Partida Rol por web

No dijo nada porque eso era lo que se le daba bien. Y quizá porque no era el momento de dejarse llevar por la ira. Aquel enano parecía no entender las indirectas. En aquel momento no importaba, estaban frente al enemigo y debía concentrarse en lo que apremiaba.

Se serenó, respiró profundamente, no tendría tiempo que perder si quería realizar sus planes, si quería que aquello saliera bien. Dio con la bota un taconazo al suelo y se preparó para lo que venía. Nunca se acostumbraba a lo rápido que podía llegar a ir con aquellos artilugios, y no quería desconcentrarse. Caminó en guardia, pero a una velocidad anormalmente alta, sintió en las piernas la tirantez de estar corriendo aunque sólo caminaba y chilló durante todo el camino para llamar la atención de aquellos monstruos, tragó saliva al llegar al punto en el que decidió quedarse, para llamar la atención de aquellos que estaban lanzando flechas a sus compañeros. Bajó un poco la lanza, respiró profundamente para concentrarse aún más. Recordar su entrenamiento había dejado de ayudar desde que dejara de ser templario. Ahora, las imágenes de su meditación venían interrumpidas por flashes aterradores de lo que había vivido en el pasado. Flashes que le hacían recordar momentos y personas que había prometido enterrar en la parte más profunda y oscura de su corazón. Apretó la mandíbula, levantó la rodela y se puso en posición. Nada iba a hacer que retrocediera. Si quería sobrevivir allí abajo, tendría que proteger a quienes iban con él. 

Aunque no le gustara ser la madre de nadie.

Una vez más, la violencia se desató en la oscuridad. Ambos bandos se estrellaron como dos hermanos enfrentados, gestándose en el útero de la tierra. Sin que a nadie le diese tiempo de reaccionar, uno de los hurlocks, sumido en lo que parecía una euforia sanguinaria, se lanzó contra Enansal y la derribó de un único impacto sangriento. La elfa cayó al suelo como un muñeco desmadejado mientras su sangre huía abundosamente de su herida. Afortunadamente, Velanna estaba cerca para restablecer la monstruosa herida, que sin duda podría haber acabado fácilmente con la vida de Enansal.

Los ojos de Jarlath se movían de un lado para otro, tratando de seguir el rojo frenesí de la batalla. Flechas y aullidos, metal contra metal… Y sangre. Esa sensación tan bien conocida empezó a crecer en el vientre del trovador. Casi podía notar como un ritmo abrumador aumentaba y aumentaba en su interior hasta alcanzar el volumen del tronar de una cascada. Con la mirada encendida de fuego y locura, Jarlath solo tuvo que dejarse llevar por aquel furor primordial. Su voz se elevó con furia junto a aquel rugido inaudible que parecía ir a partirlo en dos, en un aullido que helaba la sangre, para cambiar en el último momento a un timbre quebrado y etéreo, casi inhumano. El hombre empezó a jurar y a declamar con una voz trémula aunque firme, con un volumen que se acrecentaba y disminuía como ráfagas de viento.

Tenían que sobrevivir a toda costa.

Paexter hizo saltar sangre negra con su ataque pero su oponente aún se negaba a caer. Por otra parte y como era de esperar, los gritos de Damien llamaron la atención de los engendros; el hurlock restante cargó contra él y logró abrirse camino con su hacha entre las juntas de la armadura.

Mientras todo esto ocurría, Aydriss se deslizó por la sala, invisible a ojos de todos, en dirección al genlock que se había separado.

El Hurlock B carga contra Damien y le hace 18 puntos de daño.

Aydriss hace doble movimiento y se desplaza con nocturnidad y alevosía hasta F5.

Iniciativas

Aydriss ([color=#008000]Invisible [3 asaltos], Infundir Valor +2[/color])
Enansal ([color=#BF0000]Derribada[/color], [color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Calíope ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Genlock C, Genlock B y Hurlock A
Velanna ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Genlock A
Damien ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Paexter ([color=#008000]Protección contra el Mal[/color], [color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Jarlath ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Hurlock B

¡Turno de Enansal y de Calíope en cualquier orden!

- Sí…- jadeó tras intentar mover con sus brazos la inamovible roca que tenía enfrente.- Todo tuyo, yo… yo ya no puedo más… ¿quién me mandaría a mi hacer estas cosas tan agotadoras?

Pegó un brinco, dejando escapar un pequeño grito, al notar sobre sus pliegues un extraño movimiento. Y esa sensación no estaba ahí segundos antes. Algo la había alcanzado y colgaba por las telas de su ropa. Miró a un lado y a otro. De algún modo, la flecha de alguna de esas criaturas había surcado toda la estancia para clavarse en su cuerpo. La demoníaca punta asomaba y Calíope respiraba con tranquilidad.

- Ehhh, eso no vale. ¡No estaba atenta! ¡Que alguien me traiga su cabeza, por tramposo!

¿Cómo había podido estar tan ciega y no verlo venir? Se preguntó si el ejercicio físico podría haberle nublado la mente y crearle una pantalla de humo para que se olvidara de lo que la estaba rodeando. Si su hipótesis era cierta y estaba segura de que lo era, pues nunca o casi nunca antes había fallado en sus predicciones, concluyó que hacer ejercicio en mitad de una caverna y rodeados por monstruos era una completa pérdida de tiempo y de salud.

La maga cuando regreso al mundo terrenal comprobó que sus compañeros ya habían movido ficha. Enfrente suya ya no estaba el pequeño grandullón ni tampoco a sus espaldas el resto de comitiva. Pero un escalofrío recorrió lenta y dolorosamente su espalda. Lo oía, su respiración, su corazón latir. Estaba ahí. El hombre sin pelo.

- Vale, doble K, es lo que hemos practicado. Concentración, no lo mires. Céntrate. Tenemos objetivos. Maldita sea, querido ojo, no mires… Ay, dioses, lo acabo de ver… está ahí… actúa normal. Maldita sea, van a pensar que estás loca. ¿Quieres hacer el favor de no mirar más y ayudar a tus compañeros?

“¿Compañeros? Anda, que seguimos peleando”.

- ¡Maldición!- Calíope corrió hasta la cobertura que se encontraba a su derecha. Extendió sus brazos, dejó correr la energía en su interior y disparó.

Escapo del coco Movimiento a P17.

Lanzo Proyectil Mágico: Dos proyectiles sobre Hurlock M14, Daño: 10 ; y Un proyectil sobre Genlock O8, Daño: 2.

Perdón por tardar >_<
 

Lo primero que vio fue el rostro de Velanna, los ojos furiosos y el ceño fruncido como los nudillos de un puño cerrado. Después sintió el dolor lacerante entre su cuello y su hombro, y la humedad tibia bajo el cuero de su armadura. Solo tras un instante vio al engendro tenebroso con el hacha en las manos, su filo rojo, goteando en el suelo. Lamiéndose los labios, repentinamente secos, dio gracias a la sorpresa. Si lo hubiera visto venir, si el instinto hubiera movido su brazo para detener el golpe, lo habría perdido.

Cruzó su mirada con la de la otra dalishiana. Asintió en silencio. Había sido todo tan rápido, que apenas había tenido la ocasión de darse cuenta de lo que había estado a punto de suceder.

Se quedó a cuatro patas observando el arma del hurlock, mientras intercambiaba hachazos con Paexter. La sangre del engendro la salpicaba y se mezclaba en su rostro y torso con la que ella había perdido.

No se puso en pie hasta que el cuerpo del engendro acabó en el suelo, junto al suyo. Sin ninguna amenaza cercana, trazó una línea en el aire con la mano. Una pared de humo se materializó de la nada entre el grupo y los engendros tenebrosos.

A. Mov: Levantarse.
A. Estándar: Muro de humo. Área comprendida entre K9-K10-V9-V10. Si no es inmune, el hurlock de L10 tiene que tirar Fortaleza CD 17 o quedar nauseado un asalto.

pg: 19/45.
pc: 26/34.

Una densa nube de humo nauseabundo se formó en medio de la sala, el hurlock que se vió envuelto en ella, gruñó resoplando por la nariz pero no pareció afectado. Mientras tanto, el genlock que se había separado se adelantó un paso mirando con desconfianza la nube que ahora le dificultaba atacar al humano con armadura. Tras unos segundos, terminó por enfocar a Jarlath en su punto de mira pero por suerte la flecha pasó silvando sobe la calva del trovador.

Los otros dos genlocks se desplazaron a alguna parte por detrás del humo aunque no podíais verlos. En ese momento un estampido tremendo os hizo saltar a todos en el sitio. Literalmente, una de las paredes de la sala acababa de explotar lanzando trozos de roca y humo en todas direcciones.

Un rugido ensordecedor retumbó por las paredes y lo sentisteis también rebotar en vuestro propio cuerpo a tiempo que una figura enorme que salía de la polvareda...

—Genial.

Velanna volvió a insistir en canalizar el vigor de la energía natural sobre Enansal antes de volver a la retaguardia para preparar futuros movimientos.

_{Nota: Pongo los nombres de las casillas en los bichos por aquello de que os sea más fácil saber quién porras es quien.}

El Hurlock L11 pasa la TS.

El Genlock O8 se mueve a K6.

El Genlock Q8 se mueve a W9.

Velanna lanza Curar heridas Graves sobre Enansal, le cura 22 PG y se mueve a O18.

El Genlock G5 da un paso a H6 y le dispara a Jarlath pero falla.

Iniciativas

Aydriss ([color=#008000]Invisible [3 asaltos], Infundir Valor +2[/color])
Enansal ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Calíope ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Genlock K6, Genlock W9
Velanna ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Genlock H6
Damien ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Paexter ([color=#008000]Protección contra el Mal[/color], [color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Jarlath ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Ogro
Hurlock L10

¡Turno de Damien, Paexter y Jarlath en cualquier orden!

Un sordo retumbar precedió a una explosión de pura roca cuando el engendro que nuestra comandante temía que encontrásemos irrumpió en la sala levantando una nube de polvo y gravilla a su paso: una mole de mas de ocho pies de altura ¹ embutida en retales de armadura, acero ennegrecido por el tiempo, y la vileza que los que traían la Ruina al mundo causaban en sus seguidores. El enano bufó, pues el odio que su raza sentía por los Engendros Tenebrosos se magnificaba en presencia de los que ocupaban puestos altos en la pirámide de su asquerosa estirpe, pero, recordando lo que ocurrió en la Tumba de la Novia Roja, y lo que acababa de ocurrir solo unas cuantas horas antes, decidió hacer un ímprobo esfuerzo de voluntad para no lanzarse a la carrera a enfrentarse a la bestia: - No, esta vez lucharemos como lo que somos, un grupo!!, se dijo, girando la cabeza en derredor:

- Rápido acabemos con los genlocks y el hurlock!! Despues podremos rodear a esa bestia, y hacerla desear no haber nacido!!, gritó, henchido su pecho por la esperanza que las palabras de Jarlath infundían en su corazón de roca. El Hurlock es mío!!, sentenció, antes de avanzar con poderosos pasos para ponerse codo con cadera con Damien, que acababa de aguantar una embestida del condenado y podrido ser, y descargar toda la furia que sentía contra aquel enemigo, esperando que sus compañeros pudiesen dar cuenta de los esquivos arqueros antes de enfrentarse al poderoso ogro.

Jarlath se encogió en un acto reflejo cuando algo pasó silbando muy cerca de su cabeza. Uno de los chaparros genlocks que se agazapaban en el fondo de la cueva había decidido hacerlo blanco de sus flechas. Chasqueando la lengua, el trovador levantó su ballesta para devolverle el disparo, pero algo lo interrumpió. Un estrépito repentino lo sobresaltó cuando una de las paredes de roca hizo añicos y la criatura más espantosa que Jarlath hubiese visto se sumó al combate. Era inmensa, de nueve o diez pies de altura, si no más, y tan voluminosa que parecía un peñasco andante, con una poderosa cornamenta y un rostro que haría palidecer al guerrero más valeroso.

El ogro.

Sobrecogido por el rugido del gigantesco ser, Jarlath tardó unos segundos en ser consciente de que el tiempo de cortesía se les había acabado. Tenía que actuar, pero, ¿cómo? La indecisión hacía presa de él, y no podía hacer más que mirar a esa terrorífica mole que muy pronto cargaría contra ellos. Solo la voz de Paexter, que resonó en mitad de la refriega, lo hizo reaccionar. Asintiendo, como para reafirmarse a sí mismo, levantó nuevamente su ballesta y disparó sin dudar más. Por desgracia, los nervios habían hecho que se precipitase, y el virote rebotó inofensivamente varios pies más cerca de lo que pretendía. Maldiciendo su suerte, el orlesiano se replegó a su derecha, reagrupándose junto a Velanna y Calíope, con la esperanza de quedar fuera del alcance de las mortales flechas, al menos por el momento.

Lo que había temido se les avalanzó encima como el presagio de un futuro funesto. Sabía poco de los ogros, lo poco que había leído en algunos cuentos y libros de su época en el círculo, pero nada de lo que había oído era bueno. Y pocos eran los relatos en los que los héroes encontraban un ogro, que tuvieran un final feliz.

La ventaja numérica era la única cosa que quizás podría poner la balanza a su favor.

Mierda... por más que te lo esperes... esta cosa te revuelve las entrañas.

Quizás una de las pocas razones por las que no había sentido aquel extraño temblor en las rodillas era, precisamente, que sabía que aparecería de un momento a otro.

Miró a su alrededor, viendo la disposición del campo de batalla, era innegable que el ogro presentaba la mayor amenaza, pero tampoco podían ignorar al resto.

-¡Atacad a los engendros! ¡Nosotros nos encargamos del ogro!

Como si fuera tan fácil. Sintió un escalofrío en la espalda al sentir que estaba, de nuevo, haciendo lo que se prometió no volver a hacer. Le echó la culpa a la situación. Si no guiaba a su grupo, quizás ninguno respiraría en cuestión de minutos. Él incluído...

Se concentró para canalizar la energía que sus maestros le habían enseñado a utilizar. Sintió un temblor en las manos y un ligero picor en la nariz. Se estremeció al suponer lo que esos síntomas significaban.

Finalmente consiguió lanzar el conjuro.

-¡Protégenos!-

Y la luz le envolvió, como de costumbre, llenándole además de fuerza y seguridad.

Caminó con presteza hasta una de sus compañeras, la que anteriormente había caído fulminada. Ahora parecía más recompuesta, se puso delante haciendo pantalla para posibles flechas que pudieran alcanzarles.

La miró de reojo.

-Aléjate.-Le dijo con sequedad.

Yo acabo de darme cuenta de un fallo en mi psto. Tengo 24 de CA contra el Ogro, no 23. Ya que esquiva da un +2.

¡Sorry, la costumbre! :(

El hacha de Paexter hendió la cortina de humo en busca del hurlock pero por desgracia no encontró dónde hincarse.

Mientras Damien y Jarlath tomaban posiciones, el que sí pareció tener claro su objetivo fue el ogro, el cual embistió haciendo temblar el suelo a su paso con un rugido atronador. El hachazo descomunal que vino después sacudió a Damien con una fuerza abrumadora e hizo saltar una erupción de sangre que dibujó una larga mancha roja en el suelo.

El dolor recorrió el cuerpo del guerrero como una lacerante descarga de rayos y a punto estuvo de hacerlo caer cuando la criatura extrajo bruscamente el arma teñida de rojo.

Mientras tanto, el hurlock que se había librado por providencia archidemónica del ataque de Paexter, surgió de la niebla gruñendo una serie de gorjeos inconexos que debían ser un recordatorio a todos los ancestros de Enansal por arrojar aquel humo extraño sobre él. Cuando salió se encontró que su objetivo estaba en otra parte y que a su lado se había materializado un enano que antes no estaba ahí así que, tras un segundo de silencio que de no ser por la situación habría quedado hasta cómico, atacó a Paexter.

El ogro carga contra Damien y le hace 24 puntos de daño (se me ha olvidado añadir el +2 y la CD porque soy así de guay pero le acierta igual) Ojo que le quedan 6 PG.

El hurlock L10 da un paso a L11, ataca a Paexter y le hace 19 de daño.

Iniciativas

Aydriss ([color=#008000]Invisible [2 asaltos], Infundir Valor +2[/color])
Enansal ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Calíope ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Genlock K6, Genlock W9
Velanna ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Genlock H6
Damien ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color], [color=#008000]Escudo de la Fe +3[/color])
Paexter ([color=#008000]Protección contra el Mal[/color], [color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Jarlath ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color], [color=#008000]Canción Persistente [9 asaltos][/color])
Ogro
Hurlock L11

¡Turno de Aydriss, Enansal y Calíope en cualquier orden!

Aydriss no pudo por menos que detenerse en su carrera cuando escucho el atronador sonido de las piedras reventando para dar lugar al ogro. Al menos, esperaba que fuera el ogro: por la forma en que habían hablado sus compañeros se trataba de una criatura terrible, y ella jamás había visto nada más terrible que esa mole de piel negruzca y cuernos. Incluso los qunari deberían resultar pequeños a su lado.

Inconscientemente, se refugió tras unos escombros olvidando durante unos instantes que la magia la había vuelto invisible, pero no tuvo que preocuparse por ese engendro (que más que ningún otro podía recibir esa denominación) tenebroso, ya que este se lanzó hacia delante arrollando a lo que supondría que serían sus compañeros, ya que el humo que había surgido le impedía ver con precisión.

No pudo evitar sentir algo parecido al miedo, preguntándose qué podría hacer ella si se quedaba sola en aquel lugar, pero tragó saliva para humedecer su boca, aferró con fuerza sus espadas y se asomó hacia el exterior con un giro decidido tratando de cortar de cuajo la cabeza de otro de aquellos seres. Si ella se encargaba de las tareas menores, los otros Guardas podrían concentrar sus esfuerzos en derrotar a la verdadera amenaza.

Cuando una de las paredes mostró su inconformidad de permanecer eternamente estática y cumplió su verdadero sueño de convertirse en piedra alada, Calíope no pudo evitar soltar una risa nerviosa, la misma o prácticamente parecida a la que hizo cuando vio el colorado y fantástico mundo por primera vez. Al fin y al cabo, ¿quién esperaba algo así en medio de un combate que parecía sentenciado? ¿Acaso las fuerzas de la roca habían decidido presentar un contraataque en forma de entrada triunfal de un nuevo y misterioso ser?

Aún así, Calíope pensaba en otra posibilidad, que no tardó en desechar, cuando vio al gigantesco ogro, de dientes afilados, cuerpo hinchado, musculoso y con cara de pocos amigos, frutos de haber sido despertado de la siesta. De algún modo, se sintió decepcionada.

“Qué típico…”, pensó, mientras agachaba los hombros.

Al fin y al cabo, la posibilidad de que una turba de los pequeños barbudos estornudase al mismo tiempo fuera la causa para romper la pared era demasiado fantasiosa como para ser cierta.

-¿Por qué nunca pasan las mismas cosas que en los libros?

Cerró los ojos dos veces. La primera vez fue cuando el ogro rugió al entrar en la sala. La sensación de que todo se movía hizo que Calíope aguantase la respiración por unos instantes y acelerase de forma descontrolada su corazón. Unos segundos más con esa tensión y seguramente habría salido por el pecho, cual criatura parásita.

La segunda vez se produjo momentos después de que el pelirrojo diese una orden. El golpe del hachazo fue tan descomunal que por un momento pensó que le había dado a ella. Ese ataque confirmó la sospecha de la mala uva del monstruo. ¿Quién habría sido el gracioso que lo ha despertado de la siesta?

- Esto… creo que deberíamos encargarnos del grandullón antes que nada. ¡No me gusta la pinta de esa hacha y de la sangre que acaba de salpicar!

Dadas las circunstancias,  se alegró de haber traído consigo a Baño, Abedul, Ventana y Caliopelo , después de haberlos recogido no hace mucho en su instancia en la fortaleza de piedra. Excepto el cuarto que nació de su pelo y no intentó atacarla, porque ya estaba muerto, el resto eran avispas que no tenían donde caerse muertas y tuvieron la suerte de encontrarse con ella. Su mano izquierda las sacó de su bolsillo de ingredientes. Cerró por tercera vez los ojos, mientras sus dedos apretaban los insectos, ya muertos.

El flujo de energía recorrió su cuerpo, al igual que sus palabras.

- ¡πάθει μάθος!¹- El zumbido que empezó a escuchar proveniente de su mano le produjo un agradable cosquilleo. Abrió los ojos y lanzó en forma de rayo su ejército de minúsculos insectos en dirección al ogro.

1: Páthei máthos: "En el sufrimiento una lección".

PG: 24/32

PC: 26/38

Mantengo Posición

Lanzo Rayo Aguijoneante sobre Ogro. Tirada de Toque a distancia: 21. CD:17

Enansal observó al ogro con calma mientras se acercaba a ella. Había algo que desafiaba la razón en el aspecto de los engendros tenebrosos, como si en su apariencia hubiera un reflejo obtuso de la corrupción que albergaban. El ogro era diferente. Tan grande y tan nítido. No necesitaba blandir su arma y precipitarla sobre el cuerpo de su compañero guarda gris para parecer real. Si tan solo ella pudiera arrebatarle su desmesura.

La sangre de Damien salpicó sus ropas, mezclándose con la de ella y sacándola de su breve trance. El muchacho era más fuerte que Enansal, o la armadura que llevaba era más que un simple estorbo. Fuera cual fuese la razón, seguía vivo, consciente y en pie.

Se apartó del alcance del arma del monstruo y sopló. El aire estalló en esquirlas de hielo alrededor del ogro.  

A. Gratuita: paso de 5 pies a N16.
A. Estándar: Aliento helado sobre el ogro. 8 de daño + dazed 1 asalto. TS reflejos CD 17 para mitad de daño y evitar condición.

pg: 41/45.
pc: 23/34.

El genlock chilló entre sorprendido y furioso cuando la hoja de Aydriss se le hincó en la espalda. Pero se dió la vuelta tan deprisa para encararla que el segundo ataque de la pícara falló. Pero fue contestado con un doloroso virotazo que se incrustó en su estómago.

El  rayo de Calíope pareció tener el mismo efecto sobre el ogro pues fue como si rebotase en su dura piel... aunque la inmensa criatura bramó furiosa cuando el aliento helado de Enansal la alcanzó y empezó a resoplar por la nariz y a sacudir la cabeza molesto por la irritante escarcha que pese a todo no parecía haberle hecho prácticamente daño tampoco.

El genlock que estaba cerca del que Aydriss acababa de atacar se sobresaltó de que una elfa saliera de la nada y la atacó tratando de rematarla aunque apuntó con tanta premura que el resultado fue un rasguño. Que escocía como el demonio, pero un rasguño al fin y al cabo.

Mientras tanto, uno de sus congéneres lejanos avanzó tras la nube de humo creada por Enansal y dirigió sus malintencionados virotes a Enansal pero este pasó silbando a pocos centímetros de su cabeza.

_{Nota: Se me olvidó sumar un +1 al daño de este Genlock por disparo a bocajarro.}

Viendo el panorama, Velanna pareció pensar que iban a hacer falta más manos, o patas. O ayuda en general. El caso es que volvió a levantar las manos haciéndo círculos en el aire que empezó rápidamente a llenarse de vibrante energía natural.

Aydriss acierta el primer ataque y falla el segundo. El Genlock H6 recibe 17 puntos de daño.

El ogro resiste el conjuro de Calíope. No así el de Enansal así que sufre 8 puntos de daño y está aturdido (dazed) durante un turno.

El Genlock K6  se mueve a L5, dispara a Aydriss y le hace 4 puntos de daño.

El Genlock W9 se mueve a W11 y ataca a Enansal pero falla.

Velanna empieza a invocar.

El Genlock H6 se mueve a I6, ataca a Aydriss y le hace 13 puntos de daño. Ojo que le quedan 3 PG.

Iniciativas

Aydriss ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Enansal ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Calíope ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Genlock K6, Genlock W9
Velanna ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color], invocando...)
Genlock H6
Damien ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color], [color=#008000]Escudo de la Fe +3[/color])
Paexter ([color=#008000]Protección contra el Mal[/color], [color=#008000]Infundir Valor +2[/color])
Jarlath ([color=#008000]Infundir Valor +2[/color], [color=#008000]Canción Persistente [9 asaltos][/color])
Ogro ([color=#BF0000]Aturdido[/color])
Hurlock L11

¡Turno de Damien, Paexter y Jarlath en cualquier orden!

Un tremendo hachazo del inmenso ogro casi partió a Damien por la mitad. Su sangre se esparció por el suelo, delatando la gravedad de la herida. Jarlath vio con los ojos muy abiertos cómo el caballero se tambaleaba, a punto de perder pie. No podían permitirse perderlo; había demostrado un gran valor al enfrentarse cara a cara con aquel monstruo, y su brazo era fuerte. En cuestión de décimas de segundo, el trovador llegó a la conclusión de que era imprescindible.

Echó a correr en dirección del malherido. Sabía que ello lo pondría a tiro de los arqueros genlocks, pero no tenía opción: debía auxiliarlo. A medida que se aproximaba a Damien, no pudo evitar mirar al ogro. Una sensación de vértigo se apoderó de él, y notó un hormigueo en los labios y la boca seca. Sentía la cabeza ligera, como flotando, y la impresión de que nada de cuanto lo rodeaba era real. Pero sabía que no podía flaquear.

Nada más llegar a la altura de su compañero, situó sus manos sobre su espalda, entonando un cántico calmante que disminuyó el dolor y tranquilizó al caballero.

—No te rindas, Damien…