Me levanto y me visto. Me lo tomo con tranquilidad. No esperaba que fuera tan importante el que yo quedara en un sitio u otro, pero ... tenía que saber. Fue a abrir la puerta y mirar en derredor, sólo asomando la cabeza. Era curiosidad, era necesidad de saber ... y además así se aireaba, tanto su mente, como su cuarto, pero se cortó. Regresó hacia la cama, y la ordenó un poco - No tengo ganas de pasar vergüenza si alguien la ve y que me considere un desaliñado. Luego, Metió el dinero en la mochila y lo guardó todo, excepto su arma/herramienta, que la tenía en el bolsillo. Luego, abrió la puerta.
Después se puso la mochila y si abrió la puerta y miró como tenía antes pensado.
Empezó a pensar en la enfermería, en su "testaferro" herido por el navajero, en los congelados, pobres congelados, en Milla y todo lo que había pasado, joder, tengo que disculparme por el chichón, y además tendría que ver que está sucediendo. No puedo estar toda la vida aquí encerrado.
Al asomar la cabeza por la puerta, escuchaste voces en el pasillo cercano. La primera la reconociste enseguida, era Stark, parecía somnoliento y estaba dando hablando a alguien.
¿Dónde esta Milla? ¿Por qué no estais con ella? Las órdenes del capitán fueron claras. Se notó que en ese instante aguantó un bostezo como pudo.
[color=#560000]Si, lo sabemos. Milla está en su habitación. El capitán nos envió a descansar, él se encargará de velar su sueño. [/color]Aquella voz no estaba más descansada que la de Stark. [color=#560000]Nos avisaría en cuanto comenzase nuestro turno. [/color]
Está bien... ¿que fue de los hombres?
[color=#560000]Todos muertos. [/color]Respondió aquella voz. Se hizo el silencio durante unos instantes.
Descansemos. Ha sido un día muy complicado y... podría ser peor.
[color=#560000]Si, señor.[/color]
Quedó sigiloso. No sabía que pensar. ¿Y si Stark fuera una de las manzanas podridas del tiesto?
Empezó a pensar que esta base era un nido de ratas y ratones. Y además los pantalones que empezaba a roer eran los suyos propios. ¿Tendrán pensado hacer algo para destronar al Capitán? Su mente se tambaleaba ante las noticias. No sabía si era información nociva, o la situación les forzaba y se confundía con otros movimientos. O igual ... ¿El capitán quería estar con ella, en más de un sentido?
Otra alarma se le acababa de encender. ¿Y si hubiera sido el capitán suplantado? Era algo que había que comprobar, pero ... y si los pillamos echando un polvo ... nos mata ... fijo. - ¡Stark!. Lo llamó con potencia, pero sin salir del cuarto. Quería cumplir lo que habían comentado ... y si salía era ante sus ojos. Ante quién le había prometido estar allí.
Stark escuchó como le llamabas y asomó la cabeza por el pasillo. Tenía unas ojeras espantosas y los ojos enrojecidos e hinchados por el tiempo que llevaba sin dormir. Dime chico, ¿que te ocurre? Te preguntó muertecito de sueño.
Espero que hayas dormido bien. Te dijo mientras se acercaba a tí y se rascaba un ojo. Yo espero estar descansando en un momento....
y si los pillamos echando un polvo ... nos mata ... fijo.
Me meooo xDDD
Pues creo que tengo algo que te va a despejar. No, no tengo café. Bromeó para sus adentros. ¿No te parece raro que el capitán de unas órdenes y luego él mismo las haga incumplir? Soltó con tono misterioso, haciendo entender de que él no lo creía, que también le extrañaba. ¿No será que alguien suplantó al capitán, para aislar a la doctora y poder acceder a ella? Y ahora soltaría la última piedra. Igual esta le dolía en la suspicacia, o en el corazón. No sabía, pero se arriesgaría y sobre todo por la salud de ella. Si es que el capitán quería intimidad para hacer manitas, vale, pero si alguien accedió se acercó a ella como para poder herirla estamos en un problema. Dejó un instante, para que sus "palablas" (se le trabó la lengua y la chasqueó) calasen profundo. Eso si, suspiró si interrumpimos a medio polvo, nos matan fijo.
Stark se sonrió al escuchar tu historia. Chico, tu si que tienes imaginación. ¿No estarás celoso de Hudson, verdad? Te miró serio, clavando su mirada en tus ojos. Pero si te quedas más tranquilo.. iremos a ver como van.
Comenzó a caminar por el pasillo. Con suerte aun les pillamos vestidos. Te dijo divertido mientras andaba sin mirar siquiera si venías o no.
Y no piense que lo hago porque crea tu historia. No me apetece discutir demasiado ahora mismo, vamos.. lo ves y si acaso discutes tu con Oliver, que yo me iré a dormir.
Lo siguió con determinación, pero este se adelantó y le tocó dar dos zancadas rápidas para alcanzarle.
- La verdad, no me apetece lo más mínimo discutir con un "empalmao" por haberle cortado el "rollo". Pero todo sea por la seguridad. ¿Cómo les dio el capitán a los soldados la orden de que dejasen de vigilar a la Doctora? ¿Por qué medio? Pensó que se quedaba solo con alguien potencialmente peligroso, pero si al principio le había ayudado, es que ahora le servía a sus propósitos. - No creo, espero que no. No era el malo, y si lo era, este es ... el momento ideal para que ejecute su sentencia de muerte sobre mi. O igual, si lo era, ... aún servía a sus propósitos. Demasiadas conjeturas.
Con tanto pensamiento y demás, su mano se deslizó con disimulo, para en un momento dado, usar la llave inglesa, como lo había estado haciendo hasta ahora. Como arma.
si tiene cara de flipao en la imagen, si.
Eso será problema tuyo, no mío. Yo no soy quien duda del capitán. Escuchó tus preguntas mientras caminabais. Si los destinados a velar por la seguridad de Milla no están con ella, entiendo que ha sido todo en persona. Pero podrás "interrogar" al capitán en cuanto lleguemos. Entró en un ascensor, subíais a la planta donde habíais cenado hacía unas horas. No está lejos. Te dijo mientras salía del ascensor y continuaba su marcha.
Al poco, giró en un pasillo y se detuvo frente a una de las puertas. Aquí es... buena suerte, chico. La vas a necesitar. Y comenzó a caminar por ese mismo pasillo hacia el fondo.
Eh! Y el mérito de que esté un tipo similar a ti de espaldas, que? eh? xD
- Antes de nada, dijo en voz baja. ¿Podrías comunicar con los soldados y preguntarles?
Ostrás, no me había dado cuenta. Ya me sorprenden tus imágenes, pero con este detalle, ya te sales. Felicidades.
Que orgulloso estoy de que la alumna supere al maestro con creces.
Chris se detuvo un instante. No tengo necesidad de preguntar a los aslan por ello. Te respondió sin girarse. Conozco a Hudson desde hace años. No quería decirlo así, pero... se lo que siente por Milla y no va a dejarla sola ni un sólo minuto mientras esté en peligro. Ya sea él quien la proteja o alguien de su confianza.
Ah! Podrás descender tu sólo en el ascensor, pero no podrás volver a subir si no te acompaña alguien con autorización. Se supone que este es un nivel seguro... Y retomó su marcha.
Cogí la imagen por eso, porque "ya estabas en ella" xD
Pues nada. Dejémoslo. Dijo, acercando la oreja a la puerta que se supone que separaba a Milla de sus miradas.
Chris no te hizo ni caso, se detuvo frente a una puerta al final del pasillo.
Capullo. Murmuró Stark al acceder en su habitación y verte con la oreja puesta en la puerta.
Te quedaste allí sólo, con la oreja pegada en la puerta y tu valentía y determinación esfumadas en un instante.
Caminas hacia la enfermería. Tal y como te dijo Stark, pudiste descender por el ascensor sin ningún problema. La zona donde estaba tu habitación estaba tranquila, en cambio en la parte de los dormitorios de la tripulación había barullo. Los hombres iban y venían de sus habitaciones al baño, preparándose para comenzar a trabajar en sus puestos. Todos iban a lo suyo y ninguno se fijó en ti.
Al poco llegaste a la enfermería. El celador estaba recostado en la silla, con la cabeza ladeada y los brazos colgando a ambos lados del cuerpo. Roncaba debilmente y podías ver como una babilla descendia por sus labios y el mentón. En su uniforme se podía ver el tiempo que llevaba durmiendo, por la enorme mancha de líquido que tenía sobre su hombro y pecho.
Leinad dejó dormir al pobre celador: - Menos mal que no es un guardia. Pensó para si mientras recordaba el castigo que los militares de daban a los centinelas que se quedaban "sopa". Le alivió ver que roncaba, ya que cuando se acercaba, en principio llegó a estar a punto de alarmarse, al pensar que estaba muerto.
Lo sorteó con sigilo y accedió a la enfermería.
Allí no había nadie salvo Scott, que dormía aún placidamente, seguramente presa aun de la medicación que le había suministrado Milla el día anterior.
Todo estaba en silencio, salvo por el leve pitido de la máquina que controlaba las constantes vitales de Scott.
Allí quedo, junto al hombre herido a la espera de noticias.
Al poco de estar allí, escuchaste una pequeña alarma. A través del cristal viste como el celador se estiraba y se frotaba los ojos. Luego clavó tu mirada en ti durante unos segundos y se levantó del asiento. Se pellizcó la entrepierna y se volvió a estirar, saliendo por la puerta frontal hacia los baños más cercanos.
Regresó al poco, con la cara aún mojada y volvió a mirarte, para luego sentarse en su silla e ignorarte nuevamente. Minutos más tarde, apareció el celador que ya habías visto el día anterior. Charlaron un rato, te miraron y el dormilón se marchó de la enfermería. El hombre volvió a mirarte y entró en la sala.
Buenos días. Hasta dentro de un par de horas no creo que venga ningún médico a verle y como le dije ayer... aún seguirá durmiendo mínimo hasta que se cumplan las 24 horas que dura la medicación en el cuerpo.
Tras esto, el hombre salió y se sentó en su silla.
Miró curioso la escena. Le hizo hasta gracia y todo. No parecen mala gente, pero muy responsables no son.
Cuando se acercó a hablarle le hizo ilusión ¿Tendrá noticias? asentia con las palabras del celador y enmarcando la escena su rostro bobo contento terminaba de trasformarlo todo en surealista y poco interesante. - Gracias, gracias. Le contestó, en tenue voz y demostranto que estaba tan atontado como su cara hacía intuir. Por lo menos pronto vendrán médicos. Me alegro.
Y allí esperó hasta la visita del facultativo, a la espera de noticias.
El tiempo pasaba muy despacio en aquel lugar. No tenías nada con que entretenerte, salvo ver a Scott dormir y la máquina que controlaba sus latidos.
No sabías cuanto tiempo había transcurrido desde tu llegada a la enfermería ni si te habías quedado traspuesto por el aburrimiento. Pero un grito de terror resono en tu cabeza.