Partida Rol por web

Valladolid (1559-2012)

[2012] Capítulo 1: Bajo la luna del Demonio

Cargando editor
19/06/2015, 00:53
Narrador

Los dos vástagos caminan chapoteando en cualquier dirección, mirando atentamente a su alrededor. Sin embargo, no ven nada que pueda llamar su atención hasta que varios metros después otras escaleras metálicas clavadas en la pared les indican que han encontrado otra salida. 

Al ascender por ella tardan un instante en ubicarse, pero no han llegado demasiado lejos, están fuera del solar del chalet abandonado, en la calle Eusebio González Suarez, junto a la puerta del instituto donde encontraron al grupo un rato antes.

Cargando editor
19/06/2015, 01:36
Nuria Herrero

Una sonrisa involuntaria se va instalando en mis labios. Quizá debería tener miedo. Quizá debería alejarme. Pero algo en esa voz, en esto que siento, me invita a seguir, y ni siquiera me lo planteo, aunque una parte subconsciente de mi mente me esté gritando que puede ser peligroso acercarme.

Mis compañeros tampoco dudan. Ellos también lo sienten. No puede ser casualidad- Adelante...-digo, siguiéndolos, con determinación. Un escalofrío me recorre cuando Francisco decide abrir la puerta. ¿Qué encontraremos? ¿Problemas? ¿Respuestas? Pronto lo sabríamos. Para bien o para mal.

Cargando editor
19/06/2015, 14:24
Sonia Aguirre

Mierda.- protestó Sonia en su mente cuando el golpe metálico de la entrada al alcantarillado indicó que aquello era un viaje con solo billete de ida. Y en cuanto bajó sus ojos no le quedó ninguna duda que no hubiese podido emplear mejor palabra.

Cruzó su mirada con la de Óscar, buscando una respuesta a un "¿y ahora qué?" leíble en su rostro antes de volver a mirarse las piernas hundidas en ese hedor líquido y maldecir el día en que se había prometido ser tolerante con los olores molestos, aunque aquello rebasaba toda línea de moralidad.

Avanzó atenta a lo que pudiese dar sentido a esa inmersión y en cuanto sus ojos avistaron la escalera metálica hacia la superficie, se clavaron en ella con tanto celo que ya podría haber estado Carlos al lado de la escalera con dos banderas rojas que ni le habría visto.

Cuando el aire de la superficie volvió a llevarse sus aromas, Sonia se sintió liberada e incómoda. Bastante repulsiva resultaba con su propia peste como para ir acumulando ajenas, probablemente llevaba el recuerdo de media ciudad encima.

Obviando que en aquel momento Óscar, por sí mismo, ya debía tener la incómoda compañía del olor a alcantarilla, la Nosferatu procuró guardar las distancias. Echó un vistazo a su alrededor para ubicarse y luego comprobó la hora en el móvil.

Ocultó el colgante bajo el cuello de la sudadera cuando el recuerdo de sus compañeros afloró en su cabeza.

Tengo que contarte algo. - confesó con la mirada en el suelo, dando por hecho que el Grangel la habría visto hacer ese gesto, queriendo creer que lo había hecho, queriendo creer que era comprometedor.

Cargando editor
19/06/2015, 22:51
Óscar Fernández

Óscar se sintió al mismo tiempo aliviado y decepcionado al encontrar tan rápidamente una salida. Sabía que era lo mejor, que si no acabarían perdidos, pero por otra parte no podía evitar sentirlo como si aquello pusiera fin a algo. Una vez miró alrededor, ubicándose, antes de patear el suelo enérgicamente para quitarse todos los restos posibles de mierda. Y entonces se dio cuenta.

- No... - Murmuró para sí mismo mientras se quitaba los zapatos para comprobar el estado de sus calcetines nuevos. Por supuesto que los lavaría, pero aquello los haría pasar de la categoría nuevos a la de recién estrenados. Sentado en el suelo, rascando la parte de superior de los zapatos contra el borde de la acera, escuchó las palabras de Sonia. Tímidamente alzó la mirada buscando sus ojos, sin saber muy bien qué esperar.

Cargando editor
19/06/2015, 23:36
Narrador

 

Cuando Francisco abre la puerta podéis escuchar mejor la canción que parece adormecer vuestras Bestias e instaros a continuar. Es una voz femenina y aunque ninguno podéis comprender la letra, os parece latín o algo parecido. Una sonrisa plácida se instala irremediablemente en vuestros rostros y no esperáis más antes de atravesar la puerta. 

Parpadeáis al llegar al otro lado acostumbrados a la oscuridad del pasillo, contrasta el lugar tenuemente iluminado con velas. Parece ser una antigua capilla subterránea bordeada por columnas que se pierden en la oscuridad de un techo que no alcanzáis a ver pero que intuís más alto de lo que era el del pasillo que dejáis atrás. La piedra del suelo del pasillo central está resquebrajada, pero limpia. No así las paredes y los laterales, que podéis percibir cubiertos por una gruesa capa de polvo. Sin embargo, en las paredes podéis intuir algunos bajorrelieves con distintas representaciones. Os cuesta vislumbrarlos con claridad pero parecen ilustrar una guerra entre seres alados.

Al fondo, sentada sobre el altar con las piernas recogidas podéis ver una figura menuda con la cabeza inclinada hacia delante y largos cabellos oscuros tapando su rostro. La voz parece provenir de ella y resuena dulcemente por todo el lugar atrayéndoos como un canto de sirena. 

Detrás del altar una estatua de unos tres metros de alto domina el arco. Representa a un hombre alado cayendo del cielo, con una serpiente enredada en el tobillo.  

Cargando editor
20/06/2015, 01:35
Estefanía Iriarte

En cuanto todos habéis atravesado la puerta, esta se cierra de nuevo y con su sonido la figura levanta la cabeza, sin dejar de cantar, mirando hacia vosotros. Una sonrisa suave se dibuja en sus labios infantiles iluminando su rostro pálido en el que destacan unos ojos tan oscuros como la noche que parecen cargados con la sabiduría de siglos. Sin embargo, no abandona su canción hasta que llegáis a su altura. Entonces os mira de uno en uno en silencio, apartando los cabellos de su rostro con la mano.

- Empezaba a temer que no vendríais hoy tampoco. - Dice con una voz fina que todos reconocéis vagamente y que os trae reminiscencias de un granate oscuro, ciertamente suena menos impresionante ahora. - Aunque desde luego me ha sorprendido notar que veníais juntos... Pero mejor. Tardaremos menos. - Termina, ampliando su sonrisa. 

Es entonces cuando os dais cuenta de que bajo vuestros pies, alrededor del altar, la piedra tiene algunos surcos que parecen dibujar un plano:

Y mientras contempláis el suelo, la niña que ya habíais visto en el Eliseo habla de nuevo, con esa voz cadenciosa a la que sentís que sería imposible resistirse. Sentís de nuevo el ronroneo en vuestro pecho mientras una irremediable necesidad de complacer a la muchacha parece crecer con cada una de sus palabras.

- Pero... Faltan dos. ¿Sabéis si van a venir hoy? - Pregunta, mirándoos de nuevo uno a uno, directamente a los ojos. Os parece que podríais perderos en la cálida oscuridad de los suyos, cobijaros en su mirada y al mismo tiempo sentís como si pudiera ver vuestro interior. Verlo y aceptarlo. Comprenderos tal como sois.

Cargando editor
20/06/2015, 22:27
Nuria Herrero
Sólo para el director
- Tiradas (1)
Cargando editor
20/06/2015, 22:28
Nuria Herrero

Aún invadida por la agradable sensación que emana de la cría, parpadeo de hito en hito. La capilla, los relieves, la presencia de la niña... Todo me produce un asombro evidente, mientras la satisfacción de mi Bestia crece, obligándome a sonreír una vez más. 

Las imágenes representadas, si bien no me aportan datos específicos, sí me hacen recordar algo en concreto. Haber ido a un colegio religioso implica conocer un poco la biblia, aunque sea de refilón. Y si bien no podría citar ningún pasaje ni sacar toda una teoría de ello, para mí está claro el nombre que representa la figura del altar- Lucifer...-murmuro, casi para mí misma- Claro, la batalla de los ángeles... Y el ángel caído.-concluyo, casi sin darme cuenta. 

La niña habla, y entonces enmudezco. No me atrevo a interrumpirla, y casi me siento impelida a asentir antes de contestar a su pregunta- Iban  a venir. No sé si tardarán mucho.-confieso, con honestidad.

En un gesto más bien humano, me obligo a tragar saliva, antes de atreverme a preguntar- ¿Por qué... Por qué nos citaste aquí? ¿Qué tiene que ver la luna roja con todo esto? ¿Y por qué nos encontramos frente a una representación de Lucifer?- digo, y quizá debería estar asustada por formular tantas preguntas, pero la sensación que me produce su mera visión me hace olvidar la contención- ¿Qué...Qué fue lo que pasó entonces? ¿Qué es eso que nuestros sires no nos quieren contar? ¿Qué es lo que pasará ahora?

Cargando editor
21/06/2015, 16:58
Eric Maneiro

La sala que nos espera tras esa puerta contrasta con lo que me esperaba. La iluminación, la estatura, el altar y, sobre todo, la figura de la niña que estaba en la presentación en el Elíseo son cosas que me cogen por sorpresa. Mi Bestia interior se calma al lelgar a este sitio y escuchar las palabras de la niña. Su voz tiene algo que me tira, pero entonces recuerdo algo y mi mirada pasa del sobrecogimiento a la hostilidad. Inclino unos pocos centímetros la cabeza hacia delante aún consciente de que no soy absolutamente nada para un vástago que tiene siglos de experiencia.

Escucho las preguntas de Nuria, que parece llena de curiosidad. Aprieto la mandíbula y mi mirada se alterna entre ellas una vez termina las preguntas. Permanezco inmóvil y tenso. - No deberían tardar. - Apoyo la respuesta de Nuria. Parezco dispuesto a hablar, pues mis labios se mueven, pero el modo en que ella nos mira me corta, y entonces me freno unos instantes. - Entonces, ¿qué tienes que decir? Nos tienes en ascuas. - Digo sin apartar mi mirada.

Cargando editor
21/06/2015, 17:18
Eric Maneiro

Estando ahora frente a esa niña recuerdo el modo en que me habló en el Elíseo. Puso en duda el amor que hay entre Julia y yo, y eso hace hervir mi sangre. Pensar solo ese instante en Julia ya hace que la eche de menos, reforzando así el sentimiento de pureza en ese vínculo que compartimos. Entonces mi predisposición a escuchar su explicación, pese a haber acordado con Julia que es necesario para saber quien atenta contra nosotros, disminuye considerablemente. Es por Julia y por nosotros. Aférrate a eso. Me obligo a pensar y a sentir eso para mantenerme en la sala.

Cargando editor
21/06/2015, 18:40
Sonia Aguirre

Al sentir los ojos de Óscar puestos en ella, Sonia sintió todavía más curiosidad por el suelo, y mientras sus ojos estudiaban la calzada sin realmente fijarse en nada, sus labios aprovecharon para hablar casi sin ganas.

Yo-yo necesitaría tomar algo- empezó a media voz - Debí haberlo hecho de camino a aquí pero...- dejó la frase inacabada al caer en la cuenta de lo rápido que había añadido un "pero" que realmente no podía llevar a ningún sitio. -Luego, antes, en lo de las vesicas, he-he visto que debería haber tenido más cabeza. - hizo una pausa para enterrar su vergüenza y giró sus ojos hacia el Grangel - Lo siento, te podría haber puesto en peligro, bueno, lo he hecho. - volvió a mirar al suelo metiendo amabas manos en el bolsillo de la sudadera en un gesto inconsciente que indicaba que estaba lista para ponerse en marcha, y que, de hecho, se impacientaba por moverse. Por alejarse de ese punto de incomodidad que realmente llevaba dentro de ella.

Luego está el colgante. - siguió vaciando la botella de confesiones pues ya había echado a perder el corcho que la cerraba. - No sé como explicarlo... pero, pero ¿te importa si me lo quedo? por ahora. -guardó silencio unos segundos siendo consciente de que no podía pedirle que le guardase el secreto después de haberle dicho que podría haberle hecho daño. No al menos sin una explicación, aunque ni ella misma lo entendiera.- Me calma.

Cargando editor
21/06/2015, 18:58
Óscar Fernández

Aún descalzo, sentado sobre la acera, Óscar escuchó cómo Sonia empezaba a hablar. Al principio le sorprendió que fuera cuestión de esa necesidad, y más cuando por el camino los dos habían hecho una parada. Sin embargo, cuando ella siguió hablando se dio cuenta de que no era sólo por eso. De que aquello era una especie de disculpa. Incómodo, el chico se revolvió en su posición, llevando la mirada a un punto indefinido entre dos coches mientras su mente empezaba a marcharse a otro lugar. A algo menos peligroso, pero igual de presente. Quizá debería quitarse los calcetines también y caminar completamente descalzo hasta el centro. Así no se le gastarían. Sería, sin duda, lo mejor para ellos.

La rápida conclusión de sus pensamientos le devolvió al discurso de Sonia, al que en realidad no había dejado de prestar atención. Con un nuevo suspiro volvió a acercar su mirada a la de ella sin encontrarla del todo, deteniéndose en el lugar donde sus manos se resguardaban. ¿Ella no podía entender que él no era nadie para juzgarla por eso? Él sí que lo había llevado al límite en el pasado. Ella... Bueno, quizá había forzado un poco las cosas, pero no había pasado nada. Aquello no era relevante en comparación a lo que él había hecho.

- Nopasanada. - Dijo del tirón, incómodo consigo mismo al actuar como si realmente tuviera algo que perdonarle. Como si de alguna manera fuese mejor. Pero la alternativa era explicarle lo que había hecho, y no estaba preparado para hablar de eso. No lo estaba ahora, y no se sentía como si fuese a estarlo nunca. Bastante mal se sentía ya cada vez que pensaba en ello por saberse demasiado cobarde como para enfrentarse a la condena que sabía que merecía. Aunque al menos ahora tenía más fácil el convencerse a sí mismo de no ir a la policía, porque aquello implicaría muchos problemas para su Sire cuando acabase muerto. Agarrándose a esa excusa podía levantarse cada noche, pero eso no significaba sentirse mejor.

Acto seguido, cuando ella cambió de tema para hablar del colgante los ojos de Óscar se desviaron un instante hacia donde el objeto debía encontrarse, pero no duraron allí mucho. Cuando se dio cuenta de que parecía que le estuviera mirando las tetas sus mejillas empezaron a sonrojarse y de nuevo sus pupilas buscaron el suelo, consciente de que pedir disculpas terminaría de delatarle si ella no lo había notado.

- El... El colgante. - Repitió, intentando centrarse. - Cla... Claro. - Aceptó después, como si aquello lo hubiera dado por hecho todo el tiempo. Después de todo era del Sire de su Sire. Hasta que Carlos lo reclamase, era como de José. Y hasta que José lo reclamase, de ella. - Si-Si es como tuyo hasta Carlos. - Dijo entonces, resumiendo aquellos pensamientos en una frase que no terminaba de tener sentido. Luego empezó a ponerse de manera mecánica los zapatos para, finalmente, levantarse.

Una vez en pie empezó a caminar en dirección a la famosa cuesta de Parquesol. Era consciente de que tenían una buena caminata hasta el centro, pero el tiempo tampoco le había importado nunca demasiado, y no se sentía como si tuvieran mucha prisa. Con un poco de suerte cuando llegasen los otros habrían terminado y podrían dispersarse.

- O... Oye. - Dijo tras unos pasos, sin sentirse cómodo al tratar aquel tema. - Lo-lo de comer... - Enunció. - Po... Podemos hacerlo como a-antes. - Propuso, y cuanto más recordaba aquel momento más hambriento se sentía. - Y... - Retomó luego, dubitativo acerca de cómo decir aquello sin parecer un monstruo. - Si... Si no te parece mal... - Dijo rodeando el tema. - Po-Podemos hacerlo... Más de una vez. - Dejó caer mientras su pecho vibraba con la mezcla de expectación y culpa. Pero aquello estaba claro que se hacía mejor entre dos. Al menos, él no se sentía preparado para hacerlo solo. Y cuando más se llenase ahora, más tardaría en volver a necesitarlo, y sería menos un peligro andante. - O... O no. O da igual.

Cargando editor
21/06/2015, 19:38
Narrador

Notas de juego

Chicos, si queréis ir de caza esta vez lo haremos con tiradas para no entretenernos demasiado en ello (otras veces lo rolearemos, pero no siempre).

- Tirada de Percepción+Callejeo, dificultad 6, para encontrar víctimas recipientes. Vuestros éxitos se sumarán y encontraréis una persona por cada uno de ellos. Sonia ha sacado 3 éxitos.

- Tirada de Autocontrol, dificultad 6, para controlar la Sed. 

Decidme también cuántos puntos de sangre querréis tomar cada uno de cada persona que encontréis. Cada persona tiene 10 puntos y podéis tomar hasta 3 sin que sufran daño más allá de una leve debilidad. Si tomáis más de 5 la persona necesitará hospitalización.

Cargando editor
21/06/2015, 20:01
Óscar Fernández
Sólo para el director
- Tiradas (3)

Notas de juego

Pues... Supongo que tres punticos de cada uno entonces, ¿no, Soniaca?

Cargando editor
21/06/2015, 20:29
Francisco Ansúrez
Sólo para el director
- Tiradas (1)
Cargando editor
21/06/2015, 20:30
Sonia Aguirre

Notas de juego

4 victimas en total. Dos por cabeza, seis punticos cada uno :)

 

Master: Este tipo de cosas las podéis hablar en el off topic si queréis, que allí los dos tenéis permisos y así es más rápido ^^.

Cargando editor
21/06/2015, 20:37
Narrador

Al ver la estatua la reconoces de inmediato. No es la primera vez que la ves. En Madrid, en el Parque del Retiro hay una exactamente igual, la Fuente del Ángel Caído, famosa por ser una de las tres únicas representaciones de Lucifer en el mundo, junto al monumento al Traforo del Frejus, en Turín y el Poder Brutal en Ecuador. 

Unos versos vienen a tu mente con claridad, como una reminiscencia de tus años de investigador, los que inspiraron esa estatua, del Paraíso Perdido de Milton:

Por su orgullo cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes para no volver a él jamás. Agita en derredor sus miradas, y blasfemo las fija en el empíreo, reflejándose en ellas el dolor más hondo, la consternación más grande, la soberbia más funesta y el odio más obstinado.

Todo tu cuerpo cosquillea con la emoción de estar descubriendo algo, algo que todo el mundo desconoce y que no está documentado en ningún lugar, una réplica de la estatua del Retiro. O quizá aquella sea la réplica, eso es imposible saberlo sin un buen análisis. 

Contemplas los bajorrelieves grabados en las paredes y la emoción aumenta. Son sin duda representaciones de la guerra entre ángeles que terminó con la expulsión de Lucifer y sus huestes. No los reconoces a todos, pero sí distingues la espada del arcángel Miguel y la típica postura del arcángel Gabriel. No recuerdas mucho más, pero sabes que has leído sobre todas estas historias antes. Es, sin duda, un lugar para estudiar detenidamente y con calma.

Notas de juego

Ampliación.

Cargando editor
21/06/2015, 21:00
Francisco Ansúrez

Quedé fascinado por la belleza del lugar, pensar que algo así existía bajo la catedral... Se me ponían los pelos de puntos en imaginar la verdadera historia de esa cámara. Tomé aire y lo dejé ir lentamente a pesar de la banalidad del gesto, fue un reflejo que no pude evitar. Quería tomármelo con calma y deleitar cada segundo sobre aquellas baldosas. 

Este lugar es maravilloso, pensé mirando a mis compañeros con la boca ligeramente abierta y el ceño fruncido. 

Me acerqué lentamente hacia la estatua y en el camino deslicé la mirada hacia los relieves. Fui pasando de uno a otro tratando de memorizar cada detalle. No era solo por la misión, de nuevo sentía la emoción de vivir de una aventura e ir en busca de nueva documentación para mis novelas.

Sabía que acortaba distancia con la chica, pero no me importó en el momento. No creí que tuviera intención de hacernos daño, al menos no en ese instante.

- Por su orgullo cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes para no volver a él jamás - susurré, no por demostrar nada, sencillamente sentía que la ocasión requerría de aquelas palabras.

Negué lentamente con el rostro como si tratara de recordar a qué había venido. Cerré la boca y posé los ojos sobre la chica que nos esperaba. La misma que nos habló en el elíseo.

Cargando editor
21/06/2015, 22:08
Sonia Aguirre

Sí, gracias. - finalizó esa conversación incómoda satisfecha con la idea de Óscar para luego apretar el paso para ponerse a su lado. - ¿No te despides de tu amiga? - preguntó más que para animarle a hacerlo para que le confirmara que la amiga de Toni no seguía con ellos, y quizás influenciada por la eterna espera de esa chica, Sonia sacó una mano del bolsillo con móvil incorporado para comprobar si José había encontrado un momento para prestarle atención.

Guardó el móvil de nuevo cuando Óscar la llamó, en un gesto ágil y casi a la defensiva, queriendo evitar preguntas a las que no tenía, al menos todavía, respuesta. 

Lo haremos como antes. - concretó sin llegar a levantar la vista del suelo pero con voz confiada- Lo hiciste bien y ello quiere decir que ahora lo haremos mejor. - le dedicó una mirada fugaz cuando propuso hacerlo más de una vez - Me parece bien. -dijo entonces con una nota dolida en la voz, un tinte de resignación a las matemáticas- Siempre es mejor beber poco y dejarlos vivos. - se repitió - Cuando nos crucemos con alguien le preguntaré por una calle, por la Catedral si quieres, y entonces tú le muerdes, si quieres. Yo-yo puedo esperarme a que tú estés bien.

Tras su explicación volvió a sacar el móvil planteándose si avisar a Nuria de que ya estaban a punto de llegar, aunque aquello fuese algo optimista en cuanto al tiempo pero finalmente se encogió de hombros y volvió a guardar el teléfono.

De camino a la Catedral, consiguieron cuatro indicaciones a la misma y remedar el daño de su incursión al chalet de la locura.

Cargando editor
21/06/2015, 22:27
Óscar Fernández

- No, ya... - Empezó a responder Óscar mientras caminaban. - Ya se fue ella. Pe-pero mañana vuelvo y le digo algo. - Aseguró entonces, tentado de pedir a Sonia que le acompañase. Sin embargo no llegó a hacerlo. Así ella se ahorraba el mal trago de decirle que no, y él la decepción al escuchar su respuesta.

Después de eso Óscar asintió a la explicación de Sonia y se preparó para lo que tenían por delante. No entendió aquello de que ella podía esperarse, pero no quiso preguntar: ella se conocería mejor que él mismo, sin duda.

Poco a poco, mientras caminaban, Óscar iba dándose cuenta de lo mucho que tardarían. Y aunque prefería llegar cuando los otros hubieran acabado no se sentía bien con la idea de que ellos hicieran todo el trabajo. De modo que en determinado momento buscó la mirada de Sonia.

- Sí... Si quieres podemos coger unas bicis en las piscinas. - Ofreció. - Luego allí se pueden dejar. - Explicó, sin saber si aquello realmente aclararía a qué se refería.