Partida Rol por web

Y dígame doctor, ¿que lo hizo venir a trabajo de campo esta vez?  Con su historia y reputación, y años bien ganados de escribir, dar clases y conferencias, ya bien podría estar sentado tranquilamente en una hamaca junto al mar, disfrutando de la familia, leyendo todo lo que quisiera y no las doscientas disertaciones que requieren cirugía mayor, y sólo leyendo los reportes de Alma Mater a distancia. 

Sharada hablaba mientras revisaba el material de las armas, buscaba algún aparato que sirviera a modo de medir el decaimiento de metales, tipo saber por carbono14 cuan viejo era algo.  Eso de hecho la había puesto a pensar en ella misma, y como sería cuando, dentro de unas décadas, su cuerpo ya fuera mayor, y sus hijas ya graduadas, con su propia familia; ¿que sentido tenía trabajar en ese entonces?  No necesitaba mucho ¿Alguien podría revisarla a ella con un aparato así y decirle su edad?  ¿Y si estuviera enferma, de algo grave?  ¿Que se hace cuando ha pasado ya tiempo, como civilización, cuando sientes que ya eres vieja civilización?  ¿Que pensaban los egipcios de los últimos faraones, o los romanos de los últimos emperadores?  ¿Que pasa cuando como civilización o persona tienes algo que te aqueja y que no puedes salir de ello? 

¿Eutanasia?  -Se cubrió la boca.  ¡No, no doctor!, ¡lo siento!, no quise, ¡perdón!  Se ruborizó como no lo había hecho el calor sofocante de arriba de la cañada.  No, nada, es.. estaba pensando en esta civilización, que al destruirse estuviera practicando eutanasia, realmente, por algo que tuviera mal.  No nada, no..bueno..  No sabía como salir del apuro en que se había metido, no quería ofender, ¡nuncamente! pero ahora no sabría como salir de ellos, y lastimar por evitar el tema, por abordarlo, ¡que desastre soy!

Perdón, no se lo que digo.  Mis propios problemas.

-Señor Ohrin, ¿qué le parece si realizamos una investigación sobre ese grabado? -le pregunté a mi compañero, intrigado.

En esos momentos, nos encontrábamos ante un claro callejón sin salida. No sabía qué hacer para provocar aquel "eclipse de luna" y, a la vista de lo callado que estaba Threkor, supuse que él también debía estar pensando en posibles opciones.

-Si no está muy cansado, creo que no nos costaría mucho analizar qué es esa representación -dije, pensativo-. Quizá eso nos ayude a determinar cómo encontrar el camino a seguir.

Estabamos faltos de ideas en aquel punto. Al igual que en el templo, el tema del "eclipse" y la "luz negra" nos hacia caer en un callejón sin salida.

Quizás deberíamos proyectar una sombra hacia el sol del grabado. "Eclipse de luz negra". Tal vez debamos interponer algún tipo de cristal oscuro entre la luz y el grabado y que proyecte una especie de penumbra hacia el dibujo.

No sabía que más decir en aquella situación. Aquel misterio era complejo.

Por segunda vez en poco rato, las palabras de Threkor me habían dado una idea sobre cómo debíamos avanzar.

-Viendo la forma del orificio de entrada, veo claro que tendríamos que colocarnos justo ahí, en la entrada -sugerí, dándole vueltas a todos los datos que tenemos-. Si te fijas, tanto el astro como la entrada son redondeados, por lo que sería el lugar más propicio para provocar un eclipse perfecto en el grabado. El problema es que no tenemos ningún cristal oscuro, y no sé si funcionaría con una lente como la de mis gafas o una cámara de fotos...

Tomé entonces mi walkie talkie para conversar con nuestros dos compañeros.

-Doctora Srinivasan -me comuniqué mediante mi walkie talkie con nuestros dos compañeros-, la situación sigue siendo segura aquí. Threkor y yo estamos bien. Al final, parece que no hay ningún peligro aquí abajo. Hemos llegado a una sala donde estamos tratando de resolver un puzzle que nos permitirá el acceso a la siguiente sala. ¿Cómo lo llevan ustedes? ¿Han leído alguna inscripción relacionada con un "eclipse de luna oscura"?

Mientras seguía pensando en las implicaciones de la información que acabábamos de descubrir, el walkie empezó a sonar, transmitiendo la voz de Nathaniel.

-Me alegro que estén bien. Por aquí también estamos enteros, aunque unos más que otros. Me temo que no hemos encontrado nada referente a un eclipse de luna oscura, pero hemos descubierto una información bastante interesante. Estamos en una habitación llenas de cadáveres y armas. Los cadáveres están en una posición que indica que se han suicidado, y en el suelo, a parte de haber una buena montaña de armas de guerra, hay un mosaico donde se observa cómo una masa gigantesca de fuego lo arrasa todo a su paso. Lo más interesante viene ahora, y es que al parecer, todo esto parece indicar que esta civilización se suicidó de forma completa en un lapso muy corto de tiempo. Sobre el motivo de por qué hicieron eso, no tenemos ni idea, pero quizás esa información les ayude de alguna manera. 

La reacción de la doctora al comentario de eutanasia, que saltaba a la vista que iba más dirigido a sus pensamientos que a mí, casi me arranca una carcajada. Todavía con una expresión divertida, y apoyado en la pared para aliviar el dolor de mi pierna, rememoré mis motivos por los que estar allí.

-La verdad es que, como bien dice, no es usual que gente de mi edad haga este trabajo de campo tan intenso. De hecho, si la organización supiera que todo esto iba a ser tan trepidante, quizás no me hubieran dejado venir, pero aun con mi nueva dolencia y mi edad, no puedo pensar en otro lugar en el que me gustaría estar más que aquí ahora mismo.

Estábamos haciendo historia, y para un historiador no había nada más satisfactorio.

Claro que cuando me apunté no sabía que la magnitud de los descubrimientos que estamos haciendo fuera tan magnífica, y me movía un motivo diferente. Aunque parezca que los historiadores hacen sobre todo trabajo de despacho, yo en particular he viajado a muchísimas partes del mundo para observar con mis propios ojos lo que otros describían en sus libros. Si me hubiera dedicado a sólo estudiar lo que otros dicen de la historia y sus civilizaciones, me hubiera sido imposible escribir mi propia visión del tema, es por ello que necesitaba ver personalmente aquello que quería estudiar. Es por eso que quería venir en persona aquí y ver lo que aquí ocurría. 

Dubitativo, y sin saber si continuar, finalmente seguí hablando. Bajé el tono, entre una mezcla de emoción y melancolía.

-El paso de los años me ha dejado claro que uno tiene que vivir la vida al máximo, y puede que sea viejo, pero pienso vivir la vida que me quede sin arrepentimientos. Si tengo que morir, prefiero hacerlo aquí, trabajando en lo que me apasiona y descubriendo civilizaciones antiguas creadas por alienígenas que se suicidan para convertirse en ángeles, que en un despacho leyendo libros sobre tratados griegos.

Era la principal convicción que me había llevado a aceptar una misión tan peligrosa, y pese a todo lo que habían pasado, o más bien por todo lo que habían pasado, tenía la certeza de no haber tomado la decisión equivocada.

-Creo que de esta sala no vamos a poder sacar nada más, doctora. Quizás podamos continuar por donde sigue el túnel, más salas podrían esperarnos más adelante. Así de paso, por el camino, me puede contar sus propias motivaciones para estar aquí. Sin duda echara de menos a su familia, ¿verdad?

Sigamos por el túnel Dr Romij. Oiga, ¿ud cree que el suicidio de la civilización estaba “programado “?  ¿Cómo un mecanismo de seguridad que hubieran puesto los aliens?  ¿La “luna” oscuroa?  ¿Y que nosotros vengamos de los rebeldes , o los que se escaparon del experimento?