Partida Rol por web

Valladolid (1559-2012)

Abrazo Francisco Ansúrez

Cargando editor
29/04/2014, 16:51
Narrador

Flotas en la oscuridad sin ser consciente del tiempo que pasa. En algún momento te parece percibir que estás en movimiento, pero te resulta imposible salir de la complacencia de la densa inconsciencia en la que te encuentras.

Un intenso dolor en la cabeza es lo que poco a poco hace que vuelvas a ser consciente de tu propio cuerpo, todavía con los ojos cerrados. Te sientes pesado y lentamente tus últimos recuerdos acuden a tu mente. Abres los ojos con un gemido de dolor y cuando miras a tu alrededor te preguntas si realmente los tienes abiertos, pues lo único que ves es una oscuridad profunda.

Estás tendido en el suelo, que sientes frío bajo tus manos, como si fuera de piedra. Una pequeña corriente de aire pasea por el lugar, haciendo que te estremezcas, y no percibes ningún sonido. El dolor de tu cabeza pasa a un segundo plano cuando sientes los grilletes en tus muñecas, fríos y apretados. Nervioso los palpas hasta descubrir que una cadena los une al suelo de piedra, manteniéndote preso. 

Poco a poco empiezas a distinguir los volúmenes que te rodean, mientras tus ojos se van acostumbrando a la oscuridad. Una mesa, quizá algunas sillas... Llegas a atisbar dos de las paredes y en una de ellas, aguzando la vista, te parece ver una puerta.

Cargando editor
30/04/2014, 17:10
Francisco Ansúrez

Largo rato tardé en entender que me había pasado, donde podría estar y qué me iba a pasar en los próximos días, horas o dios no lo quisiera, segundos. Lastimero y desolado traté de incorporarme tanto como me era posible sobre mis rodillas junto a los anclajes que me mantenían retenido en aquella habitación oscura, una posición en la que me permitiera ver el mundo más vertical y analizar el lugar en el que me encontraba.

A mi mente vinieron ideas y planes desesperados precedidos de un subidón de adrenalina y un rápido bombeo en mi corazón, mi instinto quería sacarme allí. ¿Golpear los grilletes? ¿Iba a golpear el metal hasta romperlo? Ni en un millón de años conseguiría algo así, pero por alguna razón tenía que intentarlo. Así que los golpeé una y otra vez contra el suelo, impactando mi muñeca a su vez para intentar romper algún eslabón... El repentino miedo a morir fue lo único que me detuvo, fue el miedo lo que me hizo dejar de cometer actos estúpidos que llamarían todavía más la atención.

Respiraba profundamente con la esperanza de tranquilizarme.

No iba a salir de allí sin ayuda. "Sin ayuda..." -pensé al recordar que no había dicho a nadie de mi paradero. Alerté a Luis por teléfono pero pasarían días hasta que llamase a la policía, Chloe simplemente iría a trabajar por la mañana pero supondría que estoy bien... No había hecho ningún plan con Eli. ¿Mis padres? Pensarán que ignoro sus llamadas... "No habrá ayuda".

Solo.

Cuando logré reunir el valor necesario empecé a hablar esperando que mi captor hiciese acto de presencia. -Ho... -empecé a farfullar. -¿¡Quien eres!? ¡LAURA!

Cargando editor
02/05/2014, 23:42
Narrador

Tu voz rebota en las paredes de piedra provocando pequeños ecos que tardan poco en desaparecer y durante un tiempo que no eres capaz de precisar no sucede nada. El corazón cada vez te palpita con más fuerza en el pecho y los segundos pasan, desgranándose en el silencio que recibes como única respuesta a tus gritos. 

Quizá han pasado cinco minutos, quizá diez. Es difícil decirlo sumido en una oscuridad tan profunda que te cuesta distinguir incluso tus propias manos. Pero de repente un pequeño sonido, como de chisporroteo, te hace levantar la mirada hacia una de las paredes. Poco a poco el lugar empieza a iluminarse con la titilante luz de las llamas de multitud de velas que comienzan a encenderse por sí solas por toda la sala sobre candelabros por las paredes y repartidos por el suelo. Las llamas oscilan tímidamente al principio, meciéndose con la pequeña corriente de aire que recorre el lugar de forma intermitente, pero no tardan en coger fuerza, hasta que puedes ver por fin donde te encuentras. 

El suelo y las paredes son de piedra de color claro. Y como  habías intuido, en una de ellas hay una puerta de madera con goznes plateados. Tu vista no alcanza a ver el techo que se mantiene en sombras. Como habías podido palpar y percibir tus manos están encadenadas a unos enormes grilletes de metal engarzados en el suelo. Y en el centro de la sala lo que te había parecido una mesa, resulta ser un altar labrado de piedra. A su alrededor, un círculo de piedras de menor tamaño. 

Sin embargo, lo que llama tu atención por completo es el objeto que descansa sobre el altar. Reflejando la luz anaranjada y trémula de las velas sobre su superficie plateada y grabada puedes ver un cáliz. Pero no uno cualquiera, es el cáliz que te ha traído hasta aquí. El que parecía no haber existido nunca cuando fuiste al museo. Por el que estuviste persiguiendo a Laura Muñoz y por el que terminaste acudiendo a su despacho y enseñándole el folio donde habías escrito tu sueño. Ahora descansa ahí, a apenas un par de metros de ti. Colocado al mismo tiempo cerca pero inalcanzable como en una especie de burla macabra. Y en el silencio los latidos de tu corazón resuenan con fuerza.

Cargando editor
03/05/2014, 11:56
Francisco Ansúrez

"Cuando se entra en el juego no se puede salir, Ansúrez" -Vinieron a mi mente las palabras de Laura en su despacho, cuando insistía en saber que había ocurrido con el cáliz. Ahora estaba ahí, frente a mi. A mis captores le gustaban una buena puesta en escena sin duda.

Lo contemplé durante algunos instantes, asombrado por el hecho de que a pesar de encontrarme preso todavía hubiera algo en aquel objeto que me maravillase.

Las dudas regresaron y no pude evitar preguntarme que la clase de personas que se tomarían tanto tiempo y esfuerzo en secuestrar a un hombre en un lugar como este para humillarle de aquella manera. Una secta tal vez, un grupo de psicópatas con mucho tiempo libre, sin duda alguien tan perturbado como para llevar el teatro hasta aquel extremo. Laura podría encajar con aquellas características, apenas la conocía pero si lo suficiente para haber notado algo extraño en ella, en su actitud, en su manera de hablar, en las cosas que explicaba y como lo hacía... A lo mejor por eso me atrajo tanto aquel suceso.

Con la nueva iluminación supuse que me habían escuchado, que me observaban y que quizá, esperarían una reacción de horror en mi mientras sonrían de oreja a oreja por un trabajo tan bien hecho. A lo mejor la única manera de salir vivo de allí era continuar con su "juego" -Una vez más recordé las palabras de Laura.

-Un orfebre que vendió su alma para crear su mayor obra... -dije con un tono de voz más relajado, una mala conducta podría ser mi fin. -La dejáis ante mi como una burla, como castigo por haber perseguido una historia. ¿Por qué? 

No insistiría más, no tenía sentido hacerlo.

Cargando editor
05/05/2014, 02:13
Alfonso Mendiazabal

Pasan varios segundos, quizá incluso un minuto entero, en los que piensas que nadie va a responderte. Que sencillamente van a dejarte ahí, divirtiéndose contemplándote.

Y entonces se abre la puerta y por ella entra un muchacho de unos veinte años, vestido con pantalones negros y una camisa también negra. Tiene el pelo rizado y llevas unas gafas que le dan un aspecto ligeramente intelectual. Su paso es seguro y tranquilo y no se detiene hasta entrar en el círculo de piedras. Lleva en las manos un libro de aspecto antiguo y una caja de madera y lo coloca todo encima del altar, sin dedicarte ni una pequeña mirada. Abre el libro por una página marcada con una tira de terciopelo de un rojo profundo y deja la caja junto al cáliz. 

Dedica un par de segundos a asegurarse de que todo está perfectamente colocado antes de mirarte, enarcando una ceja. Parece pensárselo, pero finalmente se digna a dirigirse a ti, mirándote con desdén, como si te hiciera un favor al hablar contigo. - No sé por qué te crees que todo gira a tu alrededor. Pero cuanto antes te quites esa estúpida idea de la cabeza, será mejor para ti. Si hubieran querido castigarte estarías gritando de dolor y suplicando para que te mataran y dejar de sufrir. Aquí eres la última mierda. Deberías ir asumiéndolo. 

Sin añadir nada más ni esperar una respuesta por tu parte, se da la vuelta, dispuesto a salir por la misma puerta por la que entró. 

Cargando editor
05/05/2014, 08:12
Francisco Ansúrez

Cuando entra alguien por la puerta me da a pensar que entraría con algún arma amenazante para hacerme colaborar o simplemente para amedrentarme, pero en cuanto se presenta aquel chico con gafas quedo bastante desconcertado. ¿Es esta la persona que me retiene? ¿Un chico que todavía no ha cumplido la treintena de años?

A pesar de no llevar un arma, sus palabras hacen el mismo efecto que si la llevaran y terminan por hacerme desesperar. -Intento ser lógico, no se secuestra a nadie si no es por una buena razón. -Aun así intenté mantener la compostura y no sacar de quicio a ese chico.

Se me ocurren otros motivos por los que alguien quisiera secuestrarme, la fortuna de mis padres por ejemplo, o alguna venganza de algún antiguo conocido. 

Me mordí el labio, se iba pero yo necesitaba saber más de todo aquello. -¡Por el amor de dios ya estoy encadenado! Decirme que está pasando ya no importará demasiado. -le dije desesperado, intentaba hacer referencia a que no iba a escapar aunque supiese algo más.

Cargando editor
08/05/2014, 13:30
Alfonso Mendiazabal

Cuando llega a la puerta se da la vuelta para mirarte de nuevo con el mismo aire de desdén, como si fueras menos importante que el polvo de los rincones. 

- No me corresponde a mí darte ninguna explicación. Pero si estás aquí es por una buena razón. Eso seguro. - Dice, con una pizca de sarcasmo casi imperceptible en el fondo de su voz. Sin añadir nada más, ni esperar respuesta por tu parte, vuelve a girarse y sale por la puerta, cerrándola a su espalda.

De nuevo estás solo. Con el frío de la piedra a tu alrededor y la luz frágil y titilante de las velas. A un par de metros de ese altar sobre el que reposa el cáliz y ahora también un libro, como preparado para una extraña liturgia, y una caja cerrada, de la que no alcanzas a imaginar el contenido.

Y los segundos se van convirtiendo en minutos mientras comienzan a desgranarse uno tras otro sin que la puerta se abra de nuevo.

Cargando editor
10/05/2014, 19:53
Francisco Ansúrez

Pese a que intentaba conservar la poca calma que podía reunir en aquellas circunstancias, la idea de que pudieran estar preparando alguna especie de ritual místico con aquellos objetos me ponía los pelos de punta. Si algo había aprendido del canal de Historia era que en todos los rituales siempre hay un sacrificio.

"¿Por qué no entra nadie?" Me preguntaba constantemente. "Tengo que irme, tengo que aprovechar la más mínima oportunidad que se me pase por delante y escapar de aquí..."

Recordé los últimos instantes con Laura en su despacho, revisando cada palabra y gesto que pudiera haber hecho, algo que me diera la oportunidad de elaborar un plan y no salir malherido. Pero no había nada a lo que aferrarme.

"¿Si gritase alguien me escucharía?"

-Maldita sea... -suspiré dejando caer mi cabeza, resignado a consumir el tiempo y rezando para que la policía entrase por esa puerta en cualquier momento.

Cargando editor
11/05/2014, 22:47
Laura Muñoz

El tiempo pasa, inexorable e imparable, hasta que pierdes la noción de cuánto hace que estás en ese lugar. El silencio de la sala sólo se rompe por tu respiración y las maldiciones que salen de tu boca en voz baja cada tanto. Finalmente, no te queda otra que resignarte a esperar. 

Cuando ya has pasado de la desesperación al aburrimiento varias veces un sonido de pasos al otro lado de la puerta llama tu atención, haciendo que te incorpores como un resorte. 

La puerta se abre y por ella aparece Laura Muñoz, vestida igual que un rato antes en su despacho y pisando con paso sereno y seguro. Te mira con seriedad antes de echar un vistazo al altar donde el otro muchacho colocó los objetos y se acerca a ti, deteniéndose a un par de pasos. 

- Espero que esté cómodo, Ansúrez. - Dice enarcando una ceja con un evidente sarcasmo. - ¿Sabe? Tengo algunas preguntas para usted antes de seguir con esto. Y le aseguro que le conviene decir la verdad. - Te mira durante un par de segundos y finalmente hace un pequeño ademán con la mano hacia ti. - ¿De dónde sacó lo que escribió en ese papel?

Cargando editor
14/05/2014, 16:45
Francisco Ansúrez

Ahí estaba ella, por fin daba la cara. La mujer que me había golpeado en la cabeza y secuestrado. Siempre mostrándose educada, refinada, elitista, y ahora había perdido todo su encanto, no podía tener más que odio por haberme hecho esto.

Ella era la culpable.

Todo y eso, Laura era la única persona que conocía así que un suspiro de alivio salio de mi boca cuando vi que me hablaba, que no me ignoraba como el otro canalla.

-¿Qué pasa Laura? ¿No podías simplemente preguntarmelo tomando un café? - dije con un tono sarcastico. - ¡Ya te dije que fue una pesadilla! - grité desesperado.
Tras respirar profundamente recuperé la calma. - Quitame estas cadenas Muñoz, por favor. Te contaré lo que quieras pero esto es totalmente innecesario y lo sabes, sé que lo sabes, soy yo el que quería hablar contigo y compartir ideas, esto no es necesario.

Cargando editor
17/05/2014, 01:04
Laura Muñoz

Los ojos de la mujer se endurecen cuando alzas la voz y su mirada sobre ti se vuelve más fría. Cuando habla de nuevo su voz ha perdido la cordialidad y se ha vuelto autoritaria. - En primer lugar, Ansúrez. - Comienza, cruzándose de brazos. - Esta ha sido la última vez que me grita. Si vuelve a hacerlo, le aseguro que sus aullidos de dolor le destrozarán la garganta antes de que pueda volver a hablar con nadie. - Sus ojos se clavan en los tuyos provocándote un escalofrío y algo en su tono, en la seguridad de su porte, te hacen pensar que está hablando completamente en serio.

- En segundo lugar, no soy su amiga. No me tutee. - Añade, sin moverse ni un ápice. - Parece mentira que alguien de su nivel social no tenga ni una pizca de educación. 

Echa un breve vistazo hacia los grilletes de tus muñecas antes de añadir algo más. - Le soltaré cuando se lo gane. Las cosas son así: - Separa los brazos y hace un gesto con las manos, como si fuese a decir algo evidente. - Va a hacer lo que yo le diga. Si pone de su parte será probablemente menos doloroso para usted, pero es su decisión. - Añade, antes de dirigirse hacia el altar para abrir la caja sin que tú puedas ver su contenido.

Hace una pausa de varios segundos antes de hablar de nuevo. - Digamos que me creo que ha sido un sueño. - Empieza, con voz serena y calmada, sin mirarte ahora, con los ojos en una de las páginas del libro abierto. - ¿Había tenido antes sueños así? Desde que nos vimos ayer por la noche cerca del museo, ¿se encontró con alguien más antes de tener el sueño? - Con la última pregunta, alza la mirada de nuevo, fulminándote una vez más con sus ojos fríos.

Cargando editor
27/05/2014, 17:34
Francisco Ansúrez

No entiendo por qué Laura se está comportando de esta manera. ¿Es una puta psicópata o qué? Iba a responderle que disculpase mi falta de modales, que era mi culpa por no facilitarles el secuestro o que era un primerizo en esto de las mafias organizadas... Pero supongo que de igual manera el sarcasmo la sacará de sus casillas.
Quiero evitar que se vuelva más loca en su medida posible, esta mujer ya no tiene solución pero al menos podría evitarme mucho daño, y más después de prometer que me va hacer chillar de dolor si la enfado o le grito otra vez.

-Antes de tener el sueño... -repasé mis actos con una mueca de desagrado. -Después de que usted -enfatizo usted. -Desapareciese bajo aquella farola me fui directo al pasaje Gutiérrez donde me emborraché como una cuba, y no le hablo de una o dos cervezas, le digo que fue una de esas noches en las que no sé como llegué a mi casa por mi propio pie. -No la miro desafiante, pero si con claro enfado. Bajo la mirada y trato de recordar algo más. -No es que recuerde todo con exactitud pero bebí (mucho) y me largué a mi casa donde caí rendido hasta el día siguiente, hoy.

-Y no, como le dije en su despacho nunca antes había tenido un sueño de estas características -le digo convencido antes de resoplar y negar con el rostro. -Nunca.

Con un poco de suerte Luis habrá intentando llamarme para hablar de aquello que me preocupaba y se pondrá histérico antes de contactar con la policía...

Cargando editor
01/06/2014, 23:47
Laura Muñoz

Laura enarca una ceja cuando dices que desapareció la noche anterior, pero no dice nada al respecto, tan sólo sigue manteniendo su fría mirada sobre ti, escuchando tus palabras, para soltar un pequeño resoplido cuando terminas.

- Puede estar tranquilo, Ansúrez. Ya nos hemos encargado de su amigo Luis. No va a llamar a nadie. - Responde directamente a lo que estabas pensando. 

Después empieza a pasar los dedos sobre el libro abierto, acariciándolo con las yemas de los dedos y se mantiene en silencio durante algunos segundos, como si estuviera escogiendo la mejor forma de continuar. 

Sus ojos se posan en el cáliz y todavía mirándolo comienza a hablar de nuevo. - No sé si realmente lo soñó o le han engañado para que lo crea. Pero en todo caso, hemos decidido arriesgarnos con usted. Aunque no es sólo por eso. Se dio cuenta de que el cáliz era especial cuando la mayoría de la gente sólo veía en él una pieza más en esa exposición. 

Levanta la mirada entonces para clavarla en tus ojos, todavía firme y fría. - Fue usted el que se empeñó en meterse en el juego, ¿recuerda? Pudo haberlo dejado correr una y mil veces, habría sido lo más sensato por su parte. Hay situaciones de las que todo su dinero no puede sacarle. Pero es tarde para que le suelte este sermón. Usted tomó sus decisiones. Nosotros hemos tomado la nuestra. Su única elección ahora es formar parte de esto o morir. - Hace un pequeño gesto hacia ti con la mano, sin perder su expresión seria, casi solemne. - ¿Qué decide, Ansúrez? Ahora se encuentra ante la mayor encrucijada de su vida. ¿Quiere subirse al tablero o prefiere salir de él para siempre?

Cargando editor
03/06/2014, 16:28
Francisco Ansúrez

Sus palabras sobre mi amigo me dejan frío, me cortaron la respiración de golpe. ¿Que ha querido decir con eso? ¿Cómo sabe de Luis? Intentaba buscar una explicación lógica a todo aquello, movía las pupilas de un lado a otro, entrecerrando los ojos e intentando recordar todo lo sucedido hasta llegar aquí. ¿Es esto cosa de Luis? -pensaba sin acabar de creer aquella posibilidad. Luis no me haría algo así, definitivamente no sería capaz de llevar las cosas hasta este extremo.

Miré entonces a mi secuestradora, horrorizado por entender aquello que había querido decir. Incapaz de pronunciar nada.

Ella iba hablando y mientras escuchaba asombrado todo lo que tenía que decirme. ¿Decidí seguirla por propia voluntad? Ya no estaba seguro de nada. Cuando volvió a referirse a todo esto como un juego se me cayó el alma al suelo, había insinuado algo terrible sobre Luis y todavía esperaba que pudiese estar a la altura de la conversación.

-Esto dejó de ser un juego en el momento en el habló de mi amigo, Muñoz.. -le dije apenado, triste por ver como alguien pudiera haberse convertido en una persona tan fría como ella. He llegado lejos en este asunto, no puede acabar aquí. -Negué con el rostro de un lado a otro sin dejar de pensar en que le podría haber pasado a Luis.

-Le busqué por que quería saber más, esa es la única verdad. Desconozco sus motivos para preocuparse tanto por un sueño, pero eso solo hace que me pregunte más y más y más cosas. -se me escapó una sonrisa cansada. Nada tiene sentido. -No puedo evitarlo, me gustan las aventuras.

-Déjeme salir de esta sala y muéstreme de que va todo esto. -dije convencido. -Quiero saber por el cáliz, quiero saber de la joven pelirroja que permanecía prisionera. Subiré al tablero y no saldré de él.

Cargando editor
18/06/2014, 21:06
Laura Muñoz

Ella asiente con seriedad a tus palabras, sin perder la frialdad de su mirada y vuelve a hablar, con el mismo tono firme y autoritario. - Cognitio habet pretium. - Dice en lo que te parece identificar como latín, mirándote a los ojos fijamente. 

- Ahora no se mueva, Ansúrez. No salga del círculo. - Añade mientras te parece ver sus pupilas dilatándose y contrayéndose, clavadas en las tuyas y atrapándolas. Y por algún extraño motivo que no alcanzas a comprender cualquier deseo de alejarte desaparece mientras Laura te mantiene la mirada algunos segundos más.

Parece esperar hasta asegurarse de que la obedecerás antes de apartarla y llevarla al interior de la caja, de la que extrae una daga pequeña y plateada, llena de extrañas inscripciones y filigranas. Se acerca entonces a ti, con la daga en la mano y a pesar de que sientes un justificado temor, la posibilidad de moverte no entra en tus planes. Tan sólo permaneces inmóvil, mirándola, mientras estira la mano para tomar tu brazo, apartar tu camisa y el grillete, y darle la vuelta, dejando tu muñeca hacia arriba a la vista. 

Con una seriedad casi solemne pasa la hoja de la daga por ella en vertical, abriendo la vena de la que empieza a salir sangre profusamente. Su color granate y su intenso olor ferroso invaden tus sentidos, haciendo que el miedo aletee con más fuerza en tu pecho, mientras tanto ella toma tu otro brazo y repite la misma operación. 

Sientes tus muñecas arder con el escozor de la herida y la sangre manando de ellas con cada latido de tu corazón, deslizándose por las cadenas de tus grilletes y derramando tu esencia vital en el suelo de piedra. Y sin embargo, eres incapaz de moverte, de apartarte o escapar. 

Su daga gotea y sigues con la mirada una gota de tu propia sangre, hasta ver cómo se estrella contra el suelo. Entonces te das cuenta de que a tu alrededor hay finas muescas en la piedra, dibujando un círculo tosco que rodea el lugar al que tus grilletes están anclados. Del centro del círculo salen pequeños surcos que empiezan a llenarse con tu sangre y que parecen dirigirse hasta el altar siguiendo dibujos serpenteantes. 

Laura se aleja un par de pasos, todavía mirándote, y empieza a recitar una letanía en voz baja, en un idioma que no consigues identificar pero que suena arcano y antiguo. Un escalofrío recorre tu espina dorsal mientras recuerdas de nuevo tu pesadilla y la voz de Laura empieza a ascender, resonando en las piedras. 

 

Notas de juego

Sé que en este punto no tienes mucho margen para hacer nada, pero lo dejo aquí por si quieres decir o pensar algo antes de que siga.

Cargando editor
19/06/2014, 17:28
Francisco Ansúrez

No alcanzo a comprender por qué no puedo moverme o si realmente quisiera salir de allí. Normalmente hubiera gritado como un loco al ver como alguien me rajaba ambos brazos para que me desangrase, normalmente me hubiera hasta desmayado solo por ver tanta de mi propia sangre fluyendo fuera de mi cuerpo.

Todo y que Laura no había acabado con su ceremonia, un poco de mi empezaba a pensar que esto había sido una mala idea, que no debí perseguir a esta mujer. Ni regresar a Valladolid.

Mis últimos pensamientos fueron para Emma.

Cargando editor
29/06/2014, 11:13
Laura Muñoz

Tus ojos contemplan hipnotizados cómo la vida se va derramando desde tus muñecas, gota a gota, mientras tu cuerpo y tu mente se debilitan. Empiezas a sentir frío y a marearte. Todo a tu alrededor parece difuminarse y cada vez te resulta más extraño y surrealista. Una de esas cosas que uno siempre piensa que sólo le pasan a los demás. 

Mientras tanto, Laura Muñoz continúa con su extraña letanía, ahora delante del altar y con los ojos cerrados, concentrándose en quién sabe qué. El frío va extendiéndose por toda tu piel y sientes la sangre caliente abandonar tu cuerpo, deslizarse hasta el suelo donde los senderos sinuosos marcados en la piedra van tiñéndose de rojo, formando un entramado dibujo que termina a los pies de ella, rodeando el altar. 

Cada vez te cuesta más respirar con normalidad y Laura no parece preocuparse por la debilidad que se va adueñando de ti cada vez a más velocidad. Tu vista se comienza a nublar y el mundo a tu alrededor parece moverse a un ritmo distinto del tuyo.

Es entonces, cuando las piernas empiezan a temblarte y crees que fallarán haciéndote caer al suelo, cuando Laura toma en su mano el cáliz y se acerca a ti, mirándote fijamente a los ojos con su mirada fría y autoritaria, imposible de ignorar. - Repita conmigo y beba un trago por cada frase. - Ordena. Y ni siquiera te quedan fuerzas para negarte mientras ella empieza a recitar y tu mente entra en un estado de semiinconsciencia, sorprendiéndote al escuchar tu propia voz repetir cada una de las frases de lo que parece un extraño juramento. 

Yo, Francisco Manuel Ansúrez de Montenegro, por este acto juro mi eterna lealtad a la Casa y al Clan Tremere y a todos sus miembros. Soy parte de su sangre y ellos son parte de la mía. - Espera a que termines de recitar y posa el cáliz en tus labios, inclinándolo para que su contenido llegue hasta tu boca. Su sabor a hierro y su intenso olor, que se confunde con el de tu propia sangre, no te dejan lugar a dudas sobre lo que es, pero por algún motivo que no alcanzas a comprender sientes un éxtasis indescriptible cuando golpea tu paladar con fuerza. Tus manos se crispan, tratando de alzarse para tomarlo entre ellas y beberlo de un solo trago, con ansias, pero las cadenas te detienen antes de que puedas alcanzarlo. La voz de Laura vuelve a levantarse continuando el juramento y tú tan sólo puedes seguir repitiendo sus palabras. Palabras cuyo significado no comprendes y no sabes si quieres llegar a comprender. Pero un paso que parece necesario para poder volver a sentir el sabor del contenido del cáliz en tus labios. - Compartimos nuestras vidas, nuestras metas y nuestros logros. Obedeceré a aquellos que la Casa ha nombrado como mis superiores y trataré a mis inferiores con todo el respeto y cuidado que merecen. Yo no despojaré o intentaré despojar a cualquier miembro de la Casa y Clan Tremere de su poder mágico. Hacerlo sería actuar contra el poder de nuestra Casa. No destruiré ni intentaré destruir a ningún miembro de la Casa y Clan excepto en defensa propia, o cuando un magus ha sido expulsado por un tribunal constituido. Si un magus ha sido considerado expulsado, emplearé todos mis esfuerzos para entregar a ese magus a la justicia. 

Durante los siguientes minutos el ritual al que parecen estar sometiéndote se sucede sin descanso. De tus muñecas la sangre mana cada vez con menos fuerza, pero algo te mantiene en pie, con la mente en vilo y repitiendo con voz cada vez más débil cada palabra que Laura recita, sin tener ni idea de lo que estás diciendo o jurando, tan sólo con la esperanza de recibir el premio de un sorbo más de ese delicioso líquido que aviva tus sentidos y te mantiene en un estado extático. - Yo me atendré a todas las decisiones de los tribunales, y respetuosamente honraré los deseos del Concilio Interior de los Siete y los deseos de mis superiores. Los Tribunales deben estar limitados por el espíritu del Código Tremere, complementado por el Código Periférico e interpretado por un apropiado cuerpo constituido de magi. Tengo el derecho de apelar una decisión al tribunal superior, si ellos aceptan escuchar mi caso. Yo no pondré en peligro la Casa y Clan Tremere a consecuencia de mis acciones. No interferiré en los asuntos de los mundanos de ninguna manera que pueda traer deshonra sobre mi Casa y Clan. Jamas, cuando trate con demonios u otros, provocaré peligro hacia el clan, no molestaré a los faeries de ninguna manera que pueda provocar su venganza sobre la Casa y Clan. También juro apoyar los valores y metas de la Camarilla y mantendré la Mascarada. En el caso de que esas metas entren en conflicto con las mías, no perseguiré mis propios intereses de ninguna manera que pueda poner en peligro la Mascarada. El poder de la Casa y Clan Tremere depende del poder de la Mascarada.

 Puedes sentir algo salvaje en el fondo de los ojos de Laura, casi como si estuviera conteniéndose. Su voz sigue siendo firme, pero se vuelve un poco más ronca y en más de una ocasión su mirada se dirige al suelo, donde tu sangre dibuja ese intrincado recorrido hasta el altar. Durante un instante te parece que la piedra se ha teñido de rojo, pero en la nebulosa que cubre tu mente terminas por darte cuenta de que es tu visión la que está empañada de ese color, con todos tus sentidos concentrados en el líquido que Laura dosifica mientras el ritual continúa llevándote a una catarsis sin igual. - Yo no usare mi magia para espiar a miembros de la Casa y Clan Tremere, ni para entrometerme en sus asuntos. Esto está expresamente prohibido. Yo instruiré solamente aprendices que juren sobre este código, y no permitiré que ninguno de ellos se enfrente contra la Casa y Clan, yo seré el primero en detenerlos y traerlos frente a la justicia. Ninguno de mis aprendices podrá ser llamado magus hasta que primero jure respetar el código. Trataré a los aprendices con el cuidado y respeto que merecen. Yo concederé a mis antiguos el derecho de tomar a mi aprendiz si encuentran que es necesario para un importante trabajo. Todos somos miembros de la Casa y Clan y valorables según este precepto. Debo atenerme al derecho de mis superiores de tomar estas decisiones. 

De alguna manera sientes una sumisión que nunca habías conocido, dominando todos tus sentidos y tus acciones a los deseos de esa mujer que no sólo te ha secuestrado e infringido más dolor del que nunca habías sufrido, sino que también te ha proporcionado un placer mayor que el de cualquier orgasmo que hayas tenido jamás. - Yo fomentaré el conocimiento de la Casa y Clan Tremere y compartiré con sus miembros todo lo que haya encontrado en mi búsqueda de la sabiduría y poder. Ningún secreto será guardado, o traspasado, con respecto a las artes de la magia, no mantendré en secreto los logros de otros que puedan traer perjuicio a la Casa y Clan Tremere. Yo pido, si rompo este juramento, ser expulsado de la Casa y Clan. Si fuera expulsado, pediría a mis hermanos que me encontraran y me destruyeran para no continuar mi vida de degradación e infamia. Yo reconozco que los enemigos de la Casa y Clan son mis enemigos, que los amigos de la Casa y Clan son mis amigos, y los aliados de la Casa y Clan son mis aliados. Déjanos trabajar como uno y creceremos sanos y robustos.

El juramento parece estar llegando a su final. La expresión corporal de Laura, el tono de su voz, las palabras que ahora resbalan por tu lengua y tu garganta sin que te detengas a analizarlas, pero que están grabándose a fuego en el fondo de tu cerebro, cosquilleando en la parte trasera de tu cráneo. Todo parece indicar que el ritual o lo que sea está a punto de terminar. - Yo por este acto juro este pacto a cuatro de Diciembre de dos mil doce. Maldigo a aquellos que intenten hacerme romper este pacto y me maldigo a mí mismo si sucumbo a esa tentación. 

El silencio tras esas últimas palabras y un último sorbo del cáliz, en el que Laura inclina la pieza permitiéndote apurar todo su contenido. Y sin decir nada más se aparta de ti y se acerca al altar, donde deposita el cáliz y cierra el libro antes de mirarte, clavando sus ojos fríos en los tuyos. Se permite sonreír en ese momento cuando todo parece haber terminado y es entonces cuando te das cuenta de que de sus labios rojos y perfectamente delineados asoman dos colmillos enormes, salvajes, depredadores. Como el brillo de sus ojos cuando contemplaba la sangre deslizarse por el suelo. Y un escalofrío recorre toda tu espina dorsal. 

Sientes el ansia de seguir bebiendo, de tomar el cáliz y exigirle que lo llene una vez más. O de tirarte a sus pies de rodillas y suplicarle por un trago más. Una gota más. Pero en el silencio que ha sucedido al juramento la debilidad se apodera por fin de ti y caes al suelo, esforzándote por seguir mirándola mientras te derrumbas y la oscuridad empieza a adueñarse de tu mente. Te sientes febril y enfermo. Y algo te dice que no es solamente por la sangre perdida, que el juramento que has recitado también tiene algo que ver. 

- Ahora sí puede decir que está sobre el tablero. Bienvenido al juego, Ansúrez. - Dice ella con voz grave, repitiendo las mismas palabras que te dijo antes de asestarte aquel golpe con el pisapapeles en su despacho. Todo se difumina y la escena, que parece sacada de una de tus novelas, desaparece mientras tu consciencia se diluye en una densa oscuridad.

Notas de juego

No puedes hablar ni hacer ninguna acción después de esto, estás inconsciente, pero me detengo para que puedas postear si quieres tus pensamientos o sensaciones del tiempo que ha durado este post. 

Después seguiré cuando te despiertes.

Cargando editor
01/07/2014, 18:37
Francisco Ansúrez

A cada palabra soy más débil y a cada sorbo que doy enloquezco por beber más del contenido del cáliz. Al menos en algo no estaba del todo equivocado, anhelaba tener la copa entre mis manos desde un principio por alguna razón, y aunque no lograba entender el juramento que me hacía recitar si comprendía que todo esto me superaba.

Supongo que es al final cuando uno se da cuenta de lo frágil que se es, cuando en un par de días todo puede torcerse tanto hasta tocar fondo y atravesarlo para caer más todavía en lo hondo, cuando todas tus vivencias, todos tus recuerdos y sueños desaparecen por un mal encuentro y se desvanecen sin más, es entonces y únicamente entonces cuando entiendes que nada es verdad, que toda realidad posible no es más que una broma cósmica. Te preguntas si de haber tomado otra elección ahora estarías de nuevo en tu rutina como uno más, pero no alcanzas a saber la respuesta en ese momento, te vas tal y como viniste a este mundo.
Sin entender nada.

Hbría sido una buena novela, la mejor de todas.

Notas de juego

Oye enserio, te estas superando XD! Que pasada de post

Cargando editor
04/07/2014, 00:44
Narrador

Tu respiración se hace cada vez más débil y lenta, mientras tu mente vaga perdida entre las palabras que acabas de pronunciar aún sin comprenderlas y el sabor a hierro late en tu paladar con fuerza. Es esa sensación lo último que percibes mientras te pierdes en la oscuridad. 

Flotas en la inconsciencia durante un tiempo que no podrías precisar hasta que tus ojos se abren de golpe debido a un intenso aguijonazo de dolor que recorre tus entrañas partiéndote por la mitad. Apenas llegas a girar sobre ti mismo antes de que una nausea te asalte y empieces a vomitar. De tu garganta sale una masa sanguinolienta y sientes un nudo en el pecho que te dificulta la respiración.

Arcada tras arcada, todo tu cuerpo parece contraerse y convulsionar mientras no puedes dejar de vomitar. Sientes como si te estuvieras vaciando por dentro a través de la boca y el amargor de la bilis se mezcla con el sabor ferruginoso de la sangre. Llegas a percibir el suelo de piedra sobre el que estás tumbado a la escasa luz de las antorchas, que parecen brillar ahora de forma más tenue.

El pensamiento de que ahora sí debes estar muriéndote de verdad pasa por tu cabeza cuando por fin tienes un pequeño respiro. Apoyas la cabeza en el suelo, buscando su frialdad con la frente, tratando de que apague la fiebre que parece invadirte. Te sientes completamente enfermo y no eres consciente de cuándo vuelves a perderte en la oscuridad, ni de cuánto tiempo pasa hasta que vuelves a despertar de nuevo por ese dolor agónico que retuerce tus entrañas para empezar a vomitar una y otra vez. 

De tu garganta cada vez sale más sangre, formando coágulos cada vez mas densos. El dolor es más agudo e intenso, hasta que finalmente el sopor invade tu mente y vuelves a caer en la inconsciencia.

 

Notas de juego

¡Gracias! Me alegro de que te gustase ^^.

Perdona por el retraso, pero Bruma me apagó el pc cuando estaba terminando este post y lo perdí, me agobié y lo dejé para hoy u.u

Cargando editor
04/07/2014, 23:34
Narrador

Es una Sed como nunca antes la habías sentido lo que te despierta. Un ardor en la garganta que parece recorrer todas tus venas, extendiéndose bajo tu piel. Parpadeas, tomando consciencia de tu cuerpo mientras te das cuenta de que te sientes distinto. Y sediento. Sobre todo, sediento.

El olor a sangre ha desaparecido y ya no sientes el frío de las piedras bajo tu cuerpo. Sin embargo, en cuanto te mueves te das cuenta de que tus muñecas siguen encadenadas. Los recuerdos de la noche anterior parecen difuminarse como si de un sueño se tratase. Y sin embargo, sabes que era real. El dolor era real, igual que los trozos de carne y coágulos que salían de tu garganta cuando no podías parar de vomitar.

Poco a poco vas dándote cuenta de que estás en otro lugar, tu cuerpo está tendido sobre un colchón, que a pesar de no ser demasiado cómodo, es mejor que el suelo. No parece  haber más muebles a tu alrededor y en la puerta puedes ver una pequeña ventanita con rejas, a través de la cual pasa un tenue haz de luz. 

Tus sentidos parecen haberse agudizado y todos tus sentimientos parecen más grandes, más difíciles de controlar y gestionar. Sabes que algo ha cambiado en ti, aunque no comprendes qué ni cómo. Sin embargo es la necesidad de saciar esa Sed lo que empieza a mover tus sentidos, instándote a dejarte llevar y librarte de ella. 

Al otro lado de la puerta escuchas movimientos y pasos, la luz de la puerta se ensombrece durante un instante cuando alguien pasa por delante y dos voces susurran palabras que no llegas a escuchar, pero que no te cuesta demasiado reconocer. Se trata de Laura Muñoz y del muchacho que viste la noche anterior.

- Tiradas (1)

Notas de juego

No estás en frenesí, pero casi. Estás justo en el límite ^^.