Partida Rol por web

Las preguntas cayeron sobre Szorowski como una cascada... como una avalancha de cieno que inunda un pueblo entero y lo cubre de una espesa masa informe hasta que todo el mundo olvida que allí alguna vez hubo vida. Demasiadas para ser formuladas siquiera. Demasiadas para ser simplemente asimiladas o contempladas en su conjunto. Aquello estaba mal... todo estaba mal. Todo se había hecho mal desde el principio y por eso, por esa simple circunstancia, era del todo imposible que aquello acabase bien. No iba a resultar. Jacob estaba ahora más seguro que nunca que, si bien él no era prisionero de un vídeo juego de miles de millones de dólares, igualmente estaba a merced de gente que se jactaba de estar por encima de los ciudadanos de a pié.

- De acuerdo... - confirmó a su interlocutor sin terminar de entender lo que proponía. - De cualquier modo es esperable que las defensas intenten rechazarle cuando usted se persone aquí. Porque usted... va a venir, ¿verdad? Según Zimmer es del todo imperativo que desactive el sistema con sus credenciales. Si no es capaz de otorgar nuevas credenciales a algún operario que ya esté aquí va a tener que personarse... con el peligro que ello conlleva.

Jacob miró a un lado ya a otro. Intentaba ubicar todas las defensas pero estaba seguro que además de aquellas torretas debía de haber algo más. Era como registrar al presidente de la Asociación Nacional del Rifle y parar cuando encuentras una navaja automática pretendiendo que no hay más. Aquello sería la punta del iceberg.

- ¿Qué más hay? - preguntó con voz angustiada. - En lo referente a defensas, quiero decir. Y, lo más importante... ¿puedo desactivarlas desde aquí dentro?

- La única posibilidad que tendríamos en estos momentos sería aterrizar en la playa. Las defensas automatizadas están pensadas para detener una invasión a gran escala.

Szorowski estaba intentando asimilar lo que podría significar 'a gran escala' para esta gente.

- La idea es que si se trata de una unidad pequeña el personal humano se hace cargo de la contraofensiva. Y eso, gracias a dios, está de nuestra mano. Aún así existe una manera de garantizar una mayor seguridad. En el sótano del edificio está la sala de emergencia. Se diseñó para un caso como éste: un ataque informático que fuera capaz de tomar control del Demiurgo. Nuevamente esas defensas, por motivos obvios, no están automatizadas. Se supone que hay guardias que vigilan la puerta a la sala de baterías auxiliares. El interior de la sala está protegido de forma informatizada y los guardias, en principio, están ahí para evitar el acceso. Algo absurdo si tenemos en cuenta que el interior de la sala sabe 'autodefenderse'. El motivo real de esos guardias es evitar que alguien pueda abrir un panel lateral que hay antes de la sala y que ni ellos mismos conocen. Se trata del tercer panel de metal que hay desde el fondo de la entrada. Si lo levanta encontrará un teclado digital. Dada la situación espero que los pueda convencer de que le dejen abrirlo. El código es 798714064. Es un pasadizo similar a un conducto de ventilación. Al final hay un terminal en el que hay que meter la clave de desactivación del armamento automatizado de la isla. Yo puedo mandar la señal desde este móvil pero alguien tiene que pulsar el botón de recepción para que la acepte.

- 798714064... - los dedos del agente volaron sobre el teclado de su teléfono anotando la secuencia completa. Él tenía buena memoria pero de este modo podría recordarlo con más facilidad. A su vez, los condiciones que habrían de darse para desarmar las defensas del edificio eran abrumadoras ya que, sobretodo, tenían como punto clave convencer a dos agentes de que le dejasen operar sobre el supuesto "corazón" de la instalación. No iba a ser fácil... obviamente.

- De acuerdo... pues voy en camino. Gracias, señor Lockhart. - apuntó más por cortesía que por puro convencimiento. Aún no estaba del todo seguro de que pudiese fiarse de aquel tipo. Como rezaba el refrán "los ricos no son de fiar" y aquel alto ejecutivo no tenía pinta de haber construido aquel mastodonte de acero y fibra óptica con el sudor de su frente.

- Eso sí... dese prisa, por favor.

Jacob esperó a una posible última consigna por parte de Lockhart y echó a correr todo lo que puto en dirección al sótano.

- Avíseme si logra desactivar las defensas.- fue lo único que le dijo Lockhart antes de cortar la comunicación.

Szorowski tenía una misión bastante concreta: alcanzar la base del edificio cuanto antes para convencer a esos guardias y desactivar el sistema. Así que regresó hacia el interior del edificio y cruzó el pasillo en dirección a las escaleras. ¿O quizás iría más rápido por el ascensor hasta el subsuelo?

Jacob llegó casi sin aliento a la sala de control. Buscaba a Dávila con ansia. Necesitaba saber cómo iban los visitantes de Victoriana pero, más aún, necesitaba saber que no estaba sólo. Que aún había allí alguien en quien confiar. Y no sabía si ese alguien era Dávila pero si no actuaba rápido daría igual. 

La bajada por las escaleras había sido mucho más cansada de lo que cabría esperar. Cierto es que la subida había sido peor pero igualmente el cansancio y el estrés comenzaban a hacer mella en alguien que, en definitiva, solía encargarse de asuntos mucho más alejados de la acción. Como analista del FBI no solía estar en el foco de la investigación... no al menos desde el caso Brotzman.

Sin embargo no había mucho tiempo para pensar en eso en aquel momento.

- Dávila... - exclamó a la vez que entraba en la sala de control a voz en grito. - Necesito hablar contigo a solas... ¡ya!

Al parecer el dr. Feelgood había encontrado a los otros dos dentro de Victoriana. Las pantallas los mostraban en unos túneles, bajo tierra, acompañados por una mujer. Davila, al igual que los demás, contemplaban las pantallas absortos, como si estuvieran viendo una película de gran presupuesto en el momento álgido. Alguien comentó en la sala:

- Es una locura pero puede funcionar ¿no? Es decir... si por algún motivo los matan podrían salir...

- ¡No podemos estar seguros! - dijo otro - deberían ir hacia el punto de extracción.

- ¡Eso pretenden! Pero las IAs no les dejan. Joder... casi podría pensar que las IAs se han dado cuenta de la situación. ¿Quién puñetas ha programado esta movida tan siniestra de cultos a lo Lovecraft?

Davila revisa ensimismado su propia tablet mientras contestaba al científico que había hecho la última pregunta sin apartar los ojos de la pantalla táctil:

- Ha sido... ha sido el propio Demiurgo. Ha desarrollado toda una trama sin contar con nosotros. Ocultándonosla. - dijo esto último recalcando cada sílaba con estupefacción. Casi no se dio cuenta del retorno de Szorowski pero a sus gritos hacían difícil ignorarle - ¿Qué? Ahora no puedo salir de aquí, debo estar disponible por si puedo mandarles algún tipo de ayuda... lo que sea... demonios ¿no han logrado liberar todavía a Mizarelli y Zimmer?

¡BANG!

Todos se volvieron hacia los monitores. En ellos se veía a Chris sosteniendo una escopeta de postas humeante con la que acababa de matar a un individuo que llevaba un hacha en la mano. Seguían en los túneles bajo tierra y Jacob se sorprendió al ver como Todd miraba sorprendido a su compañero en la simulación mientras decía:

- Pero tío...

Sin embargo no parecían tener mucho tiempo para discusiones porque había otro individuo con una escopeta apuntando al propio Chris y había salido de su estupor para apretar el gatillo.

El disparo sonó matizado por el efecto de los altavoces y, sin embargo, el efecto de un arma de fuego siendo detonada, su violencia, llevaron a Jacob un paso más allá en su particular espiral de desesperación. Tuvo que respirar... una... dos... tres veces. Necesitaba ese aire más que nunca. Lo sentía como penetraba en sus pulmones y expandían su control sobre la situación.

Recobrando la compostura agarró de la pechera a Dávila y le atrajo hasta sí quedando el uno del otro a escasos centímetros. Si no podía reunirse con el en secreto se aseguraría que no pudiese oír nadie lo que estaba a punto de decirle.

- Escúchame bien... Estamos muy jodidos. He conseguido inutilizar el inhibidor de señal del tejado y he hablado con Lockhart. Le he puesto al corriente y está de regreso. Sólo él puede volver a tomar el control de esto ya que es imposible sacar a Mizarelli y a Zimmer de dónde están encerrados. Pero si no desarmo las defensas antiaéreas del tejado el helicóptero de Lockhart no podrá aterrizar. Necesito hablar con el jefe de seguridad y que saque cuanto antes a los dos guardias del sótano encargados de proteger la sala de emergencia en el sótano. Alguien con suficiente autoridad para que se larguen de ese lugar y me dejen entrar. Lockhart me ha dicho cómo. Pero deben irse.

Casi la presa que Jacob había hecho en la pechera del técnico se había ido cuándo el agente volvió a asir con fuerza.

- Ah... y quiero que encierres en un despacho bajo llave a Natalia Fisher. Lockhart cree que esto es obra de ella y de un tal Samuel Bronson. Me dijoq ue a este ya lo habían despedido pero que quizá está asaltando el sistema desde algún  lugar remoto con Fisher como medio. 

Jacob comenzó a andar hacia la salida... tenía que llegar al sótano antes de que fuera tarde.

- ¡Date aire...! - instó al técnico braceando.

El técnico parecía sobrepasado por aquella situación. Se quedó mirando un momento confundido hacia un Szorowski que ya estaba saliendo por la puerta como una exhalación.

- Está bien... yo... ¡espere! ¡iré con usted! Tengo el nivel de seguridad necesario para ello. Pero...

Agarró a Szorowski por el brazo antes de que se fuera, para acercarse a él:

- Natalia es aquella operadora.- dijo señalando con la cabeza a una mujer joven que observaba atentamente los monitores - ¿Qué demonios quiere que haga? ¿La retenemos? ¿Voy con usted?

- ¿Tienes las llaves de algún despacho...? Nos metemos dentro y, a puerta cerrada, le quitamos las credenciales, tarjetas de acceso, móvil... todo.

Aquel momento iba a ser incómodo. Jacob, a pesar de ser un agente del FBI no solía "detener" a alguien y, de hecho, sabía que incluso aun estando habituado a hacerlo se podría ver en un compromiso dado que aquel islote se había erigido como una República Independiente de Demiurgolandia. Pero los fregados burocráticos ya vendrían después... ahora se terciaba parar aquello con suma urgencia.

- Por cierto Dávila... ¿sería posible algún audífono bluetooth... o un puñetero walkie para mantenernos en contacto con esta sala en todo momento? Realmente empiezo a estar harto de subir y bajar escaleras cada vez que tengo que hablar contigo. Además... si vienes conmigo podrías así tener un ojo puesto en la simulación.

- Claro... esto...- el hombre se acercó a un terminal y cogió un comunicador que le tendió a Szorowsky mientras él mismo se ponía otro - Esto nos mantendrá comunicados. Y a su vez si pulsas aquí hablarás por ese terminal de forma global y podrás escuchar lo que se diga en la sala.

Luego se volvió mirando a la mujer.

- Está bien... voy a hablar con alguien de seguridad para que se haga cargo.

Y se dispuso a salir al pasillo con el agente del FBI.

Antes de que ambos salieran en la pantalla se veía como los visitantes de Victoriana estaban revisando la brújula y el mapa en medio de un bosque nocturno. Aquello no pintaba demasiado tranquilizador pero Szorowsky tenía sus propios problemas.

- Vamos... pero por las escaleras. He subido y bajado más peldaños hoy que en toda mi vida pero no me fío de los ascensores. Si esa IA del demonio está controlando el edificio no sería raro que nos bloqueara el paso encerrándonos entre dos plantas.

Jacob no quería asustar a Dávila pero tenía que entender que aquello era mucho más que reprogramar un computador. El peligro era real, tangible... e incluso potencialmente mortal.

- Claro que si yo fuese eso que llamáis Demiurgo directamente despeñaría el ascensor y dos problemas menos.

Bajaron las escaleras todo lo rápido que podían. Por el comunicador les informaron que uno de los guardias de seguridad se había encargado de escoltar a la señorita Fisher a una sala de reuniones, donde la mantendrían vigilada. Al menos algo parecía empezar a estar bajo control.

Al llegar al final de las escaleras se encontraron con unas puertas de acero que nada tendrían que envidiar a las de un banco nacional. Davila se dirigió a un pequeño terminal lateral y, para sorpresa de Szorowski, sacó una llave del uno de un compartimento trasero de su tablet.

- Esta sala inferior es el núcleo de todo. Se han dispuesto controles mecánicos aparte de los digitales porque aunque era remota los jefes tuvieron en cuenta también la posibilidad de que Demiurgo fuera intervenido de alguna manera.

La puerta se abrió para mostrar un pasillo de metal que terminaba en otra doble puerta de metal. Tal como Lockhart había afirmado dos guardias fuertemente armados se encontraban ante ella. Vestían ropa de kevlar negra y cascos al más puro estilo SWAT. Estaban atentos, con ambos fusiles apuntando hacia los recién llegados.

- Bueno... creo que ahora viene la parte donde los intentamos convencer.- Davila levantó su credencial - Doctor Davila, asignación de seguridad A3. Y me acompaña el agente del FBI Szorwoski.

Los dos tipos seguían apuntando sin bajar sus rifles un ápice...
 

- Oh, joder...-  murmuró Davila mirando un mensaje de la tablet - Me acaban de informar que el sujeto de investigación de comportamiento, Brotzman, acaba de asesinar a sangre fría a una mujer delante de su hija. Esto se está descontrolando por momentos dentro y fuera...

Los tipos de las armas seguían atentos a los movimientos de los recién llegados.

Jacob aguardó durante unos instantes a que Dávila hablase. Según el mismo había dicho arriba, en la Sala de Control, ejercía cierta influencia y podría "tirar de rango" de cara a los dos gorilas que se apostaban en las puertas que guardaban el núcleo del sistema. Sin embargo esto no parecía que fuese a suceder. Al menos parecía que el técnico estaba más a la espectativa. Unos segundos cayeron del reloj sin que ninguno moviese ficha cuando, al parecer, Dávila recibió una comunicación relativa al transcurso del "juego". Jacob suspiró hondamente.

- ¿Y qué esperabas..? - contestó secamente... como si el técnico fuese responsable último del comportamiento del preso.

Mucho había temido aquella situación pero ahora era patente el fracaso total de los tres cabecillas de ese proyecto que pensaban que podían ser dios dentro de un videojuego y, encima, venderlo al mundo como "la gran solución a los problemas de la delincuencia". Ególatras y megalómanos... ricachones pagados de sí mismos que no sabían en absoluto nada de la realidad y que habían decidido construirse una a su imagen y semejanza. El asco fue patente en el rostro del agente del FBI. No iba a comentar más el asunto... de hecho, Dávila no tenía culpa alguna pero al menos se solazaba con la premisa de que todo lo que Todd Brotzman, el asesino en serie que acabó con la vida de tantos, incluido su compañero, solo estaba matando en una simulación de realidad virtual.

Jacob volvió a suspirar tratando de alejar ese tema de su mente un instante. Había asuntos más acuciantes allí. Con un gesto ensayado recuperó la placa de su bolsillo y la mostró a los dos guardias armados.

- Mi nombre es Jacob Szorowski, agente del FBI. He sido designado por el cuerpo para supervisar la puesta en marcha del sistema Victoriana y este está fuera de control. Aquí el técnico supervisor del sistema, Lucius Dávila puede darles detalles si lo precisan pero tengo orden directa del señor Lockhart de entrar en esta sala y desactivar las defensas preventivas del edificio para que su helicóptero pueda aterrizar en el helipuerto y desactive la simulación. La vida de los testers está comprometida y tanto Zimmer como Mizarelli está encerrados por la IA que controla la simulación en su despacho, varias plantas más arriba.

La perorata salió de sus labios con serenidad y calma. Había mucha información... quizá demasiada para ser procesada por aquellos tipos que, por otro lado, no parecían muy dispuestos a usar el cerebro. Y sin embargo eran la única esperanza de poder parar todo aquellos sin víctimas. Al menos sin víctimas reales.

Quizás fuera la seguridad con la que Szorowski hablaba, la placa o la presencia de Davila. O puede que la combinación de las tres cosas. El caso es que los guardias bajaron sus armas y asintieron¹.

- Nos han informado por los comunicadores que todo se ha vuelto un caos ahí arriba.- dijo uno de ellos echándose a un lado - Pero deberían tener cuidado en la sala. El sistema de seguridad automático es controlado por...

Para sorpresa de ambos el agente del FBI se dirigió hacia la pared lateral y pulsó en un panel oculto.

- Pero que cojones...- fue lo único que pudo murmurar  el otro guardia al ver como una parte de la pared se deslizaba como en una película de la Hammer de los 50.

Davila no parecía en absoluto sorprendido. Estaba claro que él sí conocía aquel pasadizo.

- Me hablaron de la existencia del pasadizo en la reunión de seguridad de nivel A. Se supone que hay un código que introducir. ¿Lo tiene? ¿Quiere que entre yo o prefiere hacerlo de forma personal? - dijo dirigiéndose a Jacob, ignorando ahora a los sorprendidos guardias.