Partida Rol por web

Vigilancia, victoria, sacrificio

5. Consecuencias

Cargando editor
11/09/2016, 16:33
Paexter RockHead

La Guarda Senior de orejas puntiagudas parecía conocer a Hroldar, el veterano que les acompañó a La Tumba de la Novia Roja: - Tumba..., pensó el enano, aún abatido por las horribles circunstancias de su huida. Ahora, más que nunca, le parecía acertado el nombre de esas malditas ruinas saturadas de demonios.

De nuevo, agradeció el silencio que les acompañó hacia el corazón de la fortaleza, hasta el despacho del Guarda Comandante, donde, ahora sí, deberían dar las oportunas explicaciones. Miró de soslayo a Jarlath, cuya cara mostraba un abatimiento quizá mayor aún que el suyo, derivado son duda de la autoimpuesta carga por cada una de las muertes amigas que habían tenido lugar en aquel infierno demoniaco. Para Paexter, cada uno de los caídos allí lo habían hecho como debía un guarda gris, luchando contra sus enemigos, así que él no les lloraría más. Su pena residía en haber huido, eso sí era una deshonra, no morir en combate.

Nunca le habían importado mucho los convencionalismos, así que no le extrañó que la elfa senior, que se había presentado como Velanna, decidiera quedarse, sin duda movida por la curiosidad de la información recibida por parte de Jarlath que, quizá buscando quitarse un peso de encima, había dado información de más a quien no debía. Tampoco eso preocupó mucho al enano: los huevos de grifo le habían importado bien poco en la cueva, y aún menos ahora.

Jarlath volvió a tomar la palabra, y de nuevo Paexter lo agradeció, dolido en su orgullo, y escuchó con atención las palabras de su compañero, esperando adivinar la reacción que generaría en su Comandante, pero esta no llegaba, al menos de momento, que solo les observaba, con esa mirada dura tras sus pobladas cejas entrecanas.

Y de pronto, uno de los guardas que patrullaban alrededor de la fortaleza, cuando les encontraron, y que les acompañaron hasta el despacho del Guarda Senior, decidió hablar, generando una descarga de cólera en lo más profundo del enano: ya le dolería recibir la reprimenda de su superior, en su caso, lo sabía, más que merecida, pese a que hubiese sido el condenado demonio, que le manejaba como a una marioneta, el que le hubiese hecho huir, como para recibir comentarios o críticas gratuitas por aquellos que no habían estado allí. Tras el gruñido del pelirrojo, vino uno, más ronco, de la desollada garganta del enano, que sin pararse a pensar si debía o no hablar, dijo:

- Si tan experto en demonios eres, seas quien seas, que hacías que no estabas allí??!!

En el fondo, sabía que esta pataleta no estaba justificada, pero el dolor y la culpa estaban macerandose en cólera, y era una buena forma de liberarla sin echar mano de las armas. Después, como si ya no hubiese vuelta atrás, se sorprendió justificando sus acciones:

- No había con quien pactar, me cago en todo!! Íbamos a traer de vuelta a unos desertores, amén de ladrones, y cuando los encontramos, había allí un condenado demonio!! Fin de la negociación!!, escupió entre dientes.
- Nos equivocamos?? Puede ser, pero es algo con lo que tendremos que cargar el resto de nuestras vidas..., continuó, con voz más baja, con la mirada perdida en los momentos pasados en la cueva, cuando el demonio desató su furia contra ellos.

- Ese demonio estaba fuera de nuestras posibilidades... Jugó con nosotros, como si marionetas hubiésemos sido...

Y, mirando al Guarda Comandante, espero sus palabras, deseando poder empezar a enmendar sus errores.

Cargando editor
11/09/2016, 18:44
Jarlath

De espaldas a Paexter, Jarlath extendió uno de sus brazos hacia el lado, separándolo del tronco y con la palma de la mano orientada hacia el suelo, en un gesto que trataba de aplacar la ira del enano. Podía entender perfectamente su arrebato; él mismo estaba de tan pésimo humor que le costaba reconocerse, y el atropello del joven pelirrojo, que en otra ocasión habría pasado totalmente por alto y que quería creer había sido sin mala intención, esta vez le había sentado especialmente mal, revolviéndolo por dentro. No obstante, no era motivo para perder la compostura. No debían malgastar el tiempo y las energías centrando su atención en pequeñas disputas de formas. Más les valía dejar las rencillas a un lado y hacer frente común para resolver aquella angustiosa situación, si no querían verse derrotados antes incluso de empezar.

Cargando editor
12/09/2016, 00:56
Enansal

En la naturaleza de Enansal se había grabado a fuego el hábito de caminar sola, incluso cuando se encontraba en un grupo, dirigiendo cada paso y atenta a todo lo que sucedía a su alrededor. Esta vez dejó que sus pasos se acompasaran al ritmo impuesto por la célebre Velanna. El cansancio del combate, la rápida huida con las fuerzas mermadas por el toque de la criatura sombría y la marcha ininterrumpida hacia la fortaleza se acumulaban sobre ella como una gruesa armadura de plomo. Relajó los músculos de la espalda y el pecho, permitiendo a los hombros rodar hacia el pecho. El corazón le pedía elevarse hacia los cielos y dormir a ráfagas con las alas extendidas mientras los secos vientos de las Anderfels la sostenían. No lo hizo. Si simplemente pudiera cerrar los ojos y plegar los oídos, esconder las manos y dejarse llevar por el corazón, no sería quien era.

La fortaleza de los guardas grises continuaba siendo extraña para ella. Una madriguera descomunal, de espacios cerrados demasiado abiertos, y espacios abiertos demasiado cerrados. Despojada de las razones que la habían llevado hasta allí en primer lugar, solo le quedaba el desapego con sus superposiciones de piedras talladas y los hombres y mujeres que poblaban sus superficies polvorientas.

Velanna permitió que alcanzaran el despacho de Dernheim sin mayores demoras. La presencia de la mujer era de esperar, dadas las circunstancias, pero Enansal se sorprendió de que sus tres compañeros no se separaran de ellos al alcanzar la fortaleza. El Guarda Comandante no pareció menos desconcertado cuando todos decidieron quedarse a escuchar de nuevo la historia, que relató de nuevo Jarlath, en esa ocasión con mayor detalle.

El muchacho en armadura pesada no pudo contener su lengua por segunda vez. Incluso concediendo que tuviera más experiencia con demonios y espíritus que ellos, Enansal sospechaba que había en sus argumentos más ignorancia que sabiduría. No estaba, pensó ella, pero estará cuando regresemos. Nos enseñará, quizás, cómo enfrentarnos a la criatura.

No lo expresó en voz alta, ni respondió de otro modo. Algo incómodo arañaba un rincón del interior de su cráneo. Algo que Jarlath había omitido, que los tres habían escuchado e ignorado, y olvidado tras las tribulaciones de aquel día. No recordaba cada palabra que se había pronunciado en ese breve intercambio, pero no le era difícil visualizar a Nirasha en aquellos primeros instantes.

La prole del dragón es sagrada, dijo al fin, cuando se hizo el silencio. Habéis mancillado la estirpe de Andraste.

Es lo que Nirasha decía a los reclutas cuando llegábamos, explicó. Fue después cuando nos pidió que destruyéramos los huevos.

Si la maga estaba en lo cierto, ¿eran mentiras del demonio o ni siquiera conocía la verdadera naturaleza de los huevos?

Cargando editor
12/09/2016, 01:00
Damien

¿A qué venía aquella pataleta?
Damien no pensaba responder a ese arrebato de ira del enano. Si se sentía herido por la pérdida de sus compañeros no estaba en el lugar adecuado. Los guardas grises morían constantemente, eso no era una excusa para perder el.control de esa forma. Por menos habían muerto muchos magos...

No habían cumplido su misión y no le extrañaba, teniendo en cuenta que había demonios de por medio. De repente se dio cuenta de que el grupo se había tomado sus palabras a reproche. Y si bien a Damien le había molestado su incompetencia, no había tenido intención de reprocharles nada. Si bien tampoco le importaba lo más mínimo que se lo hubieran tomado así. Ellos sabrían lo que hacer con sus sentimientos. Él no estaba ahí para juzgar aquello. De hecho, él no estaba allí para juzgar nada en absoluto. Negó ligeramente con la cabeza para darle a entender al enano que no pensaba dignarse a responderle. Su gesto, como siempre, duro. Y su pensamiento aún más.-no es mi culpa que ante el primer contacto con el demonio no decidieran huir, como haría alguien sensato, en vez de alguien con hierro por sesos... Si no son capaces de entender eso, no les aguarda una vida muy larga...-Quería resoplar, pero veía que el ambiente estaba caldeado, y a él no le importaba que acabaran dándose mamporros, pero suponía que su Guarda Comandante no estaría muy complacido. Y sus días de no obedecer las normas habían acabado hacía mucho. O al menos para romper las normas más tontas como aquellas...
-Idiotas... Que les zurzan.

De repente la elfa calva habló. A Damien le sorprendió que pudiera hacerlo, pues no había mostrado signos de tener esa competencia ni voluntad de mostrarla hasta entonces.
¿Ella también creía que aquellos eran huevos de grifo? ¿Es que ninguno albergaba en su corazón la más mínima duda? ¿Es que la gente creía en la resurrección milagrosa de las especies extintas? Bueno... Muchos creían en un hacedor. No era un pensamiento tan descabellado...

Cargando editor
13/09/2016, 17:09
Calíope

La Guarda Senior dirigió la comitiva de regreso a la fortaleza. Dado que las palabras de la elfa tatuada fueron suficiente como para asustarla, la maga con todo el disimulo que pudo se refugió esta vez al lado de la silenciosa elfa, cuyos ojos todo lo observaban, pero su voz no se había dignado a presentarse. ¿Acaso era muda? No sería la primera vez en la que se encontraba con alguien mudo. Le sonrió justo cuando se puso a su lado. Después prosiguió el camino, tratando de no mirar a los nuevos.

Una vez en la fortaleza, la mujer se quedó sorprendida y extrañada a la vez. Por un lado, la imponente presencia de la guarda era suficiente para avanzar sin ser detenidos y entrar en la misma Sala de Mando sin tener que esperar mucho tiempo; por otro lado, le pareció raro que tanto los otros dos silenciosos como ella misma entrasen dentro, junto con los nuevos. ¿Cuál era el punto de ir a ver al mandamás y dejar de lado las tareas de vigilancia? Si en ese momento sufrían un ataque no deseado, Calíope se prometió a si misma desentenderse de las más que posibles acusaciones.

En la sala del mando, Calíope se quedó asombrada por la enorme mesa que ocupaba el comandante, aunque lo que más le llamó la atención fueron los pergaminos y libros que estaban encima. La Guarda Senior empezó a hablar, pero Calíope dejó de escuchar. Se quedó embobada mirando la habitación. ¿A quién debería convencer para permitir que esa sala fuese exclusivamente para ella? Convencer a las personas era fácil, tan sólo debía darles algo que ellos querrían y ella era muy buena en eso.

De pronto, como si de una flecha mortal se tratase, una voz demasiado familiar la devolvió a la tierra de los vivos. La sala pareció encogerse. Giró la cabeza para descubrir de dónde provenía: de la misma persona que había contado una historia. Escucharle de nuevo le producía una sensación entre admiración y terror. Por un lado, quería conocer más sobre aquella historia de misterio, cuya versión extendida incluía más monstruos, más muerte y destrucción, pero por otro lado, quería saltar por la ventana y escapar. No le gustaba estar encerrada en una pequeña habitación, aunque no lo fuera, con dos grandes razones de peso por los que huir.

Abrió los ojos, también la boca. Esta vez su mente fue más rápida que sus labios. ¿Maldiciones antiguas, una biblioteca abandonada en una cueva, recuerdos robados, otras vez los huevos de grifo, una batalla con varios frentes?

“Bonita y entretenida manera de empezar la mañana, ¿verdad?”

Las primeras palabras de la maga quedaron ahogadas por la intervención de nuevos interlocutores: la armadura de cabellos rojizos y la densa barba andante. Después de todo, resultó que ninguno de los dos tenía problemas para expresarse.

Calíope miró con curiosidad la primera intervención, luego arqueó la ceja con la segunda participación. El caballero opinó y el enano le respondió. El hombre de mayor estatura parecía ser un entendido en el tema, cuyas palabras no sentaron bien al enano. El hombre calvo trató de suavizar la situación. Minutos después, la mujer de tatuajes con orejas picudas también habló. De formas breve, pero directa. Un estremecimiento rodeó el cuerpo de la maga. Entre tanto misterio, era divertido ver pequeñas disputas. La maga se limitó a sonreír.

- Cometer errores no es tan malo. Aunque haya algunos que resulten mortales, se aprenden de ellos. Las decisiones no son fáciles de tomar. A veces hay que hacer actos de fe, aunque eso implique hacer algo que no queramos hacer.- reflexionó en voz alta. Después miró con dificultades a la dalishana.- Ciertamente resulta extraño que os pidiera eso, si tan poderoso era. Salvo que hubiese algún elemento que desconocemos que le impedía satisfacer sus deseos. ¿Quizá esté relacionado con la prole del dragón, signifique lo que signifique? Difícil saberlo, pero resulta interesante.

Pero que muy interesante”. Se llevó la mano a la barbilla.

Cargando editor
19/09/2016, 14:21
Guarda Comandante Dernheim

Dernheim os observó con los nudillos apoyados en la mesa y los brazos rígidos. Como tenía el ceño fruncido de antes, no sabíais si es que no le gustaba el espectáculo o lo que no le gustaba era lo que le contábais del demonio. Claro que también podían ser ambas cosas.

—Eso no tiene sentido—dijo arqueando una ceja al último comentario de Enansal. Luego bajó la vista para fijarla en el mapa de la mesa que tenía delante de él—. Parece que hay más de lo que parecía en esa cueva. Habrá que enviar un grupo enteramente de veteranos.

Lanzó un profundo suspiro.

—Tengo una nueva misión apropiada para vuestras... aptitudes —levantó la vista del mapa—. Un Guarda Gris ha trabado contacto en Los Caminos de las Profundidades, durante su Llamada, con unos enanos que se hacen llamar así mismos Aplastarrocas. Nuestro hombre pensaba que se trataba de una facción de la Legión de la Muerte, pero ahora sospecha que esos enanos no provienen de Orzammar. Quiero que viajéis a los Caminos, os reunáis con el Guarda y esos Aplastarrocas y averigüéis sobre ellos todo lo que podáis. Si existe otro Thaig habitado, queremos saberlo. Velanna y su grupo irán con vosotros.

Cargando editor
20/09/2016, 17:08
Velanna

—¿Qué?—se horrorizó la dalisnaha.

Cargando editor
20/09/2016, 17:08
Guarda Comandante Dernheim

—Sí, Velanna—respondió el Guarda Comandante—. Su grupo ha quedado muy mermado y necesitan un Guardia Senior. Fusionaremos ambos grupos.

La dalishana emitió un refunfuño disgustado por algún motivo. Pero no protestó.

Dernheim por su parte, entrecerró los ojos.

—Y por cierto—añadió abarcando a todos los presentes con la mirada—. Los secretos de la Orden no son asunto vuestro, pero guardarlos sí. No quiero que vayáis contándole una palabra de lo que ocurrió en la Tumba de la Novia Roja ni sobre estos Aplastarrocas al primero que os encontréis. ¿Queda claro?

Cargando editor
21/09/2016, 17:41
Jarlath

Jarlath se mantuvo en silencio mientras sus ojos se posaban alternativamente sobre el guarda comandante y Velanna. A la elfa no parecía hacerle mucha gracia la orden de Dernheim de acompañarlos al mundo sin luz de los Caminos de las Profundidades, pero no podía culparla; lo cierto era que a él mismo tampoco le apetecía demasiado internarse en otras cavernas de perdición poco después de haber salido vivo de milagro de las primeras. En pocos días había visto más horror y muerte de la que podía tolerar. Sin embargo, no tenía elección. Sabía que su destino había quedado sellado desde el mismo instante en que bebió del amargo cáliz que determinaría el resto de sus días. Las órdenes eran claras, y no daban mucho pie a preguntas o interpretaciones. Sin embargo, Jarlath nunca había estado en los Caminos de las Profundidades, y desconocía a qué clase de peligros podía uno enfrentarse allí.

Con una reverencia, el hombre retrocedió y se sumó al grueso de sus compañeros. Mientras lo hacía, echó un vistazo de reojo a Paexter. ¿Cómo se sentiría el enano al volver a ver ese lugar después de haber abandonado Orzammar? Sin duda le traería recuerdos… Quizá incluso fuese capaz de recuperar los que Nirasha le había robado. Miró luego a quienes serían sus nuevos compañeros. ¿Llegarían a formar un equipo lo bastante sólido como para sobrevivir juntos? Solo el tiempo lo diría.

Cargando editor
21/09/2016, 23:53
Paexter RockHead

Un pequeño (y viejo conocido) "tic" que le hacia pasar el peso de una pierna a otra, de un modo compulsivo, cuando algo le preocupaba y le pillaba de pie, empezó a hacerse evidente en el enano, que durante lo que le pareció una eternidad, mantuvo su mirada resignada en el Comandante. Este observaba la escena con el ceño fruncido, sin modificar un ápice su expresión pese a las palabras de unos y otros, hasta que, como si echase vinagre en sus heridas, refrendó lo que el enano ya sentía: - No hemos estado a la altura, y nos releva... Interiormente, y pese a temer al condenado demonio, había albergado la posibilidad de que el Guarda Comandante les hiciese volver, con un contingente mas poderoso. Entonces, quizá, podría lavar su imagen y tratar de quedar en paz consigo mismo, respecto a las muertes de sus compañeros. No lo había reconocido, ni lo haría probablemente nunca, pero la cicatriz que dejaría la pérdida de sus compañeros, sin haber podido ayudarlos, no desaparecería nunca. Paexter, debido a su herencia minera, allá abajo, en los peligrosos túneles que rodeaban Orzammar, era gregario, había aprendido que el grupo hacia mas fuertes a cada uno de los que lo integraban, pero en la Tumba de la Novia Roja no habian funcionado como tal, al menos él no lo había hecho, y sus compañeros habían pagado las consecuencias. Aceptaba el dolor, y lo integraría, como había hecho tantas y tantas veces antes, y, cuando saliese de esta condenada habitación, pasaría página. Este era uno de los beneficios de una mente simple y pragmática: simplemente, no sería eficiente si no lo hiciese, y eso no se lo podía permitir, no otra vez.

Había perdido el hilo de la conversación con sus barruntos, y cuando volvió a enganchar de nuevo, Dernheim dejaba claro su descontento, cambiandoles de misión "... mas acorde a vuestras... aptitudes...". A Paexter le hubiera encantado enfadarse, mandar un ladrido al condenado mando, que tan poco aprecio había mostrado ante los caídos..., pero sabía que, en el fondo, tenía razón: - La puta cueva nos vino grande a todos...

... Un Guarda Gris ha trabado contacto en Los Caminos de las Profundidades, durante su Llamada, con unos enanos que se hacen llamar así mismos Aplastarrocas...

... Orzammar...

... Si existe otro Thaig habitado, queremos saberlo...

Un sentimiento contradictorio cruzó de lleno por Paexter, dejando al berserker casi sin aire: por un lado le encantaría volver a cruzarse con algunos de su raza, pero por otro, era un descastado, y volver a reunirse con posibles miembros de su ciudad natal le haría sentir la bilis en la garganta, en aquellas miradas, si le reconocían... - Aunque eso no importa ya, ahora soy Paexter, Guarda Gris, punto y final...

La condenada elfa mostró su desprecio a la decisión de fusionar su grupo con los restos del naufragio en la Tumba, lo que, a su vez, despertó el desprecio en el rudo enano hacia ella: - Así que esas tenemos?? Te crees mejor que nosotros?? Pues tendrás que demostrarlo, al igual que nosotros!!, quiso gritar..., pero no pudo. Estaba sin fuerzas, desanimado, así que, simplemente asintió a las palabras del Guarda Comandante, sin notar la mirada de reojo de Jarlath:

- Necesito un trago..., decidió. En cuanto saliese de esta sala, se despojaría de su armadura, e iría a alguna de las tabernas de Weisshaupt. La noche no prometía salirle barata.

Cargando editor
22/09/2016, 00:34
Damien

Así que a los caminos de las profundidades...-Pienso atónito, pero caso sin mostrarlo en la cara. Sólo el que lo conociera bastante podría notar que sus ojos estaban un poco más abiertos de lo normal y que su ceño estaba más relajado de la cuenta, lo que le daba un aspecto un poco más parecido al que debería tener por su edad. Apretó un poco la mandíbula-Y yo que pensaba que no los vería hasta que pasaran unos... 20 o 30 años...-Quería negar con la cabeza, pero podía tomarse como un gesto de insubordinación, y no tenía ganas de problemas. No de momento. Su líder había tomado en consideración los disparates de un grupo que había tonteado con demonios y eso le hizo pensar que quizás, quizás se estaba equivocando un poco al respecto.

Hay ciertas posibilidades, ciertamente... supongo que no hace daño agotarlas antes de determinar que no son más que desvaríos...

Asintió con la cabeza ante las órdenes. No le gustaban ni un ápice. Se había llevado varios años encerrado en un sitio estrecho como para querer volver a estar en otro casi o más opresivo que el primero.

Al menos los engendros ahora no pueden infectarnos.-Alguna ventaja debía tener beber de aquel cáliz del demonio.

Lo que le desagradó en demasía, casi hasta el punto de no poder aguantar el disgusto fue que le emparejaran con los supervivientes de la primera incursión. Sólo esperaba que pudieran mantenerse vivos el tiempo suficiente como para poder, al menos, realizar un informe decente sobre lo acontecido allí. Al menos, ya no iban desprotegidos contra los demonios.

No tenía nada constructivo que decir, así que mantuvo silencio y esperó a que les mandaran a irse.

Una última advertencia del comandante volvió a crisparle. De nuevo ese secretismo que tanto odiaba. Como si el hecho de que alguien enterándose de aquello pudiera afectar a la orden en lo más mínimo... para él los secretos no tenían sentido... a no ser que pudieran dañar a la persona que los guardaba. Se preguntó si era el caso. Porque de serlo, el comandante sabía algo que les ocultaba. Tampoco había hecho grandes esfuerzos para que los reclutas no se diesen cuenta de ello "Los secretos de la orden no os conciernen". Ya. Como que uno va a luchar por una orden en el que se lo toman por el pito del sereno. Siendo el último mono de feria que no se entera de nada. No pensaba permitir que le trataran de ese modo por siempre. Pero acababa de llegar... era demasiado pronto...

Al final no pudo contener un suspiro. Tanta frustración debía salir de algún modo...

Pensó luego en los preparativos que debía hacer. Debía repasar sus artes para adecuarlas a lo que podría encontrar en los caminos. Pero para ello, primero tendría que documentarse. No le gustaban los libros, ni mucho menos. Pero sabía que podían salvarle a uno la vida, sobre todo en esos casos. No podía dejarse llevar por la superstición y los cuentos a la hora de prepararse, sus conjuros eran preciados y muy escasos como para permitirse tal intrepidez.

Cargando editor
22/09/2016, 21:25
Aydriss

La Legión de los Muertos. Aplastarrocas. Thaigs. Aydriss desconocía todo lo que era relativo a Orzamar, así que era incapaz de valorar la importancia de lo que el Guarda Comandante les había encomendado; sin embargo, eso no le importaba: le bastaba con saber que esa era su misión, lo que se esperaba de ella. Únicamente la corroía el hecho de no saber qué había ocurrido realmente en esa tumba. ¿Prestaba alguna importancia la Orden a sus muertos? ¿Buscarían los cadáveres de los caídos? ¿O tendría que basar las pruebas que le entregara a su amo en la mera palabra de unos reclutas? En cualquier caso, ella no era quién como para enfrentarse a las órdenes recibidas.

-Sí, señor.- Respondió, con un casi imperceptible temblor en la última palabra. Desconocía el término exacto con el que referirse a alguien de su categoría y, decididamente, allí en el sur no utilizaban el de "amo" incluso cuando alguien poseía en sus manos la vida de otra persona. Aun así, suponía que ese tratamiento neutro sería suficiente.

Se inclinó sumisamente, observando por el rabillo del ojo a sus compañeros. Lo cierto es que no se sentía cómoda con su comportamiento, pero la esclava no sabía cómo se suponía que debían "averiguar información" y no le quedaba más remedio que dejarse guiar por ellos. Afortunadamente, Velanna los acompañaría, y dudaba de que le resultara difícil confiar en su juicio. Y, tal vez, si su superior se sintiera complacido de ver que hubieran completado su misión, podría atreverse a preguntar por lo ocurrido con el demonio.

Pese a todo, la idea de internarse en los Caminos de las Profundidades la ponía nerviosa. Eran peligrosos, y la angustiaba pensar que podría morir allí sin haber podido explicarse ante Casius y demostrar que no le había traicionado. Sin lugar a dudas, sería lo más peligroso que hubiera hecho en toda su vida... esperaba que lo que había aprendido con los salteadores fuera suficiente como para permitirle sobrevivir.

Cargando editor
23/09/2016, 02:37
Enansal

Hubiera dado la bienvenida a la misión en cualquier otra situación. Los Caminos de las Profundidades, no meras cavernas sino toda una tierra escondida bajo la corteza de Thedas, donde los enanos habían morado durante milenios, hasta que los engendros empezaron a expulsarlos de sus hogares ancestrales. No en aquella ocasión, ¿qué había de lo que era realmente importante para ella?

Solo silencio complaciente y afirmaciones respondieron al guarda comandante, como si todo fuera como debía ser. Como si el humano y el enano no hubieran sido despojados de lo mismo que ella. Como si no hubiera nada más fundamental para ellos que la vergüenza y el sufrimiento.

Poco le importaban a ella los secretos de la orden. Desconocía las razones tras su decisión de unirse a sus guardias grises, pero sabía que no tenían que ver con nada de aquello. Era aquella necia —necia como la propia Enansal, aunque por motivos bien diferentes— recluta de las cavernas quien los consideraba su asunto. Nada sabía, nada tenía que divulgar y ni siquiera la curiosidad la impulsaba a desear conocer más.

¿Qué pasa con los recuerdos que nos quitó el demonio? preguntó, conteniendo la indignación. ¿Cómo vamos a recuperarlos si no volvemos a la caverna?

Se habían enfrentado al demonio una vez. La segunda, sabiendo de qué era capaz, sería muy distinta.

Cargando editor
24/09/2016, 11:59
Calíope

- ¿Qué?- repitió Calíope, al mismo tiempo que lo hacía una incrédula dalishana a la que le acababan de echar un jarro de agua fría sobre su cabellera.

La noticia que anunciaba el mandamás estuvo acompañada de sensaciones encontradas. El terror se entremezclaba con la emoción y la nostalgia. Recuerdos de un pasado remoto acudieron a su mente. La humana por unos breves instantes dejó de estar en la Sala de Mando y volvió a su más tierna infancia. Cómo añoraba que sus dos hermanos la cogiesen en volandas y recorriesen los inmensos pasillos, recubiertos en un envoltorio de piedra blanquecina, de su hogar.

Luego recordó que hacía tiempo que no sabía nada de ellos y que quizá, y sólo quizá, su madre tenía razón. Qué caprichoso era el universo.

- Después de todo, quizá no sea del todo malo. Igual nos los encontramos.- se dijo a sí misma. El qué o a quién se refería era todo un misterio.

Segundos después, se dio cuenta de que el hombre sentado había seguido hablando y formulaba una pregunta, a lo que algunos respondieron con un simple asentimiento. La sorpresa llegó con la otra mujer de orejas picudas. Se acababa uno de los enigmas con los que se había enfrentado durante la mañana. Todos parecían seguros de lo que les había dicho.

“¿Y tú, lo tienes claro?”

- ¿Que si queda claro? Por supuesto que queda claro. ¿Por qué no iba a estarlo?- Respondió, pero, ¿a qué claridad se estaba refiriendo este buen hombre?

Después, la elfa tatuada habló. La miró con cierto temor.

- Quizá no haya ninguna forma de recuperarlos y os ha mentido. O quizá los sigáis teniendo, pero permanecen bloqueados de alguna forma.

Cargando editor
24/09/2016, 12:22
Paexter RockHead

¿Qué pasa con los recuerdos que nos quitó el demonio? preguntó, conteniendo la indignación. ¿Cómo vamos a recuperarlos si no volvemos a la caverna?

Las palabras de Enansal le pillaron por sorpresa. Desde luego, la elfa tenía huevos, y no precisamente pelos en la lengua, quizá por eso era con quien había congeniado mejor de ese variopinto grupo que tan felices se las prometia antes de meterse en el Infierno de la Novia Roja. Desearía poder haber apoyado su petición, haber pedido, exigido a aquel que les había mandado allí por primera vez, que les permitiese volver a vengarse del condenado demonio, de aquellos que permitieron que fueran masacrados sin mover un dedo, mientras veian todo desde su atalaya mágica..., pero no solo había sido derrotado, si no tambien había sido humillado por aquel demonio, y no encontró la fuerza moral para hacerlo...

- ... Aunque volveré... No se cuando, pero volveré..., pensó, meneando la cabeza, apesadumbrado.

Esperaba que ese trago..., bueno, que el licor, le ayudara a poner en orden su cabeza, que había quedado derruida, como si un enorme terremoto hubiera echado abajo todos los edificios que la conformaban.

Cargando editor
25/09/2016, 01:46
Damien

El jefe había hablado. Que no le gustaran sus órdenes no le daba derecho a incumplirlas, así que simplemente se resignó a acatarlas y empezó a pensar en todo lo que tenía que hacer para prepararse.

-Si se me permite...-Dijo, ignorando la última pregunta del comandante por considerarla irrelevante, retórica incluso-Quiero usar la biblioteca para prepararme para lo que podamos encontrar ahí abajo. No ando muy puesto en la fauna local de los caminos de las profundidades. Sería una temeridad bajar ahí sin saber más.-Miró al resto de su "equipo". Si no quería que todo acabara en llantos, les daría un consejo-Y os aconsejaría que hicierais lo mismo.-Suspiró. Quizá estaba siendo demasiado duro. Pero con palabras amables no se consigue advertir de forma efectiva a nadie sobre un peligro. Ellos mismos habían comprobado cuáles eran las consecuencias de ir a una misión sin estar lo suficientemente documentados, así que suponía que no caerían de nuevo en el mismo error, teniendo en cuenta que la vida les había dado una segunda oportunidad que el resto de sus compañeros no habían tenido... Aunque... quizá en ese caso era distinto, e incluso injusto culparles de su desconocimiento. Habían sido débiles, de cuerpo y mente. Pero ya lo habían pagado con la muerte de sus compañeros y su derrota. Pero no era culpa suya no esperarse el encontrarse con un demonio, cuando ni siquiera habían sido advertidos de la sola posibilidad. Por suerte para ellos, la presencia de Damien en su próxima expedición, prometía solventar sus encuentros con demonios tratando que no se produjeran. Prediciéndolos a través de las señales que dejaban a su alrededor.-Señor...-Dejó en suspenso para esperar a la orden de su Comandante para que se retirase.

Cargando editor
26/09/2016, 11:43
Velanna

Velanna torció ligeramente el gesto, como si la pregunta de Enansal la hubiese hecho recordar algo muy amargo.

—Me temo que lo que un demonio quita, ya no lo devuelve; lo consume—dijo con expresión grave—. Incluso si matásemos a ese engendro, vuestros recuerdos no caerían de él como la fruta madura.

Cargando editor
26/09/2016, 11:44
Guarda Comandante Dernheim

Partiréis al alba—asintió el Guarda Comandante a Damien—. Hasta entonces, podéis emplear vuestras horas de descanso como mejor consideréis.

Cargando editor
26/09/2016, 13:44
Paexter RockHead

Con un quedo gruñido, el enano tragó con dificultad las palabras de la veterana elfa, otra confirmación mas de que el demonio había jugado con ellos como peleles. La desolación y la verguenza que había sentido todo ese tiempo, desde que saliesen a la carrera de la condenada tumba, empezó a tornarse en contenida ira, como si, de pronto, alguien hubiese prendido fuego a su fragua interna, calentandola. De repente vió, con una claridad meridiana, como habían caido en la trampa del demonio, y de los condenados traidores: - Que imbéciles fuimos!!!, pensó, dando rienda suelta a su fuego interno.

... Y, de golpe, se le acabó la paciencia, por lo que, aprovechando las palabras de Derheim, su superior, se cuadró, saludando al cano mando y a la veterana elfa, su nueva superior, y se dirigió con resonantes pasos hacia la puerta, diciendo, con los dientes apretados:

- Pues al alba nos veremos...

Notas de juego

Pues nada, el enano se larga ya de allí, dispuesto a irse a la taberna a ahogar, no sus penas, si no su rabia!!

Cargando editor
26/09/2016, 14:06
Damien

Por fin... la orden de irse. Damien hizo un saludo más o menos formal inclinando mínimamente la cabeza antes de irse. Tenía claro que debía pasar en la biblioteca aquel tiempo si no quería encontrarse con más sorpresas desagradables de la cuenta. No le gustaban los libros. Nunca le gustaron. Le parecían largos y tediosos, pero también tenía que reconocer su utilidad. Ahora, tras todos aquellos años se había vuelto un poco más cauteloso. Y tras oír que los anteriores reclutas se habían encontrado con un demonio, ni más ni menos... no quería que le pillaran de imprevisto. Quería sobrevivir. Quizás únicamente por puro instinto egoísta de supervivencia humana, porque realmente le costaba mucho trabajo encontrar otra razón.

Sus pasos lo dirigieron a la biblioteca, cabizbajo. Era hora de leer. Preguntaría al bibliotecario por el tema concreto de su búsqueda... quizás así aligeraría un poco su carga de trabajo.

Notas de juego

Damien va a la biblioteca a leer sobre los caminos de las profundidades y las criaturas que lo habitan.