Partida Rol por web

De pronto, Velanna ejecutó una serie de gestos y de sus manos surgieron los fragmentos de algo que se había descompuesto en volutas luminosas, como si fuesen brasas incandescentes esparcidas al aire por un soplo de viento. Jarlath tuvo una sensación extraña e indescriptible, que solo podía comprenderse de un modo instintivo. Era como si el tiempo se hubiese comprimido en una fracción de segundo para inmediatamente después dilatarse. Su brazo reaccionó como por acto reflejo, sin pensamiento alguno mediante. Y sin pensamiento alguno mediante, su espada surcó de nuevo el aire con la ligereza de un cálamo, dibujando una estela argéntea en menos de un parpadeo.

Una sensación familiar recorrió el cuerpo del felino. Sus músculos se sacudieron repentinamente, como si fueran presa de un espasmo controlado. En apenas un instante, más rápido de lo que el ojo era capaz de ver, volvió a erguirse sobre los cuartos traseros y lanzó una dentellada al aire.

-¡OSITO!- exclamó Calíope entremezclando ira y terror.

¿Cómo se atrevía ese inmundo saco de huesos a herir al pobre grandullón que nada había hecho? Qué injusta era la vida. Un oso aparecía de la nada, dando abrazos cariñosos y dulces besos y esos engendros salidos de la maldita piedra se dedicaban no sólo a pegarle, sino a querer cortarle la piel, para luego, seguramente, venderlo al mejor postor, al grito de: "Bienvenidos a la tienda de las profundidades más profundas, hoy tenemos de oferta piel de oso aparecido de la nada. Calidad garantizada".

Sólo de pensarlo le daba arcadas. Aunque no supo con seguridad si realmente eran náuseas o eras algún tipo de convulsión. Pero pronto cambió de actitud. La ira se convirtió en alegría y ésta se materializó en palmaditas.

- ¡Bieeeeeeeeen! ¡Así se hace!- Se había producido justicia. El oso descuartizó a su oponente y zanjaba así el efímero sueño de la tienda de las profundidades.- ¡Sangre, sangre!

Echó un vistazo a su alrededor. Tres de sus compañeros mantenían una disputa con un cuarto. ¿Cómo seguía con vida?

- ¿A qué esperáis para matarlo? ¡Menos golpear el aire y más hacer volar sus carnes!- decía mientras se acercaba a la elfa silenciosa, no sin separarse de su gigante peludo. Las manos de Calíope se movían a gran velocidad hasta que apareció un pequeño brilló, halo de luz que transfirió a la elfa.

- Para que te sientas protegida. Ahora una parte de mi está en tu interior, así que haz una danza mortal contra los enemigos que nos acechan. ¡Y no te olvides de dedicarme alguna baja por tu parte!

Movimiento a M15.

Lanzo Protección contra el mal sobre Aydriss.

Aquella luz le había devuelto las fuerzas. Sus manos se movieron casi sin que él les diera la orden, y ya estaban lanzando otro golpe al enemigo que tenía en frente. Esta vez debía destruirlo.

El hurlock recibió tantos ataques que unos fallaron, otros no, y otros llegaron tarde porque ya estaba muerto cuando se produjeron. Os dio igual porque el objetivo al menos lo habíais cumplido.

Los genlocks mientras tanto, parecían totalmente indiferentes al linchamiento y desconfiados por alguna razón del muro de vienro pero os observaban con un brillo malévolo en los ojos.

El hurlock J17 muere.

El genlock E13 prepara acción: Si alguien atraviesa el muro, le disparará.

Iniciativas

Genlock S8
Velanna ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color])
Oso Invocado
Genlock O7
Calíope ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color], [color=#008000]Protección contra el Mal[/color])
Genlock E13
Damien ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color], [color=#008000]Escudo de la fé +3 [/color], [color=#008000]Fuerza de Toro[/color])
Paexter ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color])
Genlock E16
Aydiss ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color], [color=#008000]Protección contra el Mal[/color])
Jarlath ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color], Cancion Persistente: 4 turnos)
Enansal ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color])

¡Turno de Damien y Paexter en cualquier orden!

Aquella alimaña ahora yacía inerte en el suelo, dejando escapar aquella cosa negruzca que debía ser su sangre. Damien levantó la mirada, sintió como su rostro se había manchado de aquella sustancia maloliente, pero eso no le hizo desconcentrarse. La batalla a su alrededor continuaba, y no podría respirar tranquilo hasta que todos y cada uno de aquellos monstruos hubiesen perecido.

Así que a esto es a lo que nos enfrentaremos de ahora en pues...

Quiso emitir un suspiro. Aquello era tedioso. Quería terminar de una vez para continuar con lo que les había llevado hasta allí. Pero antes tendría que hacer algo con la sangre que emanaba de la herida bajo su armadura. Se concentró un momento, rozó con las yemas de sus dedos la zona lacerada, sintiendo una punzada de dolor y canalizó sus poderes, tal como le habían enseñado tiempo atrás.

-Luz sanadora... restablece mis fuerzas.

Sintió escozor, supo que era signo de que su herida sanaría, como todas las que se había hecho hasta entonces. Volvió a concentrarse en su enemigo, fijó su objetivo. Se acercó lentamente, marcando a su presa y con la lanza apuntando hacia ella. No sabía si aquellas cosas podían sentir miedo. No lo parecía. Pero verse en aquella superioridad le ayudaba a concentrarse. 

Aquellas asquerosas alimañas retorcidas por La Ruina sin duda habían sido testigos del destino al que se había visto abocado su líder, y como rastreras que eran, huían ante el poder desplegado por el enano, y por su hacha, cuyo brillo antes de hendir el cuerpo del engendro había ejercido de agorero para sus enemigos.

Paexter había llegado hasta el murete de escombros tras el que se escondían, resollando como un boro, sudando profusamente, y sangrando por igual. Pero la Furia que le había invadido apenas le permitía sentir la poderosa herida que le había producido el hacha del Hurlock Alfa, y apenas sí gruño cuando una de las flechas de los Genlock se clavó con un sonido sordo cerca de su hombro. Cogió aire, mientras escuchaba a sus compañeros golpear con fuerza a sus enemigos, así como al enorme oso que, sabría La Roca de donde había aparecido, gruñía con furia a su espalda. Eran dos, pero no los temía, y aunque la Furia y su hacha encantada le impelían a tumbarlos de ipso facto, tras el velo rojo que cubría su mirada, podía pensar lo que le convenía. Trató de centrar su atención en la escalera por la que habían aparecido los enemigos, por si algo indicaba que mas de aquellas criaturas venían de allí. Pero apenas dudó un segundo: era un guerrero, un Berserker de La Guardia Gris, y no permitiría que ninguno de aquellos engendros pudiese escapar, así que, apretando los dientes, cargó contra el que mas cerca estaba de la escalera de salida, sabiendo que se arriesgaba, si no lo tumbaba, a una maniobra envolvente por el que dejaba a su espalda. De hecho, ni siquiera recordó a los que habían quedado al suroeste de la sal. Simplemente volteó con fuerza el temible hacha, que vibraba con ansia ante la cercanía de sus acérrimos enemigos, antes de dirigir el golpe contra el Genlock.

Casi incluso antes de que temible hacha golpeara, ya giraba su rostro, manchado de la ponzoñosa sangre oscura de los engendros hacia el otro arquero que había dejado a su derecha...

El hacha de Paexter hirió al genlock lo suficiente como para que la criatura cayera al suelo y no se volviese a levantar. Mientras tanto, su congénere, no perdía la vista de Damien y tetrocedió más desconfiado del misterioso muro de viento que del templario.

El Genlock O7 muere.

El Genlock E16 se mueve a F12 y prepara acción: Si alguien atraviesa el Muro de Viento le disparará.

Iniciativas

Genlock S8
Velanna ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color])
Oso Invocado
Calíope ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color], [color=#008000]Protección contra el Mal[/color])
Genlock E13
Damien ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color], [color=#008000]Escudo de la fé +3 [/color], [color=#008000]Fuerza de Toro[/color])
Paexter ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color])
Genlock D12
Aydiss ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color], [color=#008000]Protección contra el Mal[/color])
Jarlath ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color], Cancion Persistente: 4 turnos)
Enansal ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color])

¡Turno de Aydiss, Jarlath y Enansal en cualquier orden!

No escuchas nada.

Enansal se alzó sobre los cuartos traseros, recuperando en un instante la forma de una elfa de piel oscura. El cuerpo que le correspondía por su nacimiento.

A resguardo de los proyectiles de los genlocks, gracias a los vientos que Velanna había levantado, se abrió al Velo y empezó a convocar.

A. rápida: cambia a forma élfica.
A. estándar: empieza a lanzar "convocar aliado de la naturaleza II"

pg: 45/45
pc: 28/34

Una a una, aquellas criaturas iban cayendo bajo el peso de los ataques de los guardas grises. El enorme oso al que Enansal había llamado a través del Velo sacudía los restos sanguinolentos de un engendro tenebroso, que bailaban en el aire como un viejo trapo de cocina roto por demasiados sitios. A cierta distancia podía oírse el poderoso bramido de Paexter, y cómo sus oponentes se desplomaban bajo su hacha. Estaban cerca de la victoria, pero no convenía confiarse: cualquier error o golpe de infortunio podía terminar con uno de ellos desangrándose en el suelo. Jarlath aún recordaba con pesar el malhadado impacto que asesinó a Elietta en los últimos compases del enfrentamiento contra aquellos esqueletos, o el infierno demoníaco con el que Nirasha abrasó a varios de sus camaradas antes de que el resto pudiese escapar.

Aquello no debía volver a repetirse.

Clavó la mirada en los engendros que los espiaban con malicia desde el otro lado del muro de viento mágico, protegidos de sus salvas por la misma fuerza que los mantenía a ellos a salvo. Entonces, se le ocurrió una idea. Sonriendo, el trovador dejó caer a tierra su espada y descolgó la ballesta de su cinto, cargando un proyectil.

—¡Escuchad! —dijo a aquellos de sus compañeros que se encontraban cerca—. Si atravesamos la cortina de viento, disparamos a esas cosas y nos replegamos antes de que tengan tiempo de devolvernos la volea, ¡podremos acabar con ellos fácilmente!

El rugido del oso antes de destripar a su enemigo fue tan salvaje que la elfa no pudo menos que retroceder un paso, sobresaltada, y eso fue lo único que le permitió no acabar completamente bañada en sangre negra... completamente, porque tuvo que restregarse la frente para evitar que las gotas le resbalaran a los ojos. 

-Matarlos sino queda otro remedio...- Bien, por lo menos parecía que aquel ya había caído. Siguiente objetivo. Se volvió hacia la otra dirección, pero la hechicera le cerró el paso. Lo cierto es que no entendía apenas la mitad de lo que decía (y no precisamente por desconocimiento del idioma) pero le quedó más o menos claro que la había protegido y que deseaba que siguiera eliminando a los engendros.

-No sé danzar, ama.- Respondió movida por la inercia, dado que sus sentidos estaban en aquel momento más centrados en el combate que en dirigirse apropiadamente a sus compañeros. -Pero me encargaré de ellos.

La zona estaba más o menos controlada, y escuchó al bardo planear una estrategia contra los tiradores restantes, pero ella carecía de armas de proyectil y no estaba en su naturaleza dejar que otros hicieran su trabajo. Especialmente, no cuando una maga le había encargado personalmente una misión.

Sus dedos se dirigieron a la discreta capa que le había entregado Casius al enviarla fuera de Tevinter y pudo sentir las corrientes arcanas que la recorrían. Sus rivales estaban demasiado lejos como para poder atacarles antes de convertirse en un alfiletero, pero no podían disparar a lo que no veían. En apenas un instante, su figura desapareció de la vista y comenzó a avanzar silenciosamente.

El genlock restante aprovechó para volver a parapetarse y endosarle otro virote a Paexter. El enano comenzaba a parecer un afiletero con armadura y la acumulación de heridas comenzaba a dibujar un curioso mosaico de regueros y goterones de sangre en el suelo.

Haffici, ¿entiendo que ese 65+12 significa que tienes 77 PG en furia? 77-31 es 46, no 48, que es lo que tenías antes de recibir este ataque (Si no me estoy olvidando de nada) Es decir, ahora mismo te quedarían 34 PG.

El oso no parecía muy por la labor de esconderse detrás del muro porque corrió hacia los genlocks que se posicionaban tras este, atravesando el viento y por poco no tirando a la invisible Aydriss en el proceso. Uno de los virotes de las aviesas criaturas se hincó en su lomo pero el otro rebotó contra el duro pellejo del animal.

Al llegar a su destino, el susodicho asestó un tremendo zarpazo que no sólo hizo saltar sangre negra, sino que atrapó al engendro.

—¡Elgar'nan! ¡No son tan estúpidos!—jadeó Velanna—. ¡Matadlos de una vez o serán ellos quienes vengan!

Al darse cuenta de que Paexter se había quedado solo, se mordió el labio inferior y corrió en su dirección.

El Genlock S8 se mueve a U11, le dispara a Paexter y le hace 12 puntos de daño.

El Oso se mueve hasta GH11-12 y ataca al Genlock F12. Le hace 15 puntos de daño y lo apresa.

Los ataques preparados de los genlocks se efectúan: uno falla y el otro le hace 5 puntos de daño al oso.

Velanna hace doble movimiento y corre hasta R15

Iniciativas

Genlock U11
Velanna ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color])
Oso Invocado (Apresando)
Calíope ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color], [color=#008000]Protección contra el Mal[/color])
Genlock E13
Damien ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color], [color=#008000]Escudo de la fé +3 [/color], [color=#008000]Fuerza de Toro[/color])
Paexter ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color])
Genlock F12 (Apresado)
Aydiss ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color], [color=#008000]Protección contra el Mal[/color], [color=#008000]Invisible 1/4[/color])
Jarlath ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color], Cancion Persistente: 3 turnos)
Enansal ([color=#008000]Inf.Valor +2 [/color], Invocando)

¡Turno de Calíope!

- ¿Qué te parece? ¡Acabo de cumplir uno de mis sueños!- dijo radiando de felicidad. No todos los días aparecía un oso dócil, que se dejara tocar y que no te matase acto seguido.- ¿Eh? Pero, ¿por qué te vas? Que nos acabamos de conocer, no me abandones, por fa…- demasiado tarde. El oso atravesó la cortina de humo hacia un destino incierto. ¿Y dónde se había metido la elfa? Juraría que había tocado algo sólido y no el aire.

En un abrir y cerrar de ojos, Calíope tuvo la sensación de estar desprotegida, de encontrarse en un vasto yermo de soledad. Se sentía desnuda. Hacía bastante tiempo que no veía la luz de las estrellas, pero estaba convencida de una cosa: en el exterior estaba lloviendo en estos momentos. ¿Cómo lo sabía? Por la tristeza que ahora estaba padeciendo. Era lo que siempre pasaba.

- Maldita pared de roca, ¿por qué no dejas filtrar el agua con más rapidez? Haces que esta situación sea mucho más incómoda.

Quizás fueron los silbidos de las saetas volando o porque recordó dónde estaba, pero Calíope se dio cuenta de que la batalla campal con unas feas criaturas distaba de haberse acabado. La guardia senior corrió en una dirección concreta y por alguna razón ella hizo lo mismo, hasta colocarse a su izquierda. ¿Por qué lo había hecho? Se dio cuenta casi al instante o puede que a los cinco segundos que la ella estaba mirando en una dirección concreta. A lo lejos, el enano se enfrentaba a las temibles flechas de la criatura que quedaba.

Calíope supo lo que tenia que hacer. Respiró hondo, sintió el cosquilleo de energía en la mano que acababa de levantar, apuntando al engendro y gritó:

- ¡Pastel, acaba con él, tú puedes!

Movimiento a Q15.

Lanzo Proyectil Mágico sobre Genlock U11. Daño 8

PC: 31/38

Cuando uno de los genlocks vio que el oso podía atravesar el misterioso muro de viento, gruñó con un brillo malicioso en los ojos y la clara intención de cargar contra los ruidosos pieles suaves del otro lado.

No obstante, la masacre que el animal empezó a hacer justo a su lado pareció disuadirle de la idea; gorgoteó algo que a saber el Hacedor qué significaba y echó a correr por uno de los túneles. Su compañero, que parecía preferir no quedarse sólo que seguir acribillando a Paexter, hizo lo propio.

Velanna había sacado el arco pero decidió no gastar munición en enemigos a la fuga. Tras dedicar un instante para mirar a Calíope con una ceja arqueada, volvió a guardar el arma, saltó el montón de escombros y se dirigió hacia el sangrante enano.

—¿Estás bien?

Todos: 514 PX

Jarlath ya estaba levantando su ballesta, preparándose para cruzar el muro de viento invocado por Velanna, cuando sucedió algo inaudito: los engendros parecieron cobrar consciencia de su propia mortalidad y decidieron huir.

—Ah, ni hablar —dijo el trovador, apresurándose en atravesar la cortina de aire, que azotó sus amplias vestiduras como si estas fuesen las velas de un barco. Apuntó al genlock más próximo, pero este se escurrió por detrás de los restos de una columna semiderruida, impidiéndole efectuar el disparo—. ¡No…!

Habían escapado. Jarlath sintió cómo la bilis de la frustración subía por su garganta, dando paso a la impotencia. Por un momento pensó en salir corriendo detrás de esas dos sabandijas, pero sabía que, si se separaba del resto del grupo, su muerte era prácticamente cierta. Lanzando una maldición en su lengua materna, el hombre volvió a colgar su ballesta de su cincha y se agachó para recoger su espada del suelo. Se quedó unos instantes en silencio, mirando su propio reflejo en la brillante superficie de su espada, tratando de controlar la ira y el disgusto que por algún motivo colmaban su pecho. Cuando la mano empezó a dolerle, Jarlath se dio cuenta de que estaba sujetando su arma con demasiada fuerza, de modo que la envainó, como descartando cualquier pensamiento que le pasara por la cabeza en ese momento, y se giró hacia los demás con gesto severo.

—Estáis todos bien —dijo, y su particular entonación hizo que no se supiese exactamente si se trataba de una pregunta o de una afirmación. Sus cerúleos ojos cruzaron toda la estancia para encontrarse con Paexter; su fuego se estaba extinguiendo, dando paso al dolor y el agotamiento. Damien y Aydriss también parecían resentirse de sus laceraciones, aunque las soportaban con dignidad. Incluso la maga extraña, Calíope, parecía haber resultado herida. Jarlath suspiró—. Es un alivio. Venid todos, reagrupémonos.

No dijo más por el momento, pero sabía que había llegado el momento de sanar las heridas del grupo. A pesar de que habían conseguido una clara victoria, la huida de los engendros la había teñido de amargor.

Y así lo consiguieron. Habían vencido en la primera batalla que muchos de los presentes habían tenido en su vida contra engendros tenebrosos. Aquellas criaturas asquerosas se habían demostrado más inteligentes de lo que cabría esperar de ellas. Los últimos se dispersan y desaparecen de nuestras vistas. Avisarán a otros. Volverán.

-No tenemos demasiado tiempo, a no ser claro, que queramos repetir esta batalla con otro buen puñado de esas desagradables criaturas-La voz de Damien sonaba igual de sobria que siempre, con aquel timbre que la hacía parecer una queja, un gruñido, más que mera información. Su voz rasgada resonó en la inmensidad del túnel en el que estaban, debía hablar más bajo en ocasiones posteriores.

De repente, Velana se adelanta para comprobar al enano. Desde donde estaba, podía ver su sangre derramarse. Y si desde tan lejos las heridas parecían tan graves, de cerca debían ser terribles. Entonces Damien emitió un gruñido de verdad. El enano había sido demasiado precoz en dejarse llevar por su ira descontrolada. Lo había dejado expuesto, y si bien había cercenado los miembros de todo lo que se le había puesto delante, también había conseguido ponerse en peligro. 

-Deberíamos irnos.