Partida Rol por web

Visto que no había otro medio para llegar a su destino, Lena se remangó lo que pudo y aprovechó que su armadura era liviana y podía defenderse en el nado. Se zambulló en la orilla y siguió la estela del samurái y el vanara que ya se habían adelantado, no si antes preguntar al resto.

- ¿Nadie tiene algo que flote? Me adelantaré con esos dos y veremos si podemos encontrar la forma de hacernos con aquello que buscamos...- Indicó Lena con recelo a mencionar el pergamino, pensando que podría ser de mala suerte.

Alandrel miró suspicaz a los que se iban zambullendo en el agua sin protección ninguna, sin pararse a pensar en las consecuencias o, más bien, en los posibles peligros. ¿Si salía algo del agua, qué harían? Tres muertos y el pergamino aún en el otro lado no serviría de mucho a la causa; aunque tenían cierta urgencia, pararse unos minutos a pensar tampoco habría venido mal. En lo que fuera.

Por desgracia ya era tarde, y ahora solo podían mirar y esperar que todo saliera bien.

Seijuro llegó a la orilla, y al mismo paso al que iba caminando saltó y se zambulló de cabeza, avanzando unos metros por debajo del agua y continuando después por la superficie.

El agua estaba muy fría, lo que provocó que sus brazadas fueran más vigorosas y contrarrestar así el entumecimiento que eventualmente pudiera acusar.

Notó que otros más se tiraron al agua detrás de él. Continuó a su ritmo con un solo objetivo en mente.

Ya eran tres los que se habían lanzado al agua, y avanzaban con dificultad hacia el islote donde estaba la estatua de Irori.
El frío era considerable, quizás otros lo hubieran acusado y sus movimientos se hubieran resentido.
Pero ninguno de los tres sucumbió al frío, logrando avanzar en mayor o menor medida.
En realidad, sólo Seijuro había conseguido avanzar un tramo considerable, cruzando más de medio lago.

Wufan y Lena, por alguna razón, notaban realmente complicado avanzar, pese a que las aguas estaban totalmente en calma.

El vanara seguía intentando llegar al otro lado, odiaba el agua y esto era un trámite demasiado duro pero que no tenía más remedio que soportar. Sin embargo comenzaba a plantearse por qué se había lanzado junto al resto de sus compañeros cuando aún había algunos fuera. Debería estar yo allí también, pensaba mientras se alejaba a duras penas de la orilla.

Pese al buen hacer en el nado, Lena comenzaba a mostrar signos de cansancio, algo impropio de ella pero factible por su estado actual, pues se movía lentamente.