fila del evento.

Decido qué traje ponerme de forma inconsciente y sigo las instrucciones de Ella para llegar al evento.

^{Estación suborbital Sigma-6. Propiedad de la Unión Oriental.}

La estación estaba conectada al final de un largo cable de nanotubo de carbono negro que bajaba hasta la superficie de la tierra. El cable hacía posible que el ascensor ocupado por Harlam y otros miembros de la élite ascendiera a gran velocidad.

Tras los pocos minutos que duró el ascenso el ejecutivo abandonó el elevador. Atravesó la terminal sin trámite alguno hasta llegar a la zona de microclima de la estación. Allí, una llovizna húmeda prácticamente imperceptible brotaba de los sistemas de climatización dándole al ambiente cierta amenidad en comparación con la aridez exterior de la zona de acoplamiento.

A menudo parecía que la visión de los poderosos ya no estaba centrada en el planeta que les rodeaba, sino más bien en los cielos situados encima de ellos. La finalización del primer ascensor espacial que conectaba la tierra con la Sigma-6 era prueba de ello. Pero este lujo estaba reservado para unos pocos. No sólo bastaba con ser parte de la élite para conseguir acceso al transporte. Para acceder allí era necesario soltar muchos Creds y además tirar de influencia y posición. Tatiana Kuznetsova lo sabía. Por eso había reservado el gran salon de conferencias para su próximo "sermón": Un espacio enorme dotado de cientos de asientos sobre el que una cúpula transparente hecha de una micro-aleación de paladio ofrecía una sobrecogedora vista del espacio exterior. Aquella noche, la crème de la créme se reuniría allí para escucharla hablar. Era evidente que Kuznetsova había subido la apuesta. Sus sermones cósmicos ya no sólo eran escuchados por empresarios acomodados, habían comenzado a calar en las más altas esferas.

—Acceso en primera fila garantizado —dijo la secretaria digital—. Señor Harlam, ¿necesita alguna otra cosa?.

Tienes asiento en la primera fila.
En menos de una hora comenzará el show de la profeta, así que tienes tiempo de dar una vuelta por la Sigma-6.
Dime: ¿Qué opinas de la estación?. ¿Para que se utiliza realmente?.
Tu eres parte de la élite, así que imagino que tú mejor que nadie sabrás lo que se mueve por aquí.

Aún estoy algo mareado del extraño viaje espacial en ascensor. Respondo a Ella mentalmente:

-una jodida bolsa de papel para vomitar hasta quedarme vacío... es ironía, Ella. No lo tomes al pie de la letra, por favor.

A mi alrededor me sorprende reconocer algunos rostros de otras compañías, está claro que esta secta está extendiendo sus tentáculos de forma alarmante. No es normal que me importen o que coincida con los objetivos de mi corporación, pero en este caso los entiendo. Esta zorra ha predicado en contra de nuestros intereses con relativa frecuencia.

Desde un gran ventanal se contempla la tierra. Alguien me acerca una copa y un aperitivo que rechazo, educadamente. Saludo desde lejos a algunas caras conocidas y me paseo por la sala escuchando los murmullos de las conversaciones haciendo uso de mi afinado oído ciberimplantado. Estoy convencido de que esto es un montaje, que no se trata de un oficio religioso sin más. Quizá escuche algo entre todo el ruido de fondo, algo que... pueda servirme.

Me detengo ante el ventanal al espacio, como si observase la esfera terráquea, pero atento a mi alrededor como un felino acechando su presa. Rechazo de nuevo una copa y la comida de la bandeja... una música anuncia que se acerca el momento de pasar a la sala de conferencias.

- Ella, identifica a los presentes, por favor. ¿tenemos informes relevantes de alguno de ellos?

Me vuelvo hacia los presentes que comienzan a acceder a la sala de conferencias. Han aparecido algunos más de esos seguidores de Kuznetsova. No llevan uniformes, pero sus ropas y aspectos son tan similares unos a otros que parecen réplicas o estatuas animadas. Todos son muy amables y miran hacia el suelo o hacia el techo cuando te dedican alguna palabra.

Hago como el resto, pero espero a ser de los últimos para entrar. Quiero disfrutar de la sensación de que vean como llego de los últimos para sentarme en primera fila.

La voz de la asistente artificial accedió directamente al cerebro de Harlam: —CEOs de varias corporaciones menores están presentes. De las corporaciones relevantes sólo identifico a Nikolay Ivanov.

Nikolay era descendiente de Mijaíl Ivanov: Dueño y fundador de la Ivanov Corporation. Era hijo único, y cuando cumplió veintiún años su padre le ordenó que le acompañara a todas partes y así conoció su mundo. Un mundo de relaciones con megacorporaciones, con bancos, empresas privadas tanto de la Unión Oriental como de la Reública Federal Británica.

La Ivanov Corporation picaba de todo, desde el simple negocio de presentar gente a gente, extorsión, actuar de intermediario logístico en complicadas operaciones financieras entre varios conglomerados hasta la compraventa de armas allí donde fuesen requeridas.

Nikolay se convirtió en un lobo. Un depredador en un mundo de ovejas sensibleras y débiles. Aprendió que las costumbres y tradiciones culturales eran importantes en los negocios, y que el honor y el valor del una deuda era algo que siempre se debía mantener.

—Tras filtrar la lista de invitados he marcado las siguientes personas como relevantes o, cuanto menos, interesantes:
 

· Mijaíl Ivanov: CEO de Ivanov Corporation.
· Oleg Igorevic "alias" Rasputín: Líder de una iglesia no reconocida de creencias opuestas a las de Kuznetsova.
· Sergei Vólkov: Lugarteniente del Odonov Konglomerat.
· Pavel Vasiliev: Científico del gobierno. Asistente de Dimitri Ilyanin.

Harlam pudo ver la lista filtrada por Ella impresa en la parte posterior de su retina.

Aspiro el aire muy despacio mientras medito sobre las identidades que Ella me ha susurrado. Entra por mi nariz y puedo sentirlo cómo llena mis pulmones, cómo pasa a mi sangre, cómo mi corazón los manda a cada célula de mi cuerpo. Este aire sintético, como todo lo que nos rodea aquí arriba me hace sentirme enfermo, artificial, falso.

Camino hacia mi asiento casi con torpeza, parece que me tambaleo. Ando concentrándome en ver más allá de todo lo que nuestra industria tecnológica ha manipulado y transformado, arebatándole cualquier valor espiritual para hacer de todo un instrumento de el ego humano. De todo lo que hay allí, a mi alrededor, sólo el resto de cuerpos que raspiran y comparten el mismo aire infecto que yo inspiro y expiro es algo real, auténtico. Me fijo en las arrugas de sus ojos, en las comisuras de sus labios, en las posiciones de su cuerpo, en la forma en que se mueven... en todos esos detalles que no puede ocultar ni la moda ni la tecnología. Me concentro en identificar sus motivos instintivos, quién es un depredador, quién un cordero, quien un buitre carroñero... ¿por qué está toda esta gente aquí?¿comulgan con esto?¿cual es el sentido de esta puesta en escena espacial?¿responde a un plan que no comprendo o es simplemente parafenarlia publicitaria?¿los que están aquí realmente forman parte de esto o son atrezzo como yo?¿Hay unos hilos orquestando esta gente que no se perciben debajo de toda la etiqueta del evento?

Para mí, el velo es todo lo que la tecnología y la etiqueta social nos oculta a nosotros mismos del animal que somos, que en nuestro interior es el mismo que ya habitaba en las cavernas hace milenios.  Bajo toda esa falsa civilización y refinamiento se encuentra el mismo mundo instintivo y desalmado  que siempre ha sido el que han habitado los humanos.

Cuando salgo de mi trance me he colocado junto a Oleg Igorovig. Lo escruto con detalle, y le sonrío amigablemente con mi cara arrugada:

- soy un "fiel" admirador de su mesaje, es por ello que me sorprende su presencia aquí. Yo soy un simple ejecutivo haciendo su trabajo, pero quería que supiese que admiro su "obra" y le felicito por sus logros.

Mientras le saludo, solicito a Ella con mi mente toda la información que me pueda suminstrar del tipo y su doctrina. Tu enemigo es mi amigo, Kuznetsova... me digo a mi mismo y espero con mi sonrisa la respuesta de Igorovic.

Harlam vio con claridad lo que ocultaban las ovejas de Tatiana Kuznetsova bajo sus disfraces de piel de cordero. Encontró miradas ambiciosas desprovistas de cualquier ética y moral acechando presas desvalidas. Vio manos ávidas de beneficio torcidas por la fuerza de la avaricia como garras caroñeras dispuestas para caer sobre la carne muerta por la ilusión desperdiciada en una mentira. Allí no había verdadera fe. Al menos no en la mayoría de los presentes. Aquella parafernalia era, como siempre, un negocio más. Una manera de socializar y obtener beneficio, fama y poder. Kuznetsova estaba de moda. Se estaba convirtiendo en el nuevo trending topic y bajo sus cantos de sirena algunos de los rostros sin nombre que deaumbulaban como zombis espaciales eran parte de su engaño. Otros, simplemente, eran almas perdidas intentando aferrarse a algo que diera sentido a sus vidas vacías. Vidas que habían llegado al límite de la "religión" del consumismo que dominaba los nuevos tiempos y, hastiados de no saber dónde continuar malgastando sus fortunas, buscaban algo nuevo a lo que aferrarse. Allí habían pastores y ovejas, pero también habían lobos. El ejecutivo de CryoTech era uno de ellos.

—Siempre es un placer conocer gente nueva con pensamientos afines —dijo extendiendo la mano. —No me ha dicho su nombre, señor...

Mientras Ella transmitía la información solicitada, el oído artificial de Harlam captó el fragmento de una conversación cercana:

—Lo que si voy a necesitar es que me hagas un favor. Lo único que nos interesa del androide es lo que tiene en su interior. Una vez lo tengamos en nuestro poder vamos a necesitar que tu le extraigas lo que tiene almacenado. Ya sabes a que me refiero... tendrás que usar esa magia que haces en tu local...

El interlocutor tenía el aspecto de uno de esos tipos que tatuaban en su cuerpo catedrales con tantas cúpulas como condenas tuvieran a sus espaldas. Aquel sujeto en concreto, además, llevaba grabado un crucifijo y lucía siete calaveras en las falanjes de sus dedos. A Harlam no le hizo falta escuchar lo que decía quien fuera que estuviera al otro lado de la conversación para saber que aquel era un asunto turbio que apestaba a jugosos beneficios.

—Traspaso de información completo —Le interrumpió la I.A.

—Y a usted, ¿exactamente que le trae por aquí? —La cabeza y la barba de Rasputín estaban perfectamente rasuradas. Las fosas nasales de Harlam captaron en su perfume un vago deje a incienso y sus ojos comprobaron la calidad de la gruesa tela de larga túnica blanca que vestía y asomaba por debajo de un grueso collar de aspecto cromático.

El perfume, la pulcritud y calidad de su ropa, y especialmente esas ínfulas de gurú me asquean hasta la nausea, pero miento y sonrío mostrando la dentadura blanca como el nácar.

- Harlam, puede llamarme así. Estrecho la mano que me tiende con fingida debilidad- Yo,  señor Igorovic, estoy aquí en busca de la verdad.- Le miro fíjamente a los ojos excrutando su mirada - La verdad, simplemente. Como usted bien predica, éstos son tiempos en que el hombre se esconde de la verdad de muchas formas. Yo quiero abrazarla, pero antes debo hallarla. He venido a ver con mis propios ojos si la verdad de Kutneszova es auténtica como muchos aseguran. ¿qué opina usted de eso, encontraré la verdad aquí, hoy?

Una fracción de mi cerebro está procesando la conversación que he captado, aferrándose a cada palabra en busca de un dato revelador que me permita saber un poco más del interlocutor que no veo. Pregunto a Ella en mi cabeza mientras espero la respuesta de Rasputín: Ella, "un crucifijo y 7 calaveras", busca referencias a ello en información relacionada con crimen organizado. Enumera las últimas apariciones públicas de Sergei Volkov, Clubes que frecuenta o aficiones conocidas.

—La verdad puede tener tantas formas como maneras tiene el hombre de ocultarse de ella —respondió. —Su definición y obtención es algo personal; propio de cada individuo. Y en mi humilde opinión señor Harlam, su búsqueda es la auténtica finalidad de la vida. 

La luz ambiental perdió intensidad y se tornó amarillenta invitando a los presentes a ir accediendo a la zona del anfiteatro. El discurso de Kutneszova ya era inminente. 

—Sinceramente, no sé exactamente cual es esa verdad que busca ni tampoco sé dónde se encuentra —dijo. —Lo que si puedo asegurarle es que no va a encontrarla digitalizando su alma y lanzándola a la deriva del espacio cósmico.

Sonrió y su mano izquierda se deslizó bajo la túnica buscando extraer algo de allí.

—Visíteme algún día. Continuaremos esta charla con más calma —tendió su mano y en ella apareció una pequeña tarjeta rectangular:

IGLESIA DEL AYER

Voznesenskiy Pereulok, 8/5, Moskva, Rusia, 125009

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OLEG IGOREVIC
Predicador

La nueva luz de la sala tallaba los pómulos de Rasputín, haciendo más descarnadas aún sus mejillas, y arrancaba reflejos aceitados de su cráneo completamente liso mientras caminaba en dirección al anfiteatro.

La tarjeta es un pedazo de catulina rectangular. Tal cual.
No lleva ningún tipo de conectividad con el velo y tampoco muestra enlaces digitales de contacto.
Este tío parece que se toma muy en serio esa mierda de "la tecnología es mala".

Si quieres ganarte su confianza vas a tener que asistir a su iglesia y tragarte uno de sus vomitivos sermones...

Ella volvió a hacer su magia y la información se proyectó tras los ojos del ejecutivo:

—Sergei Vólkov: Mafioso de la "vieja escuela". Fue la mano derecha de Iosef Odonov antes de que el crimen organizado de moscú fuera reunificado en lo que hoy se conoce como el Odonov Konglomerat. Entre sus delitos se encuentran el asesinato, robo, falsificación, fraude, secuestro, violación, y un largo etcétera.

Actualmente tiene mucha autoridad como lugarteniente de Natasha Odonov y controla el llamado obshchak (el fondo común de los criminales), un privilegio del que solo disfruta la crème de la crème del mundo criminal.

Pasó casi una década en prisión y fué puesto en libertad hace cuatro años. Desde entonces se dedica principalmente a participar en la guerra entre bandas rusas y asiáticas.

Sobre su vida personal no hay datos disponibles.

Ella, conserva y archiva esta dirección... estoy a punto de decir cuando me doy cuenta de que carece de todo sentido. Ella puede localizar cualquier lugar público en instantes, lugares como esta supuesta Iglesia. ¿Quizá este anacrónico pedazo de papel sea una especie de invitación? Decido guardarlo en mi chaqueta mientras hablo entre dientes, manteniendo una sonrisa ensayada, hacia la espalda de la figura que se aleja...

-Ha sido un auténtico placer escucharle, ya estoy impaciente por nuestro próximo encuentro... -mi voz se va apagando hasta volverse casi inaudible incluso para mi oído cibernético- aunque imagino que si por ti fuese sería en una puta caverna a la luz de una hoguera pestilente... pirado.

Contemplo la tarjeta un segundo entre mis dedos antes de hacerla desaparecer en mi bolsillo. Seguro que ha costado una fortuna, usar papel de calidad en estos días es como poseer un cuadro del siglo veinte, sólo al alcance unos pocos. Así que mi desprecio inicial se va volviendo curiosidad ¿qué clase de gente financia a este tipo?

-Ella, lista de patrocinadores y seguidores notables que financien públicamente a la Iglesia del Ayer, incluye corporaciones y medios de comunicación.

Visto que el espectáculo va acomenzar ocupo mi lugar vigilando por el rabillo del ojo, con cuidado de no ser descubierto, al ganster que tan fuera de lugar me parece en esta reunión. ¿qué demonios está haciendo aquí un tipo así? ¿qué beneficio puede estar husmeando aquí un perro del konglomerat?

-Ella, ¿sabemos algo de Dimitri? mándale un mensaje para que me reporte sus avances lo antes posible. Nuestros jefes no son nada pacientes, recuérdaselo, preciosa.

^{Anfiteatro de la Sigma-6. Órbita espacial.}

El ejecutivo tomó asiento en una de las butacas color borgoña de la primera fila y, por un momento, quedó absorto contemplando la vista que el ventanal ofrecía delante de él. La vista de la Tierra desde el espacio era abrumadora. Y aunque uno hubiera visto aquella imagen muchas veces, esta no dejaba de provocar un sentimiento al que era difícil acostumbrarse.

Después sus ojos recorrieron todos los rincones del recinto mientras el anfiteatro se convertía en una gran alma gimiente cuando en la plataforma principal apareció Tatiana Kuznetsova.

—Si algo podemos aprender del análisis de la historia es que la verdad irrefutable de cada época ha quedado invalidada en la siguiente época.

Así se presentó la Gurú Cósmica y el anfiteatro la recibió con un sonoro aplauso.

—Igual que sucede a día de hoy, los autoproclamados poseedores de la verdad afirmaban tener las respuestas a las preguntas, y en verdad sus argumentos estaban pulidos y eran firmes, casi inquebratables. Pero cada época llega a su fin y con ella cada supuesta verdad verdadera era suplantada por una nueva...

A Harlam le costaba mantener la atención y seguir el hilo de aquella sarta de necedades. Cuando Ella le transmitió los datos que había solicitado, por un momento casi se sintió aliviado.

—No hay constancia de patrocinadores que financien la Iglesia del Ayer. Al parecer Oleg Igorevic dilapida la herencia de la fortuna familiar en este proyecto personal suyo. Sólo hay constancia de algunas pocas donaciones anónimas, aunque cabe destacar que estas han sido sumamente generosas. El ideal y la doctrina de Igorevic se opone casi en la totalidad de casos a los objetivos de progreso y beneficio que persiguen la mayoría de corporaciones. De momento, tanto estas como los médios de comunicación, simplemente ignoran a la aún insignificamente Iglesia del Ayer.

Hubo una pausa. La necesaria para que Ella conectara con Dimitri.

—Transcribo: —"Sin novedad. El pájaro aún sigue en el nido".

—Esta era llegará a su fin y con ella también las verdades que la acompañan serán reemplazadas por otras nuevas. Si nos fijamos bien, en última instancia, esto sucede por una simple cuestión. Se suele abrazar solo una las diferentes perspectivas que se pueden utilizar para formar una hipótesis. Pongamos el ejemplo de la verdad en el último milenio. Pasamos de la verdad teológica y religiosa a una verdad atea y estrictamente científica, para explicar el sentido de la vida y del mundo que observamos. ¿Tan equivocados estaban hace mil años cuando afirmaban ser poseedores de la verdad? O mejor dicho, ¿No estaremos igual de equivocados en estos momentos cuando afirmamos poseer la verdad? ¿Qué diferencia ambas verdades, sino un cambio de perspectiva?.

En medio de aquella aburrida disertación, el ejecutivo vió por primera vez entre el público a los otros que eran como él, a los lobos de verdad. Sus ojos lupinos meneándose de un lado a otro bajo las máscaras de piel de cordero de sus rostros entre la masa de seguidores incondicionales de Kuznetsova. Tan destacados e inconfundibles para una mirada experta como la de Harlam. Depreadores ocultos entre un rebaño inconsciente de su presencia. Una metáfora clara de lo que había sido y sería siempre: Unos pocos; los fuertes e inteligentes aprovechándose y sacando beneficio de otros muchos; los débiles e ignorantes.

—La ciencia y la espiritualidad poseen argumentos poderosísimos para demostrar su validez. Cuando dos opuestos pueden validarse, deberíamos pensar que no son opuestos, sino complementarios. La nueva era exige de nosotros la capacidad de ampliar y hermanar las diferentes perspectivas y perfeccionar nuestra comprensión de las mismas.

Aquello era una farsa. Harlam lo sabía. Lo que aún no tenía claro era como demostrarlo para desprestigiar a Kuznetsova...

—La ciencia nos aporta una valiosísima información que, además, podemos medir y analizar. La espiritualidad nos aporta también una valiosísima información, que no podemos medir, pero sí analizar. La espiritualidad nos aporta la información sobre un inicio. La ciencia nos aporta la información sobre cómo fue ese inicio, con los datos que podemos observar y medir. La espiritualidad nos aporta información de un destino. La ciencia nos puede ayudar a corroborar si nos encaminamos hacia ese destino, porque podemos hallar las pruebas que demuestren o invaliden esa afirmación.

Y había otra cosa que tampoco sabía, de momento: ¿Cómo los lobos se beneficiaban de aquello?. ¿En qué consistía exactamente aquel "negocio"?. El ejecutivo pensaba en ello mientras sus oídos captaban de fondo la somnífera voz de la Gurú.

—Creo en la ciencia. Y creo en la espiritualidad. Creo en la unión de la Espiritualidad y el Biocentrismo. Creo que podemos iniciar una nueva era si entendemos, por fin, que todo el conocimiento forma parte de esa verdad, y que no es excluyente sino todo lo contrario. Que las perspectivas son relativas, no absolutas. Que no son una totalidad en sí mismas, sino complementarias.

Sonaron los aplausos que marcaron el fin de la primera mitad de la presentación.

Me levanto un poco aturdido por tanta palabrería. Pienso para mí mismo que si hay aquí algo de interés para esta jauría de lobos lo más eficaz será preguntarle al más peligroso de la manada. Cuando había lobos lo llamaban alfa... no sé si al que yo me voy acercando es el alfa, pero desde luego casi puedo ver sus colmillos y el hedor de la sangre me parece más vívido a cada paso en su dirección.

Cuando estoy lo más próximo que me permitan las circunstancias a él le dedico una encantadora sonrisa.

- Su reputación le precede, señor Volkov. Tiene un minuto para hablar de... futuros negocios. Prometo no hacerle malgastar su tiempo, aunque espero que no haga honor a su reputación si no lo consigo. - Amplío la sonrisa hasta casi mostrar las muelas de forma grotesca.

Escruto su expresión corporal y sus palabras buscando alguna lógica a su presencia aquí, y sus posibles intenciones. Está claro que no es un tipo muy... espiritual.

Dos hombres corpulentos interceptaron el avance de Harlam antes de que alcanzara su objetivo. Los músculos artificiales que los tipos ocultaban bajo el traje negro hacían de ellos la típica estampa del secuaz estandar de la Bravtá. Uno de ellos miró a Sergei Volkov, y este, con un leve gesto de la mano, permitió que los gorilas le franquearan el paso.

—Negocios, siempre negocios —ese fue su saludo. —Sea breve.

Ni si quiera se molestó en preguntar su nombre. El ejecutivo captó entonces, sin margen de duda, la impaciencia latente el mafioso por que la charla del anfiteatro continuara. Aquello lo descolocó por un momento. Contra todo pronóstico, Vólkov si que era un tipo bastante espiritual. ¿De verdad era posible que aquel hombre hubiera caído bajo la red de mentiras que tejía la araña Kuznetsova?. ¿De verdad un tipo como él se planteaba digitalizar su alma y mandarla años luz a quien sabía a dónde?. Harlam casi rió por dentro pensando en ello.