Partida Rol por web

Vampiro: Edad Oscura V20 - Bretaña nocturna [+18]

[Crónica 1.3] Estación de Nieblas - Kermorvan - FINALIZADA

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08/10/2018, 09:55
Leyre de Abin

Vaya, es curioso que digáis algo así. Gevrog no eligió a los inmortales que acudirían a su llamado. Éstos acudieron por si mismos... O por la petición de sus señores y sires.  

Ah, diablos. Ya lo había olvidado. 

¿Insinuáis entonces que os equivocasteis vos, o se equivocó vuestra apreciada Mahé al pensar que podríais asumir tal responsabilidad?

-“Yo les perdonaré su iniquidad y no me acordaré más de su pecado”, Hebreos 8:12. -Recito como toda respuesta.

Quizá haya pecado de soberbia pensando que esta misión sería mucho más sencilla de lo esperado, pero estoy segura de que Mahé no se equivoca. Puedo asumir la responsabilidad, otra cuestión es si lo deseo. No. No lo deseo en absoluto.

 

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08/10/2018, 23:56
Narrador

Kermorvan, noche del 30 de octubre de 1264

—Once horas antes del amanecer—

Tras esperar a que los pescadores se retiraran a sus respectivas casas, no te costó demasiado averiguar cual era la casa del tipo que te había plantado cara. Los perros seguían nerviosos por vuestra presencia, ladraban ocasionalmente, gruñían, todo tomaba una sensación de tensión que no daba a la aldea una tranquilidad real.

Habías pasado cerca de veinte minutos esperando a que acabaran sus conversaciones, tendrías que apresurarte a alcanzar a tus compañeras, pero tu ritmo era sobradamente ágil como para alcanzarlas con relativa rapidez.

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08/10/2018, 23:58
Narrador

Norte de Kermorvan, noche del 30 de octubre de 1264

—Diez horas antes del amanecer—

Tras un buen rato caminando a lo largo de la costa llegasteis a la boca de la rada, el extremo norte de la península de Crozon que acababa en un escarpado acantilado. Acercándoos el viento aullaba desde el mar, las olas se rompían en las rocas en una caída de cerca de veinte metros de altura, un silbido fantasmal paseaba entre los escasos árboles de la zona. Desde vuestra posición privilegiada erais capaces de apreciar las pocas luces al otro lado de la rada, la silueta oscura de la fortaleza de Brest cuyo perfil se cortaba por las antorchas. Probablemente durante el día se podía contemplar perfectamente el lugar donde estabais desde el castillo, pero aquella opción ya no era posible para vosotros.

Casi llegando al lugar indicado, Ingvar os alcanzó a paso ligero. Reunidos los tres no necesitasteis demasiado para averiguar una suerte de camino descendente en la pared del acantilado, no era difícil de practicar pues aquella sección parecía haber sido escarbada por mano del hombre. La noche seguía clara gracias a la luna, pero el viento y las olas la hacían mucho menos silenciosa.

Notas de juego

Próximo post, el jueves.

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09/10/2018, 22:27
Sybilla

Sybilla, que se había mantenido en silencio durante buena parte de aquel camino andado, finalmente habló- Y bien, ¿os sirvió de algún modo el permanecer en los aledaños de la aldea? ¿Pudísteis observar algo relevante, Ingvar?- preguntó, prestando atención al terreno más escarpado que se abría paso ante ellos- ¿Qué creéis que encontraremos al llegar al lugar al que nos dirigimos? 

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10/10/2018, 08:54
Ingvar Lundson

Tras la rápida caminata hasta la rada, la mirada brillante de Ingvar recorrió el paisaje que se abría ante ellos. A unos pasos del borde del acantilado, el paisaje componía un cuadro salvaje y poderoso, hasta el punto en el que el gangrel llegó a lamentar no poder verlo a la luz del día. El viento helado alborotaba su melena con fuerza inclemente y si cerraba los ojos, el fragor de las olas rompiendo en el acantilado casi le permitía sentir el frío de la espuma sobre su rostro.

La pregunta de la cainita de ojos negros lo sacó de sus pensamientos, y esbozando una sonrisa torcida, se giró para contestar a su compañera.

-Supongo que todo depende de cuánto se valoren los resultados de la pesca de la temporada… pero yo al parecer no tengo esa sensibilidad. –Hizo una pausa, para añadir con voz algo más seria. –No, no ha sucedido nada, ni siquiera nos han mencionado en su charla. Ese pueblo estaba tan normal como un pueblo podía estar a estas horas… pero sigo pensando que algo no encaja. No podemos descartar una trampa en esa cueva.

Volviéndose de nuevo hacia el sendero que descendía por el abismo hacia el rugiente océano, frunció el ceño, con su mirada tratando de distinguir la profetizada boca de la cueva entre la multitud de sombras que la luna dibujaba sobre la cara del acantilado. Sin éxito. A esa distancia, podría ser cualquiera.

-En cualquier caso, parece que el tiempo para las respuestas está cerca. –Murmuró entre dientes, sin llegar a quedar claro si ese pensamiento le resultaba agradable o molesto. Acercándose con cautela al inicio de la senda junto a Sybilla, la observó con ojo crítico. No parecía complicada, pero una ráfaga de viento o un resbalón bien podrían acabar en desastre. –Hacer esperar a nuestra anfitriona sería descortés por nuestra parte, ¿verdad?

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10/10/2018, 10:12
Leyre de Abin

-Si fuera una trampa, tampoco podríamos hacer gran cosa -mascullo, echando un vistazo al escarpado camino.

Sé que los paisajes marinos son alimento para el alma y nacidos directamente del pincel de Dios, y que deberíamos extasiarnos con su visión, regocijarnos y admirarlos por su belleza sobrecogedora; pero al mirar hacia abajo sólo me viene a la mente el vértigo de la caída y la incomodidad de verme zarandeada por las olas si esto ocurriera. 

Me froto la frente, inquieta, antes de retomar el camino. 

-Vayamos. Cuanto antes lleguemos, antes resolveremos todo este intrincado asunto.

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11/10/2018, 11:58
Narrador

Norte de Kermorvan, noche del 30 de octubre de 1264

—Diez horas antes del amanecer—

No fue un descenso complicado, pero mientras paseabais por la pared del acantilado en una caída cerca de los cincuenta metros sentíais el viento y la espuma de mar mezcladas en una danza de bienvenida. La noche clara os permitía ver perezosos bancos de niebla bajos que se arrastraban sobre la superficie del mar, pero sin ningún movimiento inusual o perturbador que os indicara que aquello fuera algo más que niebla.

Vuestro camino os acabó llevando a una oquedad en la pared del acantilado, una cueva que se adentraba en las profundidades. Estaba oscura, la entrada salpicada de estalagmitas y estalactitas que evocaban un lejano eco de mandíbula de bestia, del interior os llegaba un silbido agudo que no sabríais decir si se trataba de flauta o del viento. Fuera como fuera, aquel acceso estaba plenamente oscuro y denso.

Notas de juego

Próximo post, el lunes.

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11/10/2018, 17:51
Ingvar Lundson

Descendieron en silencio, acompañados por el viento que al igual que las olas, parecía querer desafiar la solidez de la pared de roca del acantilado. De tanto en cuando, la mirada de Ingvar se desviaba hacia la bahía para comprobar que la luna seguía brillando nítida en el cielo, y que las únicas brumas presentes eran más que naturales.

Finalmente encontraron la boca de la cueva, y al observar las formaciones de roca el normando pudo entender el motivo de que la hubieran nombrado como las mandíbulas del dragón… realmente parecía que estuvieran entrando en las fauces de algún tipo de leviatán de piedra. La idea era interesante.

Sin embargo, su tranquilidad se esfumó cuando un extraño sonido llegó hasta sus oídos. Un sonido que podría haber sido el viento… o la tonada de una flauta. Y no pudo evitar repetir en su mente las palabras que habían escuchado de boca de los pescadores de Kermorvan.

Cuando suenan las flautas…

Se detuvo en seco, maldiciendo entre dientes, y sus ojos como carbones al rojo se entornaron hasta reducirse a una línea brillante, tratando de penetrar en la oscuridad del interior.

-¿Este sonido… se trata del viento o es una maldita flauta? –Preguntó en un apagado susurro, girándose hacia las dos cainitas. Sabía bien que los sentidos de sus compañeras eran más agudos que los suyos. Sus ojos se detuvieron un instante en ellas, pero luego acudieron hacia la bahía, como si esperara que la niebla surgiera de improviso de las aguas. - Esos pescadores dijeron que las flautas se escuchaban cuando llegaba la niebla… ¿una advertencia de la señora de estas tierras, o simplemente un presagio?

-Alguien debería quedarse fuera de esto… -Añadió pasados unos segundos. –Una de vosotras… o de vuestros criados. Si lo peor ocurriese, casi prefiero que Gevrog sepa dónde hemos desaparecido.

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12/10/2018, 10:15
Leyre de Abin

DEFINITIVAMENTE mi presencia en misiones en lugares que no acepten un coche de caballos se han acabado. Durante este tortuoso descenso no han sido pocas las veces que mi ghoul ha tenido que sujetarme al pisar una roca resbaladiza, y mi cabello está húmedo y encrespado debido a las salpicaduras frías y saladas de las olas contra la pared del acantilado.

Odio a nuestro príncipe, este país y sus asquerosas leyendas sobre mujeres emergiendo del mar. Si es que la entiendo. Cada vez estoy más segura de que si tuviera que vivir aquí, yo misma me encargaría de drenar a cualquier cainita que se atreviera a pisar mis desagradables tierras. 

En cuanto llegamos a la entrada de la cueva, el viento nos agita las ropas al salir de esta, acompañado por un sonido peculiar. El normando hace cara de no saber si ha tenido una ventosidad o se ha ensuciado los pantalones, y yo me froto el entrecejo, agotada e irritada.

¿Este sonido… se trata del viento o es una maldita flauta? 

-Por supuesto que es el viento -comento, hastiada-. Si alguno de esos zopencos campesinos del pueblo hubiese pensado un poco, probablemente asociarían la visita de la "bruja del mar" con el cambio en la dirección del viento. Está claro que cuando sopla el viento del este, la niebla del mar es arrastrada hacia tierra, y se cuela en esta cueva creando el sonido de las "flautas". No necesitan un exorcismo en el pueblo, necesitan una maldita veleta. 

Sin embargo...

Alguien debería quedarse fuera de esto… Una de vosotras… o de vuestros criados. Si lo peor ocurriese, casi prefiero que Gevrog sepa dónde hemos desaparecido.

-Yo -me apresuro a ofrecerme-. Yo me sacrificaré en pro de la misión y me quedaré aquí fuera con mi criado, controlando el movimiento de las estrellas y la salida del sol, por si perdéis la noción del tiempo allí dentro. 

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13/10/2018, 16:59
Sybilla

Sybilla abrió los ojos, con sorpresa y con cierto grado de satisfacción, al contemplar las formaciones de roca caliza que pendían del techo y brotaban del suelo. Había imaginado que si una cueva podía catalogarse como "la boca de un dragón" debía poseer esas cualidades, y confirmaba ahora, que así era. 

El viento ululaba, resonando entre las rocas- Las flautas...-murmuró, tras escuchar a Ingvar, asintiendo ante la explicación de Leyre- Si el aire puede soplar así, esta cueva debe ser un viaducto entre el mar y otra salida. El aire debe entrar desde otro punto, supongo.-indicó- Quedaría ver... Desde cuál. 

Escuchó entonces la sugerencia del normando y enarcó ligeramente una ceja- ¿Quedarnos fuera?- repitió, más bien para si, mientras paseaba la mirada sobre los presentes, y desembozaba su rostro, ahora que se encontraba bajo el abrigo de la oscuridad que proyectaba la entrada de la gruta, asintiendo finalmente tras escuchar el ofrecimiento de Leyre- Bien, entonces queda solucionado tal asunto. -se dijo, encogiéndose levemente de hombros, antes de ajustarse un tanto la capa sobre los hombros, al sentir el aire frío rozando su cuerpo sobre la ropa, posando sus ojos negros sobre Ingvar- No me sentiré ofendida en esta ocasión si obvias el ya resabido "las damas primero".-indicó, buscando a Aimeric con la mirada y acompañando sus palabras con un gesto de su mano que conminaba al propio Ingvar a entrar. 

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14/10/2018, 20:00
Ingvar Lundson

Ingvar enarcó ligeramente una ceja al escuchar la respuesta de Leyre. Lo cierto es que, a pesar de que había dado la oportunidad de que fuera cualquiera quien se mantuviera al margen para dar una potencial alerta, lo cierto es que en todo momento había pensado en uno de los ghoul que acompañaban a las dos mujeres.

-La cueva no está tan cerca... -Murmuró, después de escuchar la respuesta de sus compañeras. -No estoy muy seguro de que pueda escucharse desde la aldea. Pero, de un modo u otro, sea una flauta o el viento, si es la señal que precede a la niebla haríamos bien en estar alerta, o acabaremos como el chiquillo de Gevrog.

-Guardad cuidado. -Contestó a Sybilla el normando con una sonrisa sincera, y hasta se permitió bromear en la respuesta. -Una de las ventajas de una cuna humilde es la exención del protocolo.

Tras esas palabras, el Gangrel se adelantó hasta que su silueta quedó entre las primeras estalagmitas. Por unos momentos, se quedó inmóvil, con sus ojos ardientes perforando la negrura de las fauces del dragón. Finalmente, soltó la cinta de cuero que sujetaba la empuñadura de su espada, y se adelantó. En cuestión de segundos, su silueta fue engullida por las sombras que aguardaban en el interior de la cueva.

-Voy a tratar de adelantarme oculto para asegurarme de que no hay peligro. -Su voz se escuchó desde algún punto cercano pero indefinido de la oscuridad. -Avanzad también, pero tratad de no prestarme demasiada atención. Estaré cerca.

 

Notas de juego

Con la reflexión de que el ruido de la cueva no se escucha desde el pueblo tal vez estoy siendo muy optimista. Entiendo que supervivencia podría ayudarme a definir eso. No sé si podría ser un conocimiento pasivo o quieres una tiradita. 

 

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14/10/2018, 20:12
Ingvar Lundson
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Notas de juego

Activo Ofuscación cuando termino de hablar.

No estoy seguro de cómo es el interior de la cueva, pero trato de avanzar lo más cuidadosamente posible, para que incluso aunque alguien pudiera perforar mi ofuscación no pudiera verme fácilmente. (Dejo la tirada oculta hecha)

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17/10/2018, 01:16
Lamarr

Norte de Kermorvan, noche del 30 de octubre de 1264

—Diez horas antes del amanecer—

Cuando Ingvar y Sybilla se introdujeron en la caverna te quedaste sola junto a tu ghoul, Lamarr, que permanecía vigilante en por la zona y cerca de ti. La iluminación lunar permitía contemplar un paisaje privilegiado, aunque el ghoul permanecía algo tenso mirando los bancos de niebla baja que alfombraban el mar.

¿Por qué siempre os encontráis de ese.. mal humor, mi señora? —se atrevió a preguntar Lamarr mirando de soslayo a la toreador. Palideció un poco, como si aquello fuera una invitación a su propio funeral.

Notas de juego

Próximo post, viernes.

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17/10/2018, 01:22
Narrador

Cueva al norte de Kermorvan, noche del 30 de octubre de 1264

—Diez horas antes del amanecer—

El descenso de la cueva no era muy pronunciado, uno podría hasta intuir que había una suerte de erosionados escalones que os facilitaba el avance. El silbido se fue apagando a favor del gotear del agua cayendo del techo, su eco rasgando el silencio solo quebrado por vuestros pasos. Aimeric prendió una antorcha lejos de su señora para poder ver él en aquella oscuridad, presto a reaccionar su surgía alguna amenaza.

No fue un camino demasiado largo, pues una luz tenue os daba la bienvenida en lo profundo, tras girar una esquina llegasteis a una sala de piedra demasiado perfecta como para ser natural, pero de acabado tosco e irregular. Pero la presencia de una suerte de círculo de velas que rodeaban un estanque de unos dos metros de diámetro de agua tranquila y oscura, pero que brillaba por acción de las velas encendidas.

Delante de la entrada por la que llegabais, había toda clase de restos de pieles, huesos de animales y utillaje pesquero, pero aparte de lo visible no había nada más.

Notas de juego

Próximo post, viernes.

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17/10/2018, 08:13
Leyre de Abin

En cuanto los cainitas desaparecen en el interior de la cueva, me vuelvo plácidamente hacia el mar. Por primera vez observando el paisaje con delicia, me permito dejarme llevar por el movimiento de las olas y el aroma a salitre.
Es en estos momentos, envuelta en el abrumador silencio de la naturaleza, en los que me encuentro verdaderamente en paz con el mundo. 
Hasta que...

—¿Por qué siempre os encontráis de ese.. mal humor, mi señora? 

Me vuelvo lentamente hacia Lamarr. No le escogí porque fuera el más sagaz del baile, eso está claro. Pero pensaba que tenía algo de instinto de autopreservación. Sin embargo, su pregunta me toma desprevenida, y alzo las cejas en un gesto de muda sorpresa.

-¿De mal humor? ¿Yo? Si soy toda dócil -respondo, genuinamente sorprendida. ¿Acaso no estoy aquí, cumpliendo la horrible misión de ese príncipe inepto, sólo por amor a Dios?-. ¿Debo recordarte de que antes fui una hermana devota y servicial? 

Necio. Malhumorada yo, habrase visto.

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17/10/2018, 11:43
Ingvar Lundson
Sólo para el director

Las fauces del Dragón de Agua resultaron no ser tan profundas como habían esperado. Oculto entre las sombras de la cueva, Ingvar avanzó por lo que parecían unos desgastados escalones, mientras sus ojos rojizos se movían captando todos los detalles de la caverna, desde el cada vez más tenue silbido del viento hasta el goteo del agua.

A sus espaldas, la antorcha de Aimeric alejó la oscuridad y cubrió las húmedas estalactitas con una miríada de brillos anaranjados. Tratando de mantenerse por delante de la luz, el gangrel avanzó hasta llegar de nuevo a un lugar iluminado.

Un estanque, plácido como un espejo, rodeado de un círculo de velas encendidas, aparecía en el fondo de la cueva, en mitad de una sala tosca pero en absoluto fruto únicamente de la naturaleza. Con cautela, avanzó mientras echaba una mirada a los restos que yacían en la entrada, tratando de juzgar su antigüedad, pero sin llegar a detenerse. Al fin y al cabo, no era de ese tipo de restos de los que debían preocuparse.

Así que, dejándolos atrás, entró en la sala y se desplazó por sus límites, dejando expedita la entrada para la llegada de Sybilla y su ghoul, más retrasados. Después, acuciado por la curiosidad, terminó por aproximarse al círculo de velas, arqueando su espada por encima de ellas para poder observar el fondo del estanque, como si creyera que las respuestas podrían encontrarse ahí mismo.

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19/10/2018, 17:57
Sybilla

Sybilla siguió la estela del normando hacia el interior de la cueva, a través de la cual transitó con cautela, seguida de cerca por Aimeric y su antorca, tratando de hacer caso a la petición de Ingvar, aunque aquello en parte ni siquiera fuese voluntario.

Llegó a aquella sala, en la que el agua refulgía bajo la luz del fuego, y se sintió estremecer brevemente, antes de que su mirada oscura recorriese aquella oquedad, tratando de escudriñar en cada rincón, al mismo tiempo que sus pasos se acercaban, muy despacio, hacia el borde del agua, y hacia los útiles de pesca y otros enseres que descansaban en un rincón.

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19/10/2018, 18:09
Sybilla
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Notas de juego

Activo auspex, y tiro Per+Investigación.

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19/10/2018, 21:02
Lamarr

Norte de Kermorvan, noche del 30 de octubre de 1264

—Diez horas antes del amanecer—

Lamarr era un fornido guerrero con muchas batallas a sus espaldas, quizá no era un aparecido de las grandes familias ghoules bretonas, pero Mahé había procurado darte un hombre competente. Claro que competente en el combate no quería decir que fuera una mente brillante.

Eh, bueno, yo, señora.. —carraspeó palideciendo un poco ante ti, como si se temiera alguna treta por tu parte. La actitud de Lamarr en la conversación era la misma que hubiera tenido ante una posible emboscada —. Solo digo, señora, que parecéis malhumorada con todo esto.. ofendida.. ¿es que alguien os ha soliviantado? Sería para mi.. —carraspeó torpemente haciéndose el caballero andante, pero apenas llegaba al nivel de mercenariucho de tres al cuarto —..ejem.. un honor defender el vuetro.. honor, se entiende, mi señora.

Notas de juego

Próximo post, el martes.

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19/10/2018, 21:14
Narrador

Tus sentidos agudizados te otorgaron una visión plena del lugar donde habíais llegado. Estabas completamente segura que no acechaba nada entre las sombras salvo el propio Ingvar que se había ofuscado, aunque apenas eras capaz de discernir su silueta envuelta en sombras cerca de vosotros. Aunque apreciaste que las aguas del estanque estaban mansas, cristalinas que, de no ser por la oscuridad reinante rota por la antorcha de Aimeric y las velas, podrías ver el fondo.

Pero apurando tus sentidos al máximo lograste ver algo en el agua, un vaivén poco natural en ella, como si algo que no veíais se ocultara bajo la superficie. A pesar de tus esfuerzos no veías nada, aquella agua se movía sola, aunque la física mandaba que debía ser alguien, o algo, causando aquel bamboleo acuático.

- Tiradas (1)