Partida Rol por web

La Torre de Ravenclaw se encuentra en el lado oeste de Hogwarts, la escalera que conduce a la sala común se encuentra probablemente en el séptimo piso, y es la ubicación de la Sala Común de Ravenclaw y los dormitorios. La entrada a la sala común se encuentra en la parte superior de una escalera de caracol, y es una puerta sin pomo de una puerta o cerradura, con una aldaba de bronce en forma de un águila. Con el fin de entrar en la sala, una persona debe responder a una adivinanza planteada por el llamador de águila, y si responde incorrectamente, debe esperar a que alguien que lo haga bien.

La Sala de Ravenclaw es una de las habitaciones más aereadas en Hogwarts. Es una amplia sala circular con una alfombra azul medianoche, ventanas de arco adornado con suave seda azul y bronce, y un techo abovedado pintado con estrellas. Durante el día, los estudiantes de Ravenclaw tienen una excelente vista de los terrenos de la escuela, incluyendo el Lago Negro, el Bosque Prohibido, el campo de Quidditch, los jardines de Herbología y las montañas circundantes. La habitación está equipada con mesas, sillas, estanterías y, y por la puerta que conduce a la dormitiories se encuentra una estatua de Rowena Ravenclaw de mármol blanco. De acuerdo con el Prefecto Robert Hilliard, el sonido del viento silbando alrededor de las ventanas de la torre es muy relajante, mientras se duerme.

Tomas entro en la sala comun de la casa Ravenclaw. Aquel comedor era bastante grande, con estanterias llenas de libros y cortinas de seda. En el medio de la sala habian comodos sofas de color azul, donde alumnos mas mayores hablaban de sus vacaciones de verano.

Tras haber observado lo que habia en aquella sala, se dirigio a los dormitorios de chicos a dejar su pesado equipaje y alimentar a su lechuza Nox. Por el camino vio una niña de su edad, que recordo haberla visto durante la ceremonia de bienvenida. Tenia los cabello rubios y los ojos claros.

-Ho..Hola, eres nueva tambien? Me llamo Tomas, Tomas Moorlen. Que es lo que mas te gusta de Hogwarts? A mi me gustaria ver algunas criaturas magicas. Donde crees que las tendran?

Tomas extendio su mano para saludar a la niña.

Sentada en una de aquellas grandes butacas, Dayana se sentía increíble, eran cómodas y amplias y le hacían sentir como en casa, aunque en su casa no le permitirían sentarse a descansar pudiendo estar estudiando. Escuchó de refilón aún chico hablar de criaturas mágicas y le dio curiosidad, sonaba divertido pero sus padres no le enseñaron mucho de ello.

No quiso entrometerse en la conversación cuando la niña a la que le hablaba ni siquiera le había dado tiempo a devolverle ni la mano ni la palabra, aún así pensó que aquel lugar parecía mucho más acogedor y divertido que su severa casa en la que no había tiempo de descansar.

La pequeña bruja estaba muy concentrada escribiendo la carta prometida a sus amigas, las gemelas Bennet. Ambas hermanas eran un año menores que ella y estaban ávidas de noticias sobre Hogwarts ya que el siguiente año sería su turno. Pero Amaris las comprendía porque ella misma había atosigado a su hermana con una retahíla de preguntas sobre la escuela de magia, las costumbres del lugar, las características edilicias, los profesores, las asignaturas y sobre los otros alumnos y otras tantas cuestiones.
Y tan concentrada estaba en aquella carta que, distraída, respondió a las preguntas de Tomas casi sin ser consciente de ello.
—Creo que pociones, aunque con Severus Snape como profesor... —dejó aquel pensamiento flotando en el aire. —Mi padre dice que es el mejor profesor de pociones que pudo haberme tocado, pero... —suspiró. —¡Tú sí que tienes suerte! El profesor Silvanus Kettleburn lleva más de cincuenta años enseñando Cuidado de Criaturas Mágicas y es un excelente profesor. Y tienes a Rubeus Hagrid, el guardián de los terrenos de Hogwarts, que fue alumno de Kettleburn también. Alice me dijo que es muy amable y que si te haces su amigo quizá hasta puedas...
De pronto, Amaris cayó en cuenta de que estaba... ¡hablando con un niño desconocido como si fuera una de las gemelas! Se ruborizó hasta las orejas y toda su seguridad se esfumó como bajo los efectos de un hechizo desvanecedor. Y su terrible timidez regresó cuando alzó la vista del pergamino y posó su mirada en la del niño y su mano extendida.
—H-ho-hola... T-tomas... Mi nombre e-es A-amari-is... Amaris P-prince—balbuceó como si de pronto tuviera piedras en la garganta; y con una diminuta sonrisa asomando en sus labios, añadió: —Un gusto co-nocerte.

Y la pequeña bruja,  absolutamente confundida, hizo un amago de reverencia que se truncó cuando extendió una temblorosa mano hacia su compañero. 
¡Por Merlín! Ahora creerá que soy una idiota...
Amaris sentía la mirada de Tomas como un yunque aplastándola contra el sillón. ¡Y hasta la de su propia lechuza! Los ojos del titónido la contemplaban desde la jaula con una mirada burlona. 
O eso creía la niña.

Al parecer Amaris Prince le llevo un rato responder al saludo de Tomas. Parecia una niña inmersa en sus pensamientos, algo que los alumnos de Ravenclaw apreciaban mucho, ya que era signo de inteligencia.

"Pareces algo asustada, Estas bien? Has visto un fantasma? Por cierto, esta es mi lechuza Nox."

La lechuza de plumaje negro se impacientaba por recibir su comida, despues de haber pasado horas en las bodegas del Hogwarts Express. Tomas estaba seguro que tenia ganas de salir de su jaula.

"Tranquila Nox, ahora saldras. Espera a que lleguemos al dormitorio"

—¿Fantasma? ¡Oh, no! ¿T-tú has visto alguno? Ignoro si la Dama Gris acostumbra a frecuentar este salón; aunque m-me encantaría, por s-supuesto —se entusiasmó. Amaris parecía haber recuperado (en parte) su aplomo y curiosidad natural. —Pero, en verdad, no sé mucho de Ravenclaw; ni siquiera esperaba terminar en esta Casa —confesó.
La niña escrutó a la pequeña rapaz con ojos expertos, reconociendo su familia, género y especie. En la mal llamada lechucería convivían innumerables estrigiformes, no solo lechuzas, sino que también búhos, mochuelos, tecolotes, autillos y cárabos, entre otros.
—¡Bienvenida a Hogwarts, Nox! —exclamó y, señalando a la pequeña lechuza alba que reposaba en su regazo, presentó: —Él es Tyto. —Amaris sonrió con cierta picardía y miró a Tomas: —Sí, lo sé. Es muy poco original bautizar Tyto a un Tytonidae —admitió.

Tomas observo como la lechuza de Amaris volteaba la cabeza mientras era acariciada.

"Veo que Tyto y tu habeis formado un vinculo bastante fuerte". La verdad es que me encantaria formar ese tipo de vinculo con todos los animales fantasticos que existen... Escepto, los hombres lobo y los vamiros...."

Al joven Moorlen le aterraban las historias de su padre muggle sobre hombres lobo y vampiros. Pero sabia que en Hogwarts estaba a salvo... Por el momento.

Amaris sonrió complacida.
—Es muy fácil cuando sigues los pormenores del anidamiento, la eclosión del huevo y el desarrollo del titónido hasta que deja el nido. —La niña alzó la mirada hacia Tomas. —No compré a Tyto en el Callejón Diagon, lo conozco desde que rompió el cascarón —explicó. —Pero no te preocupes, tú también desarrollarás ese vínculo con Nox y con otras criaturas —afirmó con una sonrisa. 
Frunció el ceño con genuina preocupación cuando Tomas hablo de hombres lobos y vampiros. ¡Aquello era realmente espeluznante de solo imaginarlo! 
—Jamás escuché sobre hombres lobos o vampiros en Hogwarts, ¿crees que haya alguno? No digo aquí, en el castillo, pero ocultos en el Bosque Prohibido... —Le hizo una señal a Tomas para que se acercara y le susurró: —Alice, mi hermana, dice que hay centauros en el bosque. ¡Y hasta un unicornio! ¿Será cierto?¿Pero cómo comprobarlo? Dicen que si te descubren en el Bosque Prohibido te pueden expulsar —suspiró, y dejó a Tyto en su jaula..
De pronto, se incorporó de un salto, corrió hacia uno de los grandes ventanales abovedados y exclamó, al mismo tiempo que señalaba hacia donde se encontraban el Lago Negro y el Bosque Prohibido. 
—¡Allí, en ese bosque y hasta donde se pierde la mirada en las montañas de más allá! Allí se encuentran muchas criaturas fantásticas —exclamó, emocionada.
¡Centauros y un unicornio! ¿En verdad?

A Tomas le asombraban las palabras de Amaris.

"Unicornios? Ojala pudiera ver uno, aunque por otra parte... no me gustaria ser expulsado, mi madre es Auror y tiene esperanza en que me convierta en un gran mago. No me gustaria decepcionarla"

La idea de adentrarse en el Bosque Prohibido era una idea tentadora para Tomas, pero al mismo tiempo no queria meterse en problema y terminar en el despacho del mismisimo Albus Dumbledore.

Lentamente, Amaris apartó la vista de la ventana y regresó al sillón. Por un momento, recordó sus prótesis, y la timidez regresó...

Miró de reojo a sus compañeros de Casa, ninguno parecía haberse percatado de ellas. Quizá porque tenía puestas las que simulaban las piernas faltantes (muy estéticas, pero poco prácticas), unas hermosas botas y aquella exquisita túnica confeccionada por Madame Malkin. Sí,  había invertido unos cuantos galeones para disimular su "carencia" y que aquel primer día en Hogwarts fuera perfecto. Después ya vería...

—¿A-auror? Mi madre también es una auror. Mi padre es un sanador, pero ahora se dedica a las pociones. ¿Y tu padre a qué se dedica?

Tomas vio que su nueva compañera se habia apartado de la ventana y volvia a sentarse en uno de los sillones de color azul.

Mi parde trabaja de fontanero. Si lo se, mi padre es muggle y al principio se sorprendio con esto de tener una esposa e hijo magicos. De hecho, fue él que empezo a asustarme con sus historias de vampiros y hombres lobo.

Tomas miro el fuego de la chimenea que alumbraba toda la Sala Comun. Habia oido hablar de que los magos y brujas de sangre pura llevaban decadas tratando a los de sangre mestiza y los de sangre muggle como magos y brujas inferiores, sobretodo sobre los rumores de Quien-Tu-Ya-Sabes habia regresado. 

No sabia ciertamente si sus nuevos compañeros le respetarian o le tratarian diferente.

—Eres mestizo... como la gran mayoría de los magos y brujas, tanto en Hogwarts como fuera de él. Ya casi no existen magos que no tengan un muggle  en su familia —acotó Amaris con naturalidad. —Pero... ¿por qué tu padre se sorprendió de tener una esposa y un hijo mágicos? ¿Acaso tu madre le ocultó que era una bruja? —preguntó. 

- quizás esperaba que su hijo no heredara poder mágico, el ministerio suele preferir que se diga lo mínimo posible - dijo de improvisto, después de todo no tenía mucho más que hacer - se nos dice a menudo que no debemos rebajarnos a hablar con mestizos, pero eso limitaría mucho la posibilidad de divertirse ¿No? En cuanto a ese bosque... Solo está prohibido durante la estancia en Hogwarts, en vacaciones nadie dice que no se pueda entrar - se mordió suavemente la lengua "hecha la ley, hecha la trampa" - aunque en vacaciones no creo que me dejen tan libre - suspiró resignada.

La puerta de la sala común se abrió de nuevo para dar paso a un muchacho de mirada nerviosa. Arrastraba el clásico baúl escolar lleno de libros y material. En la otra mano llevaba una jaula donde una lechuza de plumas rojizas dormía plácidamente. Se quedó un momento parado al ver a los otros tres muchachos hablando.

-Eh... hola... Soy Gareth...

Se quedó parado, sin saber muy bien qué hacer a continuación.

La pequeña bruja sonrió, divertida. (Le encantaba debatir.) Luego, alzó el dedo índice para retomar la palabra y rebatir algunos puntos expuestos por... (¿dijo su nombre?) por la niña frente a ella y...

Fue entonces que otro nuevo compañero ingresó en el salón.

—Bienvenido a Ravenclaw, Gareth. Bonito nombre. Como sir Gareth, el de la leyenda artúrica —sonrió. —Mi nombre es Amaris. Amaris Prince. Él es Tomas Moorlen —dijo y señaló a Tomas. —Y ella es... —Volteó hacia la niña. —Perdón, ¿tu nombre es...?

Extrañamente, Amaris comenzaba a sentirse como en casa.

Un nuevo niño de primero habia aparecido en la sala comun, mientras otra niñ que escuchaba la conversacion entre Tomas y Amaris interrumpio la conversacion.

Segun me conto mi madre, los muggles no deben de saber de la existencia de la magia, pero poco le importo a ella, ya que se caso con mi padre, y el buenamente acepta que mi madre y yo seamos magos.

Tomas se volvio hacia Gareth y le saludo con la mano.

Bienvenido a Ravenclaw, Gareth. Quieres que te muestre donde esta dormitorio de chicos? 

-Sí, por favor. Gracias -Gareth sonrió con timidez a Tomas y al resto de estudiantes. La sala común de Ravenclaw era muy bonita y no se parecía en nada a la de su casa, más propensa a los tonos verdes oscuros y dorados. Dejó la jaula de su lechuza en el suelo y reacomodó el baúl. Entonces el resto de chicos se dio cuenta de que también traía una escoba. Una flamante Nimbus 2001.

- Dayana Nilcorb Witcher encantada - dijo con una ligera reverencia. Las palabras se sucedían y el debate se abría - tal decía, está mal visto el hablar a Muggles de magia, obviamente hay casos... Como el tuyo - dijo señalando con la mano a Tomas - mi padre suele decir que cada vez que un mestizo nace es un nuevo dolor de cabeza para él por el papeleo que debe ir preparando, una vez le dije que si era parte de su trabajo era una suerte que nacieran más... Aunque pareció desagradarle mi respuesta y me castigó haciéndome repasar las leyes mágicas y pidiéndome un resumen de por qué los magos no deberían relacionarse con Muggles.

Siete días después (o quizá ocho, o nueve)...

***

Cuando hizo su aparición en la sala común de Ravenclaw, Amaris estaba despeinada (algo muy raro en ella) y ojerosa (algo no tan raro en aquel último fin de semana). Había pasado buena parte de la noche contemplando las estrellas hasta que la venció el sueño. Y pensando...

¡No había obtenido ni un solitario extraordinario! Y, por el contrario, varios aprobados "manchaban" su currículo escolar. ¿Qué iba a hacer con eso? Debía solucionarlo, ¡y ya!

Al menos Ravenclaw llevaba una amplia ventaja a las otras casas, y eso era algo que festejar. ¿No decía su padre que la Casa que le tocara en suerte sería su casa en los próximos años y que sus compañeros serían su familia? Claro que él confiaba que su pequeña hija terminaría en Slytherin como sus padres, y como toda su familia por largos cuatro siglos... Hasta que Alice terminó en Gryffindor. Y Amaris en Ravenclaw. ¿Acaso aquello era una broma del Sombrero Seleccionador? Quizá, pensó la niña con una sonrisa divertida jugueteándole en los labios. 

—Dayana Nilcorb, ¿has pensado en postularte para las próximas pruebas de quidditch? —inquirió la pequeña bruja, muy seria.

La pregunta le tomó anotando algunas cosas de un libro que ojeaba sentada en una de las butacas - ¿Quidditch yo? - esa pregunta era extraña para ella, pues no estaba acostumbrada a "jugar", a nada de hecho.

- ni siquiera tengo una escoba, estoy segura de que habrá muchos candidatos mucho mejores que yo... - se había podido dar cuenta de que aunque la escoba del colegio le hizo caso a la primera, no era tan fácil. "La suerte del principiante" diría ella misma.

- Si quieres intentarlo puedo acompañarte, aunque dudo que me seleccionen justo a mi.