Partida Rol por web

Vientos de invierno

Capítulo I: determinación

Cargando editor
04/09/2015, 23:47
Director

Notas de juego

En apariencia, desde lejos, no parece que haya nadie. Dime cómo actúas para acercarte. 

Cargando editor
06/09/2015, 00:51
HACEDORA
Sólo para el director

Notas de juego

Situación de la escena:

1. Día 19, Jolan se encuentra en la Corona de la Reina, torre junto a una aldea abandonado cerca del Muro.

2. Día 18, Brandon ultima alianzas y mejoras para su Casa en Invernalia.

3. Día 18 muere Ionar y es colgado de un póster en la aldea abandonada de la Corona de la Reina. El frío de los últimos días ha conservado el cuerpo, más o menos. Indicios de aves carroñeras en la mañana del día 19.
 

Nota:

Una paloma mensajera salió del Último Hogar hacia Invernalia, llegando dos días después (día 18). En ella dice:

"Ser Jolan avanza hacia Corona de la Reina. Noticias de su sobrino allí. Posible emboscada pero sin otra pista que seguir".

 

-----
PD: Maivelaer se hace cargo del personaje de Brandon Moonlight.

Cargando editor
06/09/2015, 00:53
Alessa Allenbrooke

Mañana.
Invernalia, Casa Stark.
Brandon.

 

Como es habitual la mañana en Invernalia sigue siendo fría, pero sólo cuando abres la ventana y el aire fresco penetra en tu estancia. Muchos Maestres, y otros tantos, coinciden en que se acerca un  frío y largo invierno. A veces tus huesos lo notan, pero dentro de los muros del castillo la sensación es agradable. Se dice que Brandon "el Constructor" creo un sistema por el cual, gracias a las aguas termales subterráneas, mantiene el castillo medianamente caliente. Pero un buen fuego ayuda, física y mentalmente.

Esa mañana transcurre como el resto de las otras, con la familia Stark al completo presidiendo la mesa mientras que sus leales súbditos, e invitados como tú, se reparten aquí y allá en la gran sala para desayunar abundante, con productos típicamente norteño y reconfortantes para un clima que pide energía para empezar el día. Pan de centeno con jamón asado; pescado frito con cebolletas y panceta; huevo duro, gachas, miel y tortas de avena; además de leche y cerveza negra para pasar el abundante desayuno.

A tu lado tu fiel escudero, Charles Macana, mantiene una charla tranquila con Navid; mientras que a Alessa decide esa mañana sentarse a tu lado.

- Iréis a cazar en cuanto termine el desayuno -te recuerda el plan del día propuesto para los invitados-. Me gustaría acompañaros, a cabalgar, por supuesto. Pero no sería lo apropiado -Por un segundo crees que la joven hija de Jolan se muerde la lengua-. De todas formas quién sabe... Hoy parece que Lord Stark está más circunspecto que de costumbre.

Hasta que la joven no lo menciona no caes en ello, y posiblemente tenga razón. Lord Stark parece mucho más callado y reservado, pues apenas habla con su familia. Sin duda está sumido en algún tipo de cavilación, y por las miradas hacia vosotros no presagia nada bueno. Hay cierto pesar en su semblante, y aunque el Señor de Invernalia no es propenso a muestras de afecto públicas su actitud hoy puede que sí destaque. Sin duda Alessa es una joven muy atenta.

Cargando editor
06/09/2015, 21:41
HACEDORA

Notas de juego

- Para el siguiente post te digo cuánto ha pasado fuera Jolan con exactitud, pero como mínimo entre 7-10 días. 

- Por cierto, aunque no estaba creado tu escudero vamos a hacer una triquiñuela. Trus parece muy entusiasmado con ese Pnj, no sé por qué será XD

Cargando editor
11/09/2015, 23:02
HACEDORA

Notas de juego

Mil perdones, Belgeval. Tenía puesto el post desde el día 4, pero cambiando los destinatarios de la escena se me pasaría por alto marcarla para ti. Menos mal que estaba repasando los días que llevas desde que saliste de Invernalia, si no estaríamos esperando en vano el uno por el otro XD

PD: a veces hago borradores si no me da tiempo y los dejo colgados en Umbría hasta que los termino, pero vosotros no lo veis hasta que os pongo como destinatarios. 

Cargando editor
13/09/2015, 23:23
Brandon Moonlight
Sólo para el director

Las últimas semanas no habían sido las mejores de mi vida. Ciertamente aún era joven para los vericuetos diplomáticos para los cuales aún no estaba preparado y aunque me daba aires de grandeza sobre todo gracias a mi apellido, la cruda y desnuda realidad sin embargo me demostraba que no era más que un jovenzuelo lejos de casa.

Había perdido una perfecta oportunidad de elevar el honor de mi casa acompañando a Jolan pero por alguna razón no había sabido verlo en su momento. Ahora, aquí, en la gran estancia para los invitados, hombres más viejos y duchos que yo en la intriga, estaba en franca desventaja.

Podría, sin embargo, ofrecerme para investigar en las cercanas aldeas atacadas por los salvajes pero eso hubiera sido arriesgar mi vida, valiosa para mi padre y los míos, en un fútil acto de estúpido arrojo que solo conseguiría hacerme ver como un niño inconsciente.

Tampoco podía hablar con lord Stark, ni siquiera era una posibilidad entre tantos lobos norteños rodeándome. Lobos, que como yo, esperaban su oportunidad de un buen bocado de atención del macho alfa y señor del Norte.

Sin embargo, distinto era si me enfocaba en alguno de los hijos del señor, quizás podría abordar a alguno de estos buscando información que pudiera beneficiar a mi causa.

O.

Tal vez.

Podría comenzar con Alessa.

Era más o menos de mi edad, bella y soltera. Su padre le ha permitido venir con el solo por una razón.

Darla a conocer entre los nobles norteños.

¿Qué haría sino una doncella en este lugar?

No ire a cazar, le dije finalmente a Alessa mirándola de costado, entonces me recline un poco hacia ella, lo suficiente para no ser inapropiado pero a la vez, evitando que quien fuera pudiese escucharme.

Cuando todos se marchen a cazar, le susurre, yo me quedare en las caballerizas y luego iré a visitar el bosque de arcianos, dicen que la vista de dicho lugar es preciosa, le insinué mirándola divertido.

Cargando editor
14/09/2015, 10:07
Alessa Allenbrooke

Alessa seguía mirando a Lord Stark como si intentara desentrañar algún misterio, como si solamente mirándolo fijamente la muchacha pudiera averiguar lo que sucedía, y Brandon tenía la sensación de que era capaz de ello. Alessa había demostrado ser muy inteligente y perpicaz. Lejos de la frivolidad que caracterizaba a muchas doncellas ella parecía distinta. Quizás por eso su padre hacía que lo acompañara a todos lados, todo el mundo sabía que era incapaz de viajar sin ella, que nunca se había perdonado el asesinato del resto de su familia y que cuidaba a su hija por encima de cualquier otra cosa. Si la obligación de ir a buscar a su sobrino, al que quería como un hijo, y el peligro de adentrarse en aquellas tierras no hubiera sido tan real, estaba seguro que se la hubiera llevado, nunca la dejaba sola. Pero ahora la dama volvió su rostro hacia el joven caballero al escuchar sus palabras.

-Pero ser Brandon, vos no... Pareció pensárselo mejor, no era prudente decirle a un hombre y al futuro heredero de una gran casa del norte lo que debía o no debía hacer. Pero era una muchacha inteligente y no iba a dejar de aconsejar a aquel muchacho al que su padre tenía tanto afecto y ella... Bueno eso no importaba. Os esperan en la cacería, ser Brandon. Estaré encantada de acompañaros al bosque de arcianos cuando regreséis.

Cargando editor
15/09/2015, 23:32
Ser Jolan Allenbrooke

En cuanto Corona de la Reina es visible entre la vegetación, ordeno a mis acompañantes que descabalguen sus monturas y procedan con la máxima precaución. Indico a los dos batidores más experimentados de que dispongo que se aproximen por la periferia, dando un rodeo, y que regresen a la menor señal de cualquier eventualidad extraña, tal como hombres emboscados en la espesura listos para caer sobre nosotros. Les doy también la orden de que, si consiguen acercarse lo suficiente al torreón, echen un vistazo por los alrededores y se aseguren de que no haya tiradores apostados, pero que bajo ningún concepto entren, a menos que yo lo diga. También me preocupa que pueda haber soldados ocultos en el pueblo abandonado, y pido una inspección cuidadosa y precavida. A continuación, dispongo que preparen un señuelo en las cercanías de la aldea, un fuego controlado, que no corra peligro de extenderse, pero que sí forme el suficiente humo como para resultar visible desde lejos. Albergo la esperanza de que esta maniobra consiga hacer que el enemigo salga al descubierto sin que nosotros tengamos que exponernos, y tal vez dirigirlos al punto opuesto al que nosotros pretendemos ir... la propia torre.

Mientras todo este plan tiene lugar, el resto de los presentes permaneceremos ocultos en el linde del bosque, atentos por si alguien subiera o bajara por el poco transitado camino, con las armas y los escudos prestos a ser utilizados. Por último, advierto a todo el mundo que esté ojo avizor ante cualquier posible ave que vuele por las cercanías... especialmente si es un cuervo solitario. No queremos que ningún mensaje inoportuno entre o salga de aquí.

A pesar de que mi cuerpo me pide a gritos que me mueva, decido ejercer la prudencia. No quiero perder más hombres, ni exponerme a ningún peligro innecesario. Cuando los exploradores hayan regresado, aguardaremos al ocaso y, solo entonces, avanzaremos.

Espero que Ionar esté aquí... vivo.

Notas de juego

Ya me extrañaba XD. Había visto que me decías que describiera cómo me acercaba, y yo, «¿Ein? ¿A dónde? ¿Me lo invento todo por mi cuenta?». Ahora ya veo por qué.

Pues nada, posteado. Espero que mi estrategia sirva de algo (aparte de que he estado buceando por Internet para ver tácticas que se usaban en la antigüedad para tomar puestos sigilosamente). :)

Cargando editor
17/09/2015, 22:26
HACEDORA

Los hombres escuchan atentos todas y cada una de las instrucciones que, para su suerte, son bastante claras y sencillas de llevar a cabo. Desde esa distancia es bastante visible el pueblo, alguna que otra casa oculta a la vista, pero en general es fácil hacerse un mapa mental pues la aldea es pequeña. Sin embargo, como buen hombre precavido que eres, pese a la nefasta situación por la que tu familia está pasando, no te precipitas y cuando la noche se aproxima los batidores comienzan a hacer lo que mejor se les da.

Waymar y Sigmund avanzan agazapados en todo momento una vez salen del follaje que os camufla, siendo casi una tortura verlos arrastrándose de a poco hasta que en un punto parecen tomar la decisión de separarse hacia el lado opuesto de la aldea. De repente, una pequeña bandada de pájaros vuela desde un punto, pero curiosamente no se dispersan por el cielo. Simplemente despegan en vuelo, merodean por la misma zona y toman posición sobre algunos de los destartalados tejados circundantes.

- Tres hombres ligeramente armados. No he visto caballos -Expone Sigmund, a lo que Waymar asiente. Si hay más es algo que pronto descubrirás.

La tensión es palpable, tanta como las miradas que esperan tus órdenes.

.

Notas de juego

No he adelantado mucho porque si enciendes la humareda puede suceder muchas cosas. Ahora mismo tienes a todos posicionados a tu lado (exploradores incluidos) y no sabes si al encenderla saldrán esos tres (o más si hubiera). Decide y dime qué piensas hacer en caso de que salgan, y ten en cuenta que puede que sólo vaya uno.

Tienes dos buenos arqueros de los tuyos, y un par más añadidos. 

Cargando editor
20/09/2015, 19:32
Ser Jolan Allenbrooke
Sólo para el director

Notas de juego

Lo que haré será aguardar escondido en el bosque, pero no todos en un mismo punto. Si salen los tres enemigos, o solo uno, los derribamos a flechas. Así obligamos a salir a los que pueda haber escondidos. Si van hacia el lugar del que han salido las flechas, los atacamos desde otro punto, aprovechando los flancos y machacando su retaguardia. Si salen más que estaban ocultos, repetimos operación. Así hasta que hayamos acabado con todos o los obliguemos a retirarse.

Cargando editor
22/09/2015, 21:27
HACEDORA

Con la información en tu poder, aunque fuera parcial, ordenaste un ligero despliegue de tus hombres para obtener mejores ángulos de tiro. Los arqueros se posicionaron, cuatro arqueros y dos exploradores que anclados en tierra firme aguardaron paciente en cuanto la pila de troncos y hierba fresca hiciera su cometido.

Despacio, muy despacio, transcurría el tiempo al son de cada latido de tu corazón. Las primeras gotas comenzaron a caer, incomodando a los pájaros que alzaron el vuelo ante lo que iba a ser, como poco, una llovizna. Esperabas que los nubarrones descargaran en la noche, pero no iba a ser así. Se presagiaba una lluvia fría, acorde con los días anteriores aunque sin nieve. Un duro clima para los viajeros que pernoctarían a la intemperie.

Sin embargo, la pira preparada estaba bien abastecida y prendida con anterioridad, por lo que pronto el humo alcanzó una altura significativa. Se mantuvo aquella cadencia de agua, apenas molesta, cuando una figura abrigada con pieles y una lanza corta comenzó a acercarse a la columna de humo. Paso a paso la paciencia fue recompensada cuando, a la distancia de tiro certero, el individuo fue abatido en la primera tanda de flechas. Tres dieron blanco mientras que una falló, pero lo importante fue que el enemigo a batir cayó fulminado.

Otro de los raptores salió a investigar, pero había decidido no alejarse demasiado. Eso no hizo que la suerte le sonriera cuando una de las dos flechas dirigidas hacia él impactó en su hombro, lo suficiente para desestabilizarlo mientras se cargaban nuevamente los arcos. Los menos talentosos avanzaron tensando la cuerda y disparando poco después de los expertos, y aunque el pobre desgraciado tuvo las luces suficientes para buscar protección su espalda hizo de diana. Cayó, gimió de dolor y tuvo el valor para arrastrase unos pocos centímetros hasta que otra tanda irremediablemente se desplomó sobre él.

La lluvia comenzó a coger más intensidad como si supiera que debía limpiar la inmundicia de aquel lugar.

Una vez tus cartas estaban parcialmente a la vista la opción del que restaba fue evidente en cuanto se le vio correr en dirección contraria abandonando la aldea. Tal vez creía poder alcanzar la arboleda más cercana y retrasar su persecución a caballo, que fue lo que sucedió cuando cinco jinetes Umber salieron en su búsqueda . Podría bastar con dos menos, pero era mejor no arriesgarse e ir sobre seguro. Aún tenías diez soldados más y los arqueros, quienes tomaron posición para cubrir tu avance en una línea desplegada pero no demasiado abierta para ser aislados en caso de que hubieran más enemigos ocultos.

Cuando llegasteis a lo que quedaba de la aldea nada sucedió. La fría lluvia persistía amenazando con calarse en los huesos mientras los últimos rayos de luz que se filtraban a lo lejos permitían distinguir los muros caídos, los tejados destruidos y, en general, unas cuantas casas abandonadas. 

La lluvia era ya más intensa. El cielo oscureciéndose y el suelo formando zonas embarradas aquí y allá mientras que las sombras poco a poco se hacían con aquel lugar fantasmal.

Donde antes pudo haber algún tipo de cartel colgado de la viga sobresaliente de una casa, ahora, corrompido y empapado, un cuerpo semidesnudo os daba la bienvenida. Al parecer sí que alguien se había molestado en recibiros, con los brazos abiertos y la carne despellejada. 

 

 

Desnutrido, despellejado por los picos de los pájaros y pudriéndose, la peor de las situaciones colgaba ante ti. La entereza, el buen juicio y un futuro brillante se mostraba humillado hasta los huesos; despojado del honor y el talento que acompañó en vida a tu sobrino. Tu querido y amado sobrino, ahora sólo pútrida carne y huesos roídos.

Sí, era él sin duda. A tu pesar. Con aquel dolor que sólo aparecía en los momentos más aciagos, como con la muerte de tu esposa e hijo, acercaste aún más tu caballo. Alguna mente perturbada había atado lo que quedaba de una bandera a su cintura, y aunque estaba medio quemada y hecha jirones tu mente recompuso lo que debía ser los restos del emblema de la Casa Flaghan. 

Cargando editor
25/09/2015, 18:23
Ser Jolan Allenbrooke
Sólo para el director

La batalla, si se puede llamar así a la breve serie de muertes fáciles que dispensan mis hombres, procede con diligencia y sin mayores contratiempos.

«Qué extraño —pienso, al comprobar que la oposición es inexistente—. Es casi como si esperaran que hiciésemos lo que hemos hecho, como si nos hubiesen invitado a venir...».

Mis peores corazonadas empiezan a tomar forma a medida que exploramos el pueblo desierto. No hay ni un alma. ¿Me mentiría ese mequetrefe de Fabiar? Si es así y Ionar no se encuentra aquí, juro por los Siete que le arrancaré los ojos, la lengua y cada miembro de su cuerpo y lo dejaré vivir en ese estado.

Sin embargo, mis deseos de encontrar a mi sobrino tienen respuesta antes de lo que esperaría... Y es la peor respuesta que cabría imaginar. A mis ojos llega la imagen que ningún ser humano en el mundo debería ver. A lo lejos, colgado de las cadenas de una antigua indicación, mecido por el viento de la inminente tormenta, está Ionar. O lo que queda de él. Su cuerpo desnudo, sucio y mutilado se mueve al son de los eslabones de metal, que chirrían como los goznes de las puertas del infierno.

No... ¡NOOOOOOO! ¡Ionar! —exclamo al tiempo que empiezo a correr a toda la velocidad que me permite mi pesada armadura sobre el suelo enfangado por la lluvia. Una parte de mí alberga la esperanza de que no sea verdad, que sea tan solo un truco, un engaño. Sin embargo, cuanto más cerca estoy, cuantos más detalles voy apreciando, más va calando en mí el horror como la cada vez más pesada lluvia, que golpea mi armadura como metal fundido. —Ionar, ¿qué te...? No... —Cada vez estoy más cerca, y empiezo a distinguir el color rubio arena de su cabello, teñido del rojo oscuro de la sangre, y uno de sus ojos, ya que el otro ha sido arrancado por los carroñeros. Ha sufrido la peor de las muertes, y una humillación que no le desearía ni al mayor de mis enemigos. La visión de mi joven sobrino, muerto y profanado, me golpea con mayor fuerza que ningún arma. Un tumulto de emociones surge desde mi estómago e inunda mis pulmones, llenándome con una desesperación y un dolor terribles que parecen ir a partirme en dos, como si hubieran atado mis extremidades a dos caballos que corrieran en direcciones opuestas. Al llegar a la altura de Ionar, trato de alcanzar sus pies con mis manos, gimoteando como un bebé al que hubieran apartado de su madre—. No, no... Por favor, os lo suplico, tomadme a mí en vez de...

Y entonces, sucede. La pena más devastadora, abrumadora y absoluta imaginables hace presa de mi corazón. Mis inútiles ruegos y plegarias se transforman en un grito informe y desarticulado, sin ninguna coherencia. Lloro a gritos desconsolados, vociferando al cielo indiferente, que ahoga mi llanto con lluvia. Mis alaridos son aterradores y estruendosos, como si tratara de expulsar a gritos este dolor enloquecedor, y podrían oírse desde muy lejos. Pero no me importa. En estos momentos, deseo morir. Caigo al suelo y me quedo tumbado en el barro, dejando que la lluvia me empape, llorando, gritando. No puedo dejar de pensar en lo que le han hecho. No puedo dejar de pensar en mi hermana. Me abrazo a mi propio cuerpo, y mis gritos pierden su fuerza, convirtiéndose en una serie de gemidos lastimeros, derrotados, débiles.

No sé cuánto tiempo pasa hasta que mis hombres llegan hasta donde estoy. No es necesario que dé la orden para que bajen el cadáver de Ionar. Ionar, mi sobrino. Intentan ayudarme a levantarme, pero en un primer momento me niego. No quiero levantarme. No quiero ser fuerte; solo deseo dormir para siempre en este lugar exacto, en un lecho de barro frío. Cuando unas manos fuertes me enderezan, todos pueden ver que parezco haber envejecido veinte años en un solo instante. Me muevo con pesadez y dificultad, y mi rostro congestionado por el llanto está sucio por el lodo y las lágrimas. Ni siquiera puedo hablar. No puedo hablar. No puedo dar órdenes, ni decidir qué hay que hacer a continuación. Todo este viaje ha estado condenado desde el principio...

Nada tiene sentido.

Notas de juego

Puesss... No sé qué hacer. Por lo pronto, nos volvemos p'atrás, a casa de lord Umber. A no ser que me pierda algo muy obvio...

Cargando editor
02/10/2015, 23:25
HACEDORA

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Es la pequeña llama en la oscuridad que se niega a apagarse, pero como toda llama necesita un combustible que en este caso se consumió con el último aliento de tu sobrino. El dolor es tan profundo que ni siquiera puedes plantearte cómo murió, cómo fueron sus últimos días de vida. ¿Sufrió? ¿Tuvo la misma esperanza que tú? ¿Hubo siquiera una oportunidad en toda esa locura? Sólo sientes... Dolor. Agonía. La más profunda de las desolaciones. Y muerte.

- ¿Quieres morir? ¿Quieres cambiarte por Ionar?

Pero no hay tales preguntas. Ninguno de los Siete intercedió, excepto para extender los brazos al brillante joven que debía vivir en vez de ti. O tal vez sean los Antiguos quienes lo arropen en su manto eterno.

No eres consciente del tiempo que pasas tendido en el suelo y empapado con aquella lluvia parsimoniosa. Incluso después de quedarte sin fuerzas para gritar, de casi olvidar qué haces ahí, sigues en tu agonía embarrada. Ninguno de tus hombres osa intervenir en tu dolor, en la más profunda de las tristezas. No hasta que la noche se adueña de vosotros.

-...arnos. Señor, por favor... -Al fin alguien logra despejar levemente la neblina formada por el abatimiento. Una voz frágil, dolida también por la pérdida. Una voz preocupada que pronto se hace más fuerte en cuanto sientes unas manos en tus hombros zarandeándote levemente-. Ser Jolan, debemos refugiarnos para pasar la noche. Por favor, déjeme ayudarle.

¿Pero quién puede ayudarte? A medida que te levantas, que te dejas levantar, la idea de la soledad se hace poderosa en tu interior. Primero tu esposa e hijo, luego tu querido Ionar... ¿Qué tiene este Destino cruel preparada para tu hermosa Alessa? Eres medio consciente de que llegas a una casa algo decente para pasar la noche, y a un lado, tapado respetuosamente, yace tendido un futuro truncado.

Ionar está muerto.

Ionar está muerto.

Ionar...

No eres más que una carcasa vacía mientras regresas a la Casa Umber, tres días de dura marcha y completa congoja imposible de ser consolado por tus hombres. Tres días donde parece que los Siete se han apiadado y la bajada de temperatura logra mantener el cuerpo medianamente decente.

- No te engañes.

No lo hagas. Sabes que al llegar al Último Hogar tendrán que encargarse del cuerpo. Sólo los huesos llegarán para ser enterrados solemnemente al hogar que lo vio nacer. Huesos... Sólo huesos quedarán de alguien excepcional. Único.

Tu mirada vacía divisa al fin el castillo, una parada donde tal vez comiences a recomponerte. Recibirás todo el apoyo posible; el ánimo para seguir un día más; el calor de un fuego y buena comida para que tu alma poco a poco regrese a la vida; la fuerza para comunicar a tu hermana la peor de las noticias. Será tu mano quien le proporcione el peor de los sufrimientos...

Una madre no debería sobrevivir a sus hijos.

Cargando editor
02/10/2015, 23:28
HACEDORA

Notas de juego

Lo primero es disculparme por la tardanza. El finde pasado tuve un problemilla y a lo tonto lo he venido arrastrando. 

Lo segundo es que entiendas que la frase en cursiva es una licencia narrativa. Sólo cuando te piden que te refugies de la intemperie te hablan.

Y por último un par de cosas para tu post:

- El cuerpo de Ionar ya no aguanta más sin pudrirse, con lo que sólo llegarán los huesos para ser enterrados en la catacumba de tu hogar. No he mirado qué modo tenían para ello, pero supongo que será quemarlo hasta que la carne se desprenda. Ten en cuenta que el padre sigue las tradiciones de los Antiguos.

- Tienes acceso a un cuervo para enviar un mensaje a tu hermana. Puedes esperar una respuesta allí o en Invernalia, pero tendrás que aclararlo para saber dónde enviarte la respuesta. Recuerda que debe ser un mensaje corto, tipo telégrafo, 25 palabras máximo.

- Obviamente has de pasar por Invernalia. De hecho me gustaría, si puede ser, que tu post te llevara allí. Los Siete y los Antiguos se apiadan de ti y te proporcionarán un camino seguro hasta la Casa Stark ;)

Cargando editor
03/10/2015, 12:15
Ser Jolan Allenbrooke

El tiempo que tardamos en llegar al Último Hogar se me hace eterno. Todos aquellos de mis hombres que me miran no ven otra cosa que un jinete de rostro lánguido e inexpresivo, con la mirada perdida, que cabalga penosamente con una postura encorvada. No pronuncio palabra alguna en toda la travesía, tan solo las necesarias para que mi comitiva sepa lo que vamos a hacer a continuación:

Lo llevaremos al Último Hogar... Sus huesos purificados serán enterrados en el mausoleo de Garra del Grifo.

Esas son las únicas palabras que se me oye decir. Viajo la distancia que nos separa del Último Hogar en completo silencio, y siento como si una nube entumeciera mis sentidos. Cabalgo en una ilusoria sensación de tranquilidad, sin prestar atención a nada. No me importaría recibir una flecha en cualquier momento. De vez en cuando, prorrumpo en un llanto desconsolado en el que no articulo ninguna palabra coherente.

Así pasan tres días, hasta que llegamos al Último Hogar.

Cuando Jon Umber sale a recibirme, no necesito decir nada para que vea en mi rostro lívido que no podría haber peores noticias. El bulto oblongo que es transportado detrás de mí así lo confirma. No puedo permitirme derrumbarme frente a un hombre como él, así que procedo con los saludos con la mayor celeridad que me es posible y me retiro inmediatamente a mis aposentos. Allí, paso gran parte del día llorando, hasta que mi cuerpo cae exhausto y me duermo por el puro agotamiento.

Al atardecer, despierto. Mis ojos están hinchados y cubiertos de lágrimas, y una costra blanquecina se pega a mi bigote. Lo primero que hago después de incorporarme y asearme es tomar papel y cálamo de la mesa de mi habitación y escribir un mensaje para mi hermana.

Querida hermana,

Es un día de dolor. Lloremos juntos, pues la luz de nuestra casa se ha apagado.

A mi regreso, todo será dispuesto.

Jolan

Dejo la pluma en el escritorio. Tardo más que nunca en vestirme y salir de mi habitación, solo para dirigirme al maestre y pedirle que un cuervo envíe mi mensaje a Garra del Grifo.

Después de ello, voy en busca de lord Jon Umber. He de asegurarme de que contaré con su apoyo cuando sea el momento de arrancar la cabeza del malnacido de Galbraigh Hollister. También quiero saber qué han conseguido sacarle a Fabiar y a la salvaje, y decidir si merece tanto la pena como para evitar que los estrangule lentamente con mis manos desnudas.

Cargando editor
03/10/2015, 16:45
HACEDORA

Notas de juego

Lo dicho, empanada total. Sí que me acordé de Fabiar, pero ya estaba en la cama XD

Una cosa, afina el mensaje. Si lo envías así la respuesta llegará al Último Hogar, con lo que tendrás que quedarte uno o dos días más. Los cuervos vuelan, pero no está precisamente al lado. Y te sobran 3 palabras, que luego todos quieren poner la biblia en verso en los mensajes ;)

Cargando editor
03/10/2015, 17:33
Ser Jolan Allenbrooke
Sólo para el director

Notas de juego

¿Ein?

A ver, lo escribo en el Último Hogar y lo envío a Garra del Grifo (mi casa), para que mi hermana lo lea. ¿Es necesario que luego me quede en el Último Hogar esperando respuesta?

Si nos ponemos tan tiquismiquis con el número de palabras XD el mensaje se quedaría así:

Querida hermana,

Hoy Es un día de horror y dolor. Lloremos juntos, pues la luz de nuestra casa se ha apagado.

A mi regreso, todo será dispuesto.

Jolan

Cargando editor
03/10/2015, 17:47
HACEDORA

Notas de juego

Lo que quiero decir es que si tu hermana quiere responderte enviará el mensaje al Último Hogar (que fue de dónde salió el cuervo). Si pones xejm la palabra Invernalia se entenderá que te encaminas hacia allí, por lo que enviará el mensaje a la Casa Stark.

-----
El Sindicato de Cuervos me tiene cogida por los mismísimos. Se quejan de exceso de peso cuando quieren enviar mensajes kilométricos. Hemos llegado a un acuerdo para que no vayan a huelga, y, como ves, el cambio no es en absoluto drástico.

Gracias por colaborar, la red de mensajería y espionaje se lo agradece.

PD: si quieres añadir que te envié la respuesta a Invernalia no hace falta que modifiques nada. El Sindicato de Cuervos hace una pequeña excepción debido a tu dolor y sufrimiento. Me piden que transmita su pesar.

Cargando editor
03/10/2015, 18:29
HACEDORA

Mañana/atardecer.
Día 23, Último Hogar.

 

Uno de los jinetes de la patrulla Umber se adelanta para que en cuanto llegues obtengas el recibimiento que mereces. Y así es, lord Umber sale a tu encuentro con el pesar reflejado en su rostro. No es un hombre de palabras vacías, de excesos pomposos. Sólo un hombre que pone su fuerte mano sobre tu hombro y te mira afligido, pues ese bulto que transportas bien podía haber sido su hijo.

- No hay palabras que puedan consolar tu pérdida -Sientes como aprieta su mano en un intento de consuelo- Estoy para lo que necesites y pueda darte.

Sin más ceremonia deja que vayas a descansar, y sabedor de que acumulas demasiado cansancio ordenas que seas despertado al atardecer. Todo lo demás será atendido con celeridad, y en el caso de los restos de tu sobrino no dudas del respeto con el que será tratado. Con ese último pensamiento tu mente te abandona, y el sueño cae sobre ti sin ni siquiera tener la decencia de una pesadilla. Nada. Absolutamente nada recuerdas cuando tocan a tu puerta y despiertas.

Casi no te mantienes en pie cuando decides que es momento de escribir un mensaje devastador, claramente consciente que el grito de dolor de tu hermana retumbará en las paredes de Garra del Grifo. Su dolor la marchitará, y sólo por sus gemelos se levantará del frío suelo y sostendrá su alma en un puño para aguantar día a día, año a año.

Medianamente aseado y vestido buscas al Maestre para entregar el mensaje acompañado por un guardia que te indica el lugar. Al llegar a una apartada edificación, poco más que una choza, el Maestre sale y te urge que lo acompañes para que te alejes del lugar. Un par de miradas apenadas hacia allí te dan una vaga idea de lo que sucede en su interior.

- Vamos, ser Jolan. Este no es lugar para recordar.

Poco más que la promesa de un cuidado riguroso para con el cadáver de Ionar comenta el anciano, hasta que llega el momento de separarse para enviar el mensaje. Tal vez más tarde le pidas que eche un vistazo a tu herida, que aunque has tenido un buen cuidado nunca viene mal un ojo experto. Es curioso como un dolor tapa a otro ya que hasta ahora apenas lo habías notado. 

Finalmente acudes al Salón Principal donde hayas a lord Umber hablando con unos pocos subordinados.

Cargando editor
05/10/2015, 11:30
Ser Jolan Allenbrooke
Sólo para el director

Jon... —lo llamo, olvidando momentáneamente el protocolo—. Lord Umber. Quisiera agradeceros todo lo que habéis hecho por mí y por mis hombres. Desearía poder corresponder a vuestra generosidad como es debido, y podéis dar por hecho que así será, pero... —mi voz suena débil y susurrante, con exceso de aire en la emisión—... en estos momentos mi mente está por otras cosas.

¿Cómo puedo hacerlo? ¿Cómo soy capaz de mantener a raya el dolor amargo e incesante que, como un puñal en mi pecho, me roba el aliento y la razón? Ionar... Aún no puedo creérmelo. Mi rostro se congestiona visiblemente durante una fracción de segundo, pero logro reprimir las lágrimas, y mantengo la compostura, recobrando el semblante inexpresivo.

Mi intención es partir hacia Invernalia hoy mismo. Hay muchas cosas en las que pensar, y amigos con los que hablar en mi camino a casa. Sé que os pido mucho, pero me gustaría saber si podré contar con vos cuando llegue la hora de hacer justicia. —Inspiro profundamente por la nariz, y mi vista se nubla por unos instantes—. Y quiero saber qué os ha dicho vuestro huésped en mis seis días de ausencia. Imagino que ya se encontrará más repuesto de sus heridas... —Hago una breve pausa—. Y la salvaje. También quiero ver a la salvaje.

Digo poco más. Me doy cuenta de que mi mano está apretando fuertemente el pomo de mi espada, que sin darme cuenta había ceñido a mi cinto antes de salir de mis aposentos.

Es posible que hoy alguien acabe sangrando.