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Vampiro: Edad Oscura V20 - Bretaña nocturna [+18]

[Crónica 2.1] La Hora de las Brujas - Castillo de Fougères

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10/09/2019, 20:52
Margawse Menguy

Castillo de Fougères, País de Rennes, 25 de diciembre de 1264

—Medianoche—


Margawse escuchó las palabras de Artur en ominoso silencio, el rostro acerado y sombrío de la Príncipe de Bretaña no se alteró un ápice según seguía la narración del lasombra. Tardó unos segundos en decir nada, para cuando lo hizo empezó siseando un poco, puede que de frustración.

Esperable —resolvió lacónico —. Un movimiento previsible por parte de fray Aethelstan y sieur Bastian, pero obvio. Quién sabe la clase de ratas que pululan aun entre estos muros —volvió a sisear mirando lentamente en general a vosotros y la estancia —. Bien. El movimiento de esa bruja ha fallado. Esa mala pécora ha dado uso de sus lacayos féericos, hay que devolverle el golpe, saber cómo contrarrestarlos. Hasta hoy nunca he podido sonscarle nada a Viviane du Lac, puede que dado el asesinato de uno de sus.. chiquillos.. sea más colaboradora.

Practicó un silencio, os observó con sumo detenimiento unos y a otros.

Partiréis al bosque de Brocéliande, al dominio de Viviane, en mi nombre. Sois quienes tengo a mano, quienes habéis demostrado algo más que lamer el suelo que piso. Iniciativa —el tono de voz seguía embadurnado de peligro, como brasas —. Esa es mi orden, y tal cosa cumpliréis. Confío en que comprendéis la situación. La vuestra. La de todos.

Notas de juego

Próximo post, viernes 13.

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11/09/2019, 09:19
Leyre de Abin

Por todos los santos del almanaque.

Regreso sobre mis pasos y me dirijo a la sala del trono, de donde tan sólo unos minutos atrás había salido tan airada. No pienso entrar. No, hacerlo sería agachar la cabeza y admitir que mi salida ha sido fuera de tono. Y no lo ha sido. Simplemente he expresado mi disconformidad respecto a los acontecimientos y la forma en la que la necedad de esa maldita inepta ha afectado en la vida de todos. 

Así pues, elijo un rincón resguardado del pasillo y me dedico a aguardar a que el resto salga para preguntarles a solas lo que ha sucedido.

Sin embargo, una inquietud me asalta.

¿Y si la hubieran encontrado?

Y si... ¿y si estuviese herida? ¿Y si mi orgullosa espera estuviera poniendo la última losa sobre su tumba?

Puedo hacerlo. Puedo sacrificar mi orgullo por ella.

Así pues, recorro rauda la distancia con la puerta, e irrumpo por ella.

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11/09/2019, 09:24
Leyre de Abin

Irrumpo rápidamente en la estancia, con expresión de avidez y desespero.

-¿La habéis encontrado? ¿Habéis encontrado a Mahé? -Pregunto, mirando hacia los recién llegados.

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11/09/2019, 09:53
Artur de Aquilare

Castillo de Fougères, País de Rennes, 25 de diciembre de 1264

—Medianoche—


- Se hará conforme a vuestra voluntad, mi señora- respondió con presteza Artur, inclinando la cabeza. A pesar de todo no podía limitarse a tal cosa. Por mucho que le intimidara el poder y la majestad de la regente de Bretaña, si debía cumplir las órdenes de ésta, era preciso concretar algunos extremos, y temía que la duquesa Margawse se desentendiera tras dar la orden - ¿Nos daréis alguna misiva para la dama Viviane? No nos conoce, y sin duda será más temerosa de incumplir vuestros deseos que los nuestros. Si pudiera alguno de vuestros siervos informarnos sobre la dama, sus antojos, su familia, y pudiéramos saber si hay algo que podamos ofrecerle, nuestras posibilidades de cumplir el cometido que nos hacéis el honor de encargarnos sería mayor.

Fue solo entonces cuando se giró, un segundo, hacia la atribulada Leyre. Era su intervención inoportuna, pero lógica, y esperable. No podía responder ahora, en mitad de un parlamento con la duquesa, con lo que tuvo que conformarse con indicar con un breve movimiento de la mano, en dirección a Leyre, que esperara, y negar con la cabeza.

No tenía buenas noticias. Pero tenía noticias que quería dar a la toreador.

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12/09/2019, 12:58
Ingvar Lundson

-Está decidido, entonces. Partiremos mañana hacia Brocéliande, al ocaso. -Intervino Ingvar, dirigiéndose hacia sus compañeros, tras escuchar la orden de la señora de Bretaña. -Os sugiero dedicar esta noche a prepararos para problemas en el camino. Si yo fuera Mograine, no creo que me costara mucho prever que nuestros pasos nos dirigirán en esa dirección, hacia la Dama del Lago. Y que a ella le resultaría conveniente impedir que lleguemos allí.

-No obstante, llegaremos. -Añadió, girándose hacia la imponente figura de Margawse en una frase que poseía la solemnidad de una promesa. -Y haremos lo necesario para encontrarla. Árbol a árbol si fuera necesario.

Y entonces, Artur intervino, tan correcto y ceñido a la política cainita como siempre, e Ingvar se rio. No fue una risa potente, y que de no haber sido por el sepulcral silencio que reinaba en el salón, podría haber pasado casi desapercibida. Pero en esa situación pareció reverberar por un instante en el aire, resistiéndose a desaparecer. Incoherente, absurda, un sonido de alegría en mitad del miedo y la desesperación. Fue el propio Ingvar quien con sus palabras rompió el hechizo, tal vez preocupado por su espontánea reacción.

-No temáis, Artur, no todos somos desconocidos para Viviane. La dama Sybilla y yo ya hemos tenido la oportunidad de hablar con ella. -Al parecer, las medidas que había solicitado el Lasombra resultaban, de algún modo, tremendamente graciosas para el Gangrel. -Y, en cualquier caso, ninguna medida que puedas prever servirá de nada. Viviane aparecerá si le place hacerlo, y no lo hará si no desea que la encontremos. Pero estoy bastante convencido de que se mostrará cuando lleguemos. Tiene interés en esta guerra. Fue ella quien advirtió a Bohort de que la hora de las brujas había llegado.

-Aunque, de todo lo que habéis dicho, algo es cierto. -Añadió tras una brevísima pausa, recordando la imagen de la mujer suspendida sobre las aguas. -Ella nos pedirá algo a cambio de su ayuda. Y el precio podría no ser bajo.

Finalmente, se giró hacia Leyre, y la observó con una larga mirada en la que ya se habían extinguido los últimos restos de sus poderes y de su rabia.

-Mahé no estaba retenida por los asaltantes de Olaf. Así que su destino está en manos de los dökkálfar que la llevaron a la oscuridad. -Dijo con seriedad, sin rastro de mofa en sus palabras. Tal vez el aura de desesperación que rodeaba a la cainita, que resultaba casi palpable, hubiera hecho mella en el normando. -Tus mejores opciones están ahora en acompañarnos, Leyre, salvo que creas ser capaz de abrir la puerta a su mundo por tu cuenta. Sólo así podrás encontrarla.

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12/09/2019, 21:03
Selin

La contestación de la Príncipe, hace que me surjan algunas dudas sobre lo que creo entender, por supuesto nunca se lo diría. Su orden parece clara, aunque contraria a lo que me había pedido fray Aethelstan. Me lo había rogado y es algo que pese al tono de la vampiresa siento que debo cumplir. Es en ese momento, cuando la inmortal de aspecto más joven interrumpe en la sala, preocupada por su señora, me vuelvo hacia ella y tras escucharla, bajo la mirada, una triste por no poder decirle nada que la saque de su angustia.

Artur e Ingvar toman la palabra y el normando parece otorgarse el liderazgo del grupo, sin apenas conocernos, y al hablar de lugares y seres que desconozco me hace pensar que posiblemente este capacitado para ello. Tiene claro lo que encontraremos y eso hace que al menos pueda hacerme una idea del lugar a donde creo a todas luces que voy a tener que ir.

Doy unos pasos hacia la Príncipe. —Disculpe, mi señora— digo tomando todas mis fuerzas y tras una breve pausa, continúo, bajando poco a poco el tono hasta dejarlo en un leve murmullo—. El maestre Aethelstan me había pedido que la protegiera antes de marchar— desvío la vista hacia un lado—, y ahora usted nos ha pedido ir al bosque de… la dama Viviane. Me es imposible cumplir con las dos tareas.

Tomo aire e inclino la cabeza realizando una pequeña reverencia. —Haré lo que consideréis más necesario concluyo esperando a que ella tome la decisión.

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13/09/2019, 00:17
Sybilla

Sybilla asintió ante las palabras de su señora. No verbalizaba la afirmación de su entendimiento, por no hablar de nadie que no fuese ella misma. Recogió sus manos enguatadas en su regazo, y las apretó ligeramente entre si. Se obligó a suspirar, deshaciendo el nudo que parecía quererse alojar en su pecho. Un nudo que con el tiempo se había aflojado, pero que seguía existiendo. Seguía estando presente. 

Se centró en escuchar a sus compañeros, encontrando en las palabras de Ingvar varias verdades, y entendiendo su hilaridad, inoportuna pero comprensible- La dama del lago es alguien... Cambiante. Imprevisible, diría. Ciertamente no podemos adelantarnos a sus confusas reacciones. Pero como bien apunta mi señora, ha muerto uno de sus hijos, a manos de los lacayos de Morgaine. Quizá el precio de sus respuestas sea aceptable. Quizá incluso decida colaborar voluntariamente, por vengar la muerte de su chiquillo. - comentó, procurando ahorrar a Margawse tener que explicarse de nuevo. Notaba el peligro en su tono crispado, y quizá, la propia consejera, era una de las personas que mejor entendía lo delicada que era la situación en aquella sala. 

Margawse había sido cuestionada en su autoridad, al sufrir la traición de uno de sus siervos, y mostrarse débil al no haber previsto el movimiento de Morgaine, y al no haber podido evitar acabar en una situación dependiente y delicada como lo era estar estacada y a punto de sufrir los estragos menos deseables de la contienda. Se había atentado contra su vida, además. Había sufrido pérdidas. Y ahora debía mostrarse regia y fuerte. Debía demostrar su dominio. Su posición alzada, sin dar opción a duda alguna, si no quería perder más aliados y pretendía mantener aún respaldado su estatus actual. No era orgullo. No era soberbia. La manera en la que hablaba, la forma en la que se contenía y se comportaba, eran acciones totalmente justificadas y necesarias. 

Y quizá fue por todo eso que la entrada de la chiquilla de la difunta Mahé en la sala hizo que Sybilla abriese mucho los ojos, a medio camino entre el temor y la incredulidad. ¿Volvía la pérdida dementes a las personas? Quizá transitoriamente. Había experimentado la pérdida, ella misma, y no podía reprochar a Leyre, en demasía, su comportamiento altanero e inconsciente. Pero mucho menos podría reprochar a Margawse cualquier clase de acción por su parte, en aquella circunstancia en la que otros podían considerarla débil por no imponer su voluntad y su palabra ante aquella chiquilla desobediente y malencarada. Y entonces, quizá varios de los presentes no serían capaces de comprender un por qué. 

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13/09/2019, 14:55
Margawse Menguy

Castillo de Fougères, País de Rennes, 25 de diciembre de 1264

—Medianoche—


Mal me pese admitir, Viviane du Lac suele estar enterada de lo que sucede en Bretaña —respondió sin ocultar la resignación del hecho a Artur —. Ella sabrá lo que ha sucedido. Además.. no todos le sois desconocidos..

Iba a añadir algo más cuando Leyre irrumpió en el salón, Margawse calló de golpe y las brasas que era su voz y mirada se tornaron llamas. En un parpadeo, la Príncipe de Bretaña desapareció del trono donde estaba sentada aparienciendo delante de Leyre. Acompañada de esa velocidad sobrenatural, agarró el cuello de Leyre alzándola con facilidad y arrinconándola contra una pared mirándola con furia oscura.

He tolerado suficiente tu repugnante falta de educación y respeto. ¿Dónde te crees que estás? ¿¡DÓNDE!? ¡ESTÁS EN MI CASA! —la voz de Margawse tronó por todo el salón, apretó el cuello de Leyre con una fuerza inhumana —. He sido paciente. He sido tolerante contigo por tu pérdida. Ignorado tus miradas de asco. Incluso cuando te veía huir como una alimaña mientras los demás se quedaban aquí para defenderme, pero hasta aquí llegó mi paciencia —el tono de voz de Margawse tenía el sonido del rechinar de dientes —. Debería arrancarte los ojos y hacértelos comer, para que los vomitaras y tuvieras la mínima sensación de la que tengo yo al soportar tu presencia. Pero no lo haré.. no ahora. 

Mientras hablaba, Margawse tenía a Leyre suspendida a pocos centímetros del suelo, la presencia de la Príncipe era peligrosa y maligna. Elaine se había sobresaltado por la reacción de su sire, y sieur Edwin se puso en guardia, vigilante ante cualquier eventualidad.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Dejo un brete por si alguien quiere tomar alguna acción. Próximo post, el martes 17

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13/09/2019, 15:39
Artur de Aquilare

Castillo de Fougères, País de Rennes, 25 de diciembre de 1264

—Medianoche—


Era de esperar. Los vampiros, hasta los más poderosos, eran seres dominados por la pasión y por la rabia. Era, precisamente, ese el motivo por el que las tradiciones, los ritos, el respeto, eran tan importantes. Para evitar situaciones como esta.

¿Y ahora qué? Se preguntó mentalmente Artur. No era para menos, quería evitar la destrucción de Leyre, al fin y al cabo, aun cuando de la joven toreador no había recibido sino insultos, no dejaba de ser una compañera que había participado en los intentos de... No, no era oportuno enfrentarse a la príncipe, y menos cuando su rabia estaba justificada. Por otro lado, ¿no buscaba Leyre activamente su propia destrucción al actuar así? Nadie podía discutir la prudencia y hasta benevolencia de la príncipe con la toreador. ¿Cómo iba a ser posible evitar que ahora Leyre recibiera lo que había cosechado?

Es una alimaña. Una alimaña simpática y encantadora, pero una alimaña. En ningún momento ha dado muestras de ser capaz de agradecimiento y, a lo que parece, solo guarda amor por su sire. Hay demasiadas cosas en juego como para intervenir intentando salvar a quien, obviamente, no lo merece.

A pesar de todo, el lasombra no podía dejar de preguntarse, ¿y si Leyre podía ser útil aún? ¿No era posible salvarla? De alguna forma, quería hacerlo. Había en su querer un punto de oportunismo, pero también cierta lejana simpatía. ¿No era después de todo el amor de la toreador por su sire algo similar a lo que el propio lasombra guardaba por la suya? ¿no era Leyre, bien es cierto que solo para quien la había creado, una buena hija?

La va a destruir. Si no haces algo, la va a destruir ahora mismo.

La convicción le golpeó con fuerza, y le hizo dudar. Pero pronto surgió la serenidad. No se merecía Leyre tales desvelos, y no era el lasombra el único que podía evitarlo. Allí estaban hermanos de clan de la toreador, algunos de ellos de la misma familia que la duquesa. Allí estaba la consejera de Margawse. Allí estaba gente que gustaba de mostrar su sinceridad y valor. Gente que hablaba de la justicia.

Estás excusándote. Se amonestó mentalmente. Nuevamente sintió un ramalazo de simpatía. Imaginó acciones posibles. Miró a Leyre. Supo que no iba a actuar. Esclavos de nuestras palabras y actos. Lo siento, Leyre. Eres esclava de tu estupidez.

- Mi señora-  vaya... finalmente después de todo se había decidido a actuar, no dejaba de ser curioso, ¿por qué lo hacía? casi lo veía desde fuera; ocupado en esos pensamientos se arrodilló lentamente, guardando el tono más respetuoso, lento y cortés- decís bien. La dama Leyre de Abin ha sido irrespetuosa, estúpida, necia y completamente vulgar. No merece vuestra compasión, ni vuestro perdón, y aunque quien rige la tierra no tiene necesidad de motivo para actuar, ella os ha dado sobrados motivos para empalarla o destruirla con los medios más terribles que deséeis. Por otro lado, la dama Mahé no ha sido localizada, y no es descartable que siga viva, y pueda volver a vuestra presencia. Pero, ¿y si no fuera así? Al fin y al cabo la dama sí os fue leal, y ella es tal vez lo único que queda de la noble dama Mahé. No hablaré a favor de quien por su estupidez no merece perdón alguno- pero bien que lo estoy haciendo, seré idiota- pero tal vez existan medios para que deis uso a esa ingrata que no impliquen su destrucción definitiva ni su mutilación hasta el punto que no sirva para nada. Su sangre es digna, y su edad aunque no la excusa sí da posibilidades a que, si se le permite vivir, gane algo de sabiduría.

Vale, Artur, ya está hecho. ¿Se puede saber a ti qué te pasa?

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14/09/2019, 00:33
Sybilla

Castillo de Fougères, País de Rennes, 25 de diciembre de 1264

—Medianoche—

Sybilla se sobresaltó, al observar el exabrupto de su señora y mentora. Dio un par de pasos hacia atrás, y mantuvo la mirada de pupilas negras como el carbón fija sobre la Príncipe y la que ahora se había convertido sin lugar a dudas en su presa. 

De haber seguido siendo mortal, habría palidecido,y se habría olvidado de respirar, pero en aquel momento, símplemente se quedó quieta, como una estatua, dudando durante un instante, para finalmente callar, y observar, al percatarse de que el noble castellano hablaba. 

Se obligó a suspirar, contenida. No supo si aludir al hecho de que Leyre de Abin pudiera ser aquello que quedaba atrás de la, con harta probabilidad difunta, Mahé, era alguna suerte de ironía refinada, aunque lo descartó en seguida, dada la circunstancia. Sybilla, en lo personal, no esperaba constituir el recuerdo de alguien de aquella manera tan vergonzosa.

En cualquier caso, no deseaba la destrucción de aquella huérfana inconsciente, y en su fuero interno deseó que esta última actuase como debía. Que se mostrase acobardada, y que se disculpase, para calmar la justificada ira de Margawse. 

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14/09/2019, 11:51
z/Maëlys de Trebaul

Castillo de Fougères, País de Rennes, 25 de diciembre de 1264

—Medianoche—

Se sobresaltó ante aquel espectáculo. En ese momento tenía que admitir que estaba completamente de acuerdo con las palabras de Margawse. Aquella joven se había extralimitado en demasiadas ocasiones en presencia de personas con mayor poder y status. Y sin embargo creía que no merecía un fin como aquel.

Conocía de primera mano una experiencia como aquella, aunque en su caso había sido al revés y había sido la Sire y no la chiquilla la impertinente. Pero se le había dado una segunda oportunidad a pesar de todo y creía que aquella joven podía estar a tiempo todavía de enderezar su educación. Si bien las palabras de Artur no aportaban una solución, esperaba que ayudasen a que no la destruyese. Y esperaba poder ayudar a lo ya dicho por Artur.

Mi señora, empezó con calma, Puede que Monsieur Artur tenga razón, y es cierto que la joven Leyre no se ha comportado de la mejor manera, pero creo que eso puede solucionarse. Es posible, muy a mi pesar en lo que voy a decir, que la Dama Mahe, no la haya educado de la manera adecuada para saber cómo comportarse en según qué ocasiones. Es posible que eso pueda ratificarse si se le asigna alguien que pueda enderezarla y enseñarle adecuadamente.

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15/09/2019, 21:11
Ingvar Lundson

Se encontraba aguardando alguna última orden o indicación de la soberana del lugar, cuando de pronto la duquesa se esfumó, desapareciendo en un movimiento tan rápido que no fue capaz siquiera de seguirlo con la mirada hasta que apareció de nuevo, estampando a Leyre contra la pared como si pesase menos que una pluma. Los ojos del normando se abrieron de par en par, sorprendidos por el exabrupto de Margawse, y un momento después se entrecerraron bajo su ceño fruncido. Sentía un hormigueo en la base del cuello, una extraña y ligera sensación de vértigo que parecía extenderse desde allí para invadir el resto de su cuerpo. Ingvar conocía bien esa sensación. Era su instinto, poniéndolo en guardia frente a un peligro inminente. Y es que el mismo aire que rodeaba a la matriarca Menguy parecía temblar con su ira. Sólo la más fina de las líneas separaba ahora a la chiquilla de Mahé de su destrucción. Una línea que podría romperse en cualquier instante.

Aguardó, aún en tensión, aguardó a que la situación llegara a uno u otro final, pero entonces  para su sorpresa, tanto Artur como Maelys intervinieron en favor de la temeraria toreador. El gangrel giró entonces su cabeza hacia ellos con cierta curiosidad, como si tratara de averiguar qué era lo que había llevado a ambos cainitas a asumir un riesgo así por alguien que, casi con toda seguridad, no lo hubiera hecho por ellos.

Pero a pesar de todo… a pesar de las carencias y excesos de cada uno, él sabía que sería con ellos con quien aún habría de viajar. Chasqueó la lengua, sacudiéndose de encima un cierto sabor amargo. Una manada de un solo lobo estaba condenada a la muerte. Y siempre era menos probable que Margawse matase a todos los que intervinieran si eran muchos los que lo hacían.

-Además de todo eso. –Añadió entonces, esperando que la matriarca Toreador pudiese devolver a su Bestia a la jaula de la que parecía estar escapando. –Incluso un condenado puede ser de cierta utilidad para la causa. Que pague su estupidez luchando contra los siervos de Mograine.

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16/09/2019, 10:51
Leyre de Abin

Las palabras de Ingvar sobre el destino de Mahé me habrían dolido profundamente de no ser por el exagerado exabrupto de la Príncipe, que me alza del cuello en un patético y dramático intento por hacer un alarde de fuerzas después de que un montón de "hadas" hayan atacado su corte y hayan puesto en entredicho su papel como Príncipe.

Entrecierro los ojos, mirándola profundamente mientras me grita.

He tolerado suficiente tu repugnante falta de educación y respeto. ¿Dónde te crees que estás? ¿¡DÓNDE!? ¡ESTÁS EN MI CASA! 

Es tu casa, pero no la mía. Yo debería estar en Navarra. Debería estar con Mahé. ¿Crees que mi presencia aquí te es ingrata? Imagina cómo debe ser para mí.

He sido paciente. He sido tolerante contigo por tu pérdida. Ignorado tus miradas de asco. Incluso cuando te veía huir como una alimaña mientras los demás se quedaban aquí para defenderme, pero hasta aquí llegó mi paciencia. 

Alabada sea la paciencia de la Príncipe. ¿Cuánto ha sido? ¿Dos horas de paciencia? Y aún debemos estar agradecidos.

¿Te crees César? ¿Te crees magnánima? Eres igual de generosa que un Emperador dictando el destino de un gladiador desde su podio. Crees que todos te adoran, que todos deberían adorarte. Pero lo cierto es que todos te odiamos.

Debería arrancarte los ojos y hacértelos comer, para que los vomitaras y tuvieras la mínima sensación de la que tengo yo al soportar tu presencia. Pero no lo haré.. no ahora.   

Intento no sonreír, a pesar del dolor. ¿Ese es el único martirio que se te ocurre, patético personajillo?

Cierro los ojos, sintiendo que dos lágrimas de sangre me resbalan por las mejillas. Si tengo que morir, que sea ahora. Si tengo que alcanzar a Mahé en su camino hacia el cielo, que no tarde. Acepto mi destino. 

Artur: Mi señora decís bien. La dama Leyre de Abin ha sido irrespetuosa, estúpida, necia y completamente vulgar. No merece vuestra compasión, ni vuestro perdón, y aunque quien rige la tierra no tiene necesidad de motivo para actuar, ella os ha dado sobrados motivos para empalarla o destruirla con los medios más terribles que deséeis. Por otro lado, la dama Mahé no ha sido localizada, y no es descartable que siga viva, y pueda volver a vuestra presencia. Pero, ¿y si no fuera así? Al fin y al cabo la dama sí os fue leal, y ella es tal vez lo único que queda de la noble dama Mahé. No hablaré a favor de quien por su estupidez no merece perdón alguno pero tal vez existan medios para que deis uso a esa ingrata que no impliquen su destrucción definitiva ni su mutilación hasta el punto que no sirva para nada. Su sangre es digna, y su edad aunque no la excusa sí da posibilidades a que, si se le permite vivir, gane algo de sabiduría.

¿Motivos? ¿He dado yo motivos? ¿No he investigado con ellos? ¿No he acatado todas las órdenes que se me han dado? ¿No he arriesgado mi vida por un pueblo que no es el mío, por unos príncipes que no me corresponden? ¿No he tratado en todo momento de ser la portadora del sentido común, que tanto falta por estas tierras? ¿Y la ingrata soy yo? 

Ingrata sólo porque soy la única que no tiene la lengua atrapada entre las nalgas de los monarcas que rigen estas tierras con tanta estupidez como mano dura, y por lo tanto puedo decir realmente lo que todos pensamos.

Además, querido castellano, necio y estúpido son sinónimos.

Pero la "necia" y "estúpida" soy yo, reflexiono con amargura.

Maelys: Mi señora, Puede que Monsieur Artur tenga razón, y es cierto que la joven Leyre no se ha comportado de la mejor manera, pero creo que eso puede solucionarse. Es posible, muy a mi pesar en lo que voy a decir, que la Dama Mahe, no la haya educado de la manera adecuada para saber cómo comportarse en según qué ocasiones. Es posible que eso pueda ratificarse si se le asigna alguien que pueda enderezarla y enseñarle adecuadamente.

Mahé ha sido siempre perfecta. No culpéis a Dios del libre albedrío de sus creaciones.

Ingvar: Además de todo eso. Incluso un condenado puede ser de cierta utilidad para la causa. Que pague su estupidez luchando contra los siervos de Mograine.

Ya he pagado la estupidez de mil vidas estando aquí. Desde el fatídico momento en el que Mahé y yo nos encontramos al Capadocio siniestro en nuestro camino a la corte.

Continúo con los ojos cerrados, esperando el veredicto de la Príncipe.  

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16/09/2019, 23:40
Selin

Mis palabras se pierden en un confuso parpadeo, ese instante de tiempo en el que tardo en seguir la estela de la Príncipe y en el que todo se precipita hacia ellas dos. Las contemplo con preocupación dado el cariz que está tomando la situación. Por un momento llegué a pensar que esa chiquilla era alguien importante y a eso se debía su comportamiento. Ahora no lo parece. Al menos, la Príncipe intenta mostrar algo de misericordia conteniendo su ira, y a pesar de ello no consigue mejorar la imagen que poco a poco ha ido formando en mí la Regente de Bretaña.

La razón sigue presente en otros vástagos, ya que hablan en defensa de la vampiresa de aspecto juvenil, dándole la razón a Margawse, y por mucho que esta sea su casa, intimidar a esa criatura de comportamiento infantil no parece un gesto digno de alguien de su posición.

Muevo mis ojos entre los presentes hasta terminar de nuevo en Leyre, fijándome en sus lágrimas. «¿Estaría arrepentida?», dejo que ese pensamiento fluya por mi mente antes de humedecer mis labios en un antiguo gesto innecesario e infructuoso.

Disculpe, mi señora— digo sin apartar mi mirada de ellas—. Las pérdidas pueden hacernos actuar de maneras carentes de lógica, al menos eso es lo que vemos los demás, ya que todo podría tener sentido para alguien que está sufriendo de formas que somos incapaces de comprender. Ella parece arrepentida y esta noche ya ha habido demasiada sangre derramada.

¿Qué eran unos gritos en comparación a una traición?

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17/09/2019, 11:38
Margawse Menguy

Castillo de Fougères, País de Rennes, 25 de diciembre de 1264

—Medianoche—

Margawse seguía reteniendo a Leyre en el aire, apretaba su cuello con el agarre firme. Los presentes intervinieron en favor de la toreador, pero la Príncipe de Bretaña no atendió a ninguna de sus palabras aparentemente, la mirada fija de Margawse permanecía engarzadas en Leyre. Una de esas miradas que eran capaces de atravesar alma y espíritu, una fría calma dominó entonces a la Príncipe, volvió ligeramente la mirada hacia la corte que pretendía defender o justificar a la toreador.

Si por alguna razón, madamme Lagadec sigue viva, me aseguraré que sepa cómo destruí su progenie por no saber educarla mejor —sentenció sombría tomándola del cráneo con la otra mano dispuesta a separarlo del torso —. Y puede que ella siga el mismo destino si veo lo mismo que he visto en ti.

La decisión de Margawse estaba tomada, en un instante iba a tomar la decisión. Elaine se mantenía impasible en su sitio, aunque demostraba cierta reserva por lo que estaba sucediendo. Edwin du Saint Brieuc se había acercado sutilmente a la posición de la Príncipe al ver que iba a ejecutar su sentencia.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Próximo post, el viernes 20.

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17/09/2019, 11:47
Narrador

Notas de juego

Haz una tirada de autocontrol a Dificultad 7, aunque puedes fallar voluntariamente si quieres.

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17/09/2019, 11:56
Artur de Aquilare

Castillo de Fougères, País de Rennes, 25 de diciembre de 1264

—Medianoche—

Lo que podía hacerse, se había hecho. Artur comprendía a la duquesa, y no tenía nada más con que defender a la toreador. Era el final para Leyre de Abin, y dicho final solo estaba propiciado por su estupidez. Había algo de lamentable en eso pero también de inevitable.

- Como vos ordenéis, mi señora. Vuestra es la ley y la justicia en vuestras tierras-  señaló cortésmente Artur, poniéndose en pie y dando dos pasos hacia atrás. No se iba a oponer a la decisión de Margawse Menguy y menos cuando, como era el caso, era una decisión justa. Dura, tal vez, pero justa. Artur había visto a vampiros ser ejecutados por menos, después de todo.

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17/09/2019, 13:17
Leyre de Abin
- Tiradas (1)

Notas de juego

Si quieres matarme dímelo directamente D:

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18/09/2019, 01:27
Selin

Ninguna de nuestras palabras había hecho que cambiara de opinión, es más, ahora incluso parece más dispuesta a cumplir con inmediatez su sentencia. Esto me hace comprender aun más todo lo que se me ha contado sobre la estirpe de Khayyin. Miro con recelo a la Príncipe y a la ya declarada culpable de algo tan irrisorio que ni siquiera comprendo semejante enfado. La ley en las tierras cristianas es extraña, ni siquiera merece que le arranquen la lengua, y creía totalitarios a mis hermanos, al final, tendrán razón y debe cumplirse la Ley de la Sangre de la forma más drástica.

Me fijo en el rostro de Leyre por última vez mientras bajo mi mano acariciando el pomo de mi espada, ya he hecho suficiente, no soy quien para meterme entre inmortales que no saben medir sus formas y sus arrebatos. «Lo siento niña, no creo que lo merezcas», pienso desviando la mirada hacia Edwin du Saint Brieuc con una curiosidad creciente por sus movimientos.

Dura lex, sed lexmurmuro tras las palabras de Artur.

El caballero andante que se ha deslizado hacia el conflicto, lo cual me resulta llamativo y a su vez extraño, por lo que contraria a lo que iba a hacer, doy unos pasos hacia ellos, esperando con suma atención lo que está por venir.

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18/09/2019, 13:36
Sybilla

Sybilla lo lamentó, en su fuero interno. A pesar de todos sus desmanes, el dolor de la chiquilla de Mahé debía ser inmenso. Tanto, como para cegarla en su rabia. Tanto como para no comprender que su existencia trascendía más allá de ese sol oscuro y condenado alrededor del cual había girado durante todos sus años de no-vida. Un sol que había acabado quemándola, y haciéndola caer como un Ícaro sin alas después de desvanecerse. No. Nadie valía la vida propia. Fue una lección dura de aprender para la propia consejera, pero una que no olvidaría nunca. 

Suspiró, en un gesto humano que encontró necesario aunque para ella fuese forzado, y se mantuvo quieta, en el sitio. No había habido miedo, ni disculpa. Y la mirada de Margawse era capaz de someter el propio espíritu a escrutinio, bien lo sabía. Aquello no había sido valentía, sino temeridad. No había sido un acto de heroico desafío sino una estupidez. 

Mantuvo la mirada, sin querer mostrar desaprobación ante los actos de su señora. Eran actos crueles, ciertamente. Sangrientos, e indeseables. Pero eran actos justificados, y necesarios. Nadie podría haber mirado hacia la Príncipe de Bretaña con temor, si dejaba marchar a Leyre después de su ofensa. Si consentía los desmanes de una chiquilla malcriada, que poseía el rostro de una niña y sin embargo debía llevar varias décadas portando la misma faz. Y un monarca que no era temido, era un monarca débil. Y un monarca débil, era indigno de aliados. 

En otra circunstancia, quizá Leyre podría haber conservado la cabeza sobre los hombros. Pero aquel era el precio de la estupidez en tiempos de guerra, pensó, mientras dedicaba una breve pero significativa mirada al normando, quien había sido su compañero de viaje, junto a la chiquilla de Mahé. Una mirada triste. Una que se lamentaba, y que también advertía.