Partida Rol por web

"Estoy perdido."- cai de rodillas sin fuerzas con la vista en el cielo.- "Seré el hazme reír de todos".- En ese instante  solo quería se abriera el cielo y me mandara un rayo para pulverizarme, no merecía vivir, de pronto un grito hace que levante la mirada asustado, pensé que los dioses habían escuchado mis palabras y tenia que detenerlos, no quería morir aun.-

-¡ES BROMA!...¡ES BROMA LO DEL RAYO!!.- grite fuerte pero de pronto el mundo estaba girando alrededor de mi, ¿o yo estaba volando?, sea como sea, sentí como si un camión o algo chocara contra mi antes de quedar inconsciente en el pavimento.

-UY...Uy...ay.- es todo lo que el chico dice cuando siente que algo le punza el estomago, lo que indicaba que se encontraba semi muerto, en ese estado es cargado por la chica desconocida, que para su suerte iba hacia el mismo lugar de vacaciones, aunque el no lo sabia aun.

Cuando fui despertando sentí que me encontraba saltando de arriba y abajo con mis brazos colgando  hacia el suelo,
"UNA ANIMAL SALVAJE ME A ATRAPADO"- típica película donde una bestia atrapa a un inocente y lleva su cuerpo para alimentar a sus bebes monstruitos. Asustado abrí los ojos para mirar quien me había atrapado "¿humano?". Ve un poste que pasaba justo a su lado y viendo una forma de impedir que siguieran avanzando, estira sus manos y se agarra con todas sus fuerzas mientras comienza a gritar.-

-EY!! ALTO!! ¿DONDE ME LLEVAS?  AUXILIO!!! ME ESTÁN SECUESTRANDO!- Entre el tira y afloja descubro que una chica era la que me llevaba. No era lógico que de la nada perdiera la conciencia y que cuando despertara apareciera en los brazos de una mujer llevándome quien sabe donde. Viendo como la gente empezaba a mirar alrededor con todo el jaleo vuelvo a gritar varias veces.-

- AUXILIO! UNA PERVERTIDA ME ESTA SECUESTRANDO!!

Ante el follón que estaba dando y que se esforzaba por engancharse en algún sitio (cosa bastante poco probable) decido darle un golpe en la cabeza para dejarle inconsciente.
Ante la mirada de la gente sonrío de forma adorable y les explico que ha sido un malentendido, que yo me lo llevaría al hospital, y antes de que me dijeran nada o me pusieran pegas vuelvo a ponerme en marcha, todavía más rápido que antes, intentando no llegar tarde al lugar.

El sueño era algo fantástico, Natasa Marina, la más cachonda de las presentadoras y ex-modelo estaba en su cama, subiendo poco a poco con suaves caricias por su cuerpo y estaba totalmente encitando provocado que en las sábanas se marcara algo más que su cuerpo. Cuando el móvil sonó tuvo el impulso de lanzarlo por la ventana pero se contenía pues era el único que tenía y no había dinero para otro. Simplemente le dió al silencio y se dió vuelta para disfrutar más en profundidad de su sueño.

Quedó dormido en poco tiempo y el sueño prosiguió con más excitación pues ella ya lo besaba y acariciaba muy deseosa del contaco físico íntimo. Todo fue disipado cuando, de repente, apareció en anciano al cual le había comprado el boleto con un traje de baño de mujer y le chilló - ¡El sorteo! - Provocando que toda pasión o efervescencia del sueño se fuera en breves segundos al igual que el, de momento, ligero bulto en la entrepierna.

Se levantó de un salto dejando todo perdido, se puso algo por encima y y comenzó a llenar la mochila con las cosas que encontraba por el suelo. Quedó todo hecho una especie de bola de ropa dentro de la mochila pero era indiferente. Se calzó con unas deportivas algo viejas y salió, apagando todo a su paso y cerrando con llave. Las llaves las metió primero en el bolsillo pero como no le convenció las guardó en un bolsillo de la chaqueta de cuero que lleva por encima.

Puso los cascos en los oídos y le dio al reproductor de música y comienza a sonar una de sus canciones favoritas: Industructible - Disturbed. Sale del portal andando mientras se encuentra que el autobús ya está saliendo. El instinto le dicta correr pero razona un poco, se mira y está preparado para llegar hasta allí corriendo, por lo que comienza a andar por las calles y callejones que conoce de la zona para llegar allí antes que el bus ya es algo personal enre él y el coductor.

Pasa por detrás de un chino, sale el dueño con una plato pues iba a tirar algo de comida, se lo quita Erik mientras sigue corriendo, le da un bocado rápido llenanado el estómago y prosigue su camino dejando que el plato caiga a su paso, rompiendo en el proceso. Gas de locales, contenedores, charcos y dorgadictos pasaron de largo cuando él salió corriendo y dejándolos atrás.

Estaba en el trayecto y una gran estatua era transportada por dos obreros de una mudanza, pasó deslizándose por debjao mientras seguía corriendo, de nuevo a una callejuela con gente rara. Esta vez eran macarras y no tenía tiempo para pararse, lo insultron y se interpusiron, golpeó a uno brutalmente en el cuello haciendo que callese hacia atrás y le propinó un rodllazo en la cara, dejándolo inconsciente. Los demás lo siguieron pero no podría detenerse con eso. Se metió en un edificio abandonado que conocía a la perfeccción y comenzó a subir mientras seguía hasta el muelle. Lo siguieron tan rápido como pudieron pero él era mejor, y lo sabía. A medida que fue subiendo fue golpendo tablas y puertas con la mochila haciendo que calleran en sus oponentes y desistieran tras los primeros golpes.

Cuando llegó a la cima, se paró un momento, observó a su alrededor y la pista cambió. Ahora toca I stand alone - Godsmack otra de sus favoritas. Encontró el muelle en el horizonte y fue en su dirección. Esa zona estaba en obras pues iban a construir unos apartamentos en un edificio algo más alejado y había varias grúas, una de ellas a escasos centímetros de la azotea que llevaba hasta el edificio en cuestión por lo cual no dudó en seguir el camino marcado.

Transcurrió por la gran viga de hierro de la grúa y llegó al otro edifcio, el muelle ya estaba cerca pues se olía el pescado y se dejaba notar en el aire una cierta salinidad no muy normal en el centro. Llegó a la parte de arriba del edificio y comenzó a dirigirse a la parte opuesta de él, la fachada medio construída que tenía en frente un depósito de telas y mantas a la par que de algo de arena pues estaban ahí para conservar algunos materiales de construcción. Saltó hacia él y calló de pleno pero, antes de haberlo hecho, sonaron motos a lo lejos y con un gran rugido.

Salió de la maraña a la que había caído y siguió su camino mientras salía a una de las calles principales y no bajaba el ritmo de sus piernas . El estruendo causado por lo motores de las motos había llegado a su zona, echó una mirada hacia atrás y estaban los imbéciles del callejón con unas motos bastante parecidas a la Harley Davidson. Siguió corriendo mientras volvía a una callejuela y dejaba caer una pila de palés que estaba en ella. Algunos golpearon las motos haciendo que calleran y otros impidieron el paso.

Erik llegó al final del callejón y ya estaba allí el autobús - Mierda, soy demasiado lento - Pensó mientras se daba vuelta dejando la mochila en el suelo y poniéndose en guardia pues esto no iba a acabar bien del todo ni de broma. Levantó puños poniéndose en posición defensiva y mantenía la distancia de unos dos metros frente al primer oponente. Tres de los moteros iban a su encuentro, uno armado con una navaja en la mano derecha, otro con una barra de hierro y el otro con un bate de béisbol. Blackhearth sabe que debe mantener entre los 2 y 3 metros de dintancia debido a es el espacio vital que te llega para reaccionar ante cualquier amenaza y está alerta que, junto con el calentiamiento, ha desentumecido sus músculos.

La pelea comenzaría en breves y estaba preparado para cualquier cosa mientras repasaba movimientos mentalmente. La concentración era total y comenzó a sonar Inside the fire - Disturbed cuando todo estaba por empezar.

No sabia lo que pasaba, la chica o mujer no se molesto en calmarlo, decir lo que algo  o girarse para mostrar su rostro, la gente ya se estaba poniendo atención, pero antes de que que pudiera volver a gritar  siente un fuerte golpe en la cabeza que lo hace quedar  prácticamente inconsciente sin poder hacer nada, queda a merced de quien lo había atrapado, seguramente despertaría maniatado y en un lugar desconocido.

Tu padre esperaba que le dijeras algo... quizás algo importante, pero al escuchar tu pregunta, y pese a la preocupación, no puede evitar sonreír levemente al verte tan feliz, dando saltos por la casa, pareciendo Heidi en el monte. 

-Muy bien muy bien... ¿ya tienes todo?, ¿seguro? Claro que tengo el auto preparado, no te preocupes por eso. 

No tardáis en llegar a la puerta de casa, donde tu padre te ayuda a cargar la maleta en el auto. Os despedís de tu madre, quien prefiere las despedidas rápidas a las, digamos, demasiado ñoñas y largas (más que nada porque prefiere ahorrarse el llorar para cuando se encontrase sola en casa). 

Subes al coche de copiloto, esperando unos minutos a que tu padre programase el GPS para no perderse, aunque realmente el camino no tenía ningún misterio, tal vez lo que quería era estrenarlo... 

-En marcha entonces- te mira por un momento con una ceja levantada -¿estás segura...?- "de que quieres hacer el viaje". Parecía obvio lo que iba a preguntar, pero se dedica simplemente a mirarte durante unos laaaargos segundos, sacudir después la cabeza y esbozar de nuevo su sonrisa de padre, esas sonrisas que son algo burlonas y superiores, además de transmitir cierto cariño y seguridad. 

Sin prisa pero sin pausa, y con una suave conducción por parte de tu padre, no tardas en ver el mar, quedaba poco para llegar al puerto. 

La carrera se incrementa conforme se va formando la imagen más y más clara de tu hermana cabreada contigo, casi como un demonio, lo que hace que incluso tragar saliva se haga bastante complicado, dejándote la boca seca.

No tardas en llegar a la puerta de tu casa, y lo que realmente te da un respiro es que no se encuentre delante de ella, quizás ni siquiera se había despertado. Mejor así... Pero de pronto la puerta de entrada se abre con un fuerte golpe y ves una cara conocida, demasiado para tu gusto. 

-Onii-chan... ¿te ibas sin despedirte?

La cara de Aiko no se parecía en nada a la que debería tener, teniendo en cuenta la fuerza y el cabreo que parecía tener en contra de la puerta cuando la había abierto. Comienza a poner morritos y a hacer pucheros mientras te mira con sus enormes ojos, intentando hacerte sentir mal, acercándose más y más. Aunque no tarda en cambiar los pucheros por una sonrisa pícara mientras guiña un ojo. 

-Claro... pensando en las boobies de las chicas... ¿cómo ibas a pensar en tu hermanita para despedirte?- se lleva las manos a los pechos, todavía sin desarrollar con cara de circunstancia -¡¡pues que sepas que haces demasiado ruido y que me has despertado!! Me había levantado para hacerte el desayuno porque mamá y papá se irían antes... ¡Y CUANDO BAJO ME ENCUENTRO CON QUE ME CIERRAS LA PUERTA EN LAS NARICES Y NI SIQUIERA TE DESPIDES!- te saca la lengua con cara de verdadero enfado, soltando unas cuantas cosas más gritando, pero gritaba tanto que retumbaba en la cabeza y ni siquiera era posible entender lo que decía sin que reventasen los tímpanos. 

-Eres cruel...- parece que ha terminado de gritarte toda la retahíla que tenía reservada para el momento, seguramente hasta se imaginaba que te marcharías sin despedirte, y ahora se le veía triste, abatida... Uno de los fallos que tienes es verte tentado a darle un abrazo, lo que provoca que te dé un fuerte puñetazo en la boca del estómago y te mire con gesto realmente enfadado, pareciendo un poco bipolar... 

 -tch, y ahora me vienes con esas- hasta el tono de voz había cambiado, sonando algo grave. 

Echa el aire en un graaaaaaaaaaaan suspiro, escondiendo la cara en sus manos, y cuando las aparta vuelve a sonreír de forma adorable (¿he dicho bipolar? ¡¡polipolar!!) -bueno, que sepas que ésta te la guardo, ¿sí?- parecía una pregunta trampa, una de esas que si contestas es malo, y si no contestas... también. 

O sería malo si te dejara tiempo, pero no es así, ya que no tarda en darte un gran abrazo con una risita algo infantil -te dejo ya que te vayas, sino llegarás tarde- te da un beso en la mejilla y te da un leve empujón hacia fuera mientras se despide moviendo el brazo de un lado a otro -¡¡¡pásalo bien!!! ¡¡¡y liga mucho!!! ¡¡¡y tráeme alguna cuñada!!! 

Tras esta despedida...un tanto extraña de tu hermana decides marcharte de nuevo hacia el puerto. Antes ibas bien de tiempo, pero ahora lo tenías un poco justo para llegar bien, por lo que más te valía correr a bastante velocidad. 

Aquello pasó tan rápido que no tuvo tiempo a reccionar. Se le notó algo perturbado cuando Aiko se agarró los pechos y los ojos fallaron la prueba de voluntad para no mirar. Apenas fue capaz de murmurar unos cuantos "Lo siento", "Lo siento", mientras ella le odiaba, le comprendía y le daba golpes. Aiko en estado puro.

- Te traeré algún regalo de allí, prometido. - le dijo cuando estaban abrazados, dándole un fugaz beso en la mejilla - Te quiero. -

Salió a correr con un gesto de mano y escuchándola gritar todas aquellas cosas, sin poder evitar suspirar de nuevo. Aunque ya se hubiera despedido, seguía teniéndole pánico a la vuelta.

El reloj. El reloj. ¡¡EL RELOOOJ!! Apretó el ritmo de la carrera a todo lo que le permitía su cuerpo. Escuchó la voz de su entrenador, gritándole las órdenes que debía cumplir en los entrenamientos... o eso haría, de no ser porque faltaba a casi todos y apenas sabía lo que aquel tipo ordenaba. Si no llegaba a tiempo, sería él mismo quien se cargara a Aiko a la vuelta por frenarle.

Tenia muchas ganas de irme ya, apenas me habia despedido con un beso en la mejilla con mi madre. Era demasiado dramatica, tampoco era el tiempo que iba a estar en casa pero seguro que se ponia a llorar.
Gracias a padre pude subir las maletas, apenas tenia fuerza por tanto las maletas me pesaban demasiado para mi, las mujeres siempre vamos demasiado cargadas.

Al sentarme en el copiloto no pude dejar de reir por los problemas que tenia padre para programar el GPS. Habiamos ido al puerto un centenar de veces y aun asi el hombre se empeñaba en usarlo.
-Vamos padre, que no quiero llegar tarde. Le repeti otra vez inflando mis mejillas por su lentitud.

El coche comenzo a moverse y pude ver el paisaje al fin moverse. Normalmente el recorrido lo hacia a pie y era su pequeño momento de libertad, si lo hubiera echo en auto no habria podido participar en el concurso ni ganarlo. No tarde en poder oler el aire del mar. Estaba impaciente, queria ver con quien me encontraria mas adelante. Esperaba que fueran simpaticos.

Aquellos tres moteros estaban ya muy cerca de ti.
Mientras dos de ellos seguían encima de la moto sonriendo y echándote varios insultos el de la navaja se baja de la moto.
-¿Tus ultimas palabras niñato?
Vaya...¿te lo estaban poniendo tan fácil? Sonreistes entonces por la imprudencia de aquel motero.
Justo antes de que fuese a clavarte la navaja en la zona derecha de tu torso consigues parar su brazo, darle un rodillazo dislocando así su codo y haciendo que aquel pobre infeliz caiga de rodillas chillando y llorando. Para terminar le regalas un rodillazo en la cara rebentandole las narices y le robas la navaja que aunque no te haría ninguna falta te parecía bonita.
Para cuando te quieres dar cuenta ya están los otros dos bajando de sus motos a toda pastilla y corriendo hacia ti.
Te giras entonces esperando a que te ataquen a la vez.
Una barra de hierro intenta ir directo hacia tu cabeza, cosa que paras con tu brazo antes de que eso ocurra, sin embargo en ese momento un bate de béisbol te golpea detrás de la rodilla izquierda, haciendo que pierdas el equilibrio y tropieces.
La barra de hierro te da en la boca del estomago entonces, un puño te golpea la cara sintiendo como tu mejilla palpita muy fuerte y va aumentado su temperatura.
El chico de la navaja va a ti cuando ya estas de rodillas en el suelo y comienza a patearte en distintas zonas de tu cuerpo.
Sientes sangre por tu nariz, te duele el estomago, el torso, tienes un ojo morado, varios rajazos por la camisa, brazos, pecho...
Sientes que no podrás con esa situación, que vas a quedar allí tirado y perderás en definitiva el viaje.
Se te forma un nudo en la garganta de la rabia.
Por fin iba a poder descansar...
Entonces ves algo en aquel callejón. Una especie de sombra o algo, en realidad no puedes verlo muy bien dadas las circunstancias.
-Yo creo....que eso esta mal, tendré que llamar a la policía.
Todos escucháis perfectamente esa frase. La voz es muy tranquila, como si aquella persona no estuviese alterada o asustada, como si estuviese totalmente segura de lo que hiciera.
Los tres paran y se giran para ver que es lo que ocurre.

Una persona de cabellos rubios y largos es lo unico que podeis ver, el resto esta cubierto por una capa negra.
-Joder! ¿quien es ese? da puto miedo, tu Konichi, ve a por ese antes de que llame a la pasma.
El hombre del bate va acercándose al individuo.
ES tu oportunidad, sacas la navaja y la clavas en el tobillo al del bate de hierro haciendo que caiga al suelo chillando. Entonces te levantas del suelo hasta quedar a la altura del otro que le das un cabezazo en las narices que ya reventastes antes haciendo que el dolor sea insoportable y no pare de chillarte cabrón.
El hombre del bate se gira a ti corriendo, pero tu escondes una barra de hierro que estalla en su cara y vuelve a dar en varias partes del chico haciendo que se desmalle en el suelo.
Vuelves al de la navaja dándole una patada en...sus partes intimas (si no hacías eso reventabas) y te giras hacia aquel extraño que en cierto sentido te a salvado de una buena, pero...!no esta¡
Como fuese, ya tenias tres motos.
Sonríes para ti entonces. Le robas todo lo que te interesa de aquellos tres tipos, carteras, móviles, colgantes, anillos, vamos lo que te guste, y te llevas una de las motos para llegar hasta el puerto.
Mientras vas hacia el puerto tu movil reproduce https://www.youtube.com/watch?v=GVcY--XzeIc&index=8&list=RDaWxBrI0g1kE
Tu sonrisa no podría ser mas amplia.

La pelea se había desarrolado un tanto desfavorable contra él en el meridiano de tal pero finalmente terminó ganado, como era habitual. Pocas personas podían ganarle en un combate directo y en 1vs1 todavía menos. Se colocó la nariz escupiendo sangre, salta en el sitio desentumeciendo el cuerpo aunque le duele un poco pero nada comparado con lo que ya ha sufrido que no es para nada poco. Se gira a mirar a los pobres incautos y respira hondo mientras piensa en qué será lo que haga.

Comienza a registrarlos y se queda con todo lo cual guarda en la mochila pero le apetece ser un poco macabro antes de salir de allí. Una sonrisa maliciosa aparece en su rostro y cuando lo hace nada bueno ocurre. Levanta a uno de los individuos y lo pone contra la pared. Con la preciosa navaja que tenía le obligó a desnudarse allí mismo, toda su ropa la metió en su mochila menos la interior, pues estaba sucia. También se guardó carteras, llaves y todas esas cosas. Una vez el hombre estaba desnudo lo obligó a desvestir a los otros pero no se quedó con la ropa. La cogió, la rasgó y la usó de cuerda para atar sus manos entre sí y, por último, atando un pie de cada uno a otro de otro de ellos¹. Parecería gracioso es cómo buscarían ayuda y por ello lo hizo.

Salió a la calle, encontró las motos y su rostro se volvió a iluminar. Buscó por los alrededores y encontró un tubo flexible. Abrió el depósito de las motos que menos le gustaban y comenzó a sacar la gasolina. Cogió los típicos recipientes que tienen las motos o vehículos para almacenar algo de GAS para urgencias y los llenó hasta que no pudieron más. Dejó la mochila y los "bidones" en el interior del asiento² y en los laterales³ Se giró y vió que cerca había un bar, fue hasta la terraza y cogió dos azucarillos que vació cada uno en el depósito de las motos que no llevaría.

Cogió las llaves de la moto que le gustaba en exceso, la metió y arrancó. El rugido de la moto es inmenso y le gusta. Hace que el motor suene un par de veces antes de marchar. Se monta, abre la chaqueta de cuero que llevaba, se coloca una pulsera de metalero⁴ y se la pone, la termina de abrochar con la boca mientras arraca y va a incorporarse a la vía. Mira a ambos lados y comienza a seguir el camino hasta el muelle, esta vez más relajado.

En un principio mantenía el límite de velocidad pero poco a poco la música lo envolvía y ello hizo que aumentara más y más la rapidez del vehículo. Su pelo se movía, al igual que su chaqueta, hacia detrás haciendo ondas como se fuera una bandera. Evitó un par de coches y autobuses de manera sinuosa y siguió su camino.

De una manera o de otra, todos los jóvenes premiados para ese singular viaje comenzaron a llegar, unos corriendo, otros en coche... Una chica de pelo corto y rosáceo llega derrapando con un chico inconsciente (que va recuperando la conciencia una vez en el puerto) en brazos, como si fuera una princesa, y una gran maleta que una persona normal no podría levantar siquiera... 

Algunos más que otros han tenido algún problemilla que otro antes de acudir a su cita de las 10 en el lugar, aunque ahí estaban, en un puerto donde habían varias embarcaciones, donde soplaba una agradable brisa de mar, con el chillido de algunas gaviotas que volaban tranquilamente, y las suaves olas chocando con la superficie del mar. Entre las embarcaciones había una lancha bastante grande y lujosa donde cabrían todos, equipaje incluido, sin ningún problema. 

Parecía ser el momento propicio para conocerse mejor entre ellos si así lo querían, o en su defecto pasar de las caras de los demás, deseando unas agradables vacaciones sin contacto alguno con las personas (huraños ¬¬). 

El rugido de la moto acalló la olas y las gaviotas. En ella se veía a un hombre rubio y aparentemente delgado pero lo que más destacaba era una cicatriz en el ojo derecho que iba desde la ceja hasta un poco en la mejilla verticalmente y un pulsera* en su muñeca izquierda. Venía a bastante velocidad pero fue reduciendo. Se acercó a la lancha y derrapó dando una curva a unos dos metros de ella. Puso la pata de cabra y se bajó, quitó las llaves y sacó la mochila más un recipiente de unos cuantos litros lleno a su lado. Se apoyó en el asiento de la moto meintras miraba a su alrededor, con las manos en los bolillos. Se percató de que había ya una chica allí con un muchacho inconsciente y eso le extrañó pero no le preguntaría por él pues no es su problema y no los busca, aunque siempre se mete en alguno. La mira - ¿También esperas a los demás antes de partir? ¿O no eres de las premiadas por el sorteo ese? - Preguntó con un tono normal. Miró a la lancha pero no pareció haber nadie. Una sonrisa macabra se dibujó en su cara pero de momento no cometería tal locura. Se quitó los cascos y miró a la muchacha esperando respuesta.

-¿eeeh?- se gira hacia el chico que habla, mirándolo con cierta curiosidad de niña pequeña. No parecía un adolescente normal, no señor. 

Deja la maleta en el suelo y al chico también, al cual le dedica una sonrisa de disculpa -lo siento, armabas demasiado escándalo... y llegaba tarde...- se rasca la cabeza de manera un tanto despreocupada. 

Mirando tanto al rubio como al castaño se señala con el pulgar de la mano izquierda con una amplia sonrisa, ni siquiera parecía mostrar cansancio, a pesar de los kilómetros recorridos a velocidad de vértigo.  

-Soy Eru, y la respuesta es sí, a ambas preguntas-  responde al chico de la cicatriz extraña ensanchando su sonrisa. 

La curiosidad brilla en su rostro al mirar a todos los allí presentes -aaaalaaaa.... ¿todos sois premiados? Creía que seríamos menos ....- guarda silencio por un momento, para finalmente dar una palmada -¡pero mejor así!, ¡más divertido!

Su mirada se para en Yuri Rea, torciendo la cabeza como si quisiera acordarse de algo, ese rostro era bastante difícil de olvidar. Los estados que reflejaban su rostro en ese momento pasaron del desconcierto a culpa y después a felicidad .¡¡¡REA!!!- no tarda en salir corriendo a darle un gran abrazo -te acuerdas de mí, ¿verdad?- restriega su mejilla contra la de la muchacha con una gran sonrisa infantil en su rostro. Se separa de ella y se lleva el índice de la mano izquierda a la boca, indicando "silencio" o "secreto", dependiendo de lo que se imagine cada uno.

-¿También eres una de las premiadas para el viaje? Bien bien bieeen- comienza a bailotear a su alrededor mostrando real felicidad. Parecía bastante infantil... 

Con una mano despedi a mi padre que ya habia dejado mi equipaje en el suelo, ya pediria a alguien ayuda para transportarlo ya que ella no seria capaz de levantar ninguna de las maletas que habia traido.

Mire a los demas participantes, o eso pensaba ella almenos. parecia que uno de ellso se habia mareado o algo asi porque estaba inconsciente en el suelo, ademas un chico rubio con pinta de motero estaba hablando con....

Mi cabeza se torcio al igual que el de la chica, me sonaba su rostro hasta que una risa infantil se dibujo en su rostro y yo no pude hacer otra cosa que reir de alegria. -ERU!!!? La chica salio corriendo hacia ella. La abrazo con ganas mientras no paraba de reir. Hacia muchisimo tiempo que no veia a Eru y estaba muy feliz de saber que estaba bien. -Pues claro que si que me acuerdo! Aprete mi mejilla contra la suya sin dejarla ir. Tenia el mismo aspecto que siempre, parecia una muñequita.

Con una risita asenti ante su gesto mientras la imitaba aun con la risa en la boca, no podia creer el volverla a ver y mucho menos alli. -Si que lo soy. Tu tambien?! Tengo muchas ganas de llegar alli. La seguia con la mirada mientras bailaba a su alrededor. Parecia muy animada, no podia evitar volverla a estrechar entre sus brazos ya aplastarla contra su pecho. -Cuanto te he echado de menos Eru.

Miraba a todos los que iban llegando al muelle. Miraba hacia el suelo y sujetaba mi maleta con las ods manos delante de mí. Lentamente avancé hacia la lancha intentando pasar desapercibido, y no tener que enfrentarme a hablar con desconocidos. Ascendía las escaleras de la lujosa embarcación, siempre cabizbajo... ¿debería volver atrás? Me iba a ser realmente difícil hablar con alguien... Sencillamente estaba muerto de vergüenza ante el hecho de que personas desconocidas estarían en las próximas dos semanas junto a mí. Al acabar el tramo de escalones, avancé lentamente por la eslora contemplando la baranda lujosa y la madera pulida del suelo... Al no saber dónde ir, dejé la maleta en el suelo, a mi lado, y me apoyé en la baranda, contemplando el puerto y el azul marítimo. Ojalá no fuera tan tímido.

Mira todavía sonriente a Yuri y a todos en general. Su mirada se para en el chico que no ha oído que dijese nada, parecía bastante callado, y arrastraba la maleta hacia el interior de la lancha. 

Asiente con la cabeza -¡cierto! ¡Deberíamos ir subiendo!- rápidamente coge su maleta con una mano y con la otra carga el equipaje de Yuri (parece tener bastante más fuerza de la que aparenta) -¡¡vamos adentro!!- no se lo dice a nadie en especial, o quizás se lo diga a todos, pero sin esperar a nadie se pone en camino hacia la lancha.

Aunque el equilibrio le tiembla un poco cuando pone el pie en ella, no tarda en mantener bien el equilibrio y buscar un lugar donde dejar el equipaje. Después de esto contempla maravillada la lancha, con la boca abierta y los ojos como platos. 

De pronto se percata de la presencia de un chico rubio. Había pasado demasiado desapercibido, porque ni siquiera se había enterado de que había entrado ya a la lancha. 

Sin dudarlo un momento se acerca hacia donde está, contemplando el mar con aire interesante (o eso le parecía a ella) -¿preparado para nadar con tiburones?- vale, quizás no era la mejor pregunta. Sacude la cabeza y mueve las manos delante de ella -no, no... quería decir medusas, eso es... medusas- muy bien, arreglándolo.

En ese momento noté cómo alguien se acercaba a mí, y experimenté una sensación de angustia y pánico. Me giré para ver de quién se trataba, y vi una chica risueña de pelo corto, y mirada alegre y enérgica.

¿Tiburones? Ah... Medu... ¿¡Medusas!?

Entonces bajo la mirada y la clavo de nuevo en el suelo, pero me obligo a mí mismo a hablar, intentando dejar a un lado la timidez con esa chica que parecía divertida.

-Yo... -Suspiro nervioso, sin despegar la vista de mis pies. -Soy Kazuki...

Tardo un poco en reaccionar, pero hago esfuerzos tremendos para mirarla a los ojos y esbozar una sonrisa afable. Le tiendo a mano, tembloroso.

Un chico entonces se asoma a la entrada del yate por donde estáis ascendiendo.
-Oh, veo que ya habéis llegado mis estimados premiados.
Pero porfavor, dejad que del equipaje nos ocupemos nosotros.
mientras os hace una referencia varios hombres bien trajeados, con gafas de sol y pinganillos van como sombras hacia vuestras maletas y antes de que os des cuenta están guardadas en uno de los compartimentos donde podéis acceder siempre que queráis.
-Bienvenidos, mi nombre es Kouya Ootori, y estaré a vuestra disposición en estas dos semanas.
Kazuki Komura, Eru, Yuri Rea, Erik Blackhearth, Ooji Takano, Tachibana Etzuko y Ku Ayama.
Si no me equivoco sois ustedes nuestros mas preciados premiados a los que acogeremos la familia Ootori en una de nuestras propiedades durante estos 15 días donde no les faltara de nada.
En todo momento que lo requieran estarán acompañados por el Ouran Host Club, donde nuestros miembros se encargaran de cualquier cosa que necesiten.
Tendrán cada uno una habitación propia con vistas al mar, baño, armario...cocina abierta las 24h. del día, actividades con los jóvenes del Host Club...
Nosotros nos encargaremos en que no les falte de nade, asique porfavor, si necesitan algo en cualquier momento aganmelo saber.
Dicho esto os pide que subáis al barco, pues ya va a zarpar.
Una vez subidos, el joven os muestra todos los compartimentos y zonas del barco, un bar inmenso, un par de dormitorios, dos baños, una zona de lectura, otra de recreativos, una mini piscina, varias hamacas en la zona exterior para tomar el sol con las vistas y un joven capitán que se encarga de llevaros hasta la isla.
El capitán es un joven rubio, ojos azules, alto, bastante atractivo igual que el anterior chico, Ootori dice que se llama Tamaki Suou quien os saluda desde el interior con una amplia sonrisa.

Había llegado de una forma humillante, inconsciente y cargado por una chica al lugar, ella lo deja en el suelo boca arriba junto con su maleta, y luego lo abandona.  La luz y el calor del sol lentamente lo fueron sacando de su estado de inconsciencia, cuando al fin volvió en sí, abrió los ojos de golpe y se sentó en su sitio, la brisa del océano le llega en la cara y comienza a mirar hacia los lados nervioso.

-“¿Estoy muerto o qué?”.- Comienza a tocarse el cuerpo,  y luego se pellizca la mejilla para comprobar si aún se encontraba con vida, mira sus manos y pies con curiosidad buscando alguna especie de grillete o amarra.

“¿¿Dónde estoy?”.- Recuerda  la chica de pelo rosa y se pone de golpe de pie para buscarla  pero la voz de un hombre le distrae, por sus palabras comprueba que se encontraba en “Medfield“

-Yo soy Ku Ayama!.-  Alza su voz cuando lo nombran, aunque realmente no era necesario darse a conocer, las palabras del hombre se escuchaban interesante, sobre todo lo de la cocina abierta las 24 horas, eso si se escuchaba espectacular. 

-"¿Entonces he llegado a mi destino,  gracias a?"-  se rasca el cabeza aun algo desconfiado, obedece al hombre pero no dejo que el botones tomara su equipaje.-

-¡YO...LA...LLEVO!.-  frunce el ceño mirando al joven bastante molesto, y luego le sonríe de forma amigable - Gracias.- tomando su maleta espera a que el vaivén del agua baje el yate y con un pequeño salto llega a la cubierta donde estaba la mayoría, se queda por si alguien necesitaba ayuda para subir.

Ooji llegó corriendo al puerto y lo hizo tan tarde que casi todo el mundo estaba allí ya reunido, hablando con un chico. Le dió tiempo a escuchar su nombre y dejó las maletas en el suelo para que las cogieran mientras subía a toda leche, alzando un brazo y gritando: '¡Presente!'

Se apoyó en sus rodillas junto al resto, jadeando por la tremenda carrera desde su casa. Él no tenía moto ni coche, aunque tuviese edad para sacarse el carnet había evitado todo aquello por algún motivo. Nisiquiera vió a los demás, pues tenía suficiente con no soltar el corazón por la boca.