Partida Rol por web

Victorian Vampire

Escena Privada: Como perros y gatos.

Cargando editor
30/12/2017, 11:56
Lady Elisabeth S. Héloïse Des Lioncourt

 

 

Elisabeth había llegado la mañana anterior, pero entre la mudanza y deberes varios aún no había podido conocer en condiciones la ciudad, así que aprovechó haber despertado con el amanecer, cuando todos en la enorme mansión todavía dormían, y se vistió para ir al centro de París, dejando tras de sí una breve nota para que no se preocupasen de su ausencia.

Se había recogido el pelo en una trenza lateral adornada con perlas y rosas blancas, que le caía por delante hasta pasada la cintura. Además, lucía un lujoso vestido celeste a juego con sus ojos, amplio y largo hasta casi rozar el suelo, con detalles de encaje.

De una de sus delicadas manos colgaba un pequeño bolsito, mientras que la otra descansaba sobre el broche de oro blanco que sostenía el fino chal de seda sobre sus hombros.

Bonjour, París. —Musitó en voz baja, para si misma, para nadie, para los viejos adoquines y sus viejas historias ocultas.

Entonces inspiró, y no tardó ni un segundo en darse cuenta de que los olores que percibía eran distintos a los que había conocido hasta el momento.

El aire no corría fresco y puro como en su hogar.

Al entrar en la capital la esencia a muerte la siguió varias calles. Era muy desagradable.

Y mentiría si dijese que en su pequeña ciudad no había captado ese aroma antes, pero nunca con semejante intensidad.

Intuía de qué se trataba, o mejor dicho, de quién...

Pasó la mañana recorriendo las calles del casco antiguo, entrando en boutiques, cafeterías, perfumerías, joyerías... pero la parada que más deseaba efectuar era en una librería, pues no eran pocas las veces que había oído la variedad de libros y novelas de las que disponía París.

Así pues caminó hasta una de las avenidas más concurridas del centro, en la que oyó que contaban con excelentes tiendas y puestos de libros y se dedicó a visitar, uno por uno, cada establecimiento relacionado con el arte de la literatura y el conocimiento.

Ahora se encontraba parada frente al escaparate de la librería más humilde de la zona, hojeando un libro de los que tenían expuestos en unas mesas fuera de la tienda.

Hablaba sobre mitos y leyendas. Monstruos horribles y valientes caballeros que les daban muerte.

Qué estupidez. Pensaba Elisabeth, pues los verdaderos monstruos no habitaban en los cuentos...

Cargando editor
30/12/2017, 12:50
Jean Paul

Amanecía un nuevo día, ya escuchaba las voces de las mujeres renegando de sus maridos y abroncando a sus hijos. Los carromatos moviéndose por las calles, el olor a ganado y el aroma a pobreza "Hogar dulce hogar" Me estire y retorcí, no me apetecía mucho madrugar, pero hoy seria un buen día para el trabajo. Las calles estarían llenas de presas, adoraba París, grande ruidosa, maloliente, pero aún así llena de vida y cada vez mas gente llegaba a ella.

De un salto me puse en pie, me agüite la ropa para quitar la mayor suciedad posible. Luego salí poniéndome un desgastado abrigo oscuro con capucha. Empecé andar por la calle, salude a unos mocosos que andaban trasteando y seguramente planeando algo. Aun recordaba cuando tenia su edad y mi meta era robar un bollo al panadero "Que tiempos" Al salir y doblar la esquina un abrevadero, el lugar perfecto para acicalarme. Detestaba el agua, por lo que con los dedos me limpie los ojos, para desperezarme completamente. Aunque seguí bostezando un par de veces mas.

Tras media hora me encontraba ya por el centro, obviamente la mirada de algunos guardias parecían mas que intimidantes, pero no para mi. Me seguían, pero sin problemas les di esquinazo "Inútiles" Entonces me propuse desayunar antes de trabajar, así que me acerque a los puestos. Roce el brazo de un panadero y mientras giraba tome un par de bollos, un par de pasos y metí la mano en la bolsa de una chica que acompañaba a una dama y tenia algo de embutido. Pero la suerte continuaba, el lechero discutía con un charcutero de algo, casi llegando a las manos, trate de intermediar lo suficiente para agarrar una pequeña botella de leche. Después de esto me aparte a un callejón, me senté en una caja grande y me dispuse a degustar aquellos manjares.

No cambiaria nada por aquella vida, libre, yendo donde quería, cuando quería y sin dar explicaciones, total libertar. Entonces cuando estaba por acabar la vi "Bingo", observe a la bella dama, no podía negar que irradiaba belleza por todos sus poros, aunque había algo mas que hacia que me fijase en ella "Sera ese hermoso trasero, o el bolso o ambos mas bien" Me dije. Pero desde luego lo que si parecía es estar abstraída mirando un lugar de esos de libros "Sera algo rápido y fácil"

Acabe la leche y entonces tras limpiarme con la manga del abrigo me encamine hacia ella, atravesaba la gente de manera fluida, sin molestar, sin llamar la atención. Perfecto la chica estaba absorta mirando un libro, seria cuestión de un segundo, con una pequeña navaja cortar las tiras del mismo. Así que aprovechando que leía uno de esos libros y parecía algo abstraída, corte las tiras del bolsito agarrando este con la otra mano y girando sobre mi mismo.

No corrí no era necesario, seguramente me habría perdido ya de su vista, sopese el bolsito y calcule que tendría algunas monedas "Bien esta noche fiesta" Me dije.

Notas de juego

Pues nada trato de cortar las cuerdas del bolso me giro y doy un par de pasos dado que normalmente para cuando se dan cuenta ya me perdí entre la gente.

Cargando editor
30/12/2017, 13:53
Lady Elisabeth S. Héloïse Des Lioncourt

El bullicio del ambiente apenas le permitía concentrarse en leer los primeros párrafos del prólogo del libro, aunque si se detuvo para pasar los dedos por las cuidadas ilustraciones, en concreto por la de una horrible bestia, enorme y terrorífica, que atrapaba entre sus garras el torso de una damisela. Esta, aterrada, miraba sus fauces con los ojos desencajados por el miedo ante la visión de lo que sería su final.

El aura solitaria y melancólica que siempre la rodeaba como una sombra de pesar se vió reflejada en la trémula sonrisa que asomó de entre sus carnosos labios rojos al grabar la imagen en sus retinas.

¿Es eso lo que soy...? ¿O más bien lo que creen que soy...? ¿Acaso es el futuro que me espera...? ¿El inevitable desenlace de mi maldición...? ¿O únicamente una mentira cruel para enturbiar la naturaleza de mi ser y la templanza de mi alma...?

La lucha del humano con la bestia. Su pan de cada día. Un regalo o un maleficio según por donde se mirase.

Nadie puede decidir mi destino, ni mi personalidad. Sólo yo decidiré si mantener mi bondad o ceder a la tentación de la malignidad.

De pronto, un olor que destacaba de entre todos los presentes llegó a sus fosas nasales.

No era un humano. Tampoco era licántropo; ellos no se adentraban en la ciudad. Y desde luego no despedía el repulsivo olor a muerte de los condenados a la inmortalidad. Entonces... ¿Qué era? Algo nuevo, sin duda...

Mantuvo los ojos sobre las letras del libro. Notaba la mirada fija a sus espaldas. Conforme más cerca estaba más podía percibir lo que sentía, sus emociones, sus intenciones...

El peso del bolsito que cargaba en un brazo desapareció junto con su proximidad.

Eso es lo que querías.

Desvió lentamente la mirada, que emitió durante un instante un brillo inhumano, hacia él, mientras se iba.

Acto seguido sacó de entre la seguridad del corsé y sus pechos el monedero de tela para pagar el libro y comenzó a caminar. Lo siguió entre la multitud sin que se diera cuenta. Fue cuando giró en una bocacalle cuando ella hizo lo mismo, salvo que por la bocacalle anterior a esa.

Había pasado a la ida por ahí, de modo que sabía que podía adelantarse y encontrarlo de frente en la siguiente.

Y eso hizo.

Se quedó quieta, y cuando estaba segura de que la había visto, y que estaba cerca, se giró para penetrarle con su intensa mirada celeste, dirigida un par de segundos con indiferencia al bolso que llevaba entre manos, para luego volver a él.

Si te soy sincera, nunca me gustó ese bolso. —Le pasó con un lanzamiento por el aire el monedero, cargado de monedas.— He tenido que usar un poco de dinero para pagar el libro, pero aún hay bastante dentro. Sin embargo, te agradecería que me devolvieses el pañuelo de seda que hay en el interior del bolso. Mi madre grabó mis iniciales en la tela y le tengo mucho cariño.

Cargando editor
30/12/2017, 15:14
Jean Paul

Efectivamente el bolso tenia algunas monedas, las vi al abrirlo, por lo demás poco mas que valiera la pena un pañuelo a lo sumo. Me metí entre callejuelas, para dejar atrás la muchedumbre y con ello, posibles guardias que estarían seguro buscándome, mientras la dama lloraba por su perdida "Ricos".

Entonces al girar una de las callejuelas levante la vista y a unos metros estaba ella, la dama a la que robe el bolso, instintivamente mire tras de mi por si me seguía alguien. Luego mas a lo lejos por si ella estaba con alguien. Arquee una ceja "¿Como me encontró?" Va seguro que fue suerte conteste a mi pregunta. La dama se mostraba de alguna manera airada, con un aspecto algo amenazante.

La dama clavo su bella mirada en mi "Uhhh que miedito" Seguro que eso servía con sus sirvientes o con sus pretendientes. Simplemente sonreí, la escuche. Una bella voz y firme. Pero si había algo en ella que hacia que me sintiera algo tenso, pero no conseguía saber que era.

-Oh vaya, pues no se como pudo llegar a mi.- Expuse en tono irónico. -Así que solo el pañuelo entiendo.- Dije sacando las monedas "Oh Para que discutir, obviamente alguien de su posición no extrañaría aquellas monedas" -Pues aquí tiene madame.- Lance el bolsito hacia su legitima dueña. Para cuando este llego donde ella, me había girado para comenzar a moverme atrás un par de pasos y tomar otro camino.

-No fue nada personal solo dinero.- Se escuchaba tras mi nueva desaparición. Continúe andando, callejuela a un lado, calle a la otra, atravesando una mas. Un poco ligero, hasta estar tranquilo y nuevamente andar canturreando mientras me colocaba la capucha de mi abrigo.

Cargando editor
30/12/2017, 17:26
Lady Elisabeth S. Héloïse Des Lioncourt

Automáticamente después de que le devolviera el bolso inclinó la cabeza como gesto de agradecimiento, agachándose para recoger el pañuelo, obviando el bolso.

Acto seguido echó a andar tras él.

Como licántropa, su fuerza era sobrenatural, mucho mayor a la de un humano promedio, pero en lo que realmente destacaba, hasta para su raza, era en la agilidad y la rapidez, de modo que no le supuso un problema ponerse a su altura en el camino, y así se mantuvo, con la mirada fija al frente, caminando igual que el que pasea con un conocido. Hasta se tomó la confianza de rodearle el brazo con el propio durante el paseo, para que redujera un poco su velocidad y evitarse levantar sospechas.

Lo mío si que es algo personal. —Le miró durante un instante, con una sonrisa que rozaba la amabilidad, mas pronto recobró su fría seriedad habitual.— No eres humano. No hueles como ellos, ni como nada que haya conocido. Eres astuto. Sabes como moverte entre la multitud. Y sigiloso. Muy sigiloso. Así que, dime, ¿qué eres? —Viendo el rumbo que tomaba le hizo tomar otro camino de un tironcito en el brazo.— Por ahí no. Había varios policías por esa zona cuando pasé hace un rato, y me da la impresión de que podrían estar buscándote, seguramente por algo que hayas hecho antes de encontrarte conmigo.

Apretó el libro, en la mano libre, contra el pecho.

Acababa de darse cuenta de que en realidad no estaba segura de como volver a la mansión desde ese lugar, y la idea de olisquear el camino de vuelta a casa, teniendo en cuenta el nauseabundo olor a muerte y suciedad de las calles, no le entusiasmaba.

Cargando editor
30/12/2017, 18:00
Jean Paul

"¿Otra vez?" Aquello no podía ser casualidad, no creía en ellas, algo pasaba. A lo mejor era otra ladrona que estaba trabajando y yo había entrado en su zona, pero no era posible, conocía a todos y esa era un lugar libre. Sentí como su brazo se enredaba en el mío y hacia que disminuyera mi velocidad. Desde luego no entraría en disputas con una dama, fuera del barrio o una noble.

Entonces escuche sus palabras, mire extrañada sus ojos "¿Ella también?" Me pregunte, pero pronto caí en la cuenta. Comencé a reír ligeramente, con un movimiento elegante y cuidadoso me zafe de su brazo, di un pequeño paso y me puse ante ella. Hice una reverencia parodiando a los nobles.

-Claro mi señora, no soy humano para vos, huelo raro y me muevo cuidadoso. Lo que soy es simplemente un ladrón sin hogar, sin baño y que vive en la calle.- Conteste con esa ligera risa irónica. -Ahora aprovecharía e iría donde esos guardias. Si me disculpáis llego tarde.- Dije para, en ese caso empezar a moverme rápido, en modo huida. Salte a una caja alta a mi izquierda, de ahí me lance a un balcón agarrándome a su base, gire en aire para apoyarme en el borde y de este saltar nuevamente a la izquierda, para apoyarme en la pared rebotando a la derecha y subir al tejado, todo en un movimiento fluido y rápido.

Lance un gesto de adiós con un beso al aire a la dama "Oler distinto, por supuesto, si viviera en el barrio se desmayaría" Reía aun por dentro. Para ahora empezar a saltar de tejado en tejado. Desde allí arriba las vistas de la ciudad eran impresionantes.

Cargando editor
04/01/2018, 13:46
Lady Elisabeth S. Héloïse Des Lioncourt

Elisabeth sintió la vena de su cuello palpitar.

La esencia que desprendía no dejaba lugar a dudas; era algo similar a ella. Quizás no lo mismo, pero similar. Tenía ese aroma animal que los caracterizaba.

¿Acaso tiene la nariz está obstruída? ¿Carece de olfato? ¿O es que esta peste de la ciudad no le deja oler más allá? Ni se ha percatado de que no todo en mi es humano...

Su cabeza no dejaba de darle vueltas.

Sin duda, no era humano, no olía como nada que hubiera conocido, pero erraba en su astucia. Al menos con la referente a la percepción. En esa clase de astucia era estúpido.

Lo miró mientras emprendía su huída.

Con los zapatos que llevaba no podría correr demasiado sin arriesgarse a partirse una pierna, y tampoco podía permitir la aparición de un gigantesco lobo correteando por las calles parisinas detrás de...lo que fuera ese muchacho.

Suspiró, alzando la cabeza hacia él.— Cómo desees. Pero si es tu deseo conocer a otro ser igual a ti, en el bosque de las afueras, a medianoche, a la luz de la luna que torna lo humano en animal, lo encontrarás. —Si ni esas palabras era capaz de comprender no merecía la pena molestarse. Su verdadera naturaleza debía quedar oculta a ojos mundanos, y un muchacho que ni tales indirectas entendía, solo sería una molestia para su discrección y un riesgo innecesario para su seguridad.

Tras inclinar la cabeza en un gesto de cortés despedida dio media vuelta y se puso a desandar el camino. Sin dinero no podía comprar los servicios de un cochero que la llevara a casa, y no quería ahondar más profundamente en el hedor de la ciudad en un intento de encontrar el rastro de vuelta. Sólo le quedaba confiar en su suerte.

Cargando editor
04/01/2018, 13:59
Jean Paul

Aunque no me viera si escuche sus palabras "¿Que?" Me pare, asome mis ojos por una cornisa observándola "¿Se referirá a eso?" Hasta ahora no me había planteado que otro tuviera el mismo problema que yo. Pero era una noble, eso podía decir que afectaba dando igual el dinero o estatus social.

Comencé andar, saltando por los tejados, pero me pare en uno y me senté pensativo. A lo mejor era una trampa para detenerme, pero no tenia lógica, hubiera podido gritar y los guardias hubieran actuado. Además estaba esa cosa, lo que había sentido en ella, a lo mejor era por eso, igual los afectados por lo que tuviéramos, nos detectábamos así.

Me tumbe en el tejado, desde luego tendría que acudir, mi curiosidad crecía y no podría vivir sin saber exactamente a que se refería la noble "Si tendré que ir"

Durante el día estuve algo extraño, pensando en la mujer, las palabras en como me había localizado y adelantado a mis movimientos. Cada cosa parecía dejar ver que ella era como yo. A lo mejor conocía a mis padres.

Llegó la noche y entonces partí hacia las afueras. Decían que andar a esas horas por las afuera de la ciudad era peligroso, pero claro eso lo hacia mas interesante. Adema con tanto follaje tenia mas sitios donde ocultarme y la tierra con hierba era un sitio donde mis pasos ni se sentían. Las campanadas marcaron la medianoche y me encontraba allí en un claro apoyado en un árbol esperando. Evite ocultarme dado que aquello era una reunión y estaba mas que interesado.

Cargando editor
04/01/2018, 19:32
Lady Elisabeth S. Héloïse Des Lioncourt

 

 

Más rápido de lo que hubiera esperado consiguió regresar a casa.

Tata Evelyne la esperaba de brazos cruzados en la entrada; hasta un ciego hubiera notado su enfado.

Por suerte sólo hizo falta disculparse y alguna que otra excusa para calmar sus ánimos.

Después de su pequeña escapada a la ciudad el resto del día fue, no aburrido, pero si tranquilo en exceso.

Terminaron de colocar los últimos muebles de la mudanza, dieron comienzo a los preparativos de la fiesta que tenían en mente dar...Lo habitual en la rutina de una mujer de su clase. Una rutina que detestaba, ciertamente, pero su rutina al fin y al cabo.

Al anochecer, tras la cena, se retiró a su dormitorio.

A las once en punto, igual que cada noche, las luces se apagaron, y la mansión al completo se sumió en el sopor de las arenas de Morfeo. Ni un ruido, ni un movimiento. Nada.

A las once y cinco Elisabeth terminaba de vestirse con uno de sus conjuntos de equitación, que consistía en una camisa blanca, una falda de tiro alto corta por delante pero escaladamente más larga por detrás, las botas de amazona y una capa de un granate oscuro.

De ese modo, abandonó su dormitorio a hurtadillas.

Las excursiones nocturnas eran su especialidad desde que tuvo uso de razón.

Media hora más tarde su caballo, Pecado, un semental negro como la noche y con mucho temperamento, y Elisabeth, con su identidad oculta bajo la capucha de la capa, cabalgaban libres por los bosques que había a las afueras de París.

Aún faltaba un rato para la medianoche, y ni siquiera sabía si ese extraño muchacho acudiría a su encuentro, así que ató las riendas de Pecado al árbol más cercano.

Lo tenía desde potro. Cuando ella adquiría la capacidad de transformarse, el vínculo de los dos estaba formado, por lo que, aunque le resultó laborioso al principio, no le temía en su forma animal.

Le rascó el mentón, depositando un pequeño beso en su hocico, y se deshizo de la ropa que cubría su cuerpo, dejándola en la silla de montar.

La luna brillaba radiante en lo alto de los cielos por lo que no tardó mucho en adoptar su forma animal, una enorme loba de pelaje espeso azabache, suave y cuidado, de ojos azules y movimientos tan elegantes y gráciles como los que lucía en su forma homínida.

Ese era su momento. El astro lunar, dios de la noche, pareció invitarla a una carrera. ¿Y quién era ella para negarse a sus deseos?

Salió disparada como alma que lleva el diablo, saltando troncos caídos, esquivando los que no lo estaban, derrapando en las curvas y acelerando en las rectas.

Ahí estaba la verdadera felicidad...

Entonces frenó en seco.

Había captado un olor. Uno familiar. El del muchacho...

Si afinaba el oído lograba escuchar como se movía entre la maleza.

Sigilosa al igual que una sombra se aproximó a su "presa".

La observó unos instantes desde la oscuridad. La esperaba apoyado en un árbol.

Ha venido...

Y de pronto saltó sobre él desde un lateral, tirándolo al suelo bajo su cuerpo.

Le mostró en un gruñido sordo las afiladas hileras de dientes que adornaban sus fauces, y apoyando una pata en su pecho para que no se atreviera a levantarse hundió el morro en su cuello, olisqueándolo.

Acto seguido trazó un movimiento suave con la cola y retrocedió, dándole espacio para que se pusiera en pie.

Sus ojos lo fulminaban igual que lo habían hecho en su primer encuentro.

Cargando editor
04/01/2018, 20:06
Jean Paul

"Un minuto mas y me voy, esa tipa solo me tomo el .." No pude acabar de pensar, cuando escuche algo pero tarde. Un impacto, algo encima de mi, al abrir y fijarme era un maldito lobo, enorme, el mas grande que había visto. Claro que no es que fuera un experto. Pero si reconocía una situación jodida y esa era una. El peso de la bestia me impedía moverme y eso era estar muerto. No podía medirme con aquella cosa en fuerza "Ni corriendo que coño" Trague saliva. Pero al mirar a los ojos del lobo, había algo raro, como si lo conociera, era claro que la adrenalina y el pánico hacían acto de presencia.

La bestia pareció recular como si quisiera que me levantara "Si claro como que voy a dejar que juegues conmigo" Aunque eso al menos me daba un minuto mas de vida.

-Hola perrito bueno. Si buscas comida, la verdad que yo estoy flacucho, pero te puedo llevar donde hay ganado rico.- Comente sonriendo, mientras me incorporaba despacio para no dar motivo a un ataque. Las manos abiertas y solicitando tranquilidad "¿Donde hay unos guardias cuando se les necesita? Eso o un leñador?"

-Mira yo me voy para allí y te dejo todo el bosque para ti, puedes mear los arboles y esas cosas que hacéis eh. Si eres un perrito bueno.- Dije dando un pequeño paso atrás, mis ojos gracias a Dios que veían perfectamente en la noche, empezaron a calcular la distancia al árbol mas cercano.

Notas de juego

Que mal genio xd.

Cargando editor
05/01/2018, 22:51
Lady Elisabeth S. Héloïse Des Lioncourt

Escuchó el principio de su monólogo, aunque pronto se cansó.

¿Por qué le hablaba como si fuera un perro? Tenía el tamaño y la fuerza suficiente para servirle de montura si hiciese falta.

Resopló, poniendo los ojos en blanco en lo que seguía hablando, hasta que se atrevió a burlarse de ella.

No le dejó terminar aquello sobre mear los árboles. Dio un paso adelante, levantando en labio superior para enseñarle una vez más los colmillos, con un fuerte gruñido que dejaba poco espacio para más bromas. Su suave pelaje se había erizado a causa del enfado, y su espalda, arqueado. Le resultaba más complejo no dejarse llevar por los instintos animales en esa forma.

Por suerte Elisabeth no era una masa peluda de agresividad incontrolable, y tuvo la paciencia suficiente para no morderle.

Le hizo un gesto con la cabeza para que le siguiera, aunque, en un intento de evitar más confusiones, atrapó su brazo entre sus mandíbulas, cuidando de no hacerle daño, y dio un tirón hacia si, antes de soltarle y echar andar hacia donde había dejado a Pecado.

El caballo esperaba impaciente, con las ropas de Elisabeth sobre la silla de montar.

No le molestaba la presencia animal de la forma lobuna de la joven. A ella estaba acostumbrada. Lo que le molestaba era el desconocido recién llegado.

Cargando editor
06/01/2018, 00:26
Jean Paul

Al parecer el enorme lobo no tenia humor, claro era una bestia tampoco se le podía pedir mucho, al menos eso me parecío al ver como reacciono a mi comentario sobre mear arboles "¿Pero lo ha entendido?" Va tuvo que ser casualidad, como podría ser posible que una bestia entendiera algo. Aunque desde luego si parecía alterado. Entonces algo mas raro, sentí como me agarraba por el brazo, temí que me fuera arrancar y estuve a punto de atizarle en el hocico instintivamente. Pero me contuve y por suerte, dado que parecía querer que le siguiera "Igual me lleva donde su amo" Por ello me deje arrastrar.

Anduvimos por el bosque hasta llegar a la presencia de un bello caballo, realmente no veía muchos, pero ese era por algún motivo algo espectacular. Aunque me sorprendió ver ropa en su grupa. Entrecerré los ojos pensativo. A lo mejor el dueño del caballo era el mismo que el del lobo. Algo así debía ser dado que el caballo se mostraba calmado ante la presencia de esa bestia. Aunque cuando me acerque un poco al equino este pareció revolverse, por lo que me quede allí quieto, alejado del equino.

-¿Y bien? ¿Hay alguien por aquí?- Pregunte en alto, pero mirando al enorme lobo, no fuera a cambiar de opinión y darse un festín.

 

Cargando editor
06/01/2018, 01:15
Lady Elisabeth S. Héloïse Des Lioncourt

Como esperaba, Pecado seguía allí.

Era un semental de frisón enorme, con la crin y la cola largas y bien cuidadas.

Elisabeth lo había nombrado de ese modo alegando que tenía el pelaje oscuro y suave como un pecado, aunque a su nodriza y a su propia madre no les hiciera gracia, pues consideraban semejante nombre poco apropiado para la montura de una dama. En realidad, todo lo que Pecado era y representaba era inapropiado para una dama. Por eso le gustaba.

Observó como el ladrón miraba al caballo, y hasta le hizo gracia. Tenía más posibilidades de morir a manos del equino que de la loba.

El semental era una mala bestia, anteriormente un caballo resabiado que había logrado domar con cariño, paciencia y mucho ungüento para los moratones.

No se dejaba tocar por nadie que no fuese ella.

Tanto era así que en una ocasión le arrancó dos dedos de un bocado a un mozo de cuadras que se había acercado demasiado a su caballeriza.

Se aproximó a él, y poniéndose a dos patas apoyada sobre el costado del corcel agarró sus ropajes con los dientes y se fue corriendo detrás de unos arbustos altos.

Ese muchacho era tan tonto que si no la veía en su forma homínida no lograría relacionar los sucesos para comprender que no era una mujer corriente.

Y así fue como, pasados un par de minutos, Elisabeth reapareció con apariencia humana ajustándose los lazos del corsé que completaban su atuendo.— Eres más corto de lo que creía posible para un ladrón...¿Ya te has dado cuenta, o tendré que morderte de verdad para que lo entiendas? —Sonrió, burlona. Se estaba divirtiendo con aquello. Mucho.

Cargando editor
06/01/2018, 12:05
Jean Paul

El lobo tomo las ropas y salió corriendo, por unos segundos estuve tentado en salir corriendo, pero había algo raro en todo aquello. Rápidamente salí de las dudas "Es imposible, estaba enferma como yo"

-Bueno no es que vaya pensando que todo el mundo tiene mi mismo problema. Además no sabia que se puede transformar uno en lobo la verdad.- Conteste a las palabras engreídas de la mujer.

-¿Como haces para hacerte una loba? ¿Desde cuando te pasa esto? ¿También has despertado en lugares sin saber como llegas? Cuando estas en peligro ¿Pierdes la consciencia hasta el día siguiente?.- Eran muchas las dudas que tenia, estaba ansioso pero me retuve esperando alguna respuesta a esas. Al fin y al cabo esa mujer parecía saber sobre la cosa que nos pasaba, por lo que no quería desaprovechar el momento. No dejaba de ser una noble, era posible que fuera un juego para ella y se aburriera.

Cargando editor
07/01/2018, 20:07
Lady Elisabeth S. Héloïse Des Lioncourt

La joven, de nuevo humana, frunció el ceño ante sus palabras. "Problema" lo llamaba. Cuando descubrió su verdadera naturaleza también lo había llamado de tal manera, o "maldición" para ser más precisos.— Es un problema dependiendo del modo en el que lo mires.

El resto de lo que dijo le hizo comprender que no sabía más de lo que sabía ella. Se sentía...decepcionada. Sin embargo, al igual que ella buscaba respuestas, no podía negárselas a alguien que las necesitaba.— Tu olor era distinto, pero creí que quizás me equivocaba, y que tú eras como yo...—Pero seguía siendo mejor que nada.— Entonces no puedes transformarte en un lobo. ¿No es así?

Tantas preguntas la sobresaltaban.— Veamos...Me ocurre desde...desde...—Era una grosería decirle que desde su "primera luna de sangre", y por muy loba que fuera seguía habiendo crecido en la educación de una señorita de la alta sociedad.— ...desde la pubertad. Al principio era más fácil perder el control, y en ocasiones sí desperté en lugares desconocidos, desnuda, y sin recordar nada de lo que había hecho durante la noche anterior, pero poco a poco, con mucha práctica y esfuerzo, conseguí controlarlo, en la medida de mis posibilidades. Lo más importante es mantener parte de la mentalidad humana en la forma lobuna. Un equilibrio entre lo humano y lo animal. Al fin y al cabo somos un ser entre ambas especies. —Por muy extraño que fuera en su personalidad, le dedicó una leve sonrisa tranquilizadora.— Cuando aprendes a abrazar esa parte de ti, a no temerla, deja de ser un problema. Será una maldición o un don según como te comportes. Y ahora, dime... —Su curiosidad era imparable, tanto que le brillaban los ojos.— si no eres un lobo...¿qué eres?

Cargando editor
07/01/2018, 21:58
Jean Paul

"¿Que era?" Claro a una noble como ella, que era también una loba, decirla que me transformaba en gato, no es que me pareciera que ella se iba a impactar. Mas bien intuía que se partiría la caja, aunque debía reconocer que gracias a eso había sobrevivido mas que cómodamente en el mundo.

-Pues yo, me transformo en esto.- Comente, dando un par de pasos atrás. Me concentre como había aprendido, mi cuerpo mutaba rápido, era algo molesto, pero ya había perdido la fase de dolor del principio. En unos segundos una montonera de ropa me tapaba, salí por un la cintura del pantalón, mostrando mi aspecto gatuno.

Anduve con la altanería felina que uno no puede evitar, me senté, la mi zarpa y mire a la mujer, con un maullido, intuía que ahora llegarían las mofas. En parte lo entendía, no es que fuera un ser temible ni nada parecido. Aun recuerdo una vez que una comerciante me agarro y me puso un maldito traje de vestir, la hubiera arrancado los ojos si no fuera porque tenia un par de joyas interesantes.

Al cabo de un par de minutos, volví a tomar mi forma. Quedando desnudo mi cuerpo bien estilizado y dotado. Me vestí sin pudor.

-Pues eso es lo que soy.- Las noches de luna llena, me ato con cadenas en un lugar apartado, para evitar problemas.

Notas de juego

Cargando editor
10/01/2018, 19:20
Lady Elisabeth S. Héloïse Des Lioncourt

En base a sus anteriores experiencias y a lo que ella misma era, esperaba un ser monstruosamente grande y feroz, no...un gatito.

No podía negar que estaba sorprendida, mas no de la forma que hubiera imaginado. Pero seguía siendo muy interesante.

Jamás había leído, oído ni mucho menos, conocido, a una especie sobrenatural capaz de transformarse en felinos.

Siendo una humana que en su pubertad descubrió un mundo de criaturas semibestias, cadáveres andantes y demás, se esperaba cualquier cosa, pero eso no quitaba que siempre pensase que los licántropos eran la única criatura con tales capacidades.

Tienes que abrir tu mente, Lys. Este mundo es más grande de lo que crees, y guarda más secretos de lo que puedas imaginar.

Amplió ligeramente su sonrisa, asintiendo.— Tu apariencia animal es hermosa. —Dijo antes de apartar la mirada cuando recobró su forma humana.— Hmm...¿Y no tienes más transformaciones? Quiero decir que...yo aprendí a adoptar dos cambios animales. Y eso en el caso de que no haya más que no haya conseguido alcanzar. —Después de todo era autodidacta.— ¿Has conocido a más como tú? O...¿Más seres "mágicos"?

Cargando editor
10/01/2018, 19:34
Jean Paul

Acabe de ponerme la camisa roída y atármela dado que el gordo comercial al que se la robe era enorme "¿Mas transformaciones? ¿Pero se puede elegir?" Mire extrañado ante ese comentario. Luego sopese lo que había ocurrido algunas veces en aldeas o lugares que había visitado. Luego como un flash, los sueños, esos que a veces tenia sobre todo cuando se acercaba la luna llena.

-Esta como dije antes que las lunas llenas antes aparecía en lugares raros, desnudo y manchado de tierra o sangre. Respecto a otros cambios, lo cierto es que solo se hacer eso. Aunque.... algunas veces, llegando la luna llena, tengo sueños extraños. Me veo corriendo por los bosques, acechando a ciervos o ganado. Cazándolos y alimentándome de ellos, a veces que he ido a beber agua el reflejo del agua era el de un gran tigre oscuro. Pero son sueños, luego despierto en algún lado y sigo siendo yo.- Comente a la noble. Luego mire al suelo algo avergonzado, mas bien temeroso, recordando lo de los cazadores y la par de situaciones que tuve encuentros con bestias del bosque.

-Luego esta otra cosa, que no se que es. Pero cuando estoy en peligro, o alguien me quiere hacer daño. Algo horrible ocurre, no se que pasa, pierdo la consciencia aunque al recuperarla todo esta lleno de sangre.- Trague saliva al acabar de decirlo, era algo que no me gustaba contar. Parecía un loco hablando de estupideces, pero recordad las escenas de aquellas matanzas, casi me hacían vomitar.

-¿Mas como yo? Pues no, solo a ti. Aunque supongo que al tu ser noble y yo un pordiosero, igual nos transformamos en cosas distintas.- Parecía lógico, las diferencias entre clases era mas que evidente, por lo que eso interviniera en lo de ser un gatito o un gran lobo era lo mas viable.

Entonces recordé lo de que ella se transformaba en dos cosas. -¿Te puedes transformar en dos cosas?¿Cual es la otra?¿Que animal? Igual podías enseñarme a transformarme en un gran lobo.- Mi cabeza pensaba muy rápido, me veía atrapado por los guardias, haciéndome ese gran lobo y asustándolos. O para joder a alguno de esos malditos usureros que amenazaban a la pobre gente del barrio "Si que estaría bien"

Cargando editor
13/01/2018, 00:31
Lady Elisabeth S. Héloïse Des Lioncourt

Las explicaciones del ladrón no hicieron otra cosa que darle más motivos para confiar en sus sospechas.

Si lo que dices es cierto debes llevar cuidado. Apostaría a que esos sueños de los que hablas no eran sueños, ni siquiera pesadillas, si no retazos de recuerdos de lo que hicistes al perder el control en tu forma animal. —Suspiró, para luego retomar lo que estaba diciendo, atravesándole con la frialdad de sus ojos del color del cielo.— Si solamente fueras capaz de adoptar la forma que me has mostrado no creo que hubiera demasiados problemas; cazar ratones no es para tanto. Pero si lo que creo es cierto, puede que tú también puedas adoptar una segunda forma, una más peligrosa, que surge cuando pierdes el control. Y en esa forma podrías hacerle daño a alguien, si es que no lo has hecho ya. —Sus palabras eran firmes y duras, pero las consideraba necesarias con tal de hacerle entender la gravedad del asunto.— Tienes que aprender a controlar tus instintos. A dominar tu bestia interior. Si crees que la única amenaza es hacia otros, te equivocas. También tu vida está en peligro. ¿O es que acaso no sabes que hay humanos que nos cazan? Los he visto actuar en alguna ocasión, y te puedo asegurar que ellos no serán ni de lejos tan fáciles de esquivar como los policías a los que llevas todo este tiempo eludiendo. —Se le erizó la piel al rememorar la noche, hace un par de años, en la que contempló escondida en la profundidad del bosque que crecía no muy lejos de la ciudad del norte de Francia en la que vivía como un grupo de seis de tan viles criaturas torturaban y daban muerte a un anciano que días antes se había paseado por las afueras huyendo de sus perseguidores.

Él también era un licántropo. Los años le pesaban tanto que apenas le quedaban fuerzas, pero se defendió con fiereza y abrazó su muerte honorablemente, a pesar de que fuera dada a manos de esos carniceros. Jamás lo olvidaría.— Ellos son los verdaderos monstruos. Sus corazones no albergan compasión. —Dijo con un hilo de voz, cerca de quebrarse por los recuerdos, forzándose a si misma a sobreponerse a su persistencia, pues si el chico era una criatura parecida a ella cabía la posibilidad de que la habilidad que le permitía saber lo que otros sentían estuviera de igual modo presente en él, y no quería que notara su tristeza. No obstante sí le permitió conocer su enfado cuando compartió con ella esa bobada sobre las clases sociales. ¿Se burlaba acaso?— Por todos los cielos...La condición social es algo inventado por los humanos, muchacho. Su mísero concepto es una estupidez, incapaz de estar a la altura de las creaciones de la naturaleza, en la que se nos diferencia en base a nuestra especie, no al dinero que tenemos ni a la familia en la que nacemos. Una cosa no tiene nada que ver con la otra. Y, por cierto, sería un detalle que dejaras de tratarme como lo haces por pertenecer a la clase a la que pertenezco. Has podido comprobar que no soy una snob idiota. De manera que, por tu bien, será mejor que no te muestre mi otra forma en estos momentos, c'est clair?

Acabó entrecerrando los ojos, cruzándose de brazos ante la absurda petición que le hacía. Como si pudiera enseñarle a ser un lobo sin haber nacido como tal. ¿O es que un perro podía enseñarle a un conejo a transformarse en un perro? Empezaba a pensar que al cerebro del ladrón le faltaban un par de minutos de cocción.

Cargando editor
13/01/2018, 10:27
Jean Paul

Hubo un momento que la mujer mostro tristeza y pesar cuando comento el tema de los cazadores. Lo tendría en cuenta, aunque claro antes debía saber como diferenciarlos. Luego comencé a pensar en el tema de los olores y mi gran sentido del oído que a veces me había casi dejado sordo, aunque por suerte ya lo conseguía dominar "Claro y por eso veo en la oscuridad" Poco a poco empezaba a encontrar sentido a las cosas, como aquella agilidad y sentido del equilibrio que tenia.

-Pues si me puedes enseñar a manejar eso que dices de la bestia agradecido. Y no conozco eso de los cazadores, pero espero no encontrármelos, aunque jamás dejo la ciudad, me encanta moverme en ella saltando de tejado en tejado. Gracias a lo que has comentado entiendo ciertas habilidades que me volvían loco como podía tenerlas ¿Hay mas como tu en la ciudad?- Pregunte porque igual eran algún tipo de sociedad y sobre todo por si podían decirme algo de mis padres, hasta ahora siempre había pensado que me dejaron abandonado "¿Y si esos cazadores les habían matado?" Esa idea nació de repente.

-Bueno esta bien, Jean Paul un placer conocerte.- Dije extendiendo la mano a la mujer si lo que quería era otro trato pues adelante.